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Capítulo 15.

- ¿Dónde está? Jamás llega tarde. - Mind estiró mucho el cuello para conseguir ver hacia la puerta del restaurante desde su lugar.

-De seguro no va a venir. - Comentó Chase rendido- Otra vez.

- ¡Ahí está! - Exclamó Baitoey.

Rebecca sintió un dolor en el cuello de lo rápido que se giró para ver si lo que decía Baitoey era cierto. No pudo evitar sonreír en cuanto notó que Freen estaba acercándose a la mesa que solían ocupar todas las noches de sushi. Se sintió aliviada al verla por fin y casi dio un brinco de alegría cuando la nadadora le regaló una pequeña sonrisa antes de saludarlos a todos y sentarse en el lugar vacío junto a Non.

-Gracias a Dios. Me muero de hambre. - Dijo Chase con exageración.

-Tu siempre tienes hambre. - Heng dijo lo obvio y él frunció el ceño ofendido.

- ¿A quién quiero engañar? Es verdad. - Terminó por aceptar el comentario.

-Lamento el retraso. - La ojimiel se disculpó.

-No importa ya. Vamos a ordenar. - Dijo Chase haciéndole una seña a una camarera que pasaba junto a la mesa.

En cuanto la muchacha se detuvo junto a ellos todos comenzaron a hablar sin parar. Rebecca ni siquiera se dio cuenta de qué había pedido, pues no podía dejar de mirar a Freen. Estaba tan emocionada por verla de nuevo, la había echado mucho de menos. Freen por su parte podía sentir la mirada y la sonrisa que la castaña le dirigía, pero estaba esforzándose de sobremanera para no prestarle demasiada atención o terminaría acobardándose y volvería a casa. También la había extrañado, mucho más de lo que le gustaría admitir. Aun así, a medida en que la cena transcurría y la velada con sus amigos llegaba a su fin, tenía por el momento en que se quedaría a solas con Rebecca. Sabía que la castaña no la dejaría escapar, así como así ahora que la tenía enfrente, y en efecto, Rebecca llevaba esperando pacientemente el momento exacto en el que solían dejar el restaurante para caminar a casa.

Cuando el resto del grupo se adelantó emprendiendo la caminata de regreso a la residencia, la castaña se acercó a Freen con rapidez justo frente de la entrada al restaurante de sushi.

-Hey. - Saludó con una tímida sonrisa.

-Hola.

- ¿Cómo estás? - Preguntó.

-Bien, ¿Tú?

Freen se sintió muy estúpida con ese ridículo e incómodo diálogo que estaban manteniendo.

-Escucha, yo...

- ¿Crees que podamos hablar?

Ambas hablaron al unísono por lo que les fue difícil entender a cabalidad lo que la otra había dicho. La ojimiel rio por lo bajo negando antes de hacerle un gesto con la cabeza indicándole que la siguiera. Rebecca sonrió y comenzaron a caminar por las aceras iluminadas con las farolas de las calles escuchando los ruidos provenientes del tráfico y del resto del campus y la ciudad. Caminaron en silencio hasta detenerse en un área pequeña, llena de vegetación, una zona de juegos para niños, una fiesta con una escultura desgastada y un par de bancos de madera. Tomaron asiento en uno de ellos y fue Rebecca quien rompió el silencio.

-Has estado evitándome. Y muy bien esta vez. - Murmuró Rebecca con los ojos clavados en sus pies.

-Lo sé. - Freen metió las manos en los bolsillos de su chaqueta- Lo siento. - Se disculpó- Pero, es difícil para mí.

-Lo entiendo. - La castaña asintió- Pero también es injusto para mí ¿No crees? - Escuchó a su propia voz flaquear- Eres mi amiga. Siempre lo serás y te necesito.

-Bec, no sé qué hacer con esto que siento. - Confesó- No quiero ser yo quien arruine nuestra amistad, mucho menos después de que nos volvimos a encontrar, pero...- Hizo una pausa- No sé cómo lidiar con esto que me pasa contigo sin estropear las cosas.

-Honestamente, tampoco sé qué hacer.

-Tú no tienes que hacer nada. Nada de esto recae en ti, no es tu culpa. - Freen la miró por primera vez- Soy yo la que confundió las cosas y nos puso en esta posición en donde tú claramente no sientes lo mismo.

- ¿Por qué pones palabras en mi boca? - Preguntó frunciendo el ceño.

-Porque es la verdad.

- ¿Qué te hace pensar que todo es como tú lo ves, Freen? No me has preguntado qué es lo que siento yo - Le recordó.

-No quiero que te fuerces a estar en la misma página que yo solo porque temes perderme como amiga. - Dijo esta vez también frunciendo el ceño- Eso no sería justo para ninguna de las dos.

- ¡Eso no es lo que intento hacer! - Discutió con exasperación.

- ¡¿Entonces qué es lo que quieres hacer?! ¡¿Qué es lo que sientes?! - Freen también alzó un poco la voz sin comprender.

- ¡No lo sé!

Bien, todo parecía indicar que estaban de regreso en aquel punto muerto en el que habían quedado luego de la noche en el bar. Dejaron de mirarse y volvieron las miradas al frente. El poste de luz que estaba justo a la izquierda de Rebecca parpadeó repetidas veces emitiendo un murmullo que cortó el silencio entre ambas durante algunos segundos antes de que la luz volviese a funcionar con normalidad.

-Esto fue una mala idea. - Dijo Freen por lo bajo.

-Lo único que sé...- Rebecca siguió hablando, buscando retomar lo último que había dicho- Es que ese beso en casa de tus padres...- El corazón de la pelinegra se detuvo- De alguna forma...significó algo para mí también.

Freen tragó con fuerza sintiendo la garganta seca mientras veía a la castaña con los ojos bien abiertos tratando de descifrar si realmente había escuchado bien o si su mente estaba jugándole una mala pasada y había comenzado a delirar. Pero Rebecca seguía viéndola fijamente esperando a que dijese algo. No lo había imaginado. Ella realmente había dicho aquello y las ganas que Freen tenía por repetir aquel beso se intensificaron, pero sabía que no sería oportuno volver a actuar con impulsividad. Así que se controló. Abrió y cerró la boca un par de veces. Su ceño se frunció mientras su cerebro trabaja a la velocidad de la luz intentando encontrar las palabras adecuadas. Ese pequeño atisbo de ilusión que Non y Saint se habían encargado de sembrar en ella se hizo de pronto más grande a pesar de sus esfuerzos por reprimirlo.

-Deberíamos irnos. - Dijo por fin.

- ¿Qué? - Rebecca se le quedó viendo con confusión.

Ella se puso de pie y volvió a enfundar las manos en los bolsillos de su chaqueta antes de comenzar a caminar a paso lento esperando a que la castaña le siguiera.

-Freen, ¿Escuchaste lo que dije? - Preguntó Rebecca poniéndose en pie de un salto y siguiéndola de inmediato.

-Sí. - Respondió con total tranquilidad.

- ¿Y no tienes nada que decir? - Se cruzó de brazos.

-No. - Freen negó con la cabeza y sonrió de medio lado- No tengo nada que decir porque ya he decidido que haré al respecto. - Comentó.

- ¿Sí? - La gimnasta frunció el ceño- ¿Y se puede saber qué has decidido?

Freen se acercó a ella hasta quedar a centímetros de distancia. Sus ojos miel recorrieron el rostro de Rebecca por completo y en su mente no podía dejar de pensar ¡Dios, es hermosa! Y, aunque se moría por decírselo en voz alta, no lo hizo. Llevó su fría mano a una de las mejillas sonrojadas de la morena y la acarició con delicadeza. Rebecca la vio hipnotizada sin querer apartarse de tu toque.

-He decidido que voy a ayudarte a descubrir que fue lo que sentiste con aquel beso. - Murmuró viéndola a los ojos- Y con algo de suerte. - Hizo una pausa- Sentirás lo mismo que yo.

...

-Entonces, básicamente ha insinuado que va a conquistarte. - Dijo Phoom.

Él y Rebecca llevaban horas en la azotea del edificio debatiendo lo que había sido la noche anterior para la castaña. La forma en que Freen se había expresado, cómo le había mirado, acariciado y como no había podido dormir sin dejar de pensar en lo sucedido al llegar al piso. Fueron demasiadas emociones juntas. Rebecca jamás se había sentido así. Cómo si estuviese en el lugar correcto junto a la persona correcta y no quisiera irse jamás de allí.

-No lo sé con exactitud, pero fue...- Guardó silencio. Ni siquiera sabía cómo describirlo.

-Mágico. - Canturreó a modo de burla el castaño y ella le lanzó un puñado de Cheetos a la cara- ¡Hey, no desperdicies la comida! - Reclamó tomando una de las frituras de queso y echándosela a la boca.

Era apenas medio día y ellos se habían pasado la mañana comiendo las frituras de queso tan conocidas en lugar de optar por un apropiado y nutritivo desayuno.

-Vamos, vas a llegar tarde. - Dijo Rebecca poniéndose en pie.

- ¿Y qué? De seguro encuentran a un buen reemplazo. - Él se encogió de hombros.
-Tú familia estará allí ¿Recuerdas?

-Genial, una razón más para no querer ir. Así no tendré que soportar a mi padre hablar acerca de todo lo que pude haber hecho mejor después del partido.

-Phoom. - Dijo la castaña mirándolo sería- Es muy fácil acabar con esto, lo sabes ¿No?

El castaño desvió la mirada y sacudió su camiseta quitando las migajas que había dejado del snack que había estado comiendo junto a su amiga. Suspiró y se puso de pie para seguir a Rebecca hasta la puerta que daba al interior del edificio. Ella dejó una caricia en el brazo del jugador de béisbol en un inútil intento por animarlo y él se lo agradeció con una sonrisa. Rebecca lamentaba no poder hacer más para ayudarlo. Sabía lo infeliz que Phoom era en ese aspecto, pero a pesar de las veces en que lo había aconsejado y alentado para decir la verdad a su padre y abandonar el béisbol, él seguía negándose y diciendo que no estaba preparado para eso. Así que ella lo dejaba estar.

Se reunió con sus amigos en las gradas del campo de béisbol para tomar lugar y así poder ver el partido que estaba a punto de comenzar. No esperaba sentir aquel cosquilleo en el estómago en cuanto los ojos de Freen se posaron sobre ella mientras le regalaba una sonrisa. Supuso que se debía a que aún no conseguía asimilar lo que había ocurrido la noche anterior en donde la nadadora le había dejado sin palabras. Se encogió un poco en su lugar en cuanto notó cómo Freen se inclinaba hacia ella y sintió sus labios rozar su oreja en cuanto susurró.

- ¿Vienes conmigo después del juego? - Preguntó.

- ¿Adónde vamos? - Giró su cabeza para verla.

- ¿Confías en mí? - Los ojos de la pelinegra brillaron mientras esperaba por la ya tan conocida respuesta.

-Desearía poder decir que no. - Respondió Rebecca.

Freen sonrió tanto que por poco sintió que las mejillas se le entumecían, pero es que, al parecer, no podía dejar de sonreír cuando estaba cerca de la castaña. Se quitó la gorra de béisbol que llevaba con el logo del equipo bordado en ella y se la colocó a la castaña. Luego volvió a prestar atención al juego dedicándose a ver a Rebecca de reojo de vez en cuando. Tuvo que contener la risa en cuanto la vio reclamar en contra de uno de los jugares del equipo rival y también me alegró ver que se divertía apoyando al equipo a todo pulmón. Y también a Phoom. Una de las pelotas de béisbol salió disparada en su dirección y la ojimiel la atrapó en el aire antes de que golpease a alguien en las gradas. Quienes estaban a su alrededor aplaudieron y vitorearon el reflejo tal y como se solía hacer cada vez que eso pasaba durante un partido. Aun cuando parecía estar enfocada por completo en el juego de béisbol, Rebecca no dejó de pensar ni un solo momento en lo que Freen le propuso. Se preguntaba a dónde la llevaría esta vez y se moría de curiosidad, pero no hizo preguntas.

- ¿Lista? - Freen se le quedó viendo mientras encendía el coche.

-Sí. - Sonrió asintiendo enérgicamente.

Freen dejó el aparcamiento y luego de unos minutos tomó la autopista. Rebecca se tomó la libertad de poner algo de música para ambientar el interior del auto. Fue pasando una a una las canciones hasta que el comienzo de una de atrapó y ella dejó de pasarlas. A Sky Full Of Stars se escuchó a través de los altavoces y la castaña sonrió satisfecha al ver a Freen mover la cabeza de inmediato al ritmo de la música disfrutando de su elección.

-I don't care, go on and tear me apart. I don't if you do.- Cantó Rebecca a todo pulmón dejando a Chris Martin las notas agudas- Cause in a sky, cause in a sky full of stars.

-¡I think a saw you! .- Freen se unió a ella sin poder evitarlo.

La parte explosiva de la canción las incitó a ambas a lanzar gritos de júbilo y la ojimiel bajo las ventanas para que el viento frío se abriera paso en el interior del auto. Rebecca cerró los ojos y disfrutó de la sensación como ya había hecho un par de veces antes. Freen sonrió de medio lado al verla. Sus ojos brillaron con la imagen de la castaña reflejado en ellos. Pensó en lo hermosa y libre que se veía así, prometiéndose así misma el ser ella quien la ayudase a sentirse y verse de esa manera de ahí en adelante.

- ¿No vas a decirme a dónde vamos? - Cuestionó Rebecca bajándole al volumen de la radio cuando comenzó a sonar Last Night de The Strokes.

-Creí que confiabas en mí. - Bromeó la pelinegra desviando la mirada de la autopista para verla de reojo.

-Sí, pero llevas casi 40 minutos conduciendo y ya nos hemos alejado bastante del campus. - Señaló.

-Santa Cruz. - Dijo mientras adelantaba a una minivan- Creí que sería agradable tener una tarde de playa.

-Amo la playa. - Rebecca murmuró sonriendo fascinada con la idea.

Freen sonrió ampliamente con la vista al frente. Sus ojos arrugándose en las esquinas y resplandeciendo como nunca.

-Lo sé.

...

Rebecca cerró los ojos y respiró profundamente. El olor del mar se filtró por sus fosas nasales y el sol alzándose resplandeciente en medio de un cielo totalmente despejado le llegó a la cara iluminando su piel. Los rayos de luz conseguían transmitir calor a pesar de la brisa otoñal. Las olas rompiendo en la orilla con calma reemplazaban el sonido de la música que habían estado oyendo de camino a la hasta allí y no le molestó en los mimos, pues en aquel momento ese sonido era mejor que cualquier canción que jamás hubiese escuchado. Sus pies se hundieron en la arena dorada y ella volvió sobre sus propias huellas para regresar al lugar en donde Freen había estirado una manta blanca y sacaba comida de una cesta de picnic.

- ¿En serio pensaste en todo? - Preguntó arrodillándose junto a ella y espiando en el interior de la cesta.

-Bueno, lo de la comida debes agradecérselo a mi padre. - Confesó mientras se encargaba de sacar todo.

-De seguro Saint ha conquistado a Kamon por el estómago. - Bromeó.

-No lo sé, pero apuesto a que eso tiene mucho que ver con que mi padre diga que si a todo lo que papá propone, o la gran mayoría de las cosas. - Se encogió de hombros riendo divertida- Bien, ¿Tienes hambre?

- ¿Qué tenemos? - Preguntó con curiosidad acomodándose para que Freen pudiese enseñarle el menú.

-Sándwich de tomate, queso blanco, lechuga y su salsa especial. - Dijo mientras hurgaba entre la comida- Fruta. - Dijo sacando un tuper con fruta picada en cubitos- Fresas con chocolate, un clásico. - Murmuró sacando otro tuper- Y para beber, jugo. Aunque no te miento, me vendrían mejor unos mojitos.

-Dado que eres la conductora designada creo que debes conformarte con el jugo.

-Sí, tienes razón. - Asintió- ¿Sándwich?

-Gracias. - Dijo Rebecca recibiendo la comida que le tendía- No tiene corteza. - Murmuró refiriéndose al pan.

-No, porque sé lo mucho que la odias. - Respondió Freen distraída.

Rebecca dejó de lado la comida y se le quedó viendo fijamente con una sonrisa. El cosquilleo que había sentido en la tripa cuando vio a Freen en el juego temprano volvió a aparecer y fue un poco más intenso que entonces. No esperaba que la nadadora recordase todas esas pequeñas cosas de ella y el hecho de saber que así era le ponía la piel de gallina y le hacía sonreír mucho más de lo normal. Comieron mientras hablaban de todo un poco. Freen soltó una carcajada cuando Rebecca sonrió mostrando el chocolate que se había quedado adherido a sus dientes luego de darle un mordisco a una de las fresas, y tomó una ella misma para imitar su acción. Aquel sector de la playa estaba casi desierto. Había un par de pequeñas familias disfrutando del día y una chica jugando con su perro cerca de la orilla. La melodiosa de Rebecca se unió al sonido de las olas en cuanto el can se les acercó y comenzó a lamerle las mejillas con entusiasmo.

- ¡Sony, ven aquí! - Exclamó la chica desde la orilla.

El perro, que estaba muy a gusto disfrutando de los mimos que la castaña le brindaba, miró en la dirección de su ama y se despidió de Rebecca frotando su hocico contra una de sus manos antes de coger la pelota de tenis que la chica le había lanzado y se había desviado en aquella dirección. Ambas se quedaron viendo cómo el animal regresaba corriendo junto a su dueña y saludaron a la chica quien les dio una mirada de disculpa a la distancia antes de alejarse en la dirección opuesta con su perro siguiéndola de cerca.

-Creo que a nosotras también nos vendría bien un paseo para bajar la comida. - Comentó Freen.

-Estoy de acuerdo. - La morena asintió.

Juntas guardaron todo lo que quedó dentro de la cesta, recogieron la manta de la arena e hicieron su camino hasta el coche aparcado a unos metros de la playa para guardar todo.

-Es relajante ¿No crees? - Rebecca preguntó mientras caminaban descalzas por la orilla de la playa dejando que el agua mojase sus pies.

-Sí. - Freen respondió por lo bajo como si tuviese miedo de romper la tranquilidad con su voz.

-Gracias. - Agregó la castaña segundos después.

- ¿Por qué?

-Por traerme aquí. - Dijo encogiéndose de hombros.

La pelinegra detuvo su andar sin apartar sus ojos de Rebecca. Ella también se detuvo y la vio enarcando una de sus cejas sin comprender el motivo de su detención. Cuando estaba a punto de preguntar qué ocurría Freen se inclinó y le lanzó un poco de agua con la palma de su mano. Rebecca abrió la boca con indignación y no tardó en responder el ataque dando paso a una guerra de agua que las dejaría con la ropa mojada y llena de arena húmeda. Freen rió y la apresó entre sus brazos para evitar que pudiese continuar lanzando agua. El pecho de Rebecca vibró contra el cuerpo de la ojimiel debido a las carcajadas que poco a poco se fueron desvaneciendo. Freen tragó saliva con fuerza y se relamió los labios saboreando los restos de agua salada sin poder quitar la mirada de la boca entreabierta de Rebecca.

Podría haberla besado en ese momento. Mentiría si dijese que no se moría por hacerlo, por comerle la boca a besos en ese mismo instante hasta que ambas necesitasen aire para respirar, pero no lo hizo. Volvió a sonreír de medio lado y la soltó. Se dio la vuelta y se inclinó un poco hacia adelante. Rebecca comprendió el gesto y se arrimó a su espalda rodeándole con las piernas y pasando los brazos por su cuello para seguir caminado de esa manera un rato más en compañía del anaranjado atardecer.

La noche cayó cuando ellas daban una vuelta por la feria local que había a unas cuantas cuadras de la playa. El espacio decorado pintorescamente con aire playero daba lugar a muchos comerciantes locales para exponer su arte. Un puesto donde se realizaban retratos, otro de aromaterapia natural, un hombre fabricante de tabla de surf, joyería artesanal y hermosas pinturas de artistas de la ciudad, eran algunas de las cosas que podían apreciarse. Los ojos de Rebecca brillaban con intensidad con cada cosa que veían y era evidente lo mucho que le fascinaba el lugar. A Freen le encantaba observarla interactuar con lo que la rodeaba manteniéndose al margen. Para cuando el día acabó ambas estaban exhaustas, pero satisfechas y se montaron en el coche para emprender los 51 minutos de viaje de regreso al campus.

Estaban cerca del piso que la castaña compartía con Phoom cuando pasó. La canción cambió de forma abrupta y la suave melodía invadió cada lugar al interior del auto filtrándose por los oídos de Rebecca quien se paralizó. Sus manos se aferraron al asiento del coche, su respiración se volvió más pesada y sus ojos se quedaron clavados en el parabrisas del coche mientras los recuerdos de aquella noche negra invadían su cabeza uno tras otro. Quería con todas sus fuerzas estirar la mano y apagar la radio, pero no podía moverse. Ningún músculo de su cuerpo parecía dispuesto a obedecer las órdenes que su cerebro daba.

- ¿Bec? - Freen notó el repentino comportamiento y la tensión creciente en la atmósfera- Bec, ¿Estás bien? - Preguntó preocupada.

-Apágala. - Susurró con un hilo de voz consiguiendo cerrar los ojos- Por favor haz que pare. - Suplicó.

- ¿Qué cosa?

La nadadora estaba tratando de mantener su concentración en las calles mientras conducía y a su vez prestar atención a la chica sentada a su lado. Rebecca se cubrió los oídos con las manos y comenzó a llorar desconsoladamente.

- ¡Por favor, apágala! - Gritó con desespero.

-Está bien, tranquila. - Freen le bajó el volumen a la radio al mínimo mientras aparcaba frente al edificio.

En cuanto el auto se detuvo, Rebecca se quitó el cinturón de seguridad y salió disparada al exterior corriendo al interior del edificio queriendo encontrar refugio lo más pronto posible en su habitación.

- ¡Rebecca, espera!

Freen la siguió a pasó apresurado mientras intentaba comprender qué diablos había pasado. Todo iba bien y de un momento a otro, las cosas cambiaron y se volvieron caóticas con la voz de Eddie Vedder y los acordes de Just Breathe de fondo.

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