JAKE.

-¿Seguro que no quieres nada?-pregunto, mirando hacia el sofá, donde Sunghoon está sentado torpemente en el borde, con las rodillas prácticamente hasta el pecho.
Es la primera vez que lo invito a casa desde que hizo evidentes sus sentimientos por mí.

Él me ha invitado a salir más de una vez, pero en mi cabeza tengo otros planes que no implican nada de comida grasienta de bar y olor a cerveza barata.

Pero eso ya está en el pasado. Es hora de dejar de vivir en una fantasía. Si no puedo lograr que una relación normal funcione con mi mejor amigo, es porque realmente no tengo remedio.

-Sí, estoy bien-dice, mirando hacia la televisión. Todas las emisoras principales se han convertido en el rostro de Lee Heeseung desde que fue encontrado. Verlo me recuerda a la incómoda carta que le envié en un momento de nostalgia, y lo único que puedo hacer es esperar que su accidente no haya cambiado su actitud despectiva hacia sus fans

—¿No es ese el tipo con el que estabas obsesionado?

Cojo el mando a distancia y apago la televisión antes de acercarme al sofá.
—Sólo me sentí identificado con uno de sus personajes, eso es todo.

-Nunca entendí lo de los vampiros-dice con una mueca-. En mi época les disparaban, no se convertían en estrellas de cine.

-Lo dices como si fueras un anciano. Vamos-tomo su mano-. Subamos a mi habitación.

-¿Seguro?-pregunta, dudoso.

-Sí-Estoy seguro de que quiero darle una oportunidad a la vida adulta de verdad, y tener sexo en el sofá del salón sólo me hará sentir como un adolescente hormonal.

Subo la mitad de las escaleras, y cuando compruebo si mi amigo me está siguiendo, casi choco de frente contra él.

-Lo siento- Sunghoon murmura, mirándome con el tipo de intensidad en sus ojos que sólo he visto en las series de televisión. Nunca pensé que una persona real podría mirarme de esa manera. Es entonces cuando decido que si no puedo ser feliz con este hombre, no merezco ser feliz en absoluto.

-No lo hagas-digo, inclinándome para besarlo.
Hoon me lo devuelve con toda la fuerza de un hombre que ha estado esperando por un beso durante los últimos cuatro años, cogiéndome en sus brazos para llevarme por el resto del camino.
Cuando abre de una patada la puerta ligeramente entreabierta, me siento aliviado de haber ordenado anteriormente.

Toda la cama cruje bajo el peso de Sunghoon cuando se acomoda encima de mí, sin dejar de besarme. Empieza a quitarme la camiseta mientras recorre mi pecho con sus ásperas manos.

Cuando la pasa por encima mi cabeza, me siento lamentablemente inadecuado al lado de su cuerpo de culturista, pero algo me dice que no le gusto por mi definición muscular. Reanudo el beso, haciendo que nuestras lenguas se enreden mientras él desabrocha mis vaqueros. En poco tiempo, mis vaqueros están en el suelo junto con mis bóxers y mi camiseta, y mi amigo está entre mis piernas bajándose la cremallera. Su miembro sale disparado, duro y listo, y es tan grande como lo imaginaba.

Por un momento me preocupa que vaya a hacérmelo sin preparación, pero entonces mira a su alrededor y me pregunta:-¿Tienes algo...?

Asiento débilmente, señalando el cajón de la mesilla de noche, en donde guardo el lubricante para mis sesiones ocasionales de jugueteo. Una vez que lo consigue, Hoon se echa un poco en la palma de la mano y lubrica su miembro antes de introducir un dedo dentro de mí. Empiezo a relajarme cuando frota mi próstata, estremeciéndome un poco cuando añade otro dígito.
Giro la cabeza, porque mirarle me resulta demasiado incómodo y me muerdo el labio, intentando reprimir un gemido.

Al poco tiempo, Hoon retira sus dedos y me coloca boca abajo, apoyando una almohada debajo de mí para mantener mi trasero al aire. Es una posición mucho más vulnerable, pero me siento menos expuesto de esta manera que estando de espaldas.

Sunghoon se posiciona contra mi entrada y la cabeza de su eje me presiona por un momento, haciendo que el apretado anillo de músculos ceda ante él. Gimo contra la almohada, enterrando mi cara en ella. Es entonces cuando el me agarra por las caderas y se desliza un poco más adentro, hundiéndose y luego retirándose, hasta que mi interior se siente resbaladizo por su pre-semen y el lubricante.

Me aferro a la almohada, gimiendo cuando sus embestidas adquieren un ritmo constante. Ahora que está ocurriendo, me pregunto por qué lo he pospuesto durante tanto tiempo. Sunghoon sabe lo que está haciendo mucho más que mi primer amante, y no duele tanto como la primera vez que un hombre me forzó hace tantos años.

La experiencia no es ni romántica, ni traumática, ni especial, ni lamentable. Sólo somos dos personas, dos cuerpos que toman lo que necesitan el uno del otro.

Hoon me rodea y coge mi miembro con una mano. Un par de tirones rápidos es todo lo que necesito para disparar mi carga sobre las sábanas. Un momento después, Sunghoon suelta un leve gemido de satisfacción, moviendo violentamente las caderas un par de veces antes de desplomarse sobre mí.

Besa mi cuello cuando se retira para tumbarse a mi lado, atrayéndome contra su pecho.
Nos quedamos así por un momento, respirando al mismo ritmo. Me siento invadido por una satisfacción somnolienta, pero pronto se desvanece en una simple somnolencia, y el respiro que encontré en mi melancolía se va con ella. Preferiría meterme en la ducha antes que quedarme en sus brazos, pero no tengo valor para apartarme.

-La espera ha valido la pena-dice Hoon, enterrando su cara en mi cabello mientras me acerca.

-Sí-digo en voz baja-. Ha estado bien.
Y realmente lo estuvo. Ha sido muy bueno. He vivido cosas horribles, dolorosas y sin esperanza. Seguramente un 'ha estado bien' es más que suficiente en mi vida.