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10. Cicatrices.


Disclaimer: AMOLAD pertenece a The snipster.


Leo se quedo estático detrás de la puerta, apretó sus puños con fuerza, mientras perdía la coloración sus falanges, podía sentir como se tensaba su mandíbula, algo en su interior gritaba que entrará a la habitación, y explorará cada centímetro de la piel que Des dejo expuesta de sus piernas, mientras se abría paso en... él.

Mordió su labio inferior por sus pensamientos, mientras normalizaba su respiración, se dirigió nuevamente al cuarto de ducha mientras dejaba que el agua helada lo cubriera. No quería seguir pensando de esa manera, era difícil controlar al instinto, pero a veces era más difícil controlarse a sí mismo.

Miro inexpresivo el azulejo. Estaba erecto, jadeo pesadamente y libero la frustración en el cuarto de baño, había sido realmente doloroso. Eso había sucedido tantas veces antes, y ahora sólo era peor.

Se levanto agotado, mientras se dirija errático hasta las repisas del baño, donde revoloteo entre frascos y pastillas, hasta encontrar una caja, rápidamente preparo el medicamento y lo inyecto en su muslo. Se dejó caer abatido.

A su mente la azotaba los acontecimientos del día, intento evitar pensar en Des como el pálido omega expuesto que tenía a un cuarto, e intentar recordar a la persona vivaz y enérgica de la tarde. Sonrió, era asombroso, brillaba más que un diamante. No pensó que podría encarar una pelea así, desde como engaño la percepción de ese Alfa, hasta sus mecanismos de defensa, preciso, certero para acabar rápido y no lastimado, sin embargo también era consciente de lo que hubiera pasado si los planes no hubiesen sido los deseados, una situación diferente y él podría tener más que moretón en el antebrazo derecho.

Tal vez era por eso que lucía realmente cabizbajo en el parque, al caminar detrás de él podía aun recordar su frágil espalda cuando era niño. Nadie nacía fuerte... lamentablemente la fortaleza se ganaba y se aprendía al vivir repetidamente... algo.

"Todos los parques se parecen ¿No crees?" Resonó como en un eco en su cabeza, era él quien había olvidado tantas cosas.

Era el primer celo de Des, con sus siete años y el nombramiento no formal de sus características como Omega, fue criado por ser lo que la sociedad pedía, un lindo niño vació, puro y limpio. .. Sin juicio o prejuicio.

Antes de la manifestación del celo de Des todo era normal, sus compañeros jugaban con él, sin hace diferencias entre betas, alfas, u omegas. No tenían características aun que los revelara como tales, Des era tratado como un igual, elogiado cuando hacia las cosas bien, invitado a jugar pelota o atrapadas, el problema sucedió cuando el fatídico día llego.

El día que su celo despertó estaban en aquel parque de su vecindario, con los niños del colegio y otros más jugando, pronto su aroma inundo las fosas de aquellos niños destinados a ser alfas en el futuro, despertándolos también. El juego pronto cambio, y lo que era un inocente juego de atrapadas y rescate, se volvió la pequeña batalla campal, para dominar, tener una pareja y una progenie en el futuro. Era el tesoro a rescatar de aquel castillo de tubos de acero y plástico del parque, sin tomar en cuenta su opinión fue colocado en la cima, sentado esperando un rescate, su crianza lo había hecho dócil, esperando pacientemente, mientras por debajo la batalla se desataba, todo premio se obtiene en una guerra.

Gruñidos, bufidos, gritos e insultos venían por todos lados, los niños se golpearon hasta mallugar la piel de los contrarios, hasta hacerles perder la conciencia al oponente, ciertamente los más grandes ganaron, el líder de aquél lugar reclamaría su premio al ser vencedor, con una decisión y furia indescifrable, así algunos subieron hasta donde estaba Des.

Leo iba en su búsqueda, debía recogerlo y llevarlo a su casa, las cartas habían sido puestas en la mesa y el arreglo establecido, algo lo hizo estremecer mientras corría en dirección al parque, encontrándose con una masacre,   veía a los niños que habían perdido, inconscientes y sangrantes en el suelo.

Des se había deslizado por la resbaladilla, ante el miedo que auguraba tener aquel alfa en donde estaba, el chico pronto lo alcanzo. El pequeño niño estaba aterrado, su cuerpo convulsionaba en pequeños espasmos, podría jurar que tenía fiebre, Ya que sus mejillas se encontraban bañadas por aquella coloración rojiza cual manzanas.

La mirada de Des estaba perdida, sólo pudo quedarse estático, temblando, pidiendo a gritos en su cabeza ayuda, mientras las lagrimas recorrían sus mejillas

—Mi premio- Comento aquel joven alfa, mientras acercaba sus dientes a su cuello.

En un mundo primitivo tal vez aquello sería verdad, aquel alfa había ganado "la batalla", pero Leo no podía dejarlo de esa manera, jaló a Des, apartándolo de sus brazos, mientras lo colocaba a un lado y se desataba una pelea entre ellos, la ira, la frustración, el instinto gritando en tu cabeza: "Pelea""Pelea, es tuyo" "Mátalo" aferrándose con todo a quitarlo del camino, de quitar al dominante de la competencia, el moreno salió triunfante y aquel chico corrió a su casa con más que un labio roto.

Su corazón latía rudo, fuerte, gritando errático el impulsivo grito de lo que es el instinto; Su sangre bombeaba adrenalina por todos sus nervios, se apretó a sí mismo para no saltar en Des, girándolo para verlo. Leo no recordaba que le había dicho, o hecho, sin embargo se contuvo lo suficiente como para no hacer nada.

Ahí él comprendió que el maldito instinto habla, dispone y reclama. Como un grito para ese demonio que crecía dentro de él, con toda su fuerza de voluntad tomo sus mejillas y besó su frente, no podía dejarlo llorando.

Se contuvo mientras llamaba a los padres del menor y esperaban. Leo lo cubrió con su sudadera para opacar su aroma, mientras le pedía volver a la cima y él se alejaba de la escalinata, manteniéndose al pie del castillo evitando que alguien llegara por ese hipnotizante aroma.

—¿A eso te referías a que todos los parques se parecen? Al final todos somos iguales — Murmuro mientras su respiración regresaba a la normalidad y sus latidos. Había funcionado, el supresor de alfas era una medida poco habitual y extraña en aquella sociedad, sin embargo. Leo ya no quería ser guiado por el impulso de algo tan primitivo y vago como el instinto.

Era difícil empezar a caminar como quieres, porque siempre tienes a alguien que te "enseña" como debes ser, lo que hay que hacer, lo que está mal, lo que está bien, Se vive entre estereotipos y opiniones que jamás representan quien eres, que juzgan y limitan hasta donde puedes llegar; Las ataduras de la mente a veces, son más grandes que las físicas, realmente.

La noche entre ambos continuo sin percances, Des despertó varias veces durante la madrugada, sin embargo no salió del cuarto. Al despertar y salir por la puerta su ropa estaba colocada pulcramente junta a esta, se alisto rápidamente y salió para encontrar a Leo aun durmiendo en el diván. Sin hacer algún sonido decidió largarse de ese lugar.

Las pronunciadas ojeras en sus ojos reflejaban que no habían podido dormir adecuadamente, ninguno.

Des salió de su recuerdo, miro su reloj de pulso—¿Qué te toma tanto tiempo?—Pensó, mientras afilaba la mirada y recordaba lo mucho que odiaba esperar, cinco minutos más, si Leo no aparecía, tendría que meterse su sorpresa por el trasero. Se estaba molestando al recordar sus pesadillas... aunque en su caso, eran bastante reales aquellas.

Balanceo su pie, inquieto. El moreno le había marcado horas antes, argumentado un: "Tengo una sorpresa para ti, Des. ¿Puedo pasar por ti?" A lo que él contesto afirmativamente y que lo vería al finalizar las clases, tal vez tuvo que ser más específico con un: "Te espero a tal hora" o "¿Estarás a tiempo?" Sin embargo a él se le daba muy mal la improvisación, Des no hacía eso, todo estaba trazado, medido, calculado, cada opción de un futuro lejano o cercano y sus variables habían sido estudiadas y meditadas. Los riesgos asumidos, los trofeos esperados. Era monótono pero, útil. Nadie volvería a sorprenderlo, a intrigarlo...

—"Se te acabo el tiempo" —Pensó.

Se había vuelto a enojar, ¿Por qué estaba ahí? En una situación indeseada, esperando en las bancas de la entrada, sentado con las piernas cruzadas, un libro en la mano, sin posar sus ojos en la lectura realmente, y con su maletín al costado suyo. Las personas pasaban de largo, algunas murmuraban después de pasar junto a él, algunos lo miraban altivos, y otros más con morbo.

—¡Des! —Escuchó a alguien gritar, él estaba con la mirada baja mientras se disponía a guardar su libro e ir a casa, sin embargo, el aclamar repetido de su nombre le hizo alzar la mirada, encontrando a Leo agitando vigorosamente su mano, mientras sonreía.

Sin el usual traje sastre con el que se frecuentaban, el moreno lucía realmente joven. Regreso la vista a su maletín mientras pretendía que no había escuchado el proclamar de su nombre.

—Hola—Murmuro enérgico mientras tomaba asiento a un costado suyo.

Des lo miro de soslayo, mientras murmuraba—Tardaste demasiado—El moreno lo observo expectante con una mirada llena de curiosidad como un niño, mientras intentaba normalizar su respiración y evitar el sonrojo que se extendía desde su cuello, posiblemente por haber corrido hasta su encuentro.

Aclaro su garganta y respondió—Fue difícil de envolver tu regalo—Sonrió abiertamente mientras se levantaba y le ofrecía su mano para seguirlo. —Debes venir, si o si.—Suplico como un infante mirándolo fervientemente, el alto sólo pudo sonreírle sincero, opacando con su mano aquella tonta risa. No sabía que él podía reír así.

Salieron del campus, conversando pacíficamente, riendo esporádicamente. En el automóvil, Leo le sugirió a Des que tal vez quisiera cambiarse, para la "etiqueta" de esa noche, el alto sabía a lo que se refería, le pregunto donde se verían mientras entraba su residencia.

Miro el reloj mientras decidía comenzar a cambiarse, se vistió como Death, y el semblante serio de su cara regreso, aviso a Emma. Sería tonto no tener opciones, incluso para su cadáver. Salió sigilosamente, evitando encontrarse con alguien, aunque de sobra sabía que nadie iría a su casa pasado de la tarde. Acelero hasta el punto de reunión donde Life lo esperaba, condujeron un largo rato, tanto que pensó en que tal vez debería llenar el tanque de su motocicleta, sin embargo llegaron antes de sugerir aquello.

Quedo impresionado ante la extraña estructura que se levantaba frente a sus ojos, tal vez helado sería la opción correcta. EL viejo aparcadero de vagones de tren, que conectaban a una vía marítima y otra terrestre, cientos de cajones para.... La voz de Leo lo saco de su fatídico pensamiento.

—Desde aquí es a pie—Aclaro —No te preocupes. —Murmuro al ver el rostro ensombrecido de Des— Tengo el área cubierta, fue difícil traerlo hasta aquí.

—Sigues diciendo eso, y no comprendo que es.— Soltó con una traviesa sonrisa, mientras pasaba su mano por debajo del mentón de Leo para levantarle la mirada. Quería averiguar que había detrás de esa aparente sorpresa.

—Sólo... confía en mi ¿Si?—Contesto el otro nervioso, mientras desviaba con un ligero sonrojo la mirada.

—"No soy tan crédulo, para hacerlo otra vez"—Pensó mientras lo soltaba y seguía al de las estrellas.

Pararon en la entrada de un vagón, Leo abrió la pesada puerta mientras le decía que tal vez querría entrar solo, que esperaría afuera, el semblante del moreno era diferente. Des podría jurar que incluso hasta un poco tosco, y enojado. No con él por supuesto, con lo que hubiese dentro.

—El apagador esta a la izquierda—Fue lo único que escucho antes de perderse en la oscuridad al haber Leo entrecerrado la puerta.

Toco el interruptor, viendo a las luces en hilera iluminar el vagón dejándolo a él todavía en la oscuridad, alguien estaba atado hasta el final de la estructura de metal, y por como lucia respiraba con dificultad, su camisa estaba bañada en bermellón, y su traje cubierto de tierra, su cabeza era recubierta por un saco.

Des se acerco intrigado hasta él, mirando alrededor que no hubiera nadie más ahí. La cuchilla en mano, tiro del costal hacía atrás, mientras su nariz se impregnaba del aroma irritante del oxido de la sangre, mezclado con el sudor y una colonia. Su corazón se detuvo un segundo mientras procesaba aquella vieja mezcla familiar.

—Tedd...— murmuro al destapar su "regalo". El viejo hombre no miraba certeramente, seguramente había perdido sus anteojos cuando lo capturaron, el rostro un tanto hinchado, y los labios temblorosos. —Lo cumplió—pensó.

—A..yu..da...me —Suplico, el hombre atado frente a él.

—Tan rápido me ha olvidado "Professeur"—Comentó con ironía mientras su mirada se perdía en algún lado, Tomó asiento sobre el regazo maltrecho del hombre, mientras recargaba su cuerpo en el del contrario y delineaba con sus dedos su demacrada tez—¿No... nos divertimos mucho en el pasado?

—Tu—el anciano proclamo con asombro y miedo intentando recordar—...Aeva—murmuro, no recordaba el nombre de aquél... omega.

Des rio de manera estridente, mientras sus ojos se llenaban de llanto, —¿Sólo eso recuerdas de mi? Ha de haber sido divertido burlarse de un niño, ¡¿Qué te llevo a no terminar lo que empezaste?! ¡Tu conciencia o la impotencia, Zerban!—gritó con enojo mientras zarandeaba los hombros de aquel hombre—¡Ya no soy un niño!, ¡Ya no soy inocente!... y ¡Ya no soy el crédulo que tuviste!—apretó con su antebrazo la garganta del otro, hasta que sintió que dejaba de combatir por vivir—Un beso de despedida "Mon amour".

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Créditos: Downfall--trust company.

"el miedo esta tan dentro de mi, que se lleva lo mejor de mi."~~

"simplemente para ver, la otra parte de mí. Empujame, hazme caer."  ~


N.A:  Buenas tardes a todos.

Después de mucho tiempo vengo con la continuación de este drama, violento, cliché, pero hecho con mucho amor.

Criticas, comentarios, piedrazos, lo que sea es bien recibido.


Alerta:

Yo sólo me justifico con que esto aunque no ha tenido escenas explicitas de sexo, desde el principio fue colocado con contenido no apropiado para todos. Ademas que el titulo de esta obra es "Roto".  Es de esperarse que los personajes no sean la epitome de la bondad, ejemplos a seguir, y mucho menos buenos.  Están mas cerca a tener serios problemas mentales.

Sin más que decir nos vemos en la próxima actualización.

Sin más por el momento esperando tengan un hermoso inicio de semana se despide: morachan

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