Capitulo 4
Capitulo 4
Jungkook.
No hay nada peor que tus padres te encuentren durmiendo desnudo con un acompañante en la cama.
Genial. Este día no podría empezar de la peor manera.
Mi mamá está cruzada de brazos en la puerta de mi cuarto y YeonJun sigue roncando como si no hubiera un maldito mañana.
— ¿Qué fue lo que te dije ayer? — susurra enojada.
— Lo siento, no puedes obligarme a dejar de tener sexo. ¡No puedes obligarme a dejar eso! ¿Acaso te has vuelto loca, mujer?
— Dúchate que tenemos que llevarte al trabajo.
— Creía que me dejarían ir solo.
Mi madre suelta una risa estruendosa que hace despertar a YeonJun de un salto.
— Si tu vas solo, es posible que ni siquiera te levantes de esa cama. — ella señala el baño a la derecha — ahora, ve a ducharte.
Cuando ella se va salgo a regañadientes de la cama y antes de entrar al baño cierro la puerta de mi cuarto.
— ¿Te quieres duchar conmigo? —le pregunto a Junnie.
— Claro, ¿Cómo no?
. . .
Cuando Junnie y yo salimos de la ducha se despide de mi y se va para su casa. Al final ahora mis padres me están llevando en el auto más que nada para que vea el recorrido que tengo que hacer para llegar a este lugar. Es una zona de edificios muy altos y casas enormes, de hecho varias tienen doble piso.
Así que esta persona en verdad debe tener muchísimo dinero. Dios, espero que me de una buena paga.
¿Cómo rayos se supone que deberé pagar la luz, el gas, el agua, las expensas...? ¡¿LA COMIDA?! ¿Y el wifi? ¿Qué haré yo si no tengo wifi?
No, no, no... eso es imposible.
Pero es más imposible cuidar de una persona y lo sé porque vi esa película de una chica patética con medias de abejita que necesitaba el dinero y cuidaba de un hombre que quedó sin movilización en todo su cuerpo.
— ¿Saben que yo no necesito dinero verdad? — les digo a mis padres cruzado de brazos — si ustedes me siguieran dando la extensión de sus tarjetas... — digo sugerentemente pero mi papá me chista molesto.
—Vas a trabajar y punto.
— ¡¿Y si me toca trabajar con un cuadrupléjico?! Ya saben, como el de la película. Ustedes dos están dementes. Preferiría mil veces a un viejo con alzhéimer.
Mis papás hacen silencio por lo que me pongo peor.
— Esperen... ¿están a punto de llevarme con un cuadrupléjico? Si es así juro que estoy a punto de abrir esta maldita puerta y salir rodando del auto antes de que puedan cancelarme las putas tarjetas.
— No es una persona cuadrupléjica — dice mamá y veo su expresión ensombrecerse por el espejo — pero lamentablemente ha perdido la movilidad de ambas piernas y un brazo.
Al principio no digo nada porque se me seca la garganta.
Imposible.
— Aguarden ¿me están diciendo que tengo que cuidar de una persona que NO PUEDE MOVERSE? ¡Es casi lo mismo? ¿Acaso no han visto esa estúpida película? ¡Esto va a ser un horror! — No puedo contener mi ira y mi desconcierto por mucho más tiempo — ¿Ustedes dos se han vuelto locos? ¿Van a mandarme con un viejo verde que no puede moverse?
Mi papá niega con la cabeza por mi comportamiento.
— Disculpen pero no voy a limpiarle el culo a otra persona. Bájenme del auto y consíganse a otro porque yo me voy a trabajar a un McDonald. ¡es un destino mejor que andar limpiándole el culo a alguien más!
—Eres un engreído. — dice mamá.
— ¡Sí! ¿Y cual es el puto problema?
Mamá pone los ojos en blanco.
— Tú eres el problema.
— ¿Y? Es mi vida, no la tuya ni la de papá. ¿por qué carajo me obligan a cuidar de un viejo verde?
— No es un viejo verde.
— Entonces una vieja — digo irónico — no sé cual de los dos seria peor.
Mi padre conduce el auto en silencio durante varias cuadras más hasta que se detiene frente a un edificio de siete pisos, muy lujoso. De hecho, solo tiene siete pisos pero parece muchísimo más alto.
— Llegamos. — dice mamá bajándose del auto. Papá también se baja pero yo me quedo adentro cruzado de brazos.
— Ni de coña voy a bajar — les digo cuando me abren la puerta de sopetón. — Llévenme a trabajar a un McDonald, les prometo que no quemaré ninguna hamburguesa.
— Sales de auto ahora. — dice mi madre señalando con su dedo índice el piso.
Le niego con la cabeza.
Ella se acerca y me quita el cinturón , me tira de la chaqueta y salgo del auto a tropezones. Casi me caigo de cara al suelo.
— Debes ir y presentarte — informa papá acomodando mi chaqueta. Saca mi bolso del baúl del auto y me dice: — Te quedarás aquí día y noche, y tendrás un descanso de un fin de semana cada quince días.
Bien, las cosas no pueden empeorar.
— Vas a entrar a ese edificio, te vas a presentar y vas a ser amable. — dice mamá empujándome cerca de la entrada. Se ve que el portero ya los conoce porque los deja pasar y ellos me dejan en la entrada.
— No me digan que ustedes tienen esto planeado desde que nos fuimos a New york. — digo molesto con la decepción en lo más profundo de mi corazón.
— Espero que hayas disfrutado tus últimas vacaciones gratis. Las próximas te las pagarás tu mismo, si es que los ahorros te dan. — dice mamá dejando una palmada sobre mi hombro — es el séptimo piso, letra D.
— Por favor, se amable, que no te cuesta nada — dice papá mientras se da la vuelta. Me lanza la copia de las llaves de mi propio departamento.
Genial, podré darle esta copia a YeonJun, mis padres no volverán a entrar a mi departamento nunca más.
Subo sin siquiera saludar al viejo portero que me ofrece una sonrisa amable y toco como veinte veces el botón del ascensor para que baje más rápido.
Que vida de mierda. Ojala me hubiera quedado varado en el aeropuerto de nueva york. ¿Para qué mierda volví a Seúl?
En fin... si hago las cosas mal , quizás me despidan y no me dejen pisar esta casa nunca más.
En estos momentos hasta agradecería que me pusieran un denuncia perimetral, así no tendré que acercarme aquí para atender a un viejo de mierda.
El ascensor se abre y pongo un pie para llegar hasta el infierno que me espera en el séptimo piso...
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