SEGUNDA PARTE
𝑩𝑹𝑶𝑲𝑬𝑵
𝑴𝑨𝑹𝑹𝑰𝑨𝑮𝑬 !
La noche cayó, y esta vez, Carrie fue la que no bajó a cenar, pero Jungkook para no tener que verla, decidió hacerlo aunque tuviese que soportar a la feliz pareja que llegaba a producirle ganas de vomitar. Para su sorpresa, estos no habían actuado como siempre, estaban más tranquilos y podía notar cierta tensión. Jungkook había llegado a pensar que esa tensión que sentía, quizás, se debía a que era demasiado notable que discutió con Carrie, ya que al llegar, Jimin salía de su despacho y notó cómo la pelinegra se dirigía rápidamente hacia las escaleras con sus ojos enrojecidos e hinchados.
Fue demasiado fácil para Jungkook, notar que Jimin tuvo la intención de acercarse a hablarle a ella, pero al encontrarse con su mirada amenazante, decidió no intervenir en lo absoluto. Pues, el pelinegro ya tenía suficiente con el dolor de sus palabras, como para también tener que soportar que otro hombre la consolara, aunque se tratase del prometido de su prima.
No quería llegar a pensar que este estaba acercándose demasiado a su mujer, pese a sentir que su matrimonio ya no tenía arreglo alguno luego de lo que sucedió en la carretera.
Este luego de cenar, decidió despejarse un poco saliendo a tomar aire, y para su sorpresa, Jimin también salió. El rubio llevaba un pantalón negro de pijama y una camiseta blanca.
En cuanto se acercó, observando también el cielo estrellado, sintió cómo la tensión aparecía porque a pesar de llevar días allí, no habían hablado demasiado como para sentir que había un poco de confianza.
—Los matrimonios son difíciles, ¿verdad? —preguntó sorprendiéndolo, por lo que dejó de mirar el cielo para mirarlo a él.
—¿Por qué lo dices? —frunció el ceño.
—Porque aún faltan dos meses para la boda, y las cosas se han puesto difíciles para nosotros —respondió conectando sus miradas—. ¿Las mujeres son complicadas o nosotros somos unos imbéciles que no quieren entenderlas?
—¿Sientes que no tiene arreglo?
—Supongo que lo tiene —se encogió de hombros.
—¿Entonces? —examinó alzando una ceja.
—No sé cómo ceder —al escuchar su respuesta, soltó una risa amarga.
—Aprovecha que aún tiene arreglo y pueden estar juntos si lo quieres—apoyó la mano en su hombro—, porque cuando sientes que ya no lo tiene, entonces, ya no depende de lo que quieres.
Jimin lo observó asombrado sin saber qué decir, mientras que Jungkook, presionó los labios para comenzar a caminar hacia la casa para entrar.
Deseaba poder tener la suerte del rubio de saber que había arreglo a lo que sea que estuviese pasando entre ellos, porque nada deseaba más que sentir que aún había una posibilidad de que las cosas cambiaran con su esposa. Pero aquella tarde, había destrozado su corazón de la peor manera.
No comprendía cómo unas palabras podrían hacerlo sentir que perforaban su corazón. Ahora no sabía cómo volver a esa habitación, no sabía cómo volver a verla sin que su corazón doliese.
Este entró lentamente, sin querer verla en aquella cama, para luego buscar su ropa en el armario y pasar al baño.
Iba a darse una ducha porque necesitaba buscar formas de tener que evitar estar a su lado, lo cual le hacía sentir una presión en su pecho. Jamás había hecho algo como eso, al contrario, cada vez que discutían la buscaba para poder arreglar la situación.
Pero es que esta vez la voz de su cabeza estaba gritándole que ya no había forma de arreglarlo, que debía dejar de insistir, porque sólo estaba lastimándose aún más de lo que ya ella lo hacía con su comportamiento y palabras.
Una vez que ya llevaba su pantalón gris, salió del baño sacudiendo su cabello húmedo, sintiendo una intensa mirada. Al levantar la cabeza mientras cerraba la puerta detrás de su espalda, se encontró con aquellos orbes oscuros que lo miraban con arrepentimiento.
En ese momento, Jungkook supo por primera vez lo que era verla amándola intensamente, pero a la misma vez, sintiendo un profundo dolor. Y es que no había nada peor para él que tener aquellos sentimientos encontrados.
Pensaba que quizás todo podría haberse resuelto si tan sólo Carrie hubiera hablado, pero ella se había quedado callada cuando más necesitaba escucharla.
Si tan sólo ella se hubiese retractado en ese preciso momento, quizás, no le dolería tanto.
Este deseaba poder tomar su almohada e irse a dormir a otro lado, pero sabía perfectamente que no podía hacer eso porque no estaban en su casa. Así que, suspiró profundo y comenzó a caminar lentamente hacia la cama.
—¿Jungkook...? —tomó su brazo cuando este se inclinó para apagar la luz del velador.
—No.
—P-Por favor, escúchame...—pidió con un hilo de voz.
Este cerró los ojos con fuerza, deseando no volverse débil al escucharla de esa manera, deseando no sentir aquella necesidad de abrazarla para que se sintiese mejor.
¿Por qué siempre debía pensar en ella primero?
Era algo que estaba reprochándose, porque sabía perfectamente que esta vez lo mejor no era acabar cediendo como hacía siempre. Esta vez debía aceptar la verdad de una vez.
—¿Que escuche qué? —giró la cabeza para conectar sus miradas, notando sus ojos cristalinos—. ¿Escuchar cómo siempre tienes excusas? ¿Escuchar cómo tú eres siempre la única afectada? —preguntó molesto—. Lo jodiste todo.
—No digas eso, por favor —pidió con un hilo de voz.
—¡Lo jodiste, Carrie! —alzó la voz, por lo que ella siseó por temor a que pudiesen escucharlos. Eso sólo provocaba que Jungkook sintiese como la rabia aumentaba, pero aún así, intentaba mantener la calma—. Ya no veo cómo podría haber forma de que este matrimonio...
—¡No! No...no lo digas—pidió aferrándose a su cuerpo, sorprendiéndolo.
—Carrie...
—Fui una estúpida —rompió en llanto—. Me cegué por el dolor, por la rabia de que mi madre hablara tan fácil de eso, que...que no pensé —explicó sollozando, mientras Jungkook sentía cómo las lágrimas de su esposa caían por su abdomen—. Lo que dije no es cierto. Tú más que nadie comprende mi dolor, porque tú también lo sentiste.
—Ya es tarde...—murmuró sin ser capaz de moverse, cerrando los ojos por un momento al no sentir que aquellas palabras aliviaran un poco el dolor que le había provocado.
—No. No lo es —negó con la cabeza, aferrándose más a él.
—Carrie, no lo hagas más difícil —suspiró intentando apartar sus brazos, pero ella no se lo permitía y sollozaba con más fuerza.
—No me hagas ésto, por favor —pidió entre sollozos—. Soy una idiota y estoy pidiéndote disculpas. Sé que me equivoqué y debí pedírtelas en ese momento, pero no podía porque ni yo podía creer haber dicho algo así —explicó desesperada, separándose para poder ver su rostro. Él la observaba abatido sin saber qué decir, lo que la desesperaba mucho más—. Te amo desde siempre, y no quiero...no podría soportar tener que dejar de hacerlo, Jungkook.
Este sentía cómo un nudo se formaba en su garganta, porque no podía evitar recordar cuando sus caminos se cruzaron. Ella en su último año en el instituto, mientras que él en su primer año en su carrera universitaria.
Jungkook al verla en aquella cafetería, escuchándola reír junto a sus amigos, no pudo evitar caer encantado.
En cuanto sus miradas se conectaron y hablaron por primera vez, ella sonriendo, Jungkook en lo único que podía pensar era que no quería que aquel brillo en su mirada y su sonrisa se borrasen jamás. Algo que, lamentablemente, ahora había pasado.
—¿Por qué tienes que hacerme ésto? —preguntó por lo bajo, mientras su visión se volvía nublada.
—Porque necesito que sigamos luchando —sollozó tomándolo del rostro—. Prometí amarte hasta la muerte, y quiero cumplirlo, mi amor.
Jungkook sollozó inclinando su cabeza hacia adelante, juntando así sus frentes, mientras ella limpiaba sus lágrimas con los pulgares. Carrie sentía que el intenso dolor disminuía, porque quizás el estar así, podría llegar a significar que él también seguiría luchando por aquel matrimonio.
—No me dejes, por favor —pidió con la voz más aguda de lo normal.
—No puedo hacerlo —confesó en un murmuro casi inaudible, logrando que Carrie sintiese como el miedo la abandonaba por completo.
Levantó un poco la cabeza, por lo que este abrió los ojos conectando sus miradas, detestándose por ser tan débil.
—¿Sigues amándome? —preguntó ilusionada.
—Jamás podría dejar de hacerlo —respondió con suavidad, limpiando sus lágrimas con delicadeza—. Todavía te amo. Te amo hasta la muerte, cariño.
Carrie al escucharlo, no pudo evitar sonreír a medias a la vez que apretaba su brazo, lo que hizo que Jungkook se acercase más a ella para juntar sus labios. Este la besaba con delicadeza, de una manera que provocó que Carrie jadeara, llevando la mano a su nuca para apegarse más a él, sintiendo así su calor corporal.
Cuando ella rompió el beso por falta de aire, este sonrió, aún acariciando su mejilla. En ese momento, sentía que volvía la ilusión de que su matrimonio pudiese tener arreglo.
Y es que, aunque siguiera convencido de que no lo tuviera, su corazón seguiría aferrado a ella.
La tensión, el dolor y el miedo, desaparecieron por completo, mientras se observaban con amor. Estaban tan concentrados en el otro, en lo que estaban sintiendo, que no pudieron evitar sobresaltarse al escuchar un estruendo y un grito femenino.
—¿Qué carajos? —preguntó preocupado, levantándose rápidamente, pero su esposa lo tomó del brazo.
—¡¿Qué haces?!
—Tengo que ir a ver...
—¡¿Estás loco?!
—¡Puede estar haciéndole daño! ¡¿Cómo puedes suponer que me quedaré aquí como si nada?! —inquirió desconcertado, volteando para empezar a caminar—. Iré a ver.
—¡Jungkook!
Carrie decía su nombre intentando no alzar demasiado la voz para que no los escuchasen, pero este pasaba de ella dirigiéndose hacia la puerta para abrirla. La fémina llevó las manos a su rostro, comenzando a preocuparse por lo que pudiese suceder.
Pues, si bien, Jungkook tenía razón en que debía preocuparse por su prima, pero a la misma vez, sentía que no era lo mejor intervenir.
Jungkook caminaba cautelosamente, dirigiéndose a la habitación de la pareja, sintiendo sus latidos acelerarse. No podía creerse para nada que Jimin pudiese resultar ser alguien violento, pero a la misma vez se decía que por algún motivo sentía que no le agradaba, por lo que siempre mantenía su distancia.
El saber que durante la cena no los había visto tan bien, y que Jimin pareció querer buscar un consejo de su parte, para luego acabar actuando como un jodido imbécil, producía su rabia.
Este comenzó a escuchar golpes, lo cual hizo que se acercara más a la puerta, pero al lograr escuchar un fuerte gemido de placer femenino, sintió cómo se estremecía.
En ese momento, Jungkook no pudo evitar sentirse un idiota, porque tan sólo había comprobado que ellos les gustaba follar de manera algo violenta.
Sin más, decidió marcharse rápidamente, porque no quería seguir escuchándolos disfrutar, mientras su vida sexual había acabado hacia demasiado tiempo.
Carrie estaba arrodillada sobre el colchón, sin dejar observar la puerta, mientras mordía su labio inferior por los nervios al no escuchar absolutamente nada, ni ver llegar a su marido. Comenzaba a pensar en si debía ir, aunque de sólo pensarlo sentía su estómago revolverse de los nervios, pero al ver la puerta abrirse y al pelinegro entrar, en parte se alivió.
—¡¿Qué sucedió?! —preguntó rápidamente, mientras este parecía frustrado.
—No era nada —respondió recostándose.
—¿Nada? ¿Y lo que se escuchó? —arrugó levemente la frente, mientras este chasqueó la lengua—. ¡Jungkook!
—¡Están follando! ¡¿Bien?! —habló frustrado, haciéndola sobresaltar por haber alzado la voz sin que se lo esperase—. Era tan sólo eso.
—Oh...
Jungkook apagó la luz del velador, suspirando frustrado, mientras Carrie se recostaba a su lado. Él miraba hacia la pared que era un poco alumbrada por la claridad que entraba de la ventana por la luna. Empezó a masajear su frente intentando mantener la calma, ya que sentía que aún era capaz de escucharlos.
