Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

One

–Kim JunMyeon, ¿aceptas a Oh SeHun como esposo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de su vida?

El reverendo Siwon continuó hablando en tono monótono, pero JunMyeon no lo escuchaba. Estaba demasiado nervioso como para concentrarse en otra cosa que no fuese el extraño guapo y robusto que tenía al lado, con el que iba a casarse en solo unos segundos.

El reverendo se aclaró la garganta y lo miró expectante; JunMyeon tragó saliva y murmuró:

–Sí, quiero.

Su voz sonó sorprendentemente firme, teniendo en cuenta lo nervioso que estaba.

El reverendo miró a su futuro marido y le hizo la misma pregunta, pero JunMyeon no prestó atención. Dos horas antes, Oh SeHun era solo un hombre con el que había intercambiado varias llamadas de teléfono y varios correos electrónicos. De hecho, ni siquiera se habían molestado en intercambiarse fotografías.

Aunque eso no habría influido en su decisión de casarse. En realidad, JunMyeon no tenía otra opción. Era un desafortunado heredero que en esos momentos solo disponía de quinientos dólares y a lo que habían amenazado de muerte en varias ocasiones.

No obstante, deseó que hubiesen hablado de sus características físicas antes. Eso habría reducido el impacto que SeHun le había causado cuando había ido a recogerlo al aeropuerto de Wonju. JunMyeon no sabía muy bien cómo se lo había imaginado, pero, en cualquier caso, no había estado preparado para encontrarse con un hombre así.

Si no hubiese tenido tanta prisa en marcharse de Gangnam, tal vez se hubiese imaginado algo por el tono de su voz. La primera vez que SeHun lo había llamado para entrevistarlo se le había puesto la piel de gallina y se le había acelerado el pulso solo de oírlo. SeHun no podía ser que un hombre debilucho y tímido tuviese una voz así.

JunMyeon lo miró. Cuando discutieron los detalles del acuerdo no pensó en si sería alto y fuerte, dio por hecho que no importaba. Y había estado más preocupado por convencerlo de que cumplía con los requisitos para poder casarse con él.

Pero lo cierto era que SeHun era muy alto y que tenía los hombros más anchos que JunMyeon había visto en toda su vida. Parecía casi un gigante.

JunMyeon estudió su rostro. Había pensado que los hombres que pasaban el día al aire libre tenían la piel curtida. SeHun solo tenía unas suaves arrugas junto a los ojos marrones y alrededor de los labios.

–Sí, quiero. –dijo SeHun, haciendo que JunMyeon volviese a la realidad.

–Por el poder que me confiere el Estado de Wyoming, yo los declaro oficialmente esposos. –sentenció alegremente el reverendo Siwon–. Hijos, ya pueden besarse.

JunMyeon lo miró y pensó que no iba a besarlo. Solo hacía un par de horas que se conocían en persona, desde que SeHun lo había recogido en el aeropuerto. Se le aceleró el pulso al ver que SeHun lo abrazaba e inclinaba la cabeza.

JunMyeon sintió sus labios y notó cómo lo invadía un escalofrío de deseo. Fue un beso breve, pero cuando SeHun lo soltó y retrocedió, JunMyeon supo que era el hombre más hombre que había conocido en sus veintiséis años de vida.

De repente, sintió pánico. ¿Dónde se había metido?

Entonces JunMyeon recordó el acuerdo prenupcial que habían firmado, en especial, la parte que decía que tenían un mes «para conocerse», y empezó a relajarse un poco. El matrimonio no se consumaría salvo que ambas partes estuviesen de acuerdo.

–Enhorabuena a los dos. –dijo Chanyeol, abrazándolo.

Durante el trayecto de una hora del aeropuerto al bufete del abogado de SeHun, este le había explicado que la ceremonia tendría lugar en casa de la abuela de SeHun en cuanto hubiesen firmado el acuerdo prenupcial. SeHun y Chanyeol habían sido amigos desde el colegio, y este y su abuela, Sooyoung, serían los testigos.

Chanyeol lo abrazó con fuerza y JunMyeon se dio cuenta de que era tan grande y fuerte como su recién estrenado esposo.

–Gracias. –murmuró JunMyeon.

Todo estaba ocurriendo tan deprisa que se sentía abrumado. Era surrealista pensar que en poco menos de cuatro meses hubiera cambiado dos veces de apellido.

–Gracias por tu ayuda. –le dijo SeHun a su amigo–. Estoy muy agradecido de que tu abuela Sooyoung nos haya apoyado en esto con tan poco tiempo.

