PRÓLOGO ── the three together against the ten worlds.
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👑 𝕮APÍTULO PILOTO 👑
❛ LOS TRES JUNTOS, CONTRA LOS DIEZ MUNDOS ❜
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PARECÍA SER QUE LA VIDA DE LOS DIOSES siempre iban de la mano con las tragedias. Como si una clase de poder superior rigiera sobre sus destinos, dejándolos sin el libre albedrío para escoger su propio camino. Leyendas, profecías y maldiciones que determinaban si terminarías siendo el héroe o el villano de la historia: El que se convertiría en un símbolo de esperanza o el que traería calamidad y caos al universo. Y, dependiendo del ánimo y de que tanto le agradaras a las Nornas, podías terminar siendo el que sobreviviría para prosperar o el que sería atrapado entre las frías garras de la muerte para tener un amargo y doloroso final. Si dependiera de nosotros, todos elegiríamos tener el final feliz ¿No? Lyrae Odinsdottir pensaba que, tal vez, con un poco de suerte podría obtener un final glorioso junto a las personas que más amaba. Sin embargo, con el pasar del tiempo, se dio cuenta que eso era ambicionar demasiado.
Era pecar de optimista en una realidad que no se cansa de arrebatarte lo que más deseas proteger a cualquier costa, incluso de tu propia vida.
Había caminado durante siglos con los pies descalzos sobre un camino de espinas, sintiendo como estas se clavaban y hurgaban hasta lo más profundo de su carne para desgarrarla hasta hacer brotar finos ríos de sangre. « Un paso a la vez. Respira hondo y mantén fuerte tu corazón »—se repetía constantemente, casi hasta el hartazgo. Pero estas enredaderas espinosas no hicieron más que crecer y multiplicarse, deslizándose alrededor de sus tobillos y brazos como sigilosas serpientes que clavaban directamente sus colmillos en sus venas hasta inyectarlas de un oscuro y ácido veneno. El dolor se volvía cada vez más insoportable, casi delirante por la manera asfixiante en la que era abrazada por el manto de la muerte y la oscuridad, siendo anclada a aquellas espinas de oro y plata que terminaron arrastrándola violentamente de vuelta al punto de inicio para repetir el ciclo.
Perder la esperanza era tan sencillo.
Iniciar otra vez... justo cuando la silueta de un hombre aparecía a unos metros de distancia de ella. Con cada paso se iban aclarando esas facciones que Lyrae tan bien conocía: Ese cabello oscuro que caía sobre sus hombros, acentuando la palidez de su piel y lo esmeralda de su mirada. Al igual que ella, arrastraba con dolor y fuerza gruesas y brillantes cuerdas verdes, todas entretejidas de finos hilos adheridos a sus brazos y la capa que hondeaba tras él. Lyrae siempre sonreía cada vez que volvía a verlo, una sonrisa destrozada y sus ojos cristalizados por las lágrimas, estirando su mano con esperanza de que esta vez el Dios frente a ella pudiera tomarla. Y Loki siempre reiría entre dientes, mirándola con un profundo anhelo aquel tesoro que jamás pudo poseer.
Entonces, justo en el preciso momento en que las yemas de sus dedos rozaran, todo volvería una vez más a desaparecer. Ambos serían arrastrados por sus propias cadenas que los mantenían presos de piernas y brazos. Alejándolos de aquellos aquellas coronas rotas que estaban puestas encima de dos tronos dorados que se erguían orgullosos sobre una oscura montaña de piedra donde quedaban a penas escombros de una perdida Ciudadela Al Final de los Tiempos.
Por qué el universo como amaba y disfrutaba de los infortunios.
Los habían predestinado a que sus vidas se cruzaran y también los habían condenado a perderse. Una y otra y otra vez, en un cruel y vicioso ouroboros temporal. No importaba cuanto lo intentarán, Loki Laufeyson y Lyrae Odinsdottir estaban condenados a perder.
Eternamente. Siempre.
