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11.

HEESEUNG.

—¿Seguro que estás bien?—Yoon pregunta, mirándome por encima de su menú.

—¿Por qué todos me preguntan lo mismo?—al notar que su ceño se frunce, murmuro:—Lo siento...

—No te preocupes. Puede ser un efecto secundario de los medicamentos—mira de nuevo su menú—. Espero que los estés tomando a tiempo.

Asiento.—Lo hago. Con un vaso lleno de agua, como tú dijiste.

Yoon se calla por un momento. Cuando vuelve a levantar la vista, me mira como si estuviera tan loco como sé que cree que estoy.

—¿Qué?—pregunto.
—Nada—dice, mordiéndose el labio—. Es que... eres muy diferente...

Suspiro.—Hago lo que puedo, Yoon. Mis habilidades interpretativas no están a la altura de un vampiro rompecorazones.

Pone los ojos en blanco.—Créeme, son mejores que eso. Heeseung... Q-Quiero decir, tú no has... Oh, no sé lo que quiero decir—murmura, pasándose una mano por el cabello. Supongo que es un gesto que viene de familia—. Esto es muy duro. Profesionalmente, sé que es perjudicial complacer tu ilusión hablando de mi hermano en tercera persona y llamándote Ethan. Sé que podría estar empujándote más hacia esa ilusión, pero... realmente eres muy diferente.

—Lo siento—digo una vez más, y lo digo en serio. Yoon puede ser una desconocida para mí, pero se ha portado mejor que la mayoría de mis familiares. Lo último que quiero hacer es causarle aún más angustia. Siento una punzada de culpabilidad al pensar en lo estresada que estará si sigo adelante con mi plan.

—No es nada que tengas que lamentar—extiende su mano por encima de la mesa para darme un apretón—. Puede que otra persona escribiera la existencia de Ethan Evans, pero es mi hermano quien te trajo a la vida. Eres parte de él. Y aunque no creo que seas una entidad separada de su cuerpo, a veces no puedo evitar preguntarme si eres real en cierto modo.

—¿Qué quieres decir?
—Bueno, tú...—suspira con fuerza—. Joder. Sólo voy a confiar en Jungwon. Él cree que esta es la mejor manera de manejar las cosas en este momento, llamándote Ethan a tí y refiriéndome a mi hermano como Heeseung. Pero esto es sólo una cuestión de conveniencia, ¿capiche?

Tomo un sorbo de agua para ocultar mi sonrisa.
—Capiche.

—Bien—se inclina con los codos sobre la mesa—. Ahora que eso está fuera del camino... Heeseung nunca ha sido lo que se llama ‘neurotípico’. Cuando éramos adolescentes tenía periodos en los que entraba en pánico y decía que no se sentía real, como si alguien más estuviera controlando su cuerpo.
Frunzo el ceño.
—Por eso sabías qué hacer en el hospital... cuando tuve ese ataque de pánico.
—Exacto. No era algo nuevo para mí—murmura, asintiendo—. Llevo años intentando que Heeseung vea a alguien, pero nuestra familia, como habrás visto, es un choque de trenes.

—Más o menos—admito.
—Créeme, lo que al clan Lee le falta en tragedia lo compensa con creces en disfunción. Siempre supe que Heeseung tenía algún tipo de trastorno disociativo, pero nuestros padres no querían oírme hablar de llevarlo a terapia. Y cuando tuvo la edad suficiente para ir él mismo...
—Tenía una imagen que proteger—termino por ella.

—Exactamente.
—Vi el programa matutino en el que estuviste después de su desaparición—digo con cuidado—. Temías que me hubiera suicidado, ¿verdad?

—No sabía qué pensar—admite, con los ojos abatidos—. Tal vez no debería haber dicho nada. Heeseung me va a odiar cuando vuelva... q-quiero decir, si es que sus recuerdos regresan. Pero no podía vivir conmigo misma sabiendo que le había pasado algo y que no había hecho nada.

Me acerco a la mesa y cojo su mano.—Si te odia por algo así, entonces es más imbécil de lo que pensaba.
Yoon me sonríe suavemente.—Gracias—se limpia el rabillo del ojo con su servilleta—. ¿No has tenido señales de Jay?
—Afortunadamente, no. Sé que esto me hace sonar como un idiota, pero no lo soporto.

—Oh, ¡bienvenido al club!

—¿Qué es lo que vio Heeseung en ese tipo?
Se encoge de hombros.—No lo sé. Mi hermano ha tenido una racha de siete novios rockeros muy guapos, pero Jay es de lejos el más odioso de todos.
—¿Heeseung siempre fue tan...?

—¿Superficial?—resopla—. No. Le gustaban los chicos dulces con grandes ojos de cachorro.

Hago una mueca.—Eso ha sido muy específico.

Yoon me dedica una sonrisa llena de nostalgia.—Sunoo. Él fue el primer novio de mi hermano, y la última persona a la que quiso de verdad.

—Así que... ¿nunca tuvo novias?—pregunto con recelo.

—Me temo que no.

Suspiro.—Me lo imaginaba. ¿Cómo era Sunoo?
—Oh, era un muñeco. Todo el mundo en el pueblo lo quería—dice, adoptando una mirada distante—. Siempre miraba a mi hermano como sólo puedes esperar que algún día alguien muy especial mire a la persona a la que has querido y cuidado toda tu vida.

—Déjame adivinar, ¿Heeseung tiró todo aquello a la basura por la fama?

—Oh, no fue tan simple como eso. Rara vez lo es con las relaciones.

—No hay necesidad de ser tan diplomática. Puedo manejar la verdad.
Yoon duda por un momento, y luego dice:—Sunoo y Heeseung eran muy jóvenes cuando se conocieron, y se separaron cuando crecieron. El caso es que, Sunoo creció... pero nunca superó a mi hermano.

—¿Crees que es por eso que se suicidó?—pregunto. La implicación en la carta de ese chico era muy clara, pero necesito escucharlo de ella.

—Por supuesto que no—dice con rotundidad—. Nunca es tan sencillo. Y si más gente lo entendiera, quizá recibirían la ayuda que realmente necesitan. En el caso de Sunoo, Heeseung era la pantalla en la que proyectaba todo su dolor, su decepción y su arrepentimiento, pero no era la fuente—hace una pausa—. Si sabes lo que ocurrió, asumo que es porque has encontrado esa horrible carta.
Asiento.—Sí.
—Bueno... quiero que entiendas que lo que pasó pudo haber envuelto a Heeseung, pero no fue su culpa y tampoco la tuya. Sunoo estaba enfermo y, lamentablemente, no recibió la ayuda que necesitaba—dice suavemente—. Tenía personas en su vida que le habrían tendido la mano si hubieran sabido cómo hacerlo, pero a veces la oscuridad es demasiado difícil de ver a través de ella cuando estás justo en el medio.

Sonrío un poco.—Heeseung tiene mucha suerte de tener una hermana como tú, ¿sabes?
Hace un gesto despectivo con la mano.—Ahora sé que no es mi hermano el que habla.

—Lo digo en serio.

—Te lo agradezco, Ethan. Pero mi preocupación de hermana también se extiende hacia ti.
—Yoon...—comienzo, aunque sé que luego me arrepentiré de mis palabras—. Hay algo que necesito decirte.

—Oh, Dios. La última vez que escuché esas palabras fue cuando saliste del closet. Por favor, dime que no volverás al armario porque no creo que el corazón de nuestra madre pueda soportar mucho más—hace una pausa—. Pensándolo bien...

—No, nada de eso—digo, riendo—. He empezado a leer algunas cartas de fans para divertirme.
—¿Cartas de fans?—frunce el ceño—. ¿No es tu agente la que se encarga de todo eso?

—Sí, pero me parece un poco insensible no abrir las cosas que me envía la gente... aunque sean para Heeseung.
—A veces no puedo decir si eres un personaje o la conciencia largamente reprimida de mi hermano—suspira—. ¿Fue una experiencia esclarecedora?

—A veces se siente un poco desconcertante y otras veces es simplemente extraño, pero he decidido contestarles.

—¿A todos?
Asiento.—Sé cómo suena, pero no es que tenga nada mejor que hacer. Además, he visto esa entrevista que Heeseung hizo con la revista ZAZ. Si eso no mató su carrera, enviar unas cuantas tarjetas de agradecimiento ciertamente no lo hará.

Yoon hace una mueca.—Así que... ¿has visto esa entrevista?
—Me temo que sí.
—Supongo que no puede hacer daño—murmura—. ¿Qué piensa  Jungwon de todo esto?
—Le parece bien—miento antes de poder detenerme—. De hecho, hay una persona en particular a la que pensaba visitar.

—¿Visitar?—pregunta, frunciendo el ceño—. No creo que sea una buena idea. Se supone que debes pasar desapercibido, ¿recuerdas?
—Lo sé, pero este chico es diferente. Para empezar, no está obsesionado con Jihoon—digo, poniendo los ojos en blanco.

—Déjame adivinar, ¿es un fan de Ethan?—pregunta secamente.
—No—me marchito bajo su mirada cómplice—. Vale, no es del todo así. Él simplemente me entiende, eso es todo. Si tú estuvieras en mi lugar y hubiera una persona en todo el mundo a la que le gustaras sólo por lo que eres, ¿qué harías?—antes de que pueda responder, añado:—Quiero una respuesta honesta, no una de psiquiatra.

—Lo entiendo, Ethan, de verdad. Lo único que te pido es que tengas cuidado y recuerdes que no conoces realmente a este chico. Sólo conoces lo que él ha decidido presentar de sí mismo.
El camarero se acerca con la cuenta en ese momento, y saco mi cartera.
—Yo me encargo—Yoon protesta.
—Por favor, lo menos que puedo hacer es invitarte a comer—digo, deslizando la tarjeta de débito de Heeseung en la chequera. Antes de que ella pueda decir algo, me llevo un dedo a los labios—. Shh, no se lo digas a nadie, pero es una tarjeta robada.

Yoon resopla y recoge sus cosas. Después de que el camarero vuelva con la tarjeta, la acompaño a la acera.
—¿Estás seguro de que estarás bien volviendo por tu cuenta?

—Es un auto, funcionan igual en cualquier universo—hago una pausa—. Para frenar simplemente debo pisar el pedal hacia la derecha, ¿verdad?
Me da un ligero puñetazo en el brazo.—Sólo ten cuidado.

—Lo haré—le prometo.

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