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14|| Just a Girl and a Man

CAPÍTULO CATORCE:
SOLO UNA CHICA Y UN HOMBRE

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LAS PEQUEÑAS PERO calientes llamas del dragón calentaron el metal de la daga hasta volverlo de un color anaranjado brillante.

-Bien hecho Nahum -La princesa acarició la cabeza de su dragón.

Dánae suspiró antes de pegar la parte caliente a la piel herida ignorando el alarido de dolor que se escapó de los labios de Alaric, quien mordió con todas sus fuerzas un trozo del vestido de la princesa.

Dánae tenía conocimientos de medicina que había adquirido a lo largo de los años por los tantos libros que había leído, así que decidió ser ella misma quien se encargara de la salud del cazador que había sido herido en batalla.

La piel del peliblablanco estaba perlada en sudor, aún así ella no sintió asco ni nada parecido mientras lo limpiaba con paños húmedos, la piel la tenía llena de cicatrices, sin duda de sus innumerables peleas con los monstruos.

A pesar de estar concentrada en atenderlo, la princesa no podía parar de admirar los abdominales tan marcados y duros, por un momento se imagino pasando su pequeña lengua entre ellos.

Y ese obsceno pensamiento la escandalizó, sus mejillas se tiñeron de un delicioso coló rosa claro.

Alaric al instante supo a que se debía el rubor de la princesa, pues notó la mirada que está le daba a sus músculos. Así como las pequeñas caricias furtivas que le daba mientras vendaba su torso.

-Hoy me diste un susto de muerte en la batalla -Susurró una vez terminada su labor, se sentó junto a él en la cama con las manos sobre su propio regazo, su vestido tenía manchas de la sangre del cazador -Cuando te vi caer...yo...

Recordar la escena le causaba tanto dolor como cuando la había vivido, su mente fue directo a pensar lo peor, pero afortunadamente se había equivocado.

Una cálida lágrima cayó por su mejilla, lágrimas que el cazador no tardó en apartar con sus toscas manos llenas de callos, pero a pesar de ello la caricia se sintió delicada.

-Ni te cuento como me sentí yo cuando desapareciste -Susurró el cazador.

Ella levantó la mirada mientras apartaba la mano del cazador de su rostro, su corazón latía con una rapidez que la aterraba , y verlo a los ojos solo conseguía sacar todas esas emociones a flor de piel que siempre trataba de esconder. Ella no sólo se sentía atraía por él en el plano físico, ella sentía un vínculo con Alaric que nunca antes había sentido.

Cuando sus miradas se encontraban para Dánae desaparecía el mundo, quería ser solo una chica cualquiera y qué él solo fuera un hombre cualquiera, tal vez así tendrían su oportunidad.

El ver a Alaric inconsciente fue la gota que colmó el vaso, si antes tenía alguna duda sentir que lo perdía lo borró. Aunque siempre la ha tratado como una princesa, él fue el primero que la vio como mujer y ese beso que ambos habían compartido...

Dánae simplemente no pudo soportarlo más, el peso de la confesión era demasiado y llenándose de coraje habló.

-Te amo, Alaric , te amo y no puedo , no puedo ignorarlo más.

Los hombros del cazador se tentaron jamás imaginó una confesión así por parte de Dánae, sabía que ella sentía algo por él pero jamás imaginó...

-Esto no puede ser...

-Sé que tienes una compañera, que en cuanto la encuentres seré borrada.

Antes de que siguiera hablando Alaric tomó entre sus grandes manos las mejillas de la princesa y depositó un cálido beso en sus suaves labios, no quería hablar de otra mujer, no quería hablar de nadie, él la quería pero era perfectamente conciente de su posición.

-No quiero otra mujer -Le dejó en claro -No quiero a nadie más -La esperanza pareció aflorar en los ojos de la chica -Pero aún así no podemos estar juntos ... Eres una princesa, tú primera preocupación es tu reino, no podrías estar con un simple cazador, no estoy a tu altura.

Una cristalina lágrimas cayó por el pálido rostro de la chica esta vez nadie la limpió. Ella entendía lo que él cazador le decía, tendría que casarse tarde o temprano y él jamás sería una buena opción para buen consorte a los ojos de su pueblo.

Dánae nunca antes había sido tan conciente de que su vida no le pertenecía como en ese justo momento,no podía escoger esposo, no podía escoger a quien amar.

Solo era suyo su cuerpo, su alma su espíritu.Sería reina pero también esclava, esclava de su deber de su pueblo.

Alaric se dispuso a marcharse, sus fuerzas estaban casi recuperadas completamente justo cuando iba a salir de la pequeña habitación una pequeña mano se envolvió alrededor de su muñeca.

-Entiendo lo que dices y sé que un futuro nuestro es imposible -Habló muy despacio mirándolo a los ojos -Pero no puedo, no puedo ignorarlo más.

Llevó una mano al ancho cuello del cazador para obligarlo a inclinarse sin apartar la mirada de sus ojos avellanas.

-Solo quiero vivir el ahora, el presente -Sus rostros cada vez más cerca , sus respiraciones cada vez más aceleradas -Quiero darte lo único mío, lo único que tengo para dar, mi cuerpo , mi alma, mi primera vez.

Alaric no pudo contenerse más, la deseaba, la deseaba como un niño desea un dulce, la deseaba como un hombre la paz, en esos momentos ella lo era todo y jamás podría negarse a complacerla.

Sus labios se unieron en un exigente beso que amenazaba con dejarlos a ambos sin aire, uno que dejaba en claro los sentimientos de ambos, todo el deseo y el anhelo por el otro.

La princesa se volvió más atrevida, más juguetona por así decirlo.

Mientras el trataba de contenerse ella tomaba las manos del cazador y las deslizaba por su cuerpo, le regalaba amplias sonrisas mientras él solo podía mirarla embelesado mientras ella poco a poco se quitaba su vestido, demasido aparatoso para ese momento.

Estaba seguro que su belleza era única en el mundo, quería podrían pasar mío años que aún se escucharían canción sobre la belleza de la reina blanca.

Su cuerpo mismo era una canción, tan Menuda y tan perfecta, todo lo contrario a él.

Ella quedó absolutamente desnuda frente a él , ya le había mostrado su alma, esconder su cuerpo no era apropiado a su entender.

Alaric tuvo que tomarse un momento, estaba demasiado aturdido por todo lo que sentía por ella, antes de ir a su encuentro y tomar su cabeza en sus grandes manos y volver a unir sus labios, besarla se había convertido en su pasatiempo favorito.

La hizo retroceder hasta que sus piernas chocaron con la cama, pero no la dejó caer, la pegó más a su cuerpo para sentirla en su totalidad, piel con piel incluso la alzó mientras ella enredaba sus piernas alrededor de la cintura del cazador y con sus pequeñas manos tiraba del plateado cabello de este.

La llevó hasta la cama donde la dejó antes de tenderse sobre ella sin hablar , sus manos a cada lado de su rostro mientras el se sistenia en sus brazos,las palabras no eran necesarias, no cuando sus miradas eran suficientes.

Una sonrisa se coló en sus bocas antes de volver a unir sus labios, podrían pasarse solo horas besándose. Pero la necesidad de ambos ya rozaba lo peligroso, la princesa sentía un ardor en sus zonas íntimas mientras esperaba por él, con sus piernas extendidas dándole permiso.

El entrelazo sus dedos y los elevó sobre la cabeza de Dánae antes de entrar en su interior, tan cálido, tan apretado , y tan despacio que sintió que había muerto.

-Alaric -Susurró ella sintiéndose absolutamente llena.

-¿Estás bien ?-Su preocupación era genuina y buscó la mirada de su amante esperando ver la confirmación que le llegó en forma de un gemido necesitado cuando ella misma trató de moverse.

Él trató de ir despacio , de ser delicado, de darle esa primera vez de ensueño que toda mujer quiere,y lo logró los primeeos minutos, hasta que a ella ella la necesidad la sobrepasó y le dio vuelta al cazador para montarlo, para ser quien marcara el ritmo y así lo hizo, disfrutó de él, se disfrutó a sí misma dándose cuenta que el placer era real, ese que comentaban sus doncellas a escondidas y que ahora ella conocía.

...

En el palacio de Tarente todo era muy diferente a la pasión que estaba experimentando la futura reina esa noche, allí la tensión podía ser cortada con un cuchillo mientras la reina de Springville y la de Tarente cesaban junto al Rey.

Myssell ponía los ojos en blanco cada que su hijastra hablaba de su reino o de su esposo , mientras que Deyanira simplemente lanzaba indirectas o mencionaba algo sobre su madre, el Rey estaba bastante seguro de que el cualquier momento los cubiertos se volverían armas en una batalla campal.

Hasta que en un momento cuando la chica hizo una mención a su madre y la reina no pareció soportarlo más , se puso de pie con toda la elegancia posible y dejando caer su servilleta tras limpiarse los labios Murmuró hacia su esposo.

-Eso es lo que pasa cuando le pones la corona a una hija de una plebeya -Movió sus pétreos ojos hacia la reina de Springville -Sigue siendo una vulgar como su madre. Porque con corona y sin corona, la sangre de sus venas sigue siendo sucias y por tanto, querida, sigues siendo un bastarda.

Sin decir otra palabra y dejando sorprendido hasta el guardia que custodiada el salón, Myssell se fue caminando con una sonrisa en sus labios, esa misma tarde se había hartado de fingir cordialidad justo cuando encontró a su hijastra hablando sobre los gustos en común que tenía su padre con su plebeya madre.

La reina se sentó en su cama cuando sus doncellas terminaron de cambiarla de ropa y de mensajera sus hombros, sus ojos cayeron en el libro escondido bajo su almohada y decidió que era el momento justo para descubrir los secretos de su querida hijastra.

Hola gente !!! Nuevo capítulo!!! No olviden darle a la estrellita y dejarme saber su opinión.

¿Nos seguimos en insta ?
Os devuelvo el follow

@alejandra_hielo

Con amor.

HIELO

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