La risa infantil de Lyrae volvió a invadir una vez más los pasillos del Palacio de Asgard, como una suave melodía que desaparecía entre suaves ecos a través de las innumerables columnas doradas de su hogar ancestral. La pequeña ásynja no dejaba de correr a toda velocidad, dejaba que sus piernas la guiarán por los innumerables pasillos del palacio, esperando estar cada vez más lejos del alcance de su hermano mayor. Traviesa, alborotada e imprudente. Su apariencia en este momento dejaba más que en claro esos tres puntos. El largo y ondulado cabello castaño de la niña estaba repleto de pequeñas ramitas secas y hojas verdes. Cada vez que daba un paso, este se movía hasta terminar en una melena más salvaje y despeinada de lo que estaba un segundo atrás. Tanto que varios mechones rebeldes se le venían directamente al rostro, provocándole cosquillas en la punta de su nariz.
Lyrae ni siquiera tuvo tiempo de quitarse el cabello de la cara cuando piso accidentalmente ese incómodo y largo vestido que Lady Valda; su institutriz, le obligaba a usar. Solo atinó a soltar un agudo y corto grito esperando caer del bruces al piso. Pero eso jamás ocurrió. En su lugar, solo escuchó esa familiar y encantadora risa varonil tras ella. Lyrae reconoció inmediatamente al hombre que la había sostenido justo a tiempo de sus antebrazos de forma gentil. No tenía ni la menor idea de donde había salido, pero Ser Daven Ivarson siempre parecía tener una especie de radar que le alertaba cada vez que ella se metía en problemas.
Lo cual pasaba bastante frecuente.
—¿A dónde crees que vas, *Solstråle?—Lyrae alzo la vista y rio contenta, alzando sus manitas para tocar el rostro de Ser Daven, quién caballerosamente se había acuclillado a su altura. El Comandante de su padre tenía tallada una sonrisa en su rostro, bastante entretenido con su pequeño espectáculo de torpeza—Lyr, ya hablamos de esto.
Sus manos se posicionaron en la cintura de la princesa, cargándola con una facilidad envidiable mientras se incorporaba. El hombre solo suspiró hondamente, negando con la cabeza al ver a la niña estaba totalmente desconcentrada, riendo y observando a todos lados como si buscará a alguien. Lucía parcialmente inquieta como nerviosa, así que eso le dio una idea de lo que estaba sucediendo en realidad.
—¿Huyendo de Thor otra vez?—preguntó de manera suave.
Ella solo asintió, rodeando el cuello del guerrero con sus pequeños brazos para sujetarse.
—Le hice el truco del escorpión...—susurró la niña como quien dice un secreto, balanceando sus piernas inquieta.
—Si me dieran una moneda de oro por cada vez que torturas a tus hermanos...—rio levemente, dejándola otra vez sobre el suelo al notar su prisa por irse. A penas uno de los pies de la niña tocaron piso firme, ya estaba lista para echarse a correr si no fuera porque Ser Daven la tomo con delicadeza de los hombros—Su alteza...—prosiguió, viéndola con una preocupación paternal. Sabía lo traviesa y atolondrada que podía llegar a ser y el talento nato que tenía para meterse en líos—Lyrae, por favor...ve con cuidado. Nada de arrojarse por los balcones del palacio ¿Está bien?
—Tendré cuidado, tío Daven—sonrió.
Sin previo aviso, la niña cerró sus ojos con fuerza, abrazando con firmeza las piernas del amable guerrero por la obvia diferencia de altura. Siempre le contaba historias grandiosas, de sus aventuras cuando visitó Midgard o le relataba cuentos de guerreras valientes y criaturas tan maravillosas que ella deseaba conocer. Ser Daven Ivarson era—sin duda alguna—una de sus personas favoritas en todo Asgard. Cuando se separó del hombre, a este no le quedo de otra más que mirar como Lyrae corría muy lejos de su alcance.
Cuando iba corriendo por los pasillos del Palacio, Lyr veía los bonitos detalles de oro grabados en las paredes: espirales y círculos que se entrelazaban hasta desaparecer y volver a formarse nuevamente. Así como también observo los innumerables candelabros que solían aprender sin falta todas las noches. Podía pasarse horas y horas admirando la belleza del Palacio Real de Valaskjalf, repleto de estatuas de sus ancestros y columnas donde ella solía jugar a intentar trepar y esconderse junto a sus hermanos y su amorosa madre. Todo en Asgard desprendía un aura llena de magia, misticismo y elegancia, desde la más simple habitación hasta los impresionantes paisajes que se podían apreciar en los balcones del enorme Palacio.
