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Capítulo 12.

Freen sí se lució durante la competencia. Muchos quedaron impresionados con lo rápida que la ojimiel se movía dentro del agua y Rebecca no fue la excepción. Terminó llevándose el primer puesto de la competencia femenina con Jazmín acompañándola en el podio ocupando el tercer puesto. Abandonaron el campus de la universidad rival y dejaron que Heng los guiase hasta un lugar de comida británica en donde, según su opinión, tenían el mejor fish and chips. Su madre era británica así que nadie se atrevió a discutir con él. El lugar era una extraña mezcla entre Inglaterra y el ambiente californiano, pero estaba bien. Buscaron una mesa y Heng se encargó de ordenar para todos.

- ¡Por Freen! - Exclamó Non y todos alzaron sus cervezas para chocarlas en el centro.

- ¡Joder! Sí que fuiste rápida amiga. - Dijo Chase impresionado.

-Estuve bien, supongo. - Se encogió de hombros.

- ¡Siempre haces lo mismo! - Jazmín le acusó señalándole con un dedo- Eres demasiado modesta, Chakimha.

-Es solo su táctica para presumir sin hacerlo. - Mind la vio con los ojos entrecerrados- Sabe lo buena que es.

-Oh sí, recuerdo que solías hacer eso bastante. - Dijo Rebecca pensativa y la ojimiel se le quedó viendo ofendida.

-Pues gracias por delatarme.

Freen fingió molestia y le dio un juguetón empujón con su hombro. Rebecca no pudo evitar reír y ambas compartieron una mirada cómplice. Baitoey llamó la atención de la castaña y ella apartó la mirada, pero Freen se mantuvo viendo fijamente su perfil. Sintió un puntapié en la pierna por debajo de la mesa y frunció el ceño con una mueca de dolor buscando a Non. Rodó los ojos frente a la mirada que su mejor amiga le lanzó y Mind las vio a ambas con confusión. El resto de la cena fue un montón de conversaciones sin sentido, bromas y retos estúpidos. Nadie creyó que Heng aceptaría el reto de Chase de ver quién podía beberse un chop de cerveza en el menor tiempo posible, pero lo hizo y terminó ganando. En cambio, a Chase la cerveza le terminó saliendo por la nariz.

Las chicas hicieron una mueca de asco, excepto Freen y Non, quienes se apretaban el estómago con ambos brazos de tanto reírse. El chico de melena grisácea se quejó de dolor, pero después de unos minutos también se unió a las risas del resto. La noche cayó y fue hora de regresar a la residencia, pero Freen tenía otros planes para ella y Rebecca, quien no dudó en aceptar cuando la pelinegra le propuso dar una vuelta por el campus. No hacía demasiado frío así que estaba bien.

-Entonces, ¿Qué vamos a allanar esta vez?

- ¿Qué? - Freen preguntó viéndola divertida.

-Eso. - Dijo Rebecca encogiéndose de hombros- ¿En dónde vamos a escabullirnos esta vez? - Repitió- Primero la piscina. - Enumeró con sus dedos- Luego la fábrica de conservas, ¿Y ahora?

-Creo que me conoces demasiado bien. - Admitió riendo.

- ¿Entonces?

-Solo sígueme. - Le indicó tirando suavemente de su brazo.

Caminaron durante un par de minutos notando que cada vez había menos personas merodeando por los alrededores. La mayoría de las instalaciones del campus ya se encontraban cerradas siendo custodiadas por conserjes y guardias de seguridad. Pero eso no fue impedimento para que se escabulleran al interior de un edificio cuyo techo tenía forma de cúpula. Al cruzar las puertas, inmediatamente se adentraron en un amplio vestíbulo, tenía sillones y mesas de café distribuidos en parte del espacio, un enorme candelabro estilo moderno colgando del techo en el centro, máquinas dispensadoras y una recepción.

-Ay no. - Una mujer de mediana edad se quitó las gafas y rodó los ojos al verlas aparecer.

-También es un placer volver a verte Vilma. - Freen sonrió ampliamente acercándose al mesón de recepción- ¿Cómo estás? ¿Teñiste tu pelo?

-La última vez que viniste aquí me metiste en graves problemas. - La señaló con su dedo índice que terminaba en una uña acrílica pintada de amarillo.

-Sí, siento eso. - Se disculpó con una mueca- Pero ¿Podemos pasar, ¿no?

- ¿A quién has arrastrado contigo?

Los ojos curiosos de la mujer fueron a parar hasta Rebecca, quien hasta el momento se había mantenido al margen de la conversación de pie a unos pasos de Freen.

-Ella es Rebecca, una amiga. - Dijo girándose a verla con una sonrisa- Bec, ella es la encantadora y bellísima Vilma. - Se aseguró de halagar a la recepcionista.

-Hola cariño. - Vilma le sonrió de forma amigable y la castaña le devolvió la sonrisa tímidamente- Escucha, puedo hacer como que no las vi entrar, pero Bob está haciendo sus rondas y sabes lo insoportable que es así que ese será problema tuyo.

Freen juntó las piernas y se llevó una mano a la cabeza imitando un saludo militar antes de agradecer. Vilma simplemente rodó los ojos y volvió a lo que sea que estaba haciendo antes de que ellas la interrumpieran. Rebecca le sonrió una última vez a la mujer antes de ser arrastrada por Freen en otra dirección. Los amplios pasillos estaban tenuemente iluminados y en medio de ellos había vitrinas exhibiendo objetos en los que Rebecca no tuvo el tiempo de reparar. Pero por el aspecto de todo dedujo que estaban en una especie de museo o algo así. Cuando estaban a punto de doblar una esquina, frenaron en seco al escuchar pasos y silbidos.

Freen le hizo un gesto para que se mantuviera en silencio llevándose un dedo a los labios antes de abrir la primera puerta que tuvo a su alcance y empujarla con ella al interior de lo que resultó ser un baño. Los pasos se escucharon cada vez más cerca y a ellos se les unió la luz de una linterna filtrándose por la ranura que quedaba entre la puerta y el piso. La persona se detuvo justo frente al cuarto de baño durante unos segundos, pero no tardó en alejarse. Una vez que los pasos, los silbidos que formaban la melodía de una canción y la luz de la linterna desaparecieron, dejaron de contener el aliento y soltando risas bobas salieron del improvisado escondite para continuar su camino.

Al doblar la esquina se toparon con una puerta negra con dos ventanillas de cristal. Freen empujó la puerta que emitió un sonido sordo al abrirse y la invitó a pasar. La habitación estaba completamente a oscuras y llena de cómodas butacas distribuidas en círculo en el espacio, pero no había una pantalla gigante a la vista así que Rebecca dedujo que no se trataba de una sala de cine.

- ¿Y esto es...?

-Va a encantarte. - Le aseguró.

La ojimiel le indicó que tomase asiento en una de las butacas y rápidamente se dirigió a algo parecido a un podio en donde parecía haber un panel de control. La castaña vio cómo Freen parecía murmurar algo para ella misma mientras miraba todos los botones y perillas que tenía enfrente. Después de unos segundos de debate mental, dio con el botón que estaba buscando y lo presionó. Rebecca se sobresaltó un poco en su lugar en cuanto el techo de la sala se iluminó proyectando una serie de constelaciones. Ahogó una exclamación de asombro mientras clavaba los ojos en la impresionante imagen. Sentía como si realmente estuviera flotando en medio de aquellas estrellas que se distribuían en grupos.

-Esto es...- No tenía idea de cómo describirlo.

-Hermoso ¿Verdad? - Freen terminó la frase por ella sentándose a su lado.

-Sí...- Murmuró aún sin palabras.

-Otro de los lugares que frecuento a escondidas por las noches. - Explicó antes de que pudiera preguntar- Recordé lo mucho que te gustan las estrellas y, además, no conocías esta parte del campus así que...- Se encogió de hombros- Hemos matado dos pájaros de un tiro.

-Me encanta.

- ¿Por qué tenemos que hacer esto? - Preguntó Irin mientras le ayudaba a tender la manta en el césped.

- ¿Por qué no? - Ella se encogió de hombros.

-No me malinterpretes. Amo la naturaleza, las estrellas y todo ese rollo. - Agitó su mano- Pero podríamos estar viendo otro capítulo de The Vampire Diaries.

-Los Salvatore pueden esperar. - Rebecca rodó los ojos dejándose caer de espaldas sobre la manta- No sabemos cuándo podremos tener esto otra vez. - Señaló el cielo nocturno maravillosamente estrellado.

-No puedo creer que hayas dicho eso. - Su hermana la vio con indignación antes de tumbarse junto a ella.

-Dime si esto no es hermoso.

-Lo es, pero Damon y Stefan también lo son. Hermosos y sexys vampiros. - Dijo Irin.

-Ya supéralo. - Rebecca le dio un flojo golpe en el brazo- Amo esto. - Murmuró con los ojos clavados en la brillante oscuridad de la noche.

-Es agradable. - La mayor de las Armstrong por fin le prestó atención a la noche que las envolvía- Bien, admitiré que es un buen plan de viernes por la noche. - Agregó después sacándole una sonrisa a su hermana menor.

- ¿Acaso he oído bien? - Rebecca jugó con ella quien rodó los ojos. La castaña rio frente a la expresión de fastidio en el rostro de su hermana- Eso me deja más que satisfecha.

El recuerdo se fue tan rápido como se presentó y Rebecca sonrió aún más al recordar aquella memorable noche. Freen notó lo ausente que se veía y supo de inmediato que estaba recordando algo o a alguien, y podía imaginarse muy bien a quien. Con lentitud y seguridad, estiró su mano para sostener la de Rebecca que reposaba sobre el brazo de la butaca. La castaña pestañeó un par de veces y observó sus manos unidas. El tacto de la ojimiel le devolvió a la realidad. No fue necesario recurrir a las palabras. Tan sólo permanecieron allí, con sus manos una sobre la otra y sus miradas fijas en la proyección que las envolvía.

- ¿Qué crees que son las estrellas?

- ¿Energía cósmica? - La respuesta de Freen se escuchó más como una pregunta.

-No. - Rebecca rio mientras negaba.

-Emmm, Bec, estoy muy segura de que así lo describe la ciencia. O al menos google. - Frunció el ceño frente a lo último.

-No, me refiero a ¿Qué crees tú que son? - Se encargó de reformular la pregunta.

- ¿Puntos de luz? - De nuevo respondió con otra pregunta- La verdad no lo sé. ¿Tú que crees que son? - Giró su cabeza para mirarla atenta.

-Me gusta pensar que simbolizan varias cosas. - Murmuró con los ojos perdidos en una de las tantas constelaciones- Nacimientos, la primera risa de un bebé, el primer te quiero o....- Hizo una pausa y desvió la mirada hacia la pelinegra- Aquellos que ya no nos acompañan.

-Me gusta eso. - Freen sonrió- ¿Sabes? Creo que Irin siempre será aquella que más brille. - Rebecca la vio con ojos vidriosos, pero sonriendo.

-También lo creo. - Asintió.

Freen se quedó viendo a la castaña muy fijamente. Tal y como lo había hecho antes de la competencia y esa misma tarde durante la cena. Con la diferencia de que ahora Rebecca estaba mirándola de regreso, directo a los ojos. Estaba lista para decir algo, no sabía exactamente qué es lo que quería decir, pero aun así estaba a punto de abrir la boca para dejar escapar las palabras que tenía atascadas justo en su garganta. Pero entonces la puerta de la sala se abrió y la luz de la linterna recorrió con rapidez el lugar hasta posarse sobre ambas.

- ¡Hey! - Exclamó el guardia de seguridad comenzando a acercarse.

- ¡Corre!

La gimnasta sintió como el agarre de Freen en su mano se volvió más firme al ponerse de pie y comenzar a tirar de ella lejos del hombre de uniforme que se les acercaba. Atravesaron la puerta etiquetada en verde como la salida de emergencia y corrieron tan rápido como sus piernas se lo permitían entre risas. Freen miró sobre su hombro y se dio cuenta de que habían sacado ventaja al guardia y de que Bob lucía como si fuera a sufrir un ataque al corazón.

- ¡Maldito colesterol! - Lo escuchó decir a sus espaldas justo cuando ambas salían al exterior a una especie de aparcamiento totalmente desierto.

Corrieron durante un par de calles más hasta que se dieron cuenta de que no había manera de que el hombre con la linterna y algo subido de peso las pudiera alcanzar. Al detenerse solo podían escuchar sus respiraciones agitadas y fueron conscientes de que unas cuantas personas se les quedaron viendo de manera extraña, pero nada importó luego de que estallaron en carcajadas a raíz de lo sucedido.

-Bueno, eso fue divertido. - Dijo Freen aún agitada- ¿Quieres hacerlo de nuevo?

...

Le dio otro mordisco a la dona bañada en chocolate que tenía en la mano. Ahora que su madre no estaba sobre su hombro para controlar su dieta podía comer toda la comida basura que se le ocurriera. Maldijo por lo bajo cuando una mancha de chocolate cayó sobre la página blanca del libro que estaba estudiando. La puerta de la habitación se abrió de golpe y Mind apareció frente a ella.

-Hola a ti. - Saludó la castaña incorporándose y limpiándose la comisura de los labios con dos dedos.

-Hay una visita para ti. - Fue todo lo que la rubia dijo manteniendo la puerta abierta.

Rebecca frunció el ceño y dejó lo que quedaba de su dona dentro de la caja junto a las demás mientras se ponía de pie.

- ¿Quién?

Cuando Mind le dijo que su madre estaba esperándola en la recepción de la residencia no estaba segura de sí creerlo. Pero allí estaba Rawee, de pie junto al pie de las escaleras mirando todo y a todos los que pasaban a su lado. Cassie estaba casi escondida en su puesto de trabajo y le lanzaba rápidas y sutiles miradas a la mujer. En el rostro de Rawee se formó algo que podría confundirse con una sonrisa en cuanto vio a su hija bajar las escaleras con Mind pisándole los talones.

-Mamá. - Dijo sin poder ocultar su sorpresa- No te esperaba aquí, ¿qué...?

-Hola cariño. - Rawee le dio un rápido abrazo- Vine porque tengo una sorpresa para ti.

¿Otra?

- ¿De qué hablas? - Frunció el ceño.

-Ya lo verás. - Le aseguró la mujer restándole importancia- No sé si ustedes chicas ya tenían planes, pero ¿Te importaría si me la llevo por el resto de la tarde?

Mind negó y sonrió ampliamente antes de propinarle un muy poco disimulado codazo a su amiga para ayudarla a reaccionar después de unos segundos de silencio.

-Sí...- Murmuró aún confundida- Podemos salir, iré por mi chaqueta.

-Bien, te espero en el auto. Adiós, Mind.

La rubia movió su mano en el aire despidiéndose. Rebecca se quedó pasmada viendo la puerta por la que su madre había salido mientras intentaba pensar en qué podía ser lo suficientemente importante como para que su madre se hubiera aparecido sin previo aviso en el campus. Rawee no dijo mucho más luego de que ambas estuvieron dentro de su auto tomando rumbo a quién sabe dónde. Ella tampoco hizo más preguntas y dejó que su madre hiciera lo que sea que tenía en mente.

-Muchas gracias. - Dijo Rawee al hombre recibiendo las llaves que este le tendió.

-No hay de que. Mi nombre es Benny, soy el conserje. Estoy disponible 24/7 semana por medio para lo que necesite. - Explicó- Bienvenida al edificio. - Esta vez se dirigió sólo a la castaña.

El conserje abandonó el piso cerrando la puerta de entrada tras él dejándolas a solas. La castaña se giró para ver a su madre con las cejas alzadas en busca de una explicación para ayudarle entender lo que estaba pasando.

- ¿Qué piensas? ¿Te gusta? - Preguntó la mujer señalando a su alrededor.

-Mamá, ¿Qué es todo esto?

- ¿Qué no es obvio? - Rodó los ojos- Es tu nuevo piso. - Anunció tendiéndole las llaves.

- ¿Qué? - Rebecca recibió las llaves casi como un reflejo mientras seguía viendo a su madre sin entender- Mamá, estoy viviendo en la residencia. - Dijo como si Rawee lo hubiera olvidado por completo.

-Rebecca, compartes un cuarto demasiado pequeño con otras dos chicas. Quiero decir, ¿No te alivia un poco tener más espacio? Tú espacio.

-No era necesario. Estoy bien. - Insistió.

-No seas absurda, Rebecca. - Su madre no les restó importancia a sus palabras- Desde ahora en adelante vivirás aquí. Te ayudaré a mover tus cosas más tarde.

Sin necesidad de una sola palabra más por parte de su madre, Rebecca supo que la decisión estaba hecha y totalmente fuera de la mesa de discusión. Aún sin poder creérselo, siguió a su madre por todo el lugar. No era demasiado grande, pero no estaba mal. Dos habitaciones, un cuarto de baño, una pequeña cocina con una barra estilo americano y un reducido espacio en el que había una televisión y un futón. El lugar estaba completamente amueblado, perfectamente limpio y ordenado.

-Puedes acomodar todas tus cosas sin problema. Otra vez tienes el armario para ti sola. - Comentó Rawee mientras dejaba una de las maletas cargadas de ropa de su hija en la habitación principal.

- ¿Estás haciendo esto por Freen?

No pudo aguantar más, sentía que la pregunta empezaba a ahogarla atorada en su garganta.

- ¿Por quién? - Su madre se giró a verla de inmediato.

-Freen. - Repitió un poco más alto- Sé que jamás te ha agradado, es más, diría que para ti fue un alivio cuando se mudó aquí y se distanció de mí, de Irin. - El rostro de Rawee se contrajo un poco frente a la mención de su hija mayor- Y ahora, ella forma parte de mi vida otra vez, convive conmigo todos los días y ¿Esta es tu manera de poner distancia entre ambas?

-Estás siendo ridícula. - Dijo Rawee muy seria- Sólo estoy haciendo lo que considero que es mejor para ti y si no eres capaz de verlo entonces ese no es mi problema ¿Me oyes?

...

-Me gusta el lugar. Es cómodo. - Comentó Phoom dejándose caer en el futón de la sala.

-No está mal. - Rebecca se encogió de hombros y se sentó junto a él.

- ¿Has hablado con tu madre? - Preguntó el castaño y ella negó.

-No desde que se fue de aquí hecha una furia.

Rawee había dejado el piso cuál torbellino luego de la acusación por parte de su hija. Desde entonces, Rebecca no había recibido ni una sola llamada por parte de madre. Lo único que recibió fueron las llaves de su nuevo auto que se encontraba aparcado en el estacionamiento correspondiente a su piso. Benny recibió instrucciones por parte de Rawee de entregarle las llaves a Rebecca a la mañana siguiente. Tenía que admitir que se había sentido un poco mal por lo que había insinuado, pero seguía creyendo que era cierto o al menos parte de la razón por la que Rawee había decidido darle aquel piso.

Mind y Baitoey estuvieron a punto de llorar cuando se enteraron de que iba a marcharse y tuvo que prometerles que nada cambiaría en lo absoluto. Que todo seguiría exactamente igual.

-Si fuera tú vería el vaso medio lleno y disfrutaría de este lugar. - Señaló Phoom con la boca llena de palomitas de maíz- ¡Mira cuanta privacidad! - Exclamó.

-Primero, eso fue asqueroso. - Dijo con una mueca de disgusto- Y segundo, estaba bien con el poco espacio que tenía en la residencia. - Insistió.

-Lo sé, pero esto es mejor. Tienes que admitirlo. - Ella suspiró- No sabes lo que daría por vivir aquí.

Phoom miró a su alrededor con algo de nostalgia y Rebecca tuvo una idea. Se giró a verlo con una enorme sonrisa y él la vio un tanto asustado.

- ¿Qué tienes en mente?

- ¿Por qué no te mudas aquí? - Sugirió sin pensarlo dos veces.

- ¿Qué? - El castaño rio como si la idea fuera lo más absurdo que hubiera escuchado en su vida- No hablas en serio.

-Hablo muy en serio. Serías mi roommate. - Dijo con entusiasmo- Te alejarás de la fraternidad que tanto odias, tendrás espacio para ti, privacidad y, además, yo no me sentiría sola. - Continuó- ¿Qué dices?

-No lo sé, Becky. - Murmuró Phoom inseguro.

-Por favor. - Hizo un puchero- Nos lo pasaremos bien. Será divertido, lo prometo. - Insistió.

El jugador de béisbol mantuvo la boca cerrada mientras pensaba muy bien en la propuesta que su amiga acababa de hacerle. No estaría tan mal alejarse de la fraternidad y adoraba a Rebecca. Así que ¿Por qué no?

-Está bien, pero daremos una fiesta para estrenar el lugar. - La señaló con su índice- Es mi condición.

-De acuerdo. - La castaña rodó los ojos y después soltó un chillido emocionada lanzándose a abrazarlo- ¡Será genial ya verás!

Y en teoría lo fue. Phoom hizo suya la habitación restante en el piso y Rebecca le dio una copia de las llaves luego de notificar a Benny la llegada del nuevo inquilino asegurándose de que no había problema alguno. No estaba segura de cómo su madre se tomaría la idea de que estuviera compartiendo piso con un chico, pero la verdad es que no le preocupaba en absoluto.

Freen consiguió convencer al conserje de que la dejase pasar sin ser anunciada. Quería sorprender a Rebecca con su visita. El elevador se detuvo en el nivel deseado y ella caminó buscando el piso de la morena entre todas aquellas puertas. Cuando por fin dio con la que tenía el número 503 pegado en el frente se detuvo y llamó al timbre. Se balanceó sobre sus pies adelante y atrás mientras esperaba a que Rebecca abriera la puerta. Sonrió al escuchar pasos acercándose a la entrada, pero su sonrisa se desvaneció poco a poco cuando fue Phoom quien atendió el llamado.

- ¡Hey, hola! - La saludó entusiasmado y sonriente.

-Hola. - Dijo algo desconcertada.

Se detuvo a detallar al chico de ojos claros y cabello revuelto. No traía camiseta, iba descalzo y de sus caderas se prendían unos jeans claros, anchos y rectos.

- ¿Cómo estás? ¿Buscas a Rebecca?

-Sí. - Murmuró.

-Está tomando una ducha, pero puedes pasar y esperarla. De seguro no tarda. - Dijo apartándose para dejarla entrar.

-No, de hecho...- Hizo una pausa- Debo volver, olvide...- Ni siquiera se molestó en pensar en algo más como excusa- Nos vemos.

Eso fue todo lo que dijo antes de dar media vuelta y caminar de regreso al elevador. Phoom frunció el ceño con desconcierto y se asomó al pasillo para ver cómo la nadadora se subía al elevador sin mirar atrás. Cerró la puerta aún sin comprender lo que había pasado y lo raro que había sido todo. Freen se encontraba siendo atormentada por un montón de pensamientos, los cuales vinculaban a Rebecca y Phoom de una manera para nada agradable.

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