
Seventeen
SeHun acababa de llegar a los establos para ver cómo estaban la yegua y el potro cuando oyó que sonaba el celular. Se preguntó qué querría Yunho, teniendo en cuenta que acababan de hablar de sus planes para todo el día.
–Ha llamado JongDae y quiere que le devuelvas la llamada lo antes posible. –le dijo Yunho–. Me ha pedido que te diga que es muy importante.
A SeHun se le aceleró el pulso.
–Gracias. Lo llamaré en cuanto pueda. –respondió SeHun.
–¿Para qué llama a estas horas de la mañana? –le preguntó su padre.
SeHun cerró los ojos e intentó hacer acopio de paciencia. No le molestaba la pregunta de su padre, pero estaba nervioso porque era posible que JongDae hubiese averiguado algo acerca de JunMyeon.
–Le he pedido que averiguase algo. –respondió SeHun.
–Maldito seas, has hecho que investigue a JunMyeon ¿verdad? – preguntó Yunho enfadado.
–Sí. Luego hablamos, Yunho.
Y dicho aquello colgó y se dispuso a hacer su trabajo. SeHun estaba seguro de que no le iba a gustar lo que JongDae tenía que decirle. Si no, no habría llamado a las seis de la mañana. Cuando terminó de ocuparse de la yegua y del potro, decidió que tenía que enfrentarse a aquella conversación cuanto antes. Después, ya decidiría qué hacer.
Tomó el celular y marcó el número de JongDae.
–Hola, soy SeHun. ¿Qué has averiguado? –cuestiono SeHun.
–No te puedes imaginar con quién te has casado hermano. –respondió JongDae con incredulidad.
–¿Te importaría ir directo al grano? –preguntó SeHun enfadado.
–Te has casado con Lee JunMyeon. –anunció JongDae, esperando un segundo antes de seguir hablando para que SeHun digiriese la información–. Es el único hijo de Lee Sungsoo, el hombre más odiado de la industria del Kpop. Y, hasta que lo detuvieron, JunMyeon trabajó con su padre en su empresa SM ENTERTAINMET y participo en la venta ILEGAL de las acciones de esta empresa a KAKAO y Hybe.
–Debes de estar confundido. –insistió SeHun, a pesar de saber que no era el caso–. El apellido de JunMyeon es Kim, no Lee.
–Se lo cambió después del fallecimiento de Lee Sungsoo, hace cinco meses. Adopto el apellido de su otro padre Kim SangYeop. He hablado con una de las personas que le escribió una carta de recomendación, el juez Kang Judge, y no me ha contado nada extraño, pero después he conseguido localizar a la persona que escribió la otra carta, su niñera, Sunny, que está en una clínica recuperándose de un ataque, pero ha podido contarme que el otro padre de tu esposo falleció al dar a luz y que JunMyeon ha estado toda la vida intentando ganarse la aprobación de su padre Sungsoo –Informo JongDae.
A SeHun se le hizo un nudo en el estómago. SeHun también había hablado con Sunny, hace tiempo, pero no le había contado nada de eso.
–¿Has averiguado algo más? –cuestiono SeHun.
–Sí. –respondió JongDae con cautela–. Que JunMyeon se marchó de Gangnam completamente arruinado.
A SeHun empezó a dolerle la cabeza.
–¿Es todo?
–Voy a comprobar un par de cosas más, pero tenía que contarte esto lo antes posible. –aseguro JongDae.
–Sí. Gracias.
Cuando colgó el teléfono, SeHun estaba tan enfadado que tenía ganas de vomitar. ¿Cómo podía haber sido tan tonto? ¿Por qué había bajado la guardia, sabiendo desde el primer día que JunMyeon le ocultaba algo?
Su deseo por JunMyeon lo había ofuscado y, a pesar del acuerdo prenupcial, iba a pagar su error más caro de lo que había imaginado. No era el dinero que tendría que darle a JunMyeon lo que le importaba, ya que no valía nada en comparación con haberle entregado su corazón.
**********
Cuando terminó de alimentar a Dolly y Byul. JunMyeon pensó en cómo había transcurrido la semana. En esos momentos no le cabía la menor duda de que había hecho lo correcto al aceptar la oferta de matrimonio de SeHun. Por fin había encontrado el hogar y la familia que siempre había querido, y con un hombre al que amaba con todo su corazón.
Su felicidad sería completa cuando le contase a SeHun quién era en realidad. Suspiró y pensó que entre los esposos no debía haber secretos, en especial, uno de la magnitud del suyo. Y deseó que SeHun pudiese entenderlo y darse cuenta de que solo había mentido en lo relativo a su experiencia en el mundo rural.
–JunMyeon, tenemos que hablar. –anunció SeHun, sacándolo de sus pensamientos.
JunMyeon se giró hacia SeHun sonriendo. Parecía furioso.
–¿Ocurre algo? —le preguntó JunMyeon con cautela.
–Hablaremos cuando estemos en la casa. –respondió SeHun.
¿Qué habría ocurrido para que su humor cambiase tan drásticamente?
JunMyeon casi tuvo que correr para seguirlo por la nieve. Al entrar en la casa, casi no le dio tiempo ni a quitarse el abrigo. SeHun lo agarró fuertemente del codo y le dijo a su padre:
–No nos molestes. –gruño SeHun y jalo a JunMyeon hacia su despacho.
¿Habría descubierto su secreto? ¿Por eso estaba tan enfadado? A JunMyeon eno le parecía posible.
–Siéntate. –le pidió SeHun, señalando uno de los sillones que había delante del escritorio.
JunMyeon sintió miedo y negó con la cabeza.
–No...
–Que te sientes. –repitió SeHun, sin levantar la voz, pero muy enfadado.
–¿Qué ocurre, SeHun? –le preguntó JunMyeon, sentándose en el borde de uno de los sillones.
JunMyeon tenía la sensación de que sus peores pesadillas iban a hacerse realidad. SeHun había averiguado algo antes de que él se lo contase.
–¿Cuándo ibas a contarme que me he casado con un maldito impostor? –inquirió SeHun–. ¿O no me ibas a decir nada y después me ibas a dejar por alguien que te interesase más?
–No soy ningún impostor. –dijo JunMyeon, sacudiendo la cabeza–. E intenté decirte quién era antes de que hiciésemos el amor la primera vez, y otra vez anoche.
–Tenías que haber puesto más empeño. –replico SeHun con frialdad.
Era evidente que no le creía nada.
–Me cambié el apellido porque tuve que hacerlo. – argumentó JunMyeon.
–Por supuesto. –replicó SeHun en tono amargo–. No querías cargar con la vergüenza de ser un Lee.
–Eso no es todo. Y yo no tuve nada que ver con las actividades ilícitas de mi padre. –explico JunMyeon.
–¿Me estás diciendo que trabajabas para él y no sabías lo que estaba pasando? No me lo creo. –ataco SeHun con incredulidad.
–Sinceramente, no supe nada antes de que todo saliese a la luz. –le dijo JunMyeon con lágrimas en los ojos–. Yo fui el que...
–Ahórrate las explicaciones. –lo interrumpió SeHun, abriendo un cajón del escritorio para sacar la chequera–. Es evidente que has venido aquí a esconderte hasta que las cosas se tranquilicen y puedas encontrar otro lugar más lucrativo.
Hizo un cheque, lo arrancó y se lo tiró.
–Supongo que te ha salido bien la jugada al consumar el matrimonio. –escupió SeHun con odio–. Debes estar feliz de la jugada.
Aquello fue lo que peor le sentó a JunMyeon.
–Quédate con tu dinero. –le replicó JunMyeon, levantándose para marcharse.
SeHun tenía claro lo que pensaba de JunMyeon. Y lastimosamente JunMyeon no podría hacer nada para que cambiase de opinión. Era lo mismo que le había ocurrido con sus amigos. SeHun no era distinto.
–No lo quiero. –añadió JunMyeon con firmeza.
–Tómalo. –insistió SeHun–. Esta misma noche hay un vuelo a Gangnam, quiero que hagas las maletas y te largues de aquí.
–¿Hacer el amor conmigo no ha significado nada para ti? –le preguntó JunMyeon con el rostro inundado en lágrimas–. ¿Cómo puedes olvidar tan fácilmente lo que hemos compartido? ¿Cómo puedes olvidarte de lo nuestro?
–Por supuesto que me acuerdo de lo que hemos compartido, pero creo que no tenemos la misma percepción de lo que ha sido. –replicó SeHun–. No tenía que haber permitido que el deseo me hiciese olvidar que lo primero es el rancho.
–¿Para ti era solo deseo, SeHun? –pregunto JunMyeon con la voz quebrada.
SeHun lo miró fijamente antes de decir:
–¿Qué iba a ser si no? –mintió SeHun con frialdad y luego señalo hacia la puerta–. Ahora ve a preparar tus cosas. Me ocupare de que alguien te lleve al aeropuerto.
JunMyeon intentó contener las lágrimas. Tal vez estuviese arruinado y solo en el mundo, pero todavía tenía su orgullo.
–No voy a volver a Gangnam. –replicó JunMyeon–. No me queda nada allí.
–¿Y adónde vas a ir? –cuestiono SeHun.
–Ya no es problema tuyo. –le dijo JunMyeon.
SeHun se encogió de hombros.
–Es solo por saber adónde quieres que mande tus cosas. –acoto SeHun sin mirarlo.
–Te lo haré saber cuándo llegue allí. –respondió JunMyeon, saliendo por la puerta–. Y si no lo hago, haz con ellas lo que quieras, no me importa.
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siempre quise usar la rola de la usurpadora jaja
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