9.- Hilos de seda.
Disclaimer: Amolad pertenece a TheSnipster.
Des aguardaba paciente en la entrada de la universidad a Leo, el tiempo había pasado y el cortejo de aquél alfa con él no se detuvo, sus propuestas para impresionarlo a veces lograban su cometido, sacándole una sonrisa o haciéndolo dudar de que tanta era su ingenuidad. Se acomodó pesadamente en el banco mientras observaba su alrededor, las hojas meciéndose perezosas y el viento aullando a lo lejos.
Sonrió de lado, recordando aquella noche hacía unos días.
Leo lo había ido a buscar para hacer la alianza entre las "Aves" y los "Blights" se habían encontrado en las orillas del lago de Saint Clair, En una de las muchas desoladas colonias latinas de Detroit. Las pesadas nubes anunciaban una tormenta en Grosse Pointe, aquella pequeña ciudad donde había nacido su amiga Emma.
La noche amenazaba con aparecer y encubrir sus actos con su grueso velo negro, mandando como represarías a las gotas de lluvia que esporádicas comenzaban a salpicar la desgastada calle, el rugido de las motocicletas y el silencio después de detenerlas fue abrumador, diez de los hombres más cercanos de cada bando estaban con sus líderes, esperando a que les dieran la indicación de atacar.
El casco fue retirado de ambas cabezas y se sonrieron cómplices. Con la luz de la tarde el moreno ahora podía percatarse del mal montado disfraz de Des, el ladeo en su cabello mezclando los mechones ámbar con el pulcro ébano; con la luz brindada podía ver esos ojos ámbar cubiertos por alguna lentilla bermellón, cambiando su mirada por completo. —Buenas noches, Life—Pronunció con claridad el alto, mientras el chasquido que producía su calzado al caminar, dejaba a varios hipnotizados; No precisamente porque fuera como observar una pasarela y un fino modelo interpretando un "catwalk". Era diferente, tan segura cada pisada, como si buscará hacer a la tierra temblar. Las fuertes piernas entalladas en aquel pantalón. Creando un éxtasis de sensualidad y Provocación —¿Y? —Preguntó con socarronería y una tenue sonrisa, mientras tomaba el hombro de su contrario, aquél que había ido a su encuentro. Mientras apoyaba un codo en la barandilla de acero que impedía su caída al lago.
La piel de Des estaba erizada, podía sentir a la fría brisa colarse en la chaqueta carmín que portaba. Sentía el cosquillar de sus falanges ante la primicia de un acuerdo roto. Mentiría si dijera que no sentía miedo, estaba acostumbrado a acorralar, no ha a estar acorralado.
Todos los que lo seguían ponían una fe ciega en su persona, y actuaban en pro de que a su lado tendrían poder, riqueza, amor y libertad. Haciendo su propio yugo de dependencia, brindarle oro al pobre y después arrebatárselo, para hacerlo buscar por ti. Olvidando completamente que son presas, victimas, soldados entregados para obedecer, y obtener lo que él quisiera. Una táctica que aprendió siguiendo los pasos de su padre.
Sin embargo ¿Qué tanto, contaba con Leo? Es un juego sucio el del yugo del "amor". No conocía completamente a Leo y aun así, estaba ahí. Podría traicionarlo en un segundo y las cosas podrían ir muy mal, sin embargo la adrenalina drenaba la vacilación, su banda lo miraba recelosa, dispuesta a dar todo por él.
Aunque si descubrían aquellos betas su pequeño secreto, seguramente atentarían varios contra su cabeza. Pero no era por ellos que tenía miedo, incluso no era Leo.
Miró hacía los hombres que había traído el moreno: Alfas.
Las aves estaban llenos de aquellos, los cuales no acatarían la orden de alguien "inferior" a ellos... e incluso él, con el fingido rango de beta y líder de los blights. No podría con la mente cerrada y tonta de aquellos, que sólo seguían órdenes de quien se había ganado su sumisión.
Leo los había dominado con poder y respeto, aspecto que siempre celó del mismo y rasgos que como omega forzó obtener, sin embargo; la predisposición ciega de los alfas era su talón de Aquiles y él no necesitaba eso. ¿Para, qué? Si puedes tener a quien lo haga por ti. Y él buscaba que llenará ese aspecto: Leo Spindler.
