Chapter 22: Nubes Negras II
El lujoso coche se estacionó en las afueras de un viejo pero bastante conservado edificio, un hombre alto vestido de negro descendió en cuanto el chofer abrió la puerta, le hizo una seña con la mano indicándole que esperara afuera mientras el entraba en aquel café, aunque era invierno el lugar estaba relativamente lleno pudo ver grupos de jóvenes, familias y algunas personas en solitario disfrutando de una humeante taza de café, casi de inmediato una nerviosa mesera se acercó para escoltarlo al piso superior en donde a diferencia del primer nivel, las mesas se encontraban completamente vacías, excepto por una.
– Tan excéntrico como siempre, Soujun – Saludó mientras se quitaba el abrigo para sentarse frente al pensativo hombre.
– Por un momento creí que no vendrías, Hiroshi –Soujun levantó la mano y la mesera dejó algo de café, dos tazas y algunos postres sobre la mesa antes de retirarse.
– Mi ex mejor amigo me llama después de tres años, claro que vendría, al menos para saciar mi curiosidad y enterarme que hace que te bajes de tu pedestal para hablar conmigo, estimado Soujun –Hiroshi habló en tono bastante informal, lo que disgustó un poco a Soujun, decidió probar algo del café – Uhmmm café francés, y tú que te la pasabas negando que te gustara lo francés.
– No es sobre Francia de lo que quiero hablarte, Hiroshi, ¿Has hablado con tu hijo últimamente? –Soujun decidió ser directo, tenía dudas y tenía que aclararlas cuanto antes.
– ¿Con Shukuro? Sé que volvió de Estados Unidos dejando a su pobre asistente con trabajo hasta las orejas y el viaje que debió durar una semana ya lleve más de un mes y medio… Espera, ¿Ha hecho algo mi perfecto y exageradamente formal hijo para molestarte a ti o a tu honorable familia? – Hiroshi seguía teniendo un sentido del humor bastante peculiar. Soujun se aclaró la garganta.
– Ambos sabemos que nuestros hijos no son precisamente mejores amigos – Hizo una breve pausa para elegir con sumo cuidado sus palabras.
– Bueno, tu hijo tiene más responsabilidad en eso que el mío – Hiroshi dejó a un lado la taza de café y empezó a probar un postre para dejarlo a un lado después de darle dos bocados – Demasiado dulce.
– Y aunque ocurrieron algunos eventos desafortunados – Soujun intentó retomar la dirección de la conversación – Mi hijo respetó la relación de tu hijo con su desaparecida esposa, Hisana.
– Ese es un tema muy escabroso, no es tan simple como lo dices – Hiroshi picó otro postre, hizo una mueca y también lo hizo a un lado – Shukuru sufrió mucho, a veces creo que aún lo hace – Dijo en tono lastimero – Me temo que tu hijo se ha ganado también mi antipatía.
– Tu hijo, ¿Alguna vez te ha hablado de la señorita Feng, la asistente de Shihôn Yoruichi? – Apenas Soujun terminó la pregunta Hiroshi se le quedó viendo, con expresión confundida.
– Mi hijo salió hace unas semanas en una revista de chismes, se le vinculaba con la líder de los Shihôn, no decía nada de la tal señorita Feng – Hiroshi volvió a beber café. Soujun supo de inmediato que le ocultaba algo.
– ¿Hace cuánto se conocen tu hijo y la señorita Feng? – Soujun decidió ser directo.
– Acabas de decir que Feng–san es la asistente de Shihôn Yoruichi, ¿Por qué el repentino interés? Es solo una simple asistente – Hiroshi dejó el tono de voz burlón y adoptó uno más serio.
– Lo que voy a decirte es secreto, así que espero contar con tu discreción, Hiroshi – Soujun miró severamente a su amigo – La señorita Feng es la prometida de mi hijo – Tsukishima Hiroshi lanzó una fuerte carcajada pero recobró rápidamente la compostura al ver la expresión fría y severa de Soujun.
– ¿Es en serio? – Notando que Soujun lo miraba inquisitivamente – Me cuesta creer que dejes que tu único hijo varón se comprometa con una simple asistente, eso no tiene sentido, digo, son los conservadores Kuchiki, los que creyeron que Hisana no era suficiente para tu hijo.
– ¿Hace cuánto se conocen tu hijo y la señorita Feng? – A Soujun se le estaba terminando la paciencia.