Carrie no se movía en absoluto, mientras que el parecía estar demasiado inquieto, y es que no podía dejar de pensar en cuánto necesitaba a su esposa. Le frustraba saber que si tan sólo la hubiese obedecido en no ir, quizás, ahora podría estar descansando tranquilamente.
—¿Qué te sucede? —escuchó la voz de su esposa, lo cual le sorprendió.
Este no contestó, al contrario, volteó observando su rostro por la poca claridad que entraba, acariciando su mejilla con el pulgar. Rozó sus narices por un momento observándola sonreír, hasta que decidió juntar sus labios.
Carrie le correspondió sin dudar, pasando la mano por su espalda, mientras este pasaba la lengua por su labio inferior pidiéndole acceso.
Sus lenguas comenzaron una lucha por el dominio, mientras que Jungkook la apegaba más a él, soltando un gruñido cuando sintió cómo ella rozaba su bulto con su pierna. El pelinegro en ese momento, estaba cegado por la gran lujuria que estaba sintiendo.
Necesitaba poder volver a sentir su cuerpo desnudo sudoroso junto al suyo, necesitaba poder escucharla, necesitaba sentir cómo sus paredes parecían succionar su miembro.
Y es que todo de ella siempre lo tuvo atrapado, así cómo el sexo, el cual extrañaba demasiado. No sabía cómo ella podía soportar tanto tiempo, cuando él se sentía desesperado por volver a tenerla entre sus brazos, por poder escuchar cómo le gemía al oído.
Jungkook jadeó entre besos restregándose contra su pierna, y al ya no poder seguir soportándolo más, la tomó de la cintura para hacer que se colocara sobre él, pero en ese momento, Carrie colocó una mano en su pecho desnudo para detenerlo.
—Cariño...
—No.
—Está bien —aceptó con la intención de colocarse sobre ella, pero volvió a poner la mano en su pecho para apartarlo.
—¿Qué...?
—N-No puedo...—dijo por lo bajo.
—Es una broma, ¿verdad? —preguntó indignado.
—Jungkook, entiéndeme...
—¡Entiéndeme tú a mí, Carrie! —alzó la voz—. ¡Necesito a mi mujer! ¡Necesito que hagamos el amor como antes!
—¡No puedo, Jungkook!
—¡Carajo!
Este se levantó bruscamente de la cama, provocando que Carrie se sentase mirándolo confundida, pero este entró al baño encendiendo la luz, para luego dar un portazo. La pelinegra pensaba en qué podía hacer porque acababan de arreglarse, y ya todo se hacia jodido nuevamente.
Sentía que él jamás podría llegar a comprenderle por más que intentase explicarle. Aún así, intentaba poder volver a ser la de antes, pero no podía evitar recordar el embarazo, y su miedo estaba allí golpeándola.
Carrie al escuchar el sonido de la ducha, soltó un suspiro echándose hacia atrás para recostarse nuevamente. Por más que intentó mantenerse despierta, el hecho de que este pareciese tardarse, provocó que sintiera sus párpados pesar.
La fémina había caído en un profundo sueño hacía varios minutos cuando Jungkook salió del baño. Al verla dormida se sintió algo aliviado, porque estaba bastante molesto cómo para poder hablar tranquilamente con ella.
Este volvió a la cama para recostarse, ya encontrándose algo exhausto, por lo que no tardó demasiado en acabar durmiéndose, dándole la espalda a su esposa.
Los minutos pasaban cuando Jungkook se despertó al escuchar unos quejidos, por lo que refregó los ojos volteando a ver su esposa. Esta estaba dándole la espalda, y al darse cuenta que nuevamente estaban atacándolas las pesadillas o recuerdos, suspiró.
Rápidamente la envolvió tomando sus brazos, escuchándola quejarse, como también llorar.
—Shh...está bien. Es sólo un sueño, cariño —dice suave, estrechándola más entre sus brazos, escuchándola romper en llanto—. Está todo bien. Tranquila.
Carrie tan sólo podía sollozar al sentir cómo estaba siendo invadida por un gran dolor. Sentía que jamás podría ser capaz de levantarse de esa caída, era cómo si aquella pérdida aún la estuviese arrastrando.
Se detestaba de gran manera por no haber podido conservar lo que hubiese sido el mejor regalo de la vida. Pudo haber llegado a pensar que no debía ser tan doloroso si jamás pudo conocerlo, pero se había equivocado por completo. No había nada más doloroso que imaginarse cada día cómo hubiese sido su pequeña nariz, qué color de ojos hubiera tenido, cómo hubiese sido su voz, su risa, y su tierna mirada.
No había podido siquiera estrecharlo entre sus brazos, jamás pudo sentir su aroma. Y es que a pesar que no pudo conocerlo, ya había formado un lazo con el simple hecho de tenerlo en su vientre, por lo que esa pérdida era irreparable.
Tan sólo había sido madre por poco más de dos meses, y ahora, estaba luchando contra un vacío que parecía no irse jamás. Sentía que era algo imposible de llenar, que nada le hacía bien, siquiera intentar hablarlo. Con la única persona que podría era su esposo, pero sabía que ese era un tema que ninguno podía tocar, porque Jungkook cada vez que lo recordaba, sentía como la miraba de manera acusatoria por más que intentaba fingir que no era así.
¿Cómo se suponía que pudiese superar algo así?
Carrie se encontraba en la cocina con una taza de té frente a ella, aún sintiendo una presión en su pecho luego de la madrugada que tuvo. A pesar que Jungkook estuvo intentando consolarla por varios minutos, ella no podía calmarse porque el dolor era realmente consumidor.
Tan sólo deseaba poder algún día dejar ir lo que sucedió, pero sentía tan imposible cuando tenía un gran vacío por esa razón. Sentía que jamás iba a poder olvidar aquella pérdida, porque desde ese momento, una parte de ella murió.
—Hey...—al escuchar esa suave voz y sentir una calidez en su hombro, se asombró, levantando la cabeza, encontrándose con unos ojos mieles. Jimin estaba a su lado y había apoyado la mano en su hombro, acariciándolo con su pulgar—, ¿estás bien?
—No tuve una buena noche.
—¿Y por qué no subes a dormir ahora con tu esposo?
—No podré volver a dormir —hizo una mueca—. Jungkook no pudo hacerlo bien por mi culpa. No quiero que vuelva a pasar.
—Deberías intentarlo.
—¿Me veo tan mal? —intentó bromear.
—Sólo...te ves cansada.
—Tú igual, por cierto.
—El trabajo —respondió con una media sonrisa.
Carrie observó cómo este se dirigía a la nevera para buscar una botella de agua, mientras que no sabía cómo seguir con la conversación, ya que sabía que tenía razón respecto a que debía dormir, pero no era capaz ni de cerrar los ojos por un momento porque los recuerdos la invadían.
—Tengo una idea —comentó volviendo a llamar su atención, mientras dejaba la botella de agua en la isla.
—¿Cuál?
—¿Quieres hacer algo conmigo? —preguntó sonriente.
—¿Algo cómo qué? —inquirió insegura.
—Tan sólo te diré una palabra —habló apoyando los brazos en la isla, inclinándose hacia adelante—. Bote.
Carrie al escucharlo, abrió los ojos a la par por la sorpresa y no pudo evitar sonreír emocionada, provocando que Jimin riese.
—¡¿En serio?!
—Entonces, ¿qué dices? ¿Quieres pasar el tiempo conmigo? —preguntó con una sonrisa.
—¡Vamos!
Ese era un plan que aceptaría sin dudar, pues minutos atrás, Jolie había entrado a la cocina con una vestimenta deportiva. Había notado que su prima parecía demasiado desanimada, por lo que había intentado indagar lo que le sucedía, pero Carrie no quería hablar al respecto para no derrumbarse.
Jolie, entonces, decidió invitarla a salir a correr junto a ella, ya que creyó que así podría despejarse, pero la pelinegra no quiso aceptar. No quería subir a cambiarse para hacer ejercicio, ni mucho menos escuchar a su prima hablarle sin parar, ya que sabía que seguiría insistiendo en saber lo que le sucedía.
Jimin comenzó a caminar, por lo que ella lo siguió emocionada, lo cual este podía notar con facilidad. Caminaban por la pasarela de madera, acercándose al lago, el cual la fémina miraba emocionada, y no pudo evitar chillar al ver un pequeño bote.
—¡Me encanta!
—Ven, te ayudaré —dijo Jimin, colocándose al borde de la pasarela, estirando sus manos.
Carrie aún con una sonrisa, tomó sus manos, para así bajar a dónde estaba el bote. Esta perdió por un momento el equilibro, soltando un chillido, pero aún así volvió a recuperarlo, acostumbrándose a la sensación.
Jimin no había podido evitar reír, aún así, al verla sentándose, subió él.
Este tomó asiento frente a ella y llevó las manos a los remos, para así empezar a alejarlos, lo que hizo que ella lo mirase emocionada, aunque pensaba si no era agotador, ya que lo notaba hacer fuerza.
—¿No es agotador? —preguntó curiosa.
—No una vez que lo haces seguido —respondió con una sonrisa—. Pero eso no me sucede.
Carrie no pudo evitar soltar una risotada, observando hacia la casa, mientras se alejaban. Se sentía maravillada aunque no fuese la gran cosa, pero le gustaba estar en ese bote, en compañía de Jimin que conocía cada día un poco más.
En un momento este dejó de remar y se quedaron observando a su alrededor, como la casa se veía tan pequeña.
—Me encanta —murmuró con una sonrisa.
—A veces lo hago para tener un poco paz —comentó sorprendiéndola.
—¿Con Jolie?
—No. Lejos de ella —bromeó riendo y ella lo hizo por lo bajo—. De todas maneras, tenemos nuestro lugar especial para ver el lago. Es un poco alejado de aquí...
—No quiero saber lo que hacen allí —lo interrumpió y este soltó una carcajada por la expresión de desagrado de su rostro.
—Oye, no somos tan así —ella lo miró con cinismo y este volvió a reír—. Tal vez un poco, pero a veces sólo nos gusta sentarnos a admirar la vista.
—Entonces, podríamos ir algún día los cuatro —sonrió como si hubiera tenido una buena idea.
—Me gusta el plan.
—Perfecto. Sólo nos queda saber qué opinan ellos.
Ambos se quedaron nuevamente en silencio, pero uno que era bastante cómodo para ambos. Eso les agradaba.
Y es que desde que se conocieron que habían sentido una gran química que no se esperaban. Pues, Jimin al conocer a Jungkook, creyó que se llevarían más que bien y podrían formar una amistad, pero acabó sorprendiéndose al darse cuenta que con quién lo hizo fue con la prima de su prometida.
Miraban a sus alrededores, los árboles que rodeaban al lago, y por pequeños momentos, sus miradas se cruzaban, pero solamente se sonreían cuando eso sucedía. Ninguno sentía la necesidad de hablar para desaparecer alguna tensión, y no había nada mejor que eso, porque ambos disfrutaban de la paz en esos momentos de silencio.
—¿Cómo te sientes por la boda? —preguntó curiosa.
—Oh...algo ansioso creo —respondió soltando una risilla.
—Comprendo eso.
—Este último tiempo ha sido algo complicado, lo cual me hace pensar demasiado en eso —confesó haciendo una mueca—. Pero ya, estamos mejor hoy.
—Oh, eso es seguro —comentó recordando lo que había escuchado durante la madrugada.
—¿Qué?
—Los escuchamos —confesó, provocando que este abriese los ojos a la par, sintiendo su rostro enrojecer.
—Oh, en verdad lo lamento. No pensé...
—Tranquilo. Es su casa, además, aún no deben acostumbrarse a que estemos Jungkook y yo —se encogió de hombros, restándole importancia—. Apenas llevamos una semana aquí.
—Ya, pero debimos darnos cuenta del ruido —dijo por lo bajo sintiéndose aún avergonzado.
—La verdad es que nos asustamos por un momento, y llegamos a creer que estaba pasando algo más —confesó riendo, lo que hizo que este tuviese que cubrirse el rostro.
—Lo siento. Lo siento...
—Ya, está bien —apoyó la mano en su brazo por un momento, mientras este bajaba las suyas.
—Se escuchó demasiado horrible, ¿verdad?
—¿Cómo para que nos asustáramos? Sí.
—Es que rompimos un adorno —admitió riendo, provocando que ella soltara una risotada—. Creo que castigarla sin sexo por días, no va a volver a pasar mientras ustedes estén aquí.
—Oh, ¿por qué la castigarías de esa forma? —preguntó confundida.
—Llevábamos días discutiendo por algunas...situaciones, nada agradables para mí —hizo una mueca—. Ella nunca parece escucharme, y cree que por las noches todo está bien. Ya sabes...otras de sus adicciones parece —soltó una risa amarga—. Así que, para que me tomara en serio, decidí castigarla un poco, pero eso pareció motivarla demasiado.
