Chapter 7: Beso Robado
Sui deambulaba por los pasillos de la clínica, sin rumbo fijo, cual alma en pena, completamente consternada. Después del shock inicial por la sorpresiva noticia que le diera su jefa se apresuró en encontrar un estacionamiento y le solicitó cita con una ginecóloga asegurándose que todo se trate con la mayor discreción posible, pero la prueba de sangre había salido positiva y el indeseable causante de su frustración, es decir, Urahara Kisuke, había llegado a la clínica quedándose con toda la atención de su jefa y dejándola a un lado mientras esperaban que le realicen la sonografía. Ni siquiera el fin del mundo se podía comparar al evento que estaba ocurriendo… cuando los Shihôn se enteraran… aunque viendo las cosas fríamente cabría la posibilidad de apresurar un matrimonio para evitar el escándalo… y luego cuando naciera el heredero, porque siendo el hijo de Yoruichi–sama tenía que ser el siguiente jefe de la familia, tendrían que designar al que sería en un futuro su asistente y…
– "¿Sui–san?" – Una voz la sacó de su estado perturbado. Se giró y con tan solo ver el curioso color de cabello supo de inmediato de quien se trataba.
– "Buenas tardes, Kurosaki–san" – Tratando de hacer a un lado sus preocupaciones – "¿Cómo está Rukia–san?".
– "Todo salió bien, nuestra hija nació hace dos horas, precisamente el tío Soujun se acaba de ir" – Ichigo sonrió, se veía realmente feliz – "Claro que dijo que volvería con el resto de la familia más tarde".
– "Me alegro por ustedes" – Y porque Soujun no esté aquí, pensó mientras miraba alrededor preguntándose cómo llegó hasta el ala de maternidad de la clínica.
– "Salí a responder una llamada, mi padre y mis hermanas están en camino desde Karakura" –Ichigo caminó unos pasos – "La habitación de Rukia está por este lado, se pondrá contenta de verla".
– "Ehmmm" – Recordando que debía volver con Yoruichi – "Sólo quería saber cómo estaba Rukia–san y…" – pero Ichigo al parecer no alcanzó a escucharla y caminó hasta una puerta a unos 15 metros de donde estaban, Sui lo siguió.
– "Rukia adivina a quién encontré" – Abriendo la puerta sin molestarse en llamar antes, Sui se sintió algo incómoda pero entró en la habitación.
– "¡Sui–san!" – Rukia lucía pálida y cansada, pero aun así sonrió al verla – "Creí que no podrías venir, por lo de tu trabajo".
– "Byakuya me pidió que viniera a ver como estaba todo" – Sui tomó asiento a un lado de la cama – "Se sentirá aliviado cuando sepa que estás bien".
– "¿Aún no traen a la bebé?" – Ichigo notó que la cuna al lado de la cama estaba vacía. Rukia negó con la cabeza – "Iré a preguntar qué sucede" –Ichigo se dio media vuelta y salió de la habitación.
– "Ichigo…" – Rukia intentó detenerlo pero él ya estaba bastante lejos – "Siempre tan impaciente" –susurró.
– "¿Le pasó algo a tu bebé?" – Preguntó Sui.
– "Todo está bien, solo que Ichigo es muy impaciente" – Rukia volvió a sonreír – "Pesa 3200 gramos, tiene el cabello oscuro y al parecer heredó los ojos de su padre, es la bebé más linda de todas, cuando la veas me darás la razón".
~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~
Cuando llegó al dúplex se sintió devastada. Era obvio que después de la noticia, Yoruichi y ese mamarracho llamado Urahara Kisuke quisieran pasar tiempo juntos, así que no solo tuvo que posponer todas las citas de la tarde, también tuvo que lidiar con la incertidumbre de lo que debería hacer a continuación ya que al parecer ni a Yoruichi ni a Kisuke les interesaba hacer algo para impedir el potencial escándalo que podría desencadenarse si la noticia llegaba a los miembros más antiguos de los Shihôn. Para rematar la situación Rukia e Ichigo insistieron en que cargara a su bebé y eso le crispó los nervios. La maternidad no estaba en sus planes ni ahora ni nunca. Le escribió a Byakuya contándole lo sucedido e incluso le envió una foto de la bebé enfatizándole que no disponía de tiempo para una conversación, lo cual era en parte cierto. Recibió algunas llamadas de los asistentes de las compañías cuyas citas tuvo que reprogramar intentando averiguar el motivo de la postergación o pidiendo que la cita se dé a la brevedad posible.