– Un mes y medio, tal vez un poco más – Hiroshi volvió a beber café antes de continuar – Shukuru me habló de ella hace un par de días, es una mujer bastante interesante, pero no lo suficiente para los Kuchiki, supongo.
– Entonces se conocieron hace poco – Soujun se quedó pensativo, por un momento la posibilidad de una venganza planeada por Shukuru Tsukishima con ayuda de Sui Feng cruzó por su mente.
– Te conozco lo suficiente para saber lo que estás pensando y me ofendes, mi hijo no es de esa calaña – Hiroshi adoptó actitud desafiante – Shukuru se enteró del supuesto compromiso gracias a la incómoda reunión a la que le obligaron a ir, él no sabía nada.
– Entonces coincidirás conmigo en que debe volver a Estados Unidos, ¿Verdad? – Saber que sus especulaciones eran equivocadas le di algo de alivio, pero necesitaba darle una conclusión al problema.
– Lo lamento, Shukuru fue a verme precisamente porque desea quedarse en Japón, sus intenciones con la señorita Feng son sinceras y…
– ¡Es la prometida de mi hijo! – Soujun mostró la faceta de padre que pocos conocían. Incluso Hiroshi pareció sorprendido.
– Hisana era la prometida del mío y eso no le impidió a Byakuya el cortejarla – Hiroshi comprendía en parte los sentimientos de Soujun, pero llevaba años sin ver a su hijo sonreír.
– Byakuya en verdad parece interesado en continuar la relación con Feng–san, incluso si el resto de la familia se opone – Soujun decidió cambiar los argumentos, apelaría al lado humanitario de Hiroshi para conseguir su ayuda.
– ¿Puedes asegurarme que una vez se convierte en el sucesor de Kuchiki Ginrei tu hijo no hará a un lado a Feng–san para buscar una esposa más apropiada, como Shutara Senjumaru, por ejemplo? – Soujun guardó silencio, aquella pregunta se la había formulado él mismo, varias veces – Shukuru me dijo algo interesante, aunque desconoce las circunstancias, está convencido que en ese compromiso no existe amor – La reciente revelación dejó turbado a Soujun. Tenía meses sospechando eso, pero las reacciones de su hijo, la forma en que defendía a Sui… ¿Sería posible que sólo Byakuya tuviera sentimientos hacia Sui pero ella no?
– ¿De dónde sacó tu hijo esa disparatada suposición? – Si Hiroshi sabía algo, Soujun tenía que saberlo también, si era por el bien de su hijo haría lo que fuera necesario.
– Shukuru le preguntó a la señorita Feng, si no le importaba que la usaran para molestar al resto de la familia Kuchiki o que Byakuya tuviera un romance con Shutara Senjumaru o si Byakuya decidiera romper el compromiso si se convertía en el nuevo jefe familiar de los Kuchiki…
– ¿Tú hijo… cómo pudo… acaso él le contó también lo de Hisana? – La expresión turbada de Soujun fue reemplazada por otra de indignación.
– Aún no, pero es cuestión de tiempo – Al ver que Soujun estaba a punto de replicar – ¿Quieres saber lo que Feng–san respondió, o no? – A pesar de que estaba molesto por la indiscreción de Shukuru Tsukishima, Soujun decidió morderse la lengua y callar, necesitaba conocer aquella respuesta, al menos eso pintaría un poco el panorama incierto de los sentimientos de Sui por Byakuya – Ella dijo que le daba igual – Hiroshi dijo aquello con tono triunfal antes de ponerse de pie y dejar a un pensativo Soujun en el silencioso segundo piso de aquel café francés.
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– Dicen que es todo un espectáculo – Comentó un animado Kisuke. Estaban en medio de un almuerzo dominguero, Yoruichi le había insistido a Sui para que asistiera pues "necesitaba relajarse" y Sui al final terminó aceptando (en verdad era incapaz de decirle que NO a su jefa). Claro que en esos momentos no estaba relajada ni divirtiéndose. A Urahara Kisuke se le había ocurrido la gran idea de invitar no solo a su asistente Hirako Shinji y su esposa Hiyori, además había invitado a Tsukishima.
– Es cierto, yo los he visto, durante el ohanami el sendero de cerezos de la mansión Kuchiki es como un paisaje casi mágico – Tsukishima dijo algo nostálgico, curiosamente Yoruichi había insistido en que se sentara al lado de Sui – ¿Lo has visto alguna vez, Sui? – Tsukishima intentó hacerle conversación.
