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Te susurré algo al oído,
era alguna cosa pervertida
pero lo dije de todas formas.
Te hice sonreir y esquivar la mirada.

Nada va a hacerte daño, cariño,
mientras estés conmigo
estarás perfectamente.
Nada va a hacerte daño, cariño,
nada va a llevarte de mi lado

(Cigarettes After Sex - Nothing's gonna hurt you baby)

✍ Nota: Al principio los diálogos están dentro del texto debido a la interioridad de Chanyeol, empiezan a ver diálogos cuando la trama comienza, no sé si me explico ¿?


La conocí cuando tenía ganas de probar algo diferente, fue como la primera vez que mi padre me dio a probar la cerveza.

"Toma, para que te hagas hombrecito, hijo"

Tomé la lata fría entre mis dedos mientras se escurrían las gotas de agua y miré a los demás hombres que acompañaban a mi padre con la mirada expectante de ver mi reacción, ellos ya sabían que no iba a ser de mi agrado. Cuando el primer trago espumoso recorrió mi boca fue amargo.

Alejé la lata e hice una mueca, se comenzaron a reír de mí.

"Todavía te falta mucho para volverte hombrecito"

Y todos seguían tomando como si lo que bebieran fuera lo mejor del mundo, el néctar más delicioso, no comprendí por qué les gustaba algo como eso y nunca me vi consumiendo la cerveza como ellos.

Así fue con Baekhee.

Me hablaban de lo bien que era estar con alguien como ella, que necesitaba probar la experiencia para decir que había vivido de todo.

"Solo no te vayas a enamorar de una puta porque ahí si vas a valer verga"

Cómo me iba a encular de una pinche puta, ni en mis sueños más locos me vi siendo el hombre más pendejo.

Entonces la recogí en una esquina, diferente a la de donde iba como cliente frecuente y la vi, parada bajo el faro de luz rodeada de varias chicas con el mismo viejo oficio, se me acercaron como moscas en carne podrida pero ella se mantuvo firme en su lugar sin agachar la mirada y me vio retándome. Vamos papi, te va a gustar cómo lo hago. Negué con la cabeza y saqué mi mano para alejarlas y que me dejaran ver a la chica que estaba dignamente en su mismo sitio. Tú, llamé señalándola, la puta con dignidad

Sonrío al instante por la forma en la que le llamé y se fue acercando mientras movía sus caderas. Vestido rojo, mallas negras de red y zapatillas de tacón igualmente rojas, más puta y vulgar no se podía ver. Pero había algo debajo de todo ese maquillaje cargado que me atraía.

Cuando se subió al auto sin que me decidiera si quería su servicio o no, me di cuenta que la quería para esa noche, nerviosamente arranqué el auto y las luces traseras se perdieron en la calle. No sabía su tarifa, ni siquiera si debía llevarla a un motelucho o hacerlo ahí en el carro, pero ella parecía tener cierta experiencia con los clientes que carecían de ello.

Baekhee era espumosa como la cerveza y de frías manos, el primer trago es amargo, el segundo ya no parece ser tan duro y mientras más se consume el sabor va cambiando hasta hacerse tolerante. Olvidé que me podía embriagar de ella.

De su pequeño culo apretado, de esas mallas que ya están desgatadas y con algunos agujeros más grandes que otros, sus firmes pechos artificiales y esa voz chillona que siempre está componiendo para que toda ella se acomode a eso que quiere ser. Años de práctica moldeándose, cambiando cada detalle insignificante que la conforman. ¿Te gustó, corazón? Preguntó y yo asentí, le dije que sí, la dejé a dos esquinas de donde la recogí y antes de irme observé por el retrovisor como su espalda se pierde en la oscuridad de vuelta a su trabajo.

Días después me encuentro frecuentándola y me vuelvo un cliente habitual, aunque es algo difícil, es una puta con mucha demanda. Muchos clientes la prefieren a ella, debe ser que le sale natural esa doble cara, la inocente y la precoz, la virgen y la prostituta. Pero estando en sus brazos sólo es Baekhee en mi cabeza, una mujer entera, sin etiquetas adicionales.

Mi trabajo es continuo y pesado, horas bajo el sol vigilando la obra que está en construcción, intentando que ningún trabajador robe algo de material o a mí me culpa el jefecito. Mientras se trabaja también se platica, para aligerar la carga sobre nuestros brazos de constructores. Que de nuevo volvieron a matar a otro marica, empieza a decir Yixing quien trae su playera puesta en la cabeza para que no le dé tanto el sol, me detengo un poco para mirarlo y veo cómo el sudor baja por su abdomen, aquí en el sur no se soportan mucho a los travestis, agrega adivinando que quiero saber más.

Eso no es nada, hay personas que se dedican a torturarlos como diversión, se hacen pasar por clientes y los terminan llevando a otro lado para nunca volver, habla Jongin quien está revolviendo la mezcla de cemento. La idea de que Baekhee sea atrapado en una trampa como esa me invade constituyéndose en miedo, me quedó con la pala en las manos por un buen rato y la aprisiono un poco.

Tienes manos de obrero, me dijo un día mientras descansábamos en la cama, últimamente se volvía más habitual el pasar más tiempo dándonos mimos como un par de novios que siendo cliente y prostituta, pasaba sus dedos por donde la piel era más dura y yo la observaba, toda miel y leche sobre mi cuerpo.

Ahí me di cuenta que me había embriagado de Baekhee, fui tan estúpido como para enamorarme de alguien como ella, porque éramos íntimos y sentía que le podía contar lo que fuera, de todas formas me iba a escuchar con tal de recibir su pago, me iba a cumplir cualquier marranada que se me antojara por muy rara que fuese, ese era su trabajo. No juzgar, no sentir asco, mostrar sonrisa y alegría, mientras haya dinero de por medio, todo en forma en el contrato.

Regresé a palear la grava, estaba en una bruma confusa, enamorado de una casi mujer y de una casi amante, porque no era mía, la compartía con saber cuántos clientes más, y porque seguía conservando su pene silencioso. Inclusive una noche descubrí un pequeño tatuaje, ahí estaba el nombre de otro hombre, ¿Quién es Sehun? Pregunté algo indignado, el maldito imbécil que me hizo esto, me señaló en su nalga derecha la marca de que habían apagado un cigarrillo ahí.

¿Por qué te tatuaste su nombre?, quería saberlo para ver si terminaba de una buena vez mi jueguito mental de amar a una puta. Porque lo amaba, pero las mujeres como yo no deben amar. Guardé silencio ante sus palabras, tenía razón, las mujeres como ella no amaban, solo trabajaban. Entonces dejé de frecuentarla, ya no me aparecía cada noche en su esquina para levantarla y la obra en la que trabaja estaba a punto de terminar, definitivamente había roto cualquier enlace con ella, dispuesto a desaparecer en cualquier momento de aquel pueblo y nunca volver.

Habrá sido cosa del destino lo que finalmente me hizo encontrármela, lo extraño fue que no era la acostumbrada noche donde solíamos encontrarnos para hacer el amor, sino a pleno día bajo el caluroso sol. Iba caminando de forma encorvada, con una zapatilla puesta nada más y las medias las llevaba rasgadas, el vestido roto en los tirantes que lo sostenían en sus hombros, además el cabello siempre llevaba bien peinado lo traía revuelto de una forma un poco perturbable. Fui bajando la velocidad del auto y me fui aparcando cerca de ella para quedar a su nivel, por varios segundos no se atrevió a girarse para ver quién le estaba siguiendo de cerca, de reojo me observó cansada de mi acecho.

—Ahorita no estoy trabajando — dijo regresando la mirada al frente e intentando caminar como si hubiera pasado nada cuando era obvio que le dolían los pies.

Estábamos en las afueras de la ciudad, en un lugar donde sólo había terracería y las piedras eran parte del camino, vagamente tenía una idea de lo que le había pasado y por qué había terminado ahí.

—Lo sé, ¿no quieres que te lleve? — Pregunté, ella no se detuvo en ningún momento — Baekhee...no creo que sea buena idea que las demás te vean tan abatida, ¿no crees? — Sólo así detuvo sus pasos y yo frené el auto.

Sin decir palabra alguna se metió al carro sentándose en el asiento de copiloto, me fijé en sus rodillas donde tenía grandes heridas, al parecer le habían arrastrado y golpeado. Callé cualquier pensamiento o pregunta que tuviera para mejor manejar en silencio, no tardó mucho para que se pusiera a llorar. No sabía a donde debería llevarla, lo único que conocía de ella era la esquina donde trabajaba pero no era una opción ese lugar, por lo que terminé enfrente de la pequeña casa que rentaba mientras estaba trabajando en esa pequeña ciudad, nada encantadora a decir verdad.

Bajó conmigo sin preguntarme por qué la había llevado a mi casa, simplemente me siguió en silencio, le señalé el baño para que se diera una ducha. Entró y estuvo ahí alrededor de 30 minutos, esperé a fuera de la puerta sin importarme que se tardara tanto porque desde donde estaba podía oír sus sollozos, cuando salió le tendí ropa limpia y ahí me di cuenta de que no le había proporcionado una toalla limpia porque salió desnuda sin importarle que la viera.

Sus grandes pechos estaban ahí firmes, era fácil adivinar que eran falsos por la forma que tenían, igualmente verlos me excitaba un montón como lo harían unos naturales. Su figura era esbelta y era maravilloso ver cómo el agua se le escurría lentamente y el cabello se le pegaba a la preciosa cara que ahora estaba llena de moretones, no sangraba pero no quitaba la violencia a la que fue testigo. Lo único que desencajaba en esa pequeña cintura y caderas deliciosas, era ese pene que colgaba, algo pequeño y con la punta rosada, un poco grueso, las veces en que nos habíamos encontrado hacía caso omiso a que lo tenía y sólo me concentraba en su orificio trasero que apretaba muy bien.

Comenzó a vestirse enfrente de mí con mirada retadora, me angustiaba la forma en que su actitud cambiaba tan radicalmente luego de haberse pasado media hora llorando en el piso de la ducha, la playera que le di le quedaba enorme y sólo se podían distinguir sus pezones contra la tela, le cubría gran parte del culo por lo que no se puso los pantalones de chándal que le tendí. Pasó a mi lado para irse a tirar a mi cama, quedó boca abajo y el ligero impactó levantó la playera que andaba dejando al descubierto sus perfecto glúteos.

—Gracias por recogerme, te puedes cobrar ya — comentó sin mirarme, estaba con los codos en el colchó viendo hacia la pared en la que topaba mi cama.

Habría aceptado gustoso a su ofrecimiento, sin importarme que tenía poco rato que le habían hecho algo tan cruel y vil, tenía una erección en ese momento que pude haber usado como pretexto...sin embargó sí me importó todo lo anterior y olvidé lo que mi cuerpo pedía, preocupándome por lo que quería Baekhee. Tomé la caja de zapatos en donde tenía un improvisado botiquín de primeros auxilios, porque mi trabajo a veces era peligroso, pasé mi mano sus piernas y el tembló de miedo al creer que realmente tomaría su palabra. Llevé mi diestra hasta arriba para acariciar una de sus nalgas y sin pedirle permiso las abrí para fijarme en lo enrojecido que tenía el ano.

Miraba hacia donde estaba su cabeza, apretaba las sábanas con sus dos manos esperando a que yo decidiera penetrarlo, tomé una crema que tenía para aliviar la hinchazón y apliqué con cuidado un poco de ella en donde lo necesitaba. Se destensó con sorpresa ante mis repentinos cuidados, al terminar ahí la tomé de las caderas y lo giré lentamente hacia arriba para que pudiera verme, sus ojos de asustado no se borrarán de mi mente, parecía que era la primera vez que observaba algo de bondad en su vida.

No pude evitar besar su frente con cuidado y luego pasé mi rostro por su pecho, sus suaves senos en donde me gustaba reposar con la respiración agitada luego de haberme venido dentro de ella, me moví rápido para ir a mi siguiente punto, sus rodillas ya no sangraban pero los cortes estaban ahí sin desinfectarse. Tardé bastante pasando el algodón con alcohol porque lo hacía con todo el cuidado necesario para que no le doliera tanto, pequeñas lágrimas salían de sus ojos al mirarme curarlo, no despegó en ningún momento su vista de mí para no perderse nada. Medianamente sonreía porque estaba de alguna extraña forma, feliz.

Feliz de ser yo el que cuidara de Baekhee luego de haberlo encontrado herido, de tenerlo en mi cama no sólo para usarlo, sino para ser usado por ella, sin importarme que quizá luego abriera alas y se fuera lejos para sólo recordarme cómo la persona que le ayudó, un buen samaritano. Acabé poniendo gasas en sus heridas y sostuve sus piernas por un buen rato sin querer soltarlas, finalmente dejé un beso ahí.

Tomé más crema para la hinchazón y me acosté a su lado, se giró para poderme ver sin dejar de estar acostado, me sostuve con mi codo derecho y con la otra mano abrí la crema, torpemente fui poniendo aquella sustancia en su rostro, en las partes en donde tenía los moretones.

—Tú no pareces real...— comentó algo cansada, se veía graciosa con toda esa crema blanca en la cara, como una niña pequeña que descansaba cerca de mí — ¿Qué me pedirás a cambio?

Quería decirle que nada, para terminar mi acto de buena persona, sin embargo era demasiado egoísta como para realmente ser el samaritano del mes.

—Que te quedes a mi lado — pedí sin despegar mi vista de sus ojos que apenas podían permanecer abierto.

—Eso es...imposible — y cayó dormida.

***

Los siguientes días eran silenciosos, no se movía de la cama y se aprovechaba de mi hospitalidad porque le gustaba que le llevara la comida a la cama, comía con una pequeña sonrisa en el rostro y se limitaba a observarme con sus ojos curiosos, quizá preguntándose en qué momento me pondría violento. Fu al tercer día que me formuló una pregunta.

—¿Por qué dejaste de llegar? — Estaba sentado a su lado, observando su forma de comer.

No supe si debía responder a eso o no.

—Me gustaba que llegases, eres un buen cliente — alcé una ceja — porque muy pocos son buenos como tú...al principio creí que era un cliente de una sola vez, pero no fue así

—¿Cómo son tus clientes normalmente? — Pregunté ignorando que no contesté su pregunta.

—Personas a medias como yo — respondió sin dudarlo — muchos hombres se sienten mejor contratándome a mí porque parezco una mujer, también hay mujeres que les gusta el que siga siendo hombre de la mitad para abajo porque les hace sentirse mejor...uno que otro cliente se confunde conmigo, cree que soy mujer y luego se enojan cuando notan que no, me han golpeado por eso aunque no sea mi culpa — se encogió de hombros — pero tú...los que son como tú vienen a mí y yo no sé por qué motivo, si es porque parezco mujer y les hace sentir menos culpa acerca de su homosexualidad o porque les gusta los hombres que parecen mujeres como un tipo de fetiche

Nos quedamos mirando, intentando solucionar el mismo enigma porque yo tampoco lo comprendía, al principio quería probar simplemente e iba a ser de una sola vez. Terminé siendo su cliente regular porque...

—Me gustas, Baek — dije en voz alta — esa es la razón

Su semblante cambió repentinamente, no parecía muy feliz con mi respuesta, miró hacia donde estaba su plato vacío con enfado, haciendo una mueca con los labios, le molestaba lo que dije.

—Estás cometiendo un gran error — murmuró

Por supuesto que lo estaba haciendo, desde el momento en que te hice subir a mi auto la primera noche lo sabía, que me iba a arrepentir.

***

Podía atisbar al hombre que había sido, claramente veía a un chico más bajo que yo y bastante delicado, muy guapo y de belleza ensordecedora a pesar de ser hombre, seguramente me habría fijado en ella teniendo ese aspecto.

—Baekhyun era mi nombre — estábamos de pie desnudos contemplando la luna desde la ventana de la habitación, la luz de la luna bañaba su cuerpo y a sus pechos, su cabello caía hacia su espalda.

Ahí lo distinguí, al chico llamado Baekhyun, sonriendo con un cabello corto y andando en ropas finas, quizá algo ejercitado debajo de las prendas... Retomé lo que estábamos haciendo, seguí haciéndole lentamente el amor mientras su miembro rebotaba contra mi vientre, la tenía sentada en mis piernas y su espalda se arqueaba hacia atrás dejando sus pechos a la altura de mi rostro.

En ese momento pensé que estaba dispuesto a hacer lo que fuese para mantenerla a mi lado, raptarla, amordazarla, quizá romper sus alas para que mantenerla cautiva, quizá eso le gustaría o en secreto era lo que quería que yo hiciese, mantenerla en contra su voluntad porque en el fondo deseaba dejar esa vida, probablemente por eso se había quedado tanto tiempo conmigo sin preocuparse con volver a su trabajo, las marcas de sus heridas ya no estaban, habían desaparecido.

—Creo que te amo — comenté al acabar, la tenía contra mi pecho imponiéndole el latir de mi corazón.

—Lo sé, me dejaste de llamar puta hace tiempo...— susurró, en eso tenía razón.

El hombre violento que le llamaba vulgar, que la trataba como un objeto se había desvanecido y en su lugar estaba un desquiciado que buscaba la forma de mantenerla a su lado.

—¿Te quedarás a mi lado?

—¿Cómo qué? ¿Cómo tu novia, esposa, amante o tu perra? — Aunque había cierto rencor en su voz, no había elevado tanto el tono — ¿O quieres acaso que sea un novio? Chanyeol...no creas que has sido el único que me ha querido llevar con él, ¿sabes cómo termina todo? Mal, porque luego de un rato se terminan dando cuenta de que nunca seré una mujer completa, de que me tienen que esconder y la burbuja en la que vivían se rompe, me terminan odiando, golpeando y amenazando...esta vez no quiero que la imagen que tengo de ti se rompa

No dije nada para defenderme, había algo de razón ahí, ¿yo podía caminar a su lado como si nada? La gente hablaría de mí, de ella, de lo que tenemos.

—Entonces aquí terminamos — la quité de mis brazos y me levanté de la cama desnudo sin importarme — desde hace días debía haberme ido de este lugar

Su rostro parecía querer reclamarme algo, pero no lo hizo, en silencio me vestí para luego hacer mi maleta, metía todas mis prendas y algunos cuantos objetos.

—Te puedes quedar aquí, el mes está pagado — le dije tomando mi maleta para irme ya — Adiós, Baekhee

Me di la vuelta con mucho esfuerzo, algo me decía que estaba siendo un imbécil, que debía regresar a la cama y no importarme que ella me advirtiera que no funcionaría, pero no tenía la confianza para hacerlo, para prometer algo. Me subí a mi auto y arranqué rápidamente, tenía que salir de ahí y así lo hice, en plena noche las llantas chirriaban contra el asfalto.

Al ver el cartel de "Buen Viaje, regrese pronto" de la ciudad comencé a llorar, no un llanto silencioso sino uno desgarrador, golpeé el volante varias veces con fuerza y me intentaba calmar pero no podía de pensar que jamás la volvería a ver. De esos dolores que se propagan por tu pecho y sabes que no desaparecerán, como si te marcaran de por vida y yo sabía que lo estaba, tenía la marca de Baekhee en el corazón y centellaba.

Baekhee, Baekhee, Baekhee...te amo, te odio, te necesito, te desprecio, te adoro...te amo.



Yo creo que es el OS más pazguato que me he escrito, porque yo sé que no quedarán felices con el final y yo tampoco a decir verdad, no me gustan los finales felices para tramas como esta :v igualmente me lo pensaré si hago una segunda parte o lo dejo existir así. Igualmente espero les haya gustado porque es algo diferente a lo que se encuentra por ahí <3 gracias por leerme.

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