Epílogo.
- ¿Cómo estás Alec?
-Listo para salir de aquí - Respondió el adulto mayor.
- ¿Extrañas a tu chica? - Freen preguntó mientras revisaba su expediente.
- ¡Claro que sí! - El hombre exclamó como si fuese obvio- No hay nadie que sepa cuidarme como ella. Créame doctora.
-No me cabe duda alguna. - La ojimiel sonrió- Bueno, todos los resultados de exámenes están dentro de los rangos normales así que mañana podrás irte a casa. - Le informó.
-Muchas gracias, doctora.
-Alec. - Lo miró con seriedad- Puedes decirme Freen, lo sabes.
-Gracias Freen. - Se corrigió así mismo.
-De acuerdo. El doctor Parker te visitará mañana para una revisión final. - Él solo asintió y Freen salió de la habitación.
Caminó hacia la estación de enfermería para dejar el expediente y se frotó la cara con las manos. Había sido un intenso turno de noche, pero afortunadamente ya estaba por irse a casa.
-Noche dura. - Preguntó uno de sus compañeros de trabajo.
-Lo fue. - Ella asintió mientras guardaba su uniforme en el casillero- ¿Vienes o te vas?
-Mi día apenas empieza colega. - Dijo.
-Suerte.
Freen tomó sus cosas y cerró el casillero para luego dejar la sala de descanso. Necesitaba darse una ducha, comer algo e irse a dormir. Arrojó sus cosas a los asientos traseros del auto y lo puso en marcha para salir del aparcamiento del hospital. Condujo por las calles de la ciudad escuchando el noticiero matutino de la radio local mientras comía una barra de cereal. Se detuvo en una panadería para recoger un par de muffins y luego retomó el rumbo a casa. Al llegar, aparcó fuera del garaje, tomó su bolso y bajó del auto. Buscó las llaves mientras caminaba hacia la entrada de la casa. El cielo estaba despejado y el sol ya se alzaba en lo alto del extenso manto a azul siendo salpicado por unas cuantas nubes. Recogió el periódico que reposaba sobre el césped del jardín delantero y entró en la casa. Un ladrido se oyó por toda la propiedad y Loki corrió a su encuentro abalanzándose sobre ella.
-Hola amigo. - Saludó acariciando al labrador- ¿Me extrañaste? - Preguntó viendo cómo el perro movía efusivamente su cola- También te extrañe.
Dejó su bolso en el suelo de la entrada y colgó su chaqueta en el perchero antes de dirigirse a la cocina. Presionó el botón de encendido de la cafetera y leyó los titulares del periódico mientras esperaba. Loki la siguió y se echó en un rincón. Desayuno en silencio como ya era costumbre. El teléfono fijo comenzó a sonar y caminó hasta la sala para atender la llamada.
- ¿Hola? - Saludó.
-Buenos días Freen, ¿Cómo estás? - Identificó la voz de Rawee a través de la línea.
-Hey, hola. - Dijo animada- Estoy bien. Acabo de llegar a casa del trabajo, ¿Qué tal estás tú?
-Estoy en la ciudad. Nuestro vuelo aterrizó hace poco. - Informó.
-Genial, ¿Te parece si quedamos mañana para almorzar?
-Sí, eso sería estupendo. - Rawee estuvo de acuerdo.
Freen escuchó una voz más grave llamando a la mujer y se mantuvo en silencio mientras Rawee hablaba con el dueño de esa voz familiar.
-Freen, Bob dice hola. - Dijo después de unos segundos de silencio.
-Salúdalo de mi parte ¿Sí?
-Lo haré. ¿Nos encontramos mañana en el lugar de siempre? - Preguntó y Freen asintió.
-Eso suena bien. - Estuvo de acuerdo.
-Bien, nos vemos mañana. Duerme un poco, ¿Quieres? - La reprendió al detectar el cansancio en su voz.
-Sí, sí. No exageres. - Le restó importancia escuchando a Rawee reír- Te veo mañana. Adiós.
La ojimiel dejo el teléfono en su lugar y sonrió. Cada vez que Rawee estaba en la ciudad lo primero que hacía era llamar a Freen para quedar. Luego de la muerte de Rebecca, las dos se habían vuelto muy cercanas. Algo que Freen jamás habría creído posible. Ahora Rawee era casi como una madre para ella. La pelinegra estaba muy orgullosa de cómo la mujer había conseguido rehacer su vida. Conoció a Bob hace un par de años atrás en una exposición. Él era un artista a quien le gustaba vivir el día a día al máximo, un aventurero. Todo lo contrario, a Rawee. Quizás por eso había conseguido llamar su atención y le había enseñado a vivir de una forma diferente. Ya había recorrido parte del mundo juntos. Freen tenía una postal de cada uno de sus viajes.
- ¿Quieres dar un paseo nocturno amigo?
Ya había anochecido, y Freen acababa de despertar luego de recuperar sus horas de sueño. Se cambió y se calzó sus zapatillas deportivas, tomó la correa de Loki y las llaves de casa antes de salir. Amaba esas caminatas. La ayudaban a pensar y a liberar el estrés cuando dejaba el hospital. Se detuvo en un parque cercano a casa. Había unas cuantas familias paseando, jugando y riendo, además de algunas otras personas con sus mascotas. Tomó asiento en un banco vacío y le quitó a Loki la correa para que el animal pudiese correr y jugar con otros perros. Mientras su mascota se lo pasaba de maravilla, ella tan solo se quedó sentada observando a su alrededor.
- ¿Cuál es el tuyo?
Se sobresaltó al escuchar aquella aguda voz. Giró su cabeza y encontró con un niño de cabellos rubios sentados junto a ella balanceando sus piernas de adelante hacia atrás. Miró a su alrededor, pero no parecía haber nadie más con él.
-El labrador que está por allí. - Señaló a Loki quien corría entre los árboles.
- ¿Cómo se llama?
-Loki. - Respondió ella.
-Cool. - Dijo él antes de mirarla- Me llamo Robbie, ¿Tú cómo te llamas? - Ladeo un poco su cabeza luego de hacer la pregunta.
-Freen. - Murmuró- ¿Estás aquí tu solo? - Volvió a mirar alrededor.
-No. - El niño negó- Mi mamá está...
Comenzó a buscar a su madre entre las personas en el parque y frunció el ceño cuando se le hizo difícil identificarla entre los presentes. Justo cuando Freen estaba por intervenir y preguntar más detalles para poder ayudar en caso de que el niño estuviera perdido, una mujer dijo su nombre mientras se acercaba hacia ellos.
- ¡Robbie! - Exclamó aliviada deteniéndose junto al banco y arrodillándose frente a su hijo- ¿Estás bien? - El niño solo asintió.
Los ojos de la madre preocupada dieron con los de Freen quien no supo qué decir así que solo permaneció en silencio esperando a que fuese ella la primera en hablar.
-Lo siento si te ha causado alguna molestia. - Se disculpó dándole una mirada rápida a su hijo.
-Está bien, no es una molestia. - La ojimiel le aseguró de inmediato- Solo estábamos...hablando.
-Ese de ahí es el perro de Freen. - Robbie le dijo a su madre señalando al labrador- Se llama Loki. - Contó.
Al notar el evidente entusiasmo del niño con el perro Freen llamó la atención de Loki quien de inmediato acudió al llamado de su ama. La risa de Robbie se escuche fuerte y claro cuando Loki comenzó a pasearse entre medio de los tres moviendo su cola y lamiendo de vez en cuando la cara del niño.
-Es hermoso. - La ojimiel observó cómo la chica se arrodillaba para poder acariciar al perro.
Freen solo los observó interactuar en silencio.
-Por cierto, soy Harriet. - Extendió su mano luego de ponerse en pie.
-Freen. - Estrechó su mano aceptando el saludo.
-Es un gusto conocerte. - Harriet sonrió amablemente.
Una sensación que Freen creía pérdida la invadió, pero no duró demasiado, pues fue reemplazada por los nervios de la ojimiel. Loki soltó un ladrido que hizo reír a Robbie otra vez. El niño parecía estar hipnotizado con el perro, bueno, y el perro con él.
-Parece que Robbie tiene un nuevo amigo. - La chica comentó.
-Sí.
Fue todo lo que Freen pudo responder. Aún seguía pensando en aquella sensación que le había recorrido el cuerpo cuando vio a Harriet sonreír. Se sentía confundida y un tanto culpable.
- ¿Te gustaría tomar un café?
-No, yo...- Se calló sin saber muy bien que decir- Tengo que irme, pero quizá podríamos quedar otro día y así Robbie puede jugar con Loki. - Sugirió tratando de no verse como una cretina por rechazar la invitación tan abruptamente.
- ¿Qué dices Robbie? - La madre le preguntó al niño quien asintió gustoso con la idea aún prendido al cuello del labrador- De acuerdo.
Freen buscó su móvil y se lo tendió a la chica para que pudiera apuntar su número.
-Supongo que los veremos otro día. - Dijo Harriet tendiéndole el móvil de regreso y ella solo asintió.
-Sí.
Al parecer la única palabra que podía decir con facilidad era 'sí'. Se sintió como una tonta por ser tan torpe y estar tan nerviosa. De un segundo a otro estaba de regreso en su adolescencia.
-Robbie, es hora de irnos.
El niño se quejó, pero obedeció luego de acariciar una última vez a Loki quien tampoco parecía muy animado con la idea de tener que separarse del él. Robbie se despidió de Freen moviendo su mano en el aire rápidamente mientras su madre se limitaba a sonreír una vez más antes de que ambos comenzaran a caminar alejándose de la pelinegra y su mascota.
...
-Freen.
- ¿Mmm? - Murmuró saliendo de sus pensamientos.
Rawee frunció el ceño y se le quedó viendo fijamente.
- ¿Está todo bien? - Preguntó.
-Sí, ¿Por qué? - Freen trató de hacerse la desentendida desviando su atención hacia el plato de raviolis que tenía enfrente.
Pero la mujer frente a ella no siguió su juego y permaneció viéndola esta vez alzando sus dos cejas esperando a que se dignase a hablar.
-Ayer...- Comenzó a hablar aclarándose la garganta- Estaba en el parque con Loki y de la nada apareció un niño.
- ¿Un niño? - Rawee preguntó y ella asintió- Freen, creo que es normal que haya niños en un parque.
Su sentido del humor también había cambiado con los años. Ahora Rawee era más divertida y hacía buen uso del sarcasmo. Freen estaba segura de que Bob tenía mucho que ver con ello.
-Creí que se había perdido, pero después apareció su madre. - Siguió hablando- Una chica de más o menos mi edad.
La expresión en el rostro de Rawee cambió radicalmente al out 'una chica'. Sonrió ampliamente y prestó aún más atención a la historia de Freen.
-Una chica, ¿Eh?
-No me veas así. - Pidió la ojimiel.
-No te estoy viendo de ninguna forma. - Dijo con completa inocencia- Entonces, ¿Qué pasó con el niño y su madre? ¿Tienen nombre?
-El pequeño se llama Robbie y ella Harriet. - Rawee reparo en la manera en que Freen dijo 'ella', pero no se atrevió a comentar nada al respecto- El niño y Loki jugaron durante un rato y después su madre me invitó un café, pero dije que no. - Resumió lo ocurrido.
- ¿Por qué no?
-Sabes por qué. - Respondió desviando la mirada.
Rawee suspiró y se removió en su silla antes de mirar a la chica frente a ella con seriedad. Freen supo de inmediato lo que venía.
-Freen, ya hemos hablado de esto. - Dijo con cautela- No puedes seguir posponiendo tu vida de esa forma. Sabes muy bien que no es lo que ella querría para ti.
-Lo sé, pero...- Mordió el interior de su mejilla- Es difícil, es extraño, no...no puedo.
-Al menos podrías intentarlo. - Sugirió con suavidad manteniendo la calidez en su voz.
-Creo que sí. - Susurró.
-Bien. - Asintió con orgullo- ¿Es linda? - Freen la vio sin entender- La chica, Harriet.
-Sí. - Respondió sin dudas.
- ¿Tienes su número? - Ella asintió- Bien, entonces cuando estes lista, llámala. Invítale un café tu esta vez. - Propuso- Vuelve a vivir, Freen.
'Vuelve a vivir, Freen', esa frase se repetía en el interior de su cabeza una y otra vez mientras daba vueltas en su departamento justo antes de partir al hospital para comenzar una nueva jornada laboral. Observó una vez más el teléfono en su mano con el número listo para ser marcado. Estuvo a punto de arrepentirse, pero no se lo permitió y se arriesgó.
Dos toldo después la llamada fue atendida.
- ¿Hola?
- ¿Harriet? Habla Freen, la chica del parque.
Después de aquella llamada, el resto es historia.
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