Para las siete estaba sentada en el escritorio del estudio del dúplex, hastiada de responder llamadas así que hizo algo que no hacía hace mucho tiempo: apagó su móvil. No estaba de humor para nada. Ocultó su cabeza entre sus brazos mientras emitía un suspiró. Odiaba cuando las cosas se salían de control. Se puso de pie y tomó sus cosas para salir del estudio y subir a su habitación a darse un baño. Esperó al menos poder relajarse pero no lo consiguió del todo. Al salir se puso ropa cómoda y mientras cepillaba su larga cabellera se preguntaba porque rayos aún no se la había cortado. La respuesta fue casi instantánea: Byakuya, su esposo, insistía siempre en que lo llevara largo, recordó la escena del salón de belleza y no pudo evitar esbozar una sonrisa, había sido un raro pero interesante detalle. Recordó entonces que Byakuya le había comentado sobre la tarjeta del gimnasio, lo pensó un instante, salió de su habitación y por primera vez se armó de valor y entró en la habitación de Kuchiki Byakuya.
Lo primero que llamó su atención fue la casi nula decoración. Esperaba encontrar imágenes de lujosos autos deportivos o costosos cuadros como los que se encontraban en la sala o el estudio del dúplex, o cualquier otro signo de exhibición de riqueza o poder, pero nada. Aquella habitación le recordaba un poco a su propia oficina, ella prefería contar con solo lo necesario y mantenerla siempre ordenada. Lo siguiente fue algo que era obvio, al tratarse de la habitación principal, era más amplia y con mejor vista, incluso la cama era enorme si la comparaba con la que tenía ella en su departamento. Un aire de nostalgia la invadió, desde su boda, no había ido ni un solo día a verlo y temía que todo se llenara de polvo o fuera invadido por un batallón de arañas con mucho espíritu tejedor. Dudó un momento pues había una mesa de noche a cada lado de la cama y no estaba segura en cual buscar. Empezó por la del lado derecho, revisó en la superficie y alrededor de la lamparita pero no halló nada parecido a una tarjeta, abrió el primer cajón y solo encontró algunas revistas de economía, misceláneas y una de jardinería, lo cual le extrañó un poco pero prefirió no darle vueltas al asunto. En el segundo cajón descubrió un par de costosos relojes guardados en sus estuches así como gemelos y pines, todos lucían muy caros. Se puso de pie y bordeó al otro lado de la cama, la mesita del lado izquierdo también tenía una lamparita y un juego de llaves, ignoraba a donde pertenecían, abrió el primer cajón, dos libros ocultaban parcialmente lo que parecía una desgastada agenda de la cual sobresalía algo parecido a una tarjeta. Muy animada hizo a un lado los libros y sacó la agenda, pero la soltó al sobresaltarse pues el silencio del lugar había sido súbitamente roto por el sonido del teléfono. Se llevó una mano al pecho, se había llevado un reverendo susto, incluso la agenda se le había caído al piso. Miró con odio el teléfono inalámbrico que estaba "camuflado" entre las almohadas, había visto el que se encontraba en la sala pero desconocía que Byakuya tuviera un anexo en su habitación.
– "Diga" – Su voz se oyó demasiado seria.
– "¿Sui?" – Ella reconoció de inmediato al dueño de esa voz.
– "Si, Kuchiki–sama" – se apresuró a responder suavizando un poco su tono de voz.
– "Estoy en el aeropuerto, mi avión sale un unos minutos, pasaré por la clínica antes de ir a casa, ¿Quieres que te lleve algo de cenar?" – A Sui le extrañó un poco la pregunta, luego recordó que en la avenida Aoba habían algunos restaurantes.
– "No se preocupe, Kuchiki–sama" – Sui había decidido prepararse algo para cenar.
– "Comprendo, ¿Has tenido problemas con tu móvil? Estuve marcando y me enviaba directamente al buzón" – Sui recordó que lo había apagado, tuvo que pensar rápido en una buena excusa.
– "Si, se me cayó por accidente, mañana lo llevaré a revisar, disculpe las molestias, Kuchiki–sama" – No podía decirle lo de Yoruichi, eso jamás.
– "Bueno, hasta luego entonces".
– "Que tenga buen viaje, Kuchiki–sama".
Respiró hondo después de colgar. No le gustaba mentir pero había descubierto que se le daba bastante bien. Dejó el teléfono sobre la mesa de noche y se inclinó para recoger la agenda y la tarjeta del gimnasio que es lo que había entrado a buscar, notó que algo se había caído al suelo, al parecer estaba oculto entre las hojas de la vieja agenda, se apresuró a recogerlo y entró en la cuenta de que era una fotografía, tres jóvenes sonrientes posaban en lo que parecía un gran árbol en medio de un jardín, se trataba de una adolescente Rukia abrazando con los brazos extendidos a un joven Byakuya con el cabello más largo y a una joven de tez muy blanca y grandes ojos lila que miraban de reojo al joven que estaba a su lado mientras sus manos estaban cariñosamente entrelazadas, aquella muchacha era bellísima, tenía un parecido a Rukia, esa debía ser Kuchiki Hisana.
