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4


Gina entró rápidamente a la facultad y caminó por el pasillo en dirección al salón que correspondía la siguiente clase.

Yoongi, como todo un caballero, se había ofrecido a llevarla aquella mañana, al igual que las anteriores, y ella no había podido negarse, pues jamás perdería la oportunidad de pasar tiempo con él.

Sus pasos se vieron interrumpidos por una mano que la agarró del antebrazo, obligándola a frenar en seco y girarse.

No tenía que ser muy inteligente para saber que se trataba de Taehyung, que había estado buscándola últimamente con la excusa de tener que conversar algo pendiente con ella. Pero no había nada que hablar, él se había puesto de novio con Eunmi y lo suyo había quedado en el pasado, guardado solamente en los recuerdos de ambos. Y en el de Minho.

Ginnie.

Ella lo miró hacia arriba, sin ninguna expresión en el rostro, pero no pudo evitar sentir un nudo en la garganta.

No sabía por qué, pero sentía que su orgullo había sido herido.

—Hola, Taehyung.

Quiso seguir caminando, pero él no la soltó. Así que se giró y lo miró con el rostro inclinado hacia un lado.

—¿Y Eunmi? —Preguntó.

Realmente, aquel día no le importaba en lo más mínimo dónde se encontraba su amiga. Simplemente quería escapar de la situación y de aquella conversación pendiente que tanto se había esmerado en evitar.

—No vino. Está enferma.

—¿Está ella bien? —Preguntó entonces, con real interés.

Taehyung asintió con la cabeza.

—Necesito que hablemos.

—¿Sobre qué?

Él aplanó los labios y miró alrededor. La gente pasaba sin cesar, intentando llegar a la hora al salón correspondiente, aunque algunos no podían evitar desviar la mirada hacia ellos.

Ya todos sabían que Kim Taehyung y Song Eunmi se encontraban en una relación, por lo que era extraño encontrarse con él siendo tan cercano a una chica que, en realidad, nadie había notado su presencia hasta ese entonces.

—Sobre nosotros.

Gina dibujó una pequeña sonrisa en sus labios. Esa frase había logrado tocar algo dentro de ella, a pesar de que intentaba convencerse de lo contrario.

—Nunca ha habido un nosotros, Taehyung.

—Sabes a lo que me refiero —insistió.

Ella negó con la cabeza a la vez que suspiraba.

—No tenemos nada que hablar.

Taehyung vio cómo tuvo la intención de seguir caminando, pero apretó ligeramente su agarre en ella y la arrastró con él hacia un lugar más privado.

—¡La gente a va a vernos! —Alegó ella mientras caminaba a tropezones por detrás de él.

La ignoró y continuó su camino hasta que llegaron al patio del campus y la condujo hasta la parte trasera de los camarines. Nadie caminaba por allí y no se escuchaba hacia adentro porque justo en ese lugar no habían ventanas, por lo que tenían total privacidad para conversar.

—Gina, me estás matando.

Ella se quedó pasmada al escuchar aquella confesión y tragó saliva al darse cuenta de que algo dentro de ella se sentía aliviado.

—No entiendo qué es lo que quieres decir.

Taehyung le puso las manos sobre los hombros y, en un movimiento inesperado, la atrajo hacia él para envolverla en un abrazo.

—Te extraño como no tienes idea —susurró contra su cabello, respirando del olor a fresa que este desprendía—. No hay un día en el que deje de pensar en ti.

Gina abrió los ojos más de lo normal, aunque él no pudo verla porque todavía la abrazaba. No sabía cómo debía sentirse, pues se trataba del novio de su amiga.

Cerró los ojos y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios, casi imperceptible, aunque inmediatamente se sintió culpable por sentirse bien con la situación y cuando estuvo a punto de devolverle el abrazo para decirle que también lo extrañaba y que pensaba mucho en él, el rostro de Eunmi llegó a su mente, al igual que el de Yoongi.

Ninguno de ellos merecía una traición como esa.

Aunque no hizo nada para alejarse, simplemente se quedó allí, esperando a que él se dignara a soltarla.

—¿No vas a decirme nada? —Le preguntó él, alejándose levemente para verla a los ojos.

—¿Qué ocurrirá con Eunmi? —Soltó—. Eres su novio, deberías comportarte como tal.

Entonces hizo el amago de quitarse, pero Taehyung se apuró a posar sus manos sobre su nuca y la acercó.

El chico había estado fantaseando con besarla desde la última vez que habían estado juntos, incluso cuando se encontraba con Eunmi pensaba en aquellos labios rosados que tanto le llamaban a devorarlos.

Hubo un pequeño forcejeo por parte de Gina, pero inmediatamente se rindió ante la lengua de Taehyung, que se acababa de colar al interior de su boca, y que la acariciaba con una suavidad increíble, nada parecida a cómo lo hacía Yoongi. Pasó los dedos por la nuca del chico y los enredó en su cabello castaño sólo para tirar de él hacia ella, profundizando el beso.

Sin darse cuenta, su espalda se encontró contra la pared y Taehyung había tomado una de sus piernas y la acariciaba por el muslo, metiéndose debajo de la falda que llevaba puesta. Soltó un suspiro tembloroso cuando él comenzó a bajar sus besos por el cuello.

Y sólo reaccionó cuando sintió que los dientes de Taehyung atrapaban su piel en un mordisco que fue ligeramente más bruto de lo normal. Puso sus manos contra su pecho y lo alejó. Tenía el corazón acelerado, el cabello revuelto y podía apostar que los labios hinchados. Sabía que él estaba en las mismas condiciones, pues una erección había comenzado a crecer dentro de sus pantalones.

—No podemos hacer esto —susurró.

—Gina —replicó Taehyung, acercándose nuevamente para tomarla por las mejillas y así obligarla a mirarlo—, por favor, no puedo dejar de pensar en ti. ¿Tú no piensas en mí?

Ella tragó saliva e inmediatamente negó con la cabeza.

—Jamás podría mirar al novio de mi amiga con otros ojos —soltó, viéndolo fijamente—. Así que deja de buscarme.

Se escabulló de sus brazos y se arregló la ropa. Sentía una presión extraña en el pecho. No le gustaba mentir, menos a la persona con la que tanto tiempo había compartido momentos íntimos. Pero no podía hacerle daño a su amiga. No se lo perdonaría nunca a sí misma.

Además, con todo lo que acababa de suceder le había quedado claro que las intenciones de Taehyung no eran amorosas como ella había creído, sino que meramente sexuales.

—¿Sabes qué es lo peor? —Dijo cuando ya estaba a punto de irse—. Sólo estás buscándome porque quieres sexo y... creo que eso es lo que más me duele.

Antes de que el chico pudiera responder algo, huyó en dirección al salón.

Una parte de ella se sentía profundamente decepcionada, aunque no entendía el por qué. Kim Taehyung jamás había mostrado interés amoroso en ella y se lo había dejado claro la primera vez habían comenzado a ir a la cama juntos. No se permitía el amor en su relación, debían mantenerse como los amigos que habían sido hasta ese momento, por lo que no se explicaba el malestar que se había apoderado de ella cuando se dio cuenta de la razón por la que la buscaba.

Taehyung se quedó de pie, observando cómo se marchaba, sintiendo como si una parte muy íntima de él se diera media vuelta para no volver jamás. Porque Gina estaba tan enterrada dentro de su ser, se había acostumbrado tanto a verla todos los días, que sintió un vacío tremendo al haber sido rechazado.

Había sido culpa suya que todo se malentendiera. Había tenido la intención de conversar, de decirle que estaba seguro de que estaba enamorado de ella, de que había aceptado a Eunmi por presión, pero todo había salido al revés. Simplemente se había dejado llevar por sus impulsos, porque no podía controlarse cuando tenía a Gina frente a él, y menos cuando hacía tanto tiempo no disfrutaba de ella.

Se sentía como un drogadicto que intentaba dejar sus vicios. Como si el hecho de que Gina se fuera tan abruptamente de su vida le provocara los mismos efectos que un síndrome de abstinencia.

Se pasó las manos por el cabello alborotado y suspiró.

Había pedido su oportunidad.

Se sobresaltó cuando de pronto su celular vibró, anunciando un mensaje nuevo. Lo sacó de su bolsillo, creyendo que se trataba de Eunmi y, aunque sí tenía un par de mensajes sin leer de ella, abrió primero el chat de su amigo, que raramente le escribía.

Jimin
Hola, soy Minjoon.
Necesito tu ayuda con Jimin. 

Taehyung
Llego en diez minutos.

Guardó el celular nuevamente en su bolsillo, extrañado por el mensaje que la novia de Jimin le había enviado desde su celular y olvidando que Eunmi le había escrito anteriormente.

Miró hacia el lugar por el que Gina se había ido y suspiró. Era momento de dejar ese tema de lado y convertirse en lo que su amigo necesitaba que fuera, pues lo cierto era que Jimin no lo había estado pasando muy bien últimamente. Un poco de compañía no le haría mal y también le serviría a él para distraerse.

Salió de la facultad y tomó el transporte público hasta llegar a la casa de su amigo. Le tomó un tiempo y mucha ayuda de Minjoon convencer a Jimin de levantarse y de ir a aquella fiesta que estaba dando un chico de la universidad que Taehyung había conocido durante una de las clases de los semestres anteriores.

Ya se había hecho de noche cuando los tres entraron a la casa que se encontraba en una de las zonas más acomodadas de la ciudad. Afuera había un montón de autos estacionados y desde lejos se podía escuchar el retumbar de la música.

No podía negar que se sentía ligeramente incómodo, pues Jimin no había querido salir sin Minjoon, quien era su novia, y él se encontraba completamente solo porque Eunmi había amanecido enferma, prefiriendo quedarse en casa. Así que ni siquiera se había molestado en invitarla, pues, además de eso, no se había molestado en responderle ningún mensaje durante todo el día.

Simplemente no podía quitar de su cabeza lo que había ocurrido con Gina y había comenzado a creer que no todo estaba tan perdido. Después de todo, ella había seguido el beso que le había dado y probablemente eso decía más de lo que ella le había dicho.

—Necesito ir al baño un momento —avisó Minjoon al cabo de un rato y le hizo una seña a Taehyung para que se encargara de cuidar a Jimin.

Asintió con la cabeza antes de ver cómo la chica se perdía entre la multitud. Era una casa grande, por lo que seguramente le tomaría un buen rato encontrar el baño.

Taehyung se giró hacia Jimin, que se había sentado en un espacio vacío de uno de los sofás que la gran sala de estar. No se veía más animado que estando en casa, por lo que lo tomó por la muñeca y lo condujo hacia la cocina.

Quizás un poco de alcohol le despejara un poco la mente.

O quizás solo estaba pensando en sí mismo porque quería sacarse por un momento a Gina de la cabeza.

Necesitaba olvidar a Gina y concentrarse en Eunmi, pero no podía. La pelinegra jamás le iba a hacer sentir lo que le provocaba Gina. No le importaba si es que lo había rechazado o si estaba con otro hombre, su recuerdo no dejaba de atormentarlo.

—¿Cómo has estado últimamente? —Le preguntó a su amigo mientras abría el refrigerador como si estuviese en su casa.

Miró de reojo a Jimin y se dio cuenta de que probablemente no lo había escuchado debido al volumen de la música. El cabello castaño le daba un aire sombrío, diferente al que tenía hacía un tiempo atrás cuando era rubio y parecía que su sonrisa reflejaba los rayos del sol. Le ponía triste verlo de aquella manera, aunque sabía que no podía hacer nada más que estar para él cuando lo necesitara. Taehyung era el menor de aquella relación, precisamente tres años menor, pero le tocaba cuidar de Jimin de la misma manera en la que él lo había cuidado durante tantos años.

Tomó un par de latas de cerveza y le tendió una.

—Intentemos disfrutar esta noche.

Jimin lo observó en silencio por un momento. Se veía diferente, muy diferente, partiendo por las ojeras oscuras que adornaban sus bellos ojos. Finalmente, recibió la lata, pero no dijo nada.

Taehyung dio un trago largo, más de lo normal, bebiendo hasta la mitad del contenido, y después de limpió la boca con el dorso de la mano. Estaba intentando permanecer concentrado en su amigo, aunque le costara.

—Quiero irme a casa —murmuró Jimin.

Taehyung aplanó los labios. Realmente, no sabía qué estaban haciendo ahí, pues la condición de Jimin no mejoraría saliendo a una fiesta, a pesar de que en algún momento creyó que sí.

No lo había visto hacía varias semanas, por lo que desconocía cómo era su condición actual.

—Lo siento, fue... —Dejó la frase a medio terminar, sabiendo que el hecho de disculparse no arreglaría la situación—. Ya que estamos aquí, ¿te apetece hablar sobre algo?

Jimin negó con la cabeza antes de beber de su lata.

Taehyung miró a su alrededor, buscando a Minjoon, pues ya habían pasado un par de minutos y ya no sabía bien qué hacer o de qué hablar con su amigo. Sentía que cada intento era en vano y que en vez de hacerle sentir mejor, le hacía peor.

—A veces hay cosas que no puedes decirle a nadie —murmuró para sí mismo, pero Jimin le escuchó.

Eso pareció llamar la atención del chico, que levantó la cabeza hacia él, aunque Taehyung no se dio cuenta porque se encontraba ocupado bebiendo lo que le quedaba de la cerveza. Rápidamente sacó una segunda lata y la bebió hasta la mitad.

—¿A qué te refieres? —Se atrevió a preguntar su amigo.

Taehyung pestañeó un par de veces. No sabía si realmente se había interesado o si simplemente buscaba desviar la atención para que dejaran de hablar sobre él.

—¿Recuerdas a Song Eunmi? Una vez que mostré una foto de ella.

Jimin se quedó un momento pensando y finalmente asintió con la cabeza.

—Es mi novia.

Los ojos del chico se abrieron ligeramente y Taehyung se sintió un poco mejor al saber que, por lo menos, estaba logrando hacerle pensar en otra cosa.

—Creí que te gustaba Gina.

—¡¿Qué?! —Soltó en una risa.

Jimin lo miró incrédulo, como si aquello hubiese sido tan evidente que cualquier persona podría haberse dado cuenta.

—No te hagas.

Ambos soltaron una pequeña carcajada y nuevamente se formó el silencio.

—Me gusta la amiga de mi novia —confesó Taehyung por primera vez en voz alta—. Me gusta más de lo que mi novia podría llegar a gustarme jamás.

Volvió a darle un trago a la lata mientras Jimin levantaba ligeramente las cejas. Por eso le gustaba hablar con él, era como su diario secreto. Podía decir cualquier cosa y siempre lo escucharía, sin juzgarlo.

Dejó la lata vacía de lado y se dispuso a sacar otra nueva del refrigerador.

—Dame otra —le pidió Jimin, acabando recién la primera.

Taehyung dibujó una pequeña sonrisa en el rostro y le tendió una lata cerrada, pensando en que quizás su amigo comenzaba a disfrutar un poco de la salida.

—¿Y qué harás al respecto? —Jimin siguió con el tema anterior.

Se encogió de hombros, aunque ya no sacaba nada con ocultar la verdad. Ya había dicho la parte más importante: había aceptado en voz alta todo lo que sucedía con Gina y Eunmi.

—He estado intentando hablar con Gina, pero no hay caso —dio nuevamente un trago y Jimin le imitó—. Creo que le gusto, pero no quiere hacerle daño a Eunmi..., ni a ese tipo con el que está saliendo.

Una pequeña carcajada por parte de Jimin lo hizo darse cuenta de lo absurdo que sonaba todo. Estaba intentando meterse a la fuerza en otra relación e iba a arruinar la suya propia.

Gina valía la pena. Estaba dispuesto a tirar todo a la borda tan solo por ella. Y no sabía precisamente qué era lo que lo traía tan loco, pues ella jamás se le había insinuado de otra manera que no fuese sexual, pero el hecho de haberla perdido de una manera tan abrupta le había hecho darse cuenta de lo dependiente que se había vuelto de su compañía. Así que, mientras más lo ignoraba, más ganas sentía de acercarse nuevamente.

—Y hoy la besé —susurró.

Sentía como si hubiese confesado todos sus pecados y se hubiera sacado un gran peso de encima, pero el hecho de aceptar las cosas en voz alta no cambiaba absolutamente nada.

—¿Y qué tal todo con Minjoon? —Preguntó para cambiar el tema.

Jimin volvió su vista al frente, como si nuevamente hubiese perdido interés en la conversación.

—Me ha acompañado en todo esto, pero... —Su voz se apagó, por lo que tuvo que aclararse la garganta y continuar: —. Detesto sentir que sigue conmigo por lástima.

Taehyung frunció el ceño luego de darle un trago a su lata. Jimin había terminado la suya y se disponía el mismo a sacar una nueva, apartando una para cuando Taehyung terminase la actual.

—¿Por qué dices eso?

Jimin se encogió de hombros mientras el sonido de la lata siendo abierta se escuchaba apenas sobre la música.

—Prefiero no hablar sobre eso.

La voz del chico le pareció especialmente fría y distante. Supo que no debía insistir, ni volver a tocar el tema en ningún otro momento, porque supuso que era algo complicado que aquejaba a Jimin. Y, aunque se sintió mal por el hecho de haber sido el único que se había desahogado aquella noche, no siguió intentando sacar conversación sobre temas importantes. Simplemente se quedaron ahí, bebiendo juntos hasta que la conversación había vuelto, pero sin tener sentido alguno.

Taehyung se había olvidado de la existencia de Minjoon hasta que la vio entrar por la puerta de la cocina, con el rostro arrugado en una mueca de preocupación.

—¡Estuve mucho tiempo buscándolos! ¡¿Por qué se fueron?! —Exclamó.

Taehyung pestañeó lentamente producto de los efectos que el alcohol estaba causando en su cuerpo. Sabía que Jimin no estaba mejor y que aquello seguramente provocaría la ira de la chica.

Su amigo respondió algo en voz baja que no alcanzó a escuchar, pero Minjoon sí, y se puso a mover las manos en el aire mientras seguía reclamando algo que Taehyung ya no entendía.

De pronto, Jimin dio un paso hacia ella y le puso la mano en la espalda para llevarla a otro lugar y así poder resolver sus problemas. Le hizo una seña a Taehyung para que supiera que se verían más tarde y ambos desaparecieron por la puerta de la cocina.

Se quedó solo, aunque rodeado de gente. Terminó su lata y sacó otra, pero mientras se la tomaba descubrió algo: a pesar de haber confesado todo, ninguno de sus pecados habían sido expiados, pues seguía deseando a Gina y más todavía porque con cada segundo que pasaba sentía aún más la necesidad de estar con ella.

Recordó entonces a Eunmi. Era una chica tan hermosa, tanto por dentro como por fuera, y lo quería. Se encargaba de demostrárselo cada vez que estaban juntos, cuando tenían una cita o cuando simplemente estaban haciendo cualquier cosa como estudiar o ver una película. Se sentía tan mal por no sentir nada cuando la besaba y se sentía aún más mal porque Gina y Eunmi eran amigas, muy buenas amigas.

Era un imbécil, jugando con una y deseando a otra.

Sacó el celular de su bolsillo y lo desbloqueó con dedos torpes. Los mensajes de su novia todavía estaban allí, sin abrir desde la mañana, lo que le provocó un nudo en la garganta.

Estaba siendo injusto con ella, consigo mismo y con Gina.

Buscó entre los contactos y se acomodó el celular sobre la oreja después de haber presionado un número. La llamada sonó tres veces y alguien descolgó.

¿Hola? —Una voz femenina sonó adormilada al otro lado de la línea.

Taehyung soltó un suspiro de alivio porque pensó que sería ignorado.

Ginnie —dijo, aunque arrastró cada una de las sílabas.

Es tarde, ¿pasó algo? —Se quedó en silencio, esperando a que Taehyung dijera algo, pero no lo hizo—. Hay mucho ruido. No estás en casa, ¿cierto? ¿Dónde estás?

Él cerró los ojos, sintiéndose bien al saber que Gina se estaba preocupando por él sin importar lo que había le había dicho temprano.

—Estoy en una fiesta —murmuró—. Ginnie, yo... no puedo dejar de pensar en ti. Por favor, no me rechaces, podemos olvidar todo y empezar algo...

Estás ebrio —le interrumpió Gina.

¿Quién es? —Una segunda voz se escuchó al otro lado.

Una punzada se instaló en el pecho de Taehyung. Era una voz masculina, lo que significaba que estaba con él. Estaban durmiendo juntos. Tragó saliva, intentando controlarse a sí mismo y a su corazón acelerado, aunque ya comenzaba a sentirse ligeramente más mareado de lo que ya estaba.

Es Taehyung —le respondió ella al otro chico y luego volvió a dirigirse a él: —. Mira, deberías irte a casa y dile a Eunmi que estás bien. Está preocupada por ti.

—Gina...

Adiós, Taehyung.

Antes de que pudiera responder algo, la llamada se había terminado. Abrió la boca para tomar una bocanada de aire, pero en el momento que el aire entró a sus pulmones, le ardió como si se tratase de fuego.

Bajó la mano que todavía agarraba el celular y con la otra se frotó los párpados. Su cabeza daba vueltas alrededor de lo que acababa de escuchar, una y otra vez, y tuvo que apoyarse en uno de los muebles de la cocina para no caer, pues ya no era simplemente su cabeza lo que daba vueltas, sino que el mundo entero parecía moverse y él era el eje de rotación.

Gina jamás había querido pasar la noche con él, jamás lo había dejado siquiera acompañarla a casa con tal de asegurarse de que llegara bien. Jamás había querido romper aquella distancia de amigos con derechos y esa era la gran diferencia entre el chico de cabello color menta y él.

Ella probablemente quería a ese chico y Taehyung simplemente había sido un revolcón más.

Comenzó a caminar y se dirigió a la salida de la casa, olvidando que Jimin y él volverían a encontrarse en un rato más. Quizás había sido el alcohol o el cómo su corazón latía tan rápido que llegaba a aturdirlo, pero no se dio cuenta de lo que estaba haciendo hasta que se encontró frente a la puerta de un apartamento en el centro de la ciudad.

Tocó el timbre y a los pocos segundos la puerta se abrió, mostrando a una Eunmi que vestía un pijama de pantalón largo y camiseta de color negro. Inmediatamente su expresión cambió y se aproximó a Taehyung para tomarlo por la cintura y así ayudarlo a entrar. Lo dejó sentado sobre el pequeño sofá del departamento.

—¿Qué ocurrió, Tae? —Preguntó, poniéndose de rodillas frente a él—. ¿Por qué no me respondías? ¿Está todo bien?

Él levantó la vista que había mantenido fija en el piso y la observó. Eunmi sintió una presión en el pecho al notar que se veía triste, muy diferente a como acostumbraba ser.

—Eunmi, soy lo peor que existe —susurró y los ojos se le llenaron de lágrimas—. No merezco a alguien como tú.

Ella estiró las manos y le acunó el rostro con suavidad, provocando una sensación de calma dentro de Taehyung, que cerró los ojos sintiéndose seguro por primera vez en el día.

—No digas eso —dijo con voz dulce—. Eres la persona más hermosa que he conocido en toda mi vida.

—No entiendes lo que digo.

Un par de lágrimas bajaron por las mejillas del chico y su novia se las limpió con los pulgares. Ciertamente no entendía y realmente le causaba mucha intriga qué era lo que le había sucedido durante el día y por qué no le había contestado los mensajes. Pero guardó su curiosidad para más tarde y se dedicó a consolarlo.

—Quizás no lo entienda, pero jamás podría pensar que eres una mala persona.

Él se puso de rodillas frente a ella y la envolvió en sus brazos. Apestaba a alcohol y se notaba que no estaba cien por ciento consciente de todo lo que estaba sucediendo, pero no le importó porque era la primera vez que se aferraba de esa manera a ella, lo que la hizo sentir querida.

—Lo siento, Eunmi —sollozó.

Ella le acarició la espalda suavemente, de arriba hacia abajo. El corazón le saltaba feliz y desbocado, a pesar de la situación.

De pronto Taehyung se alejó para mirarla. Sus ojos se habían tornado rojos, al igual que su nariz, producto del llanto.

—Por favor, no te vayas nunca.

Ella se quedó pasmada un momento al no haber esperado jamás que él le pediría algo como eso, y finalmente relajó su expresión, dibujando una pequeña sonrisa en sus labios.

—No lo haré. 

Historia perteneciente a la bilogía Lost in Misery, creada en colaboración con Lonely_M93

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