Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⚘ ⁝ Único

A veces lo difícil no es dejar a una persona, lo imposible es olvidarse de ella.

Y hay es que, hay amores que solo existen en el corazón pero no en la vida.

Y cuando los otros preguntan si fueron, solo queda responder que hubo ganas de serlo todo... Pero al final jamás lo pudieron ser.

Los amplios campos de flores de toda la extensión del jardín llenaban sus ojos de colores, era como ver un paisaje pintado en vivos colores que por más que traían felicidad a muchos otros para Kim Seungmin no eran más que cosas banales.

Sus ojos deprimidos miraban todo alrededor, sin emoción alguna veía a sus hermanas pequeñas jugar entre tanta colorida flor con sus preciosos vestidos de seda, corriendo y riendo en toda la mansión. Una de sus sirvientas llegó para servirle su té, vio a Seungmin sentado en la acolchada extensión cerca de los ventanales de su habitación, tenía un aspecto interesante, siempre vestido con sus trajes finos y su cabello castaño bien colocado.

Seungmin suspiraba agotadoramente de vez en cuando, dejando ver su decaído estado de ánimo, a la sirvienta no le correspondía preocuparse por el estado anímico del joven amo, así que luego de poner el té en la mesita, se acercó a él y con cuidado tocó levemente su hombro.

Seungmin dio un respingo pequeño ante ese toque que había venido de la nada y observó a la sirvienta, esta lo observó de cerca y el joven buscó en sus bolsillos ese par de dispositivos artificiales que siempre tenía que llevar consigo. Se los colocó en las orejas y cuidó de dar un volumen bajo para no dañarse a sí mismo, pero lo suficientemente alto para escuchar lo que ella tenía que decirle.

— Joven Kim, su té de la tarde está servido. Veo que hoy no salió en todo el día ¿Se siente bien? — preguntó ella preocupada, más Seungmin no respondió en un largo rato, por lo que tuvo que disimular la vergüenza — el Joven Han ha venido a verlo, hemos intentado detenerlo porque usted no se ve tan animado como para verlo, pero es imposible, creo que va a invadir su habitación pronto.

A Seungmin realmente no le interesaba lo que Han Jisung quisiera hacer en su habitación, así que devolvió su vista a la ventana y por ende al mar de flores del jardín. Desde que todos los sirvientes de esta mansión tienen memorias, siempre habían visto a Seungmin estar de esta manera, casi muerto en vida y con un corazón roto, el cual jamás pudo reparar.

La historia contaba que había perdido a su amado desafortunadamente, que lloraba cada noche en silencio mientras se aferraba a una foto de este, se decía que la vida le había arrebatado lo único que lo mantenía vivo y que lo había vuelto sordo después para que en su cabeza solo pudiera repetir una y otra vez la voz de su novio muerto, mientras escuchaba el sonido de su propio corazón fracturándose sin fin.

Seungmin era sordo, más no nació así, el terrible accidente que le había arrebatado a su amado también le quitó la capacidad de escuchar el mundo exterior, por lo que, desde entonces, se sentaba a la orilla de su ventana con un té con leche a su lado, con sus audífonos en su bolsillo y siempre cerrado en su doloroso interior.

Seungmin odiaba escuchar las voces de las otras personas, temía perder el color de la voz de su amado entre tantas frecuencias y así olvidar su recuerdo, tenía miedo a avanzar porque aún no podía soltar el hilo que lo conectaba al alma de su novio, no quería hacerlo.

La sirvienta siempre venía a la misma hora y con el mismo té, también cada tarde al filo de la noche venía a recoger la taza y la encontraba en el mismo estado, sin haber sido ni siquiera mirada. A Seungmin le gustaba tener el té con leche al lado, solo deseaba oler su esencia hasta que este se enfriara, ya que su amado solía amarlos y eso lo hacía sentir un poco más cerca de él.

Le gustaba ver las flores, no porque las amara, sino porque cada una había sido plantada y cuidada por su novio, miraba sin fin a sus pequeñas hermanas jugar, no porque aquello lo entretuviera, sino porque así era más fácil imaginar aquellas tardes donde ambos jugaban a empaparse con la manguera de agua en las sendas sin fin de aquel mismo jardín.

Seungmin tenía el corazón irreparablemente roto y no había nada ni nadie que pudiera hacer algo por él, solamente tenía que estar allí deseando su propia muerte y no pudiendo alcanzarla debido a que su adinerada familia siempre estaba allí tratando de convencerlo de continuar.

— Entonces creo que me retiro, joven amo — dijo la sirvienta mientras se inclinaba respetuosamente.

Seungmin se quitó ambos audífonos y los metió en su bolsillo una vez más, no estando dispuesto a compartir nada con aquella mujer. Cuando ella salió, dejó la puerta cerrada y con ella la soledad de Seungmin volvió a estar en calma.

Sabía que esto no le iba a durar mucho tiempo, ya que Jisung estaba rondando la mansión y con él siempre venía la hiperactividad, así que solo inhaló profundamente la esencia suave y dulce de aquel té que posaba sobre su mesa.

Su habitación lujosa y rodeada de muebles caros estaba bien decorada con muchas imágenes de su amado, en fotos y en pinturas que él mismo hacía, todos los cajones estaban llenos de cartas de amor que Seungmin escribía en su soledad y que sabía que su destinatario jamás sería capaz de leer.

Seungmin estaba tan roto que no sabía reconocerse a sí mismo; con su amado murió cada uno de sus colores, murió su risa y murió el sabor de las cosas, murió todo el sentido que la vida solía tener y murió el amor que ambos juraron cuidar.

Cada una de las lágrimas que su cuerpo fue capaz de producir, estuvieron todas dedicadas a él, cada verso que escribió lo hizo pensando en sus besos y su olor, Seungmin lloraba cada vez que la luna visitaba los cielos para marcar el final del día, sabiendo que por más que su alma sangrara, Christopher Bang jamás iba a atender el llamado.

Suspiró al ver que sus hermanitas no estaban dispuestas a seguir jugando más, de repente todo aquello le aburrió más que siempre, pero se quedó allí, no teniendo ganas de moverse, sabía que no estaba consiguiendo nada con quedarse allí sentado mientras veía el mundo sin sonidos que la muerte de Christopher había dejado para él.

Pero que más podía hacer un bello chico con el corazón roto...

Seungmin apoyó la cabeza en el cristal de su ventana y cerró sus ojos para seguir oliendo aquel té, en su cabeza jugueteó la eterna imagen de Christopher riendo y su sonido invadió toda su mente hasta hacerlo separarse un poco de su realidad.

Tal como se esperaba, Jisung por fin pudo ser capaz de convencer a todos los empleados de que estar con Seungmin a solas en su habitación era una buena idea y como no, si su sonrisa perfecta y buen carisma convencía a cualquiera de que sus acciones siempre eran las correctas. El mencionado entró por la puerta de madera sólida hacia dentro del santuario solitario de Seungmin, cada vez que venía aquí no podía evitar admirar todas las pinturas y fotos del muchacho de cabellos rubios y ondulados por el cual su amigo sufría fielmente.

Vio a Seungmin como siempre en su ventana, con sus ojos cerrados y el té saboreando el olfato, obviamente se acercó para comprobar que no tenía sus audífonos puestos y por ende no iba a escuchar nada de lo que fuera a pensar decirle. Esta vez, tenía un girasol en mano, el cual pensaba entregarle, así que se sentó con cuidado frente a él en lo que quedaba del asiento en la ventana y con una sonrisa traviesa acercó el centro de la flor hacia la nariz del chico para llamar su atención.

Ante el toque esponjoso y extraño de esta, Seungmin abrió sus ojos con tranquilidad y observó la amplia sonrisa de Jisung acosándolo de cerca, Seungmin suspiró cansadamente, ya que una vez más tendría que soportar el parloteo incansable de su amigo peli negro.

Se quedó allí mismo, solo mirándolo en silencio sin moverse demasiado, y aunque Jisung se rio fuertemente, no escuchó su regocijo en marcha. Jisung hablaba lenguaje de señas con Seungmin, puesto que respetaba su deseo de no querer escuchar las voces de los demás.

— Hyung ¿Por qué estás aquí de nuevo? — señaló Seungmin con sus manos hacia Jisung — ¿Acaso no tienes nada más que hacer?

Jisung rio un poco ante esto, Seungmin nunca se emocionaba al verlo, entendía sus razones, así que para nada era algo que pensaba reclamarle.

— Porque creció este girasol hermoso en casa y pensé que debía ser tuyo — contestó Jisung viendo como Seungmin descifraba cada seña perfectamente.

Seungmin extendió su mano para tomarlo por fin, así que Jisung se lo dio admirando la escena con un poco de felicidad, el castaño acercó su nariz a olerlo y cerró sus ojos, tal vez imaginándose algo bello.

— Es lindo, pero ¿Qué se supone que haga yo con esto? — Señaló Seungmin — ¿Dónde quieres que lo meta?

Jisung reflexionó un poco en ello, realmente no había contemplado este asunto, ya que Seungmin no mantenía nada "vivo" en su habitación, mucho menos se iba a detener a cuidar de una flor. Miró por la ventana aquel paisaje que el castaño siempre solía ver y las ideas vinieron a su cabeza.

— ¿Por qué no lo plantas? — le señaló Jisung mientras apuntaba hacia el jardín.

— Ese jardín es de Christopher, no debería — respondió Seungmin.

— Seguro que no le molesta que agregues una flor más — soltó Jisung — piénsalo como un pequeño regalo.

Seungmin ladeó su vista hacia la ventana, dónde se quedó un buen tiempo tratando de ver si realmente aquello sería algo bueno para sus rotas ilusiones, luego volteó del lado contrario donde junto al té estaba la foto de Christopher.

— Bien — aceptó

Jisung celebró levantando sus manos alegremente hacia el cielo, Seungmin lo vio de manera rara mientras se levantaba y acomodaba un poco sus finas prendas, Jisung lo esperó en la puerta y Seungmin se acercó a la mesita dónde tomó el platito en la base del té y taparlo con este mismo.

Jisung sonrió al verlo tomar la delantera de la caminata mientras llevaba el girasol en mano, lo siguió de cerca riendo bajo cuando todos los sirvientes saludaban a Seungmin y este por su sordera no atendía a ninguno.

En el camino, también se toparon a la mamá de Seungmin, quien miró un poco raro a Jisung al ver pasar a su hijo sin siquiera mirarla.

— Está yendo a poner el girasol en el jardín de Christopher — explicó Jisung hacia la mujer.

— Oh, ya veo, diviértanse — sonrió ella para luego seguir su camino.

Jisung asintió y rápidamente corrió un poco para alcanzar a Seungmin y su decidido caminar, este siempre mantenía su elegante ritmo, se paseaba por los amplios pasillos llenos de lujos y vistosidades para ir hasta la bodega bajo las escaleras y de allí tomar una pequeña pala de mano la cual usaría para sembrar la flor.

Jisung solo era un espectador de lo que hacía, dejándolo actuar a su manera, mientras el silencio acompañaba cada momento. Él y Seungmin se hicieron amigos luego de que el accidente pasó, así que el castaño realmente no conocía la voz de Jisung y no le interesaba hacerlo, el pelinegro, por su parte, había escuchado la voz de Seungmin en poquísimas ocasiones y atesoraba cada una de ellas en su corazón.

Seungmin al llegar hasta el jardín, se hincó sobre el empedrado al lado de un espacio libre y observó a Jisung parado a su lado, este sonrió y asintió, así que el castaño decidido enterró la pala allí mismo. Seungmin hizo el agujero con paciencia, suspirando porque aquello al final había logrado entretenerlo un poco.