–Ha sido un placer. –respondió Chanyeol sonriendo.

–No me lo habría perdido por nada del mundo. –comentó Sooyoung–. Trata bien al hermoso chico, ¿entendido SeHun?

Sooyoung se giró hacia JunMyeon y sonrió.

–Mi nieto es muy buen chico, pero si se pone tonto, avísame. –señalo Sooyoung–. Lo pondré firme en un momento.

–Lo tendré en cuenta, señora Sooyoung. –dijo JunMyeon sonriendo.

Se preguntó qué pensarían de él y de su repentino matrimonio con SeHun, pero si tenían alguna objeción, no lo expresaron. Con JunMyeon estaban siendo tan amables que parecía que aquella boda era como otra cualquiera.

–Te has casado con uno de mis chicos. –continuó la mujer, dándole a JunMyeon un beso en la mejilla–, así que llámame abuela.

Luego se giró hacia el reverendo y le preguntó:

–¿Se quiere quedar a tomar un refresco con nosotros, padre?

–Me temo que no voy a poder, Sooyoung. –dijo el hombre sonriendo–. Tengo que ir al hospital de Wonju a ver a un miembro de la congregación que está con neumonía.

La abuela Sooyoung acompañó al reverendo Siwon a la puerta y luego le hizo un gesto a JunMyeon para que lo siguiera.

–En el salón nos espera la tarta nupcial y mi mejor licor de bayas de saúco. –comento Sooyoung–. supongo que no querrán tardar en marcharse, así que será mejor que empecemos a celebrarlo. 

SeHun vio cómo su recién estrenado esposo seguía a la abuela y se preguntó en qué habría estado pensando al elegir a Kim JunMyeon para que se convirtiese en su esposo. No era en absoluto el chico que había imaginado al poner el anuncio en Internet. Quería un chico que pudiese ayudarlo con el trabajo del rancho y que le diese un hijo que pudiese heredar este, pero estaba seguro de que JunMyeon no había trabajado en toda su vida, y mucho menos en un rancho.

–Eres un canalla. –susurró Chanyeol cuando Sooyoung y JunMyeon se hubieron alejado.

–¿Por qué dices eso? –replico SeHun confundido.

–Cuando me hablaste de que habías puesto un anuncio pensé que buscabas más a alguien que te ayudase a trabajar en el rancho y no a un hermoso esposo. –comentó Chanyeol riendo–. Jamás pensé que encontrarías a alguien tan atractivo que aceptase una propuesta tan poco romántica, ¡y te has llevado al rey del baile!

Su amigo le dio un golpe en la espalda y ambos siguieron a Sooyoung y JunMyeon hasta el salón. SeHun tuvo que admitir que JunMyeon era muy guapo. Tenía el pelo castaño claro, era de tez pálida y tenía los ojos más expresivos que había visto en toda su vida.

Por desgracia, la belleza no había sido uno de sus criterios a la hora de escoger esposo. Quería a un hombre que supiese cómo funcionaba un rancho del tamaño del Oh-Farm y que pudiese ayudarlo en caso de necesidad, pero nada más ver su ropa de diseño y que llevaba la piel tan cuidada, supo que JunMyeon jamás había pisado una granja ni un rancho.

Ya lo había sospechado la primera vez que lo había llamado para entrevistarlo, pero lo había escogido entre otros candidatos más cualificados por una sencilla razón: que su dulce voz había hecho que se le acelerase el pulso. SeHun se dijo que tenía que haberse dejado llevar por la cabeza, no por las hormonas, pero antes de conocer a JunMyeon había pensado que, si iba a tener un hijo con ese esposo de anuncio, tampoco estaría mal que le gustase. Jamás habría imaginado que reaccionaría como había reaccionado nada más ver a JunMyeon.

SeHun siempre había pensado que lo de encontrar un hombre que le cortase a uno el aliento ocurría solo en canciones o en películas, pero aquella era la única manera de describir lo que le había ocurrido al ver a JunMyeon bajar del avión en Wonju. SeHun había contenido el aliento y no estaba seguro de haber vuelto a respirar con normalidad desde entonces.

–Oh SeHun, quita esa cara de cordero degollado y ven aquí a ayudar a tu esposo a cortar el pastel. –le espetó la abuela Sooyoung desde la puerta del comedor.

SeHun agradeció que lo sacase de sus pensamientos y sonrió a aquella mujer, que se consideraba la abuela de todos los amigos de su nieto.

–Sí, señora. Ya voy. –contesto SeHun riendo.

Cuando entró en la habitación, JunMyeon estaba de pie detrás de un pastel de tres pisos que había encima de la mesa. Parecía asustado.

