CAPÍTULO DIECISÉIS:
DIOSA DE LA LUZ.

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El SONIDO DE LOS  zapatos de cristal chocando contra el frío mármol , era audible en casi todo el palacio , las sirvientas se preguntaban como tan bellos y delicados zapatos no se volvían miles de pedazo con cada potente pisada. A veces daba la impresión de que en cualquier momento se harían añicos pero eso jamás pasaría. Los hermosos zapatos eran un regalo de las hadas del fuego para la Reina de Tarente hechos en magia , eran casi indestructibles teniendo en cuenta que eran los favoritos de la Reina , habían durado más que cualquier otro par de zapatos.

Myssell lo usaba siempre con orgullo , como si fuese otra de sus coronas pero una de las cosas que más le encantaba de usarlos era que su hijastra los odiaba con todo su ser como todo lo que venía de las hadas.

Deyanira miraba la nieve caer sobre una de las tantas estatuas que decoraban los jardines del palacio de su padre, cuando sintió el repiqueteo de los tacones y no pudo evitar poner los ojos en blanco, deseando profundamente escuchar el sonido del cristap haciéndose añicos.Acarició las suaves plumas de la paloma excesivamente blanca a su lado antes de hacer que saliera volando en busca de entregar un mensaje.

Se preparó para el encuentro con su madrastra quien en un principio lució sorprendida de encontrarla y eso la descolocó un poco, pues no vio su usual mirada de altanería en un principio sino una de desespero, que desapareció luego de un par de parpadeos. Volviendo a su usual actitud.

—¿Has visto a tu padre ?—Preguntó cruzándose de brazos —Llevó todo el día buscándolo.

Deyanira se encogió de hombros restandole importancia antes de llevar nuevamente la mirada al infinito blanco de la nieve en el horizonte, conociendo que tras esas montañas la esperaban los húmedos bosques de las tierras de las sombras, luego su esplendoroso y cálido Reino. Quería estar allí con su esposo , ayudándolo siendo útil en la guerra contra el Reino de las Hadas , en lugar de estar aquí jugando a la hija ejemplar que toma el té y escribe cartas.

Debía apresurar la llegada de su hermana.

—Si me disculpa mi reina —Una criada se acercó con la cabeza baja hacia ambas mujeres que se lanzaban puñales con la mirada. Myssell llevó sus fríos ojos azules hacia dicha criada —Su majestad, el Rey , salió antes del del alba a cazar acompañado de cuatro caballeros, doce soldados y su amigo el Jodrag , heredero de Aquasol , el ducado del este.

—¿El casi prometido de mi hija ?—La reina casi sonrió , la llegada del muchacho le suponían buenas noticias.

Deyanira simplemente se mantuvo indiferente mientras veía a su madrastra marcharse acompañada por la criada cuando ambas hubieron desaparecido por el enorme pasillo, la Reina de Springville golpeó con fuerzas el mármol del balcón.

—Más te vale llegar pronto, hermanita.

Myssell abandonó el palacio, sentía que estar sola allí con su hijastra no era lo apropiado, no después de lo que había descubierto leyendo sus páginas, solo esperaba con ansias que su marido llegase lo antes posible de la cacería.

Caminó por el hermoso puente de cristal sin pararse a admirar la belleza del templo que ella misma había diseñado , hasta llegar al interior de la cúpula donde se encontraban las estatuas de los siete dioses.

Su vestido blanco y plateado rozó el impoluto suelo cuando calló arrodillada frente a la estatua de la diosa de la luz, una reina jamás se arrodilla ante nadie que no sea su dios y para Myssell hacerlo era demasiado liberador, como soltar el peso de la perfección que siempre estaba obligada a cargar , la esposa perfecta , la Reina perfecta , la madre perfecta , para ella estar de rodillas ante su diosa era como dejar caer los muros y soltar su peso por unos minutos en las manos de su amada diosa de la luz.

Llevó sus manos a su rostro como tratando de frenar el sollozo que la tomó por sorpresa pero fue absolutamente inútil, de un momento a otros grandes lágrimas recorrían su rostro a la vez que su corona plateada caía de su cabeza liberando su blanco cabello y rodando por el suelo.

—Oh diosa , mi diosa , oh estrella más brillante del cielo , sol de mis días ... ilumina mi mente , guía mi camino cúbreme con tu sabiduría porque siento que no puedo más, siento que el suelo está por sacudirse y no podré sostenerme.—Lloró con fuerzas la reina , Llevó la vista hacia la estatua de la diosa del amor donde su corona había caído y sientió que la ira la recorría —Oh diosa mía, discúlpame por esto, pero maldigo tanto a tu hermana , la maldigo con todas mis fuerzas, maldita diosa que dejó que mi esposo cayera en la burbuja de la lujuria de una cualquiera , que lo hizo amar a una bastarda y reconocerla legítima, maldita diosa y su plan para arruinar vidas, pero sobre todo Maldita niña de cabellos de fuegos que va a ser la causa de nuestra perdición, Deyanira está tocada por la oscuridad ahora lo sé, ella tiene que desaparecer.

Era imposible que la estatua mostrase algún tipo de movimiento o empatía , incluso que la escuchase , después de todo solo era mármol y oro que representaban la pasión de una fiel devota por su diosa , pero sus palabras fueron gritaban con tal pasión que llegaron a oídos de un ser celestial.

Solo que al equivocado.

En las escasa sombra de aquel templo unos ojos verdes brillaron con fuerzas antes de desaparecer buscando quien sabe que.

Suficientemente lejos de allí lejos del drama del palacio Dánae caminaba por los caminos del ducado que estaba controtando en esos días con una gran sonrisa en el rostro, su noche había sido perfecta comenzando con una cena donde todo fue sonrisas y bromas con sus amigos y terminando con la pasión de Alaric, un suspiro abandonó sus labios al pensar en este último. Sentía tanto por él que cada vez estaba más asustada.

Lo único que se preguntaba era donde había estado toda la mañana pues cuando sus doncellas fueron a despertarla no había rastros de ningún tipo del cazador.

Se cruzó con Akemi quien jugaba con un pequeño niño de aquel lugar a atraparse , así que apenas pudo saludarla antes de que esta saliera corriendo riendo como loca tras el pequeñuelo de cabello azabache.

Su vestido azul pálido tenía la parte inferior falda Sucia debido al lodo y a la nieve de aquel lugar pero poco le importaba a la princesa que sentía que volaba cada que su mente viajaba a los recuerdos de la noche anterior o de la anterior a esa, cada que pensaba en el cazador.

Le costaba creer que no estaban hechos el uno para el otro.

Pero algo detuvo su caminar, y borró su sonrisa , la voz de Alaric junto con una femenina venían en susurros , algo alejados de ella pero aún así audibles.

Levantó la mirada y los vio muy cerca el uno del otro tras un árbol sin nadie más a su alrededor, sintió que su corazón comenzaba a latir muy lentamente ante la imagen, pero el verdadero dolor vino cuando detalló a la mujer y recordó las palabras de la diosa del amor

Y no supo identificar que le dolió más si el hecho de que la hermosa mujer tuviese los ojos verdes o las palabras que salieron de Alaric ante la pregunta de ella.

—¿Entonces te gustaría probar mi especialidad? Es de fresa.

—Me encantaría —Río el cazador —Sé que tienes buenas manos.

El corazón de la princesa dolía como nunca antes, sintió que el mundo caía bajo sus pies , ojos verdes, como lo había dicho la diosa , el amor de la vida de Alaric tendría los ojos verdes y Dánae los tenía azules.

Se marchó de allí corriendo con tanta fuerza y con tanto dolor que sentía que no volvería a sonreír.

Había obtenido su primer corazón roto.

Hola gente disculpe la tardanza. Estaba en exámenes (Igual no sé porque lo digo , no es como si importase )
Voten y comenten
Si quieren.
Total nunca lo hacen.
No se sorprendan si un día no actualizo más.