Las miradas de aquellos robustos hombres eran inquisidoras, llenas de arrogancia y desvalorización de su persona, sonrió ante el grito impertinente de uno de ellos: —Esperas que obedezcamos y aceptemos a esta plaga— Dio un paso al frente, mientras se aproximaba a ambos hombres, podía ser casi tan alto como Leo, fornido, con tatuajes por toda su piel oscura, infló el pecho como los animales intentando verse más intimidante.
—Lo que me causa más terror, es tu rostro. —Murmuro, mientras deshacía su posición relajada y se ponía erguido completamente, mirándolo hacía abajo y despectivo. El hombre se estremeció cuando el alto le dirigió la mirada.
—Co-combate—Trastabillo en una inútil orden el alfa, mientras bajaba el tono de su voz, y evitaba la iracunda mirada de Leo. —¡Que demuestre que merece nuestro respeto!—Espetó mientras en el bando de las aves, aparecía la bulla y los alientos a la propuesta de su compañero.
Los blights protestaron, mientras se mantenían expectantes a los órdenes del omega, una mirada y ellos saldrían para acabar con ese alfa. Para ellos el único que podía conducirlos a la gloria, era ese joven beta. Ellos habían entregado su persona a alguien que no conocían en lo absoluto.
La sonrisa de Des se amplió al punto que pensarían que debería ser doloroso. Rió lleno de diversión mientras aplaudía, estaba extasiado. Pronto las voces se callaron para dejarlo hablar —¡Perfecto!—Gritó con elocuencia mientras que con un ágil salto llegaba hasta donde estaba el retador—Sólo espero, que entiendas que cuando retas a la muerte, tu vida es el precio a pagar. —Pronuncio con convicción y advertencia, una larga línea carmesí se dibujo en el borde de la garganta del contrario.
El hombre retrocedió, mientras empezaba a respirar rápidamente. Él no podía estar asustado por un beta. No podía ser verdad. En toda su vida nunca pensó sentir miedo de alguien inferior a él.
Des camino decidido, algo iba a terminar muy mal, y probablemente iría a casa con más que un raspón. No era tonto, podía aparentar falsa seguridad, podía mentir haciendo creer que tenía la batalla ganada, sin embargo en el fondo él sabía que era todo lo contrario. Pero la lábil mente de alguien que siempre se cree vencedor lo hace susceptible a caer en engaños y falsas promesas.
La pelea inició en un parpadeo, Des se encontraba esquivando y evitando al iracundo y consternado alfa, el cual lanzaba con vacilación sus puñetazos, e intentaba atraparlo, pero el omega se mantenía firme en escabullirse como bruma entre sus ataques.
Era una mala estrategia y el alto lo sabía, pero no podía arriesgarse a que descubriera la poca fuerza que poseían sus brazos, debía cansarlo para después atacarlo, haciendo que el cansancio fuera la trampa para burlar su precepción.
Fue en un descuido de estar pensando en su plan, que un puño se dirigió certero a su rostro. Impidió el golpe reaccionando velozmente y colocando sus brazos en cruz, miró aturdido el entorno, todos esos ojos viéndolos, estaba llevando al limite su mente y cuerpo. Des se empezaba a cansar, le dolía el antebrazo, pero no podía demostrarlo, probablemente tendría un gran moretón verde. Logró alejar a aquel costal de músculos, al derribarlo con un gancho de su pierna.
Leo observo en silencio y perplejo la riña que había empezado, no lo creía. Tal vez en una batalla limpia, en donde aquel bulto de carne no estuviera lleno de esteroides y droga, Des podría ganar, sin embargo sin sus artimañas e "instrumentos de apoyo" una batalla cuerpo a cuerpo, era irracional. Aeva siempre hacía lo inesperado, sonrió contento al ver los movimientos que ejecutaba, quería interferir pero, ganaría más que odio al hacerlo.
No lo pensó más, cuando vio el puñetazo, y la patada barrida de Des para tumbar al retador. Se aproximo y tiró del hombro del alto para sacarlo de la contienda.
