13. Convenios y encuentros.
Disclaimer: Amolad pertenece a TheSnipster.
Leo abrió grandemente sus ojos, "bienes mancomunados", ir en contra de los acuerdos estipulados de las leyes norteamericanas. Hacía más de cincuenta años que el mundo había cambiado, se había intentado llegar a un acuerdo igualitario, más no equitativo, los géneros de omegas y betas estuvieron en desventaja ante la fuerza y cualidades innatas de los alfas, generando controversia y llevando a la sociedad a establecer nuevas leyes.
La violación de los Omegas en un principio había sido penada, sin embargo al subir a los altos cargos los Alfas, y al darse cuenta que los mismos Omegas deliberadamente utilizaban sus hormonas para cautivarlos, fue que se abolió esa ley parcialmente, obligando a los Omegas a usar supresores hormonales, y sí en las pruebas de laboratorio se comprobaba de alguna forma su desuso, el culpable saldría impugne, ante esta nueva estrategia empezaron las demandas y pensiones para poder mantener a los hijos de aquellos alfas que salieron inocentes de sus actos, pronto hubo varios Omegas con poder y dinero, los cuales podrían desbalancear la sociedad "perfecta" de los alfa, para ello una nueva ley fue la que se instauro: Los Omegas no podían tener bienes, eran capaces de heredar la fortuna de sus padres, pero quien se haría cargo de ella, siempre sería su conyugue o el primer familiar alfa, argumentando que era la única manera de mantenerlos seguros dada la alta tasa de crímenes violentos contra ellos, pareció funcionar, la sociedad era menos violenta y la tan ansiada equidad parecía estar cercana.
Los Omegas podían estudiar, ya no eran confinados a sus casas o asesinados cuando se revelaba su género, ahora podrían contribuir a su familia. Con los supresores lograron abrirse paso en la sociedad, pronto adquirieron lugar en las empresas, escuelas y hospitales. Tal vez el mundo ya estaba preparado para un cambio más.
Los Omegas podían hacerse cargo de sus bienes, aunque no entendía a Des, los bienes Mancomunados, hacía que compartieran el 50% de lo que adquirieran después del matrimonio. Aunque no debía olvidar que ellos estaban celebrando un acuerdo prenupcial.
—¿Quieres que nuestro acuerdo prenupcial sea por bienes mancomunados?—Pregunto con extrañeza.
—Así es—Contesto con una ligera sonrisa, bajando para llegar hasta él —De esa manera no habrá duda ¿No crees? Los partidarios de los Omega ya no tendrán la excusa de que es obligación lo que estamos haciendo, y los partidarios de los Alfas no podrán argumentar que fue un desliz mío, aunque si hicieran las pruebas podrían ver que estoy lleno de supresores. —Rió.
Des tiraba de él como un muñeco, lo hacía caminar hacia el desastre como si fuera su decisión, ahora estaba más perdido que en un principio, pero ¿Qué podía hacer? La solución parecía beneficiosa para él y provechosa para la situación en que se encontraba. Sí el alto quería generar ganancias después de su matrimonio, tendrían que pasar varios años antes de que decidiera divorciarse de él...
Tal vez era el plan desde un principio, hacerle ganar regalías con la boda y al final deshacerse de él cuando tuviera suficiente, algo punzó en su corazón pero, no podía ser fácil el ansiado perdón,¿Verdad? Lo sabía desde que secuestró a Zerban, desde que vio a Des temblar en sus brazos, desde que esos ojos no lo miraban a él y desde que supo que su corazón había albergado a alguien más.... Estaba bien. Sí era así, en ese tiempo se encargaría de atar su corazón al suyo y frustraría el plan futuro de Des.
—Como tú, órdenes —Se inclino con elegancia mientras tomaba su mano y la besaba. — ¿En donde será nuestra fiesta de compromiso, Des?
El alto repaso sus delgados dedos por sus labios, pensando— ¿Qué te parece aquí? Deberías hablar primero con Sheppard. —Resolvió. —Él lleva los ingresos de tus empresas ¿No es así? Emma es más que una lujosa secretaria, en este momento está organizando los míos. —Por supuesto los Alfas siempre ven a futuro y no al pasado, era una división de bienes, eso quería decir, darle el poder completo de lo que era suyo y se le fue arrebatado por las leyes, todo estaría en su contrato y se lo haría saber — Ardent estará a mi nombre.
Leo lo miro con asombro ante la afirmación que había hecho el alto, "Ardent" el bien más valioso que tenía el alto, ¿Para qué? ¿Por si decidía casarse otra vez después de su divorcio?—Está bien—Contestó en automático—Es más, pon todo lo que es de los Aeva a tu nombre—Propuso con una traviesa sonrisa, no necesitaba y no quería los bienes de Des, El estaba haciendo los suyos propios. —Lo haré, los firmaré y te cuidare—Comento mientras acortaba la distancia entre ambos y robaba un fino beso de los labios de un perplejo Des.