– No frecuento la residencia de los Kuchiki – Sui respondió secamente y continuó comiendo.
– Recuerdo haber visto los cerezos cuando era niño, mi madre solía decirme que eran tan bonitos porque Kuchiki Ginrei los había plantado para halagar a su esposa – Shinji tomaba de la mano a Hiyori – El amor es algo maravilloso.
– Eso mismo pienso yo – Kisuke levantó su copa –Brindemos por el amor – Y de inmediato las copas se levantaron mientras se oía un animado "¡Salud!", incluso Hiyori se había animado a brindar, pero Sui contempló el instante sin participar en el brindis.
– Terminemos de almorzar o se enfriará – Dijo Tsukishima y todos continuaron degustando la comida. Yoruichi observó a Sui con preocupación, era un hecho que su asistente no estaba para nada contenta con la situación.
– He oído que en este restaurante tienen uno de los jardines más bellos de la ciudad – Kisuke se puso de pie y le ofreció el brazo a Yoruichi – Deberíamos aprovechar y dar un vistazo – Yoruichi se puso de pie y casi de inmediato Shinji hizo lo propio con Hiyori, Sui se quedó en su lugar.
– Vayan ustedes, nosotros los esperamos –Tsukishima trató de restarle importancia al asunto. Las dos parejas se alejaron iniciando su recorrido.
– Creo que nuestro plan fue un rotundo fracaso –Yoruichi estaba algo decepcionada.
– Bueno, al menos intentamos ayudarnos como ellos hicieron con nosotros – Kisuke oprimió con cariño la mano de Yoruichi – Tal vez Sui ya esté interesada en alguien más.
– Lo dudo… aunque… –Yoruichi recordó algo que le llamó la atención – ¿Recuerdas al asistente del nieto de Kuchiki Ginrei, un pelirrojo?
– Creo que lo vi en la reunión en la empresa de Yamamoto – Kisuke intentó hacer memoria, no había muchos asistente pelirrojos así que no sería alguien fácil de olvidar.
– Pues, el día de la reunión con los Kuchiki estuvo muy servicial con Sui, incluso me dio la impresión que Sui ya sabía que Ginrei vendría pues se estresó mucho con los arreglos, quería que todo saliera a la perfección – Yoruichi había quedado algo intrigada con lo sucedido.
– Mmmm, eso se oye interesante – Kisuke admiró la capacidad de observación de su novia, pero un fugaz y lejano recuerdo vino a su memoria – Ahora que lo mencionas, durante el verano, cuando vinimos a este restaurante después de la reunión en las empresas de Yamamoto me pareció ver al pelirrojo conversando con el asistente de Barragan, en el rato que Sui dejó la mesa.
– ¡Ggio! – La expresión de Yoruichi se iluminó completamente – Lleva tantos meses fuera que me había olvidado de él – Notando que Kisuke la miraba confundido – Ggio y Sui se conocen desde niños, son mejores amigos, pero siempre he pensado que él está muy interesado en Sui, y si Abarai se acercó a él aquella vez seguramente fue para preguntarle qué tipo de relación tienen, sería emocionante que Abarai y Ggio se disputen el amor de Sui – Yoruichi sonrió.
– Yo no estaría tan seguro – Kisuke decidió ser un poco más realista – Los asistentes suelen tener vínculos estrechos por fines de conveniencia, aún si ellos tuvieran interés en Sui nada garantiza que ella tenga sentimientos parecidos al amor por alguno de ellos.
– No hables de Sui como si fuera una máquina… creo que aunque trate de hacerse la dura, es una persona sensible y frágil y merece ser amada –Yoruichi defendió a su amiga. A unos metros, dentro del restaurante, el escenario era otro.
– ¿Te arrepientes de haber venido? – Tsukishima balanceaba una copa con algo de vino tinto en su mano.
– Yoruichi–sama me invitó, eso es todo – Sui dejó los cubiertos sobre la mesa, dudando si debería o no comer el postre.
– Rukia me comentó que haría un almuerzo, supongo que hubieras preferido ir allí con tu prometido, pero por alguna razón estás aquí y eso me intriga – Tsukishima bebió un sorbo del vino –¿Preferiste a tu jefa que a tu prometido?
– Eso no es de su incumbencia – Sui empezó a comer el postre. Cuando Byakuya le comunicó sobre la invitación de Rukia, ella ya había aceptado la invitación de Yoruichi y la noticia no agradó para nada a su "esposo falso", es más, hasta aquella mañana era como si Byakuya esperara a que ella cancelara el almuerzo con Yoruichi y fuera con él, lo cual le pareció algo extraño.
– Conversé con mi padre, he decidido quedarme un tiempo en Japón – Tsukishima esbozó un sonrisa –Mi padre quiere conocerte.
– Es suficiente – Sui dejó la cucharilla sobre la mesa junto a la servilleta – ¿Qué les hace pensar que pueden decidir sobre mi vida? No puedo creer que sea del tipo egoísta aunque pensándolo bien eso tiene sentido, se casó con Hisana siguiendo un absurdo compromiso aun cuando sabía que ella no lo amaba y… – Sui se quedó sin palabras, Tsukishima le había sujetado de la muñeca con demasiada fuerza.
– ¿Qué sabes tú de mi relación con Hisana? ¿Él te dijo algo? – La mirada de Tsukishima daba miedo –¿Qué fue lo que te dijo?
– Suélteme o grito – Sui empezaba a sentirse hastiada y molesta. Tsukishima pareció darse cuenta y la soltó de inmediato, Sui frotó su muñeca con su otra mano – Por favor, exprese mis disculpas a Yoruichi–sama, Urahara–san y los Hirako – Dijo antes de ponerse de pie y abandonar el restaurante. Sin querer había terminada en medio de un perverso juego. Se alegró de haber traído la camioneta, así pudo volver manejando al dúplex. No le extrañó llegar y encontrarlo vacío, seguramente Byakuya seguía con los Kurosaki, jugando con la pequeña Senna, tal vez habría estado mejor en aquel almuerzo familiar… sacudió su cabeza, tenía que sacar esas absurdas ideas, los suaves rayos del sol vespertino se colaron por una ventana, empezaba la primavera.
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Las suaves notas de la melodía de un piano la obligaron a abrir los ojos. Otra vez lunes por la mañana. Aunque recién empezaba a aclarar el frío era menor que en días anteriores y decidió ponerse ropa deportiva y salir a correr un poco. Mientras recorría las calles vecinas al edificio repasaba mentalmente las actividades del día. Como finalmente habían logrado llegar a un acuerdo con los rusos y ya había pasado la reunión con los Kuchiki tenía una semana muy tranquila por delante, y eso era en parte al hecho que cada primavera migraban a Francia a pasar la estación, lástima que ahora tendrían que retrasar su viaje hasta después del matrimonio de Ukitake, si Yoruichi no se hubiera comprometido a ir… sintió nostalgia por la villa Feng, las flores que por años cultivó su abuela y que seguramente los demás Feng seguirían cuidando, las bellas puestas de sol, el viejo piano de su abuela junto a la gran ventana del salón principal… cuánta nostalgia.
– Buenos días, Sui – Apenas entró se topó con Byakuya, vestía un traje formal y elegante, estaba por salir.
– Buenos días, Kuc… – No pudo completar la frase, los labios de Byakuya se lo impidieron.
– Lamento perderme hoy de tu delicioso café, pero tengo que acompañar a mi abuelo a una reunión en Kyoto, Abarai me espera abajo, te veo en la noche, Sui – Dijo Byakuya antes de cruzar la puerta y marcharse. Sui parpadeó un par de veces, perpleja. Había sucedido de nuevo, durante los breves segundos que duró aquel beso, cerró los ojos… definitivamente algo malo le estaba pasando. Hizo esfuerzos sobrehumanos para completar su rutina matutina, manejó hasta el edificio de los Shihôn, revisó algunos documentos mientras esperaba la llegada de su jefa, quedaban pocos pendientes, todo iba quedando listo para viajar a Francia, de rato en rato el recuerdo del breve encuentro y el fugaz beso con su "esposo falso" vagaba por su mente.
– Sui, ¿Te sientes mejor? – Yoruichi entraba en la oficina, como ya se estaba haciendo habitual, Kisuke se encargaba de llevarla.
– Si… – Sui asumió que Tsukishima habría dicho alguna mentira para ocultar la discusión del día anterior, no sería raro, de Tsukishima podría esperarse cualquier cosa.
– Que alivio – Yoruichi se sentó aliviada, al volver a la mesa y no encontrar a Sui temió que Sui se hubiera marchado molesta con ella por haberle hecho ir con engaños a un encuentro con Tsukishima, superado el impase, decidió que era momento de empezar la jornada diaria – Bueno, ¿Qué tenemos para hoy? – Sui empezó a leer la agenda del día.
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Era bastante entrada la noche cuando abordaron el avión en el aeropuerto de Kansai. Tras terminar la breve visita a Kyoto a Ginrei se le ocurrió visitar las textileras de Osaka, los Kuchiki eran accionistas menores así que no era raro que aparecieran sin anuncicarse, lo raro fue ver al mismísimo líder de los Kuchiki acercarse a saludar al gerente responsable, un primo lejano de Yoruichi y hacerle preguntas bastante interesantes, sobre todo de los posibles cambios que habían propuesto los nuevos inversionistas rusos. Grande fue su sorpresa al enterarse del acuerdo al que había llegado Yoruichi con los rusos, debido al plazo breve, los rusos no tenían planeado realizar ningún cambio importante.
– Te veo muy tranquilo, supongo que ya lo sabías –Le comentó Ginrei a su nieto Byakuya.
– Sui me contó algo hace unos días – Byakuya lanzó un vistazo por la ventanita del avión.
– Kansai es un lugar bastante agradable, hace algunos años una rama lejana aunque importante de los Kuchiki residió por aquí – Dijo Ginrei, con bastante nostalgia.
– ¿En serio? ¿Y por qué dejaron Kansai? – Byakuya había pasado gran parte de su infancia en Francia, así que desconocía algunos aspectos de los Kuchiki.
– Tenían solo una hija que se casó con un diplomático chino y así perdieron su derecho al apellido, algunas veces venían a visitarlos trayendo a su nieta con ellos, pero al fallecer no hubo Kuchiki interesado en venir a vivir a Kansai – Ginrei se quedó pensativo.
– ¿Y qué ocurrió con sus propiedades? – A Byakuya le intrigó aquella información. Debía tratarse de algo importante para que su abuelo lo mencionara.
– Los Kempachi las vendieron, fue una verdadera lástima, tenían una casa bellísima – Un rastro de melancolía brilló en los ojos del anciano líder de los Kuchiki.
– A veces creo que conozco muy poco acerca de los Kuchiki – Byakuya supuso que tal vez su abuelo tuvo vínculos de amistad o algún grado de parentesco con los Kuchiki que alguna vez radicaron en Kansai.
– No es necesario saberlo todo, pero lo que me gustaría que entendieras es que para un líder familiar todos los miembros deberían ser importantes, aunque a veces las tradiciones como el mantener el apellido nos impiden brindar apoyo y protección a quienes por diversas circunstancias lo perdieron, por ejemplo, si tu padre hubiera logrado convertirse en mi sucesor, llegado el momento no habría tenido a quien dejar a cargo pues todas tus hermanas son mujeres y una vez casadas, dejan el apellido Kuchiki y pasan a depender de sus esposos, si bien eso puede ayudarnos a formar alianzas, termina dejando sin integrantes que mantengan el apellido familiar –Ginrei miró fijamente a su nieto – Sé que le guardas rencor a tu padre, pero llevas su sangre y eres mi nieto y por esa razón te encuentras aquí, no todas las cosas en la vida ocurren como uno quisiera, pero espero que un día seas capaz de mirar hacia atrás y reconocer los enormes sacrificios que hicieron otros con la esperanza de que te conviertas en el nuevo líder de los Kuchiki, tal vez te parezca raro que te diga esto, pero incluso un líder familiar debe sacrificar mucho por el bien de todo el grupo –Después de decir eso Ginrei permaneció en silencio. Byakuya no logró entender del todo las palabras de su abuelo, pero reflexionó sobre la situación de sus medias hermanas, si bien se encontraban económicamente aseguradas, al igual que Rukia, una vez ocurra el cambio de líder familiar quedarían excluidas de todo evento relacionado a los Kuchiki, solo podrían ir si son invitadas directamente por él o su esposa… deseaba poder cambiar eso, pero las reglas familiares eran bastante claras. Sintió alivio, desde el momento en que se casaron, Sui pasó a ser una Kuchiki (aunque a veces pareciera resistirse a serlo) y ganó el derecho a ser una integrante de la familia con todos los beneficios que eso implicaba.
Al llegar al aeropuerto de Tokyo, su abuelo le invitó a quedarse en la mansión Kuchiki, Byakuya lo pensó un momento, era de madrugada así que Sui ya estaría dormida y debido a su situación era más conveniente seguir todas las indicaciones de su abuelo, así que terminó aceptando. La mansión Kuchiki era bastante amplia, de modelo tradicional, con demasiadas habitaciones para su gusto, se instaló en la habitación de invitados más cercana a la habitación principal. Le llamó la atención la presencia de servidumbre pese a ser de madrugada, supuso que era asunto de costumbres en aquella mansión. Antes de acostarse le envió un par de mensajes a Sui.
Caminaba a pasos lentos por un sendero empedrado, aunque habían varias personas a su alrededor los sentimientos de tristeza y soledad lo embargaban, el cielo nublado parecía acompañarlo en su dolor. Ese día deseó no ser un Kuchiki, ese día, empezó a odiar más a su padre. Cuando terminó la breve ceremonia de despedida el féretro descendió a las profundidades del lugar donde descansarían de ahora en adelante los restos de su madre. Vio como alguien dejaba caer el primer puñado de tierra…
Abrió los ojos y se sentó sobresaltado. "Aterrador sueño", pensó, antes de ponerse de pie para mirar por la ventana. El cielo estaba algo nublado pero los vientos de primavera movilizaban las nubes, sería un día despejado, el primero de la nueva estación. Contempló el gran jardín y decidió dar un breve paseo. De día la mansión Kuchiki parecía más amigable, los pasillos y las paredes no parecían tan fríos ni solitarios, tomó la ruta de la derecha y terminó frente a un grupo de árboles en pleno mantenimiento por un grupo de jardineros que lo saludaron diligentemente, el conocido sendero de cerezos que su abuelo amaba tanto. La primera vez que pasó vacaciones en aquella mansión fue toda una tortura, si bien la servidumbre era amable, sus primos y los demás Kuchiki no dejaban de molestarlo por el hecho de ser "hijo ilegímito" (bastardo, es el término que más utilizaban para referirse a él), incluso una vez una extraña al verlo en apuros lo ayudó, intentó recordarla pero no pudo, bueno habían pasado varias años.
– Kuchiki–sama – Se acercó un mayordomo – Su abuelo lo espera en el comedor, para desayunar –Byakuya asintió y siguió al hombre. Esperaba que algún otro Kuchiki estuviera allí, pero en el gran comedor solo estaban preparados dos lugares.
– Buenos días – Ginrei lo saludó afectuosamente –Hace buen clima el día de hoy.
– Buenos días – Respondió Byakuya, mientras tomaba asiento – Empezó la primavera.
– El ama de llaves se preocupó cuando le dijeron que no estabas en la habitación – Ginrei hizo una señal y de inmediato empezaron a servir el desayuno.
– Desperté temprano y decidí dar un paseo –Byakuya esperó a que terminaran de llenar su vaso con jugo de naranja.
– Supongo que Sui despierta temprano también –Ginrei decidió tomar algo de jugo también.
– Sui madruga bastante, tiene la costumbre de salir a correr – Byakuya esbozó una media sonrisa, seguramente con el cambio en el clima su esposa estaría retomando aquella extraña costumbre.
– Que interesante – Comentó Ginrei, mientras comía algo del filete que acababan de servir – ¿Ya han decidido si vendrán a vivir aquí después del anuncio? – Byakuya hizo una breve pausa.
– No hemos hablado aún al respecto, pero… –Byakuya buscó las palabras apropiadas para rechazar aquella invitación de su abuelo – No creo que Sui esté interesada en vivir aquí, preferiríamos tener nuestro propio espacio.
– Creo que deberías reconsiderarlo, es una tradición familiar después de todo – Dijo Ginrei, un brillo de nostalgia asomó en su mirada – He estado pensando mudarme a Kansai una vez anuncie oficialmente mi retiro, pero me gustaría que Sui heredara el piano de mi abuela, lo tocó tan magistralmente el día de mi cumpleaños. Desearía escucharla nuevamente otro día.
– Le comentaré a Sui, seguramente se sentirá muy honrada – Byakuya no pudo evitar hacer una mueca al recordar el incidente con su primo el día del cumpleaños de su abuelo, decidió cambiar un poco el sentido de la conversación – Ayer comentó que los Kuchiki ya no tenían propiedades en Kansai, ¿Piensa adquirir alguna?
– Hay una casa en la que estoy particularmente interesado, aunque por ahora los dueños no piensan ponerla en venta, creo que mi propuesta les hará plantearse una reconsideración – Ginrei sonrió al igual que un niño que está haciendo una travesura –Por cierto, hay rumores sobre la repentina boda de Soujiro, al parecer su prometida está embarazada.
– No sabía que Soujiro se había casado – Byakuya tuvo que reconocer que la noticia le había cogido desprevenido.
– No eres el único que puede hacer un matrimonio secreto – Bromeó Ginrei – La boda civil fue durante el tiempo que estuviste en Europa, pero el matrimonio religioso será días después de la boda de Ukitake – Bajando un poco el tono de voz por otro más confidente – Pero le sonsaqué la verdad a Soujiro y su esposa si está embarazada, creo que es hora que Sui y tú me den un bisnieto, nada me haría más feliz – Ginrei continuó desayunando animadamente mientras en Byakuya empezaba a librarse un conflicto interior, aunque inicialmente su matrimonio no era más que un mero acuerdo de conveniencias, la idea de tener un hijo (o varios) con Sui no le disgustaba en lo absoluto, excepto por un pequeño detalle, ni siquiera habían consumado el matrimonio.
– Kuchiki Soujun–sama – Anunció el mayordomo y Soujun ingresó al comedor.
– Buenos días, padre, Byakuya – Soujun se sorprendió un poco, no esperaba encontrar a su hijo allí.
– Buen día Soujun, toma asiento y acompáñanos, estamos en medio de un desayuno familiar – Ginrei parecía bastante animado. Apenas Soujun tomó asiento las sirvientas colocaron menaje y sirvieron jugo y café – Le comentaba a Byakuya las nuevas noticias sobre mi futuro bisnieto o bisnieta.
– ¿Acaso Sui está embarazada? – La expresión de Soujun cambió a una de espanto.
– No, aún no, me refería al futuro hijo de Soujiro –Ginrei pasó por alto la extraña reacción de Soujun, Byakuya no fue tan diplomático, miró fríamente a su padre.
– Pero ya tiene varios bisnietos y bisnietas – Alegó Soujun.
– Pero ninguno lleva el apellido Kuchiki, es una lástima que en esta generación queden pocos Kuchiki varones y que se estén tomando su tiempo para ser padres – Ginrei dejó los cubierto sobre la mesa y de inmediato retiraron su plato. Byakuya tuvo que admitir que aquella había sido una indirecta muy incisiva por parte de su abuelo.
– Considero que los hijos deben idealmente llegar dentro de un matrimonio sólido y bien constituido, sobre todo si se trata de la línea sucesoria directa de la familia, a veces la dama en cuestión podría no ser indicada y forzar un matrimonio a través de un embarazo… – El comentario de Soujun fue interrumpido por su hijo.
– ¿Eres consciente de lo que estás diciendo, padre? ¿Crees que mi madre quiso "atraparte" o acaso te estás refiriendo a Sui? – La expresión de Byakuya era de completa indignación.
– La situación con tu madre fue diferente – Soujun se dio cuenta de lo tenso que se estaba tornando el ambiente y trató de calmar las cosas.
– Entonces te refieres a Sui – Byakuya no lograba entender esa aversión que su padre parecía tener contra Sui.
– Creo que deberían calmarse un poco ustedes dos – Ginrei intentó poner un poco de orden – El comentario de Soujun era algo general, no iba dirigido a nadie, ¿No es verdad?
– Byakuya, sé que me culpas por muchas cosas, pero como padre quisiera darte un consejo, si tu relación con Sui no es estable deberías romper el compromiso, estás por convertirte en el siguiente jefe familiar, rumores malintencionados podrían manchar tu imagen y perjudicarte no solo a ti, también a todos los Kuchiki – Soujun decidió que era momento de aclarar algunas cosas.
– Entonces rompo mi compromiso con Sui ¿Y luego que sigue? ¿Elegirás una esposa adecuada para mí? – Byakuya decidió seguirle el juego, al menos descubriría que estaba pasando por la cabeza de su padre.
– Ya circulan rumores de una supuesta relación con la heredera de los Senjumaru, creo que Shutara sería una esposa más prometedora…
– ¡Soujun! – Ginrei miró severamente a su hijo, tuvo un mal presentimiento.
– ¿Por qué te disgusta tanto Sui? – Byakuya sintió que necesitaba conocer la razón, parecía como si Soujun y su abuelo supieran algo que él desconocía.
– Mientras estuviste en Europa se publicaron en los medios sociales fotos tuyas con Shutara Senjumaru y… – Soujun decidió advertirle a Byakuya.
– Aquello fue una trampa de Shutara, sólo la vi una vez en el aeropuerto – Byakuya intentó zanjar ese asunto – No tengo ningún interés sentimental con Shutara.
– Sui y Shukuro estuvieron saliendo – Las palabras de Soujun resonaron en la mente de Byakuya, sintió como si recibiera una baldazo de agua fría – Algunos medios vincularon a Tsukishima con la heredera de los Shihôn pero tuve mis dudas y le pedí a uno de mis asistentes que siguiera a Sui y los vieron en varios lugares juntos, incluso él la llevaba a un edificio de departamentos en una zona residencial de clase media, yo los vi juntos – Mientras oía a su padre sintió una fuerte opresión en medio del pecho, él también los había visto llegar juntos al edificio donde se encontraba el departamento de Sui cuando volvió de Francia, pero ella le había comentado que Rukia los había presentado... no habían pasado la noche juntos… Sui no le mentiría con algo así… intentó convencerse pero las dudas siguieron aumentado cada vez más y más, sumergiéndolo en una especie de abismo sin fin.
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– ¡Corre! – Gritó el muchacho de ojos miel para animar a su amiga – ¡Shaolin ya casi lo logras! – Sui llegó extenuada a lo alto de aquella montaña, los miembros del clan Vega estaban en medio de un entrenamiento matutino.
– Creo que hoy eligieron la montaña más alta – La muchacha de ojos grises se dejó caer sobre la hierba para recuperar el aliento, otros jóvenes del clan Vega aún no lograban llegar.
– He subido a cada una de estas montañas desde que era niño, mi padre siempre fue muy estricto con mi entrenamiento – Ggio se sentó al lado de su amiga, contempló aquellos ojos que tanto llamaban su atención. Shaolin extendió las extremidades, antes de sentarse, ajena al escrutinio a la que estaba siendo sometida por parte de su amigo.
– Ojalá mi padre hubiera sido tan estricto conmigo, la única que se preocupaba por mi educación fue mi abuela, pero ella no le daba tanta importancia a la fuerza física – Dijo Shaolin, con algo de nostalgia.
– Pero estás en mejor condición que otros miembros de mi clan – Ggio señaló montaña abajo, un grupo de rezagados aún no lograba llegar a la cima.
– Eso es porque me gustaba acompañar a mis hermanos a entrenar, aunque a mi abuela no le gustara que lo hiciera – Shaolin tuvo que admitir que el paisaje del lugar era bellísimo, el cielo despejado y azul, las verdes montañas.
– ¿En verdad vas a dejar de lado el compromiso? –Preguntó Ggio.
– Por supuesto – Shaolin parecía firme en su resolución – Voy a convertirme en la asistente de Shihôn Yoruichi, ya lo verás.
– ¿Y no piensas casarte algún día? Digo, a tu abuela parecía que le hacía mucha ilusión el tema – Ggio secretamente se sentía feliz al saber que Shaolin no iba a cumplir con el compromiso, todo indicaba que se quedaría con los Vega en China, por un buen tiempo.
– No pienso casarme nunca – Shaolin había tomado la decisión tras la muerte de su abuela.
– ¿Por qué? Shaolin, eres muy linda e inteligente, tocas muy bien el piano, a mí me gustas – Apenas terminó de hablar Ggio se dio cuenta que se había ido de boca, sus mejillas se encendieron y ocultó su cara entre sus rodillas, se sentía muy avergonzado. La mirada de Shaolin se opacó, como un cielo nublado.
– Creo que estás confundido, Ggio, no soy linda, pero si quiero ser muy fuerte e inteligente, incluso he pensado que Shaolin es un nombre muy débil, creo que voy a tomar el nombre de mi abuela, para convertirme en alguien digna de ser la asistente de Shihôn Yoruichi, futura líder de los Shihôn… Si, desde ahora dejaré de ser Feng Shaolin para convertirme en Feng Sui – Ggio volvió a contemplar a Shaolin, recientemente se había tomado en serio lo de convertirse en asistente de la heredera de los Shihôn, había dejado de ser la niña que lo arrastraba a hacer travesuras o que lo acompañaba siempre con una sonrisa, lo cierto era que últimamente Shaolin no sonreía.
– Entonces cuando me convierta en asistente de Barragan Louisenbarn te haré una proposición que no podrás rechazar, ya lo verás, Feng Sui – "Voy a hacer que sonrías de nuevo, Shaolin" pensó Ggio, los últimos Vega habían logrado llegar a la cima de la montaña y ahora todos se agrupaban para continuar el entrenamiento.
Saludos
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