16.
JAKE.
—Cuando dijiste que querías llevarme a algún sitio, pensé que te referías a algún lugar de Geumcheon—digo mientras el coche deportivo de Heeseung nos lleva aún más al norte. Paso la mano por la suave tapicería e intento no babear. Ya llevamos treinta minutos en la carretera, y aún no me ha dicho nada.
Me mira con una sonrisa socarrona.
—En tu ciudad no abundan precisamente los establecimientos de alta cocina. Además, parece que estás disfrutando mucho la oportunidad de estar en mi coche...
Meto la mano debajo de mi muslo rápidamente. No puedo evitarlo.
—Es bonito.
Se ríe.—Te gustan mucho los autos, ¿verdad?
Asiento.—Todo comenzó como una forma de acercarme a mi abuelo, pero al final se convirtió en una pasión—admito, contemplando los árboles que pasan a toda prisa. El sol está a punto de ponerse, y el tono gris que el cielo del atardecer proyecta sobre el agua tiene un encanto propio.
—Eso es... sexy—dice con displicencia.
Mi rostro se calienta.—¿Lo es?
—Sí. Nunca entendí el atractivo de esas revistas de coches con las mujeres en los capós, pero ahora puedo entenderlo.
—Es la primera vez que oigo algo así.
—Oh, vamos. Apenas llevo una semana en la ciudad y sé que tienes tu propio club de fans.
Me rio.—¿Te has encontrado con Sunghoon?
Asiente.—Sí. Tiene un buen concepto de ti.
—Es un buen tipo.
—Permíteme reformularlo—dice, lanzándome una mirada—. Ese hombre está loco por ti.
—Lo sé...—murmuro, hurgando en un hilo de mis vaqueros.
—¿No es tu tipo?
Me encojo de hombros.—No lo sé. No soy realmente del tipo de relaciones.
—A riesgo de sonar demasiado ansioso, ¿te importa si pregunto por qué?
—Realmente no lo sé—admito—. Hoon es increíble, pero supongo que nunca sentí que lo nuestro fuera a funcionar.
—Conozco esa sensación.
—Oh, vamos—las palabras salen de mi boca antes de que pueda detenerlas—. Siempre he pensado que eres el tipo de persona a la que otras personas le arrancan pedazos para que encaje—dudo—. Lo siento. Eso ha salido más raro de lo que pretendía.
Para mi alivio, Heeseung se ríe y se mete en lo que parece un aparcamiento desierto entre la autopista y un denso bosque. Había una señal antes de entrar, pero pasamos demasiado rápido para que pudiera leer lo que decía.
—No esperaba menos del chico de las cartas.
—En mi defensa, estaba borracho cuando escribí algunas de esas cartas—me quejo—. ¿Dónde estamos?
—Ya verás—dice, acercándose a mi puerta. Es muy rápido para alguien que acaba de recibir un disparo.
Una vez que estamos fuera, cojo su mano y lo sigo por el camino del bosque. Antes de que pueda asimilar el frío del aire nocturno, Heeseung me rodea los hombros con su chaqueta. Es un gesto tan simple, que hace que mi corazón palpite.
—Así es como empiezan muchas películas slasher, ¿sabes?—pregunto a medias.
Hace una mueca.—Gracias a Dios que no he hecho una de esas.
—Siempre hay tiempo para un cambio de carrera.
—Es aquí arriba, creo—dice el, guiándome a través de los árboles. El camino se desvanece en una pendiente de arena, y entonces me doy cuenta de que el débil rugido que he escuchado durante la última parte del paseo es el del mar. La marea está baja y las olas se acercan al borde de un muelle.
Mi corazón se detiene cuando un déjà vu se apodera de mí. Conozco muy bien este lugar, a pesar de no haber estado nunca aquí.
—Heeseung, ¿esto es...?
—El muelle—murmura, soltando mi mano mientras se acerca al muelle, pasando la mano por la barandilla con la mayor reverencia. Estaría tentado de pensar que se está burlando de mí si no estuviera recorriendo el lugar como si fuera tierra sagrada. Por un momento, es casi como si no existiera. Esto es solo en un recuerdo.
Es ciertamente un lugar que recuerdo muy bien, pero no puedo imaginar por qué me trajo hasta aquí. En este muelle se filmaron muchos de los momentos más dramáticos de Ethan Evans a lo largo de la serie, incluyendo su casi beso con Alan. Me hago a la idea de que Heeseung no es tan indiferente a Mine & Yours como le gusta fingir cuando se da la vuelta y me hace señas para que le siga.
De mala gana, cojo la barandilla y lo sigo hasta el muelle.—¿Qué estamos haciendo aquí, Heeseung?
—Todo cambió después del accidente—dice con voz baja y suave mientras mira las aguas agitadas—. Y supongo que necesitaba saber que alguna parte del mundo del que vengo sigue aquí.
—Creí que odiabas ese programa—digo en voz baja.
Una mirada ilegible pasa por su rostro antes de coger mi mano.—No soy la misma persona que era cuando di esa entrevista, Jake—su ceño se frunce con profunda preocupación—. Tampoco soy la persona que era cuando grabé esa serie. A veces no sé quién soy, sinceramente. Pero el único momento en que me siento como yo mismo, es cuando estoy contigo.
—Apenas me conoces...
—Hemos pasado más tiempo juntos esta semana que el que he pasado con mi familia en todo el año—murmura—. Y a riesgo de que tu analogía del rompecabezas quede en el suelo, siento que estaría bien mientras tú y yo encajemos. Al menos... creo que lo hacemos.
Hay tanta vacilación en su voz. Mucha vulnerabilidad. En ese momento, sé que no es el hombre arrogante que ha aparecido en más portadas de tabloides que la mayoría de la gente tiene fotos de perfil, pero tampoco es el joven del que me enamoré en la pantalla. Este hombre alguien totalmente diferente, y sé que tiene razón.
Cuando estoy con él, realmente no importa nada más.
—Lo hacemos—digo en voz baja.
Heeseung me toma en sus brazos, y el beso que compartimos es más suave que todos los demás, menos frenético. El sol poniente tiñe de naranja el muelle y las aguas, dándole color a la fría instantánea gris de este lugar en mi mente.
Puede que el muelle haya pertenecido a Ethan en algún momento, pero en mi mente siempre será el lugar en donde me enamoré de Lee Heeseung.
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