Esa pequeña caricia se deslizó como una pluma, por los propios mientras sus mejillas se llenaban de calor, sólo pudo escuchar a Leo decir: —Te lo juro. — Mientras sus palabras caían en él, tan pesadas como una promesa. Des parpadeo incrédulo con un ligero rubor en su tez, pensando que aquello fue demasiado corto, tanto que no se dio cuenta de la partida del mayor.
Así, Leo abandonó la residencia Aeva, con el compromiso de una fiesta y un acuerdo en la noche, tenía que hablar con Samuel, y establecer las reglas de su contrato. Después de todo, los matrimonios por bienes mancomunados no estaban abolidos. Claro que no se llevaban entre alfas y omegas, sin embargo los betas, eran otra cuestión. A veces no entendía cómo funcionaba el mundo. —No es que no lo entienda, es que es más fácil ignorarlo—Se auto-contestó al estar ya fuera de la casa de Des, tomó las llaves de su auto y partió para el edificio de la empresa: "las alas del águila".
Des estaba ansioso, su estomago se arremolinaba nervioso de lo que fuera a pasar, le gustaba la sensación de estar al borde, rozando peligrosamente entre la derrota y la victoria, entre el caos y la paz, cualquiera que fuera la resolución lo mantenía satisfecho, cuando no tienes nada que perder, los juegos se vuelven violentos y desequilibrados, siendo jugados por el simple hecho de divertirte a través de ellos, sacando una emoción del resultado y aunque era un juego de azar; Algo era certero, él odiaba perder.
No había vueltas al pasado, ni caminos que enmendar, se dirigía directo a su perdición pero, no le importaba. Ataría a Leo a su lado, si caía él también lo haría, si perdía el otro estaría con él. Era el plan y esta vez no huiría ni del castigo ni de él destino.
Apretó sus puños con fuerza, o eso quería, entonces ¿Por qué las suaves caricias de Leo lo seguían incitando? Rozó con sus yemas sus labios, ese ligero beso le había transmitido tanto, ¿Desde cuándo los sentimiento del moreno eran tan trasparentes? Tan fuertes, lo suficiente como para llenar de esa extraña calidez su corazón, no la quería, no la apreciaba, todo lo que sentía, o debía sentir por Leo era odio, ¿Lo era? Caminó con enojo por los largos pasillos de la mansión, llegando a su salón de entrenamiento, golpeo con furia el saco de boxeo que colgaba frente a él. El maldito lazo no pudo hacerse más fuerte con aquello, era sólo una mala broma de su cabeza.
Cuando sus puños se entumieron comenzó a patear el maldito saco, no estaba vestido como para entrenar pero no era con ese objetivo que estaba ahí, ni siquiera sabía que quería lograr o hacer, se hincó en el suelo cansado, con las gotas de sudor resbalando por sus sienes.
¿Era lo normal? Pues él le había abierto la puerta, sólo lo había sorprendido eso era todo. Meditó en el piso, con su sudor empapando su frente, su corazón golpeando violentamente contra su pecho, sin que pudiera definir de donde venía aquél cómodo calor que lo abrazaba. La tranquilidad nunca tuvo tanto caos, los pensamientos de su cabeza pararon cuando Emma lo llamó, había terminado de redactar todos los bienes de los Aeva.
Des se despejó y perdió ese momento, le pidió que le preparara el baño y que realizara los preparativos para una cena de gala en la noche. Todavía tenía una fiesta y una actuación que dar.
En verdad que necesitaba golpear a alguien, mofarse de su debilidad y celebrar de su victoria; sin embargo por los acontecimientos en los últimos días, debía ser prudente, los blights deberían mantenerse haciendo lo que les encomendó y él esperaría un tiempo antes de aparecer nuevamente como Death.
Se mantuvo en su cuarto, leyendo sus anotaciones y revisando las tareas de la universidad, Lovelance tocó la puerta y le informó que tenía una visita, no alcanzó a preguntar quien, cuando la pequeña mujer escapó escaleras abajo para terminar la encomienda que le había dado. Seguramente tenía el corazón destrozado, pero que le importaba.
Al llegar al salón se sorprendió de la persona a la que encontró, la visita que recibió no era para nada la que esperaba, Vanya giró bruscamente hacía su dirección cuando se percató de su presciencia y caminó furiosamente hasta él, mientras le preguntaban que pretendía.
—¡Buena la has hecho! ¡En qué mierda piensas! —Vociferaba con enojo—¡¿Piensas?! O sólo se te ocurrió aflojar al último minuto —Lo agredió—¡Se llevará todo!—Fue con lo que a completó.