SeHun se acercó a JunMyeon e intentó tranquilizarlo con una sonrisa.

–¿Estás bien? –pregunto SeHun en voz baja.

JunMyeon asintió.

–La señora Sooyoung es muy amable. No esperaba que hubiese un pastel... –le dijo JunMyeon mirándolo y riendo–. A decir verdad, ni siquiera sé qué es lo que esperaba.

Su risa nerviosa y su vulnerabilidad hicieron que SeHun sintiese una inesperada emoción. No sabía por qué, pero JunMyeon le despertaba un instinto protector que ni siquiera había sabido que poseía.

SeHun se dijo a sí mismo que se debía a que era guapo, bajito, delicado y adorable, el tipo de doncel que hacía que cualquier hombre se sintiera un hombre, pero lo cierto era que acababa de convertirse en su esposo. Era su trabajo protegerlo y lo había asumido desde el principio.

SeHun respiró hondo. Debía de estar volviéndose loco. Solo llevaba diez minutos casados y ya estaba pensando como un marido.

SeHun había intentado evitar aquella clase de emociones pensando en el matrimonio como en un acuerdo comercial, pero, al parecer, había infravalorado el sentido de la responsabilidad que acompañaba al hecho de tener un esposo.

–A ver, sonrían los dos. –les pidió Chanyeol levantando la cámara–. SeHun por amor de dios, pon el brazo alrededor de tu esposo. Esta va a ser su primera fotografía oficial.

A SeHun le entraron ganas de golpear a su mejor amigo, que sabía perfectamente que JunMyeon y él acababan de conocerse. No obstante, le hizo caso y se dijo que ya hablaría con él más tarde.

SeHun abrazó a JunMyeon por los hombros y JunMyeon le apoyó la mano en el pecho, causándole un calor que le gustó mucho. Tal vez demasiado. El acuerdo prenupcial que habían firmado incluía una cláusula según la cual no tendrían sexo en cuatro semanas para poder conocerse mejor y saber si eran compatibles. SeHun respiró hondo. Si la atracción física entre ambos era tan fuerte como estaba empezando a sospechar, iba a ser un mes muy duro.

Chanyeol hizo la foto, y cuando SeHun iba a soltar a JunMyeon, su amigo le dijo:

–Ahora SeHun, dale un beso a tu hermoso esposo. –ordeno Chanyeol con una sonrisa socarrona en la cara–. No he conseguido inmortalizar el de la ceremonia. Vamos.

SeHun no estaba seguro de que hacer fotografías fuese buena idea. ¿Y si, después de un mes conociéndose, decidían que no eran compatibles y anulaban el matrimonio?

–Sí, seguro que les gusta tener una fotografía dándose un beso el día de su hermosa boda. –intervino la abuela Sooyoung.

SeHun miró JunMyeon y lo vio tan sorprendido como cuando Siwon le había dicho a SeHun que podían besarse durante la ceremonia. SeHun no había pensado hacerlo, pero la manera en que JunMyeon lo había mirado durante el ritual había hecho que decidiese respetar la tradición. Y la mirada que JunMyeon le estaba dedicando en esos momentos tenía exactamente el mismo efecto.

Sin pensárselo dos veces, SeHun inclinó la cabeza y le dio un beso. Se dijo a sí mismo que lo estaba besando porque no hacerlo habría creado una situación incómoda. Aunque, en el fondo, sabía que deseaba volver a besar a JunMyeon y necesitaba comprobar que su primera impresión había sido correcta.

En cuanto sus labios se tocaron supo que, tal y como había pensado con el primer beso, los labios de JunMyeon eran los más suaves y dulces que había probado en toda su vida.

Su cuerpo empezó a reaccionar y SeHun rompió el contacto y retrocedió. Para su satisfacción, JunMyeon parecía tan aturdido como con el primer beso. Era evidente que ambos sentían la misma química.

–Perfecto. –comentó Chanyeol, sonriendo con malicia–. Una o dos más cortando la tarta y habré terminado por ahora.

–¿Por ahora? –repitió SeHun, frunciendo el ceño.

Chanyeol era su mejor amigo desde que tenía memoria, pero estaba empezando a agotarle la paciencia.

Chanyeol sonrió todavía más.

–Necesito por lo menos una fotografía de la abuela tirando el arroz y otra ustedes marchándose hacia el rancho, a empezar una nueva vida. –anuncio Chanyeol.

SeHun apretó los dientes. Chanyeol se estaba divirtiendo demasiado a su costa.