—Oh...ya lo creo —asintió riendo—. Jungkook fue a ver qué sucedía, porque realmente nos asustamos.
—¡¿Qué?! Diablos, ahora entiendo porqué no me dirigía la palabra durante el almuerzo —comentó cubriéndose el rostro nuevamente.
—Oh, no creo que eso lo haya molestado. Tranquilo —sonrió de manera tranquilizadora—. Es simplemente que hemos discutido anoche, y además, no pudo dormir bien por mi culpa.
Este al notar cómo ella lo comentaba intentando esconder la angustia, presionó por un momento los labios sin saber qué decir, ya que por más que sentía algo de curiosidad, no quería tocar el tema para que eso llegase a afectarle más.
—Pero ya están mejor, ¿verdad?
—No sé. Estuvo abrazándome toda la madrugada, pero al despertar no hablamos demasiado —confesó angustiada—. No sé cómo estamos, Jimin.
—Si necesitas hablar...aquí estoy, ¿sabes? —dijo con suavidad, apoyando la mano en su brazo.
La fémina levantando la mirada, encontrándose con sus orbes mieles que la miraban de forma comprensiva, permitiéndole que pudiese confiar en sus palabras. Sentía que con él podría llegar a ser capaz de hablar sobre su matrimonio, sobre el doloroso y desesperante momento por el que estaban pasando.
Mientras que Jimin no podía evitar recordar las palabras de Jungkook, lo que le hacía pensar en que quizás debía contárselo, porque notaba cómo ella parecía desesperada por poder arreglarlo, cuando el pelinegro ya no veía forma de que eso pasase. Pero, decidió no hacerlo, porque sentía que no era lo mejor entrometerse de esa manera, y acabar con todas sus ilusiones en ese momento que parecía lo suficiente afectada.
No sabía si era por el hecho de que discutieron, pero podía notar que si seguía indagando en ese tema, ella se derrumbaría. Esa no era para nada la idea, porque si estaban allí, era porque ambos necesitaban despejar sus cabezas.
Jungkook bajaba las escaleras, echando su cabello hacia atrás, mientras buscaba con la mirada a su esposa. Creyó que al despertar, ella estaría a su lado, ya que antes de dormirse había estando esperándola porque le dijo que también subiría.
Habían dormido tan mal durante la madrugada que decidieron dormir un poco en la tarde, por lo que Jungkook, al saber que ella no durmió nada, le había insistido en que fuesen a la habitación. Pero ella pareció engañarlo y jamás haber subido a dormir con él, por lo que sentía algo de enfado, a pesar de que había logrado dormir bien.
Este la buscó en cada habitación de la casa, frustrándose al no verla por ninguna parte, pero tampoco veía a los demás, por lo que pensaba que pudo haberse marchado con Jimin y Jolie.
El hecho de que jamás lo despertase, dejándolo solo en esa casa, lo hacía enfadarse mucho más.
En ese momento, lo único que quería Jeon Jungkook, era poder volver a Virginia, a su hogar. Hasta comenzaba a pensar que aquella idea de viajar había sido una pésima, porque estaban llevándose mucho peor que cuando estaban en su casa.
No comprendía cómo la situación podría haber llegado a empeorar cuando su idea era arreglar eso, pero ya no sabía cómo seguir allí al darse cuenta de eso.
Jungkook se encontraba a un lado de la escalera sin saber qué hacer, pensando en cómo podría hablar con su esposa y convencerla para que volviesen a Virginia, sin que esta se molestase, ya que sabía que al tratarse de su familia, podría tomárselo demasiado mal.
Carrie siempre había sido muy unida a ellos, y los adoraba más que a nada en el mundo, llegando a confiar ciegamente. Una de las razones por la que jamás había llegado a creer en la acusación de Jungkook, respecto a que Jolie estaba intentando seducirlo. Eso había frustrado demasiado al pelinegro, hasta llegó a hacerlo dudar de si realmente estaba sucediendo lo que creía, porque Carrie la había defendido sin dudar. Fue lo que creó su primera discusión que no arreglaron a los minutos cómo hubieran hecho normalmente, pero es que había sido demasiado fuerte. Tardaron días en poder arreglarlo, ya que él no sabía qué pensar al respecto, si sólo era su imaginación, mientras que Carrie se sentía indignada por la forma en la que había intentado manchar la imagen de su prima, la cual siempre fue cómo una mejor amiga, a pesar de que era cuatro años menor que ella.
El pelinegro soltó un suspiro, pensando que quizás lo mejor era salir a despejar un rato su cabeza, antes de que llegase su esposa, pero la puerta de la entrada se abrió. Giró la cabeza a ver ilusionado, hasta que vio un cabello castaño atado en una coleta.
Este no pudo evitar tragar con dificultad al ver cómo su cuerpo se encontraba sudado, llevando un top deportivo negro, como también unos leggins cortos del mismo color. Eso provocó que su mirada se fuese a su trasero, cuando ella medio giró a cerrar la puerta, porque no podía negarlo, tenía unas curvas que lograban llamar la atención de cualquier persona.
Al darse cuenta de cómo estaba mirándola, boquiabierto, sacudió su cabeza intentando reaccionar, ya que debía concentrarse en su esposa.
—Oh, Jungkook, ¿acabas de despertar? —preguntó con una sonrisa, acercándose.
—Carrie me dejó dormir demasiado.
—Se nota —soltó una risilla, señalando sus ojos, lo que hizo que se sintiese algo avergonzado y desviara la mirada.
—¿Dónde está mi mujer? Creí que habían salido los tres —confesó arrugando levemente la frente.
—Oh, Jimin y Carrie están juntos —respondió tranquilamente, dirigiéndose hacia la cocina—. Así que no te preocupes por ella.
—¿Qué? ¿Cómo que están juntos? —preguntó siguiéndola rápidamente.
—Cuando llegué, los vi en el lago. Tienen bastantes cosas en común por lo visto —comentó riendo—. Me agrada que se lleven tan bien.
Jungkook pasó la lengua por el interior de su mejilla, intentando poder pensar cómo ella, tan tranquilamente. Pero en ese momento, podía sentir cómo los celos estaban invadiéndolo, por lo que volteó para salir de la cocina dirigiéndose rápidamente hacia la salida, provocando que ella se sorprenda.
Al salir, sintió la brisa fresca y observó el cielo anaranjado, hasta que su vista se dirigió hacia la pasarela de madera por la cuál empezó a caminar.
Podía ver a Jimin ayudando a Carrie subirla para salir del bote, escuchando sus risas, lo cual hizo sentir su sangre hervir, porque parecían estar tan bien juntos. Carrie parecía otra, siquiera recordaba cuándo fue la última que él la hizo reír, sólo podía ver cómo parecía haberse vuelto infeliz. No podía soportar verla de esa manera con alguien más, cuando con él debía compartir su tiempo, cuando él debía hacerla divertirse, cuando él debía provocar aquella risa que se había vuelto su melodía favorita en cuanto la escuchó. Pero todo lo que obtenía eran sus lágrimas y verla demacrada por perderse en el dolor.
Carrie al voltear, sintiendo a Jimin subir, escuchándole hablarle, no pudo evitar tensarse al ver cómo su esposo se acercaba rápidamente con sus facciones endurecidas que le permitían saber que estaba demasiado molesto. En ese momento, pensaba si lo estaba por no haber accedido a estar con él en la madrugada, por lo que necesitaba que el rubio se marchase antes de que este empezara a reclamarle.
Lo bien que la había pasado conversando en el lago con Jimin, despejando al fin su cabeza, fue completamente olvidado porque los problemas habían vuelto, como las preocupaciones.
—Tenemos que repetir...—Jimin quiso seguir hablando, pero al ver a Jungkook frente a él, respirando de manera pesada con sus manos empuñada, se tensó.
—¿Repetir qué? —inquirió alzando una ceja.
—¿M-Me dejas hablar con mi marido? —Carrie giró su cabeza para ver a Jimin, intentando parecer tranquila, mientras que este asintió dudoso, para luego tomar el camino hacia la casa.
Jungkook podía escuchar sus pasos alejarse, sin siquiera voltear a verlo, porque toda su concentración estaba en su esposa. En su forma de mirarle, como si supiese lo que se venía y estuviese agotada, lo que le hacía enfadarse más, ya que se sentía el maldito problema.
—Jungkook...
—¿Qué rayos está pasando entre tú y Jimin? —preguntó enfurecido, acercándose más a ella.
—¿Qué?
—No me hagas repetirlo —dijo entredientes.
—¡Se trata del prometido de mi prima, por el amor de Dios! —exclamó indignada—. ¡¿Cómo puedes siquiera pensar en algo así?! ¡Estás muy mal, Jungkook!
—Entonces, ¡¿por qué Diablos te la pasas con él?! —examinó, tomándola del brazo.
—¡Porque nos hicimos amigos! —respondió rápidamente, y este soltó una risa amarga, negando con la cabeza como si no pudiese creerle—. ¡Es tan simple cómo eso!
—Oh, ¿por eso parecen buscar tener momentos a solas? —sonrió amargo.
—Ésto tiene que ser una broma —murmuró aún sorprendida, mientras este seguía esperando una respuesta.
Carrie no podía evitar sentirse indignada por sus acusaciones, por lo que no quería seguir allí. No podía soportar notar cómo esposo la miraba como si fuese lo peor del mundo, cómo si no la conociese a ella, ni a sus valores.
Ella con sus facciones endurecidas, intentando contener su rabia, decidió marcharse.
Jungkook no pudo evitar sorprenderse, porque ella no era de ese tipo de personas, al contrario, siempre tenía algo que decir, hasta en las discusiones. Y ahora, parecía otra vez quedarse callada cuando más necesitaba escucharla. No podía dejarlo así, con su cabeza creando escenarios imaginarios entre ellos dos que destrozaban su corazón, por lo que decidió seguirla rápidamente para tomarla del brazo.
—¡¿Por qué no me contestas?! —examinó enfurecido.
—¡¿Qué quieres de mí, Jungkook?!
—¡Quiero a mi mujer, Carrie! Quiero a la mujer que jamás se marcharía así en una discusión, sabiendo que estás lastimándome con estas malditas inseguridades —su voz se quebró, y suspiró—. ¿Qué rayos es lo que sucede?
—¡¿Qué quieres que te que diga si no vas a creerme?! —preguntó frustrada—. ¡¿Quieres que te mienta?! ¡Pues, lo haré! —dijo acercándose más a él, sintiendo cómo su respiración chocaba contra su rostro—. Tienes toda la razón. Soy tan hija de puta que no me interesan en lo absoluto tú y mi prima, así que me follo a Jimin.
Jungkook podía observar sus ojos cristalinos mientras escupía aquellas palabras, para luego marcharse sin más, dirigiéndose hacia la casa a paso rápido, sin darle la oportunidad de poder reaccionar.
Este volteó a ver el lago, sintiendo cómo su visión se había vuelto nublada, y sin poder soportarlo más, un sollozo escapó de sus labios. Se sentía agotado, con miles de pensamientos dando vueltas por su cabeza, con miles de palabras atoradas en su garganta y con un gran dolor.
Le dolía tener que soportar tantas situaciones, cada maldita decisión mal tomada porque no era capaz de marcharse. Le atormentaba, y no sabía cuánto más podría soportar hasta que llegase a su límite, porque estaba agotado de sentir que sólo estaba recibiendo la peor parte de su esposa, cuando años atrás se había jurado hacer todo lo posible por mantener su sonrisa, y ahora, sólo recibía sus lágrimas, como también su rechazo.
Jungkook y Carrie no eran capaces de conversar, pues este esperaba que luego de lo que había dicho y cómo se marchó, fuera quién acabara dando su brazo a torcer. Mientras que ella esperaba que este se disculpase por pensar que sería capaz de algo así, cuando llevaban años casados y siempre le recordaba que cumpliría la promesa que le hizo en el altar.
Esa noche había sido realmente horrible para ella, que aún con las luces apagadas y dándose la espalda, esperó que este se dignara a hablar en algún momento. Pero cuando menos se lo esperó, pudo escuchar cómo se encontraba profundamente dormido a los pocos minutos.
El pensar que este, por primera vez, no había intentado arreglar la situación y pudo dormir cómo si nada, provocaba que el temor apareciese, por lo que no pudo evitar llorar silenciosamente hasta que se durmió.
Al despertar, vio a Jungkook salir del baño, observándola por un momento, hasta que decidió marcharse, mientras que ella sentía cómo su corazón dolía por su manera de actuar. Se dio una ducha para intentar despejar su cabeza, pero al bajar lo vio en la cocina ayudando a Jolie con la comida, mientras que Jimin tuvo que resolver un problema en su trabajo, por lo que tuvo que marcharse temprano en la mañana.
Se le había hecho algo sorprendente que su esposo estuviese ayudándola, y que cruzaran alguna que otra palabra, ya que recordaba perfectamente sus acusaciones y cómo desde que estaban allí, este mantenía la distancia de ella.
Aún así, intentó hacer cómo si nada y quiso ayudar, pero Jolie le pidió que colocara la mesa, ya que con Jungkook harían todo.
El almuerzo no había sido algo agradable para el matrimonio, y tampoco para Jolie que intentaba hablar con ambos, para que así la tensión desapareciese. Y durante la tarde, Jimin llegó agotado, mientras que Jolie invitaba a Jungkook a salir a entrenar.
El pelinegro había dudado demasiado sobre si aceptar aquella invitación, ya que la voz en su cabeza le gritaba que siguiese tomando distancia, faltando días para que se marcharan de allí. Pero estaba agotado de no hacer nada, de tener que soportar ver a su esposa y darse cuenta que no cedería, que no se daría cuenta de su error.
Jungkook acabó aceptando su invitación, notando cómo ella se emocionaba al tener un compañero para salir a correr, ya que Jimin llevaba varios días rechazándola, cuando era algo que siempre solían hacer juntos.
Durante el camino se mantuvieron en silencio, Jungkook evitando sus pensamientos. Iba más adelantado que Jolie, y se sentía aliviado de que ella no buscase hablarle, ni correr a la par de él. A sus lados sólo veían los árboles y no pasaban coches al ser un camino bastante tranquilo.
Al regreso caminaron un poco, cruzando alguna que otra palabra esta vez, pero nada que lo llegase a incomodar. Cuando sintió que ya hablaron lo suficiente, comenzó a trotar otra vez, siendo seguido por ella que seguía manteniendo la distancia.
Pero cuando este podía ver la casa a lo lejos, escuchó un golpe que lo hizo detenerse, y cuando giró, vio a Jolie en el suelo con las manos en su tobillo, mientras gemía de dolor.
—¿Estás bien? —preguntó agitado, acercándose rápidamente para colocarse en cuclillas.
—Me duele demasiado el tobillo. Me lo doblé —lloriqueó, mientras Jungkook intentaba verlo, pero ella no apartaba las manos.
—Mierda...—murmuró volteando a ver hacia la dirección de la casa—, ¿no puedes caminar?
Este se levantó estirando sus manos, por lo que ella gimiendo de dolor, las tomó intentando levantarse, pero cuando apoyó ese pie, chilló adolorida.
—Ven aquí —suspiró. Ella lo miró confundida, pero cuando este soltó sus manos y la cargó sorpresivamente, no pudo evitar jadear por el susto—. Estamos cerca.
Jolie, de manera dudosa, pasó uno de sus brazos por sus anchos hombros, sintiendo un poco su sudor por su camiseta negra de tirantes, pero eso no le molestaba para nada. Él podía sentir lo tensa que estaba, como también su forma de mirarlo, lo que le hacía rogar poder llegar lo más pronto posible.
Mientras que ella lo observaba admirándolo, la manera en la que su cabello oscuro corto se pegaba por partes en su frente por su sudor, la forma en la que intentaba ignorar su mirada, sus labios rosados y delgados entreabiertos, escuchando lo agitado que estaba a la vez que sentía su corazón latir con fuerza.
Una vez que Jungkook se encontró frente a la puerta, la abrió con algo de dificultad, dirigiéndose exhausto hacia el sofá para depositarla allí.
—Gracias, pero no era necesario —dijo ella soltando un quejido al llevar las manos a su tobillo.
—Aún seguiríamos en el mismo lugar si no te hubiera cargado —aseguró colocándose en cuclillas frente a ella.
—Puede ser —sonrió a medias.
—Déjame ver.
—No es necesario...
Este hizo caso omiso a sus palabras y le quitó la zapatilla, para luego llevar las manos a su tobillo, algo confundido al sentirlo normal porque siquiera estaba un poco hinchado, pero la escuchaba gemir de dolor.
—¿Puedes moverlo? —preguntó aún con sus manos allí y ella intentó moverlo, mientras soltaba quejidos—. No es nada, seguramente sólo te lo has doblado un poco.
—Me duele —comentó lloriqueando.
—Ya, relájate. Quizás se te hinche un poco luego, pero se te pasará —aseguró levantando la mirada, pero en eso se encontró con sus orbes verdes.
No había reaccionado hasta ese momento sobre la cercanía que era tanta que podía sentir sus respiraciones mezclarse. En ese momento, no podía evitar admirar sus cejas perfiladas, sus largas pestañas arqueadas, sus orbes de un verde que parecía cambiante, su nariz pequeña y redonda, sus labios pomposos de un color carmesí.
Sentía estremecerse, mientras sus latidos se aceleraban ante los impulsos que comenzaba a tener, pero el recuerdo de su esposa lo invadió.
Rápidamente, se apartó bruscamente, provocando que ella se sobresaltara, mientras este se levantaba.
—Necesito darme un baño —dijo ella, haciendo que la mire—. ¿Puedes ayudarme a subir las escaleras?
Jungkook quería negarse, sabía que sería lo mejor por los pensamientos que estaba teniendo, pero cerrando los ojos a la vez que soltaba un suspiro, decidió asentir con la cabeza.
Este volvió a cargarla, sintiendo cómo pasaba el brazo por sus hombros otra vez. Comenzó a dirigirse hacia las escaleras con algo de dificultad, porque el sentir su calor corporal estaba logrando incomodarlo demasiado.
Lo que más quería era no volver a verla, pues sentía que con cada segundo que pasaba a su lado, estaba jodiéndose él mismo, pero aún así, se dirigió al baño.
—Gracias —sonrió, mientras la soltaba cuidadosamente—. ¿Puedo pedirte otro favor?
—Está bien —suspiró, detestándose por seguir aceptando.
—¿Podrías traerme la bata de baño que está en mi habitación?
Este asintió volteando, mientras ella le agradecía, para luego cerrar la puerta.
Jungkook mordió el interior de su mejilla, preguntándose porqué seguía aceptando si lo que más quería era poder volver a distanciarse, ya que aún sentía que sus intenciones no eran buenas.
Trataba de pensar en su esposa, en que debía intentar convencerla de marcharse antes de lo acordado, porque Jolie estaba volviéndolo loco.
Este entró a la habitación de la pareja, observando a su alrededor para buscar la bata de baño que encontró sobre uno de los muebles. La tomó rápidamente con la intención de volver al baño para dársela, pero no pudo evitar detenerse a ver las fotografías.
Era una de cuando apenas tenía sus diecisiete años y estaba junto a Carrie, cuando ellos ya eran novios, y hasta ya se encontraban comprometidos. Pudo notarlo rápidamente porque al salir abrazando a Jolie, podía ver en uno de sus dedos el anillo.
Jungkook no pudo evitar recordar la forma en que Jolie se acercaba a él, como el día que festejaron que Carrie había dicho que sí a casarse con él, a la castaña no le importó en absoluto eso.
Cuando Jungkook se encontraba dentro de la casa -estando la celebración en el jardín trasero-, este estaba descorchando otra botella de champagne, completamente concentrado. Al sentir unas manos pasar por su cintura, sonrió al pensar que se trataba de su prometida, pero al voltear y encontrarse con aquellos orbes verdes, se sobresaltó.
Jolie se abalanzó sobre él, ya sin poder resistirlo más, pero este rápidamente la tomó de los brazos apartándola de manera brusca, reprochándole por lo que intentaba. En ese momento, al escucharla reír, pudo darse cuenta que se encontraba ebria.
No podía creerse para nada que intentase algo como eso, siendo prima de Carrie, y además, de intentar seducirlo siendo menor. No comprendía cómo podía ser completamente distinta a Carrie, cómo parecía no importarle absolutamente nada, y ser tan insistente, cuando notaba lo perdidamente enamorado que se encontraba de su prima.
Al volver a la realidad, Jungkook tragó con dificultad, y sacudió la cabeza intentando despejar todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Dejó la fotografía en su lugar, para luego dirigirse nuevamente al baño dónde debía estarlo esperando la castaña.
Este seguía siendo aturdido por sus pensamientos, teniendo el impulso de preparar su valija y marcharse de una vez, porque detestaba el darse cuenta que Jolie parecía estar metiéndose en su cabeza cómo jamás creyó que pasaría. Al querer irse de una vez, abrió la puerta sin pensar en lo absoluto, sintiendo cómo el vapor golpeaba su rostro haciéndole cerrar los ojos por un momento.
En cuanto pudo ver con algo de claridad, pudo divisar a Jolie duchándose. La veía de espaldas, cómo el agua recorría su cuerpo desnudo, mientras su mirada se dirigía a su trasero redondo.
Jungkook sentía cómo se le dificultaba respirar, y cómo el oxígeno parecía abandonar su pulmones, cuando ella medio giró conectando sus miradas, enseñando uno de sus senos.
Sin duda, ahora confirmaba cómo estaba jugando con él, cómo estaba intentando que cayera, y quizás...lo estaba logrando.
Este aún respirando con dificultad al ser invadido por pensamientos impuros, decidió marcharse rápidamente de allí, dando un portazo.
Se dirigía rápidamente hacia la habitación, intentando despejar aquellos pensamientos, pero sentía que en ese momento nada podría funcionar.
Jungkook se quitó rápidamente la ropa, entrando al baño, para así abrir la regadera. Sentía el agua caliente caer sobre él, recorrer su cuerpo desnudo, pero los pensamientos estaban allí, cómo también una erección que no podía negar para nada.
Y esta vez, alguien que no era su esposa, la había provocado.
Sentía que ya no podía más, que por más que estuviese luchando con todas sus fuerzas, estaba deseándolo.
Sin más, llevó la mano a su miembro para comenzar con los movimientos, cerrando los ojos con fuerza, imaginando a Jolie.
—Oh, tenemos que decirles que mañana planeamos ir a ese sitio especial —comentó Jimin, bajándose del coche.
Este durante la tarde, había visto lo mal que se encontraba Carrie, por lo que había decidido invitarla a una cafetería dónde preparaban el mejor pastel de chocolate, según su opinión. Ella al principio no quiso aceptar, pues recordaba cómo el día anterior su esposo no había dudado en atacarla por pasar tiempo con él.
Sabía la gran inseguridad que estaba generándole, por lo que quería intentar arreglar las cosas con él, pero necesitaba salir de allí porque seguir siendo ignorada por Jungkook, estaba hiriéndola cada segundo más.
Durante el camino, simplemente, escucharon música, sin hablar en lo absoluto, pero ambos se sentían cómodos así. Al llegar a la cafetería, Jimin ordenó rápidamente aquel pastel, lo que le hizo reír antes de pedir también café.
Cuando pudo probar aquel pastel, no pudo evitar darle toda la razón a Jimin, por lo que comprendía su emoción por comerlo. Este sonrió triunfante, y comenzaron a hablar cómo hacían normalmente, evitando tocar el tema de Jungkook, porque este podía notar con facilidad que ya no era para nada de su agrado.
—Claro. Tú podrías hablar ahora con Jolie, y yo con Jungkook —dijo mientras se dirigían hacia la entrada.
—Perfecto.
Jimin al abrir la puerta, se hizo a un lado para que ella pasase, lo cual le hizo sonreír. Ella giró a verlo notando cómo este le devolvía la sonrisa guiñándole el ojo, y decidió dirigirse a las escaleras para así buscar a su esposo.
Caminaba con algo de temor por el pasillo, pensando en que no sabía cómo volver a hablar con él luego de esa discusión. Pensaba en que, quizás, no pensó bien en cómo debía sentirse él si tenía aquella inseguridad.
Probablemente, Jungkook tenía buenas razones para llegar a desconfiar, por lo que debía disculparse, porque sino, entonces, aquel viaje sería para acabar de romper con su matrimonio.
Soltó un suspiro tomando el pomo de la puerta, para así entrar a la habitación, pero arrugó la frente al ver que no estaba allí. Al ver su ropa en el suelo como si se dirigiera al baño, fijó su vista allí por lo que se acercó a esa puerta.
Pensaba si lo mejor era pasar ya que estaba la puerta entreabierta, o esperar a que saliese para que pudieran hablar más tranquilos, pero a pesar de escuchar el sonido del agua, pudo escuchar también un gemido que le hizo estremecerse.
En ese preciso momento, sintió lo que él el día anterior, por lo que a pesar del temor de lo que pudiese encontrarse, abrió rápidamente la puerta para pasar. Al verlo con una de las manos apoyada en la pared, dándole la espalda y los movimientos de uno de sus brazos, permitiéndole notar que estaba masturbándose, una parte de ella se relajó.
Se sentía idiota y disgustada de sí misma por lo que pudo haberse imaginado.
—Oh, mierda....—gimoteó aumentando sus movimientos, echando su cabeza hacia atrás.
Este estaba envuelto en el placer, perdido en su imaginación, sintiéndose al borde, sin ser capaz de notar la presencia de su esposa. Carrie humedeció sus labios, sintiendo cómo un cosquilleo recorría su vientre bajando hasta su feminidad.
Por primera vez, luego de tanto tiempo, sentía como la excitación estaba provocando que decidiera hacer a un lado todo lo que llegaba a perturbarle.
Deseaba poder estar con su marido otra vez, porque, además, sabía que era otro gran problema en su matrimonio.
Él llevaba necesitándola por meses e intentaba seguir comprendiendo, pero ya había llegado a un límite.
Tenía sus necesidades cómo todas las personas, era normal que tuviera deseos sexuales, pero ella cómo su mujer no cedía a complacerlo, y este ya estaba cansándose de solamente tener que usar su mano. Pues, jamás se había cruzado por su cabeza la idea de estar con otra mujer, porque amaba más que a nada en el mundo a Carrie.
Ella comenzó a quitarse la ropa lentamente, sintiendo algo de nervios por cómo podría reaccionar, pero también estaba necesitando a su esposo.
Y una vez que estuvo completamente desnuda, comenzó a caminar cautelosamente hacia él.
Tragando con dificultad, pasó las manos por su cintura, sintiendo cómo este se estremecía, para luego depositar besos en su espalda. Sorpresivamente, este aún con los ojos cerrados, volteó buscando sus labios, capturándolos en un beso hambriento.
―Ya no puedo soportarlo más...—dijo sobre sus labios para volver a besarla.
Ella podía sentir cómo pasaba los brazos por su cintura, tomándola con fuerza para apegarla a él, provocando que ella sintiese su miembro en el vientre, lo cual la hizo jadear.
Jungkook pasó las manos por sus ojos, abriéndolos a la par al encontrarse con el rostro de su mujer.
—¿Carrie? —preguntó asombrado, arrugando el rostro.
—¿Quién más podría ser, amor? —soltó una ligera risa por la confusión.
—Oh, Dios...
Ella lo tomó del rostro, juntando nuevamente sus labios, pero este parecía no poder reaccionar aún, por lo que se alejó unos centímetros para volver a observarlo.
—Sé que me equivoqué. Sé que debí entender tus inseguridades, pero jamás haría algo como eso. No cuando eres a quién amo y a quién deseo —aclaró rozando sus narices—. Te necesito, Jungkook.
—Y yo te necesito a ti, cariño —murmuró aún intentando reaccionar, pero llevando la mano a su barbilla para así juntar sus labios.
Jungkook la besaba con desespero, con necesidad, con pasión, provocando que ella pasara las manos por su nuca tirando de su cabello, haciendo un sonido involuntario con la garganta al sentir su lengua recorrer toda su boca.
Podía sentir cómo su miembro erecto y endurecido con venas sobresalientes, rozaba su vientre, por lo que ella estaba necesitada de tenerlo dentro de una vez luego de tanto tiempo.
Este rompió el beso volteándola, provocando que jadeara sorpresivamente, casi chocando contra la pared si no fuese porque colocó las manos. Jungkook se pegó a su espalda, deslizando ambas manos por su cintura hasta llegar a sus caderas, atrayéndola hacia él para que sintiese su miembro erecto.
Una de sus manos empezó a recorrer su vientre, provocando que jadeara, mientras este empezaba a besar su cuello, recorriéndolo con la lengua.
Carrie, inconscientemente, tiró su trasero hacia atrás deseando poder sentirlo más, sonriendo cuando su miembro quedó entre sus piernas.
Ella las cerró un poco, comenzando a moverse, sintiendo cómo se metía entre sus pliegues, por lo que no pudo evitar gemir, escuchando a Jungkook gruñir en su oreja.
Él la acompañaba con sus movimientos, mientras bajaba la mano a su feminidad, sintiendo lo húmeda que se encontraba, por lo que comenzó a hacer movimientos circulares sobre su clítoris, pero tan lentos que hacía desesperar a la pelinegra. Ella no le hacía falta verlo, porque podía sentirlo sonreír contra su cuello.
—N-No me tortures, Jungkook —pidió gimiendo.
—¿No crees que te lo mereces, cariño? —preguntó en su oído con la voz algo profunda y jadeando.
Sintió cómo ella tomó su miembro con una mano, llevándolo hacia su entrada húmeda, por lo que estaba deseando más que nada poder enterrarse rápido y duro, pero sabía que no debía hacerlo. Al contrario, deslizó hacia abajo sus caderas, lentamente, introduciéndose.
Podía sentir cómo sus paredes se abrían alrededor de su miembro, mientras ambos gemían al sentir cómo el placer y alivio los envolvía.
—Oh, cariño...—gimió en en su oído, dejando un beso en su cuello—, te extrañé tanto. Tanto.
—Muévete —pidió jadeante.
Este no dudó en obedecer, pues también sentía la necesidad de poder hacerlo. Al principio, empezó a moverse lento porque quería disfrutar de aquella sensación, pero ambos se dejaron llevar rápidamente, por lo que al contrario, empezaron a mover sus caderas con desespero.
Jungkook pasó las manos por sus senos, amándolos con ligera brusquedad, por lo que ella posó las manos sobre las de él para que las mantuviese así, mientras su miembro entraba y salía disfrutando de lo profundo que llegaba.
Poco después, el placer empezó a tornarse insoportable, sin importarles en absoluto el ruido que estaban haciendo.
Jungkook apoyó una de sus manos también en la pared, intentando mantener el ritmo, y Carrie apoyó su cabeza en este, ya que estaba agotándose. De repente, este pudo sentir cómo mordía su brazo, por lo que gruñó por el dolor mezclado con el placer, así que rodeó con ese brazo su cuello, echando su cabeza hacia atrás.
Se movía lento, pero profundo en su interior, mientras besaba su cuello y oreja a la vez que ella contraía su vagina, aumentando aquella sensación de placer.
Este se salió de su interior, provocando que volteara a verlo confundida, pero la levantó haciendo que rodeara las piernas en su cintura, volviendo a atacar sus labios en un beso hambriento.
Llevando una de las manos a su trasero, con la otra dirigió nuevamente el miembro a su entrada, introduciéndola por completo, provocando que soltase una grito ahogado.
Jungkook volvió a juntar sus labios, mientras la embestía duro y rápido, llenándola por completo.
En cuanto rompió el beso, escondió su rostro en el cuello de su esposa que podía escucharlo gemir grave, mientras su respiración pesada chocaba contra su piel.
—¡S-Sigue así! ¡Ah! ¡Sigue! —gritaba llena de placer, mientras este la tomaba con más fuerza, obedeciendo a su orden.
—Sigues tomándome tan bien —gimió por lo alto en su cuello, para luego morderlo, provocando que ella echase su cabeza hacia atrás, jadeando.
Las manos de su esposa tiraban de su cabello con fuerza, permitiéndole saber qué tan bien la estaba haciendo sentir.
Este sentía que ya no podía seguir soportándolo, que iba a acabar en cualquier momento, pero sintió cómo sus paredes se contraían sobre su miembro, y ella soltaba un grito ahogado. Carrie había alcanzado su orgasmo, por lo que tan sólo bastaron unas torpes embestidas más para que acabase llenándola de él.
Este gruñó apegando la espalda de ella contra la pared, sintiéndose completamente exhausto, mientras ella lo abrazaba con fuerza.
—Te amo, cariño —murmuró intentando recuperar el aliento—. Te amo.
—Entonces, ¿estamos bien? —preguntó insegura, levantando la cabeza para poder verlo.
—Estoy seguro que volvimos a ser nosotros —dijo con una sonrisa, para luego juntar sus labios, regalándole una gran tranquilidad.
La lujuria los había envuelto por completo, haciéndolos moverse rápido y fuerte. Se encontraban en la cama, Carrie estaba sobre él, montándolo de una manera que lo hacía sentirse en el mismo paraíso.
El miembro de Jungkook entraba y salía con facilidad de la vagina ya algo adolorida de Carrie. Ella se aferró más a los hombros de su esposo, alzando sus caderas para prácticamente saltar sobre su miembro, logrando una sincronización perfecta y deliciosa.
—No quiero acabar aún, cariño —su voz salió algo entrecortada por su esfuerzo y al estar agotado, mientras echaba la cabeza hacia atrás, enterrando los dedos en las nalgas de su esposa.
—Quiero que lo hagamos juntos —dijo jadeante.
Aún así, el ir y el venir de sus caderas se volvió más rápido, necesitado, tanto así que el roce de sus sexos fue tan intenso que ya no pudieron seguir soportándolo más. Carrie arqueó la espalda, enterrando las uñas en la espalda de este, gritando su nombre. Mientras este gruñía, sintiendo su miembro palpitar luego de llenarla de su esencia.
Ella sonrió agotada sintiendo cómo la esencia tibia de su esposo se escurría por sus piernas. Este abandonó el interior de la fémina, para luego hacerla recostar a su lado, abrazándola con fuerza, mientras la escuchaba reír.
Para la sorpresa de Carrie, empezó a llenar su rostro de besos hasta llegar a sus labios, juntándolos en un beso suave y delicado.
—Te extrañaba tanto —murmuró dulce, acariciando su mejilla con suavidad.
La observaba fijamente, cómo sus orbes parecían volver a lucir vivos con ese brillo especial cuando se reflejaba en ellos. Ella sonreía mirándolo enternecida, sintiendo cómo la calidez la envolvía y su corazón se agitaba.
—Y yo a ti, amor —dijo llevando la mano a su barbilla, para así juntar sus labios en un pequeño beso—. Debo irme a bañar.
—¿Ahora?
—Sí, ahora. Ya no vamos a repetir, ¿está bien? —no pudo evitar reír al verlo fingir una expresión de tristeza—. Dijimos que esa sería la última.
—Vamos, quédate más tiempo conmigo —pidió al verla sentarse para poder levantarse—. Cariño...
—Puedes bañarte conmigo, pero sin tocarme —bromeó haciéndolo reír, pero este se echó hacia atrás cerrando los ojos, mientras suspiraba exhausto.
—Pasaré luego.
Ella asintió estando de acuerdo y se dirigió al baño, sintiendo la intensa mirada de su esposo en su cuerpo desnudo, lo que le hizo reír.
Jungkook al escuchar el sonido de la ducha, inhaló y exhaló intentando relajarse, pero ahora al saber que ya no tenía manera de seguir reteniéndola en aquellas cuatro paredes, comenzaba a desesperarle. Durante la noche, luego de haber vuelto a follar después de tanto tiempo, se bañaron conversando cómo hacían antes, y Carrie quiso bajar, pero este volvió a besarla a la vez que la llevaba hacia la cama.
Ella no fue capaz de negarse y volvió a entregarse a él, completamente envuelta por el placer, olvidándose de todo a su alrededor. En cuanto acabaron, se quedaron abrazados, llenándose de besos y caricias, disfrutando del momento hasta que se durmieron.
Jungkook se había despertado durante la mañana, llenándola de besos que acabaron nuevamente en lo mismo, pero este parecía no cansarse para nada. Y es que había deseado por tanto tiempo a su esposa, que sentía que podría repetir una y otra vez.
Siempre le volvió loco, lo llenaba de lujuria, por lo que ahora necesitaba disfrutar de su cuerpo otra vez.
Durmieron otro poco al acabar agotados y cuando despertaron, Jungkook parecía no haberse saciado lo suficiente, como ella tampoco. Y ahora que ella estaba en la ducha, que quería bajar, este recordaba lo que había sucedido durante la noche antes de que ella llegase.
Sentía cómo la culpa y el miedo lo envolvían, por lo que necesitaba marcharse para no tener que volver a ver a Jolie. No sé sentía capaz de verla cómo si no hubiese visto nada, como si no hubiese sentido absolutamente nada al verla desnuda.
Los minutos empezaron a pasar, y Jungkook no podía dejar de torturarse, por lo que pasó las manos por su rostro, subiendo hasta llegar a su cabello, tirando de este.
—Hey, ¿estás bien, amor? —la voz de su esposa lo hizo sobresaltar, pero aún así, se medio sentó.
No había escuchado que esta había acabado de ducharse, y ahora se encontraba saliendo del baño, cepillando su cabello.
—Sí.
—¿Seguro? —preguntó no muy convencida, sentándose a un lado de sus piernas.
—Claro.
—¿Vamos a bajar? Muero de hambre —confesó riendo.
—Antes quiero hablar contigo.
—Dime —dijo mirándola con atención, dejando el cepillo a un lado.
—¿Recuerdas por qué hicimos este viaje?
—Sí —respondió aunque parecía más una pregunta, ya que no comprendía a qué quería llegar.
—Pues, ya estamos bien —habló tomándola de los hombros, sonriéndole.
—Ya lo sé.
—Entonces, ¿por qué no volvemos a Virginia? —preguntó mirándola esperanzado, mientras ella abría los ojos a la par—. Cariño, ya estamos bien de nuevo, así que, no tenemos nada más que hacer aquí. Carguemos las cosas en el coche, y vámonos ahora mismo.
—¿Qué? ¿Por qué me dices eso de repente? —soltó una risa por la confusión.
—Carrie, quiero volver a Virginia. Quiero volver a nuestra casa —confesó angustiado—. Necesito estar allí contigo de una vez.
—Tan sólo nos quedan cuatro días aquí, Jungkook.
—Pero quiero irme ahora. Quiero regresar hoy a nuestra casa, y volver a nuestra vida.
—¿Por qué tanto desespero de repente?—examinó, mientras este suspiró desviando la mirada, sintiendo una gran inquietud en su pecho—. ¿Jungkook...?
—Por favor, vámonos —pidió tomando su mano, mirándola desesperado, pero ella la apartó.
—No voy a irme así como así. Además, tenemos planes...
—Cariño...
—Hoy quedamos en ir los cuatro al lago, así que, por favor, levántate —dijo levantándose—. Vamos a salir a disfrutar de la tarde.
—Carrie, quiero irme —habló provocando que ella lo mirase frustrada por su insistencia.
—Jungkook, ¿sucedió algo que deba saber? —inquirió alzando una ceja, observando en sus orbes oscuros una desesperación que no lograba comprender.
Jungkook notaba cómo ella estaba comenzando a desconfiar, por lo que tragó con dificultad. Sabía perfectamente que si llegaba a confesarle que Jolie seguía intentando seducirlo, no le creería para nada por lo que discutirían. Y peor aún, si le decía lo que había causado en él, sería el final de su matrimonio.
Eso era algo que no quería por nada del mundo, mucho menos ahora que sentía que había recuperado a su Carrie, de alguna manera u otra. No quería darle un final, porque sentía que seguía amándola, aún sentía que su vida se acabaría si la perdiera y no pudiera cumplir con su promesa.
Carrie era su primer amor.
El amor de su vida.
No podría permitirse jamás perderla.
—No —respondió en un murmuro casi inaudible, sintiendo cómo un nudo se formaba en su garganta al mentirle por primera vez.
—Si no ha pasado nada, entonces, levántate de una vez que debemos comer algo así nos vamos —dijo aún sintiéndose algo tensa por lo que acababa de suceder, ya que una voz en su cabeza le gritaba que no debía creerle, porque notó un cierto temor en su mirada—. Jimin y Jolie ya deben estar preparados para marcharnos.
—¡Carrie, por Dios! —alzó la voz cubriéndose el rostro, sintiéndose desesperado.
Esta que había tomado el pomo de la puerta para salir, volteó completamente confundida. Observó cómo este se encontraba sentado, cubriéndose el rostro, con su respiración pesada, como si ya no pudiese más.
—Jungkook, ¡¿qué rayos te pasa?! —preguntó frustrada, alzando un poco la voz mientras se acercaba.
—¡¿Por qué no puedes hacer lo que estoy pidiéndote?! —bajó las manos para verla.
—¡Porque quiero compartir tiempo con ellos! ¡Porque estoy bien aquí!
—Pues, ¡yo no lo estoy! —confesó alterado con sus ojos cristalinos—. ¡Quiero volver a nuestra casa! ¡Quiero volver a nuestra vida normal!
—Carajo, son sólo unas vacaciones y nos quedan días...
—¡Unos días en los que todo se podría terminar de joder y ya no habría solución! —exclamó sorprendiéndola.
—¿Qué? —soltó una risa histérica—. ¿Qué acabas de decir?
Este bajó la cabeza, cubriéndose el rostro por un momento, intentando mantener la calma y poder pensar con claridad. Por un momento había sido capaz de largar todo, por lo que no podía permitírselo si quería seguir al lado de su esposa.
—¿Por qué rayos se jodería todo, si dijiste que estamos bien? —examinó molesta, pero este no era capaz de verla. Tomó una bocanada de aire y sorbió su nariz, sin responder porque sentía su voz se rompería—. ¡Contéstame!
—Sólo vamos a casa —dijo en un murmuro casi inaudible, aún cabizbajo—. Por favor.
—No. Y es mi última palabra —concluyó dirigiéndose hacia la puerta.
Esta dio un portazo que hizo sobresaltar a Jungkook, el cual acabó rompiendo en llanto, ya que sentía que podría arruinarse todo si seguía otro segundo más allí.
Y ahora estaba desesperado porque quería perderla por nada del mundo.
Mientras tanto, Carrie caminaba enfadada, sin poder comprender para nada otra vez el comportamiento de su marido. Bajó las escaleras para dirigirse hacia la cocina, algo extrañada de no escuchar a Jolie o a Jimin, hasta que entró a la cocina, encontrándose con el rubio que estaba sentado en uno de los taburetes, con el celular en sus manos.
—Hey...—Jimin levantó la mirada, algo sorprendido de verla.
—¿Qué haces? —preguntó acercándose, notando qué parecía algo frustrado aunque intentaba disimularlo.
—Sólo revisaba algunas cosas del trabajo.
—¿Está todo bien? —preguntó sentándose en uno de los taburetes, cerca de él.
—Creo que el plan se canceló —hizo una mueca.
—Oh, ¿Jolie tampoco puede? —preguntó arrugando levemente la frente.
—Se dobló el tobillo ayer cuando salió...—explicó, pero al reaccionar a sus palabras, la miró sorprendido—. Espera, ¿pasó algo con Jungkook? Dijiste tampoco...
—No quiere salir. Parece que no está de humor —suspiró.
—Era un buen plan —comentó por lo bajo, jugando con sus manos—. Hasta creí que podríamos comer allí, así que cociné, pero Jolie siquiera va a levantarse porque dice que le duele mucho el tobillo —hizo una mueca—. La hubiésemos pasado bien. Quizás, antes de que se vayan, si es que a Jolie se le pasa el dolor. No lo sé.
—¿Por qué no vamos nosotros? —preguntó animada, provocando que este la mire sorprendido.
—¿Podríamos?
—¡Claro!
Este al notar su emoción, no pudo evitar también contagiarse, por lo que se levantó con una sonrisa.
El lugar era completamente hermoso, había una cascada, el agua se veía celeste, alguna que otra roca grande y árboles alrededor. Todo era tan verde, tan hermoso, que Carrie había quedado fascinada con aquel lugar, a pesar de que tuvieron que caminar unos quince minutos, ya que dejaron el coche para adentrarse.
Todo era tranquilo, sólo escuchaban el sonido de la cascada, como alguna que otra ave. Carrie y Jimin se sentaron en unas escaleras que había a un costado, mientras admiraban la vista y comían los sándwiches que este había preparado, como también bebían.
Conversaban animadamente, riendo por momentos cuando terminaron de comer, disfrutando del momento que estaban compartiendo, conociéndose aún más. Todo iba más que bien cuando se acercaron al agua, hasta que a Jimin se le ocurrió hacerla caer.
Cuando esta salió a flote, tomando una bocanada de aire, se sorprendió al sentir a su lado cómo Jimin también salía, ya que se había tirado al agua luego de empujarla. Ella comenzó a salpicarle agua, reprochándole por haberle hecho eso, por lo que este también la salpicaba, comenzando una guerra mientras reían.
Carrie jamás se había esperado poder conectar tan bien con el prometido de su prima, pero es que Jimin era una persona demasiado extrovertida, alegre, agradable, como también alguien demasiado interesante. Estaba agradecida de conocerlo, porque, después de todo, ahora podía considerarlo un gran amigo.
Las horas fueron pasando, y cuando el atardecer llegó, ambos se encontraban sentados en las escaleras otra vez, pero esta vez con su ropa algo húmeda todavía. Jimin había sacado de la nevera portátil, más latas de cerveza, por lo que sonrió.
—La pasé muy bien contigo, aunque no vinieran Jolie, ni Jungkook —comentó Jimin, para luego darle un sorbo a su cerveza.
—Yo también la pasé muy bien contigo. Fue divertido —confesó observándolo con una sonrisa.
—Podríamos venir uno de estos días, antes de que se vayan.
—Me parece bien —asintió rápidamente.
Ambos se quedaron en silencio luego de eso, mientras bebían, pero este soltó un suspiro, observando el lago cómo si estuviese pensando. Eso llamó la atención de Carrie, que giró a verlo curiosa.
—¿Está todo bien?
—Problemas con Jolie.
—¿Qué sucede? —preguntó acercándose más a él, inclinándose para tomar otra cerveza—. Ahora que somos amigos, podría darte un consejo. Además, la conozco demasiado.
—Ha estado demasiado extraña, ¿sabes? —comentó alzando una ceja, mientras seguía mirando hacia el lago—. Ésto ya pasó una vez.
—¿A qué te refieres?
—¿Sabes por qué trabajo la mayoría de tiempo en casa y ella dejó de hacerlo?
—No. No me ha dicho nada.
—Ella trabajaba de secretaria en la misma empresa, así que teníamos que vernos el rostro hasta en el trabajo —comenzó a explicar, ganándose toda su atención, y más cuando este soltó una risa amarga—. Pero jamás me esperé que se atreviera a engañarme en mis narices con el director de recursos humanos.
—¿Qué? —preguntó asombrada.
—Tuve la mala suerte de verlos a punto de follar en la oficina, pero aún así, fui tan idiota de perdonarla —volvió a reír, aunque ella pudo notar su dolor—. Me llevó semanas poder hacerlo. Sé que no debí, que estuvo mal, pero ella parecía realmente arrepentida. Me llamaba hasta llorando —hizo una mueca—. Si queríamos estar juntos luego de su infidelidad, entonces, debían cambiar muchas cosas para que yo pudiese volver a confiar. Nos mudamos aquí, lejos de la ciudad, y ella dejó de trabajar aunque podría haber buscado empleo en otro lugar —se encogió de hombros—. Jolie no quería trabajar porque, de todas maneras, con mi dinero tenemos más que suficiente, y la verdad, que pensar en que ya no estaría cerca de ningún hombre al trabajar, ayudaba a que confiara en ella. Estábamos más que bien, y me atreví a pedirle matrimonio —presionó los labios por un momento y suspiró—. Ahora siento que está...que está volviendo a comportarse de la misma manera que cuando me engañaba. Y por momentos, no puedo evitar pensar en si cuándo sale...puede estar viéndose con alguien más —confesó angustiado—. Es una mierda, así que no puedo evitar pensar si debería casarme con tu prima, Carrie.
—Carajo, ella jamás me contó nada sobre todo ésto, Jimin —admitió sorprendida—. Llevábamos demasiado tiempo sin hablar, más que alguna que otra vez, pero casi nada.
—La amo, Carrie, en verdad lo hago —aseguró con sus ojos cristalinos, lo cual llegó a encoger el corazón de la fémina—. Pero no quiero pasarme todo mi matrimonio recordando su infidelidad, y temiendo que vuelva a hacerme algo así—negó con la cabeza—. Quizás soy una mierda por querer dar un paso hacia atrás, cuando tan sólo faltan dos meses...
—No digas eso —reprochó tomando su mano—. Eres un hombre maravilloso.
—¿En verdad lo crees? —preguntó ilusionado.
—Claro que sí. Ni siquiera puedo entender cómo mi prima pudo hacerte algo así, porque contigo lo tiene absolutamente todo.
—Tú también eres una mujer maravillosa, Carrie —aseguró dándole un apretón a su mano, mientras ella le sonreía.
Carrie seguía demasiado sorprendida por lo que le había comentado Jimin, algo que jamás su prima se atrevió a decirle cuando antes solían contarse todo acerca de sus vidas, a pesar de la distancia.
Sabía que Jimin trabajaba de Director digital, que ya venía de una familia con bastante dinero que era dueña de la empresa dónde este trabajaba, algo que siempre le interesó a su prima. Pero no podía decirle para nada que, quizás, su Jolie más que amarlo, amaba la vida que tenía con él, ya que sabía perfectamente que eso le rompería el corazón por completo.
—¿Ya estás bien con Jungkook? —preguntó curioso.
—Eso creí, pero no —hizo una mueca de desilusión—. Jungkook también está comportándose extraño.
—Jungkook jamás sería capaz hacerte algo como lo que me hizo Jolie a mí, ¿verdad? —examinó algo tenso, lo que hizo que ella arrugara el rostro por lo extraña que era su pregunta—. Lo siento. Creo que estoy volviéndome algo paranoico.
—No. Además, llevamos ocho años juntos —aclaró sorprendiéndolo—. Jamás sería capaz de algo así, como yo tampoco de hacerlo. Cumpliremos la promesa que nos hicimos en el altar.
—¿Cuál?
—Amarnos hasta la muerte. Quiero envejecer a su lado, Jimin —confesó con una sonrisa—. Jamás podría amar a alguien más que no sea a mi esposo.
—Jungkook tiene mucha suerte de tenerte, y tú a él, Carrie.
—Lo sé.
Este sonrió a medias, acariciando el dorso de su mano con el pulgar, mientras ella seguía bebiendo observando el lago, aunque sentía una inquietud en su pecho aún.
Estos siguieron bebiendo las cervezas que él había cargado, aunque Carrie, nuevamente, no supo controlarse, acabando también con las dos últimas de él. Jimin no comprendía cómo había bebido tanto en un abrir y cerrar de ojos, ya que parecía que él acababa una y ella en eso llevaba dos.
En ese momento, comenzó a comprender porqué Jungkook se había enfadado con ella la anterior vez, y es que no parecía tener control alguno.
Aún así, él al haber estado bebiendo también, se sentía de un buen humor para ayudarla sin reproche alguno. Mientras caminaba hacia su coche, Carrie chocaba por momentos contra algunas ramas, como árboles, lo que hizo que en varios momentos casi acabara en el césped.
Jimin no podía evitar reír, pero aún así, la tomó de la cintura para que caminaran juntos, y no acabara lastimándose. Cuando estaban cerca del coche, ya era de noche, por lo que ella sentía algo de temor y se aferraba a él.
—Q-Quiero llegar y dormir —dijo arrastrando un poco las palabras.
—Deberías darte un baño antes de dormir —opinó abriendo la puerta trasera para dejar la nevera portátil.
—¿Estás diciendo que huelo mal? —preguntó indignada.
—No —respondió rápidamente riendo y fijando su mirada en ella, aún tomándola de la cintura—. Pero tu marido no parece tolerar que bebas, así que eso va a ayudarte a que te sientas un poco mejor.
—¿Puedo recostarme?
Esta miraba hacia aquel asiento, lo que hizo que Jimin riera.
—Está bien. Sube.
Jimin tuvo el impulso de ayudarla a subir, para sacar la nevera portátil ya que esta quería recostarse en el asiento, pero Carrie se tiró sobre este, provocando que Jimin perdiese el equilibrio cayendo sobre ella.
La escuchó soltar un quejido, pero luego soltar una gran carcajada, mientras levantaba su cabeza.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado.
Este apoyó una de las manos en el asiento para mantener su peso, pero ella quitó los mechones de cabello de su rostro, inclinándose hacia adelante, provocando que sus rostros quedasen cerca. En ese momento, Jimin abrió los ojos a la par por su cercanía, mientras sentía como sus alientos a cerveza se mezclaban.
Carrie observaba su cabello corto desordenado, la sorpresa en sus orbes mieles, su pequeña nariz, deteniéndose en sus esponjosos labios rosados que estaban humedecidos por haber pasado su lengua. Mientras que Jimin observaba su cabello ondulado desordenado, sus orbes oscuros que expresaban confusión, su pequeña nariz redonda y sus esponjosos labios rosados, notando cómo sus comisuras se elevaban en una sonrisa.
Jimin tenía sus latidos acelerados, su respiración se había vuelto pesada al sentir cómo la temperatura parecía aumentar por la tensión. Quizás, él había provocado esa tensión por los pensamientos que estaba teniendo, por sus impulsos, pero aún así, llevó la mano temblorosa a su mejilla acariciándola.
Este tragó con dificultad, notando cómo ella también respiraba pesadamente, y sin soportarlo más, juntó sus labios en un beso desesperado. Carrie le correspondió rápidamente, llevando la mano a su nuca para profundizarlo aún más, provocando que sus dientes chocaran en un momento, pero a ninguno pareció importarle.
Jimin succionaba sus labios por momentos, mientras ella hizo un sonido involuntario con la garganta, sintiendo cómo este llevaba la mano a su cintura, apegándola más a él, intentando acomodarse mejor. Sus lenguas luchaban por el dominio, y sentía cómo tiraba de su cabello, hasta que mordió su labio inferior, provocando que gruñera.
En ese momento, rompieron el beso manteniendo sus ojos cerrados, intentando recuperar el aliento. Cuando ambos abrieron los ojos, fue cómo si reaccionaran a lo que acababan de hacer.
—¿Qué carajos...? —preguntó él, levantándose rápidamente.
—¡Oh, Dios! —exclamó ella, cubriéndose los labios con ambas manos.
Jimin caminaba de un lado a otro, llevando ambas manos a su cabeza, mientras inhalaba y exhalaba, sin poder creerse en absoluto lo que acababa de pasar. Carrie no se sentía capaz de seguir estando a su lado, pero aún así, de manera torpe se bajó del coche, sintiendo cómo se le dificultaba respirar.
—Lo siento...—murmuró casi inaudible, abrazándose a sí misma.
—Vámonos —ordenó este, rodeando el coche para subirse.
La fémina sentía cómo si lo ebria que estaba, se hubiese esfumado, por lo que asintió a la vez que cerraba la puerta trasera para subirse del lado del acompañante, mientras la tensión llegaba a ser asfixiante. Y es que ninguno era capaz de creerse lo que habían hecho, cómo de repente parecía que el deseo los había cegado por completo, sin recordar a sus parejas y el amor que les tenían.
—Lo siento —volvió a decir con un hilo de voz, sin ser capaz de mirarlo.
—No es sólo tu culpa. Yo te besé, Carrie —aclaró tenso—. También lo siento. No pensé...
—¿Qué haremos? —preguntó con temor, con su visión nublada por las lágrimas.
—Lo mejor es que Jungkook y tú se vayan mañana —opinó por lo bajo, para luego tragar con dificultad—. Si es posible, a primera hora.
—También creo que es lo mejor —confesó sintiendo su estómago revolverse—. Quizás debí haberle hecho caso hoy, porque quería marcharse...
—Por favor...ya no hablemos —pidió este en un murmuro casi inaudible, apretando el volante al punto que sus nudillos se volvieron blancos.
Si bien, Jimin estaba debatiéndose sobre si quería casarse con Jolie o no, pero jamás quiso cometer un error parecido al de ella. Detestaba pensar que había sido capaz de algo así, por lo que no quería volver a ver Carrie, ya que su traición podría considerarse mucho peor al tratarse de la prima de la mujer con la que estaba.
Jimin pensaba que si seguía teniéndola al lado, observándola, pensaría qué es lo que estaba sintiendo por ella. Y temía por la respuesta.
Carrie quería romper a llorar en ese preciso momento, porque sabía que en cuánto se lo confesara a Jungkook, había altas probabilidades de que él jamás se lo perdonara. Si bien, sólo había sido un beso, y sabía perfectamente que amaba perdidamente a su marido, pero por un momento, deseó intensamente a Park Jimin.
No sólo estaba matándola por dentro saber que perdería a su esposo, a la persona con la que quería envejecer, también el hecho de que Jolie podría no perdonárselo jamás. Perdería a las dos personas que más amaba, y se odiaba por esa razón.
Sentía asco por sí misma.
Jungkook estaba cansado de estar encerrado en esas cuatro paredes, por más que temía volver a encontrarse con Jolie, pero es que sentía su estómago rugir por algo de comida. Esperaba impaciente ver el coche llegar, porque había visto salir a su esposa junto a Jimin, algo que no le agradaba en lo absoluto. Pero él mismo había provocado que eso pasase al no querer salir, sin esperarse en lo absoluto que Jolie tampoco fuese con ellos.
Ya sin poder soportarlo más, decidió salir de aquella habitación, observando con atención el pasillo, deseando no verla allí. Bajó las escaleras cautelosamente, y al dirigirse a la cocina, escuchó un sonido, por lo que asomó su cabeza encontrándose con la castaña que tanto temía volver a ver.
Sintió cómo su estómago se revolvía y cómo se le dificultaba respirar al conectar sus miradas.
—Hey, Jungkook, qué sorpresa —habló con normalidad, lo cual hizo que arrugara el rostro por la confusión—. Parece que Jimin y Carrie se atrasaron, así que estoy preparado la cena.
—Oh...—este intentó hablar, pero las palabras no salían de su boca, por lo que se sentía un idiota.
—¿Quieres ayudarme? —preguntó con una sonrisa.
Jungkook se tensó de sólo pensar estar a su lado, pero la verdad era que tenía hambre, y que ella no parecía tener la intención de tocar el tema sobre lo que pasó la noche anterior. Agradecía demasiado eso, y a la vez, se sentía un idiota por cómo había actuado con su esposa por el temor.
En cuanto volviese, tendría que hablar con ella para arreglar la situación porque quizás sería posible quedarse esos tres días, sin que su matrimonio se jodiera por Jolie.
—Está bien —respondió por lo bajo.
Este se acercó a la isla, observando la carne y las verduras, mientras que Jolie tomaba un sorbo de vino.
—¿Quieres? —estiró la copa, por lo que este algo dudoso, aceptó.
Quizás beber un poco le vendría bien para así poder relajarse.
—Puedes cortar ésto.
Jungkook asintió tomando el calabacín para así comenzar a cortarlo, sintiendo por un momento la intensa mirada de Jolie, la cual decidió ignorar.
—Se fueron temprano y aún no llegan, ¿deberíamos preocuparnos? —preguntó curiosa, dirigiéndose hacia el mueble para tomar la botella de vino, así servía más en la copa.
Al escucharla, no pudo evitar sentir algo de inquietud, pues si bien, tenía toda la razón sobre que llevaban mucho tiempo solos, pero se decía que debía creer en las palabras de su esposa. No sería capaz de traicionarlo luego de todos los años que llevaban juntos, además, sabía perfectamente lo leal que era con su familia.
Se convencía de que Carrie jamás sería capaz de perderlo a él, ni a Jolie.
Además, sería una completa locura que se metiese con el prometido de su prima.
Aún así, Jungkook dirigió su mirada hacia Jolie, dándose cuenta que caminaba perfectamente.
—¿No te ha dolido más el tobillo? —preguntó extrañado, ya que recordaba perfectamente la manera en la que lloraba y no era capaz de apoyar el pie.
—Oh...—observa su tobillo, sintiendo su rostro arder—, quizás exageré un poco. Además, Jimin me colocó una pomada.
—Está bien.
Jungkook estaba demasiado concentrado en cortar el calabacín, hasta que sintió cómo ella se acercaba a él, bebiendo un gran sorbo de vino. Al sentir su cercanía, sintió estremecerse, pero no dijo nada en absoluto.
—¿Podemos hablar? —preguntó dejando la copa a un lado de dónde cortaba la verdura.
—No —respondió en seco.
—¿No crees que deberíamos hacerlo, Jungkook? —examinó alzando una ceja—. Créeme que puedo notar lo tenso que te pones cuando estoy cerca, cómo te agitas, cómo me evitas por miedo.
Este al escucharla, intentaba controlar su respiración, y desaparecer todo pensamiento que pudiese joderlo, para luego girar su cabeza a verla con las facciones endurecidas.
—No sabes lo que dices.
—Conozco perfectamente a los hombres.
—Claro que lo haces —soltó una risa amarga—. Pero conmigo te equivocas.
—¿Seguro que me equivoco? —cuestionó inclinándose hacia adelante—. Pude verte ayer en el baño, mirándome, deseándome.
—No creí que estuvieras bañándote porque me pediste la bata de baño —respondió a lo que ella soltó una risa—. Sólo querías provocarme, ¿verdad?
—Sólo quería que te dieras cuenta de lo que te provoco —aclaró con una media sonrisa, tomando su barbilla.
Jungkook sentía cómo su respiración pesada se mezclaba con la suya, cómo sentía que se perdía en sus orbes verdes. Era como si en ese momento, estuviese metiéndose por completo en su cabeza, jodiéndolo de la peor manera, pero no podía hacer nada al respecto por más que intentaba luchar contra sí mismo.
Estaba jodido por Jolie.
Estaba jodido por la prima de su esposa.
Este recordaba lo que había hecho en el baño, la manera en la que estaba masturbándose imaginando que era ella la que lo hacía, imaginando cómo la follaba en contra la pared del baño, así cómo lo había hecho con su esposa luego. Eso le llevaba a recordar cuando sintió sus besos en la espalda, cómo pensó que se trataba de Jolie, y por esa razón, volteó juntando sus labios.
Sucedía que, en ese momento, se dejó caer sin más. En ese momento, no le importaba en lo absoluto luchar, porque Jolie lo había provocado cómo tanto quería.
Y ahora, Jeon Jungkook estaba cayendo nuevamente, sin importarle que se tratase de la prima de su esposa. Sin importarle que Carrie confiase ciegamente en ambos.
Jungkook la tomó del cuello, juntando sus labios en un beso necesitado, hambriento, lleno de pasión, como si llevase tiempo necesitándola. Jolie le correspondió rápidamente, aferrándose a él, mientras chocaban contra la isla de la cocina. La temperatura había aumentado en aquella cocina y podía escucharse el sonido obsceno de sus besos húmedos, mientras que Jolie metía las manos dentro de su camiseta, acariciando su abdomen, provocando que este jadeara.
No pasó mucho cuando ella se la quito, tirándola en un lado de aquella cocina, para que luego Jungkook quitase la suya observando cómo le quedaba ese sostén rojo. La excitacion era tanta que les urgía poder sentirse de una vez, por lo que Jolie se bajó rápidamente el short blanco que llevaba, junto a sus bragas.
Jungkook sentía que se le dificultaba respirar y que su corazón se saldría en cualquier manera de su pecho, pero aún así, se desabrochó el pantalón para bajárselo junto al bóxer.
Jolie observó su miembro erecto con las venas sobresalientes, tragando en seco, queriendo acercarse, pero este la tomó rápidamente de las caderas, haciéndola apoyar contra la isla, provocando que jadeara sorpresivamente por lo brusco mientras apoyaba las manos.
Jungkook se acercó rápidamente, deseoso, tomándola de las caderas para levantarás, llevando después una de sus manos a su miembro, restregándolo por su feminidad. No pudo evitar gemir al sentir lo húmeda que se encontraba, cómo se movía sobre su miembro buscando sentirlo más, mientras jadeaba.
Le demostraba cuánto lo había deseado, ¿y por qué negarlo? Él llevaba días correspondiendo a aquel deseo, luchando contra sí mismo para no caer en la tentación de serle infiel a su mujer.
Había intentado hacer todo lo posible para marcharse, y así desaparecer ese deseo, pero ahora se encontraba allí, sintiendo lo húmeda que estaba por él.
Jungkook sin pensarlo más, se introdujo con dureza en ella, en un solo golpe, arrebatándole por un momento el aliento. La escuchó gritar por la sorpresa, por sentir cómo su carne se abría alrededor de su miembro.
Jungkook gruñó ante esa sensación, enterrando los dedos en sus caderas, esperando que pudiese acostumbrarse un poco a él.
—M-Muévete —ordenó ella, aferrándose a los bordes de la isla.
El dolor se perdió en algún lugar del placer que la envolvió por completo.
Las caderas de Jungkook se movían con rapidez, la embestía con rapidez y dureza, golpeando el interior de la fémina. Ella había tratado lo más que podía, pero gemía con fuerza deleitando a Jungkook, que estaba cegado por el placer.
—¡Más duro! ¡Sigue, Jungkook! ¡Sigue! —gritó llena de placer y satisfacción.
Jungkook mordía su labio inferior con fuerza, dándole todo de él, sintiendo cómo su miembro era apretado con fuerza. Estaba enloqueciéndolo.
En aquella cocina dónde sólo podía escucharse el sonido obsceno de los testículos de Jungkook chocar contra el sexo de Jolie, al igual que los gritos de ella y gemidos de él.
Estaban tan perdidos en el placer que cuando Jungkook levantó la mirada hacia la puerta de la cocina, sintió cómo la sangre abandonaba su cuerpo por un momento. Frente a ellos, se encontraba su esposa, observándolos con sus ojos cristalinos, boquiabierta. Carrie estaba siendo presa del dolor, de la decepción, de la rabia.
Pero aún así, sin decir palabra alguna, se marchó rápidamente sintiendo cómo ya no era capaz de contener las lágrimas.
Jungkook se salió de su interior, subiéndose el bóxer junto a su pantalón con rapidez casi cayendo al suelo, mientras que Jolie estaba atónita intentando procesar lo que había pasado.
—¡Carrie, espera! —gritó abrochándose el pantalón, para así comenzar a correr.
Mientras tanto, Carrie salía de aquella casa, hecha un mar de llanto, sin poder creerse lo que había visto allí.
Pues, ¿cómo era posible que haya visto a su esposo, a la persona que amó durante tantos años, follándose salvajemente a su prima? Fue él, la persona de la que menos podría llegar a dudar, en quién confiaba con los ojos cerrados, quién apuñaló su corazón de manera profunda y sin compasión alguna.
Ella había acabado de bajar las escaleras, mientras sollozaba desconsoladamente, queriendo correr para huir lejos, dónde nadie pudiese encontrarla. Y a unos pocos metros, se encontraba Jimin, bajándose del coche, ya que al llegar había decidido quedarse allí un momento, para así procesar lo que había sucedido con Carrie.
Pero este, al verla hecha un caos, no pudo evitar llenarse de preocupación.
—¿Carrie...?
El rubio no fue capaz de seguir hablando cuando sintió cómo ella se aferraba a él, desmoronándose por completo, cómo si intentase dejar ir todo el dolor que la había invadido en ese momento.
—¡Carrie!
Escuchó aquel grito masculino que le hizo levantar la mirada, encontrándose con Jungkook, el cual llevaba su cabello oscuro desordenado, su torso desnudo y jean.
—C-Carrie, por favor...escúchame —pidió con la voz temblorosa y sus ojos cristalinos.
—¿Qué rayos está pasando? —preguntó desconcertado, Jimin.
—Cariño...
Jimin sintió cómo Carrie se separaba, tomando una bocanada de aire, dejando de sollozar, para luego voltear acercándose a su marido.
—Escúchame...—habló con suavidad, pero para su sorpresa, su rostro terminó girando por la bofetada de su esposa, sintiendo cómo su piel ardía.
De un momento a otro, su cabeza terminó girando para el lado contrario al darle otra bofetada. Su rostro estaba enrojecido, su piel ardía cómo los mil infiernos, mientras ella lo miraba enfurecida, y Jimin tenía sus ojos abiertos a la par al no comprender absolutamente nada.
—¿Qué Diablos...? —este no acabó de hablar al ver cómo su prometida bajaba las escaleras desesperada, llena de temor al encontrarse con su mirada.
Jungkook tenía una de sus manos en la mejilla que había recibido la última bofetada, mientras sus lágrimas habían comenzado a brotar. Creyó que Carrie le diría algo al respecto, pero esta pasó por su lado, acercándose a su prima.
—Prima...
—¡Maldita zorra, no vuelvas a llamarme así nunca más! —gritó enfurecida, abofeteándola, provocando que perdiese el equilibrio.
Esta no cayó con la primera bofetada, pero si con la segunda que la pelinegra se atrevió a darle, al igual que a Jungkook. Jolie apoyó las manos en el suelo, mientras rompía en llanto, sin ser capaz de verla otra vez, como tampoco de ver a su prometido.
—No. No. Ésto no puede estar pasando —murmuró negando con la cabeza, mientras su visión se nublaba por las lágrimas que se acumulaban.
—Carrie, por favor...—intentó hablar con un hilo de voz, Jungkook.
—¡Pudiste haberme dicho que dejaste de amarme! —gritó dolida.
—N-No es así —aclaró con la voz temblorosa, intentando acercarse, pero ella se alejó—. No he dejado de hacerlo, pero con lo que ha pasado...
—¡Sé que no hice las cosas cómo debía, pero esa no es una maldita excusa! —dijo entre dientes, empujándolo—. ¡¿Por qué tuviste que joderme así?! ¡¿Por qué?!
—¡Lo siento! —gritó desesperado—. ¡En verdad, lo siento!
—¡Jamás voy a perdonarte ésto, Jungkook! ¡Púdrete!
—¡No, por favor! —para su sorpresa, este se tiró al suelo, envolviéndola con sus brazos en la cintura. Jungkook se aferraba a ella con fuerza, mientras rompía en llanto—. ¡Por favor, no me dejes! ¡Te necesito! ¡Te amo! ¡Te amo hasta la muerte!
—¡Suéltame, maldito infeliz! ¡Suéltame!—exigió intentando apartar sus brazos, pero este tenía demasiada fuerza—. ¡Que me sueltes, carajo!
—¡Te amo, Carrie! ¡Juro que lo hago! —aseguró sollozando—. ¡No puedo vivir sin ti! ¡Lo siento!
Jimin se encontraba en el suelo al haber deslizado su espalda por el coche, mientras las lágrimas brotaban e intentaba procesar lo sucedido. Pero al ver y escuchar a Jungkook rogar por perdón, como a Carrie intentar alejarlo, provocó que sintiese la suficiente fuerza para volver a levantarse. El rubio se limpió sus lágrimas con brusquedad, sorbiendo su nariz, sin querer ver a su prometida que seguía llorando aún en el suelo.
—¡Maldito miserable! —escupió con rabia.
Este con fuerza tomó de los hombros a Jungkook, logrando que soltase a Carrie, para luego impactar su puño contra su rostro, provocando que este cayera al suelo por completo. La pelinegra chilló asustada, observando esa situación con los ojos abiertos a la par, sintiendo alivio de que lo haya apartado, pero a la misma vez, su estómago se revolvió al ver a Jungkook cubriéndose el rostro con la mano, gruñendo de dolor.
El pecho de Jimin subía y bajaba, sentía tanta ira, tanto dolor, tanta impotencia, que quería explotar. Aún así, se acercó a su prometida, la cual levantó la cabeza mirándolo con temor, mientras sollozaba.
—J-Jimin...
—No voy a insultarte, ni a recriminarte, porque yo fui el idiota que te perdonó la primera vez, haciéndote creer que siempre te lo perdonaría todo —dijo amargo—. Quiero que para mañana, ya no haya absolutamente nada tuyo, ni una misera fotografía. No quiero volver a verte en mi vida, ¿me has entendido?
—Por favor...
—Adiós, Jolie —se despidió por lo bajo, volteando para comenzar a caminar.
Este caminaba hacia su coche, observando cómo Carrie estaba temblando y se le dificultaba respirar, mientras las lágrimas no dejaba de correr por sus mejillas, sintiendo su cuerpo sin fuerzas. En ese momento, la observó abatido, acercándose a ella para tomarla de la mano y rodear el coche. El rubio la envolvió en sus brazos por un momento, para luego dejar un beso en su sien.
—Vámonos de aquí —dijo en un murmuro casi inaudible y ella asintió sollozando.
Abrió la puerta para que ella se subiese, y una vez que estaba dentro, escuchando cómo Jungkook, con su labio inferior sangrando, le gritaba rogando por perdón, rodeó nuevamente el coche para subirse del lado del conductor.
—¡No me dejes, por favor! ¡Carrie! —gritaba sollozando, sin fuerzas para levantarse—. ¡Lo siento! ¡Lo siento tanto!
Jimin encendió el coche para comenzar a conducir, alejándose de aquella casa y esas personas que, de cierta manera, les habían jodido la vida con su traición.
Carrie al seguir escuchando cómo Jungkook seguía gritándole, hasta que cayó por completo al suelo, cubriéndose el rostro con la mano, sintió que ese era el fin. Su garganta le quemaba, el aire no entraba, sus ojos y cabeza pesaban, su estómago parecía amenazar con salirse, al igual que su corazón.
Quizás, era todo el dolor que intentaba salir. No lo sabía.
Pensaba que seguía amándolo con la misma intensidad, pero, en realidad, había dejado de ser esa persona que la enamoró. Simplemente, seguía enamorada de un fantasma que ella intentaba volver a construir, de alguien que pensó que seguía siendo.
Jimin al ver que ella no podía dejar de sollozar desconsoladamente, que respiraba con dificultad, al estar alejados de la casa, decidió aparcar el coche. Este no dudó ni un segundo en envolverla en sus brazos, sintiendo cómo se aferraba a él.
Este tenía sus ojos cristalinos, porque al igual que ella, estaba devastado, aún sin poder creérselo.
—Estaremos bien. Lo prometo —dijo Jimin, dejando un beso en su sien, para luego volver a retomar el camino.
El dolor estaba asfixiándola, sentía que en ese momento había tocado fondo, pero no se quedaría allí hundida. Al contrario, ella sabía que había sido realmente necesario que algo sucediera para que pudiera tocar fondo y reaccionar. Era necesario llorar hasta secarse, sentir que no sabía cómo seguir sin esa persona, porque ahora estaba en proceso de volver a salir a flote.
Carrie sabía que sobreviviría a aquella catástrofe emocional que le había provocado su matrimonio roto. Ella volvería cómo nadie.
¡Hola!
¿Se esperaban este final?
Quizás pudieron esperarse que Jungkook no cayera y un mejor final, así que si fue así, lo siento JAJSKSJS
La verdad me hubiera gustado escribir más sobre Jimin que era uno de mis personajes favoritos en este TS, pero se me hubiese hecho más extenso y tampoco era la idea. Me motivó demasiado escribir esta historia corta, y espero que les haya gustado a pesar de la trama que puede hacer enojar a muchos.
Si les gustó, no se olviden de dejar su voto y comentarios que se siente super bonito leerlos
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