Des la miro imperturbable— Pienso en que tengo un compromiso con Spindler y en él, no entras tu. —Sentenció con tranquilidad deshaciéndose de las manos de la mujer, y desafiando a sus amatistas.
Vanya lo miro incrédula, mientras reía sarcástica— Ja ¿Crees que un Alfa aceptara a un Omega marcado por otro? No te ha enseñado nada la experiencia de estos años. Eres más iluso de lo que pensé ¡Estás loco! ¡Esto no funcionara! ¡Nos llevaras a la ruina! ¡Y a nosotros contigo!
—Sólo a ti y a Adam. —Le brindó una sardónica sonrisa, que claramente decía: "No te necesito"
La mujer lo miro con extrañeza y por un minuto sintió temor— ¡No puedes darle herencia! Cuando él te deje, ¡No tendrás nada! Estas enfermo si piensas que te recibiré en mi casa.—Repudio la mujer, mientras lo miraba con desprecio, esperando que con sus amenazas logrará hacerlo sucumbir, parar ese teatro y volver a quedar en la sombra, mientras que con su ingenio la guiaba para hacer a la fortuna más grande.
Sin embargo la sarcástica sonrisa de Des, le anunciaba que hablaba en serio. Su sobrino debería haber enloquecido, entregaba todo lo que habían trabajado a un completo desconocido, aun maldito alfa que no era ella o su esposo, tenían riquezas pero nada como la substanciosa fortuna que cargaba Des en sus espaldas. El maldito Omega era demasiado estúpido, estaba entregando todo a cambio de nada...
—¿Cuánto tiempo has vivido conmigo? —Preguntó en una retorica extraña. Mientras afirmaba—Yo nunca pierdo Vanya —Concluyó, sacándola de sus pensamientos.
La mujer torció el rostro en una muestra de desagrado — Como quieras, ¡Pero esto no se quedará así Des! ¡Me las pagaras!—Amenazó acortando la distancia entre ellos, sus ojos centellaban en furia, agarró con fuerza el cuello de Des para bajar su altiva mirada —No eres tan listo, niño bonito... —Afirmo mientras aflojaba su agarre, y susurraba en su oído —Te prometo que te hundiré— Sentenció mientras pensaba que averiguaría la verdad tras esa sucia jugada. —Nos vemos en la noche. —Vanya lo soltó dirigiéndose con paso firme hacia la puerta de salida, con el cabello ondulando pesadamente de un lado a otro.
Des sobó con la yema de sus dedos su cuello, Vanya era una maldita salvaje, pero estaría en la fiesta, y probablemente trataría de deshacer la unión de él con el moreno, no sólo ella, la mayoría de los invitados tratarían de hundirlos esa noche. Las peores guerras no son las que se libran con armas, son esas donde engañas con sonrisas y matas con palabras como una bala. Debía pasar esa línea de fuego y todo lo demás sería más fácil.
—Después de esto, todo será más fácil —Murmuro auto convenciéndose de lo que hacía.
La noche pronto se hizo presente, Leo no había acudido a él antes de que la fiesta se celebrara, "Excelente novio había escogido", pensó con sarcasmo, los invitados se encontraban en el gran salón parloteando, seguramente pensando en los comentarios ingeniosos y déspotas que les dedicarían, si bajaba estaba seguro que escucharía los: "¿Viene solo?", "siempre los dejan", "Eso pasa cuando dejas a un Omega hacerse cargo". Entre aquellos que también irían contra su moral y "predisposición".
Sí Leo no acudía estaría acabado, lo excluirían de ese mundo y lo despreciarían, al principio tratarían de consolarlo y a la larga lo abandonarían a su suerte; por un instante la impotencia y el miedo se apodero de él, no bajaría hasta que Spindler fuera a buscarlo. Tocaron la puerta y Emma Habló:
—Las visitas preguntan por usted, abajo.—Murmuro con su voz temblando. No podría salvarlo del lio donde se había metido su jefe.
—Voy...—Vacilo en su voz. Mientras reunía el coraje para salir de la habitación. Respiro profundo, deshaciéndose de sus demonios, ideando respuestas ingeniosas ante los comentarios y preguntas que podrían hacerle, con o sin Leo, saldría impune de esa fiesta. Si iba mal, sería la víctima. Tanto tiempo ocultando sus emociones debía servir de algo.
Altivo salió de la habitación, con el traje avellana de retocados dorados de corte inglés resaltando aquella pureza que ya no tenía, pero que era lo que se esperaba; un pequeño collar ámbar se sujetaba a su cuello, y un moño dorado a juego.
Cuando su figura se diviso por la entrada de las escaleras, las risas y los murmullos cesaron, todos los ojos pasaron a verlo curiosos, los alfas miraban indiscretos la ausencia del collar negro de Des, recorriendo con sus ojos la alta figura, como si pudiera desvestirlo en el salón.
Des podía sentir aquellas miradas, pero debía mantener el porte que llevaba, realmente su estado interior no se reflejaba en como lucía, el miedo era opacado con altanería, ante cada paso, su corazón se aceleraba más, estaba por llegar...cuando Leo entró de improvisto a la sala, en el momento exacto en el que des piso el último escalón, como si hubieran coreografiado la escena, los presentes dejaron que el moreno se acercara a Des, y él aludido lo tomó con familiaridad del brazo.
Leo lo miro anonadado, pensando en lo hermoso que lucía con ese traje, casi con devoción. —Te ves hermoso.
Des lo volteo a mirar, lo decía como cumplido o como inútil sabotaje, Spindler lucía mejor, aunque no se lo diría —Gracias. Llegas tarde. —Murmuro el alto.
El moreno bajo la mirada y se sonrojo, rasco con su otra mano su nuca mientras murmuraba—Lo siento yo no...
Su charla se vio interrumpido, pronto las personas comenzaron a rodearlos sin darles tiempo de arreglar el cómo llevarían esa situación, Des mantenía sujeto fuertemente a Leo a su brazo, no porque tuviera miedo de estar alejado de él, sino porque solo el moreno podría cometer alguna estupidez.
Una mujer de cabello corto y negro, en un entallado vestido bermellón llegó hasta a ellos— Buenas noches, Sr. Spindler, Sr. Aeva. Vengo del noticiero "IthisNew" Su inesperada Boda es lo más hablado, creo que todos estamos sorprendidos de su golpe de amor a primera vista—Comentaba enérgica la mujer— podrían decirnos ¿Cuando comenzó su relación? ¿Sr. Spindler, ha hablado con los tutores de Aeva? La señora Vega esta igual de sorprendida que nosotros, por su apresurada decisión—Termino con malicia apuntándolos con el maldito micrófono.
Leo se asombró de lo rápido que habían sido acorralados por la prensa, y como siempre los malditos, no contaban con la opinión de Des, sin embargo él no tuvo que hablar porque fue el alto el que se apodero del micrófono.
—Llevamos años conociéndonos, y cuando Leo tuvo que estudiar lejos nos mantuvimos en contacto, se sorprendería de lo mucho que ha evolucionado la tecnología —Comento con fingido sarcasmo, aludiendo a la vejez de la mujer frente a él y de su propia tía —Leo ha sido un bálsamo desde la muerte de mis padres, Mi tía no ha tenido el gusto de hablar con él de nuestra relación por sus números viajes, pero se han establecido acuerdos entre nuestras empresas. Sé que ella aprobaría nuestra decisión. Y perdone si soy descortés pero este es un evento privado. —Contestó quedamente mientras volteaba a ver a Emma para que trajera a seguridad y sacaran a esa arpía enviada por Vega.
La mujer fue sujetada fuertemente por la seguridad de la mansión mientras era escoltada afuera con cierta brusquedad, los presentes los miraron con cautela nadie quería pasar por la vergüenza de ser escoltado fuera, ni perderse de aquella "fiesta" así que algunos desistieron en acercarse continuando charlando, hasta que los anfitriones dijeran algo.
—Tan encantador como siempre Des. —Comento una voz, mientras aparecía ante ellos alguien que no debería estar ahí, el reciente heredero de las empresas Zerban, Timothy. El alto volteo a verlo junto con Leo, mientras el castaño de ojos azules pronunciaba:—Felicidades.
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Créditos: Nuestro crimen--- División Minúscula.
"He detectado huellas que involucran a alguien más que a mi, Y conociendo ya tus manos juraría que has estado aquí,Si somos cómplices cariño, vaya que lo hacemos muy bien.Libres de rastro y evidencia somos victimas de autores del crimen."
"Voy a postar todo a este juego.Voy arriesgarme aunque no tenga el control.Y si pierdo, al menos me iré como un campeón."
Aun así aquí estoy, aquí estoy, a tus pies.
N.A:
Buenas noches a todos.
Por fin puedo continuar con esta historia, debía explicar lo de los acuerdos prenupciales y los bienes mancomunados, es necesario porque forma parte del contrato que están por firmar.
¿Creen que Leo confía ciegamente en Des? O esta muy enamorado, o es muy ingenuo, o tiene un plan. Cualquiera de las opciones no suena muy bien.
Me pregunto si Des puede volverse a enamorar de Leo, ¿las segundas oportunidades se valen...?
Bueno sin más que agregar me despido.
Esperando tengan un bonito inicio de semana me voy.
Atte: Morachan
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