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Se decía que la muerte de un bailarín ocurría dos veces, la primera era cuando dejaba de bailar y la segunda era cuando dejaba de respirar. Pero para Sasuke la primera era como realmente estuviera pasando por la segunda, sentía agonizar cada parte de su ser al darse cuenta que la pasión que una vez fue su vida entera ahora vaciaba su energía y lo dejaba muerto en vida.

Su corazón ya no latía al ritmo de la música, a sus pies les costaba demasiado sincronizar con las secuencias marcadas en aquella preciosa melodía que ahora sonaba como un martirio para sus oídos, sus movimientos gráciles y elegantes se habían vuelto tensos y rígidos, el estrés evitaba que recorriera el escenario como si fuera su hogar, su casa, ahora Sasuke ya no tenía nada, porque había perdido lo que más le apasionaba.

Se preguntaba si alguien podía verlo caer y caer, solo deseando tocar fondo y que todo su sufrimiento acabará, se preguntaba si alguien podía escuchar su desesperación.

Las piezas y pasos memorizados a la perfección iban desgastandose en su mente, su cuerpo iba olvidando lo aprendido en años de entrenamiento, en solo cuestión de meses. Sasuke sentía como si dejara de respirar, estaba seguro de que estaba dejando de hacerlo. Toda emoción alguna que le pudo haber provocado el baile estaba desapareciendo, como si lo que alguna vez fueron recuerdos arraigados en su mente, se convirtieran en simples momentos que podían ser arrastrados con el viento, como si de una simple hoja seca se tratase.

Ya no entendía que era ese algo que era suyo, no encontraba el talento que había estado puliendo durante más de diez años.

Estaba perdido y sabía que no había manera en la que pudiera volver a encontrarse.

Así Sasuke decidió dar su último baile, con una pesadez que solo le anunciaba el fin de sus meses de agonía. Con el corazón en la garganta le había pedido a su instructor que llamará a su el que había sido su compañero durante tantos años, casi rogándole que lo convenciera de dar una función con él.

El Uchiha solo pedía que aquel rubio aceptará, era la única forma en la que su pasión muerta se encendiera, al menos lo suficiente para despedirse de lo que durante mucho tiempo fue su razón de vida.

Recordaba con melancolía a ese joven de ojos azules con el que había formado a la pareja selecta de su academia de baile durante su adolescencia. Aún sentía el golpeteo en su corazón al recordar todas las veces que había formado duetos con él, seguía apareciendo la sensación de calor en sus mejillas cada que pensaba en volver a estar con él, incluso si intentaba reprimir sus emociones y pensamientos, sabía que era imposible hacerlo.

Así Sasuke Uchiha estaba decidido a dar su último baile con la persona que más lo odiaba en ese momento, decidió darlo con la persona que con su adiós se había llevado también su corazón y su pasión. Sasuke decidió bailar con Naruto Uzumaki.

Se decía que los cisnes solo escogían una pareja para toda su vida y que una vez que esta moría ellos no volvían a elegir otra, Sasuke había cometido el error de ser como ellos, ya que quien tiene la gracia de un cisne también tendrá su corazón. Sasuke había escogido a Naruto, pero Naruto nunca podría escogerlo a él.

La música comenzó a sonar y Sasuke sentía que iba a vomitar, aún así, realizó cada moviendo con suma elegancia y precisión y cuando llegó el momento de bailar con su compañero, algo se encendió.

Dieron vueltas, giros, saltos y pasos por todo el escenario, se conectaron de una forma en la que solo ellos podían hacerlo, el mundo no existía más allá de los ojos del otro en ese momento , mirándose directo, la luz chocando con la sombra, el día con la noche y el sol con la luna, era tan opuestos que les era imposible estar juntos pero al mismo tiempo se necesitaban para existir. Sus almas se mezclaron y fundieron como el más hermoso de los eclipses, se enlazaron hasta el punto en el que era imposible distinguir cuando terminaban el día y cuando empezaba la noche.

Secuencias de pasos perfectamente ejecutadas mientras el sol y la luna bailaban.

Sasuke solo sabía una cosa: en cuanto terminará esa pieza tan preciosa todo se desvaneceria como si fuera poca cosa.

Así terminó el baile y con esto finalmente la pasión agonizante de Sasuke. Vio los ojos tan azules y brillantes como el día por última vez, anhelando para siempre a alguien que no podía tener.

Naruto se volvió a llevar con él, todo deseo de bailar que Sasuke pudo llegar a tener alguna vez.

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