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La tarde en la que Kim Taehyung se dio cuenta de que gustaba de su amiga fue una tarde como cualquier otra. Estaban en la cafetería de la universidad, estudiando sobre una de las mesas mientras esperaban a que el resto de los del grupo salieran de la clase en la que estaban.

Gina y Taehyung se habían sentado uno al lado del otro, como siempre acostumbraban, para facilitar la vista de la pantalla del portátil del otro y así lograr ser más eficientes en el trabajo que estaban haciendo para aquella materia que compartían.

—No tengo idea de cómo hacer esto —murmuró él, señalando la pantalla con el dedo.

Gina fijó la vista sobre lo que su amigo le estaba mostrando, pero aquel día se le habían quedado los anteojos sobre la mesa de noche de su habitación, por lo que veía completamente borroso, sobretodo después de haber estado horas mirando su propia pantalla. Así que tuvo que acercarse para ver más de cerca, sin darse cuenta que al hacer eso, estaba prácticamente pegando su cuerpo al de Taehyung, que tuvo que echarse ligeramente hacia atrás.

El olor a fresas del cabello de la chica se coló por sus fosas nasales y tuvo que contener la respiración, no porque le desagradara, sino porque sorpresivamente se había puesto nervioso.

Sus ojos recorrieron el perfil de la chica. Nariz recta y alargada, adornada por unas hermosas pecas que desde que la había conocido, ella había intentado maquillarlas, pero que en cierto momento se había dado por vencida porque gastaba demasiado dinero en cosméticos. Labios pequeños, ligeramente delgados, pero que igualmente se veían armoniosos con su rostro. Y el ondulado cabello naranja que siempre le había llamado la atención, aunque la molestaste con que parecía una zanahoria.

—¿Eres tonto? —Le preguntó ella, girando el rostro hacia él, con una sonrisa burlona en los labios—. Hasta mi hermanito de cuatro años podría entenderlo.

Taehyung tragó saliva al encontrarse directamente con sus ojos verdes, que precisamente aquella tarde no estaban cubiertos por el molesto cristal de los anteojos.

—¿Tienes un hermano de cuatro años? —Dijo, intentando sonar normal.

Gina agrandó su sonrisa, mostrando una hilera de dientes perfectamente alineados. Hacía un par de meses atrás le habían quitado el aparato dental que utilizaba cuando la había conocido.

—No —respondió en una carcajada.

El chico notó cómo su nariz se arrugaba. Siempre que se reía lo hacía, pero nunca lo había notado hasta ese preciso momento.

—No lo entiendes porque ese día estuviste muy ocupado hablando con esa chica —continuó ella una vez que había decidido parar de reír.

Una expresión de disgusto se apoderó del rostro de la chica y entonces fue el turno de reír de Taehyung.

—¿Kate?

—Sí, Katherine —le dio la razón ella.

La chica se incorporó, volviendo a su lugar, y sus dedos comenzaron a teclear nuevamente el teclado de su portátil. El chico sintió un extraño vacío porque de pronto había dejado de sentir el calor corporal de la pelirroja.

—Debes hacer un conteo microbiológico de las bacterias de la placa que sale en la imagen.

Taehyung volvió a mirar la pantalla de su portátil y frunció el ceño, sin entender de que trataba supuestamente la explicación a su duda. Y aunque se esmeró en buscar información para no volver a molestar a la chica, no pudo quitarse de la mente lo nervioso que se había puesto cuando ella se había acercado.

¿Sería que...?

Negó con la cabeza al darse cuenta de hacia donde le estaban llevando sus pensamientos, pero nuevamente se distrajo cuando ella levantó la mano para llevarse hacia atrás un mechón de pelo que se le había ido hacia el rostro. Nuevamente se quedó observando su perfil y una sonrisa se dibujó en su rostro cuando la vio entrecerrar los ojos en un intento de enfocar lo que estaba leyendo.

Entonces volvió rápidamente hacia su pantalla, dándose cuenta de que, efectivamente, su mente no lo había estado llevando a sacar conclusiones carentes de sentido.

Se dio cuenta de que había comenzado a gustar de Gina.

—¿Estás bien? —La voz de la chica le hizo sobresaltar.

Gina lo miraba atentamente, con los ojos verdes bien abiertos, lo que le pareció adorable. Se aclaró la garganta para hablar, pero el sonido de un bolso impactando contra la mesa le interrumpió, haciéndole sobresaltar una segunda vez.

—¡Finalmente! —una chica de cabello negro se dejó caer sobre una de las sillas que había al otro lado de la mesa.

Taehyung aplanó los labios al ver que el resto de sus amigos habían llegado porque, aunque no lo aceptara en voz alta, le gustaba pasar tiempo a solas con ella.

Song Eunmi, la chica de cabello negro y ojos rasgados, apoyó los codos en la mesa y miró a la pareja de chicos que habían continuado haciendo el trabajo pendiente, apoyando su mentón sobre sus manos hechas puño. A su lado se había sentado Minho, con quién había estado en clase recientemente.

—¿Ocurre algo entre ustedes? —Preguntó la chica.

Gina quitó con pesar los ojos de la pantalla de su portátil y la miró completamente seria, mientras Taehyung apenas se dignó a levantar la mirada porque se había puesto a teclear como loco.

—Basta —la pelirroja movió sus labios exageradamente al hablar.

—Por favor, Ginnie —replicó—. Estoy esperando el día en que confiesen su amorío secreto. Sólo pido eso y podré morir en paz.

Gina y Taehyung intercambiaron una mirada que duró menos de un segundo, y la chica le sonrió a su amiga de manera irónica.

—Creo que te espera una muerte llena de agonía, Eunmi.

De pronto Taehyung cerró su portátil de golpe y lo guardó dentro de su bolso, para finalmente ponerse de pie.

—Todavía no terminamos —murmuró Gina, con los ojos un poco abiertos debido a la sorpresa.

—Debo irme, le prometí a Jimin que iría con él.

Gina asintió con la cabeza lentamente mientras observaba cómo su amigo se daba media vuelta y se iba.

—Es tu momento de tomarlo del brazo y robarle un beso —susurró Eunmi a su espalda.

Gina se giró con desagrado y estuvo a punto de decir algo, pero su celular vibró indicando una nueva notificación. Cerró su portátil después de leer el mensaje que le había llegado.

—Minho, controla a esta loca. Vio demasiados dramas —le dijo al otro chico mientras guardaba sus pertenencias dentro de su bolso.

—¿Te vas? —Preguntó él en respuesta, hablando por primera vez.

—Tengo algo que hacer.

Se puso de pie y se colgó el bolso al hombro, pero su amiga fue más rápida y la sujetó del brazo, acercando su rostro en exceso.

—Sólo necesito saber —susurró la chica de cabello negro— si es que te gusta Taehyung.

Gina echó su cabeza hacia atrás, adquiriendo nuevamente espacio personal, y la miró con una ceja alzada.

—No me gusta Taehyung —afirmó.

—¿Estás segura? —Insistió.

La pelirroja asintió con la cabeza, aunque después terminó por poner los ojos en blanco.

—No me gusta, pero tendría sexo con él —resolvió antes de irse.

Gina caminó lo más rápido que pudo por los pasillos del campus hasta encontrar la salida. Entonces siguió caminando rápidamente en una dirección en específico, aquella que le había indicado el mensaje que le había llegado a su celular hacía un momento atrás.

Detuvo su andar solo para comprobar que había llegado al lugar indicado y arrugó un poco la nariz al ver el edificio que tenía enfrente. No era ninguna maravilla en comparación a otros en los que había estado, pero finalmente tampoco era tan terrible.

Entró y le anunció al recepcionista hacia dónde iba: número treinta y cinco. Tomó el ascensor y luego caminó por el tercer piso hasta encontrar su destino.

Tocó tres veces la puerta de madera y esta se abrió inmediatamente.

Taehyung apreció al otro lado, con una pequeña sonrisa en los labios que demostraba más de lo que se podía decir en voz alta, y se corrió hacia el lado para dejarla pasar.

—¿Por qué todo tan repentino? —preguntó Gina, dejando su bolso en el suelo.

La habitación no era la mejor en la que había estado. Las ventanas pequeñas le desagradaron, pero creyó que el espejo en la pared frente a la cama era un buen detalle para el momento de la acción.

