⠀⠀six.
broken pieces⠀⠀!⠀⠀chapter six
❛ peace before the storm ❜
❪ 嵐の前の平和 ❫
⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀⠀HABÍA LOGRADO ESTABLECER UNA RUTINA, y ahora su vida poco a poco se establecía, o con eso quería engañarse. Una semana había transcurrido desde su repentina desaparición durante dos días, aunque que más daba el tiempo cuando todo aquello le parecía una simulación. La realidad era que Rintarō continuaba sintiéndose como un cascarón vacío, envuelto en una falsa sensación de cambio e ideas cambiadas, mas lo único que quería era engañar al resto y a sí mismo primero, pues pensaba que si fingía que buscaba cambiar lograría que lo dejasen en paz; no obstante, no todo se sentía tan falso, incluso había logrado descubrir facetas de Akira que jamás pensó llegar a ver, pero ya las había visto todas, siendo ese mismo momento cuando se preguntaba cuál era el momento exacto que conocías a alguien, ¿después de toda una vida? o ¿después de verle en su momento más vulnerable?
⠀Era una relación complicada donde nadie sabía exactamente cuáles eran los lazos que los unían, cuándo comenzaron a hablar más allá de clases, qué fue lo que los llevó a juntarse. . . siquiera ellos poseían una respuesta concisa, tan solo habían aprendido que era mejor dejar las cosas pasar sin cuestionar, aunque era más fácil decirlo qué hacerlo.
⠀Ahora de nuevo estaba en su cuarto, algo habitual para él desde hacía unas tardes. Akira tecleaba con prisa en el teclado de su ordenador, refrescando varias veces la página; mientras, él miraba con vano interés la habitación que les daba cobijo aquella tarde también, como si pudiese aprender algo más sobre ella mirando a su cuarto, pero ya había sacado todas las conclusiones posibles, salvo la de aquel espejo que lucía sobre su elegante marco de madera oscura, una pieza antigua y polvorienta, solo que no era eso lo más curioso; sino el cristal, el espejo en sí era lo que llevaba su atención, no era muy grande, tampoco tenía pinta de pesar en exceso y aún así estaba roto, pero no de una forma convencional. Era más bien particular, tenía puntos donde estaba más roto, tres concretamente, eran golpes similares a los que hacían las piedras al chocar contra el cristal, teniendo un punto de partida y dejando que se extendiese al exterior.
⠀Un espejo era frágil, existían muchas formas en las que podía romperse, ya fuese por caída, el proceso de traslado o simplemente el tiempo lo había hecho más frágil; sin embargo, aquellas marcas eran intencionales, alguien lo había roto más allá de un simple accidente. Formaba parte de la pequeña esencia de Rintarō querer saber siempre lo que sucedía, a la espera de poder beneficiarse al respecto, aunque no podría sacar partido a aquello, pero era algo que a su curiosidad vencía.
⠀En realidad no era consciente de cuánto tiempo llevaba mirando el espejo o cuándo había dejado de escuchar el sonido rítmico de las teclas al ser pulsadas, pero en algún momento se detuvieron y en el espejo apareció un reflejo más, a su lado, tratando de buscar aquello que lo mantenía tan inmerso.
⠀⠀── Con el tiempo las cosas se rompen, es algo inevitable, y a veces una simple caída puede hacer más daño del que pensamos ── habló, miraba de forma superficial los roturas, simplemente reparando en ellas, recordando que estaban ahí.
⠀⠀── Dicen que un espejo roto da mala suerte, ¿no deberías tirarlo?
⠀⠀── No ── negó sin pensarlo ──. El espejo lo hizo mi abuelo, supongo que estoy demasiado apegada al recuerdo como para deshacerme de él.
⠀Fue una mentira convincente, simple y que no dejaba espacio para pensar segundas opciones, tan simple que ni siquiera Suna llegó a creer que era una mentira. Por otro lado, su respuesta le hizo tener dudas, trataba de buscarle una respuesta al apego emocional hacia un objeto, ligarlo hacia una persona que, usualmente, ya no estaba, tal vez eran soluciones que el miedo a olvidar nos hacían pensar.
⠀Se levantó de la cama y señaló con la cabeza a la ventana, siendo que tras captar su mensaje, Akira asintió sin problemas. Rintarō la abrió y se sentó en el alféizar, apoyando la espalda contra la pared y sacando aquel paquete de tabaco de su bolsillo, viendo como la azabache ocupaba el asiento en la cama donde él previamente estaba.
⠀El ocaso había pasado de ignorarlo a convertirse en su momento favorito del día, donde los pájaros regresaban a su nido y poco a poco el silencio se iba apropiando de las bulliciosas calles de la ciudad con la llegada de la noche. La luz anaranjada definía perfectamente su pálido perfil y el humo se perdía en el arrebol.
⠀Desde la perspectiva de Akira tenía la visión perfecta del momento, deseando por un instante que el mundo se detuviera en aquella sensación de paz e inmensa tranquilidad dejando de lado su penumbra interior, sin dejarles espacio a pensar en nada más que no fuesen los intensos colores cálidos de un atardecer digno de admirar que florecía en cada día que acababa, poniéndole fin a uno más sin tener más remedio que esperar a que el mañana regresase con nuevas luces y colores. El pensamiento podía ser trágico, pero la sensación era placentera y eso era lo que querían, sensaciones simples que les recordasen que estaban vivos, sin la necesidad de pensar demasiado al respecto, tan solo manteniéndolos en el momento.
⠀⠀── Eso te va a matar ── se aventuró a decir, sin tener en cuenta que ella no era quién para decirle aquello, menos cuando ya debía de saberlo.