Cortaron la tarta, blanca con flores rosas, le dieron un bocado y brindaron con el licor casero de la abuela Sooyoung, después, SeHun se miró el reloj.

–Gracias por todo, pero deberíamos ponernos en camino. –hablo SeHun con un tono de disculpa–. Tenemos dos horas de carretera hasta el rancho, y Yunho se enfadará si tiene que recalentar la cena.

–Dile a ese viejo que la próxima vez que lo vea en el pueblo le voy a decir lo que pienso de que no haya querido venir hoy. – dijo con desaprobación la abuela Sooyoung mientras los acompañaba hacia la puerta.

Luego les hizo un gesto para que esperasen.

–Chanyeol tiene que preparar la cámara antes de que ustedes bajen las escaleras del porche. –los detuvo por unos minutos–. Y tengan cuidado, Chanyeol ha limpiado casi toda la nieve del camino, pero todavía quedan un par de sitios muy resbaladizos.

–Gracias por la advertencia abuela. –dijo SeHun, ayudando a JunMyeon a ponerse el abrigo antes de ponerse el suyo–. Hace un rato le he pedido a Chanyeol que saliese a encender la calefacción del todoterreno, supongo que ya estará caliente.

–Qué detalle. –respondió JunMyeon sonriendo–. Y gracias por presentarme a tus amigos. Me ha encantado conocerlos. Son muy simpáticos.

–Sí, la abuela Sooyoung es un encanto. –comentó SeHun poniéndose el sombrero de cowboy.

–¿Cada cuánto tiempo los ves? –preguntó JunMyeon.

–Vengo varias veces en primavera y verano, pero cuando empieza a nevar, a finales de otoño, ya no vuelvo hasta la primavera siguiente. –le explicó SeHun mientras atravesaban el porche delantero de la casa–. Mi padre y el de Chanyeol eran amigos íntimos y, de niño, yo pasaba aquí los inviernos para poder ir al colegio.

SeHun se quedó inmóvil al ver su coche.

–Pero, ¿qué...?

Al parecer, Chanyeol había decidido decorárselo. Había escrito en el parabrisas trasero las palabras «recién casados» y había colgado una enorme campana de papel blanco de la parte trasera.

–Veo que has estado muy ocupado. –le dijo SeHun a su amigo mientras agarraba a JunMyeon del codo para ayudarle a bajar las escaleras.

–Me he tomado mi trabajo de padrino muy en serio. – comentó Chanyeol riendo.

Hizo varias fotografías mientras su abuela les tiraba arroz y después añadió:

–Y parte de ese trabajo era decorar el coche del novio. –agrego Chanyeol.

–Ya me las pagarás por ello Chanyeol, no te preocupes. –le advirtió SeHun mientras la abuela Sooyoung dejaba de tirar arroz para abrazar a JunMyeon.

Mientras Chanyeol rio como una maldita hiena.

–De eso estaba seguro. –guiño Chanyeol.

Cuando llegaron al todoterreno, SeHun le abrió la puerta a su esposo, pero en vez de darle la mano para ayudarlo a subir, lo tomó en brazos. JunMyeon se aferró a su cuello y lo envolvió con su delicado aroma.

–¿Por qué has hecho eso? –le preguntó JunMyeon sorprendido.

–Había una placa de hielo justo delante de ti y no quería que te cayeras. –respondió SeHun, dejándolo en el asiento delantero.

JunMyeon frunció el ceño.

–No recuerdo que estuviese allí cuando llegamos. –dijo JunMyeon acomodándose en el asiento.

–Es que no estaba. –confirmo SeHun.

SeHun cerró la puerta y, mientras daba la vuelta a la camioneta, le preguntó a Chanyeol:

–¿También se te ha ocurrido poner agua delante de la puerta?

Chanyeol sonrió de oreja a oreja.

–Era la única manera de asegurar una fotografía con el esposo en tus brazos, dado que no voy a estar ahí cuando crucen el umbral de la casa. –aseguro Chanyeol.

–¿Y si no hubiese visto el hielo y JunMyeon se hubiese caído? – inquirió SeHun.

–Te conozco mejor de lo que te conoces a ti mismo y sabía que lo verías. –le respondió Chanyeol encogiéndose de hombros.

–Reza porque todo esto se me olvide antes de que encuentres a algún chico ingenuo que quiera casarse contigo. –amenazo SeHun.

–No tengo intención de casarme, así que vas a tener que esperar sentado. –se mofo Chanyeol.

–Soy un hombre paciente. –le dijo SeHun–. Hasta la próxima primavera.

********** 

7v7 espero les guste

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro