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CUARTA PARTE

𝑩𝑹𝑶𝑲𝑬𝑵
𝑴𝑨𝑹𝑹𝑰𝑨𝑮𝑬 !

Jungkook al levantar la mirada y encontrarse con la de Carrie, sintió cómo se estremecía y se debilitaba. No era para nada capaz de reaccionar, mientras su corazón latía con tanta fuerza que parecía querer escaparse de su pecho.
Estaba atónito, preguntándose una y otra vez si acaso no era sólo otro sueño, porque sólo allí podía verla desde que se marchó de su vida. Había intentado comunicarse de todas las formas posibles, pero cambió de número, ya no trabajaba en la misma empresa, y cuando la buscó en la casa de Lauren, terminó siendo echado. Lo comprendía perfectamente, pero estaba desesperado por poder hablar con su Carrie.

Ahora llevaba meses sin buscarla, aceptando el hecho de que jamás lograría nada, pero aún así, todos los días rogaba volver a verla. Y ahora que estaba frente a ella, no era capaz de reaccionar.
Podía notar cómo la pelinegra estaba boquiabierta, sin ser capaz de moverse, pero que no parecía ser algo bueno para ella el hecho de volver a verlo.

A paso lento y tembloroso, Jungkook comenzó a acercarse, dándose cuenta que era real, que no se trataba de otro sueño.

—Carrie...—su voz salió en casi un murmuro inaudible, pero ella se levantó rápidamente, histérica, para marcharse—. ¡No! ¡No te vayas, por favor!

Ella al escuchar su suplica, volviendo a encontrarse con aquellos orbes oscuros que la observaban rogantes, sintió cómo su corazón se encogía. No sabía porqué, pero acabó accediendo al volver a tomar asiento, sintiéndose temblar.
Jungkook al verla, soltó el aire que no sabía que había estado conteniendo, pero una parte de él se relajó, mientras tomaba asiento en frente.

Aún no podía creer que la tuviese en frente, por lo que seguía observando cada centímetro de su rostro, cómo si intentase grabarse aquella imagen en su cabeza. Y la verdad era que, Carrie tampoco podía dejar de observarlo.
Estaba sorprendida por cómo llevaba su cabello largo y rizado, al igual que lo bien que le quedaba. Este vestía todo de negro y se le hacía extraño que no llevase alguno de sus típicos trajes para la empresa.

No podía ver sus cejas gruesas por la forma en que su flequillo rizado caía sobre su frente, pero veía aquellos orbes oscuros, notando la forma en que la veían, con una mezcla de nostalgia y sorpresa. Veía cada centímetro de su rostro, sus lunares, aquella cicatriz en su pómulo, sus labios delgados y rosados.

Pero en su pecho se instaló una presión al sentir que, de alguna manera, ya no lo sentía su Jungkook.

—Ha pasado...tanto tiempo —dijo aún sorprendido.

—Sí. Demasiado tiempo —Carrie soltó un suspiro, masajeando su frente—. ¿Qué es lo que quieres, Jungkook?

—Sólo...sólo saber de ti —respondió angustiado—. Te busqué por demasiado tiempo, Carrie.

—No tenías porqué hacerlo...

—Te necesitaba —confesó en un murmuro casi inaudible—. Hace meses dejé de intentarlo, al darme cuenta que todo era en vano porque tú realmente ya no querías saber de mí.

—Hiciste bien en dejar de intentarlo.

—¿C-Cómo has estado? ¿Qué es de tu vida ahora? —preguntó intentando ignorar sus palabras que sólo le causaban más dolor.

—He estado bien. Me siento mejor en la empresa que trabajo ahora. Es un ambiente más llevadero.

—¿En verdad? —una pequeña sonrisa temblorosa por el llanto contenido, se dibujó en sus labios, ya que nada deseaba más que ella estuviese realmente bien.

—Sí. Volví a tomar terapia, pero esta vez, sin dejarla —explicó desviando la mirada—. Desde esa noche, ya no he bebido más, Jungkook.

—Me pone feliz saberlo —admitió aún con una sonrisa temblorosa—. En verdad.

—¿Y tú?

—Sigo en la misma empresa. Hubo algunas complicaciones por mi culpa, pero...todo se ha resuelto. Y...sigo viviendo en nuestra casa, Carrie —confesó con sus ojos cristalinos, apoyando las manos en la mesa, provocando que ella al notar que seguía llevando la sortija, sintiese cómo un nudo se formaba en su garganta.

—Y-Ya no es nuestra —aclaró intentando sonar normal, aunque falló—. Creí que...podrías llegar a venderla, no lo sé. No creí que siguieras viviendo allí.

—Es la única manera en la que...puedo sentir un poco de ti —respondió con la voz temblorosa—. La diseñaste a tu gusto.

Carrie, al escucharlo, tuvo que desviar la mirada, recordando cómo ambos antes de mudarse, se encargaron de pintarla, acomodar los muebles. Esos momentos habían sido sus favoritos, y Jungkook pudo descubrir lo emocionante que podía llegar a ser.
Recordaba los días que les llevó, las conversaciones que solían tener durante el proceso, las risas compartidas, los besos que terminaban en algo más. El corazón de Carrie se encogió y sentía cómo su respiración se volvía pesada, por lo que no sabía cómo seguir frente a él, escuchándolo, ya que sólo acabaría derrumbándose.

—Aún tengo la esperanza de que un día...tú...—su voz acabó rompiéndose, por lo que tomó una bocanada de aire—. De que algún día...vuelvas a entrar por esa puerta.

—Eso no va a pasar, Jungkook —respondió fijando su mirada en él, demostrándole la seguridad en sus palabras.

—¿Por qué?

—Porque te atreviste a follarte a mi prima, Jungkook —espetó inclinándose hacia adelante.

—Y cada día que pasa...cada día que pasa, me arrepiento de eso —confesó con su voz temblorosa—. No hay un sólo día en que tenga un descanso. Han sido dos malditos años en donde no he dejado de arrepentirme por lo que me atreví a hacer.

—¿Cuantas veces te atreviste a estar con ella? —examinó alzando una ceja, mientras este la miraba sorprendido.

—¿Qué?

—Responde.

—No estuve más veces con ella. Lo que tú viste fue la primera y última vez.

—¿Cómo puedo creerte, Jungkook? —preguntó dolida—. ¿Cómo puedo creerte si esa noche en la ducha, parecías sorprendido de verme?

Jungkook al escucharla quiso decir algo al respecto, pero terminó desviando la mirada, sintiendo cómo su visión se volvía nublada al darse cuenta que tenía toda la razón. No la había esperado para nada a ella, porque por unos minutos, deseó que fuese Jolie la que entrara. Pero es que se había dado por vencido de que su esposa pudiese volver a desearlo de esa manera.

—Oh, Dios...

—Te amaba más que a nada en el mundo, así que jamás me hubiese atrevido a estar contigo mientras estaba con alguien más —explicó rápidamente, mientras ella negaba con la cabeza—. ¡Sólo fui un maldito idiota que no pensó para nada en lo que hacía, y acabó arruinando su vida en esa primera vez!

—Está bien...

—Carrie, hablo en serio. Juro que sólo fue esa vez —aseguró desesperado—. ¡No tenía ojos para nadie más que no fuese para ti! ¡No era capaz de algo así!

—Hasta que pasó.

—Por favor, tienes que creerme...

—Ya no importa, Jungkook —dijo intentando restarle importancia, aunque quería más que nada creerle.

—¡A mí me importa! Juro por Dios que jamás te engañé antes de eso, que jamás volvió a pasar algo entre nosotros.

—Ya, está bien —habló algo tensa por las miradas que estaban ganándose, por más que sentía dolor por darse cuenta que su exesposo si deseaba desde antes a su prima—. Te creo.

—¡No! No lo haces. Te conozco.

—Jungkook, en verdad. Está bien —dijo apoyando la mano en la de él, para que así se relajase, pero al sentir su piel cálida, sintió estremecerse. Mientras tanto, Jungkook la miraba asombrado, y sin dudarlo, llevó la otra mano a la de ella, tomándola con algo de fuerza.

—No hubiese sido capaz. Lo juro...

—Si no hubiese llegado en ese preciso momento, ¿me lo hubieses dicho? —examina con temor a su respuesta.

Jungkook se quedó observándola, intentando convencerse de que hubiese sido capaz de confesárselo, pero sabía perfectamente que en cuánto se lo dijese, Carrie no se lo hubiese jamás, así cómo pasó al verlo. No quería volver a recordar eso, no quería volver a arruinar, por lo que bajó la cabeza mordiendo su labio inferior por un momento.

—Lo siento...—dijo en un murmuro casi inaudible, mientras que Carrie sonrió amarga, desviando la mirada.

—Yo quise decirte lo de Jimin al instante, Jungkook, aún si eso significaba perderte.

—Yo no quería perderte —habló conectando sus miradas—. Entiéndeme...

—¿Tú me hubieses perdonado aquel beso? —preguntó inclinándose hacia adelante, sintiendo cómo Jungkook apretaba su mano, intentando reprimir un sollozo.

—Sí.

—¿En verdad? —soltó una risa amarga al no creerle.

—¡Habría buscado la manera de comprenderte para no darle un final a nuestro matrimonio! —aseguró histérico—. Siempre busqué la manera de comprenderte, y tú lo sabes perfectamente. Siempre puse tus sentimientos por encima de los míos, aún cuando tus acciones me rompían el corazón, Carrie.

Carrie mordió su labio inferior, mientras asentía y desviaba la mirada, ya que sabía que él tenía toda la razón. Detestaba recordar la manera en la que el último tiempo se había vuelto alguien egoísta con su esposo, porque sólo pensaba en el dolor con el que cargaba, sin darse cuenta que Jungkook también cargaba con el mismo y ella sólo lo empeoraba más para él.

—Lamento no haber reaccionado antes a cómo te hacía sentir —dijo con voz débil.

—No sabes lo que ha sido mi vida sin ti —musitó aún intentando contener el llanto.

—N-No hagas ésto...

—Carrie, sin ti...me siento...miserable —confesó con un hilo de voz y sus ojos cristalinos, mientras apretaba nuevamente su mano.

—No digas eso, por favor —pidió con voz débil—. Sólo necesitas...ayuda.

—Estoy yendo a terapia, pero nada cambia —bajó la cabeza, mientras sus lágrimas brotaban—. Aún sigo odiándome por lo que hice.

—Ya pasó mucho tiempo...

—¿C-Cómo podría ser capaz de aceptar que nos arruiné? —preguntó limpiando sus lágrimas.

Jungkook seguía atado a ese pasado, condenado por ese error que quería algún día poder ser capaz de olvidar. Y es que se sentía incapaz de algún día dejar de amar a su exesposa, porque vivía en aquellos recuerdos juntos donde eran felices, por lo que no dejaba de culparse por lo sucedido.
Carrie, a pesar de todo, no soportaba saber que se encontraba de esa manera, ni verlo derrumbándose otra vez más, ya que le dolía.

—No es así. No todo es por culpa de lo que hiciste esa vez. Yo me había vuelto alguien egoísta que sólo pensaba en mi dolor. Te lastimaba constantemente sin darme cuenta. Nos habíamos cerrado el uno con el otro, y no podíamos dejar de discutir. Nuestro matrimonio se había vuelto agotador —aclaró rápidamente—. Nosotros ya habíamos dejado de ser buenos juntos. Lo que pasó entre tú y Jolie, sólo fue lo que me hizo abrir los ojos sobre que ya no podíamos seguir juntos, Jungkook.

—No digas eso —sollozó por lo bajo—. Q-Quizás podríamos tomar terapia de pareja. Eso podría hacer que volviéramos a estar bien, así como en un principio.

—No —dijo apartando la mano, lo que hizo que Jungkook la observara dolido—. Ya no hay forma de que regresemos.

—Por favor...

—Yo no podría volver jamás contigo, porque viviría recordando esa traición. No podría estar tranquila.

—Pero la terapia podría...

—No, Jungkook. No puedo mirarte sin recordar ese momento —confesó con un hilo de voz.

—¿Y-Ya no me amas? —preguntó mirándola desesperado.

—Tienes que dejarnos ir. No es justo para ninguno volver a pasar por ésto.

Rápidamente se levantó, sacando dinero del bolsillo de su tapado para así dejarlo en la mesa, a pesar de no haber comido nada. Pero es que el hecho de ver luego de tanto tiempo a su exesposo y remover el pasado, le había quitado por completo el apetito.
Además, debía volver al trabajo, aunque estaba segura que se le dificultaría demasiado concentrarse, ya que sólo quería llegar a su casa y poder llorar.

Jungkook estaba boquiabierto, intentando procesar cómo eso podría ser a la vez una respuesta, la cual destrozaría su corazón. Sus lágrimas brotaban, mientras la pelinegra se marchaba y él seguía sentado.
Así fue hasta que el pelinegro pudo reaccionar, por lo que se levantó rápidamente para seguirla, llamando nuevamente la atención de las personas.

Este no podía ser capaz de dejarla ir sin recibir una buena respuesta. Su corazón le rogaba que ella le diese una señal o dijese que aún lo amaba, porque estaba cansado del dolor que lo había envuelto desde que ella se marchó.
Salió sintiendo cómo las gotas de lluvia caían sobre él, aunque con menos intensidad.

—¡Carrie, espera! —alzó la voz, corriendo hacia ella, la cual apresuró el paso, pero fue en vano. Este la alcanzó rápidamente, tomándola del brazo para hacer que gire a verlo, por lo que rápidamente acunó su rostro conectando sus miradas—. Dime que aún me amas. Dime que no me has olvidado, por favor.

—No te hagas ésto.

—¿Has dejado de amarme? —preguntó con un hilo de voz, mientras ella desviaba la mirada y su visión se volvía nublada—.  Si es así, dímelo. Mírame a los ojos y dime que ya no me amas, Carrie.

Carrie, sintiendo cómo el nudo en su garganta estaba asfixiándola, se atrevió a ver sus orbes oscuro. Notaba la desesperación y el temor, al igual como sus lágrimas brotaban sin parar, mezclándose con las gotas de lluvia y la forma en que su labio inferior temblaba por el llanto contenido.

—Por favor...

—Ya no estoy enamorada de ti, Jungkook —confesó con la voz más aguda de lo normal, dejando brotar sus lágrimas.

—Oh, Dios...—este bajó la cabeza, cubriéndose el rostro con la mano, mientras rompía en llanto.

—Lo siento...

—Me olvidaste, Carrie. Lo hiciste —sollozó desconsoladamente.

—No —aclaró rápidamente, acercándose a él para tomar su brazo—. Jamás podría hacerlo.

—Lo hiciste...

—Tú siempre ocuparás un lugar especial en mi corazón porque fuiste al hombre que amé profundamente, Jungkook —aclaró tomándolo del rostro, mientras este la miraba con dolor—. Nunca te olvidaré.

—¿Por qué...? —un sollozó provocó que dejase de hablar, pero volvió a mirarla—. Alguien más te ha enamorado, ¿no es así?

—No...

—¡Dimelo!

—¡No sé qué es lo que siento por él! —alzó la voz, mientras Jungkook sollozaba desconsoladamente al sentir cómo su corazón se caía en pedazos—. No sé qué pasará con él. Pero tú...tú sigue con tu vida, Jungkook.

—¡No sé cómo hacerlo! ¡No sé cómo dejar de amarte! —exclamó frustrado—. Podemos intentarlo...

—Déjame ir, por favor —pidió tomando su mano con fuerza—. Por favor.

Jungkook, ante ese ruego, la envolvió en sus brazos, sollozando desgarradoramente al pensar en que ella estaba realmente olvidándolo a él y a todo lo que vivieron juntos, mientras que él, seguía completamente aferrado y con esperanzas de tener otra oportunidad juntos.
Carrie estaba sorprendida, pero el sentir su calor corporal, la forma en la que su colonia se colaba entre sus fosas nasales, y cómo volvía a sentir sus fuertes brazos a su alrededor, provocó que ella también rompiese en llanto. Se aferró con fuerza al cuerpo del hombre que un día llegó a amar profundamente, sintiendo cómo dejaba ir todo el dolor en ese abrazo.

Ya no sentía que esos brazos fuesen su hogar, ya no sentía aquella calidez que la envolvía.

Carrie se separó de él, acunando su rostro, mientras ambos sollozaban, Jungkook de manera dolorosa y ella liberadora.

—Por favor, sé feliz, Jungkook —pidió con suavidad, a lo que él tomó su mano con fuerza para depositar un beso—. Quiero más que nada que lo seas.

—T-Tú también sé feliz, Carrie —dijo con un hilo de voz.

Este quería más que nada besarla, aunque sea por última vez, pero ella lo observó con una media sonrisa antes de girar y empezar a caminar. Jungkook, en ese momento, quería volver a correr hacia ella, abrazarla y no soltarla jamás. Quería seguirle rogando otra oportunidad, porque estaba completamente seguro de que no volvería a fallarle, pero recordaba su promesa en los votos, acerca de no amarla de manera egoísta.

—¡Carrie! —gritó sintiendo sus latidos acelerarse, mientras ella que estaba a unos pocos metros, giró a verlo—. ¡Seguiré esperándote! —ella negó con la cabeza, limpiando sus lágrimas—. ¡Es mi decisión y te esperaré! ¡Te amo! ¡Te amo hasta la muerte, Carrie Byrne!

Jungkook al ver cómo ella retomaba el camino, no pudo evitar sollozar, porque una pequeña parte de él, tuvo la esperanza de que ella fuese capaz de volver. Lloraba de manera desgarradora, aún sintiendo cómo llegaba un vacío que calaba hasta sus huesos, que lo desorientaba y desarmaba.

Estaba dispuesto a no volver a buscarla, porque la amaba tanto que comprendería si llegaba a rehacer su vida con ese otro hombre, mientras que ella fuese feliz. Pero, eso no quitaba que esperaría que ella, en algún momento, volviese a su lado.
Su tonto y esperanzado corazón, aún seguiría aferrado a ese amor porque sentía que no acababa de romperse por esa razón.

Jungkook estaba más que seguro que cumpliría su promesa, pese que a su peor error fue el que le dio un fin a su matrimonio roto.













Pasaron días, en los cuales Carrie intentaba procesar lo que había sucedido, las palabras del pelinegro que se quedaron en su cabeza. Sabía perfectamente que ya no se encontraba enamorada de él, que ya no le provocaba para nada las mismas sensaciones, ya que al verlo sólo podía sentir un gran dolor y nostalgia por lo que alguna vez fueron.
Pero de todas maneras, eso no quitaba que detestara el hecho de saber que estaba mal, que deseara más que nada que él fuese capaz de seguir con su vida.

Carrie había aceptado la cita con Jimin, y ahora se encontraba entrando al restaurante, sintiendo cómo un cosquilleo aparecía en su estómago al encontrarse con el rubio. El rubio se levantó rápidamente, observándola con una gran sonrisa en su rostro.
Lo observó de pies a cabeza, sintiendo cómo sus piernas flaqueaban por los nervios. Este llevaba un traje café claro, una polera más oscura y zapatos negros, mientras sus cabello rubio estaba dividido, viéndose tan sedoso como siempre, lo que provocaba que sintiese ganas de pasar sus dedos.

Jimin mordió su labio inferior por un momento, también observándola de pies a cabeza. Llevaba un vestido negro que le llegaba por encima de sus rodillas, apegándose perfectamente a su figura,  y Jimin no era para nada ciego, pero aún así, levantó la mirada.
Su cabello estaba recogido, dejando caer algunos mechones ondulados, y él observó sus mejillas sonrosadas que sabía perfectamente que no era producto al maquillaje que llevaba, sino algo que había provocado él.

—Te ves preciosa —dijo estirando su mano, por lo que ella decidió darle la suya, sorprendiéndose de que este se inclinara hacia adelante para dejar un beso en su dorso. Jimin, al enderezarse, aún tomando su suave y cálida mano, pudo notar sus nervios y cómo sus mejillas parecían más teñidas, lo que le hizo reír.

—¿De qué te ríes? —preguntó algo molesta, por la vergüenza que tenía en ese momento, mientras apartaba su mano rápidamente.

—De nada. Toma asiento —habló intentando reprimir su risa, para así correr la silla, por lo que ella tomó asiento y este tomó asiento en frente—. ¿Quieres que ordene para beber mientras elegimos para comer?

—Está bien.

—¿Champagne? —preguntó con una media sonrisa, por lo que ella no pudo evitar tensarse.

—N-No puedo beber —confesó nerviosa. Este la observó confundido por un momento, hasta que pareció comprender, por lo que Carrie sintió ganas de levantarse y huir, pero él le regaló una sonrisa tranquilizadora.

—Tenemos varias opciones más. ¿Gaseosa? ¿Jugo?¿Agua? —preguntó divertido—. Tú puedes elegir por los dos. Cualquier opción me gusta.

Carrie no pudo evitar reír, mientras negaba con la cabeza, ya que sabía perfectamente que intentaba hacerla sentir cómoda, y que el hecho de que ella no pudiese beber, no parecía incomodarlo para nada.

—Yo no puedo beber, pero tú sí, Jimin —aclaró con una sonrisa.

—Yo beberé lo mismo que tú —dijo decidido.

La fémina sonrió, provocando la de él, sintiendo cómo la calidez la invadía al notar cómo sus ojos desaparecían por esa sonrisa. La sonrisa del rubio se estaba volviendo realmente encantadora para ella, así como contagiosa.

Los minutos fueron pasando, pidieron para beber jugo y para comer pasta, mientras esperaban, conversaban animadamente sobre su día. Jimin le comentaba sobre cómo todo con aquel compañero parecía estar mejorando, ya que empezaron a cruzar palabras. Ella lo escuchaba atenta, bromeando sobre que extrañaría hablar sobre él, lo que hizo reír al rubio.

Agradecía de que este no tocara el tema sobre Jungkook, ya que ella por llamada le había contado lo sucedido aquella tarde. Él la había llamado a la noche, como hacían la mayoría de veces, pero esa vez había sido más que nada por el hecho de que ella jamás contestó su mensaje sobre qué día podía ser la cita. Jimin había pensado que quizás pudo llegar a arrepentirse y ya no quería saber nada de él, así que se había preocupado. Pero cuando le atendió y le contó que vio a Jungkook, sintió cómo si un balde de agua fría le cayera encima.
Temía que ella pudiese tener sentimientos por él, que pudiese querer darle otra oportunidad, pues estaba seguro que Jungkook había reaccionado sobre la mujer que perdió. Jimin sentía cómo sus sentimientos crecían a medida que iba conociéndola más, por lo que quería ser correspondido, aunque percibía que un poco lo era.
Aún así, si Carrie decidía volver con su exesposo, lo entendería más que nada, pero si tenía alguna oportunidad, la aprovecharía sin dudar.

Una vez que se encontraban comiendo, seguían conversando animadamente, compartiendo alguna que otra risa. Carrie no se arrepentía en absoluto de haber aceptado, pese a los intensos nervios que el rubio le provocaba en algunos momentos, ya que sabía perfectamente de sus intenciones. Pero es que, siempre acababa haciéndole sentir tan cómoda, que esos nervios desaparecían por completo.

—A Lauren le agradarías —comentó riendo.

—¿Por qué lo dices? —preguntó antes de limpiar sus labios con la servilleta.

—¡Porque al igual que ella, te ríes en los momentos menos indicados, Jimin!

—¡Pensé que era broma! —exclamó rápidamente—. No creí que fuese cierto que las cenizas de su tía hayan quedado en esa aspiradora, cuando lo soltó de la nada y lo dijo de esa manera tan...natural. No lo sé.

—Ahora comprendo porqué le caías tan mal —soltó una risotada, mientras negaba con la cabeza—. Debes aprender a mantener la boca cerrada.

—No creo que sea lo que quieras —soltó provocando que ella casi se ahogue al darle un sorbo a su jugo.

—¡Lo digo porque no tendrías con quién hablar por las noches! —aclaró rápidamente—. Vaya, qué pensamientos que tienes conmigo. No me lo esperaba para nada, Carrie.

—Mantén tu boca cerrada —ordenó pausadamente, sintiendo su rostro arder.

—Ya, es broma —dijo riendo. Este apoyó la barbilla en la mano, observándolo, lo cual la puso nerviosa.

—¿Ahora qué?

—¿Cómo te sientes? —examinó aún mirándola, por lo que ella frunció levemente el ceño sin comprender.

—¿A qué te refieres? ¿Ahora?

—Desde que...lo viste. Ya sabes.

—Oh...

—Sé que, quizás, no debería hablar de eso en nuestra cita, pero creo que es importante —explicó haciendo una mueca.

—Yo...fue algo que no me esperaba para nada —presionó los labios por un momento—. Me hizo pensar en que quizás...jamás pueda sacarlo por completo de mi corazón, que jamás pueda volver a amar tan profundamente. Pero aún así, no quiero volver con él —confesó frunciendo el ceño levemente—. ¿Es eso normal?

Jimin, al escucharla, no pudo evitar sonreír, lo que hizo que ella se desconcertara mucho más. Pero este no había podido evitar recordar una conversación que tuvo tiempo atrás, cuando se sentía de la misma manera que Carrie, y aquella persona se la dio, intentando así que consiguiese un poco la calma.

—¿Sabes? Una vez escuché que tenemos dos amores en nuestra vida.

—¿Qué? ¿El jugo tenía alcohol? —preguntó divertida, mientras Jimin aún con una sonrisa negaba con la cabeza.

—Ya, escúchame —ella al notar que hablaba en serio, le puso su completa atención—. Existe el amor de nuestra vida y el amor para nuestra vida.

—¿Y cómo sería eso, Doctor del amor?

—Cuando me escuches, vas a dejar de bromear —advirtió intentando reprimir la risa—. Quizás sea una tontería para ti, pero yo creo en ésto que te diré.

A pesar de que hablaba en serio, no le molestaba, al contrario, le encantaba que ella actuase de esa manera. Sabía perfectamente que quería molestarlo, pero lo que no se esperaba, es que él, simplemente, sintiese ganas de callarla con un beso. Sólo deseaba poder volver a sentir sus labios sobre los suyos, porque el hecho de que los llevase pintados de rojo, los volvía más apetecibles para él.

—Habla.

—El amor de tu vida es Jungkook.

—¿Por qué tan seguro? —examinó alzando una ceja.

—¿No lo es? Recuerdo que me lo dijiste antes.

—T-Tú dime las diferencias y te lo confirmaré —apuntó, mientras este soltaba una risotada.

—La mayoría de las veces no pasas el resto de tu vida con esa persona, por más que sea lo que más deseas —explicó haciendo una mueca—. Puede llegar a comenzar cómo una gran historia de amor, pero la mayoría de veces, todo eso acaba. Puede volverse tóxico y romperte de mil maneras —Carrie al escucharlo, no pudo evitar tensarse, aunque intentaba disimularlo—. El amor de tu vida, es esa persona que amaste tan profundamente, que luchaste con todas tus fuerzas para que sea él, sin importar los problemas y que la vida te dijese una y otra vez que no era para ti. Es inolvidable, pero la mayoría de veces, terminan separándose.

—¿Y el amor para tu vida? —Jimin al ya no escucharla burlarse, soltó una risa por lo bajo.

—El amor para tu vida es ese amor inesperado, con quien todo es fácil, tanto así, que no entiendes cómo puede pasar —explicó con una media sonrisa—. Con el amor de tu vida todo pasa demasiado rápido, impulsivamente y locamente al ser tan intenso. Mientras con el amor para tu vida llega en el momento inesperado, pero justo para curar tus heridas. Es el amor que realmente te mereces.

—Entonces...¿Jolie es el amor de tu vida? —preguntó desconcertada, mientras este negó con la cabeza, logrando confundirla.

—La amé, y por un tiempo creí que ella podría ser el amor para mi vida, pero no fue así.

—Espera...

—Amé profundamente a otra mujer antes que a ella, Carrie —confesó con una media sonrisa nostálgica—. Pero nuestros caminos tuvieron que separarse.

—Oh, ¿estuvieron mucho tiempo juntos?

—Seis años. Ella fue la que me dijo sobre ésto que estoy contándote, cuando lloraba cómo un bebé porque terminamos —comentó riendo, provocando también la de ella—. Vas a volver a amar, Carrie. Estoy más que seguro de eso.

Ella lo observó con una sonrisa, la cual él se la devolvió, provocando que ella sintiese que debía confiar en sus palabras. Pues, Jimin podía llegar a tener toda la razón, aún era una mujer joven que apenas estaba en sus veintinueve años, por lo cual podía volver a enamorarse, pese a sentir que jamás podría luego de todo lo que sintió por su exesposo.

















Durante el camino al departamento a Carrie, escucharon música, sintiéndose cómodos sin la necesidad de hablar. Pues, ambos creían que ya habían hablado más que suficiente en el restaurante, y sabían apreciar demasiado el silencio, más al seguir sintiéndose cómodos estando así.
Una vez que llegaron, Carrie, algo nerviosa, le preguntó si quería subir a tomar café, por lo que este sorprendido por la invitación, aceptó con una gran sonrisa.

Al entrar al edificio, siguieron en silencio, pero una vez que estuvieron en el elevador, ambos pudieron sentir una gran tensión y cómo la temperatura parecía aumentar. Decidieron fingir que nada pasaba, y cuando las puertas se abrieron, ambos lo agradecieron, ya que estaba resultando asfixiante.

Cuando entraron, Jimin observó a su alrededor, notando que era algo pequeño, pero aún así se veía lujoso y cómodo.

Carrie se dirigió a la cocina, mientras Jimin se quedó observándola, sin saber qué hacer. Metió las manos en los bolsillos de su pantalón, mientras medio sonreía al pensar en lo nerviosa que debía encontrarse, y aunque él pudiese fingir demasiado bien, también lo estaba. Y es que sabía perfectamente a dónde quería llevar el final de la cita, porque quería dejarle aún más que claro sobre sus intenciones, así que deseaba que ella pudiese corresponderle. Pero una parte de él, ya estaba preparándose para el rechazo, ya que sabía perfectamente que había demasiadas posibilidades de que eso pasara, porque quizás...ella aún tenía alguna esperanza de ser capaz de volver con Jungkook.

—Oh, lo siento. Olvidé de decirte que podías tomar asiento —escuchó la voz de la fémina que provocó que se sorprendiera.

—Está bien. De todas maneras, estuve sentado mucho tiempo.

Carrie soltó una risilla al escucharlo, mientras dejaba las tazas en la pequeña mesa redonda al frente del sofá grande. Este al verla sentada y cómo palmeaba a su lado, decidió tomar asiento, mientras que ella le pasaba su taza, por lo que agradeció.

—Ahora sí, ¿cómo te has sentido con la cita? —preguntó algo divertido, intentando que no se notase su pequeña inseguridad, antes de darle un sorbo al café.

—Bien —respondió tímida, decidiendo darle un sorbo a la suya.

—¿Sólo bien? —la observó decepcionado, lo que hizo que ella suspirara.

—Jimin, sabes que contigo siempre me siento cómoda, me haces reír, adoro que hablemos tanto y podamos conocernos más —aclaró frustrada.

—Esa respuesta me gustó más —admitió riendo, provocando que ella sintiese sus  mejillas arder.

Jimin le dio otro sorbo al café, para luego dejar la taza en la mesa pequeña cómo había hecho la fémina, ya que sabía perfectamente que ahora llegaría el momento en dónde podría llegar a arruinar su avance con ella.

—¿Carrie...?

—Oh, no...

—Sí —la interrumpió volviendo a reír, aunque esta vez nervioso—. La verdad es que...me sentí atraído por ti en el pasado, y creo que pudiste confirmarlo con ese beso. Fue algo que comprendí luego de lo sucedido, cuando intentaba procesar todo lo que sucedió. Pues, me di cuenta que había estado reprimiendo eso, y por esa razón me molesté hasta contigo cuando fui yo el que se dejó llevar.

—Jimin...

—Quizás eso no te sucedió a ti, y está más que bien, porque ambos teníamos a nuestras parejas, a las cuales les debíamos respeto —aclaró rápidamente—. Pero ahora que nos reencontramos, que volvimos a conocernos con una versión algo distinta de nosotros, pero lo más importante, mejorada...me di cuenta que...volvió a pasar —confesó algo nervioso—. Y es que sabía perfectamente que sucedería, pero no quería, ni quiero detenerme. Me gustas, Carrie.

La fémina lo miraba atónita, procesando sus palabras que daban vuelta por su cabeza, mientras este la miraba acercándose, esperando alguna respuesta de su parte. Pero es que ella no sabía qué decir, porque desde que se reencontraron que pensaba si acaso también fue capaz de sentirse atraída e intentó reprimirlo.
Y ahora ante su confesión, los nervios la estaban invadiendo, por lo que comenzó a jugar con sus dedos, intentando pensar qué decir al respecto.

Observaba cómo este se inclinaba hacia ella, esperando alguna respuesta, la manera en la que le miraba esperanzado, sus labios esponjosos y rosados, los cuales humedeció. El tenerlo tan cerca, poder sentir su aroma, provocaba que sintiese aquel cosquilleo en su vientre, que no fuese capaz de pensar con claridad.

Cuando sintió cómo este llevó la mano a su mejilla, se estremeció, lo que hizo que Jimin medio sonriera a la vez que se acercaba más a ella de manera cautelosa. Carrie sentía cómo su respiración se volvía pesada, ya que sabía perfectamente lo que sucedería, así que cerró los ojos cuando sus respiraciones tibias comenzaron a mezclarse.

—Esta vez no te besaré si no me lo pides —murmuró rozando sus narices.

Ella abrió los ojos a la par por la sorpresa, sintiendo su rostro arder, mientras este parecía esperar alguna respuesta. Carrie sentía imposible que las palabras pudiesen salir de su boca en ese momento, por lo que lo tomó de sorpresa al estampar sus labios contra los de él.

Había preferido esa opción, antes que intentar hablar y que sus palabras salieran casi de manera inaudible. Jimin no podía creérselo, pero aún así, le correspondió rápidamente aunque al principio de manera torpe, hasta que tomó el ritmo.
Jimin pasó la lengua por su labio inferior, pidiéndole acceso que ella le dio rápidamente, por lo que introdujo su lengua comenzando una lucha por el dominio. Se acercó aún más, tomándola de la cintura para poder apegarse, mientras ella pasaba las manos por su nuca, acariciando su cabello.

Carrie hizo un sonido involuntario con la garganta cuando este succionó su labio inferior, pero volvió a besarlo, sintiendo cómo este apretaba el agarre, por lo que decidió colocarse a horcajadas sobre él.
Jimin sonrió en medio del beso, llevando las manos a su trasero, apretándolo con algo de fuerza, provocando que se presionase contra él.

Carrie gimió, volviendo a profundizar el beso, ambos dejándose llevar de gran manera, por lo que ella chilló al sentir cómo este se levantaba, cargándola.

—Lo que quiero hacerte, se complicaría un poco aquí, preciosa —dijo sobre sus labios.

Carrie tragó con dificultad, pero aún así, señaló la puerta de su habitación, por lo que este sonrió, antes de volver a besarla, mientras se dirigía a la habitación de ella. Al entrar, la depositó sobre la cama, colocándose sobre ella para volver a besarla, sintiendo cómo intentaba con sus dedos torpes por los nervios, desprender su chaqueta.

Una vez que logró desabotonarla por completo, Jimin se la quitó tirándola en algún lado de la habitación, sorprendiéndola cuando también se quitó la polera. Carrie tragó con dificultad al ver su torso desnudo, cómo sus abdominales se marcaban de manera algo leve.
Este sonrió al verla y volvió a colocarse sobre ella, esta vez, bajando los besos húmedos por su cuello, llegando a sus hombros a la vez que bajaba los tirantes del vestido.

Siguió con sus besos, mientras Carrie se medio levantaba para que pudiese bajar el cierre en la parte de la espalda. Cuando lo logró, comenzó a quitárselo de manera lenta, observando sus senos firmes, lo que hizo que al tirarlo a un lado de la cama, volviese a colocarse sobre ella.
Tomó uno de sus senos con la mano, amasándolo con delicadeza al momento que rozaba la lengua con el pezón de su otro seno.

Carrie jadeó inclinando la cabeza hacia atrás al sentir cómo Jimin le daba toda su atención a los senos, amasándolos, besándolos, chupándolos, hasta mordiéndolos suavemente. Al sentir cómo este empezó a bajar los besos por su abdomen, la fémina levantó un poco la cabeza observando cómo este llevaba las manos los bordes de sus bragas, para así comenzar a bajarlas, hasta sacarlas por completo y tirarlas.

Jimin pasó las yemas de los dedos por su monte de venus, provocándole unas pequeñas cosquillas que la hicieron estremecer al terminar por transformarse en excitación. Este bajó sus caricias por sus muslos, para así tomar sus piernas, separarlas y doblarlas ligeramente.
Deseaba más que nada estar en medio, lo que hizo que ella sintiese cómo se hundía el colchón, y tragara en seco al darse cuenta lo que este quería.

La fémina comenzaba a desear poder sentir aquellos esponjosos labios, así cómo los sintió en sus senos, porque estaba segura que lo haría deliciosamente. Jimin había comenzado a repartir besos sobre sus piernas, llegando a volverse húmedos al llegar a su entrepierna, lo que hizo que Carrie mordiese su labio inferior por la ansiedad.

De repente, sintió cómo Jimin pasaba la lengua tibia sobre su clítoris, mientras su fuerte respiración chocaba contra su feminidad. Podía sentir como su lengua por momentos ejercía presión, sin saber si era así realmente o es que ella era demasiado sensible, pero aún así, llevó las manos al cabello de este. Un gran gemido escapó de sus labios cuando este bajó la lengua hacia su entrada, para así juguetear un poco en esa zona, mientras su nariz y lengua se turnaban por momentos para así jugar con su clítoris.

—J-Jimin...

—¿Te gusta? —preguntó con voz profunda.

—S-Sí. Mucho.

Este soltó una pequeña risa antes de volver a pasar su lengua, sorprendiéndola cuando dos de sus dedos se deslizaron con facilidad por su humedad, hacia su entrada. Carrie gimió aferrándose a la manta, mientras sus músculos se tensaban ante la sensación.

—Sabes tan bien. Me encantas —murmuró sobre sus feminidad.

Este volvió a sacar sus dedos, para luego volver a sumergirlos en su humedad, haciéndola retorcer. Sus dedos parecían ser hábiles, los curvaba de manera perfecta dando en el punto exacto, convirtiendo a Carrie en un lío de gemidos.
Sus sentidos se habían dispersado al punto de que se olvidaba hasta de cómo respirar, moviendo de manera inconsciente las caderas para poder sentirlo más. Jimin recorría con la lengua sus pliegues, recogiendo así sus fluidos. Este gimió de satisfacción antes de chupar su clítoris, mientras ella se inclinaba un poco hacia adelante para así poder verlo.

La estaba enloqueciendo el tenerlo con la cabeza entre sus piernas, con su boca y dedos en su feminidad, excitado por tan sólo su sabor.
Los dedos de Carrie se hundieron en su cabello, por lo que este se sorprendió cuando en vez de apegarlo más, tiró de su cabello para poder besarlo. Sus jugos en la boca de Jimin eran salados, lo cual no le disgustaba para nada, al contrario, volvió el beso más obsceno.

La pelinegra llevó las manos rápidamente a su pantalón, para así desabrochar el cinturón, al igual que el botón, y así quitárselo de una vez. Carrie mordió su labio inferior al ver su erección en aquel bóxer negro.

—Quiero sentirte, Jimin —confesó sobre sus lados.

—¿Cuánto me deseas? —preguntó volviendo a juntar sus labios, presionándose contra ella provocando que jadeara.

—D-Demasiado, pero no tengo protección.

Este al escucharla, soltó una risilla sobre sus labios, lo que hizo que ella lo mirase confundida, más que nada cuándo se levantó.

—¿Qué haces?

No le contestó en absoluto, al contrario, comenzó a buscar alrededor de la cama, confundiéndola aún más, hasta que tomó la chaqueta para así sacar su cartera. Al abrirla, le enseñó un paquete de condón.

—Hombre precavido —dijo con una sonrisa triunfante.

Jimin se quitó rápidamente el bóxer, liberando así su erección, lo que hizo que ella observara lo duro que se encontraba, su punta rosada y las venas sobresalientes en su longitud. Este abrió el condón, para así empezar a colocárselo, mientras ella tragaba con dificultad al pensar en lo que estaba a punto de suceder.
No quería dar marcha atrás, no cuando Jimin le fascinaba y quería más de él, así que una vez que este estuvo listo, llevó la mano a su nuca para volverlo a acercar a ella. Su cuerpo desnudo se apretaba contra el de ella, que lo besaba de manera torpe, sintiendo cómo su miembro pinchaba su vientre.

Carrie hizo un sonido involuntario con la garganta, retorciéndose y suplicando por fricción, por lo que llevó la mano a su miembro y este gruñó al sentirla.
Jimin llevó las piernas de la fémina a su espalda, ladeando las caderas a la vez que ella hacía lo mismo, logrando así que su miembro comenzara a introducirse.

La pelinegra soltó un grito ahogado al sentir cómo la llenaba por completo, cada centímetro dentro de ella, la forma en la que el abdomen de él se apoyaba en su clítoris.

—Carajo...¿cómo puedes encantarme tanto, Carrie? —preguntó entrecortado, antes de volver a empujar.

—Oh...y tú a mí —confesó jadeante, tomándolo del cabello para volver a besarlo.

A Carrie le estaba fascinando sus besos, la forma en la que su lengua penetraba su boca y se enredaba con la de ella, el sentir el roce de sus esponjosos labios. Más que nada el hecho de que en ese momento eran uno solo, consumiéndose por la sensación abrasadora de la pasión.
Tanto Jimin y como Carrie habían logrado sincronizar el ritmo, la forma en la que su miembro entraba y salía la estaba enloqueciendo. Ella no era capaz de mantener la boca cerrada, cegada por el placer de aquellas embestidas rápidas y duras.

Era exquisito el hecho de que a ambos les gustara el mismo ritmo, por lo que Carrie se aferró a su espalda, enterrando las uñas al sentir cómo este la embestía nuevamente con furia como si quisiera romperla. Ella sin duda estaba encantada con eso, soltando un grito ahogado, mientras lo observaba pidiéndole más.
Jimin pasó una de sus manos por sus senos, amasándolos con fuerza, mientras gruñía en su oreja.

En un momento, Jimin se salió de su interior, llevando las manos a sus caderas lo que hizo que ella lo mirase confundida, pero de un segundo a otro, la hizo voltear con demasiada facilidad. Este se enterró rápidamente en su interior, provocando que un chillido escapase de sus labios, mientras apretaba la almohada con los dedos.

Los dedos de este se enterraron en sus caderas, mientras la embestía de manera violenta y vigorosa. En aquella habitación podía escucharse el sonido de los gritos y gemidos de la pelinegra, como los gruñidos y gemidos de Jimin, y también el de sus testículos chocando contra el trasero de la fémina.

Bastaron un par de embestidas profundas y duras para que Carrie sintiese cómo su cuerpo era invadido por oleadas de placer, y este sintiese cómo sus paredes le apretaban el miembro, pero aún así siguió, hasta que su cuerpo se tensó. Ambos habían alcanzado el orgasmo, ella soltando un gran gemido, enterrando su rostro en la almohada, mientras él jadeaba, enterrando aún más los dedos en sus caderas.

Jimin, intentando recuperar el aliento, se salió de su interior, para así quitarse el condón, mientras ella se recostaba por completo. El rubio salió de la habitación, y ella se sentía demasiado exhausta, con su corazón latiendo con fuerza como si quisiera salirse de su pecho.

Cerró los ojos, sintiendo cómo el estar tan agotada, le provocaba sueño, pero recordaba a Jimin, por lo que al sentir el colchón hundirse nuevamente a su lado, giró a verlo. Este le regaló una dulce sonrisa, recostándose a su lado, para pasar el brazo por debajo de su cabeza y apegarla a él.

—¿Te gustó? —preguntó divertido con su respiración aún pesada.

—¿Tú qué crees?

—En verdad, me gustas, Carrie —dijo este antes de juntar sus labios en un lento y suave beso.

Carrie luego de unos pocos segundos, lo rompió, para así darle la espalda y así poder dormir, mientras este sentía cómo la inquietud se instalaba en su pecho al no recibir respuesta alguna.












Ya era de mañana y Jimin se encontraba terminando de colocarse la polera, al ya tener su pantalón colocado, pero al escuchar a la pelinegra removerse, giró a verla. Parecía seguir profundamente dormida, con su cuerpo desnudo cubierto por la sábana, por lo que este volvió a tomar asiento en la cama.
No podía quitar de su cabeza el hecho de que Carrie jamás contestó su confesión, jamás dijo qué era lo que ella sentía por él. Eso lo llevaba a decirse que quizás sólo fue una atracción sexual, por lo que podía ser que ahora que ya dieron ese paso, para ella todo acabaría. Mientras él se quedaría con aquellos sentimientos que iba a tener que dejarlos ir, aunque nada le gustaría más que estos siguieran creciendo a medida que fuesen conociéndose más.

Le gustaba demasiado Carrie. Le gustaba ir aprendiendo cada detalle sobre ella, cómo iba conociendo su historia, el porqué de muchas cosas. Y es que desde que había vuelto a verla, sus ojos quedaron deslumbrados por Carrie, ahora llegando a sentir que sería capaz de caer rendido ante ella.

Jimin al ver cómo un mechón de su cabello cubría parte de su rostro, se inclinó hacia adelante para intentar apartarlo, ya que quería verla mejor. Pero cuando estuvo a punto de hacerlo, ella volvió a removerse, abriendo los ojos lentamente, lo que hizo que este se apartara rápidamente.
Carrie soltó un quejido a la vez que refregaba uno de sus ojos, mientras Jimin la observaba presionando los labios, pensando en cuánto le hubiese gustado que todo fuese distinto. Poder despertarse abrazándola tranquilamente, sabiendo que ambos estaban dispuestos a darse una nueva oportunidad en el amor.

—¿Qué haces, Jimin? —preguntó somnolienta, levantando su cabeza, mientras apoyaba sus brazos en el colchón.

Este al ver su piel pálida que resaltaba sus ojos oscuros, hinchados y entrecerrados, con su cabello oscuro revuelto, sus labios esponjosos pálidos, sintió ganas de volver junto a ella. Quería poder seguir sintiendo la calidez de su piel, pero sabía que eso no estaría bien y prefería ahorrarse el hacerse ilusiones.

—Debo irme —informó levantándose, para así tomar su chaqueta que estaba en el suelo y colocársela.

—¿Está todo bien? —examinó arrugando levemente su frente.

—Sí —respondió por lo bajo, acercándose a la puerta, cerrando por un momento los ojos al sentir el impulso de soltar lo que pensaba, pero estaba seguro que sólo ganaría que las cosas se pusieran mal entre ellos. Y eso no era algo que deseaba, porque después de todo, ella al menos no le había mentido jamás—. Vuelve a descansar.

—Está bien. Que tengas un lindo día.

—Adiós, Carrie —dijo abriendo más la puerta de su habitación para poder salir.

En ese momento, se sentía demasiado decepcionado, pero de sí mismo por haberse creado ilusiones. Pues, Carrie le había dicho por mensajes que si no lograba meterse en su pensamientos, cómo ella lo había hecho en los de él, entonces, debía conformarse con tan sólo una amistad. Y es que la pelinegra siempre le había recalcado desde años atrás, que sólo lo veía de esa forma.

Así que, Jimin ahora se había despedido de ella, ya que sabía que la mejor forma de desaparecer esos sentimientos, era tomando distancia. Estaba seguro de que si seguía conociéndola, tan sólo lograría intensificarlos.

Tragó con dificultad, mientras cruzaba la puerta, sintiendo aún la mirada de la fémina puesta en él, lo cual se le hacía más difícil.

—¿Jimin...?

Este al escuchar su voz, se detuvo sin siquiera pensarlo por un segundo, dándose cuenta de lo vulnerable que se encontraba por ella, ya que hasta su corazón se había acelerado de la emoción. Rápidamente, giró a verla esperanzado, observando cómo ella llevaba un mechón de cabello detrás de su oreja.

—También me gustas. Me gustas demasiado —confesó intentando no demostrar su timidez, aunque sus mejillas lucían sonrosadas —. Sólo...te pido que tengas un poco de paciencia, si es que quieres...estar conmigo.

—Paciencia es mi segundo nombre —dijo algo divertido, robándole una sonrisa al sentir cómo la tensión desaparecía por completo—. Descansa, preciosa.

Jimin salió de su casa con una gran sonrisa en su rostro, ya que estaba completamente seguro de que el esfuerzo que tendrían que hacer para dejar a un lado las inseguridades, dándose una nueva oportunidad, valdría la pena.
A él no le importaba para nada que ahora empezaran a ir lento, porque sabía perfectamente que ella seguía poniendo en orden sus sentimientos. Para Carrie Byrne aún no era fácil sostenerse, mucho menos volver a amar cuando la habían destrozado en un pasado, pero tenía la esperanza de hacerlo y más al tratarse de Jimin.

Y es que, por más que había intentado cerrarse a la idea de permitir dejar entrar a alguien a su vida de esa manera, con Jimin no pudo. Este parecía derribar todos sus muros con aquella sonrisa deslumbrante que hacía que sus ojos se cerrasen.

Park Jimin tenía un corazón hermoso y ella lo sabía perfectamente.













El tiempo pasaba rápido, volviéndose cada día un poco más colorido para Carrie, hasta que sintió su corazón reconstruido por completo y cómo la felicidad la invadía.
En los últimos años, su vida se había vuelto una montaña rusa, la cual había quedado en una caída profunda por mucho tiempo, pero había vuelto a subir y ahora se mantenía allí.

—¡Se te cae el helado, cielo! —exclamó soltando una risotada, mientras ella sentía sus manos pegajosas—. No debiste pedir el de tres bochas.

—¡Déjame! Ahora tengo que alimentarme por dos —recalcó mirándolo seria por un momento.

—¿Un helado alimenta? —examinó alzando una ceja, pero acabó soltando una risotada por su forma de mirarlo. Este volvió la atención a su helado, para que no le pasase lo mismo que a Carrie, la cual intentaba no seguir manchando sus manos—. Era broma, preciosa. Puedes considerar que te alimenta, lo que tú quieras.

—Déjame.

—¿Por qué tu madre tiene que ser tan enojona, pequeñín? —preguntó divertido, haciendo una voz más dulce, mientras se inclinaba hacia adelante para hablarle a la barriga de su esposa.

Habían pasado tres años desde que Carrie Byrne y Park Jimin se dieron otra oportunidad en el amor. Y ahora, la fémina se encontraba de siete meses de embarazo, lo cual había sido en un comienzo algo difícil de procesar.
Pues, Carrie se había llenado de miedo que pudiese volver a repetirse la historia, pero Jimin, al igual que la terapeuta y su obstetra, lograron que fuese dejando aquel miedo.

Ahora ella disfrutaba cada vez que Jimin despertaba y no tan sólo dejaba un beso en sus labios, sino también en su barriga. Disfrutaba cómo este acariciaba su barriga y le hablaba a su hijo, cómo su voz se volvía más suave, la manera en la que cumplía con todos sus antojos, aunque tuviese que levantarse por la noche a cocinarle o bajar a comprar. Pero más que nada cómo este derrochaba la misma felicidad que ella.

Por la tarde, mientras iban en el coche, Carrie al ver una heladería, le dieron ganas de tomar helado, lo cual no era un antojo del embarazo, pero decidió poner esa excusa. Jimin lo sabía perfectamente, por lo que bromeó al respecto, logrando que se enfadara un poco, pero decidió fingir que sí le creía para así ver su gran sonrisa.

Luego de que este pidiese los helados, decidieron caminar un poco, hasta que se detuvieron. La fémina aún luchando por no mancharse con el helado que se le derretía, sonreía cálidamente al seguir escuchando a su esposo, hablarle a su barriga.
Su mirada se volvió hacia el frente, observando cómo un joven de cabello corto y oscuro, que llevaba un traje azules, tenía su brazo entrelazado con una mujer de cabello rubio que llevaba un vestido blanco. Estos entraban a un restaurante, sin notar la presencia de ellos, a pesar de estar a unos cuantos metros.

Rápidamente, se dio cuenta que se trataba de Jeon Jungkook, cuando este le abrió la puerta para que la mujer entrase primero, la cual le agradeció y él sonrió.

Carrie volvió nuevamente su mirada hacia su esposo, que volvía a enderezarse, mirándola con una sonrisa.

—¿Vamos al coche?

—Vamos. Ya me duelen los tobillos —comentó riendo.

Este soltó una risilla, antes de dejar un pequeño beso sobre sus labios, mirándola embobado antes de entrelazar sus dedos, para así comenzar a caminar hacia el coche. Carrie sonrió encantada, volviendo a concentrarse en acabar su helado, mientras caminaban tranquilamente.

Al pasar por el restaurante, no pudo evitar girar su cabeza a ver por la vidriera. Jungkook se encontraba sentado allí, riendo junto a la mujer.

Carrie, en ese momento, no podía evitar sentirse liberada, ya que el hecho de ver que pudo rehacer su vida, que había vuelto a ser él, era algo que había realmente deseado. Pues, cuando le pidió que fuese feliz, lo decía en serio, porque a pesar de todo el dolor que pudieron causarse en un pasado, ella lo amó de verdad. Y amarlo de verdad, significaba sentirse bien al verlo ser feliz junto a otra persona.

Además, ahora ella se encontraba siendo plenamente feliz junto a Park Jimin, con el cual a pesar de esa noche que tuvieron, luego de eso, empezaron a ir lento. Este iba a su ritmo, sin presión alguna, entregándole su corazón sin miedo alguno, demostrándole que le encantaba cada parte de su ser.

Aún podía recordar perfectamente cómo una noche la encontró llorando, sentada en la cama, lo cual lo preocupó demasiado, sin esperarse para nada que Carrie llorara porque él estaba ayudándola a sanar sus heridas, a que ese miedo se esfumara. Park Jimin se había preocupado por ella, siendo paciente, esforzándose por comprenderla y brindándole una calma que realmente necesitaba.

Todo eso, había conmovido cada parte del alma del Carrie Byrne.

¿Era posible amar nuevamente? Claro que sí. Carrie había vuelto a amar, y ahora, amaba amar a Park Jimin.
No se arrepentía para nada de haberse dado una nueva oportunidad, porque ahora se sentía una mujer feliz, esperando emocionada junto a su esposo, la llegada de su primer hijo, después de varios meses de haberse casado.

Jeon Jungkook siempre tendría una parte de su corazón, ya que había sido el primer hombre al que amó profundamente y creyó que pasaría toda la vida a su lado. A pesar de que le dolió que no pudiese ser de esa forma, comprendía perfectamente que así tuvieron que darse las cosas.
Ahora era nuevamente feliz, sintiéndose segura de que él también lo era, a pesar que sus caminos se separaron.

Pero la realidad era, que Jeon Jungkook no volvió a rehacer su vida junto a alguien más, ya que aquella mujer sólo se trataba de con quién intentaba firmar contrato para la construcción de un hotel. Pues, su jefe le había dado la confianza necesaria para que pudiese encargarse de cerrar el negocio.

Jungkook había vuelto a sonreír, había vuelto a ser en parte el mismo de antes, el cual no estaba hundiéndose en la tristeza. Pero, eso no quitaba que seguía esperando que algún día, ella deseara volver a él.
Él seguía viéndolos en los lugares dónde solían ir juntos, dónde ella solía mirarlo con una gran sonrisa, y este seguía repitiendo sus hábitos, aún sin Carrie. Seguía conservando sus fotografías, viendo el video de su boda, hablando con amor sobre ella, sin importarle en absoluto que Carrie ya no lo hiciera. Y no le importaba tampoco que le haya dicho que no tenía toda la culpa, porque cada vez que hablaba sobre su amor, terminaba culpándose.

Con el paso de los años, más de cinco, se había vuelto más fácil para él, pero sabía perfectamente que jamás lograría convencer a su corazón de que la olvidara, así como ella podría haberlo hecho. Carrie Byrne seguía siendo la razón de sus latidos, y seguiría cumpliendo su promesa sobre amarla hasta la muerte, sin importar que ella jamás volviese a sus brazos.

¡Hola!

¡Llegó el tan esperado final de esta historia! Quiero leer sus opiniones al respecto

Cuando empezaron a pedir un extra, sólo tenía la idea de que Carrie y Jimin terminaran juntos, pero a medida que fueron pasando los días, se me vinieron muchísimas más ideas, algunas que quedaron acá. Y leyendo algunos comentarios ayer, se me vino la idea de hacer que Jungkook y Carrie quedaran juntos, pero la verdad es que, en mi opinión, creo que lo mejor era que siguieran sus vidas por separado.
Ellos tuvieron su oportunidad, al principio siendo un matrimonio hermoso, pero ambos fueron cometiendo muchos errores. Y el hecho de que Jungkook la engañara con su prima, creo que, a pesar de que ella lo amara tan profundamente, era algo imposible de olvidar. Por más que hicieran terapia de pareja, considero que es algo que recordaría siempre y no le permitiría volver a ser feliz junto a él como antes.

Ahora me voy a llorar porque tengo que ponerme a estudiar para psicología, lo que no entiendo nada, y en vez de estudiar porque doy el examen el jueves, estos días me puse a escribir. Preferí llorar escribiendo ésto, que llorar de estrés por no entender JAJKSKJS

Espero que a pesar de que Jungkook y Carrie no quedaran juntos, les haya gustado este final.

Agradezco muchísimo el apoyo que le han dado a esta historia, la verdad fue inesperado, pero amé leer todos sus comentarios.

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