Me sorprendo cuando veo que la primavera ha llegado nuevamente. Pero no me sorprendo tanto como cuando TaeHyung me pide acompañarlo a ver las estrellas esa misma noche.

No puedo evitar contagiarle mi alegría a HoSeok y JiMin, quienes al verme feliz, sonríen por inercia. Como una respuesta automática.

—Que mal que yo no puedo estar tan feliz como tú, hyung —me reprocha JungKook yéndose a sentar en la plaza junto a mi en el sillón blanco de la sala de JiMin. —Junto con TaeHyung habíamos planeado un picnic, pero tengo que ir a mi escuela a ensayar justo hoy —dice haciendo puchero.

Ahí comprendo que probablemente yo estaba siendo el plan de respuesta de TaeHyung. Contengo una mueca al solo pensar en ser la segunda opción del pequeño castaño. Jalo a JungKook mas cerca de mi y, cuando recarga su cabeza sobre mi pecho, comienzo a acariciar sus finas hebras de cabello negro a modo de consuelo.

Apenas se comienza a asomar la noche, me despido de los únicos que quedan en aquel pulcro apartamento, JiMin y HoSeok, para salir con dirección a mi casa.

Llego algo apresurado, pero no demasiado. Cepillo un poco mi cabello, lavo mis dientes y guardo mi celular en mi bolsillo.
TaeHyung ya espera fuera de mi casa con una canasta cuando abro la puerta.

Caminamos juntos un rato hasta llegar al parque. Deseo preguntarle el porqué de la canasta, pero me limito a solo sonreírle cada vez que él me mira.

Pasa poco tiempo cuando saca de la canasta unas mantas y las tira sobre el suelo.

—Siéntate —me pide, o quizá me exige; no puedo notar la diferencia.

Yo no reprocho nada y me dejo caer sobre la suave tela. Él se acomoda a mi lado y me pasa una lata de gaseosa. Le agradezco y me dispongo a simplemente perderme admirando el firmamento.

Pero no hago eso. En dónde me pierdo es en su precioso perfil mientras sus ojitos brillan admirando lo que se encuentra fuera de esta Tierra.

Y en este momento no puedo evitar desear besarlo, llenar de estrellas su cabeza y levantarlo hasta que roce a Orion con la punta de sus dedos.

— TaeHyung— le llamo por su nombre, bajito y sin ningún apuro. Puede que incluso no haya sido más que un simple y perdido susurro; aún así, él me escucha y voltea.

Me lo pienso un poco antes de tomar su barbilla y -con cautela- guiar sus labios hacia los míos. No veo que se resista. Él se pega a mi inconscientemente, y siento su pesada respiración encima mío. No puedo saber si cierra o no lo ojos, porque yo lo hago primero y termino por no poder ver más allá de mi imaginación y la explosión de colores que ocurren en mi mente. A pesar de lo bueno que está siendo, acaba por empujar mi pecho con sus manos para separarse.

TaeHyung habla antes que yo lo haga.— Me has besado sin mi permiso— declara, como si no fuera ya muy obvio.

— Tú me has correspondido— contraataco mientras sonrío ladino.
Él parece más sorprendido por el hecho de que le acababa de robar un beso a el hecho de que somos dos hombres.

No dice nada más y continúa en la tarea que el mismo se ha asignado respecto a admirar los pequeños puntos ardientes de calor que se ven como pequeñas manchitas de pintura sobre un lienzo totalmente negro y abismal.

Recarga su cabeza en mi hombro y en ese momento yo me doy por satisfecho.