~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~
Llegó el sábado. Después de un de reuniones agendadas solo tenía que completar el informe de las actividades realizadas en Kyoto y podría tomarse la tarde libre. Estaba muy animado pues después que le dieron el alta a Rukia no había podido ir a visitarle y tenía ganas de ver a la pequeña bebé. Le encargó a Renji que llamara al dojo para informar que por esa semana acudiría en el horario matutino del día domingo y que cancelara su hora de clase con Koufang. Cuando terminó sus pendientes le escribió un mensaje a Sui. Esperó 30 minutos pero no obtuvo respuesta, así que le escribió de nuevo.
– "Todo quedó dispuesto como ordenó, Kuchiki–sama" – Renji se encontraba de pie frente a su escritorio – "¿Quiere que lo lleve a su casa o piensa ir directamente a casa de los Kurosaki?".
– "Puedes retirarte, Abarai" – respondió secamente Byakuya, como si su buen estado de ánimo se hubiera apagado repentinamente, y su asistente lo notó – "Recordé que tengo un par de cosas que hacer, pero no te preocupes, yo conduciré, así que puedes tomarte la tarde libre".
– "Muchas gracias, Kuchiki–sama" – Renji hizo una venia antes de abandonar la oficina. Byakuya se quedó mirando el móvil por un rato pero nada, no hubo respuesta. En los últimos días apenas y había visto a Sui. Ella había retomado su rutina de levantarse temprano, salir a correr, luego ir a la oficina no sin antes dejarle el desayuno servido y no volvía hasta bastante entrada la noche. Pensó que ella aceptaría su propuesta de ir al gimnasio del edificio pero encontró la tarjeta en su mesita de noche, cuando intentó regalarle un móvil ella se negó rotundamente aduciendo que el suyo ya estaba reparado y funcionando perfectamente, pero empezaba a dudar que fuera cierto. Tomó sus cosas y bajó al estacionamiento. Manejó un buen rato antes de estacionarse muy cerca del edificio central de los Shihôn. Se compró un café para llevar y lo bebió mientras esperaba atento, sentado en su coche. No pasó mucho cuando la vio salir, iba caminando a pasos rápidos. De inmediato encendió del auto y empezó a seguirla. La vio entrar en un centro comercial que se encontraba a tres calles. Cuando se encontraba estacionando su coche su móvil empezó a timbrar. Afiló la mirada pero al leer quien llamaba la suavizó un poco.
– "Sui" – Respondió en el tono más neutro posible –"No respondiste mis mensajes".
– "Lo siento mucho, Kuchiki–sama" – Su voz se oída cansada – "He tenido algunos contratiempos, pero no se preocupe, llegaré a casa de los Kurosaki a tiempo" – Byakuya apagó el coche y salió para tomar el elevador.
– "Preferiría que fuéramos juntos" – Byakuya empezó a abrirse paso entre las personas que a esa hora abarrotaban el centro comercial.
– "Acabo de salir de la oficina y tardaré un poco" –Haciendo una breve pausa, no estaba acostumbrada a dar tanta información – "Mi bolso se estropeó" –Byakuya buscó con la mirada la tienda donde Sui compró un bolso meses atrás – "¿Aló?".
– "Estoy detrás de ti" – Byakuya colgó y sonrió al ver la cara de sorpresa de Sui.
– "K–kuchiki–sama" – Susurró Sui mientras miraba a los lados, con nerviosismo. A esa hora había mucho movimiento y alguien podría reconocerlo, además estaba solo, una vez más Abarai brillaba por su ausencia.
– "No te preocupes" – Byakuya minimizó el asunto – "¿Ya elegiste el bolso?".
– "Si, están revisando en almacén para traerme uno" – Sui se giró para ver si ya se encontraba el bolso que pidió, notó que las vendedoras miraban una y otra vez a Byakuya y susurraban entre ellas, incluso una se ruborizó – "Kuchiki–sama, ¿Podría esperarme en el Trattorian? Es un restaurante de comida italiana que se encuentra en el tercer nivel, he oído que preparan unas pizzetas muy buenas, podríamos llevarle algunas a Rukia–san".
– "No creo que sea necesario" – Colocando una mano en la cintura de Sui, quien se sobresaltó de inmediato – "Ya trajeron tu bolso, Sui" – Sui dio un par de pasos para poner distancia y en efecto, acababa de llegar otra vendedora con el dichoso bolso. Empezó a buscar su tarjeta en los bolsillos de su saco pero Byakuya se le adelantó y ya se encontraba pagando el bolso mientras la cajera lo miraba embobada. Sui le lanzó una mirada de desaprobación que Byakuya ignoró olímpicamente.
– "No era necesario, Kuchiki–sama" – Sui caminaba malhumorada. Byakuya se detuvo frente al elevador.
– "Mi coche está en el estacionamiento, vamos por tus cosas y luego iremos a casa de Rukia".
– "Mi oficina está a tres calles, puedo ir y volver caminando" – El elevador se abrió. Sui sintió la cálida mano de Byakuya tomando la suya para hacerla entrar en el elevador.