⠀En cambio, la comodidad del momento hacía que Akira perdiese su filtro y hablase más de lo necesario, entrando en temas que no le inmiscuían. Era evidente lo que iban a causar en él tantos cigarrillos que lo veía consumir día tras día y sus palabras ni mucho menos le iban a cambiar idea; sin embargo, lo que no sabía descifrar era esa mirada que le dedicaba tras sus palabras, sin saber si estaba cargada de melancolía o de odio.
⠀⠀── ¿Esto? No, no voy dejar que esto me mate ── respondió con seguridad, echando la cabeza hacia atrás y expulsando el humo lentamente, asegurándose en todo momento de que no entrase a la habitación.
⠀Ya quisiera él que aquello fuese lo que acabara con su sufrimiento, pero Rintarō tenía el error de ser alguien perezoso y acabar él mismo con su vida, por mucho que le pesara, suponía un gran esfuerzo.
⠀⠀── ¿Sabes ya cómo vas a morir? ── preguntó curiosa. Siendo ella, le dirían hasta cuando debe de morir.
⠀⠀── Sí ── dijo, sus palabras no dejaban el beneficio de la duda ──. Porque yo lo elegiré.
⠀Akira apretó los labios después de oírle. Su mirada anterior había estado cargada de tristeza y por mucho que sus labios dibujasen una débil sonrisa, su timbre denotaba el mayor de los pesares, siendo uno melancólico, viendo como finalmente el sol terminaba de ocultarse tras los edificios y la noche caía sobre Hyōgo una vez más.
⠀Su cuarto había quedado sumido en el silencio una vez más, a oscuras de no ser por la hilera de farolas que acababan de encender abajo en la calle, llegando el brillo hasta su ventana, sin tener que encender la lámpara para poder ver, pues la escasa luz anaranjada era suficiente.
⠀⠀── Sigue contándome ese tema tan interesante de literatura ── esta vez fue Suna quien rompió el silencio.
⠀Cuando Akira lo notó, él ya había cerrado la ventana y volvía a sentarse en el escritorio, echándole un vistazo a aquel documento que resumía lo visto hasta ahora en clases. No podía negar que su organización le daba envidia, aunque tampoco podía quejarse mucho, pues él ni hacía el esfuerzo por enterarse de aquello que sucedía entre las cuatro paredes que conformaban el aula, al menos no se enteraba de nada que tuviese relación con las clases.
⠀Así pues, justo antes de que Suna pudiese girarse para preguntarle, sucedió algo que toda su vida recordaría: el pomo de la puerta había comenzado a moverse lentamente de lado a lado, como si alguien comprobase si la puerta estaba abierta o cerrada; entonces se detuvo y un ambiente tenso rodeó la habitación. Al otro lado se escuchaba una respiración, no había duda de que allí había alguien más, aún así, Akira no se movía de su posición sobre la cama, el único cambio que Rintarō percibía era que, su mirada, no estaba centrada en el libro que descansaba sobre su regazo, estaba fija en el pomo y en cómo había comenzado a moverse de nuevo, pero esta vez dando una vuelta completa hasta que la puerta se abrió.
⠀La oscuridad del pasillo no dejaba ver mucho, apenas y se veía la puerta situada al otro extremo, siendo así, unos pasos avisaban de que alguien se acercaba hacia ellos, hacia Akira, y entonces, bajo la luz de la farola, se podía ver a un hombre de dos veintenas de edad, vestido con un elegante traje de negocios y corbata desabrochada, a medio quitar. Akira y el desconocido se miraban, parecía como si Rintarō no estuviese ya allí y tan solo contemplaba la situación desde un segundo plano. A simple vista podría decirse que fue algo común, sin detalle, pero solo hacía falta leer el ambiente para poder darse cuenta de que allí estaba sucediendo algo más, algo que escapaba de su comprensión y de todo lo que creía que sabía.
⠀La azabache se mostraba claramente tensa ante la presencia del tercero, tenía la mirada elevada hacia él, pero realmente no quería verle. Sus dedos estaban aferrados a la cama, enrollándose en las sábanas, ejerciendo presión; sus piernas, que habían estado sujetando el libro, se habían cerrado, juntando los muslos y las rodillas. Su frente presentaba gotas de sudor frío y con el perfecto silencio de la noche era incluso capaz de oír como el corazón de Akira latía de forma violenta en su pecho.
⠀Por otro lado, el adulto se mostraba impasible, con las manos en los bolsillos y aspecto seguro; mientras que Akira intentaba esquivar su mirada, él la miraba directamente a los ojos. Tenía el total control de la situación y se jactaba de ello. Incluso Rintarō podía aventurarse a decir que aquel hombre se entretenía con la situación y no se equivocaría.
⠀Sin embargo, todo aquello pareció durar cuestión de minutos eternos, horas, pero todo ocurrió en cuestión de segundos, mucho dos minutos y ahora aquel adulto de intensa mirada se fijaba en Suna.
⠀⠀── Veo que estás acompañada ── su voz era grave, bastante, denotaba seguridad en sí mismo, no vacilaba con las palabras y lo que quería decir ──, en ese caso os dejo estudiar. Lamento la interrupción.
⠀Una sonrisa se dibujó en sus labios e hizo una reverencia hacia ambos, disculpándose por interrumpir su estudio. Sin más volvió a darse la vuelta, aunque murmuró algo hacia Akira, moviendo simplemente los labios, sin emitir sonido: "suerte que estabas acompañada" para alguien como Rintarō que se limitaba a observar, saber sus palabras exactas había sido sencillo, pero lo que no lograba comprender era lo que había sucedido exactamente. Lo único que pedía era que se estuviese equivocando y que aquello que estaba imaginando no hubiese sucedido realmente.
© keeishi , 2O22
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