—Su Alteza—sonrió una mujer de oscuros cabellos.
—Mi princesa, buenos días.
—¡Buenos días!—saludó Lyr contenta a las dos damas, deteniéndose un segundo para hacer una pequeña reverencia, y continuar su camino.
La castaña se detuvo frente a unas grandes puertas bañadas en plata que correspondían a sus aposentos, pero les dio la espalda mirando la otra habitación frente a ella, como si fuera lo único que le interesara en este momento. Se mordió el interior de la mejilla jugueteando con sus dedos nerviosa y no espero ni un segundo más para abrir esas puertas ingresando como un huracán dentro de aquella habitación que se parecía tanto a la suya.
—¡Loki, Loki ayuda!
—Lyri...—susurro el pelinegro, frunciendo el ceño cuando noto que su hermana empezaba a gatear metiéndose debajo de su cama—¿Qué sucede?
Ni siquiera la princesa tuvo tiempo de contestar cuando escucho la potente voz de su hermano por el corredor, llamándola.
—¡Oooh, Lyraaae!—escucharon canturrear a Thor por el pasillo—¡Sal de donde quiera que estés, hermana!
El príncipe de oscuros cabellos tuvo que aguantarse la risa, Lyr parecía un pequeño animalito escondiéndose asustada devuelta a su madriguera. No le quedo otra opción más que dejar el libro de magia que leía sobre su cama—un obsequio de su madre Frigga—y se incorporó para rodear la cama hasta llegar al otro lado. Loki se puso de rodillas con la intención de agacharse para ver lo que sucedía debajo y esta vez sí se rio con ganas, pero las pequeñas manos de su hermana se estiraron, tapándole la boca.
—Shhhh... no hagas que me descubra...—susurró, quitándole su mano.
—No fue buena idea de que te vinieras a esconder aquí, Lyri—murmuró divertido, haciendo que Lyrae frunciera el ceño confundida.
—¿Por qué no?
Loki arqueo una de sus cejas, en un claro gesto de: ¿Es en serio? Por que para empezar, la lista era bastante larga y los motivos bastante obvios, a su parecer.
—No lo sé, tal vez por que todos saben que siempre te vienes a refugiar a mis aposentos cuando estás en problemas...es un buen motivo, para empezar—comento con ironía, recibiendo un pequeño puñetazo en su hombro—Auch.
—Tonto—rio Lyrae, aun atenta a cualquier paso de Thor—De todas maneras es tarde para irme de aquí, cúbreme, eres mi mellizo.
Loki entrecerró los ojos, encogiéndose de hombros con indiferencia.
—¿Y eso qué?
—Que es como, ahm...no lo sé, tu deber—dijo la pequeña, metiéndose de vuelta a las profundidades de la cama hasta que ya no se la pudo vislumbrar—Es tu culpa, tu quisiste nacer conmigo. Ahora no tienes otra opción más que aguantarme. Míralo de esta manera...yo siempre estaré para ti y tú siempre estarás para mi.
El oji-verde esbozo una sonrisa más amplia, bastante complacido con aquella respuesta. Aunque careciera totalmente de lógica, ya que según su madre y Lady Valda, era él quien había nacido primero y Lyrae diez minutos después. Pero, había algo reconfortante en aquella respuesta que Lyrae le había dado, que la idea no sonaba...tan mal.
—Lo que ordene, mi reina.
Lyrae bufó, rodando los ojos al escuchar el claro tono sarcástico que Loki había usado para responderle. Solo rio en voz baja antes de responder con el mismo tono.
—Hasta aquí sentí tu sarcasmo, mi rey.
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Solo bastaron cinco minutos antes de que el príncipe heredero de Asgard terminara de revisar el cuarto de su pequeña y escurridiza hermanita menor. Para Thor, el no haberla encontrado allí era una respuesta indirecta suficiente, incluso bastante predecible. Tanto que deseo agarrar un martillo y darse un golpe en la cabeza al no haber pensado en los aposentos de su hermano como primera opción para buscar. ¿Pero que podía decir? Él era así de bueno, clemente, maravilloso, poderoso...que le había estado dando una oportunidad a Lyrae para escapar, sí. Sí, definitivamente era eso, solo estaba dándole una oportunidad para escapar, no es que le haya perdido el rastro en cuanto ella lo asustó convirtiéndose en un horrendo y temible escorpión, para nada.
Aunque, al menos no lo picó y envenenó esta vez.
Le dio un último vistazo a los aposentos de Lyrae, viendo los escalofriantes estantes llenos de libros que su madre o Ser Daven venían a leerle todas las noches. Y más abajo estaban los cachivaches midgardianos que su hermana coleccionaba con tanta fascinación. Nunca entendería a su hermanita, de hecho no entendía a ninguno de sus dos hermanos, pero entre ellos dos parecían complementarse y entenderse bastante bien. Algo a lo que Thor decidió llamar "enlace maquiavélico de mellizos", no había otra explicación para que se soportaran el uno al otro con el carácter que ambos tenían.
Un claro ejemplo eran él y la hija menor del Rey Roan de *Quadheim. Y vaya que Thor no soportaba a Dione Roansdottir, así como la pequeña albina tampoco soportaba al primogénito de Odín, por mucho que ambos compartieran cosas en común.
Sí, definitivamente debía ser cosa de mellizos.
De manera sigilosa se acercó a los aposentos de Loki, viendo la puerta ligeramente entreabierta. Este era su momento de triunfó, esa sensación electrizante recorriendo su cuerpo se lo aseguraba con total plenitud, como cada vez que conseguía sus victorias. Y esta vez, no iba a ser la excepción, él siempre ganaba.
—¡AJÁ!—grito con una enorme sonrisa entrando de una patada al cuarto de su hermano. Escaneo rápidamente cada esquina de la habitación en rastros de la pequeña castaña, desde los muebles hasta el balcón que daba vista directa a los Jardines del Palacio. Pero solo encontró a Loki recostada sobre su cama, sosteniendo uno de esos aburridos libros que siempre leía junto a Lyrae.
Un segundo, él buscaba a Lyrae.
—Buenos días a ti también, hermano—saludo con calma el menor de los príncipes sin despegar la vista de su lectura, la princesa bajo la cama se sorprendió de lo natural que sonaba—¿Se te ofrece algo, Thor?
Lyrae agradeció que las sabanas verdes que cubrían la cama de Loki fueran lo suficientemente grandes para ocultar lo que había debajo de esta, pero aun así se acomodó en su sitio, levantándolas un poquito para ver lo que estaba sucediendo. Vio a Thor reírse entre dientes mientras se cruzaba de brazos, con una sonrisa victoriosa en su rostro.
—Oh, vamos Loki—bufó el rubio—Sé que estas ocultando a Lyri en alguna parte, hermano.
—Pensé que Lyr estaba contigo—respondió, frunciendo suavemente su ceño en gesto de confusión—En media hora inician sus lecciones con Lady Valda, sabes que no le gusta que nuestra hermana llegue tarde.
La sonrisa del mayor de los hermanos empezaba a borrarse lentamente. No, no, no. Lyrae no podía habérsele escapado otra vez, estaba seguro que estaba escondida aquí. Se negaba rotundamente a creer que su hermana no estuviera en esta habitación, pero la mirada calmada—y también hastiada—de Loki, le decían todo lo contrario. Era como un regañoso silencio, ya que si había algo que los tres hijos de Odín temían, era ver a Lady Valda furiosa. No había nada que se le escapará a esa estricta mujer que había servido durante siglos como la mano derecha de su madre. Y Thor sabía que si metía a Lyrae en problemas, él se metería en problemas con Loki y si Loki se enojaba, Lyrae se enojaba, y si Lyrae se enojaba, su padre se enojaba.
Algo estaba mal, pero confiaba en las palabras de Loki.
Eran hermanos después de todo ¿No? Además, habían jurado entre los tres que ya no habrían más mentiras. Solo que ¿A donde podía haber ido Lyrae? Siempre corría a los brazos de Loki para refugiarse como si fuera su caballero andante y Thor disfrutaba demasiado burlarse de ello. ¿Por qué esta vez Lyrae no estaba con él? Sus hermanos parecían un par de raros siameses que jamás se separaban, ni aunque los amenazaras con la espada de Surtur.
Volvió a recorrer la habitación, pero esta vez con una mirada desconfiada.
Loki rodó los ojos y se levantó de la cama, aproximándose hasta su hermano mayor. Paso por su lado para abrir la puerta del baño donde Thor tenía clavada la mirada y se hizo a un lado por si el rubio quería pasar a revisar. A veces el rubio si que se esmeraba para ser terco e insoportable.
—¿Lo ves? Nada—sonrió levemente, recurriendo a toda su paciencia—Puedes revisar mi armario si quieres.
Thor ingresó al amplio baño de mármol blanco y miro cada esquina, estaba vacío.
Entonces si estaba vacío, eso significaba...¡Por la barba de Odín! Había perdido a su hermana. ¿Y si Lyr se había ido a los bosques y se la había comido un oso? ¿Y si se tropezó y cayó del Bifrost? Le tenía temor a la reacción de su padre, pero cuando Loki supiera que había dejado que Lyri se perdiera iba a lidiar con la furia de su hermano menor.
Y lo peor de todo este asunto, jamás se convertiría en Rey.
Ni en una Valquiria.
Pasó una mano nervioso por su cabello, bajándola hasta su nuca donde se rascó evidentemente ansioso mientras Loki lo miraba con mala cara.
—Pero, hermano...
—Como dije Thor—interrumpió Loki con una sonrisa tranquila, retrocediendo hasta aproximarse lo más que podía a la cama para resguardar a su melliza—Lyri no está a...
Entonces se escuchó, un suave pero bastante perceptible—:¡Achiu!
—...aquí—termino.
Si a Thor alguna vez le hubieran dicho que escuchar estornudar a Lyrae lo haría tan feliz, jamás se lo hubiera creído. Pero allí estaba, al punto del colapso emocional mientras veía salir a una pequeña castaña de cabello enredado bajo la cama Loki, sana y salva.
—¡Esta viva!—grito dramático el pequeño rubio, dejándose caer de rodillas al piso y con las manos alzadas al techo.
—¿Deberíamos preocuparnos?—preguntó la niña, pasando su antebrazo por su nariz al sentir que el polvillo bajo la cama le seguía provocando ganas de estornudar.
—Deja que se humille un poco más.
—¡Loki!—regaño dándole un suave codazo al azabache, el cual solo sonrió apartando la mirada.
Y así fue como Thor regreso a la vida, con una enorme sonrisa que Lyrae pensó que se parecía a la de un asesino desquiciado. Su hermano mayor si que sabía como espantar, a veces, y le funcionaría si no fuera por el perfecto cabello rubio de princesa que tenía. Ni ella tenía el cabello así de sedoso, solo nudos y ramitas enredadas...pero Thor, era toda una majestuosa reina de la belleza.
—¡Esta viva!—volvió a repetir el rubio—¡Esta vi-...! Oigan, un segundo...—se interrumpió el niño bajando los brazos. Thor los miró fijamente por varios segundos, hasta que cayó en cuenta de que sus hermanos lo habían engañado.
Otra vez.
—¡Lyrae, Loki!—grito con molestia, levantándose del piso.
—¡Loki, corre!—exclamó la princesa entre risas, tomo la mano del azabache antes jalarlo fuera de su habitación.
—¡Ya verán cuando los atrape a los dos! —grito el heredero de Odín corriendo detrás de sus hermanos menores—¡Esta es la última vez que caigo en otro de sus engaños!
Ambos príncipes rieron, girando uno de los pasillos buscando los aposentos de sus padres mientras que Thor corría como todo un bligesnipe furioso e indomable mientras que Loki iba dejando ilusiones de ellos dos por los pasillos para confundir más a su hermano mayor. Lyrae sentía que ya no podía seguir corriendo por más tiempo cuando iban subiendo dos pisos más en el palacio, ya había corrido todo el día jugando a las escondidas con Thor. Sin embargo, cuando giro la cabeza para ver al rubio, este ya no estaba persiguiéndolos.
—¡Loki, espera!
Lo tomo del brazo haciéndolo retroceder justo a tiempo cuando su hermano aparecía enfrente de ellos a varios metros, había tomado un atajo.
—Plan B...—murmuró Loki, entrelazando sus dedos con los de ella y esta vez, él la jalo llevándola hacia la Biblioteca.
—¡Ya veras, Lyri!—exclamo su hermano mayor corriendo cada vez más rápido. Loki y Lyrae rieron empujando las pesadas puertas de la Biblioteca, pero ya era demasiado tarde—¡Ríndanse!—grito Thor lanzándose encima de sus hermanos pequeños, riendo a fuertes carcajadas que contagiaron a Lyrae.
La princesa sintió como cayó al suelo cubierto por una gruesa alfombra de color vino, riendo al borde de las lágrimas aun tomada de la mano de Loki, viendo como el pelinegro tenía una mueca de irritación en el rostro mientras luchaba por quitarse al rubio de encima, el cual no tenía intenciones de levantarse.
—Thor, estas aplastándome... —gruño Loki entre dientes, sin aire—¡Ya quítate!
—¡Otra vez!—sonrió Lyr, con sus ojos turquesas brillando de felicidad—¡Otra vez, otra vez!
—Me diste un buen susto, Lyri—Thor le revolvió aún más su rebelde cabello y rodó a un costado, dejando a su hermana en medio de ambos.
Los tres príncipes trataron de controlar su respiración después de la gran carrera que habían hecho por todo el Palacio, estuvieron en silencio por varios minutos antes de que rieran a coro sin motivo alguno mientras miraban el techo de la Biblioteca donde se reflejaba el árbol de Yggdrasil, el árbol de los Mundos, plagado de estrellas, nebulosas y estrellas fugaces que crusaban aquel manto oscuro que era el espacio. Aunque el silencio duro mucho tiempo, a ninguno le incomodó, Lyrae podía quedarse toda una vida así, al lado de sus hermanos. Eran esos momentos donde se daba cuenta lo afortunada que era y de lo mucho que amaba a su familia, no cambiaría nada en absoluto.
Y también se dio cuenta, de que no sabría qué hacer si algún día todo esto desapareciera. Quería detener este momento para siempre.
—Hay que hacer una promesa—hablo de pronto Thor, sorprendiendo a los dos menores. Tenía una sonrisa de felicidad en el rostro, pero esta no era competitiva ni llena de adrenalina como la de minutos atrás.
Era una sonrisa bastante relajada e incluso dulce.
—¿Qué promesa?—preguntaron Lyri y Loki al unísono.
El hijo mayor de Odín rodo los ojos, siempre le pareció escalofriante que sus hermanos hicieran eso.
—Mellizos...—murmuró con una mueca—No es que me de miedo, soy el futuro Rey de Asgard y no le temo a nada...pero, cuando hablan a la vez es irritante—cambió la ultima palabra. Thor soltó un hondo suspiro mirando a sus pequeños hermanos, los cuales se miraban arqueando una ceja con burla como si no le creyeran en absoluto. El rubio ignoró ese gesto y se sentó sobre el piso alfombrado de la Biblioteca—Será una promesa de hermandad, que ninguno de los tres podrá romper ¿Comprendieron?
Ambos asintieron, aun acostados en la alfombra.
—Hay que prometer que siempre estaremos los tres juntos como un equipo, los tres juntos contra los Diez Mundos—murmuró seriamente cerrando su mano en un puño, acercándolo a sus hermanos para que sellaran la promesa.
Loki y Lyrae intercambiaron una mirada y siguieron la acción de su hermano mayor, sentándose y luego uniendo sus puños a los de Thor.
—Los tres juntos contra los Diez Mundos—repitieron.
Lyrae se arrepentiría toda su vida de no haber encontrado la manera de congelar este momento. Ojalá así hubiera ocurrido, ojalá ninguno de los tres hubiera roto su promesa. Por que cuando el *Godskumringe iniciará, no habría retorno a aquellos pasados y dichosos siglos dorados. La Princesa Devastadora estaba condenada a ver el inevitable final del Dios de las Mentiras. Y siempre sería así, ese era el flujo correcto del tiempo...y pasaría una y otra y otra vez, por que así debía ser, por que así tiene que ser.
Hel los llamaba y las Nornas habían decidido el final de sus caminos.
GLOSARIO DE YGGDRASIL:
( ACLARACIÓN ) Diez Mundos: Los Diez Mundos o Diez Reinos son un grupo de planetas distantes conectados por la aureola cósmica, y es el hogar de varias razas y culturas diferentes. En la Saga de SOTH, el árbol de Yggdrasil esta conformado por Diez Mundos, en vez de los conocidos Nueve, siendo Quadheim el nuevo reino que se une al Fresno del Universo.
(1) *Solstråle: Rayo de sol.
(2) *Quadheim: Es el mundo de los Quadnir, gobernado por el Rey Roan Gøranson y su esposa la Reina Alfhild Ullsdottir, con quien tiene cinco hijos, entre ellos se destaca a la princesa Dione Roansdottir; quien tiene un vínculo de amistad con los príncipes Thor Odinson, Loki Odinson y Lyrae Odinsdottir de Asgard. Quadheim forma parte de uno de los Diez Reinos de Yggdrasil, un fresno perenne también llamado el árbol de la vida o fresno del universo de la mitología nórdica. Se le conoce como el Reino de Plata o también el Reino de Los Cuatro Grandes. Comúnmente reconocido por los poderosos integrantes elementales de la familia real. Quadheim desde tiempos antiguos, ha sido un fuerte aliado de Asgard, desde la Batalla contra Vanaheim y la rebelión de Hela Odinsdottir. [ aclaración: quadheim es un mundo de mi total creación, no existen en el universo de marvel. ]
(3) *Godskumringe: Crepúsculo de los Dioses. Se le conoce comúnmente como los momentos finales de los Dioses o la antesala al Ragnarok. Donde las antiguas profecías dictan la llegada del solformørkelse. [ aclaración: el godskumringe es de mi total creación, y un evento especial de broken crown y en toda la saga de soth, no existe en el universo de marvel. ]
📄 NOTA DE AUTORA
Holas, holitas de mar 🌚🌊
Ok, seré sincera. Quiero llorar. No se como explicar este sentimiento de volver a escribir sobre Loki y Lyrae después de tanto tiempo. No sé en que momento pasaron 9 años desde que cree la historia de estos bebés. Me siento una anciana. No se que decir, solo que, espero que les guste mucho esta historia. Esta hecha con demasiado amor. 💚 Y de antemano, les doy muchas gracias por leer y por el apoyo, son un Solstråle/Rayo de sol ☀, como dice el buen Daven.
Inicie esta historia cuando era una niña, mi época de feto. Casi no pienso cambiar nada de la trama con la que inicie y planee al comienzo, ósea, la versión que publiqué en el 2013. Solo agregar y meter guiños a esta versión final de los acontecimientos de Avengers Infinity War y End Game y la serie de Loki, como habrá podido ver un poquito en el comienzo y final del prólogo. Ojo no hay nada de spoiler, toca ver si en Broken Crown estos verdecitos se nos van con San Pedro o tal vez no, quien sabe 🌚 No sé si habré mejorado escribiendo (o tal vez empeorado), pero buenooo, arriba el espíritu, y vamos con todo que el sol volverá a brillar sobre nosotrxs 💚
PD: Estoy a su servicio si desean hablar y fangirlear sobre los caps de la serie de Loki 💚🐍 Por que, por favorrrr, nECESITO HABLAR CON ALGUIEN DE LA SERIE, ME ESTOY MUERIENDO CON TANTO. —estrella su cabeza en el teclado— ahmecalmó.
Las(los) quiero, desde aquí hasta el infinito y más allá.
—Cozyhell.
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