– "No te preocupes, no voy a entrar en el edificio de los Shihôn, te esperaré afuera" – Empezaba a molestarle el exceso de cautela de Sui y sus esfuerzos porque no los vieran juntos. Sui entró y salió del edificio Shihôn en tiempo record. Byakuya hizo una parada en un restaurante y Sui se sintió secretamente agradecida pues ella tampoco había almorzado. Cuando estaban cerca de la casa de los Kurosaki – "Luces pálida y distraída, ¿Hay algo que te preocupa?".
– "No es nada, paso demasiado tiempo en la oficina, eso debe ser" – Sui movió la cabeza hacia los lados, esta vez era ella quien sufría de una contractura cervical, los últimos sucesos y el cada vez más cercano cumpleaños de Yuushiro empezaban a cobrarle factura.
– "Si es algo relacionado a los negocios puedo ayudarte" – Byakuya redujo un poco la velocidad.
– "Los asuntos de los Shihôn son privados" –Respondió Sui, a la defensiva – "Excepto la fiesta de cumpleaños de Yuushiro–sama, supongo que ya les entregaron las invitaciones".
– "Iré con mi abuelo" – No tenía que ser listo para adivinar lo que Sui iba a decirle, así que se adelantó – "Él ya sabe de nuestra matrimonio, y no creo que le agrade la idea que debamos actuar como dos desconocidos en un evento social tan importante" –A Sui se le abrieron los ojos como platos, ¿Había escuchado bien?. Byakuya estaba estacionando el coche.
– "Ud. me prometió que lo mantendríamos en secreto, ¿Acaso los Kuchiki no tienen palabra?" – Le reclamó antes de abrir la puerta y salir rumbo a la casa, ya tenía demasiadas cosas en que preocuparse como para añadir una más. Byakuya no tardó en darle alcance.
– "Hablaré con mi abuelo, pero no podremos mantener el secreto por siempre" – Byakuya no esperaba que Sui reaccionara así, de ese modo.
– "Este matrimonio es una farsa y se terminará en cuanto reciba su herencia, Kuchiki–sama" – Sui se apresuró a tocar el timbre – "Confío en que será capaz de cumplir con su palabra".
– "Sui…" – Byakuya no pudo decir nada más, Ichigo abrió la puerta y los saludó invitándolos a pasar evitando hacer ruido. La bebé acababa de dormirse. Fue una visita agradable y tranquila. En esa casa se respiraba mucha paz, precisamente lo que Sui necesitaba en esos momentos. Dado el estado de Rukia ambos hombres salieron un momento a comprar algo para cenar, las dos se quedaron solas con la bebé quien despertó.
– "Sui–san, te ves algo pálida" – Comentó Rukia mientras le cambiaba el pañal a su pequeña.
– "He tenido algo de trabajo extra, eso es todo" – Sui le alcanzó pañitos húmedos y el talco.
– "Ya veo" – Notando como era Sui quien prácticamente había cambiado el pañal de la bebé –"A nii–sama le gustan mucho los niños, seguramente querrá tener tres o cuatro" –Levantando a su hija en brazos para acomodarla y ofrecerle el pecho.
– "Aún no hemos hablado de eso" – Sui desvió la mirada y sin querer observó que habían varias fotografías colocadas en un estante, una foto en particular llamó su atención.
– "Seguro lo harán pronto, al abuelo le encantaría tener más bisnietos pronto" – Rukia observaba embelesada a su hija – "Me da la impresión de que sabes mucho de niños".
– "Mi abuela me enseñó algunas cosas, después de todo soy la única mujer de seis hermanos" –Dejando de contemplar aquella foro y tomando una sonaja para luego sentarse a un lado de Rukia.
– "¿En serio? Eso explica porque te ves tan fuerte y confiable, tener tantos hermanos hombres debe ser algo difícil" – Rukia sonrió con pena. Sui recordó lo que le comentó Soujun, en familias importantes como los Kuchiki los hijos varones eran sobrevalorados, tal vez Rukia pensaba que en el clan Feng las cosas eran similares, y no estaba tan lejos de la realidad – "¿Y cómo está tu abuela? Parece una persona interesante, me gustaría conocerla".
– "Ella murió" – Dijo Sui, con naturalidad.
– "Oh, cuánto lo siento" – Se disculpó Rukia, apenada.
– "No tiene que disculparse, no tenía como saberlo, Ruki–san, además eso ocurrió hace mucho tiempo" – Sui sonrió y al poco rato todos bajaron al comedor a cenar.
~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~
Si la primera semana después de la catastrófica noticia del embarazo de su jefa fue difícil, la segunda semana fue aún peor. Todos los esfuerzos de Sui por convencer a su jefa de apresurar un compromiso o incluso una boda caían siempre en un saco vacío. Precisamente ahora estaban de camino a una reunión en la compañía de Syunsui Kyoraku. Byakuya ya le había comunicado que él iría a esa reunión por lo que al menos no tendría que estar preocupada de que algún otro Kuchiki se entere de su trabajo como asistente. Al llegar la asistente de Syunsui les invitó a pasar a una salita de espera, grande fue su sorpresa al encontrar al causante de sus malas noches en las dos últimas semanas y desencadenante de su estrés, Urahara Kisuke, acompañado de Hirako Shinji.