El hombre se puso de pie con dificultad, mientras miraba con extrañeza al moreno.
El semblante de Leo era indescifrable, duro, frió, cargado de severidad y poder, se le helaron los nervios al hombre frente a él—Esto es una lección. ¡"Wisdom"!— Aclaro, mientras pronunciaba aquel nombre en clave; el hombre frente a él sólo pudo sentir un ardor en la frente —¡Si digo pleitesía a Death, ustedes se hincan! — Ordenó mientras el sonido del aire al ser partido y el rebote seco del proyectil en la acera resonaba en todos los oídos.
El ruido sordo que hizo el cuerpo al tocar el suelo, fue el único sonido junto con la voz de Leo que interrumpió el abrumador silencio, todos permanecían inertes y perplejos, intentando no respirar para no desatar la furia de su líder —Me disculpo por no tenerlos, tan bien entrenados— Hizo una inclinación de disculpa al alto, mientras este lo observaba extrañado, y las aves restantes imitaban el acto. El hombre en el suelo había caído de espaldas ante el golpeteo de un arma semi-cargarda, el primer disparo vacio en su frente y el que se estrello junto a él cuando cayó lo tenía en un estado catatónico.
Después de una sonrisa de lado, Des capto todas las indirectas del moreno, no quería arriesgar la vida de sus compañeros pero, no podría en peligro la él, aun había un largo camino para atar esa soga en su cuello; el sería su ejecutor al final.
—Sólo estábamos jugando, —Respondió tranquilo—No lastimamos a los nuestros ¿Cierto, chicos?—preguntó mientras miraba a su pandilla, la cual contesto en armonía afirmativamente. —Pero, apuesto a que puedo ganarte en una carrera de aquí por la Avenida Jefferson hasta la desviación de la trescientos setenta y cinco ¿Te animas?
El reto de Des pareció complacer a todos, tomaron posiciones, mientras derrapaban por la carretera con la lluvia empañando sus cascos. La ardiente marca de las ruedas al pasar por la acera mojada, se evaporaba dejando un humo gris empañando la noche.
El pequeño micrófono en el casco de ambos, les permitía comunicarse — ¿Es todo lo que puedes Spindler? Alcánzame.—Le reto mientras aceleraba a un más, dejando a los demás atrás, tomando un desvió cuando sólo quedo Leo visible en el retrovisor.
—Te estás desviando—Afirmó el moreno mientras no perdía su huella, sentía su cuerpo tenso y su corazón acelerado, el peligro se expandía como minas en un campo por su piel. Pero Aeva, lucía tan confiado con esa velocidad, como si no temería terminar sus días debajo de algún auto o al borde de la carretera en un accidente.
—Ganamos hace ya horas. — Contesto mientras empezaba a bajar la velocidad—Los mande a sus agujeros, los llamaremos cuando necesitemos defender o atacar. — Los negocios sucios siempre se llevan a cabo bajo la máscara de tontas guerrillas de hombres sin cerebro, nadie ve lo mucho que se apuesta en ellas. Las grandes compañías como las de ellos, se mantenían al alza por el dinero maquillado que se ganaba en transacciones que bordeaban de manera ridícula la legalidad. Los asaltos era para disminuir al potencial competidor, el tener un gran territorio garantizaba seguridad sin pagos extra a los que dominaban la noche; y él mejor para hacerlo era ese hombre de piel achocolatada y ojos verdes cual esmeraldas.
Des bordeo hasta llegar al parque Henderson, aparco la moto mirando a su alrededor había algo acogedor en la madrugada, con las gotas de lluvia empapando su rostro. No había aventureros, ni vestigios de personas cuando la lluvia se abría paso; camino hasta alcanzar la barandilla que lo separaba del rio Detroit, sin asegurarse de que Leo continuara a su espalda.
—¿A qué juegas? El juego de atrapar no es muy grato bajo una tormenta. —Masculló el moreno al hallarse completamente empapado, sin embargo fue ignorado, Des reposo sus brazos en la barandilla y no dirigió su vista a él, parecía que el rio y su cauce fueran su real preocupación y únicos dueños de su interés.
