Capítulo 20.
- ¿Estás segura de querer hacerlo? Podemos hablar con ella, lo entenderá. Puedes tomarte el tiempo que necesites, Bec.
-Estoy segura.
Rebecca la tomó de la mano sonriendo de medio lado tratando así de calmar a la ansiosa ojimiel sentada junto a ella. No podía seguir posponiendo ese momento. Mhee y Song siempre habían tenido razón. No podía seguir huyendo. Mientras antes enfrentase la realidad, más fácil le sería avanzar. Así que allí estaba en compañía de Freen, quien lucía mucho más nerviosa de lo que ella estaba, aunque hacía su mayor esfuerzo para disimularlo. La puerta de la consulta se abrió y Song apareció indicando que podía pasar.
Con un último apretón de manos por parte de su acompañante, Rebecca respiró profundo y exhaló lentamente antes de ponerse de pie y entrar.
- ¿Cómo estás Rebecca? - Song preguntó cortésmente.
-Estoy lista. - Le aseguró sin rodeos.
Ambas tomaron sus lugares correspondientes una frente a la otra. La psicóloga la estudió con la mirada durante algunos segundos antes de asentir. Se aclaró la garganta para comenzar.
-Rebecca, ¿Quién era Irin Armstrong?
Su tono de voz fue sereno y la castaña lo agradeció mentalmente.
-Mi hermana y mi mejor amiga - Murmuró sin desviar la mirada- Tenía veintiún años y era gimnasta como yo. Una de las mejores que jamás he visto.
- ¿Qué pasó con ella?
Esta vez, Song fue aún más cautelosa. Notó que Rebecca no estaba tirando nerviosamente de sus dedos como solía hacerlo cada vez que ella hacía ese tipo de preguntas y lo tomó como una buena señal para continuar.
-Murió hace un año en un accidente de tránsito - Rebecca fue consciente de cómo su voz no tembló al decir aquello.
- ¿Cómo ocurrió?
La castaña hizo una pausa de segundos antes de seguir hablando. Por un segundo creyó que no podría continuar, pero contó hasta diez y respiró despacio tratando de calmarse a sí misma. Podía hacerlo. Tenía que hacerlo, por Irin y por ella.
-Regresábamos a casa de una fiesta a la que habíamos ido. - Contó- Íbamos cantando a todo pulmón dentro del auto como solíamos hacer siempre. Ella conducía. - Hizo una pausa- Escuchábamos y cantábamos una de nuestras canciones favoritas cuando...- Tragó con fuerza- Cuando un conductor que venía en sentido contrario tuvo un lapsus de somnolencia y se metió a nuestro carril.
- ¿Recuerdas algo más Rebecca? - La terapeuta añadió.
-Las luces del coche cegándonos, los gritos desesperados de ambas, el auto chirriando y dando vueltas, el sonido de la música que seguía corriendo. - Se lamió los labios secos- Y el rostro ensangrentado e inconsciente de mi hermana justo antes de desmayarme.
- ¿Luego de eso qué pasó?
-Me desperté en una cama de hospital. - Murmuró recordando la imagen de su madre llorando en una silla y las intensas luces blancas y brillantes del hospital- Para entonces mi hermana ya estaba muerta.
Song asintió sintiéndose totalmente orgullosa de la castaña quien le seguía sosteniendo la mirada.
-Rebecca, ¿Cuál era el nombre de tu hermana? - Preguntó una última vez.
-Su nombre era Irin Armstrong. - Esta vez su voz sí tembló- Tenía veintiún años y murió en un accidente de tránsito hace un año.
Con esto último, Rebecca rompió en llanto sin poder evitarlo. Pero esta vez se sentía diferente, no predominaban ni el dolor ni el sufrimiento. Predominaba el alivio y la superación. Lo había conseguido. Song dejó su lugar y se acercó para abrazarla con fuerza. Sabía que estaba rompiendo las barreras del profesionalismo, pero es que no podía evitarlo.
-Lo has hecho muy bien ¿Me oyes, Becky? - Susurró contra su cabello sin dejar de apretarla contra su cuerpo- Lo has hecho muy bien.
...
El apartamento estaba totalmente a oscuras y en silencio. Rebecca solo era capaz de escuchar sus respiraciones y los tranquilos, pero firmes, latidos del corazón de Freen golpeando contra su oído. Sus brazos se aferraron aún más al cuerpo de la chica que se había pasado horas sosteniéndola como si no hubiera un mañana. Respiró profundo aspirando su aroma y sintiéndose en paz. Podía parecer algo exagerado, pero Rebecca hace mucho había olvidado cómo era su vida sin Freen en ella y tampoco quería recordarlo.
- ¿Estás despierta? - Freen susurró contra su cabello.
-Sí. - Respondió ella débilmente.
- ¿Cómo te sientes?
-Hambrienta. - Dijo después de unos segundos sintiendo el cuerpo de la ojimiel vibrar bajo el suyo debido a su risa.
- ¿Quieres que pidamos algo para cenar? O podemos preparar algo. - Sugirió aún sin moverse.
Rebecca cerró los ojos otra vez y se mantuvo en silencio durante algunos segundos.
-No, quiero que nos quedemos así. - Murmuró.
-Odio tener que decir esto, pero no podemos quedarnos así para siempre. - Freen dijo divertida.
La castaña se incorporó para poder mirar a Freen a los ojos. La ojimiel no pudo evitar sonreír frente a lo bien que Rebecca se veía cuando levantaba sus cejas de la forma en la que lo hacía en ese momento. Sintió ganas de besar todo su rostro, pero quería escuchar lo que seguramente Rebecca tenía para decir en base a su expresión.
- ¿Por qué no? Yo pienso que sería fantástico. - Objetó.
- ¿Eso crees? - La morena asintió- Bueno, tal vez podamos intentarlo en el futuro, ¿Crees que exista algún tipo de récord? - Bromeó.
-Quizás comience con nosotras. - Se encogió de hombros.
-Andando señorita abrazos. Tenemos que comer. - Dijo Freen poniéndose de pie.
-De acuerdo, pero después podemos volver aquí. - Sugirió siguiendo a la pelinegra fuera de la habitación.
-Por supuesto. Haremos lo que tú quieras.
Freen acompañó sus palabras con un guiño. Aquel gesto tan sencillo, pero atractivo provocó que las piernas de Rebecca se sintieran como si estuvieran hechas de gelatina. Últimamente, siempre se sentía así alrededor de la nadadora. Todos los días cada cosa que Freen hacía resultaba ser más encantadora que la anterior, lo cual se traducía en que sus sentimientos hacia la ojimiel se volvieran cada vez más profundos e intensos.
- ¡Vamos! Una última vez, prometo que lo conseguiré. - Pidió Rebecca.
-Bien, pero tú serás la encargada de limpiar este desastre.
La pelinegra observó por sobre su hombro el montón de palomitas de maíz esparcidas en el piso de la habitación. Luego de la cena, Freen propuso que vieran una película así que las dos estaban en la habitación de la castaña sobre la cama con Rebecca lanzando palomitas y tratando de dar a la boca de Freen. La castaña repitió la acción fallando otra vez y haciendo reír a la ojimiel.
- ¡Apestas en esto, Bec! - Se burló.
- ¡Claro que no! - Exclamó indignada- Es difícil.
-No lo es.
Freen tomó un puñado de palomitas y lanzó unas cuantas al aire atrapándolas con la boca sin mucha dificultad.
- ¿Lo ves? - Sonrió luego de probar su punto.
-Presumida. - Rebecca murmuró entrecerrando los ojos- Será mejor que limpie todo eso. - Dijo levantándose- ¿No vas a ayudarme?
Preguntó al notar que Freen no tenía intenciones de ponerse de pie. La pelinegra negó con la cabeza aún sin dejar de sonreír.
-Podría hacerlo, pero prefiero mirarte mientras lo haces. - Reveló sus intenciones moviendo sus cejas de arriba a abajo de forma juguetona.
-Pervertida.
Mientras Rebecca se concentraba en su tarea de limpiar el desastre que ella misma se había encargado de hacer gracias a su mala puntería, Freen seguía tendida sobre la cama observándola como si se tratara de una famosa pintura en un museo.
- ¿Bec? - La llamó mientras la castaña le daba la espalda.
- ¿Mmm?
La ojimiel tomó una respiración profunda y se sentó en el borde la cama con un nudo en el estómago debido a lo que estaba a punto de decir. Tragó con fuerza y se animó a decir las palabras que reposaban en la punta de su lengua.
- ¿Recuerdas cuando te dije que creía que me estaba enamorando de ti? - Preguntó.
-Sí, me parece que estuve allí. - Bromeó riéndose con suavidad aún sin girarse para mirarla.
-Bueno, ahora ya no quedan dudas. - Freen murmuró- Estoy muy enamorada de ti. De hecho...- Hizo una pausa- Estoy bastante segura de que te amo.
Eso fue suficiente para que Rebecca dejara completamente de lado lo que estaba haciendo y concentrara toda su atención en la nerviosa ojimiel que seguía esperando a que ella se girase a verla. Cuando Rebecca por fin se dio la vuelta para mirarla, Freen sintió que podía desmayarse si la castaña no decía algo pronto.
-Sé que puede parecerte rápido o incluso estúpido, pero es lo que siento y necesitaba decírtelo porque sentía que terminaría asfixiándome si no lo decía pronto. - Rebecca seguía sin moverse y sin decir ni una sola palabra- Joder, te asuste ¿No es así? - Freen preguntó, pero siguió sin obtener una respuesta- Lo siento, no tengo intenciones de hacer que salgas corriendo, perdóname Bec. Por favor, di algo porque siento que...
En lugar de hablar, Rebecca se lanzó a los brazos de Freen tomándola desprevenida. La ojimiel parpadeó repetidas veces tratando de entender lo que estaba sucediendo, pues la reacción de la castaña a lo que ella había dicho estaba siendo bastante confusa. Rebecca sintió como los brazos de la chica de cabello negro la rodeaban con lentitud y sonrió sobre su hombro abrazándola con más fuerza. No fue hasta que sintió las mejillas húmedas cuando notó que estaba llorando. Cuando se apartaron Freen también se dio cuenta de las lágrimas y se alarmó.
-Oh no, ¿Por qué lloras? ¿Es mi culpa? - Preguntó con urgencia.
-No, no, no. - La morena se apresuró a negar con la cabeza- Es que eres...increíble, eso es todo. - Murmuró sonriendo.
- ¿Gracias?
Freen seguía muy confundida, no tenía idea de qué debía hacer o decir a continuación y eso le causó gracia a Rebecca quien no pudo evitar reír.
-Y ahora te ríes, estupendo.
-Lo siento es que...- Hizo una pausa tratando de controlar su risa- Eres adorable.
-Bien, soy increíble y adorable, pero aún no dices nada respecto a lo que acabo de decir. - Freen dijo.
-Yo creí que a estas alturas ya era bastante obvio. - Rebecca seguía luciendo divertida.
Freen frunció el ceño.
- ¿Qué cosa?
-Que me siento igual que tú. - Respondió lo evidente- Que también estoy enamorada de ti y creo que en el fondo siempre sentí algo más por ti, pero era demasiado cobarde para admitirlo. De hecho, creo que Irin lo sabía. - Confesó.
-Estás tomándome el pelo ¿Verdad? - Freen preguntó sin poder creerlo- ¡También sabía de mi atracción hacia ti! Siempre estaba fastidiando cuando tú no estabas presente o estabas lo suficientemente concentrada en otra cosa como para notarlo.
Ambas se echaron a reír debido a lo que acababan de descubrir y entonces, Rebecca no tuvo dudas de que todo eso había sido obra de su hermana. Estaba segura de que había sido Irin quien se había encargado de mover los hilos desde donde quiera que estuviera para traer a Freen de regreso a su vida, para poner a su lado a la persona que la ayudaría a superar su dolor y mirar hacia adelante. Y ella no podía estar más agradecida por eso. Después de tanto tiempo viviendo entre nubes grises ahora por fin volvía a salir el sol.
-Creo que está demás decir que eres mi novia ahora ¿No? - Freen preguntó mientras la abrazaba luego de que se hubiera besado innumerables veces.
-Creo que lo llevo siendo desde hace un tiempo. - Murmuró Rebecca pensativa- Tan solo no lo sabíamos y ahora lo hemos descubierto.
La música se perdía entre las voces y murmullos que se extendían a lo largo del bar y entre los presentes. Algunos bebían solos en la barra, otros parecían estar en una cita y otros parecían estar absortos en su propia burbuja. Solo los chismosos se giraron a mirar cuando se formó un alboroto en una de las mesas debido a que dos de las chicas subieron y comenzaron a bailar ganándose los vitoreo del resto de sus amigos. Freen gritó alentando a su chica quien había seguido los pasos de Mind y ahora estaba sobre la mesa robándose las miradas de varios. La nadadora estaba feliz de ver cómo Rebecca por fin comenzaba a disfrutar de la vida y estaba más que encantada de acompañarla en el transcurso.
- ¡Tú si sabes cómo moverte Becky! - Mind gritó totalmente eufórica.
- ¡El tequila está aquí amigos! - Exclamó Chase cuando una de las camareras volvió a la mesa con dos rondas más de chupitos para todos- ¡Y Heng tomará el primero!
El chico de anteojos se negó de inmediato a la idea de su amigo, pero ya era demasiado tarde. Todo el mundo comenzó a alentarlo y se dejó llevar por la alegría y ebriedad del resto aceptando el trago que le ofrecían. Rebecca bajó de la mesa y cayó sobre las piernas de la ojimiel quien la recibió gustosa. La castaña estaba sudorosa y despeinada, pero se veía igual de atractiva o incluso más si le preguntaban a Freen.
-Vamos, Becky. Estos dos son todos tuyos. - Ratchanon alzó dos chupitos dándoselos a la morena.
- ¡Debes beberlos, Becky! - Baitoey, quien ya estaba bastante ebria, gritó a todo pulmón.
-De seguro ella va a arrepentirse mañana. - Murmuró Heng divertido al ver la expresión en el rostro de su amiga luego de beber.
Ninguno estaba seguro de cuánto habían bebido excepto por Heng quien se había mantenido sobrio. Para cuando la fiesta terminó a la mayoría les costaba hablar o caminar. Freen se encargó de pedir un taxi para poder llevar a una Rebecca completamente borracha de regreso a su departamento.
-No quiero ir a casa. - Se quejó mientras la ojimiel la ayudaba a entrar en el vehículo amarillo.
-Lo siento, pero la fiesta se acabó por hoy cariño. - Freen respondió antes de darle la dirección al conductor.
- ¿No quieres ir a nadar? - Propuso haciendo reír a su novia.
-Bec, ninguna de las dos está en condiciones de poder nadar.
-Que aburrida. - Se quejó otra vez soltando un bufido- ¿Dónde está mi divertida y atrevida Freen Chakimha?
-Sentada junto a ti tratando de llevarte a casa para que duermas un poco.
Rebecca sonrió juguetonamente. Tenía las mejillas sonrojadas debido al alcohol y la mirada algo sombría. Se acercó a Freen lentamente en el asiento trasero del taxi y susurró en su oído.
- ¿Estás segura de querer dormir?
La pelinegra no tardó en darse cuenta de a qué se refería y sintió como la piel alrededor de su oreja y cuello se erizaba debido al cálido aliento de la morena. No había bebido tanto como Rebecca, pero aun así traía una gran cantidad de alcohol en el cuerpo, la cual no estaba ayudando con su tarea de resistirse a la tentación mucho menos cuando la castaña junto a ella parecía estar dejando salir cada uno de sus dotes de seducción.
-Bien, ya estamos aquí. - Dijo cerrando la puerta tras ellas mientras sostenía a Rebecca para que no tropezara.
- ¡Estamos aquí! - La castaña exclamó con alegría.
-Shhh. - Freen le hizo guardar silencio- Vas a despertar a Phoom y a todo el edificio.
Rebecca soltó una risita tonta y se llevó un dedo a los labios haciendo callar a la ojimiel está vez. La nadadora contuvo la risa frente a la actitud borracha de su novia y la observó caminar tambaleante hasta su habitación tratando de no hacer ruido y fallando épicamente en el acto. La castaña se quitó sus converse y se dejó caer de espaldas en la cama. Se mantuvo así durante unos segundos y Freen creyó que se había dormido hasta se incorporó apenas ayudándose con sus codos para mirarla.
- ¿No vienes? - Preguntó- Necesitaré ayuda para ponerme mi pijama. - Murmuró mientras trataba de quitarse la chaqueta con torpeza.
Freen se acercó dispuesta a ayudarla a deshacerse de la prenda y cuando estuvo lo suficientemente cerca Rebecca la tomó por el cuello y la acercó a su boca. Sus alientos se mezclaban con cada respiración y la ojimiel volvió a sentir ese deseo y excitación que los susurros de la morena le habían provocado en el taxi. Entonces la beso con profundidad y cierta necesidad hasta que ambas se quedaron sin aliento. En cuestión de segundos, Rebecca no solo había perdido su chaqueta, sino también su camiseta al igual que Freen.
Cuando los dedos traviesos de Rebecca fueron a parar a la pretina de sus jeans, Freen se detuvo y se apartó.
- ¿Qué pasa? - La castaña preguntó intentando recuperar el aliento.
-Creo que deberíamos detenernos. - Murmuró apreciando su rostro en la oscuridad.
- ¿No quieres hacerlo conmigo? - Rebecca sonó herida y Freen se golpeó mentalmente.
-Claro que quiero. Lo llevo queriendo desde hace mucho, créeme. - Dijo de inmediato.
- ¿Entonces?
-Cuando suceda. - Dijo haciendo una pausa- Quiero que lo recuerdes con lujo de detalles. Quiero que estes en todos tus sentidos.
-Pero lo estoy. - Insistió.
- ¿Ah sí? - Freen la vio alzando una ceja- ¿Cómo llegamos aquí?
-Pues... ¿En tu coche? - Preguntó dudosa y su novia rio.
-En taxi.
-Es lo que quise decir. - Rebecca rodó los ojos.
-A dormir mi chica fiestera. - La ojimiel demandó poniéndose de pie y recuperando su camiseta del suelo.
-Eres una aguafiestas. - Rebecca bufó quitándose los pantalones para luego meterse bajo las sábanas solo usando su ropa interior- ¿Vienes?
Freen asintió y se quitó los zapatos para acompañarla. En cuanto su novia se recostó junto a ella Rebecca se acurrucó a su lado y cerró los ojos bostezando. La ojimiel la abrazó y besó su frente.
-Buenas noches, Bec.
-Hasta mañana aguafiestas. - Susurró la castaña- Te amo.
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