– "Buen día" – Kisuke se apresuró a saludarlas –"No es una ilusión, y tampoco viene representando a ninguna familia" – Abrazando a Shinji por el hombro – "A partir de hoy Hirako–san será mi asistente".
– "Excelentes noticias" – Yoruichi se apresuró a felicitar a Shinji – "¿Y cómo está Hiyori–chan?".
– "Muy bien, nos casamos el próximo mes" –Respondió Shinji, con su habitual exagerada sonrisa.
– "Maravilloso" – Ukitake Jushiro y su asistente acababan de entrar – "Al parecer este otoño cupido está haciendo de las suyas" – Acercándose para felicitar a Shinji – "Si quieres puedo hablar con tu abuelo, tal vez puedo ayudarlo a entrar en razón".
– "El viejo es un tipo obstinado, pero le agradezco la intención, Ukitake–san" – Shinji ahora recibía las felicitaciones de Shiba Kaien.
Ise Nanao, la asistente de Syunsui, les invitó a pasar a la sala de juntas. Sui se sorprendió al encontrar a Soujun acompañado de su asistente. La reunión duró cerca de dos horas. No hubo temas de conflicto ni discusión así que todo el ambiente era pura armonía. Sui aprovecho para separarse del grupo y hacer un par de llamadas, en pocas horas se celebraría la fiesta de cumpleaños de Yuushiro y todo tenía que salir perfecto. Yoruichi tardó lo que para Sui fue una eternidad, en despedirse de Urahara, Soujun aprovechó para invitar a la reflexión a Hirako Shinji mencionando que aún estaba a tiempo para recobrar la cordura, el rubio agradeció la recomendación pero parecía estar contento con la situación actual. Sui recibió un mensaje de Byakuya: "Ginrei–sama tuvo un imprevisto y viajará de urgencia en unas horas, mi padre fue a la reunión de Syunsui, espero que no te haya dado problemas". Sui se apresuró a responder: "Todo bien, gracias".
Después del almuerzo todo se convirtió en un lío. Las Shihôn se reunieron en el salón de Yumichikka y se dedicaron a un extenso cotilleo en donde el tema central era la fuga de Hirako Shinji y la amenaza del patriarca de los Hirako de desheredarlo. Yoruichi no pudo evitar escandalizar más al grupo de chismosas y soltó la noticia de que Shinji era el nuevo asistente de Kisuke y que pronto se casaría con Hiyori. Aquello se convirtió en un gallinero. Sui sintió que estaba a punto de sufrir un ataque de migraña.
– "¿Desea corte y peinado o solamente corte de cabello?" – Preguntó una de las asistentes de Yumichikka, sacándola de sus pensamientos. Sui estuvo tentada de pedir un corte pero lo pensó un poco.
– "Solo peinado, por favor" – buscando la foto del vestido en su móvil – "Éste es el vestido".
– "¡Oh! Es precioso" – La muchacha llamó a Yumichikka para pedirle consejo. Él observó a Sui y luego la foto del vestido y una vez más mandó a llamar al equipo completo. Sui jamás imaginó que un vestido de Dignity podría despertar tanto alboroto. Recordó además que ya se lo había puesto una vez y aunque era muy bonito no ameritaba arreglarse tanto. Después de salir del salón de belleza fueron a la mansión Shihôn: el jardín estaba bellamente decorado y varios meseros y meseras terminaban de acomodar las cosas en el gran salón, también ambientado para la ocasión. Yoruichi lucía feliz, la noticia del embarazo la tenía rebosante de alegría, todo lo opuesto a Sui.
– "Sui, ayúdame con el cierre del vestido" – Pidió Yoruichi, Sui corrió a ayudarla. Yoruichi se contempló de cuerpo entero en el gran espejo de su habitación – "Senjumaru es una gran diseñadora, no hay duda, Sui ponte tu vestido, muero por ver cómo te queda" – Sui dudó un poco, jamás se vería tan espléndida como su jefa o… sacudió la cabeza, no estaba ahí para divertirse, sino para verificar que todo salga bien. Sintió las manos de Yoruichi sobre sus mejillas – "Sui, estás preciosa" – Sui se giró para caminar hasta quedar frente al gran espejo, se desconoció así misma, con el maquillaje y ese peinado el vestido parecía otro muy distinto al que lució en el baby shower de Rukia. Yoruichi se apresuró a colocarle un collar de diamantes.
– "N–no es necesario, Yoruichi–sama" – Yoruichi pasó por alto su pedido y abrochó el collar.
– "Es perfecto" – Abriendo nuevamente el joyero para sacar los pendientes y dárselos a Sui – "Es una noche especial, así que no lo arruines, Sui".
– "¡Hola, nee–sama!" – Un muchacho de tez morena, curioso color de cabellos y vivaces ojos entró en la habitación y corrió a abrazar a Yoruichi.
– "Yuushiro" – Yoruichi revolvió los cabellos del muchacho para luego tomarlo de los hombros y alejarlo un poco para observarlo mejor – "Te has vuelto un chico apuesto, seguro andas rompiendo corazones".
– "¡Claro que no nee–sama!" – Notando a la otra joven que se encontraba en la habitación –"¡MIFENG!" – Gritó quedándose boquiabierto. A Sui le saltó una venita en la frente.
– "¡Cuántas veces tengo que decirte que mi nombre es SUI!".
– "Diculpa, M… digo Sui–san" – Yuushiro hizo una reverencia, lo que casi le ocasiona un ataque a Sui.
– "N–no era para tanto, por favor, enderécese Yuushiro–sama, alguien podría verlo y..."
– "Tranquila Sui" – Yoruichi se acercó a estirar las mejillas de su hermano menor – "Nadie va a regañarte, esos tiempos van a ser historia".
– "¿Por qué dices eso, nee–sama?" – Preguntó Yuushiro con inocencia. Sui palideció y miró suplicante a Yoruichi.
– "Muy pronto lo sabrás, en la familia Shihôn las cosas van a empezar a cambiar" – Acomodándole la corbata a su hermanito y arreglándole el cabello –"Pero hoy es tu día, así que disfrútalo".
Cuando los tres llegaron al gran salón todo quedó en silencio, incluso la orquesta dejó de tocar. Sui se escabulló por los balcones que daban al jardín, el clima era frío así que todos los invitados se encontraban en el gran salón recibiendo entre aplausos a la líder de la familia Shihôn y al protagonista del evento, Shihôn Yuushiro, que estaba cumpliendo 18 años. El evento estaba perfectamente organizado y prácticamente todos los invitados habían llegado. Se sintió más que complacida al notar que los demás Feng estaban estratégicamente colocados a lo largo del salón, confundiéndose entre los invitados. No es que los atentados fueron frecuentes, pero nunca estaba demás tomar algunas precauciones. La cena transcurrió sin ningún incidente. Sui se limitó a comer algunos bocadillos mientras intentaba pasar desapercibida, saliendo de rato en rato al balcón. Cuando la orquesta empezó a entonar el vals el lugar se llenó de aplausos, Yoruichi iniciaba el baile con su Yuushiro. Pronto varias parejas inundaron la pista de baile. El móvil de Sui vibró.
– "¿Y éste milagro? Creía que habías muerto, querido" – Dijo Sui a modo de saludo en un perfecto chino, todo estaba saliendo tan bien que su estado de ánimo era excelente.
– "Esperaba que me llamaras, querida, pero ya sé que no soy tan importante" – Respondió el interlocutor, también en un impecable chino, siguiéndole la corriente.
– "No, no lo eres, por cierto, ¿En dónde te encuentras ahora?"
– "Lo siento, no puedo decírtelo, Sui" – La voz de Ggio se tornó seria.
– "Hay problemas, ¿Verdad?" – Sui lo conocía lo suficiente para saber que él deseaba decirle algo, pero no podía – "Tu jefe nunca dejará de ser un patán".
– "Ojalá se tratara sólo de eso… Sui ¿Recuerdas lo que te dije hace unas semanas, en Kyoto?"
– "Sí, lo tendré presente, por cierto…" – Sui sintió una presencia a su lado y al girarse palideció.
– "Vaya, incluso puedes lucir así de bien, Shaolin" –Un hombre de oscuros cabellos se plantó frente a ella, su voz se oyó arrogante y su mirada era tan penetrante que le quitó el habla.
– "¿Sui? ¿Estás ahí? ¿Aló?" – Sui se limitó a colgar su móvil.
– "Debiste continuar, es divertido oírte hablar en chino" – Acercándose lo suficiente para susurrarle prácticamente al oído – "Me trae viejos recuerdos, ya sabes" – Notando lo callada que estaba, lo que empezaba a fastidiarle – "¿Qué sucede? ¿No quieres hablar conmigo?" – Sujetándola por el brazo.
– "Si Ud. lo ordena Cang Du–sama, lo haré" – Sui inclinó la cabeza, intentando hacer una reverencia. Su voz era apenas audible, pero muy fría, como si estuviera vacía.
– "Así está mejor" – Cang Du aflojó su agarre, pero no la soltó – "¿Qué debería ordenarte ahora?".
– "¡Sui–san!" – El dueño del cumpleaños se acercó a ellos corriendo, reconoció de inmediato al hombre que estaba junto a la asistente de su querida hermana – "¡Primo Cang Du! Creí que estabas en Korea, que bueno que pudiste venir, ¿A que mi fiesta está súper genial?" – Yuushiro sonreía, ajeno a todo.