El chico cerró la puerta y le echó llave antes de encogerse de hombros.

—Estoy muy estresado.

Ella se giró hacia él, con una ceja levantada, mientras se quitaba la chaqueta de color café que llevaba puesta desde la mañana debido al leve frío que comenzaba a hacer.

—Entonces, ¿ahora mi nombre es Park Jimin? —Preguntó en una carcajada—. ¡Qué excusa más mala, Kim! ¿No había nada más que inventar?

Taehyung se encogió de hombros y dio un par de pasos para acercarse a Gina con el fin de tomarla de las manos y comenzar a juguetear con ellas.

—Tenía que salir de ahí, me desespera cuando Eunmi comienza a hablar de sus teorías.

—No son teorías, Taehyung, son...

—Hipótesis —la interrumpió, pareciendo más interesado en pasar las yemas de sus dedos por el brazo de Gina—. Lo sé, Ginnie, ya me lo has dicho.

Ella bajó la vista hacia lo que estaba haciendo el chico y observó con detenimiento cómo sus caricias subían lentamente hasta llegar a su hombro, luego a sus clavículas y, finalmente, al inicio de sus pechos. Su cuerpo se estremeció.

—No, quería decir que son disparates —le corrigió en medio de un suspiro, dejándose llevar poco a poco—. ¿Cuál es el afán de emparejarnos?

Taehyung la tomó de la barbilla y juntó sus labios en un beso. En parte porque ya no aguantaba tenerla con ropa dentro de aquella habitación. Y por otra, porque, después de aquella revelación que le había hecho su cerebro hacía unos instantes atrás, sabía que no soportaría el escucharla quejarse porque Eunmi no dejaba de preguntar si estaban en una relación.

No sabía realmente si es que estaba preparado para algo como aquello, pero no quería arriesgarse a salir lastimado porque se conocía a sí mismo y sabía que, muy por dentro, era una persona muy frágil.

Tomó entre sus dientes el labio inferior de la chica y lo succionó hasta que ella abrió la boca, dándole libre entrada para juguetear con su lengua. La agarró de la nuca cuando intentó retroceder, seguramente para seguir hablando, y enredó su brazo a su cintura para sentirla completa y que ella también lo sintiese a él. Porque Gina parecía tener un extraño efecto sobre su cuerpo, pues al más mínimo roce de labios, Taehyung conseguía una erección.

Caminó hacia la cama, llevando el cuerpo delgado de la chica junto al suyo, y tuvo la intención de recostarla, pero la chica fue más rápida y los giró con rapidez, provocando que Taehyung cayese sentado.

—Estás estresado —susurró ella, poniéndose de rodillas en el suelo, justo entre las piernas del chico— y este no es el mejor momento porque tenemos mucho trabajo pendiente.

Con dedos hábiles le quitó la correa de cuero que mantenía el pantalón de tela negra en su lugar, el que fue arrastrado hacia abajo posteriormente. Gina no quería andar con rodeos, por lo que de un tirón quitó absolutamente toda la ropa que el chico llevaba en la parte inferior del cuerpo. No podía negar que también tenía ganas de estar con Taehyung desde hacía un par de días, pero había tantas cosas pendientes en la universidad que no había hallado el tiempo indicado.

El miembro del chico salió a la vista, casi totalmente despierto, y no demoró en tomarlo con su mano para comenzar a masajearlo de la manera en la que sabía que a él le gustaba. Taehyung soltó un suspiro y e inmediatamente su cuerpo se relajó.

Quiso reclamarle, pedirle que por un momento dejase de hablar sobre la universidad, pero su miembro se vio envuelto entre los labios de Gina. Tiró la cabeza hacia atrás a la vez que soltaba un pequeño gemido. Cerró los ojos, olvidándose de todo lo que había estado pensando antes y se dejó llevar por el placer que le daba la boca experta de Gina.

Gina se había hecho una experta en darle placer, y él en darle a ella. Se habían dado el tiempo de conocerse el uno al otro con la finalidad de sacar el máximo provecho de sus encuentros.

Volvió a poner los ojos sobre ella y observó cómo engullía su miembro, subiendo y bajando la cabeza, sin dejar de succionarlo. El cabello se le iba hacia adelante y por más que lo tirara hacia atrás con su mano libre, volvía a molestarle en lo que estaba haciendo, por lo que Taehyung estiró una de sus manos y metió sus dedos entre los cabellos anaranjados, los peinó hacia atrás y finalmente lo recogió todo en una cola que se mantenía armada únicamente con su mano. Necesitaba verla, ver cada detalle de lo que hacían sus labios abrazando su miembro, ver cómo éste salía brillante de la boca de la chica debido a la saliva.

Cerró los ojos con fuerza por un segundo. No había pasado ni un minuto y ya sentía que iba a acabar. ¿Sería eso algo de lo que debería sentirse avergonzado? Hacía más de una semana que no tenía ningún tipo de encuentro sexual con Gina, ni con nadie, y tampoco había tenido tiempo para masturbarse.

Además, Gina se la chupaba de una manera que le hacía perder la cabeza.

Decidió dejar todo en manos de la chica, diciendo:

—Si sigues haciendo eso, me voy a correr.

Los ojos de la chica lo observaron desde abajo, brillantes y llorosos, y Taehyung pudo distinguir un tinte de malicia.

Entonces él supo que la chica no iba a detenerse porque se sentía orgullosa de sí misma, contenta de haber logrado llevarlo tan rápido al límite. Así que aumentó el ritmo con el que movía la cabeza e hizo un último esfuerzo para mantener la fuerza con la que estaba succionando y no pasó mucho hasta que sintió el miembro de Taehyung temblar, por lo que detuvo su movimiento, sintiendo cómo su boca se llenaba de un líquido caliente, y se quedó ahí hasta que él terminó de vaciarse.

El chico soltó un fuerte suspiro y se tiró hacia atrás en el colchón. La cara le ardía por aquel acotado momento de pasión y las piernas le habían comenzado a temblar levemente. Sólo en ese momento supo cuánto necesitaba encontrarse con Gina dentro de una habitación.

Abrió los ojos y frunció el ceño cuando se dio cuenta de que ella no se había recostado a su lado, y de que comenzaba a ponerse el abrigo que él mismo le había quitado.

—¿Qué ocurre? —Le preguntó él.

Gina lo miró mientras se ponía una de las mangas.

—Tengo muchas cosas que hacer ahora, no puedo quedarme más tiempo.

Taehyung se sentó sobre la cama y estiró el brazo para tomarla suavemente de la muñeca.

—Gina —comenzó.

Quería decirle que se quedara con él, que tenía ganas de que compartieran un momento como lo hacían la mayoría de las veces, pero las palabras de quedaron atrapadas dentro él.

Tragó saliva cuando ella se quedó inmóvil, esperando a que dijera algo.

—Pagué para estar tres horas dentro de esta habitación —finalizó—. No podemos dejar que el dinero se desperdicie así.

Se puso de pie, todavía estando desnudo del ombligo hacia abajo y la jaló hacia él para finalmente tomarla por el mentón.

—No puedo, Tae.

—¿Qué va a decir la gente? —Continuó, haciendo como si no la hubiese escuchado—. ¿Qué tipo de hombre podría complacer a una mujer en tres minutos?

La chica soltó una carcajada, bajando ligeramente el rostro hacia el suelo, como si el hecho del qué diría el resto le pareciese vergonzoso. Entonces Taehyung aprovechó para empujarla para que su cuerpo cayese sobre el colchón.

Realmente no le importaba el resto, solamente quería quedarse más tiempo con ella.

Gina soltó un pequeño grito y no tuvo tiempo para volver a levantarse porque él se había trepado sobre su cuerpo, sentándose sobre su cadera para inmovilizarla.

—¡Taehyung! —Lo llamó con las mejillas rojas y los ojos un poco abiertos—. Ya te dije que no.

Él aplanó los labios y sintió que estaba haciendo algo malo, pero decidió usar su último recurso.

—Si me dices que no estás caliente, te dejo ir.

Gina se quedó quieta. No podía negarle que también tenía ganas, que necesitaba desestresarse y que para que eso ocurriera era necesario que él le hiciera lo mismo que ella le había hecho. Aguantó la respiración cuando vio que en los labios de Taehyung se había formado una pequeña sonrisa.

