Capítulo 9.
Sentía como el latir de su corazón le taladraba los oídos y también notaba como el cabello se le pegaba a la cara debido al sudor que cubría su piel. Pero jamás se había sentido más viva. No estaba segura de cuánto tiempo había pasado exactamente desde que Freen y ella se habían puesto a romper cosas como locas. De lo que si estaba completamente segura es de que era una de las cosas más emocionantes y atrevidas que había hecho en su vida. Amaba el equilibrio que existía entre el hecho de que estaba mal, pero aun así se sentía increíblemente bien. Y pudo comprobar que Freen no mentía al decir que conseguiría liberar todo el estrés.
- ¿Y? ¿Qué me dices? - Freen preguntó luego de apagar la música y quitarse las gafas protectoras.
Rebecca observó cómo las gotas de sudor corrían a lo largo del cuello de la ojimiel para perderse entre su camiseta y la piel de su torso. Se quitó el casco mientras se esforzaba por regular su respiración y se acostumbraba a volver a la atmósfera sin tanto ruido que había previo al lapsus destructivo.
-Eso fue... fenomenal. - Dijo en un susurro un tanto alucinada.
-Lo fue ¿No es así?
Una sonrisa cargada de satisfacción se formó en los labios de Freen. Había escuchado exactamente lo que quería oír por parte de la castaña. De haber escuchado lo contrario se habría sentido como una completa tonta por pensar que aquella era una buena idea, pero afortunadamente Rebecca había disfrutado cada parte de su improvisado plan.
- ¿Quieres romper algo más? - Abrió los brazos dando una vuelta, pero Rebecca negó agotada.
-Me lo he pasado genial, pero siento que es físicamente imposible.
-De acuerdo, sí. - Estuvo de acuerdo- Fue suficiente por hoy.
-Pero si comiese algo ¿No tienes hambre?
Freen rio al notar la expresión en el rostro de la morena que se encargaba de demostrar a la perfección lo hambrienta que se encontraba y se unió a la idea de buscar algo de comer. Cuando abandonaron la fábrica, afuera la luz de día ya casi había desaparecido por completo. De regreso en el auto, la adrenalina aún estaba fresca en su organismo así que continuaron con el karaoke a todo pulmón que se habían montado de camino hasta allí.
El móvil de la pelinegra interrumpió la canción debido a que estaba conectado al menos libre y se apresuró a atender cuando se dio cuenta de que era su padre quien llamaba.
-Hola cariño. - Saludó Kamon a través de la línea.
-Hola papá, ¿Todo bien?
-Sí, bueno en realidad...
Rebecca pudo escuchar la voz del segundo padre de Freen como un molesto murmullo de fondo y ambas compartieron una rápida mirada antes de que Kamon siguiera hablando.
-Tu padre está molesto. No nos has visitado en unos días. - Explicó antes de que su marido lo interrumpiera por segunda vez llamando la atención de su hija al decir su segundo nombre.
-Estoy en problemas ¿No es así? - Preguntó la nadadora con una mueca.
Sabía muy bien que nada bueno podía venir luego de que Saint la llamara por su nombre completo. Solo hacia eso cuando quería regañarla o cuando estaba molesto por algo. La verdad es que desde que era una niña las dos situaciones iban de la mano.
-Puedes remediarlo. - La voz de Kamon fue completamente reemplazada por la de Saint y la castaña contuvo la risa.
-Hola papá. - Freen saludo con fingida alegría.
-No te hagas la desentendida conmigo Freen. - Dijo el hombre de piel oscura con seriedad- Te esperamos para cenar, date prisa.
-Lo que pasa es que...no estoy sola.
En cuanto Rebecca notó hacia dónde las llevaría aquella situación comenzó a negar repartidas veces con la cabeza, pero estaba claro que Freen no pensaba hacerle caso alguno.
-Sabes que siempre puedes traer a Heidy.
-De hecho, estoy con Rebecca. - Lo corrigió.
- ¡Fantástico! - Saint se escuchó bastante animado- Ese no es problema. Las esperamos a las dos, no tarden.
Antes de que Freen pudiera decir cualquier otra cosa, se escuchó el pitido que anunciaba que la llamada había sido finalizada y la música volvió a reproducirse de inmediato. Rebecca se hundió un poco en su asiento sintiendo la mirada de su amiga sobre ella.
- ¿Qué dices? ¿Cena en casa de los Chakimha?
- ¿Si me niego vas a hacerme caso? - Le preguntó viéndola con una ceja alzada.
-Seguramente no, pero puede intentarlo. - Dijo con la mirada en el camino y encogiéndose de hombros.
Rebecca sonrió mientras negaba. Definitivamente, Freen parecía no tener remedio. Así que, sin molestarse en discutir, dejó que la ojimiel se dirigiera hasta la casa de su familia. En realidad, sentía que no le vendría mal aquel calor familiar que había sentido la primera vez en que le habían invitado a cenar. Y, además, obtendría algo de comida casera después de estar un buen tiempo consumiendo un montón de alimentos envasados y recalentados. Cómo era de esperarse, los padres de Freen las recibieron con el cariño y el entusiasmo que los caracterizaba. Saint las animó a tomar su lugar en la mesa, la cual ya estaba puesta con los platos y cubiertos perfectamente ubicados.
-Rebecca, gracias por arrastrar a nuestra ingrata hija a cenar.
-En realidad yo no tuve nada que ver. - Respondió la aludida.
-Te equivocas querida. Tuviste mucho que ver, porque de no haber estado acompañada se habría quejado un millón de veces antes de acceder. - Saint le dio una mirada a su hija quien lo miró completamente ofendida.
- ¡Eso no es verdad!
-Kamon.
-Es verdad cielo. - Dijo el doctor dándole la razón a su marido quien sonrió victorioso.
- ¿Ves lo que hacen? - Freen se inclinó un poco hacia la castaña bajando la voz y señalando a sus padres con sutileza- Siempre en mi contra.
-No exageres. - Rebecca le dio un ligero empujón con el hombro.
-Oh genial. Ponte de su parte. - Exclamó fingiendo indignación.
La cena transcurrió entre bromas, charlas acerca de qué tal iban las clases en la universidad y en un momento dado, Kamon preguntó qué estaban haciendo antes de que él llamase a su hija. Ellas compartieron una mirada cómplice y divertida antes de evadir por completo la pregunta cambiando el tema a lo sabrosa que estaba la cena. Por supuesto, Saint no tardó en agradecerles sus comentarios y disfrutar de los cumplidos.
-Miren eso, es demasiado tarde. - Freen comentó con la vista clavada en el reloj que colgaba de la pared del comedor.
-Estaba pensando que podrían pasar la noche aquí. - Comentó Saint- Tu habitación está intacta y podría prepararles un grandioso desayuno por la mañana.
La pelinegra desvió la mirada hacia la castaña sin saber muy bien qué contestar frente a la propuesta de su padre. Rebecca abrió y cerró la boca sin saber qué decir sintiendo la mirada de las otras tres personas presentes fijas sobre ella aguardando a por una respuesta.
-No quiero ser inoportuna ...
-Tonterías. No es ninguna molestia. - Kamon la interrumpió.
-Ya escuchaste al rector, Becky. Eres más que bienvenida en esta casa siempre. - El chef le sonrió cálidamente- Bien, es hora de que nosotros los viejos nos vayamos a la cama.
- ¿Viejos? Ten un poco más de respeto. Sigo sintiendo que estoy en mis veinte. -Se quejó Kamon mientras subía las escaleras con su esposo pisándole los talones. Este último rodó los ojos en dirección a las dos chicas que estaban al pie de las escaleras conteniendo la risa.
-Dejaré todo listo para ambas en tu cuarto cariño.
-Gracias papá. Buenas noches. - Dijo alzando sus pulgares en forma de aprobación.
-Buenas noches Rebecca.
-Buenas noches y gracias otra vez. - Agradeció.
Saint le sonrió una última vez a la castaña antes de desaparecer escaleras arriba. La casa quedó en completo silencio y Freen le dedicó una mirada sugerente a la chica de ojos cafés. Rebecca pudo ver el brillo travieso en su mirada y comenzó a negar lentamente, pero en cuestión de segundos Freen ya la estaba guiando hacia la sala. La morena observó cómo se dirigía hasta un bar hecho de roble y sacaba una botella de un líquido ámbar de uno de los gabinetes. La ojimiel sonrió de manera traviesa y agitó la botella en el aire antes de tomar dos vasos bajos de cristal.
- ¿Qué estás haciendo? - Preguntó en un susurro echando una rápida mirada hacia atrás.
-Solo nos consigo un pequeño somnífero. Ahora podemos ir a mi habitación.
-No hay manera de que yo vaya a beber eso contigo.
Rebecca aclaró en cuanto ambas estuvieron en la antigua habitación de la nadadora quien dejó caer los hombros mientras se recargaba contra la puerta cerrada con un puchero en los labios.
-Vamos, va a ser divertido. - La animó moviendo las cejas de arriba a abajo de manera sugerente.
-Freen, he bebido alcohol como 3 veces en mi vida. - Le recordó- ¿En qué escenario posible esto podría terminar bien para mí?
-Aunque no lo creas, en muchos.
-Eres una pésima mentirosa. - Dijo la castaña arrojándole un cojín que encontró sobre la cama.
- ¡Hey! Estoy cargando objetos de cristal. - Freen replicó señalando con los labios la botella de licor y los vasos.
La morena dio una vuelta sobre sus pies recorriendo con la mirada la habitación en la que se encontraban. Todo en el interior de aquel cuarto parecía haber estado suspendido en el tiempo hasta que ellas entraron. Era una sensación extraña y Rebecca se preguntó si así es como se sentiría si volviera a poner un pie dentro de su antigua habitación. De seguro sería mil veces mal nostálgico para ella que para Freen. La pelinegra se sentó en el borde de la cama y quitó el tapón de la botella con los dientes antes de servir un poco de alcohol en cada vaso.
-Mira eso. Que adorable. - La voz de Rebecca se tiñó de ternura mientras observaba una foto de Freen y su hermana mayor- ¿Cuántos años tenías? ¿Seis?
-Cinco, seis años, sí. - Asintió mirando la foto con una media sonrisa- Y....aquí tienes.
-Freen...
-Vamos. Solo esta copa, no quiero beber sola. Me hace lucir mal. - Explicó con una mueca- ¿Confías en mí?
-Desearía poder decir que no.
Freen sonrió ampliamente y Rebecca rodó los ojos. Frente a la insistencia, tomó el vaso y le dio un trago al fuerte líquido café. Cada una de las facciones de su rostro se contrajeron en cuanto el amargo licor de coló a través de sus papilas gustativas y su garganta. Sintió cómo quemaba al tragárselo y pudo escuchar la suave risa que escapó de los labios de Freen.
- ¿De qué te ríes? ¡Sabe horrible! - Se quejó tratando de no hacer demasiado ruido.
-Lo siento, si hubieras visto tu cara me entenderías. - Respondió sin poder dejar de reír.
Ambas se sentaron sobre la alfombra mullida que había en medio de la habitación cubriendo parte del parqué de un café claro perfectamente limpio. Rebecca apoyó la espalda contra el costado de la cama con las piernas cruzadas y estiradas, y Freen tomó un cojín acomodándolo sobre el regazo de la castaña para luego recostarse.
-Comienzo a creer que la falta de sueño y el alcohol no van a ser de mucha ayuda durante mi entrenamiento mañana.
- ¿No me digas listilla? - Rebecca rio y le dio un toque en la punta de la nariz.
-Cuanto silencio. - Murmuró Freen cerrando los ojos.
-Sí...
-Hace mucho que no entraba aquí.
- ¿En serio? - Asintió con los ojos clavados en el techo blanco de la habitación- ¿Por qué?
-No lo sé. Supongo que la mayor parte del tiempo, mi vida está transcurriendo en un escenario muy lejos de aquí. - Se encogió de hombros.
- ¿No lo extrañas? - Preguntó la morena.
-No realmente. Supongo que se debe a que sé que todo sigue aquí, que puedo visitar cuando yo quiero, que podría volver mañana si lo deseo.
-Eso tiene sentido. - Comentó encontrándole la razón.
- ¿Qué hay de ti? ¿Extrañas estar en casa?
La gimnasta guardó silencio mientras pensaba en lo mucho que había detestado estar en casa durante el último año. Cada habitación, cada mueble, cada articulo decorativo, conseguía de una manera u otra, recordarle a Irin. Recordó cómo después del accidente le costaba trabajo no quedarse de pie en el pasillo observando fijamente la puerta de la habitación de su hermana sin atreverse a entrar. Siempre llegaba hasta el punto de tomar fuertemente el pomo de la puerta entre su mano, pero jamás lo giraba.
-Sí. - Respondió casi en un susurro- La verdad es que extraño a mi madre. Puede ser difícil tratar con ella la mayoría del tiempo, pero aun así...es mi mamá.
Freen asintió de manera comprensiva sin decir nada más. El silencio invadió el cuarto luego de eso, pero Freen se apresuró a no dejar que la conversación muriera ahí así que se incorporó y comenzó a hablar de lo bien que se la había pasado aquella tarde y de lo mucho que había tenido que correr para librarse de los regaños del jardinero del campus. A Rebecca le costó trabajo controlar las carcajadas que amenazaban con escucharse en gran parte de la casa al oír un par de anécdotas que Freen había recordado en base a su huida de aquella tarde. Y así sin más, pasaron dos horas de solo risas y conversaciones banales. La botella de whisky había bajado una cantidad considerable, pero a ninguna pareció importarle demasiado aquello.
-Heidy tuvo que pedir disculpas por mi comportamiento. Estuvo enojada conmigo durante una semana.
-Eso es bastante tiempo. - Señaló la morena riendo por lo bajo- ¿Cuánto hace que estas con Heidy?
-Casi dos años.
-Wow. - Murmuró sorprendida- Eso sí que es bastante tiempo.
-Lo sé. - El ceño de la nadadora de frunció al analizar lo mucho que llevaba con su novia. No lo había notado- No se siente así.
-Quizás estás demasiado acostumbrada. - La castaña se encogió de hombros.
-Sí...- Susurró aun dándole vueltas al tema- ¿Qué hay de ti?
-Creo que ya sabes eso. - Rebecca rio.
- ¿Nadie en quien estes interesada? ¿Qué hay de Phoom?
A pesar de lo mucho que se dijo así misma que no debía mencionar al castaño no pudo evitarlo. Quería saber con urgencia que tenía Rebecca para decir respecto al jugador de béisbol.
-Es solo un amigo. Si es que puedes considerar amigo a alguien a quien conoces hace menos de una semana. - Dijo.
-De acuerdo, pero...- Freen carraspeo antes de seguir hablando. Su voz estaba más grave de los normal debido al alcohol- Digamos que tú si le gustas a él, ¿No le darías si quiera una oportunidad?
-No lo sé. Quizás, no lo sé, no le conozco lo suficiente. - Se encogió de hombros- ¿Cómo puedes estar tan segura de que tiene o tendrá algún interés? - Preguntó arqueando una ceja.
-Pues porque...- Hizo una pausa- Eres tú. Quiero decir, eres inteligente, simpática, divertida y....hermosa.
La voz de la ojimiel se hizo más débil con la última palabra y Rebecca se le quedó viendo en silencio sin saber muy bien cómo tomarse aquello. Parecía haber sido un cumplido, no, definitivamente lo era. Freen no dejaba de verla muy fijamente, recorriendo su rostro una y otra vez, deteniéndose en sus labios y volviendo a mirarla a los ojos después. Y de pronto, de la nada, tomándola completamente por sorpresa, Freen la besó. Fue un beso torpe y no duró demasiado. Apenas si tuvo tiempo de asimilar lo que estaba pasando y corresponder el gesto antes de darse cuenta de que eso no estaba bien. Sus manos se posaron en los hombros de la pelinegra y con suavidad la empujaron hacia atrás. Los ojos de Freen se abrieron de par en par en cuanto notó lo que había hecho.
Oh no. No, no, no, no, no. Era todo lo que podía pensar.
-Creo que ambas necesitamos irnos a dormir. - Dijo Rebecca aclarándose la garganta.
-Sí, sí. - Murmuró Freen segundos después al tiempo en que ambas se ponían de pie.
- ¿Tienes algo que pueda usar para...?
Freen asintió y camino hasta el armario que había empotrado en la pared para tomar una camiseta y un pantalón de algodón. Rebecca los tomó y le agradeció con una sonrisa antes de caminar hasta el cuarto de baño de la habitación. Cuando la castaña ya no estuvo en su campo de visión, la ojimiel maldijo en voz baja pasándose las manos por el pelo con nerviosismo.
¿Qué había hecho? O mejor aún, ¿Por qué? La respuesta a aquella última pregunta era bastante obvia. En ese entonces las palabras de Ratchanon volvieron a hacer ruido en su cabeza aun cuando intentaba con todas sus fuerzas no escucharlas. Odiaba y temía a partes iguales la idea de que su mejor amiga tuviera razón. En medio de todos aquellos pensamientos el rostro de Heidy le vino a la mente y no pudo evitar sentirse tremendamente culpable.
- ¿Bec? - Preguntó a las sombras cuando ambas estuvieron dentro de la cama conservando la distancia de una manera exagerada.
- ¿Mmm?
El murmullo de Rebecca fue apenas audible, pero Freen podía notar que estaba despierta, pues la poca luz que se filtraba a través de las ventanas de la habitación le hacía brillar los ojos en la oscuridad. Podía disculparse, podía echar la culpa al alcohol o inventar cualquier otra excusa, pero no lo hizo.
-Buenas noches.
-Buenas noches.
...
-Aquí tienen.
El chef puso un plato de un clásico desayuno americano frente a cada una de ellas. Rebecca le sonrió agradecida y él le regaló un rápido guiño antes de volver a la estufa en donde aún tenía friéndose un poco de tocino. Mientras continuaba con lo suyo, no pudo dejar de mirar a las dos chicas que ahora comían en completo silencio. Supo de inmediato que algo parecía haber cambiado de la noche a la mañana, pero no tenía ni idea de qué podría haber pasado luego de que Kamon y él se despidieran para ir a la cama.
- ¿Qué tienen ustedes dos?
Freen casi escupió el jugo de naranja al escuchar la pregunta de su padre, pero trató de disimular y carraspeó antes de mirarlo fingiendo desentendimiento. Pudo notar cómo la castaña le miraba de reojo por unos segundos para luego de volver a bajar a su desayuno.
-Nada, ¿Por qué la pregunta? - Frunció el ceño.
-Es solo que están tan...calladas. - El chef las miró con algo de sospecha.
-Es el sueño.
-Sí. - Rebecca intervino- Nos entretuvimos hablando y perdimos la noción del tiempo así que no dormimos lo suficiente, supongo. - Explicó.
Saint entrecerró los ojos no muy convencido con la respuesta, pues seguía sintiendo aquella especie de tensión en la atmósfera, la cual definitivamente no estaba presente la noche anterior. Pero terminó por asentir sin hacer más preguntas. Conocía muy bien a su hija y sabía que tarde o temprano terminaría por enterarse. Volviendo a sumirse en el incómodo silencio, las dos terminaron su desayuno y se despidieron de Saint para partir a la residencia estudiantil. Ninguna dijo mucho durante el trayecto y cuando llegaron al edificio, se despidieron torpemente excusándose con que tenían que darse prisa para estar lista para las clases.
Lo cierto es que Freen estaba pensando en un millón de cosas y ninguna de esas tenía relación alguna con las clases o la universidad en sí.
Durante los siguientes días estuvo evitando encontrarse con la castaña a toda costa, por ende, también había terminado evitando al resto del grupo en más de una ocasión. Hasta se había excusado para no asistir a la noche de sushi y había conseguido que Heidy accediera a hacer un plan solo las dos. Heidy. Cuando la vió por primera vez luego del incidente con la gimnasta se le apretó el estómago, lo cual tomó como clara señal de lo culpable que se sentía. Lo del beso había sido estúpido y estaba mal, pero ¿Por qué no lo sentía así?
- ¿Qué dicen si después de la película vamos al bar con karaoke que Baitoey ama? - Mind sugirió.
La alta rubia y Heidy habían planeado aquella especie de cita doble al cine días atrás.
- ¡Eso sería genial, sí! - Heidy estuvo de acuerdo con la idea de inmediato.
-Perfecto. Voy a escribirle a Becky para que corra la voz al resto. - Dijo Mind antes de sacar su móvil y ponerse a teclear a la velocidad de la luz.
El rostro de la ojimiel se descompuso un poco con la mención de Rebecca y Ratchanon lo notó al instante. Frunció el ceño y se le quedó mirando fijamente.
-Hecho, ¿Vamos?
-Adelántense ustedes, nosotras vamos enseguida. - Dijo Ratchanon sonando bastante casual. Su novia la vio frunciendo el ceño, pero no hizo preguntas y tiró del brazo de Heidy hacia la sala del cine correspondiente.
El chico de cabello negro y rizado se giró de inmediato hacia su mejor amiga viéndola interrogante. Estaba dispuesta a averiguar en ese preciso momento qué era lo que Freen no estaba diciéndole.
- ¿Qué?
- ¿Qué? - Repitió incrédulo- ¿Vas a explicarme por qué llevas casi una semana huyendo de Rebecca como si tuviera lepra o algo parecido?
Freen tragó con fuerza y desvió la mirada momentáneamente en la dirección en la que su novia y Mind habían desaparecido. Ratchanon seguía viéndola con las cejas alzadas esperando pacientemente una respuesta.
-Nos besamos.
Ratchanon perdió la expresión facial durante unos segundos mientras trataba de procesar lo que su amiga acababa de decir.
- ¿Cómo? ¿Se besaron? - La pelinegra asintió.
-Sí...o más bien, la besé. - Se corrigió a sí misma reviviendo mentalmente el momento como si hubiera sido ayer.
- ¿Recuerdas cuando sugerí que podrías estar comenzando a ver a Rebecca como algo más que una amiga?
-Más veces de las que te imaginas.
-Bueno, déjame decirte que este no es un muy buen argumento para respaldar tu rotunda negativa a mi humilde y, por cierto, acertada, sugerencia.
-Ya lo sé. - Dijo con frustración pasándose ambas manos por el rostro- Pero habíamos bebido y estábamos hablando de Phoom y ella y...
-Eres tan cliché. - Non rodó los ojos- ¿Por qué no solo admites que mi teoría no es una completa locura?
Freen suspiró. Sabía que Ratchanon tenía toda la razón, pero no quería admitirlo. Aunque tampoco estaba segura de qué tanto le serviría negarlo después de lo ocurrido así que, tomando una gran bocanada de aire y observando la expectante expresión de su mejor amiga se animó a decirlo.
-Tú ganas. - Hizo una pausa y notó como Ratchanon intentaba reprimir la sonrisa victoriosa- Estoy empezando a ver a Rebecca como algo más que una simple amiga y....- Tragó en seco- Estoy un poco asustada.
Ratchanon sonrió ampliamente al tiempo en que le apretaba un hombro con la mano.
-Bueno amiga. - Dijo sin dejar de sonreír- El primer paso es admitirlo.
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