– "Yuushiro, te dije que no corras de esa forma" –Yoruichi se acercó algo malhumorada, supo de la llegada de Cang Du por uno de los mayordomos –"Buenas noches, primo" – Saludó con cortesía.
– "Sui–san, baila conmigo, ¿Si?" – Rogó Yuushiro, sus ojos notaron que Cang Du la tenía sujeta del brazo – "¡Por favor!" – Cang Du no tuvo más opción que soltarla. Sui aceptó el brazo que le ofrecía Yuushiro y ambos caminaron hacia la pista de baile.
– "Déjala en paz" – Yoruichi fue directa con su primo, a sus oídos habían llegado algunos rumores y a ella no le gustaba irse con rodeos.
– "No sé de qué hablas, prima" – Respondió con descaro, Cang Du.
– "Ya me enteré que estás entrando al negocio, te sugiero que busques asistentes en otro lado" –Yoruichi tomó una copa de vino de la bandeja de uno de los meseros que pasó cerca de ellos – "Los Feng están reservados sólo para la rama principal de la familia".
– "Los Feng sirven a los Shihôn gracias a los Luisenbarn, al parecer lo olvidaste, prima" –Caminando para entrar de nuevo al salón – "Nos vemos, Yoruichi–sama" – Pronunciando éstas últimas palabras con mucho desprecio antes de perderse entre los invitados de la fiesta.
~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~o~ o~
Tras despedir a su abuelo en el aeropuerto y asegurarle que todo estaría bien le pidió a Renji que lo llevara al dúplex. Le había prometido a Sui que hablaría con Ginrei pero con el repentino viaje no fue necesario. Después de una rápida ducha escogió un traje negro y tras darle algunas indicaciones a su asistente partió rumbo a la fiesta en la mansión Shihôn. Le gustaba conducir cada vez que podía. Además su asistente tenía tantas tareas que con un poco de suerte terminaría en la madrugada. Estacionó el coche en el lugar que le indicó el recepcionista ubicado en la entrada de la mansión. Le bastó dar dos pasos dentro de la mansión para notar que todo estaba perfectamente organizado. Ahora entendía porque Sui parecía tan atareada y cansada. Organizar un evento de tal magnitud exige bastante esfuerzo. Tomó su lugar junto a Ukitake y Kyoraku. Ambos estaban bien acompañados. Ukitake les presentó a Unohana Retsu, dueña de la cadena de clínicas Maison de Santé, y Kyoraku a Rangiku Matsumoto, diseñadora de modas y dueña del ateleir Le Mode. Una orquesta amenizaba con música suave hasta que todo quedó en silencio. Las miradas se dirigieron a la entrada, la jefa de familia Shihôn iba acompañada del homenajeado. Luego de unas breves palabras el lugar de llenó de aplausos y todos empezaron a cenar.
– "¿Vieron a la joven que iba de blanco detrás de Yoruichi?" – Preguntó Kyoraku.
– "Yo no vi nada" – Respondió Ukitake – "¿Y tú Retsu?" – La mujer negó con la cabeza.
– "Byakuya, tu si la viste, ¿Verdad? Era muy guapa, como una misteriosa dama de blanco" – Preguntó un esperanzado Kyoraku al ver que todos negaban con la cabeza.
– "Lo siento, Syunsui, yo tampoco vi nada" – Negó Byakuya.
– "Kyoraku, deja de andar de viejo verde con las jovencitas y disfruta de mi compañía" – Dijo en tono burlón Rangiku mientras levantaba una mano para pedirle al mozo que les traiga más vino. El grupo empezó a hablar de cosas triviales, como se estilaba en ese tipo de eventos sociales. Byakuya seguía atentamente con la mirada a la "misteriosa dama de blanco" como la había bautizado Kyoraku. Claro que la había visto, si no fuera por el vestido de seda que se balanceaba graciosamente acompañando sus pasos habría dudado un poco, pero al verla escabullirse tratando de pasar desapercibida para tomar un lugar estratégico supo que era ella, Sui, su esposa. Pronto los mozos retiraron los platos para dejar botellas de whisky y vinos de colección en cada mesa mientras Shihôn Yuushiro abría el baile con su hermana mayor. Notó que Sui desapareció y buscó alrededor. No daba señales de estar cerca. Tomó una copa de vino y bebió un par de sorbos. Pronto varias parejas se dirigían a la pista de baile. Antes de darse cuenta se encontraba solo en su mesa. Entre los invitados logró reconocer a la nieta de Yamamoto Genryusai, una adolescente hiperactiva quien entre curiosos pasos de baile y brincos se las agregó para aparecer frente a él y no le quedó más remedio que bailar con ella. Yachiru era un buen partido además de ser guapa, pero su carácter infantil y mandón y el hecho que apenas estaba en plena hormonal adolescencia eran suficientes para espantar a alguien como él que bordeaba los treinta, sin embargo tampoco iba a dejarla ahí y hacerle un desplante. Le hizo dar un par de giros mientras se movían alrededor del salón cuando Sui volvió a su campo visual. Solo que estaba vez no estaba sola. Había un hombre alto de cabellos oscuros muy cerca de ella, incluso le susurró algo al oído, "demasiado cerca" pensó mientras Yachiru le reclamaba por perder el ritmo, se disculpó e intentó continuar pero volvió a desconcentrarse al ver claramente que el aquel hombre sujetaba a Sui del brazo y ella no parecía impedírselo.