—Tengo que devolverte el favor, Gina —murmuró, quitando su peso del cuerpo de la chica—. ¿Recuerdas lo que acordamos cuando todo esto comenzó?

Sus piernas finalmente quedaron libres y, al contrario de lo que creyó Taehyung, ella permaneció quieta en su lugar. Con los dedos le acarició la parte interna de uno de los muslos, tocando por encima de la media negra que llevaba puesta, y deslizándose lentamente hacia su centro.

Gina asintió con la cabeza, observando atentamente cómo los dedos del chico se perdían debajo de su falda.

—Ambos debemos disfrutar —comenzó ella, casi como si fuese un mantra—. No celos. No amor.

Su voz se vio interrumpida por un jadeo, pues Taehyung acababa de pasar uno de sus dedos por encima de su entrepierna. Aunque ella no sabía que lo había hecho a propósito, para que no continuara hablando.

Quería olvidar todo. Quería olvidar que se había dado cuenta de que gustaba de ella porque sabía que estaba violando las reglas que entre ambos habían puesto en su relación.

No estaba listo para asimilar nada aún, sólo sabía el hecho que Gina le provocaba algo más que una erección.

Escabulló los dedos dentro de su ropa interior y se sorprendió al encontrarse con la entrepierna mojada que parecía haberlo estado esperando desde hacía rato. Se mordió el labio observando a la chica que había cerrado los ojos y estaba abriendo las piernas para darle mejor acceso.

—¿Quieres que me detenga? —Le preguntó.

Su dedo había comenzado a dibujar círculos suavemente sobre el clítoris ya hinchado. Sabía que a ella le encantaba eso, se lo había dicho directamente y luego le había mostrado cómo hacerlo, y él había aprendido porque moría por saber cómo era su cara cuando sentía placer.

—No —respondió ella, levantando las caderas para incitarle a seguir.

Sin dejar los movimientos circulares, introdujo uno de sus dedos sin hacer mucho esfuerzo, pues Gina estaba tan mojada que se había resbalado con facilidad.

El gemido que soltó la chica le hizo arder la cara y supo que pronto estaría listo para una segunda ronda. Quiso acercarse a ella y devorarle la boca, ahogar entre sus labios todos los gemidos que ella soltase, pero se quedó en su lugar porque no era algo que acostumbrasen a hacer.

Introdujo un segundo dedo, sintiendo ya la mano empapada, al igual que la tela de algodón de la que estaba hecha la ropa interior, y el cuerpo ya le había comenzado a arder de sólo ver cómo el cuerpo de Gina se retorcía de placer, arqueando levemente la espalda y echando la cabeza hacia atrás.

—¿Qué quieres que haga? —Preguntó nuevamente, retirando sus dedos.

Ella quiso soltar un lloriqueo y luego se fijó en que él había comenzado a masturbarse con la otra mano mientras la observaba. Se remojó los labios mientras se incorporaba a medias en el colchón, quedando apoyada sobre sus codos.

—No es necesario que responda.

—Quiero oírlo.

Gina tragó saliva. Sabía que tenía las mejillas rosadas y el cabello alborotado. La ropa le molestaba porque el cuerpo le ardía, como si le hubiera dado fiebre, y quiso quitársela, pero no quería perder más tiempo.

—Fóllame.

Taehyung atrapó su labio inferior entre sus dientes y en menos de un segundo la había girado, dejándola apoyada sobre sus rodillas, con el rostro pegado al colchón. Su falda estaba arriba, a la altura de su cintura, y sus bragas a la altura de los muslos. Vio caer un pequeño envase metálico justo al lado de su rostro y se preparó para lo que secretamente había estado anhelando.

Soltó un jadeo cuando sintió al chico enterrarle las yemas de los dedos en el trasero y penetrarla lentamente. Hizo un puño con las sábanas blancas de la cama mientras Taehyung comenzaba a embestirla con un ritmo duro y marcado que le hacía casi perder el equilibrio por lo mucho que se le movía el cuerpo.

Las piernas le temblaban y sentía que la entrepierna casi iba a chorrearle de lo caliente que estaba. Hacía un tiempo que se había enfocado en la universidad y había dejado a Taehyung de lado, creyendo que iba a olvidarla y se iba a quitar las ganas con otra chica.

Le gustaba compartir cama con él, pero temía que el resto de sus amigos se diese cuenta de que algo ocurría entre ellos, por lo que cuando Eunmi, hacía un par de semanas atrás, había comenzado a insinuar que ambos tenían una relación, creyó que era mejor alejarse de a poco. Después de todo, no creía que Taehyung estuviese solamente con ella y aquello no le molestaba porque él podía hacer lo que se le ocurriera con su vida.

Cerró los ojos, ya no pudiendo controlar los sonidos que salían de su boca, cuando el chico había colado la mano entremedio de sus piernas para seguir acariciándole el clítoris. Sabía que eso la volvía loca, que aquello la hacía correrse más rápido de lo normal.

Quiso juntar las piernas, pero el cuerpo de Taehyung se lo impidió, y sintió su propio cuerpo temblar, por lo que escondió el rostro en el colchón, intentando ahogar la serie de gemidos que sabía que vendrían. Los dedos de los pies se le recogieron dentro de los zapatos que todavía llevaba puestos y su cuerpo se tensó entero, sintiendo ya el conocido cosquilleo en el vientre, mientras el chico no dejaba de embestirla con la misma fuerza inicial. El cuerpo de Gina se retorció mientras su útero se contraía con fuerza y Taehyung sonrió de medio lado al saber que lo había logrado, por lo que dio un par de embestidas más y acabó también.

Se quedó un momento en esa posición, sujetando a Gina por el culo porque sabía que si la soltaba se caería, e intentando calmar su respiración. Se echó levemente hacia atrás y con una mano temblorosa quitó el preservativo que se había puesto y lo tiró al suelo, para después dejar con cuidado el cuerpo de la chica sobre la cama y recostarse a su lado, respetando su espacio personal.

Gina no sabía cuánto podía necesitar tener sexo con Taehyung hasta que ya habían pasado muchos días y volvía a hacerlo. Le encantaba la manera en la que lograban entenderse y cómo todo siempre parecía salir fluido.

—¿Por qué no fuimos a tu casa? —Preguntó de pronto ella, con la voz ronca.

—¿Por qué no fuimos a casa? —Contratacó él, de manera irónica—. Nunca me has llevado.

Gina cerró los ojos por un segundo. Su respiración todavía no se normalizaba y sentía el cuerpo tan cansado como si hubiese corrido una maratón.

—La mayoría de la veces me dices que vaya a tu casa, ¿por qué hoy no? —Volvió a preguntar ella, ignorando la pregunta anterior de Taehyung.

Él giró el rostro hacia ella y se la encontró con los ojos cerrados y la boca ligeramente abierta. Sonrió levemente, aunque cuando se dio cuenta aplanó los labios.

—Mi compañero de piso iba a llegar temprano hoy y la vez anterior me dejó en claro que no quería que llevase más chicas si él estaba.

Gina abrió los ojos con pereza y lo miró con una sonrisa traviesa.

—Lo siento.

—Eres demasiado ruidosa, Ginnie.

Tuvo otra vez el impulso de acercarse y dejarle un beso en los labios. Verla así le afectaba y quería abrazarla hasta que se quedara dormida.

—Bien —dijo él después de un momento de silencio—, iré a darme una ducha.

Se levantó de la cama y se terminó de quitar la ropa que todavía le quedaba.

—Me daré una ducha —repitió a Gina desde el umbral de la puerta—, por si gustas unirte.

Ella soltó una carcajada mientras lo veía desaparecer dentro del pequeño cuarto anexo a la habitación. Cerró los ojos, pensando seriamente en si debería unirse de verdad, pero la vibración de un teléfono la distrajo.

Se incorporó en la cama y siguió el sonido hasta encontrarse con los pantalones de Taehyung que habían quedado olvidados en el suelo. Lo sacó del bolsillo y estuvo a punto de llevárselo al baño, donde ya se escuchaba correr el agua, pero el nombre en la pantalla le llamó la atención.

Song Eunmi lo estaba llamando.

Se quedó mirando un momento hasta que la llamada se cortó sola. No sabía que Taehyung y Eunmi eran tan cercanos como para llamarse. O quizás era una emergencia.

Pegó un salto cuando su propio teléfono comenzó a sonar. Se acomodó la falda y se puso bien las bragas, preparándose para hablar con su amiga.

—¿Hola? —Dijo al contestar.

¡Ginnie! —Escuchó la voz gritona de Eunmi al otro lado—. Perdona si te molesto, quería saber si es que sabes dónde está Taehyung.

Gina tragó saliva.

—¿No dijo que iba con Jimin?

¿Jimin?

—Sí, Park Jimin, su amigo —aclaró.

Ah... ¡Sí! Es que estoy intentando ubicarlo, necesito decirle algo urgente.

Gina desvió sus ojos al celular de Taehyung y encendió la pantalla. Vio diez mensajes de texto de Eunmi sin leer, todos de hacía un par de minutos atrás.

¿Qué era lo tan urgente que tenía que decirle y que no podía esperar?

—Si quieres puedes decirme a mí —sugirió con curiosidad—, creo que en un momento me llamará para que terminemos el trabajo que tenemos pendiente.

¡Ay, no! Ginnie, es algo que debo decirle yo misma.

Gina frunció levemente el ceño y su corazón se detuvo por un segundo al darse cuenta de qué se trataba.

Pero te diré de todas formas, porque eres mi amiga —soltó Eunmi en una risita nerviosa—. Ginnie, necesito decirle a Taehyung que me gusta.

Gina tragó saliva nuevamente y sus ojos se fueron hacia la puerta del baño, donde el agua de la ducha ya había dejado de correr y seguramente Taehyung estaba a punto de salir.

¡Por favor no le digas nada, amiga! Tengo que decirle yo misma. Y tiene que ser ahora porque me voy a arrepentir.

—Claro que no, Eunmi —respondió con rapidez, ansiosa por cortar luego la llamada—. Me cuentas cuando le digas, quiero saber todo.

Eunmi volvió a soltar una risa nerviosa.

¡Qué vergüenza tengo, Ginnie! —gimió—. Tengo la cara roja —hizo una pausa para respirar profundo—. Ginnie, ¿qué pasa si no le gusto a Taehyung? Quiero pedirle que sea mi novio, ¿qué pasa si no quiere?

Gina suspiró al escuchar el tono de voz desesperado de Eunmi y cerró los ojos por un momento a la vez que se masajeaba el puente de la nariz. Se sobresaltó al escuchar un ruido proveniente del baño: definitivamente, Taehyung ya había terminado su ducha y estaba a punto de salir.

—Todo irá bien, Eunmi. Eres una chica hermosa e inteligente, ¿por qué no querría estar contigo? —se pasó la mano que tenía libre por el cabello para tirárselo hacia atrás—. ¡Dios, Eunmi! ¡Recordé algo urgente que debo hacer! Me avisas si puedes hablar con Taehyung, de todas maneras le diré que te llame cuando hable con él. ¡Adiós!

Y cortó sin dejar que su amiga respondiera. Tiró el celular sobre la cama y se pasó las manos por el cabello.

Tuvo que darse un momento para entender todo lo que había sucedido. Eunmi estaba buscando desesperadamente a Taehyung para declararle su amor y seguramente estaba intentando concretarlo porque luego se le iría la valentía.

Y Gina la entendía, probablemente ella también se pondría nerviosa en aquella situación, pues Kim Taehyung era un chico guapísimo, alguien que se robaba las miradas de todos en la universidad. Además de que tenía un carisma que hacía que cualquier persona que lo conociese, lo amase inmediatamente. De igual manera, Eunmi también era bastante popular entre los chicos de la universidad por su belleza.

¿Por qué Taehyung no querría estar con ella?

Ambos eran los populares, estaban hechos para estar juntos, mientras que Gina siempre prefería permanecer entre las sombras, sin querer llamar demasiado la atención y sin interactuar realmente con muchas personas.

Tragó saliva al ver que el chico salía del baño, únicamente con una toalla enrollada en las caderas.

—Pensé que te unirías —dijo él, alborotando su cabello mojado.

—Taehyung, debemos terminar esto. 

Historia perteneciente a la bilogía Lost in Misery, creada en colaboración con Lonely_M93

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