—Eres peor que yo. —Habló al fin, al sentir la presencia de Leo junto a él. Soltó una risa traviesa mientras el moreno intentaba, descifrar sus acciones. — Nos engañaste a todos, pensé que realmente le habías disparado. — Sus facciones se relajaron. —No lo malentiendas, estoy atónito, ante lo que hiciste— Des seguía pensando en lo difícil que hubiera sido para él, llegar a esa resolución, le habría costado días de preparación y meditación. Eso lo hacía preguntarse: ¿Leo, se preparaba? o sólo se dejaba guiar por corazonadas e impulsos. — "Para ser un acto reflejo, había si perfecto"— Pensó, se sentía satisfecho, y a la vez un tanto temeroso.
—Quería hacerlo. —Habló el moreno— y si, tú lo quieres; lo estará. —Dijo en un tono impasible, determinado ¿Lo estará? ¿Se refería a eliminarlo? Volvió a prestar atención a lo que decía— No delante de los demás, sería ponerte en peligro ¿Puedo ver tu brazo?—Pregunto extendiendo la mano.
—No. —Respondió en automático, y el moreno retiro su oferta, mientras Des lo observaba con recelo, la tormenta empezó a destellar en el cielo, y el ruido sordo del trueno rompía, el sonido de la lluvia y el viento. —Regresemos —Soltó sin ánimos.
Camino rápidamente había sido un capricho ir hasta ahí, simplemente no tenía la fuerza y las ganas de lidiar con otros, Dio una larga respiración mientras veía al cielo.
—Mi departamento no está lejos, podríamos ir para refugiarnos de la tormenta —Murmuró Leo, en una sugerencia.
—¿No crees que todos los parques de Michigan se parecen?—preguntó con una sonrisa — Vamos. —Contestó con simpleza a lo que había propuesto Leo. —Sólo déjame avisarle a mi secretaria. — Habló sin permitirle a Leo, responder a lo que había dicho. Se acerco a una vieja estructura de plástico y metal. Un juego de niños que simulaba un palacio, se recubrió de la lluvia en un pequeño techo y marcó— Emma, me quedaré en el lugar de Leo. Inventa algo creíble por si llega a buscarme alguien. —El alto sólo asentía con la cabeza y reía de manera ocasional— Puedes decirles que fui al hospital, alguna locura, como que el implante de mi brazo se infecto. — se escucharon unos gritos y Des alejo el teléfono y colgó divertido.
Sus miradas chocaron y el moreno le sonrió invitándolo a seguirlo, el sólo asintió mudo mientras seguía sus pasos hacía la motocicletas.
En el camino el alto sólo podía preguntarse si Leo, era estúpido o ingenuo. ¿Qué alfa invita a un Omega a su casa si no es para coger? Se sentía mareado; traicionado, y ¿Si el moreno resultaba más astuto que él?, después de todo había hecho lo que todos, taparle las oportunidades y ponerlo en el tablero para moverse como una ficha más.
Su cabeza armaba un sinfín de posibilidades, el ser obligado por Leo, el terminar como juguete de turno de las aves, o podía solamente ser eso, el pasar la noche en casa del moreno, sin pormenores más que la tormenta.
No se dio cuenta cuando llegaron, o cuando dejo su moto en el garaje del mayor, incluso no sabía cómo había dejado la chaqueta en el perchero y ahora el moreno le preparaba un baño.
Un condominio para una persona, habían subido por un ascensor hasta aquél departamento, ha saber que había en los pisos debajo de él. —Vacio—Murmuro no había nada relevante en aquél lugar, ni siquiera algo personal.
Un escalofrío lo recorrió, su playera de manga larga no lo mantenía del todo en calor. Se levanto del diván, ahora empapado por su culpa, y se dirigió como dueño del lugar a la cocina, mordió una galleta que saco del empaque, mientras buscaba instrumentos para un buen café.
Recorrió la sala y miró a través de los grandes paneles la lluvia, llegó a mesita de vidrio cortado mientras repasaba con su mano la portada de una revista, Ahí estaba él. Ojeo las páginas, perdió el interés después de todo era un número pasado. Des toco su collar y se alejo al escuchar al moreno llamarle.
—Tu baño está listo,—Mencionó con felicidad y una encantadora sonrisa—No tengo algo de... tu talla... pero, deje... un conjunto de dormir, secaré tu ropa y podrás usarla— Murmuraba en titubeos y un gran rubor, sin creerse las cosas que decía.
—Gracias—Contestó divertido por la reacción, mientras tomaba las prendas que le ofrecía el moreno. — vigila el café por mí.
Leo se quedo viendo a Des tomar rumbo al cuarto de baño, no creyó que aceptaría su tonta propuesta, porque era una sugerencia muy indecorosa ahora que la pensaba con tranquilidad, sólo no quería dejarlo ir a su casa con esa expresión decaída en su rostro, aunque parecía que lo que sea que pasaba por la mente de Des, todavía seguía haciendo estragos ahí. Volteo a ver la revista que reposaba en la mesa de vidrio, no la había tirado. Tampoco había desempacado sus pertenecías, tendría que ocuparse de eso más tarde. Miró con una media sonrisa la barata propaganda de joyas y el inútil slogan: "El amor como el diamante, rompen lo impensable".
Des tomo una larga ducha.—¿Quién deja entrar a un desconocido a casa?—Murmuro, en el agua mientras pensaba que Leo no lo veía como una amenaza, eso en cierto punto lo molestaba. Se levanto mientras veía la mancha morada que adornaba su brazo. Era un lugar vistoso. Debería cubrirlo con una camisa larga el día de mañana.
Leo bebía ávidamente el café de Des, era delicioso. ¿Le daría la receta? Giro el rostro cuando escucho a la puerta abrirse, haciendo que se sonrojara de inmediato, Des salía solo con la playera que le había cedido mientras sujetaba el pantalón con un dedo y murmuraba —Muy pequeño. —Mientras caminaba a la habitación de junto donde aguardaba la enorme cama de Spindler, se encogió entre las cobijas, mientras escuchaba a las pisadas caminar hacía allí y parar en el marco de la puerta —Tomaré este cuarto ¿No te molesta o sí?—Miró divertido al moreno, asomándose entre las almohadas.
Leo lo observaba perplejo, sin poder dar un paso más o... ¿O qué? Respiraba agitado, negó con la cabeza sin poder apartar las pupilas de las contorneadas piernas de Aeva, y la pronunciada cintura que ceñía al estar acostado, su mente divagaba en la pequeña curva de su muslo a su... glúteo. Era un maldito pervertido, ya no le costaba admitirlo, sin embargo debería ser vergonzoso verle, las pupilas dilatadas, los labios humedecidos y el maldito pantalón en realidad era muy pequeño, y se volvió aun más chico cuando se levanto de la cama y lo alcanzó. —Ten una buena noche en el diván.— Susurro con una ligera sonrisa, antes de darle un pequeño empujón y cerrar la puerta.
Des metió el seguro, e incluso empujo un pequeño mueble de noche contra la puerta, mientras regresaba a la cama; Estaba cansado. Fue criado para obedecer, servir y complacer, incluso su cuerpo sucumbía ante el poder. Siempre lleno de temor y aun así quería más que cualquiera en su condición. Si no le hubiese clavado la espina de que eso no estaba bien, tal vez sería un idiota feliz... idiota, pero feliz.
—"Tener a Leo y con suerte tenga el poder... de la libertad." — pensó, antes de cerrar con pesar los parpados.
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Créditos: Break my heart--- Allie X.
"Rompe mi corazón sólo un poco. "
N/A:
Buenas noches tengan todos.
Uff... hace bastante sin actualizar, regreso después de mucho. Un poco de romanticismo nunca esta de más. Des lo dijo: el que cruza primero la meta es el que gana. Pero siempre hay cosas interesantes que ver en el camino.
Dicen que los monstruos al final del día también tienen una casa a la cual volver.
ustedes que piensan, y¿A donde va esto?
Por cierto dudas, comentarios, sugerencias, intuiciones, premoniciones.... siempre son gratas de leer.
Muchas gracias por leerme y continuar este pequeño texto.
Atte: Morachan
PD: ¿Son lobos o abejas? ¿Mamíferos o insectos? Des podría ser una araña, daddy long legs.
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