– "Bya–kun, ¿Te sientes mal?" – La joven de rosa intentó llamar su atención – "Tienes el ceño fruncido y tu mirada da miedo" – comentó intentando hacer una imitación suya con tan malos resultados que hasta daba risa, lástima que él no tenía ganas de reírse.
– "La pieza ya terminó, la acompañaré a su mesa"–Byakuya le ofreció el brazo con elegancia y la escoltó hasta dejarla en la mesa de Yamamoto a quien saludó respetuosamente. Podría aprovechar para quedarse a conversar de algunos asuntos pero no era capaz de concentrarse, buscó a Sui con la mirada pero no la encontró. Resignado volvió a su mesa, Ukitake bebía una copa de vino.
– "Bailar con la nieta del dueño de Seretei Corp. buena estrategia" – Bromeó Ukitake mientras le alcanzaba una copa de vino.
– "Yachiru–chan será un buen partido, en unos diez años, tal vez" – Respondió Byakuya, sentándose al lado de Ukitake – "¿Y Unohana–san?".
– "Salió un momento a hacer una llamada" –Ukitake sonreía feliz, Kyoraku y Rangiku causaban furor en la pista de baile – "Esperaba que tu prometida te acompañara esta noche".
– "Yo también" – Byakuya volvió a revisar el lugar con la mirada buscando a Sui y la encontró bailando con Yuushiro – "Pero ella tenía algunas cosas que hacer, ya habrá otra oportunidad, Ukitake–san" –Poniéndose de pie – "Acabo de recordar que yo también tengo que hacer una llamada" – La melodía terminó y vio que Sui volvía a escabullirse por una de las puertas que daban al jardín. Le costó mucho disimular tranquilidad y no apurar sus pasos. Saludó con cortesía a varios invitados que se cruzó en el camino hasta que finalmente dio con la puerta por la que Sui había salido. Afuera hacía frío. Aunque el jardín estaba bellamente iluminado y se habían colocado plantas ornamentales era de esperarse que por el clima los invitados prefirieran permanecer dentro de la mansión. A pesar de ello fue capaz de percibir una ligera fragancia de cerezos en el ambiente y la siguió. Encontró a Sui contemplando pensativa el estanque con peces koi.
– "¡Kuchiki–sama!" – Sui se giró sorprendida al ver su reflejo aparecer junto al suyo en el estanque.
– "Buenas noches, Sui" – Respondió él, examinándola con la mirada. Si de lejos lucía llamativa, de cerca se veía tan hermosa que hasta le quitaba la respiración. Incluso más bella que el día en que se presentaron en la playa, meses atrás. Intentó tomarle de la mano pero ella lo esquivó y lo miró confundida. Intentó de nuevo pero ocurrió lo mismo. La imagen de aquel hombre sujetando a Sui del brazo y susurrándole al oído vino a su mente. De pronto se sintió enfadado. ¿Acaso no podía tocar a su esposa?
– "Debo volver al baile" – Se excusó Sui pero cuando pasó a su lado él la sujetó por la cintura. Sui se sobresaltó como el día en que la acompañó a comprar un bolso.
– "¿Tanto te molesta mi compañía?" – Le susurró al oído. Sui intentó apartarlo con sus manos pero él la sujetó con más fuerza y la acercó a su cuerpo, aunque era delgada las curvas que resaltaban dibujadas por ese vestido parecían amoldarse al suyo. Sui abrió la boca seguramente para protestar pero él se adelantó y la calló con un beso, solo que esta vez no eran esos besos fugaces que le robaba de vez en cuando, fue un beso intenso, invasivo, reclamando algo… inicialmente ella intentó resistirse, pero súbitamente se quedó inmóvil, incluso sus manos dejaron de intentar alejarlo, Byakuya se detuvo, desconcertado.
– "Ya terminó, Kuchiki–sama" – La voz de Sui sonó vacía, carente de sentimientos, al igual que su mirada. Byakuya se quedó perplejo… ¿Tanto le había disgustado? Por inercia la soltó.
– "Sui, yo…".
– "No vuelva a hacerlo, Kuchiki–sama" – Sui se alejó de él con pasos rápidos, prácticamente corriendo. Byakuya no supo cómo interpretar aquello. Una extraña, molesta y dolorosa sensación lo invadió y solo pudo verla entrar de nuevo en la mansión Shihôn y perderse entre los invitados.
Saludos
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro