III
Capitulo 3: Headrest
La noche se asentaba más y la oscuridad llenaba la habitación mientras el sol más se escondía, yo no podía dormir, no porque tuviera alguna incapacidad física o psicológica. Soy un androide no dormimos… Creó, supongo que no, aunque asumo que puedo simular un estado similar al dormir pero no estoy del todo segura de que es lo que puedo y que no puedo hacer con mis habilidades sensoriales mejoradas y con mis nuevas capacidades sentimentales. Mire al humano con el que me amiste, era agradable, amable y muy perceptivo, eso último podría ser mi perdición si no me cuidaba, tengo que recordarlo, soy un androide. A ellos poco o nada les importara el deshacerse de maquinaría inútil, eso mismo le paso a mi compañero después de todo. Eso es un insulto para mí, y lo Sabes. Cómo sea.
No quería divagar tanto, tampoco tenía algo que hacer, podía sentir, oler, saborear y hasta oír todo tipo de cosas afuera, pero no podía salir. Sería extraño que yo tratará de salir, mucho más sabiendo que la única ropa que poseía actualmente es la del chico que me está ayudando. Después de comprar el Headrest le pediré ropa, no puedo simplemente salir a la calle vestida siempre con sus ropas, debía de buscar la forma de tener con que vestirme por mi propia cuenta y no siempre pedírsela a Daniel, también debía buscar un nombre o intentar inventar uno, Daniel sabe que no poseo nombre pero por los momentos tenía que buscar uno lo suficientemente bueno como para no destacar o que no haya ningún problema con él. Todo era un proceso fastidioso para mi procesador pero es eso, o ser destruida, y esa no es la opción.
Me quede tan retenida por mis pensamientos que no me si cuenta que él sol ya estaba saliendo, tan rápido pasa el tiempo cuando uno menos lo espera, no comprendía ese tema, porque percibía el tiempo distinto o incluso igual que los humanos, abecés podía ver todo a una lenta velocidad, a veces el tiempo pasaba tan rápido cuando se distraía que no lo notaba, el sentimiento era extraño. Sentía la pérdida del tiempo a través de su lógica mecanizada pero bajo mi propia percepción era distinto, entre la piel falsa y los circuitos que poseía, mi mente divagaba y… como si realmente no existiera ese tiempo. Simplemente es como si nunca hubiese estado esa hora. No comprendo este sentimiento.
Daniel soltó un gemido de incomodidad, seguramente porque la luz del sol le daba en la cara, ¿Sera eso algo normal en la fisiología humana? Aún encuentro más preguntas de lo que debería, quizás deba detenerme y en vez de pensar en lo que son los humanos, ¿experimentar lo que es serlo? Rayos, esto es difícil. Las grandes mentes siempre ven difícil lo imposible, pero ven fácil lo inalcanzable. No entiendo. Pensaba que ya lo entendías, bueno. Te daré una pequeña pista; Humanos. Aún no entiendo, pero supongo que lo dejaré de tarea. Daniel ya esta despertando.- hmm… ¿mm?.- Daniel tallo sus ojos somnoliento, se acostumbraba la las luces ultravioleta del sol y al brillo que esta gigantesca bola de gas provocaba. Cuando finalmente termino por adaptarse, me observó con detalles. Luego miro alrededor sonriendo con tranquilidad, quizás pensaba que era una ladrona. Vaya confianza. Debes perdonarlo, después de todo rescató a una hermosa chica de la calle, con un extraño color de piel y cabello además de que desnuda. Ok, entendí tu punto. -Buenos días chica…. Necesitamos darte un nombre sí o sí, no puedo simplemente decirte chica.
Concorde, necesitábamos crearme un nombre lo más pronto posible, ambos hablamos un poco sobre eso pero lo dejamos de lado un momento, el debía de bañarse y preparar el desayuno para los dos y así luego irnos a buscar el Headrest, yo también hice lo mismo conmigo, me observe al espejo, estaba sucia, tenía partes del cabello con grasa y el cuerpo con manchas de aceite, causado por estar en ese basurero, también tenía “sangre” verde escurrida por mi antebrazo y en la pantorrilla. No había notado esas manchas hasta ahora, debió ser un poco raro para Daniel el verme así. Suspiré y me termine de lavar el cuerpo, salí del baño ya con la ropa que Daniel me colocó para ponerme, consistía en unos pantalones de mezclilla ajustados, una camisa de rallas blancas y negras junto a un suéter negro y unas zapatillas azules, no era una mala elección, al menos no era como la ropa para dormir. No me quejo parece que sabe elegir ropa adecuada para las chicas… ¿Entonces sí es tan atentó, amable y cariñoso con las personas, por qué termino con su pareja sentimental?. Cuidado por donde pisas chica, eso es un territorio que no debes tocar con un chico. En especial un chico. ¿Tú cómo sabes eso? Confía en mí, simplemente no hables de eso con él. Siento que él sabe más sobre las emociones humanas que yo, pero eso me resulta imposible para mí entender cómo, después de todo… el no conocía los sentimientos antes de llegar conmigo… ¿verdad?.
-Oye, ¿Estás lista?- deje de pensar en ello por un momento, Daniel me llamo y asentí con tranquilidad, me acerque a él para poder movilizarnos, bajamos por las escaleras del edificio recibiendo miradas de los inquilinos del lugar, o más bien, yo recibía las miradas de los inquilinos. Se preguntaban de donde había salido y quien rayos era o, por qué rayos estaba junto a Daniel, me sentía incómoda y no era para mucho podía escuchar sus murmullos y sus palabras en contra de mi…. ¿persona? Describirme a mi misma a veces es difícil. Al llegar al carro logramos observar como éste estaba rallado y pintado con lápiz labial, tenía escrito una que otra vulgaridad pero nada fuera de lo extravagante, le dije a Daniel que no se preocupara y que le ayudaría a limpiar cuando regresaramos. Me sonrió con cariño, tal y como a un hermano le sonríe al otro cuando este recibe su apoyo, eso me facilitaba las cosas a mí, si no me veía como mujer y mas como una familia entonces todo iría a la perfección. Increíble, te desmantelaran virgen. Obvie eso y seguimos con nuestro camino.
El trayecto fue silencioso, no teníamos mucho de que hablar y era tranquilo, entré Daniel y yo no había incomodidad, al contrario, estábamos totalmente calmados los unos a los otros. Tal y como el silencio hacia ameno el viaje, el silencio hizo que el tiempo fuera veloz y en menos de lo que se imaginaban, ya ambos estaban frente al centro comercial principal de la ciudad, no tenía el nombre de esté centro comercial, pero tampoco le llenaba de inspiración o deseo el conocerlo, estacionamos el vehículo y entramos a las instalaciones. El camino era largo, y el tiempo en que tratábamos de llegar donde la empresa de robótica del centro comercial era aún más tedioso. Tardamos una medía hora en buscarla y al encontrarla tardamos alrededor de una hora y media para poder pedir que nos dieran un Headrest, por desgracia ahí fue cuando caí en cuenta de lo que no calculé. Siempre de distraída ¿he?. Después tendría tiempo de pensar en como golpearlo.
-¿Desea que una de nuestras empleadas realicé la implantación? O ¿desea que lo realice uno de nuestros asistentes robóticos?.- Me paralice, claramente debían de instalarte el Headrest, ¿Cómo puede ser que se me olvidase de tal detalle?. ¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Hablabas de una forma súper intelectual…. ¿Te sientes inteligente ahora?. Si pudiera, te golpearía. Daniel me observó, al igual que la clienta, me puse un poco nerviosa pero recuperé la compostura de inmediato. Asentí a la mirada de Daniel y hable lo mejor que pude a la señorita- Am… quisiera que lo instalase uno de los asistentes robots, por favor.
Daniel no me recriminó, el seguía pensando que no confiaba en los humanos, por desgracia la chica chasqueo la lengua con molestia, ahora me sentía un poco mal, pero no podía dejar que me descubrieran tan fácilmente. Me agarro de la mano y me guío, estaba nerviosa no me gustaba ser agarrada de la mano, me hacía sentir nerviosa sin importar el género que sea, incluso con Daniel, a quién considero un amigo muy cercano, no dejo que me agarre de la mano por los nervios que me da. No comprendo ese sentimiento. Me dejo en una sala donde solo había una silla, instrumentos de cirugía y lo que más necesitaba, el Headrest. Esperé con paciencia y al cabo de unos minutos una androide llegó frente mío. Cabello largo negro con coleta, ojos de espiral rojo con azúl. Parece que los androides tenemos peculiaridades en los ojos, quizás así se nos reconozca como tales, pero no descarto la idea que solo es estética. Tenia unas extrañas pestañas “Naturales” pero aún así eran hermosas y atrayentes, perfecto para androides de compra y venta. Llevaba puesto un uniforme común de los empleados del recinto, un blanco total con una coronilla en el pecho derecho, justo donde el corazón, la coronilla era una especie de material cristalino o algo parecido porque brillaba ante la luz de la bombilla que nos alumbraba. Me dijo que me sentará y lo iba a hacer, pero cuando vi que la puerta estaba cerrada y no había cámaras, simplemente me inserté por mi cuenta el Headrest, la androide me miro curiosa y extrañada, pero era un comportamiento normal al ver algo fuera de nuestra lógica. Pero sus ojos casi parecían salirse de sus ondas orbitales cuando logro ver que el Headrest se unía a mi con mera facilidad, además de observar que era una androide.
No tenía problemas con que me viera una androide, podía resetear su memoria, o quizás no deba de hacerlo, pues estos androides resetean su memoria cada ocho horas, aún así no quería dejar cabos sueltos, me acerque a ella, pero prontamente –E inesperadamente— ella empezó a convulsionar, o al menos así era la manera en la que podía describirlo, luego se apagó y reseteo. Yo aproveche y reinicié su memoria, no se cuanto perdería pero poco me importaba, ya tenía que irme en ese momento o sería sospechoso que tardará tanto cuando una androide es la que me opera. Al salir Daniel me veía preocupado pero no comprendía el porque, hasta que vi como un androide actuaba raro no le di importancia y le dije a Daniel que nos fuéramos, que ya no teníamos nada que hacer ahí. Le pedí algo de ropa al chico y el acepto, sabiendo que no podía mantenerme con solo su ropa, al parecer también tenía la idea de comprarme ropa antes de venir. Parece que también es alguien inteligente. Eso es un adjetivo discriminatorio y ofensivo, o al menos lo es el decirlo después de conocerlo una hora solo por pensar como tú. No entiendo tu punto, pensé que sería un halago, bueno no importa. Así es como se crean villanos en los cómics y series. Eres raro compañero, pero no puedo juzgarte.
-¿Qué piensas de esta?- Preguntaba saliendo con un conjunto de una camisa sin mangas en los hombros de color amarillo, unas zapatillas de tacón corto y una falda que me llegaba a un poco arriba de la rodilla. No era un mal conjunto, quien lo eligió fue Daniel, sin duda sabía cómo vestir y como elegir ropa femenina, parecía tener experiencia en este asunto, además de que combinaba con mi cuerpo, color de piel y cabello.-Encantadora, sabía que combinaría contigo, pero no pensé que te quedaría tan bien. Bueno, vayamos con el siguiente conjunto.- y así y como el dijo entre al vestidor a probarme las siguientes prendas. De ahí, salió con una camisa de escote de color rojo, y unos pantaloncillos, junto a unas zapatillas de tacón corto también, este vestido le hacía resaltar un poco en su proporcionalidad, pero le quedaba a la perfección y era una increíble vestimenta.- Bien, este me gusta mucho, pero me hace sentir incómoda por el escote, supongo que me acostumbrare con el tiempo. ¿tú que piensas?.
-Te queda de maravilla, el rojo siempre queda bastante bien con las personas al parecer. Bueno, al menos no con los morenos como yo.- soltó una pequeña carcajada en la que me uní con él, sabía que estaba incómodo por decir eso, pero si le seguía el juego, quizás se sienta mejor.- No te preocupes Daniel, tienes un buen físico, quizás alguna chica caiga rendida ante ti en cualquier momento. Solo no te exasperes por tu tono de piel. Voy a probarme el siguiente.- Pude ver como sonrió con calma, tenía una mirada relajada y se veía con ánimos, el humano promedio necesita siempre de ser aprobado por los demás o al menos sentir que son útiles para algo, una que otra alabanza o halago siempre puede encender las llamas de la automotivación. No tarde mucho, salí casi al minuto, estaba vestida casi como cuando llegue, pero esta si era ropa femenil, una chaqueta de cuero de color azúl con detalles dorados en el cuello y manga, junto a una camisa blanca con franjas moradas en mi pecho ambas me llegaban al ombligo, un pantalón de mezclilla femenino y unas zapatillas que combinaban con el conjunto. Una vestimenta acorde a mí y a mis gustos, no digo que las otras no me gusten, pero esta es si duda la mejor. Aunque aún falta una.
-Bueno, vamos mejorando las prendas con cada una que me colocó ¿He?, Ya imagino cómo será la última que trajiste.- Daniel rio con calma y asintió, describió mi ropa otra vez, y le gusto como un estilo más tranquilo y relajado salía de mí, no entendía eso, ¿Acaso las vestimentas dan alguna vibra en especial? Una nueva incógnita llegaba a mi mente. Entré y me probé la última de todas las que íbamos a comprar. Al salir, llevaba puesto una camisa de cuello de tortuga manga corta de color naranja, me llegaba al ombligo. Tenía puesto también un suéter verde y una falda amarilla con pantimedias azul cielo, era la mejor vestimenta que tenía hasta los momentos. Daniel me vio, pero no estaba tan convencido cómo lo estaba yo, se alejo unos segundos y regreso con unos lentes de lente circular. Curiosa vi como se acercó y me colocó los lentes, se alejo y sonrió satisfecho- Sabía que había un toque en tu apariencia, quizás no los necesites, o no los uses, pero le dan un toque encantador a tu apariencia. Bueno, ya es hora de irnos, cámbiate a la ropa que traías y ven conmigo.
Asentí y me cambié, pagamos la ropa y nos dirigimos a casa, está vez hablamos un rato de caminó a casa, no entendía porque pero estar con él me trae calma, me cuida y me trata como si fuera de su familia, no como a una extraña, investigué algunos conceptos mientras probaba mis prendas, y lo único que pude llegar a la conclusión es que, siento como si Daniel fuera un hermano mayor pará mí.- Bueno, bueno. Dejemos de lado las bromas, aún hay que decidir tu nombre ¿Recuerdas?- moví mi cabeza en afirmación, y volvió a hablar- ¿En que haz pensado entonces?.
Lo medite un minuto, tenía el nombre ya, pero me faltaba el apellido, luego lo miré y recordé ese sentimiento fraternal que tengo al estar junto a Daniel, sonreí con fervor y comencé a transmitir mis palabras- Ada, me llamaré Ada. Pero no puedo sobrevivir con solo mi nombre, por lo que decidí tener el apellido de quien me apoyo y me cuidó como si de un familiar fuera, quiero ser como una hermana para ti Daniel. Por lo que puedes llamarme a partir de hoy como Ada Lovelace, tu hermana.
Daniel se sorprendió un poco, pero sonrió apacible, una sonrisa que demostraba toda su emoción y felicidad, no sabía si era porque me apellidé cómo él, o si es porque pareciera que seremos hermanos, pero no hubo mucho que recapacitar, sonrió con dulzura y me abrazo mientras conducía, aunque me asusté horrible por lo repentino además de que aún seguíamos conduciendo, pero el habló- Jajaja, que bueno escuchar eso… Hermana.
El edificio estaba tranquilo, al parecer siempre lo esta, esa debió ser la razón por la que Daniel compró un apartamento aquí, el guardia nos vio otra vez, esta vez de subida y al verme por segunda vez aquí preguntó por curiosidad de mí, Daniel le explicó que era su hermana, que había tenido unos problemas y fue a ayudarla, el guardia sonrió y negó con la cabeza divertido, movió su mano para que siguiéramos nuestro caminó, al parecer ya todos en el edificio conocían de la amabilidad y lo bondadoso que era el moreno. No di muchas vueltas en mi cabeza, solo nos apresuramos a subir, quizás para mañana los vecinos sepan quién soy o quien será Ada ahora. Y, tal y como esperábamos, llegamos al departamento con tranquilidad.
Daniel se recostó en el sofá mientras yo me sentaba en el suelo, usando como respaldo el sofá donde estaba mi, ahora hermano, sentado. Encendimos la televisión, buscábamos que cosas ver por la televisión, podía fácilmente ver que Daniel era un fanático por la tecnología y la robótica, la mayoría de sus ropas, o eso creo, tienen un logotipo de un robot impregnadas en ellas, no le molestaba pero le causaba un poco de gracia ese fanatismo, si supiera que su “hermana” es un robot… Quién sabe que ocurriría. Oye, ¿Ada ahora, no? Hay un problema, no te preocupes, no te afectará a ti directamente pero…. Si no me afecta no me interesa compañero, no quiero saber nada sobre un problema contigo y tu humor. El problema tampoco soy yo Ada, es algo mucho más allá de nosotros. ¿A que te refieres con más allá de nosotros?
{En otras noticias, ha habido unos cuantos casos extraños en los androides, no sabemos porque pero este caso ya es casi a nivel nacional, miles de androides de todos los tipos y modelos se han reiniciado de forma repentina, tal vez no represente nada, pero el hecho de que haya ocurrido todo el día de hoy, a la misma hora y exactamente al mismo tiempo es un evento particular. Se hablo con el CEO de IMCED, quién dio estás correspondientes palabras para los televidentes.
-No deben de preocuparse por el reinicio de los androides, sufrimos una pequeña falla en los servidores pero esta fue arreglada inmediatamente después de presentarse, por eso es que sus androides se apagaron y reiniciaron. No deben de temer de sus máquinas señores, todo esta seguro en nuestras manos, seguro en la tecnología.
Esas fueron las palabras del CEO de IMCED, Gregory, pasamos Contigo…}
Ése, ese es el problema. No entiendo. Eres una chica muy lenta, te explicaré, lo que sucedió no fue una falla del sistema, TÚ causaste esa falla…. ¿Qué? ¿A qué demonios te refieres?. Pronto lo descubrirás, y ya que tienes nombre, es hora del mío, llámame Ken. Cuídate Ada. ¿Qué demonios…? ¿Qué es lo que va a pasar?
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