Su respiración era agitada, sus piernas comenzaban a doler después de tanto correr, el lúgubre silencio que había no lo tranquilizaba en lo más mínimo pues este le permitía escuchar sus pasos y los de él.

Se reprochaba el hecho de haber salido de la casa de uno de sus amigos tan noche, debió quedarse, debió llamar a su madre para decirle que no llegaría a casa y probablemente no estaría pasando esa situación.

Estúpido. Se reprochaba una y otra vez.

Se detuvo un momento inhalando y exhalando rápidamente, miro alrededor buscando algo o alguien que pudiera ayudarlo, pero aquellas calles estaban completamente solas, no se había dado cuenta que estaba justo donde su seguidor quería, escucho más cerca sus pasos y atinó solo a correr nuevamente pero llego hasta un lugar sin salida.

Las lágrimas resbalaban por sus mejillas, su corazón latía a mil por hora y la oscuridad de aquel callejón le ponía los nervios de punta.

—Te tengo.

Volteo completamente asustado, era tarde para él, lo había encontrado y no habría manera alguna de que se salvara de esta situación.

Apretó sus puños con fuerza, no, él iba a pelear hasta el último instante, no dejaría que ese tipo lo dañara, no sin antes al menos pelear. En cuanto su agresor se acercó se mantuvo en el mismo lugar, no se movió ni un centímetro. Lo esperaría, esperaría su primer movimiento.

Claro que el agresor tenía previsto que el trataría de defenderse por lo que sólo lanzó un líquido a la cara su víctima, quien dio un chillido de sorpresa, trató de limpiar su cara de aquel transparente líquido y se sorprendió de el hecho de que miraba borroso.

Su atacante salió por completo a la única luz que había, pero no podía verlo ni diferenciarlo, trató de ponerse en posición de defensa pero sus músculos comenzaron a pesar, no entendía que era lo que le estaba pasando y terminó cayendo al suelo estrepitosamente, sintiendo un peso ajeno sobre él.

—No.—trató de empujarlo pero simplemente no tenía las fuerzas para hacerlo.—Por favor, no.

El creía que gritaba, que alguien probablemente lo escucharía pero la realidad era que su voz apenas era entendible, trató de defenderse pero simplemente no podía, la impotencia de que lo tenía a su merced era horrible, no fue hasta que sintió la primera penetración es que soltó un fuerte grito.

¿Dónde estaba la seguridad que debían brindar? Prometieron más protección para evitar esto, se supone que debían confiar en que la alfa líder haría lo imposible por protegerlos, pero ahora él sería una víctima más de la manada.

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Una vez que recobró el conocimiento quedó con la vista fija al cielo, estaba amaneciendo, había pasado varias horas en ese lugar, tirado cual basura que ya no tiene ningún otro uso. Sentía el dolor en sus costados, con su mano tocó su abdomen y pudo percibir su sangre, seguramente por eso se sentía algo débil.

Me estarán buscando. Pensó.

Y no estaba equivocado, la alerta de su desaparición ya había sido puesta, fue cuestión de minutos o tal vez horas, no lo sabía, pero cuando finalmente encontraron su cuerpo inerte en el suelo llamaron a la ambulancia para llevarlo de emergencia al hospital.

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Sooyeon llego apurada, sus tacones resonaban y a pesar de estar casi trotando no perdía la elegancia. Solo basto que le dijeran el número de habitación para dirigirse a esta, abrió las puertas causando un fuerte sonido que hizo sobresaltar al menor que se encontraba sentado en la cama. Las lágrimas rodaron por sus mejillas al ver a su pequeño en esa circunstancias, se acercó lentamente, ambos mirándose fijamente y terminó por rodearlo con sus brazos.

No aguanto más y se derrumbó, sintiendo el calor que le transmitía su madre y esa deliciosa fragancia a canela, característica de la omega.

—Lo... siento.—susurro apenada, sentía tanta impotencia de no haber podido defender a su cachorro.

Jimin solo negó con la cabeza y apretó con más fuerza el delgado cuerpo de su madre. Yo tengo la culpa. Quiso decir, pero las palabras no salieron de su boca, se sentía tan avergonzado y sabía el escándalo que se haría una vez que la noticia fuera lanzada al aire, porque si, era más que obvio que todo mundo se enteraría de su trágico acontecimiento.

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El consejo se reunió esa misma tarde, los 5 representantes de los distritos, el director de estos y la líder de la manada. Entre ellos el padre de Jimin quien era el representante del tercer distrito, una de las personas más influyentes sin duda.

¿Cómo iban a arreglar este asunto que terminó perjudicando a su único hijo? Hace más de dos meses comenzaron varios atentados contra omegas de diferentes distritos, llegando la cifra de 27 omegas afectados (incluyendo a Park Jimin) de los cuales solo 10 se mantienen con vida, 6 se quitaron la vida después del acontecimiento y 11 murieron por las apuñaladas que recibieron. Se declaró el toque de queda a partir de ese momento, todo mundo tendría prohibido salir después de las 8 de la noche hasta nuevo aviso.

Para tratar de "reparar" el daño causado todos conocían la tradición de que los hijos del o la alfa líder escogiera a su pareja de las familias que dirigieran los distritos, así fue como se le prometió al señor Park JungSoo que su hijo Jimin al cumplir los 21 años se casaría con su segundo hijo debido a que el primero era un omega.

No muy convencido terminó aceptando, con la única condición de que si Jimin se negaba sería aceptable puesto que no garantizaron del todo su protección como se había prometido.

Para esa misma tarde el señor Park cerraba el trato con un apretón de manos con la alfa líder, mientras que Sooyeon seguía acariciando con ternura la espalda de su pequeño, quien no imaginaba que era lo que tenían pensado para él.

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Este es mi primer omegaverse (al menos publicado y escrito xd) but es que me enamoro tanto este género que no resistí y simplemente aquí está. Sorry por cualquier falta de ortografía, después será corregida. Gracias por leer.