Cuando dejó la flor en su posición y enterró muy bien su base, admiró sus manos llenas de tierra, pero estaba orgulloso de lo hermoso que el girasol se veía en medio de las demás flores de Christopher. Miró a Jisung a su lado y le señaló a lo lejos las mangueras.

— ¿Debería ir por ellas para regarla? — preguntó Jisung en señas.

Seungmin asintió y vio a Jisung correr para cumplir su deseo, estas estaban un poco lejos y, mientras el pelinegro venía, se dedicó a tocar delicadamente la flor. Su vista, sin poder evitarlo, subió hasta el cielo soleado y azul.

"Puse una nueva flor en tu jardín, espero no te moleste Christopher. Pienso que es tan linda como tú" — pensó silenciosamente, dedicándole aquellas palabras.

Jisung vino luego y le extendió la manguera, pero al ver que Seungmin se negó a tomarla y en su lugar se alejó de ella, decidió regarla él mismo, Seungmin observaba todo a su lado, con sus manos escondidas en los bolsillos.

Cuando Jisung creyó que era suficiente, regresó la manguera a su sitio y cerró el paso de agua. Mientras caminaba de regreso, vio que el semblante deprimido de Seungmin había regresado y ahora admiraba aquella flor muy tristemente, no sabía qué palabras dedicarle, ya que no sabía realmente que había pasado.

Al llegar a él, Seungmin lo miró mas no hizo nada.

— Quedó bien, ¿Verdad? — señalo Jisung hacia Seungmin.

— Si — dijo simplemente.

— Oye, Seungmin — le señaló — sé que Christopher falleció, no porque me lo hayas contado, sino porque las sirvientas hablan de ello, pero me gustaría saber cómo pasó, así podré apoyarte mejor.

Seungmin sabía que las intenciones de Jisung al preguntar aquello eran buenas, pero por sí mismo jamás sería capaz de relatarle a nadie lo sucedido, bajó su cabeza tratando de no llorar allí mismo y perder la compostura, Jisung se quedó mirándolo tal vez arrepintiéndose de haber indagado en el tema.

Seungmin extendió la mano hacia Jisung y lo tomó para arrastrarlo de vuelta hacia la mansión, en todo el camino no lo miró más hasta llegar al salón donde su madre disfrutaba del té vespertino.

La mujer vio a ambos jóvenes venir así que les prestó atención con clara confusión por verlos allí, Jisung ni siquiera sabía por qué había sido llevado frente a la señora Kim. Seungmin se fue hacia un cajón específico, de dónde sacó un álbum de fotos, el cual sostuvo en su mano con un toque inseguro e inestable.

La mirada que él le dio al objeto fue dolorosa, sus lágrimas mojaron la superficie polvorosa del mismo y la señora Kim sabía de qué se trataba, Seungmin se acercó a ella y tomó sus manos para que tomara aquel álbum.

Le dio la mirada más dolorosa que alguien puede tener y con algo de miedo abrió sus labios para hablar, hace mucho tiempo no escuchaba el sonido de su propia voz y las raras veces que hablaba, lo hacía sin saber si sonaban tal como las pensaba.

— Cuéntale la historia — le pidió en tono suave, casi inaudible al no saber cómo regular su volumen.

La señora Kim asintió y junto a Jisung vieron como Seungmin salía de la habitación tratando de limpiar sus lágrimas que no paraban de salir. Seungmin fue directo a su habitación y por primera vez en mucho tiempo no espero hasta que la noche lo visitara para llorar por Christopher.

La señora Kim vio a Jisung permanecer con un semblante confundido y un poco incómodo, este se sentó en el sofá frente a ella y la sirvienta corrió a servirle una taza de té, ambos se miraron por algunos segundos hasta que ella habló.

— Déjennos solos, por favor — pidió a todos sus sirvientes. Estos hicieron caso al llamado inmediatamente y cerraron bien la puerta.

— Descuide, señora Kim, no tiene que contármelo si considera que estoy metiendo mucho mis narices en los asuntos familiares — soltó Jisung apenado — nada más se lo pregunté a Seungmin porque deseaba estar más en contacto con sus sentimientos.

Jisung bajó su cabeza, sentía la mirada fija de la mamá de Seungmin y eso lo ponía mal. Luego de algún tiempo esta solo suspiró y dejó ver una leve sonrisa tintada con algo de tristeza.

— Descuida, si Seungmin me pidió que te lo contara es porque te considera su amigo, de lo contrario ni siquiera hubiera salido de su habitación para plantar un girasol contigo — habló — gracias por preocuparte por mi hijo, tú eres de la pocas cosas a las que aún no ha renunciado.

— Para mí es un placer, señora Kim — sonrió mientras tomaba un sorbo de aquel delicioso té.

— Bien, ahora déjame contarte cómo fue que Christopher murió y porque mi hijo está así por él — le dijo, mientras le pasaba fotos del álbum a medida relataba — Christopher era un sirviente, hace unos 5 años lo contraté porque era un chico pobre y necesitado, además me vendría bien su presencia para que Seungmin tuviera alguien cercano a su edad con quién convivir, ellos se hicieron muy amigos rápidamente y pasaban cada momento del día juntos, Christopher atendía cada necesidad de Seungmin y lo cuidaba mejor que a nadie, tomaban clases de piano juntos y comenzaron a construir el jardín que ahora vez tan lindo allá afuera. Para Seungmin, Christopher era la persona más valiosa de este universo, incluso lo amaba más de lo que ama a su propia familia y yo estaba feliz de que ambos tuvieran una conexión especial, Christopher un día vino hacia mí, tan apenado por pedir que le diera permiso de salir con mi hijo, él de alguna manera pensaba que estaba traicionando la amabilidad que le había dado al contratarlo, pero me confesó que su amor por Seungmin iba más allá de cualquiera barrera. Los dejé ser novios porque sabía que ambos eran felices de esa manera, siempre los veía por los pasillos de la mansión y por los jardines jugueteando y riendo tan vivamente que tintaban el ambiente de todos por aquí, ellos eran vida pura en forma de amor sincero y hasta el último momento, siempre se amaron con cada célula de sus cuerpos. Como sabes, esto no duró mucho tiempo, ya que cuando Christopher había cumplido 2 años y medio de estar en la mansión, un día hubo un incendio que hasta la fecha no pudimos explicar; todos se asustaron, ya que las llamas abrasadoras se extendieron con rapidez por cada rincón de esta casa, Seungmin tuvo un ataque de pánico y por más que vio el peligro cerca de él, no fue capaz de reaccionar, las llamas habían provocado que se quedara en su habitación sin poder moverse, el humo estaba tapando sus vías respiratorias y asfixiándolo. Christopher no estaba con él en ese momento y cuando notó que no estaba junto a todos los demás en el patio, sin pensarlo regreso a la mansión para poder encontrarlo, cuando pudo ubicarlo, vio a Seungmin encogido en una esquina de su habitación mientras las llamas se acercaban a él peligrosamente, mi hijo al verlo lloró desesperadamente porque lo sacara de allí y Christopher, por amor, olvidó su propio bienestar para salvarlo, tuvo varias quemaduras graves, a pesar de eso, aún podía salvarse, ayudó a Seungmin a salir de su habitación, pero desafortunadamente una viga de madera del techo se desprendió y Chris no pudo evitar ser aplastado por ella, esto lo mató al instante.

— Aquello dejó un trauma de por vida en Seungmin, quien tuvo que ver cómo la sangre de su amado corría hasta llegar a sus pies y como la vida se le escapó inesperadamente, pero desafortunadamente su destino tenía más dolor preparado para él. La fuente de gas de la cocina explotó por las llamas y como Seungmin estaba muy cerca, esto provocó que sus oídos sangraran y que su sistema auditivo dejara de funcionar para siempre. Los demás sirvientes tuvieron que sacar a Seungmin a fuerzas porque él estaba dispuesto a quedarse al lado de Christopher, aun si esto era peligroso para él. Es por eso que Seungmin siente una pesada culpa en su corazón, piensa que fue su culpa que Christopher muriera, ya que si él no se hubiera quedado quieto en su habitación, Christopher jamás hubiera tenido que entrar de nuevo a la mansión. Seungmin tiene el corazón roto porque ama a Christopher de la misma manera que el primer momento que se vieron, nunca pudo superarlo y dejar su recuerdo morir, por eso mantiene cada uno de los recuerdos de su amado tan presentes en su día a día, nunca volvió a ser el mismo porque una parte de él murió junto a Christopher. He contratado a los mejores psicólogos y psiquiatras del país, he dispuesto todo lo que tengo para ayudarlo a superar esto, pero nada funciona, su corazón ya está roto para siempre y su alma murió hace mucho tiempo, 2 años y medio pasaron desde esto y aunque extrañé mucho lo que Seungmin era, le agradezco a Christopher por haberlo hecho sentir vivo aunque sea por un tiempo, la vida de Seungmin está marcada para siempre y ninguno de nosotros podemos hacer algo.

Jisung estaba llorando sin poder detenerse, la historia era más triste de lo que había imaginado, cada foto que presenció era peor que la anterior y eso le había permitido imaginarse todo vivamente.

— E-Eso es horrible, pobre Seungmin — sollozó — no puedo imaginar que el amor de mi vida muriera de manera tan fea y dolorosa.

— Es lamentable — soltó — Seungmin dejó de tocar el piano debido a esto, pero a veces lo vemos ir a la sala de música y quedarse allí acariciando las teclas sin hacer nada más, tal vez aún siente la presencia de Christopher rondando en el ambiente y eso, lejos de asustarlo, lo reconforta.

Jisung ahora comprendía por qué su amigo vivía con una depresión fuerte que no podía superar, le parecía doloroso cada una de las cosas que, por algún tiempo, lo había visto hacer en memoria de Christopher, todo era románticamente triste.

— Tal vez algún día Seungmin te lleve a la tumba de Christopher — habló ella mientras se levantaba de su asiento para irse — pero mientras tanto, solo nos queda estar a su lado sin interferir en la forma en la que actúa.

Jisung la vio irse y se quedó solo en aquel salón, atrapado en sus pensamientos y sintiendo un dolor que ni siquiera debía ser suyo.

Al siguiente año, el girasol había dado paso al crecimiento de muchos más, llenando gran parte del lugar donde había sido plantado. Seungmin estaba de cuclillas cortando algunos, ya que hoy era un día especial y debía llevar el mejor regalo.

Hoy se sentía incluso peor que todos los demás días, puesto que este día siempre traía la ola de recuerdos grises hacia él. La sirvienta se acercó a su lado y como siempre tocó su hombro asustándolo, Seungmin la miró y con su mano libre de flores, fue hasta su bolsillo para tomar su audífono y colocarlo en su oreja.

— El auto con el chófer está listo — habló ella — ya es hora de irse.

Seungmin asintió levemente y se quitó el audífono de nuevo, acomodó mejor su ramo de girasoles y los aseguró con un listón de color rojo. Después se levantó y fue camino hasta el auto para poder irse.

Su chófer, el joven Changbin, por suerte hablaba lenguaje de señas, así que no necesitaría sus audífonos para comunicarse. Él lo esperaba recostado levemente sobre el auto y cuando lo vio venir, rápidamente le abrió la puerta.

Seungmin no lo miró, pero se montó y se acomodó mejor su ropa, el auto se puso en marcha rápido y como siempre todo estaba en sepulcral silencio. Changbin de vez en cuando miraba al joven amo desde el retrovisor, este se veía decaído como siempre mientras miraba hacia la ventana sin mayores acciones.

El auto rápidamente estuvo frente a la mansión de los Han, con ese tigre dorado de oro puro que caracterizaba todas sus propiedades, ambos chicos se bajaron del auto y caminaron hacia la entrada, un guardia los recibió atentamente.

— Buenos días, ¿Desea algo o alguien lo espera? — preguntó.

Seungmin observó la boca del hombre moverse y solo le dio una mirada seria a Changbin quien rápidamente entendió que hacer.

— Buenos días, caballero, vengo de la mansión de los Kim, él es el joven amo Seungmin — lo presentó — Seungmin venía por el joven amo Jisung para llevarlo a un lugar, entonces nos preguntábamos si podía avisarle.

— Oh, espere aquí entonces — dijo para luego salir en busca de Jisung.

Seungmin se quedó de espaldas a la mansión, viendo los alrededores de la calle con atención, solo salía de su propiedad una vez al año, justo en este día, así que ver cuánto había cambiado el mundo era interesante.

Pasó bastante tiempo, se comenzaba a desesperar y Jisung parecía querer tardarse mucho, hasta que Changbin tocó suavemente su hombro en señal de que Jisung estaba viniendo.

Seungmin se volteó y lo vio, Jisung venía tan elegante como siempre, con sus trajes hechos a medida que resaltaban su figura, este estaba feliz de verlo más no se acercó a abrazarlo porque sabía que Seungmin no lo prefería.

— Seungminnie, hola — lo saludó en señas — me contaron que solicitabas mi presencia

— Hyung ¿Por qué tardaste tanto? — le señaló — sí, necesito llevarte a un lugar

— Lo siento ¿Sí? — se disculpó — es que aún es temprano y estaba en pijama, no podía ir así.

Seungmin suspiró fuerte y caminó hasta el auto, siendo seguido por Jisung, este no sabía a dónde iban, pero no le importaba demasiado, ya que le gustaba estar con Seungmin.

En el viaje ninguno interactuó, Seungmin parecía perdido en sus pensamientos y Jisung admiraba todo con una sonrisa leve. Esa sonrisa se desvaneció un poco cuando vio las puertas del cementerio asomarse en el camino.

Claro, hoy era el aniversario de Christopher.

Allí fue donde notó el ramo de girasoles que Seungmin llevaba en mano, Jisung lo miró y solo le dio una sonrisa reconfortante. Changbin estacionó el auto y fue a abrirle la puerta a ambos chicos, luego se quedó allí mismo, ya que no le correspondía entrar.

Seungmin iba adelante, parecía conocer la ubicación de la lápida mejor que nadie y cuando ambos estuvieron frente a ella, Jisung pudo observar con un poco de nostalgia el nombre del rubio grabado en aquella placa. Seungmin se posó sobre sus rodillas y con paciencia quitó cada una de las hojas secas que había sobre esta, luego besó la superficie suavemente con todos los sentimientos que había guardado por un año entero.

Jisung observó todo en silencio, vio a Seungmin juntar sus manos y cerrar sus ojos en lo que parecía una especie de oración, curiosamente se acercó a verlo y vio como sus ojos lloraban en silencio. Parecía que aquella rutina lo tenía muy acostumbrado, mantenía su compostura aun si su corazón gritaba de dolor en sus adentros.

Por su parte, también mostró sus respetos, pero Seungmin estuvo así por un largo rato, repitiendo en su mente las cosas que deseaba decirle a Christopher, quizás contándole como iba su vida sin él o simplemente anhelando uno de sus abrazos.

Esto es lo más cerca que ambos lograrían estar.

Jisung se quedó allí, viendo de primera mano la manera en la que Seungmin manejaba su luto, sintiendo su dolor y viéndolo mantener contacto con la tumba de su amado novio. Seungmin pasó allí más de una hora, aunque sus pies se adormecieran de estar en la misma posición, no importaba, ya que estaba con Christopher y su fugaz presencia no se comparaba con nada en todo este mundo.

Jisung desde hace rato no decía ni hacía nada, solo estaba allí para acompañar a su amigo, así que cuando lo vio buscar sus audífonos en sus bolsillos intentó no crear sonido alguno para no perturbar al castaño.

Seungmin se puso los aparatos y con un suspiro grande los activó, cerró sus ojos al instante escuchando claramente el sonido de la brisa haciendo silbar las copas de los árboles, cuando cerraba sus ojos estaba seguro de poder escuchar la voz de Christopher más clara que nunca.

No importaba que hiciera, la esencia de Christopher estaba siempre en todo.

Esto lo hizo sonreír, esto es lo único que era agradable de escuchar, lo único que no lo molestaba y lamentablemente lo único que deseaba escuchar una vez al año cuando lo visitaba. La sensación lo hizo sentir más tranquilo y una vez más estuvo listo para abandonar el lugar.

Tomó las flores a su lado y miró hacia la foto descolorida de Christopher que estaba en su tumba.

"¿Recuerdas las flores de las que te hable? Han crecido bien todo este tiempo, así que pensé en traerte algunas, tal vez te haga sentir mejor" — pensó mientras colocaba dicho ramo en medio de la superficie.

Seungmin se quitó sus audífonos una vez más y se acercó lo más que pudo a la tumba para pronunciar un "Te amo" casi inaudible para su acompañante, pero que le salió directo del corazón. Luego se levantó por fin, buscó un pañuelo en su bolsillo trasero y se limpió sus lágrimas mientras admiraba por última vez la lápida que había extrañado por un año entero.

Jisung se acercó a él y le sonrió al ver que había acabado, Seungmin lo miró con sus ojos rojos pero de manera agradable.

— Gracias por confiar en mí, sé que esto es muy importante para ti y eso lo hace para mí también — le señaló Jisung.

— De nada, eres mi único amigo — le respondió Seungmin.

Ambos se quedaron allí en silencio un rato, el hombro de Jisung rozaba con el de Seungmin y es lo más cerca que ambos habían estado desde que la amistad creció.

— Ah, ¿Recuerdas el chico del que te hablé? — señaló Jisung hacia Seungmin.

— ¿Lee MinHo? — preguntó.

— Sí, él — declaró — pues adivina qué, nos vamos a casar.

Seungmin se sorprendió un poco, abriendo sus ojitos de más, y Jisung rio ante su reacción, levantó su mano y le mostró el anillo que su prometido le había regalado.

— Felicidades — señaló Seungmin.

— Gracias, Seungmin — contestó Jisung con una sonrisa — ayer fui a su mansión más allá de las montañas y todo fue perfecto, creo que me espera una buena vida a su lado.

— Eso espero — señaló Seungmin — solo manténganse lejos del fuego.

Jisung evitó hacer mayor expresión ante esto, sabiendo lo delicado de aquello, Seungmin se lo decía de todo corazón, así que aceptó gustoso el consejo.

— Claro — respondió — lo haremos.

— Ahora vámonos, es hora de regresar.

Jisung asintió y salió primero, Seungmin se quedó allí un rato más y admiró, hoy sí, por última vez aquella tumba. Sus audífonos no estaban en sus orejas y, por lo tanto, no escuchó su misma voz.

Adiós mi querido Christopher, te veré el otro año — le dijo, para luego seguir a Jisung de vuelta al auto.

Y cuando los girasoles hayan vuelto a crecer en tu jardín... Será momento de regresar a verte.

🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻🌻
FIN.

¿Creen que el espíritu de Christopher realmente seguía a Seungmin? 🤔

Gracias por tu apoyo, voto o comentario, espero hayas disfrutado tu lectura. Nos leeremos en otra ocasión 💛

Bye, te amo 🌻💛

║▌█║║█║▌║║▌█║█
©𝐅𝐀𝐈𝐑𝐘_𝐇𝐀𝐍𝐍

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro