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Capitulo 18

Capitulo 18

Jungkook. 

Al día siguiente tuve que ir a hacer más compras para la heladera. Le pregunté a Taehyung si quería venir, pero me dijo que no. No quiere salir de la casa y el único lugar con aire libre es su balcón. 

Hoy el señor Kim me envió que me haría el deposito de la tarjeta. ¡Tendré mi sueldo!

Solo que tendré que gastarlo en pagar cosas de mi departamento. 

— Oye Jungkook. — me llama Tae desde su cuarto. Termino de acomodar las cosas de la heladera y voy hacia allí. 

— ¿Qué?

— ¿Compraste algo para comer?

— Esa es una pregunta muy tonta ¿acaso quieres que sobrevivamos con aire?

Él suelta una risita amable y yo solo me lo quedo viendo. 

— Hablo de algo rico. 

— ¿Qué pasa, el niño quiere un dulce? —pregunto con una sonrisa socarrona en los labios. 

— Quería bombones de fruta. 

— Creía que me pedirías un bombón de chocolate. 

— Me gustan los de fruta. 

— ¿Y quieres que vaya a comprar? 

— No por nada te lo estaría pidiendo — dice irónico. — ¿Qué tal si compras muchos dulces y muchos chocolates? ¡Hagamos otra maratón de Riverdale hoy por la noche! ¡Vamos, Jungkook! Di que si. 

Ay por Dios, parece un niño. 

— Está bien. — le digo volviendo al comedor para tomar más dinero y salir con una bolsa de tela más grande que mi brazo. Quiere dulces, pues voy a comprar dulces. 

Pero cuando salgo del departamento no me percato que tengo una sonrisa estúpida en la cara hasta llegar al ascensor y ver mi reflejo en el espejo. 

Incluso, puedo notar que los ojos me brillan. ¿Quizás se deba a la luz del asesor?

Sí... debe ser por la luz.

                                                                                                      . . .

Regreso al departamento literalmente media hora más tarde de lo que pensaba, resulta que Hoseok ya está en el Living haciéndole masajes a Tae. Verdaderamente agradezco que él tenga las llaves del departamento porque no puedo imaginarme a Taehyung arrastrándose como una serpiente por el piso para abrirle la puerta. 

Y de pronto, como si fuera un loco, empiezo a reírme de la nada. Asustando a Hoseok y a Tae que me miran con los ojos abiertos. 

— Cada día estás peor — me dice Hoseok.

— Perdón es que imaginé algo que no tuve que haber imaginado. — y sigo riéndome solo. 

No debo reírme de su desgracia, está mal...

— ¿Cuál es el chiste? — pregunta Tae mientras Hoseok le baja la manga del pantalón y sigue con la otra pierna. 

— Nada, nada. —le digo aguantando la risa. 

Taehyung me clava la mirada y me veo en la obligación de decirle lo que pienso. 

— Es que... te imaginé arrastrándote como una serpiente para abrirle la puerta a Hoseok.

Taehyung pestañea repetidas veces y gira la cabeza, por un segundo temo haberlo ofendido, pero luego comienza a reírse tanto que tiene que echar la cabeza hacia atrás del respaldo para poder aguantarse. 

— Ay dios... Jungkook, me perturbas — dice atragantándose con su propia saliva. Y yo también quiero reírme por eso, pero en cambio le llevo un vaso de agua y él no tiene fuerza como para agarrarlo con su mano sana, así que de a poco se lo voy dando. 

— No es mi intención perturbarte — me llevo el vaso de agua otra vez y vuelvo con él. — te compré muchos dulces. 

Taehyung me sonríe y hace algo que no me lo hubiera esperado ni en cien años. 

Me guiña el ojo con una sonrisa. 

Hoseok lo mira y luego me mira a mí, y Taehyung dice:

— Papi Jungkook me consiente. 

Y yo suelto la carcajada que estaba conteniendo. 

— ¿Desde cuando me llamas así?

— Desde que te pedí los dulces. Me consientes, ay pero que bonito. 

Hoseok suelta  una risa y me mira de reojo. 

— Parece que estás diferente, Jungkook. ¿Mis sermones sirvieron?

— No... — susurro bajando la cabeza — Taehyung me puso sensible. 

— Sí y sigues sin querer hablar de eso. — me recrimina él. 

— No quiero contarlo. Es una parte de mi vida que ya está muerta ¿acaso no pueden entenderlo?

— Te haría bien sacarlo para afuera Jungkook —concuerda el mayor de nosotros. 

— Tiene razón. — dice Tae y luego me mira a los ojos con intensidad — sabes que puedes confiar en mí ¿verdad?

Y yo me veo en la necesidad de apartar la mirada e ir a encerrarme al cuarto. ¿Por qué me trata tan bien, después de cómo me he comportado con él?

No tengo porqué merecer esto, no de él. 

Y lo que más me asusta es mi estúpido corazón acelerado cada vez que me mira a los ojos. 

Cuando Taehyung me guiñó el ojo y me sonrió con tanto descaro, mi mundo se derrumbó en un solo segundo, al igual que mi estabilidad emocional. 

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