Chapter 21: Señora Kuchiki
Porque en aquellos días mi vida era pura confusión. De pronto las voces de las personas se convertían en simples ruidos lejanos, incomprensibles para mí, pasaba horas en aburridas reuniones, fingiendo escuchar, fingiendo que me importaba, se me había dicho que un día tendría que liderar a toda la familia, y por ello siempre me esforcé por ser el mejor en todo y hacer de todo para agradar a los demás, después de todo, ser el futuro líder familiar era para lo que nací… o al menos eso creía. En el cumpleaños número cincuenta de mi padre se preparó un evento especial, muy rara vez se admitían invitados que no fueran del grupo familiar pero esa vez se haría una excepción y como era de esperarse, la alta sociedad japonesa y otras importantes familias asiáticas vistieron sus mejores galas para la ocasión, después de todo era el cumpleaños número cincuenta del gran Kuchiki Ginrei.
Aquella tarde dudé mucho antes de salir, aunque era el hijo predilecto y tenía muchas posibilidades de ser prontamente anunciado como el nuevo líder familiar lo cierto es que mi vida personal era un desastre. Mi esposa dio a luz a nuestro cuarto hijo hace poco y supimos que otra vez se trataba de una niña. En esta sociedad los hijos varones son muy valorados, son el signo de continuidad del apellido y del poderío de alguna de las ramas familiares, pero en mi caso, se había convertido en una maldición. Me sentí frustrado y aunque mi esposa intentó disculparse solo consiguió empeorar mi ira, no era su culpa, ella solo era una bella imagen que tenía que lucir como la esposa perfecta en las reuniones familiares, no tenía que cargar con las responsabilidades de tomar decisiones importantes que determinarán el futuro de todo un grupo familiar, era más como una simple muñeca… el que resultaba incapaz de engendrar un hijo varón, era yo.
Contemplé mi imagen una vez más, todo estaba perfecto e impecable, como siempre, mi asistente esperaba diligentemente en el estacionamiento del hotel, después de saber la noticia de mi nuevo fracaso discutí con mi esposa y decidí alejarme un poco, para no lastimarla más y para intentar centrarme en los negocios, o al menos eso me decía para alivianar la culpa, ella esperaría mi llegada para que entremos juntos al evento, y actuaría como si nada pasara, como si fuéramos el matrimonio perfecto. Sabía que debía ir, tenía el tiempo justo, pero una bella melodía llamó mi atención y terminé buscando la fuente de aquella música en el balcón de mi habitación, y la hallé, en el balcón de dos pisos abajo, una hermosa mujer tocaba el chelo con tanto sentimiento que sentí que la música tocaba mi alma. Fue como si ella sintiera mi presencia, como si se sintiera observada, sin dejar de tocar levantó la mirada justo hacia mí, sus hermosos ojos azules me miraron con picardía, sus labios esbozaron una sonrisa y coquetamente me guiñó un ojo, antes de bajar la mirada y continuar su improvisado concierto en el balcón de aquel hotel. No pude esperar a que la melodía terminara, mi asistente llamó preocupado y tuve que volver a mi realidad.
Me encontré con mi esposa en los jardines y entramos, saludamos a los invitados que no tardaron en felicitarnos por la llegada de nuestra nueva hija, aunque agradecía por dentro sabía que no eran sinceros, se reían de mí, ¿Cómo podría convertirme en el nuevo líder familiar si no había podido tener un heredero? Entramos al salón y tomamos nuestro lugar en la mesa principal, mi padre se tomó unos minuto para agradecer y mientras empezaban a servir la cena, una orquesta sinfónica empezaba a tocar. Fingí interesarme en la conversación de mi primo Takahiro, acababa de fijar fecha para su matrimonio, describía a su prometida como una verdadera belleza, estaban planeando los pormenores de la boda, la luna de miel e incluso ya iban pensando en los nombres que les pondrían a sus hijos, Takahiro era muy ruidoso y bromista, Hisana en cambio era más callada y hasta parecía algo tímida, pero la energía de Takahiro contagiaba a cualquiera… mis atención fue súbitamente captada por la orquesta, se oyó el solo del chelo y pude reconocerlo, me quedé boquiabierto contemplando a la chelista, era la misma joven que vi desde el balcón de mi habitación de hotel, y como si del destino se tratara, nuevamente dirigió aquellos brillantes ojos azules hacia mí, como si quisiera disipar la oscuridad en la que cada día me sumergía.
– Son una auténtica belleza – Comentó en voz baja Tsukishima Hiroshi, que se encontraba sentado a mi lado.
– ¿Perdón? – Intenté hacerme el desentendido.
– Solo comentaba lo bellas que son las francesas, sobre todo las que tocan el chelo, mi estimado Soujun – Susurró Hiroshi, antes de tomar una copa y proponer un brindis por el próximo matrimonio de Kuchiki Takahiro y Eita Hisana – Y no olviden, si su primera hija es una niña tiene que prometerse con mi hijo Shukuro – Bromeó con Takahiro y Hisana.
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El desayuno con Sui, aunque transcurrió en silencio fue acogedor, como si la repentina tormenta de minutos atrás no hubiera ocurrido. Conversaron poco, sobre los últimos rumores del mundo de los negocios, no era algo que hacían con frecuencia pero como esperaba, Sui tenía el nivel de un funcionario A1, no por nada era asistente de un líder familiar. Empezó a sentir los párpados pesados y Sui le ofreció su habitación para descansar, el viaje empezaba a hacerle estragos así que terminó aceptando la propuesta, sintió bastante agradable el sutil aroma a cerezos que percibía mientras se sumergía en el mundo de los sueños.
Sui salió un momento de compras, prepararía algo para almorzar y luego volverían al dúplex, sintió algo de nostalgia, en verdad disfrutaba estar en su departamento, por más pequeño y sencillo que fuera, para ella era mejor que cualquier mansión o palacio. Cuando terminó de cocinar fue a despertar a Byakuya, pero al verlo dormido tan plácidamente no fue capaz de hacerlo, notó que el cabello de Byakuya estaba un poco más largo, casi del mismo tamaño que el de Tsukishima, Sui acercó tímidamente una mano, sintió curiosidad por tocar el mechón de cabello que cubría parte del rostro de su esposo falso, pudo ver su expresión, era relajada, completamente opuesta a la expresión de ira que puso al verse cara a cara con Tsukishima, casi de inmediato apartó su mano, esos dos se odiaban por el simple hecho de haber amado a la misma mujer.
Un sentimiento indescriptible, tal vez parecido un poco a la tristeza, la invadió, silenciosamente se puso de pie y salió de la habitación, fue a la sala, se sentó en el sofá, tomó el control remoto y encendió el televisor para empezar a cambiar los canales, solo por hacer algo, en su mente una pregunta iba y venía sin encontrar respuesta, "Si Hisana amaba a Byakuya, ¿Por qué se casó con Tsukishima?".
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A primera hora del lunes se encontraba en la sala de juntas rindiendo cuentas de los resultados de las negociaciones en Francia e Inglaterra. Kuchiki Ginrei escuchaba atentamente, Soujun al contrario, parecía algo distraído.
– Creo que has hecho un excelente trabajo, Byakuya – Comentó Ginrei, una vez hubo concluido su presentación – Lamento haberte alejado de Japón cuando aún tenías asuntos por resolver.
– No tiene por qué disculparse, Kuchiki–sama, todo está bien ahora – Respondió Byakuya, algo contrariado, si bien Sui había vuelto al dúplex con él, por alguna razón estuvo bastante distante durante el almuerzo–cena (bueno él durmió hasta muy tarde) y aquella mañana a pesar que se había despertado temprano no la encontró en el dúplex, supuso que ella también tendría asuntos importantes que resolver, ya tendrían tiempo para hablar, después.
– Me alegra oír eso – Ginrei parecía muy complacido – He pedido a Yamamoto que te deje volver con nosotros, creo que va siendo hora para anunciar algunos cambios en nuestras empresas.
– ¿Perdón? – Soujun de pronto pareció interesarse en la conversación.
– Como habrás notado, Soujun, tu hijo ha demostrado ser el candidato más digno para sucederme ahora que estoy pensando en el retiro, espero poder hacer un anuncio oficial el mes que viene, siempre y cuando termine algunos pendientes, pero confío en que Byakuya estará a la altura de todo – Ginrei se puso de pie, de inmediato Byakuya hizo una reverencia.
– Me siento muy honrado, Kuchiki–sama –Sintiéndose orgulloso de estar a punto de conseguir lo que tanto había anhelado, tras la muerte de Hisana.
– Bueno, te esperamos mañana a primera hora, puedes tomarte el resto del día libre, creo que te lo has ganado, Byakuya – Ginrei se dirigió a Soujun, quien también se encontraba haciendo una reverencia – ¿Qué ocurre Soujun?
– Estoy agradecido, realmente muy agradecido –Soujun desconcertó tanto a Byakuya como a Ginrei.
– No te pongas sentimental, Soujun, te necesito para la reunión con los miembros de la naviera tailandesa – Comentó Ginrei. Byakuya se enderezó y junto a su asistente, abandonaron la sala de juntas.
– Abarai, puedes tomarte el día libre – Dijo diplomáticamente, ahora era su pelirrojo asistente quien hacía reverencias y se retiraba a pasos rápidos, como temiendo que en cualquier momento fuera a cambiar de opinión.
Byakuya condujo algunas calles, paró en una florería y luego volvió a conducir hasta llegar a un lugar algo alejado, aunque el cielo estaba nublado, todo indicaba que ya no nevaría más, pronto empezaría la primavera. Caminó por un sendero de árboles y finalmente llegó al mausoleo familiar, el cuidador del cementerio se acercó a pasos rápidos y se ofreció a retirar las flores marchitas, le extrañó un poco ver un ramo de rosas de mayo, pero supuso que Rukia las habría llevado, y entonces la imagen de Tsukishima cruzó por su mente… tuvo que ser él, en esos momentos las cosas empezaron a tener más sentido, Tsukishima volvió por el aniversario de la muerte de Hisana. Tenía que admitir que la idea le disgustaba, porque precisamente cuando parecía haber encontrado la felicidad al lado de Hisana, Tsukishima tuvo que aparecer junto a ese estúpido compromiso, los matrimonios arreglados eran algo que empezó a odiar, él había rehusado cumplir con el suyo esperando que Hisana hiciera lo mismo, pero al final ella decidió continuar y casarse con Tsukishima.
Una repentina ráfaga de viento removió las rosas de mayo que él había llevado, al final él también había terminado casándose con su prometida, aunque fue en otras condiciones, era un matrimonio arreglado después de todo… un escalofrío terrible le envolvió… en cuanto se anunciara como el nuevo líder de la familia Kuchiki su matrimonio con Sui llegaría a su fin, aunque se habían vuelto más cercanos, los sentimientos de Sui eran un enigma para él y estaba la posibilidad de que ella no sintiera nada por él y entonces, una vez disuelto el matrimonio ella sería libre de marcharse y enamorarse de alguien más… el solo hecho de pensarlo le pareció perturbadoramente doloroso… algo así, no podría soportarlo… inevitablemente la imagen del día anterior asalto sus pensamientos, si Sui se enamorara de Tsukishima…. Pero no, eso no era posible, Sui era del tipo de persona que antepone sus obligaciones sobre sus sentimientos, en esos momentos estaba tan dedicada a su labor de asistente que no habría cabida en su vida para algo tan trivial como el amor… se repitió una y otra vez pero lejos de aliviar sus temores, solo terminó acrecentándolos más, la posibilidad de que Sui no correspondiera sus sentimientos seguía allí, erigiéndose como un inquebrantable muro.
Volvió al dúplex sintiéndose abatido. Intentó dormir pero no lo consiguió. Salió a almorzar pero desistió a medio camino, y terminó manejando hasta el dojo para practicar algo de kendo, tal vez eso le ayudaría a despejar la mente. Como era de esperarse, por la hora y por ser el primer día de la semana, el lugar estaba prácticamente vacío, así que entrenó en silencio, contra un enemigo imaginario, un enemigo capaz de apartar a Sui de su lado.
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– Entonces es un acuerdo – Pronunció Yoruichi mientras Sui redactaba un documento. Los representantes de Baikal finalmente asintieron. Después de meses de negociaciones finalmente habían logrado llegar a un trato con los rusos. No era el acuerdo que Yoruichi deseaba pero al menos en un par de años recuperarían las acciones de la textilera de Osaka y podría entregárselas a Yushiro para que empiece en el mundo de los negocios con un soporte más sólido. Revisaron el documento que Sui redactó cuidadosamente antes de proceder a la firma, como era protocolo, compartirían una cena como acto de buena fe y cierre del acuerdo. Sui estaba bastante cansada, llevaba dos días sin dormir apropiadamente, primero por el incidente de la nieve que la obligó a quedarse en casa de Rukia y segundo por la llegada de cierto Kuchiki y su extraña reacción al reencontrarse con el viudo de la hermana mayor de Rukia… realmente tenía la cabeza hecha un lío, se sorprendió a sí misma cuando pudo sostener las negociaciones y apoyar a su jefa, al menos no cometió ningún error. Contra todo pronóstico no opuso resistencia cuando Yoruichi dijo que quería conducir – ¿Te sientes bien, Sui? –Preguntó Yoruichi mientras estaban camino al restaurante, los rusos las seguían en un taxi.
– Solo estoy algo cansada, Yoruichi–sama – Se excusó de inmediato, pero Sui carecía de su habitual energía.
– No estarás así por haber rechazado a Tsukishima, ¿O sí? – Yoruichi esperaba que al menos su asistente hubiera reconsiderado la situación, Tsukishima parecía un buen hombre, algo melancólico, pero no le encontraba nada malo.
– No, de ninguna manera – Respondió Sui, muy calmada, tanto que Yoruichi empezó a preocuparse en serio.
– Acaso… ¿Hay alguien más? – Un vago recuerdo vino a la mente de Yoruichi, de los días del verano pasado.
– Yoruichi–sama, acabábamos de concretar las negociaciones con los representantes de Baikal, creo que eso es más importante que mi vida personal – Sui puso una expresión tan seria que incluso Yoruichi terminó haciendo un puchero.
– Por un momento me recordaste a mi madre, a veces eres demasiado seria, Sui – Estacionando el coche para luego entrar en el restaurante. Eligieron un restaurante de comida japonesa tradicional, para que los visitantes pudieran degustar de la culinaria de Japón.
– Han sido unos meses bastante difíciles pero finalmente logramos llegar a un acuerdo, brindemos por ello – Propuso Berenice Gabrielli, una de los representantes de Baikal. El móvil de Yoruichi sonó y ésta se disculpó y abandonó la mesa por unos minutos – Es una mujer bastante interesante –Comentó Berenice.
– Yoruichi–sama es una mujer de negocios, después de todo – Dijo Sui empezando a comer tenpura, era el plato de entrada, mientras esperaba a que Yoruichi volviera y sirvieran el sushi.
– No hablaba de la señora Shihôn, me refería a ti –Berenice miró fijamente a Sui y sonrió. A Sui le tomó unos segundos entender las palabras de Berenice… no dormir adecuadamente le hacía pensar muy lentamente.
– Oh… bueno, se lo agradezco – Respondió, algo confundida.
– Eres tan hábil y aún eres tan joven, siento algo de envidia – Berenice se sirvió un poco de tenpura, imitando a Sui – Mi compañero Robert nos contó lo difícil que fueron las negociaciones al principio, constantemente repetía "La asistente de la señora Shihôn es un hueso duro de roer".
– Berenice, creo que esos comentarios están fuera de contexto – Le regañó Robert Accutrone, el otro representante de Baikal – Mis disculpas, señorita Feng – Dijo respetuosamente.
– No he dicho nada malo, pero fue por eso que pedí venir a Japón, quería conocer a la persona capaz de poner en jaque a nuestro mejor negociador, y realmente me sorprendiste – Berenice saboreó su ración de tenpura – Delicioso.
– En un momento traerán el sushi, es igual de bueno – Sui empezó a sentirse inquieta, Yoruichi se estaba tardando.
– Por cierto – Acercándose un poco a Sui para comentarle en voz baja – ¿Conoces al tipo guapo que está en última mesa? Lleva buen rato mirando hacia aquí, ¿Lo habré impactado con mi belleza? –Sui giró la cabeza y se quedó desconcertada, a unas mesas de donde estaban se encontraba Byakuya, y como había dicho Berenice, estaba mirando en dirección a ellos, específicamente la miraba a ella, fijamente.
– Disculpen la demora – Yoruichi volvió a la mesa –Mi novio está en camino y al parecer se despistó pero no tardará en llegar – La atención de todos volvió a la mesa. Como había anunciado Yoruichi, a los pocos minutos Urahara y Hirako se unieron al grupo, al final la cena se prolongó más de lo esperado, Berenice era muy habladora y casi de inmediato empezó a interrogar a Hirako, a pesar de que este le comentó que ya estaba casado. Era bastante entrada la noche cuando se despidieron de sus invitados, Urahara llevaría a Yoruichi y Hirako ofreció llevar a Sui pero esta rechazó su propuesta, indicó que tomaría un taxi, lo cierto era que pudo ver que Byakuya no salió del restaurante hasta que los rusos se marcharon. Le tomó algunos minutos deshacerse de Hirako, quien en un acto de caballerosidad insistía en acompañarla hasta que llegara el taxi que supuestamente había pedido. Una vez que los demás se fueron caminó hacia el estacionamiento del restaurante y como había imaginado, allí se encontraba Byakuya, con los brazos cruzados, apoyado en su coche.
– Buenas noches, Kuchiki–sama – Saludó, aunque no estaba segura del porqué estaba él allí. Miró hacia los lados y notó que Renji brillaba por su ausencia, "Que clase de asistente es" pensó.
– Le di el día libre a Abarai – Comentó Byakuya, algo decepcionado, ella había vuelto a llamarlo por su apellido. Se apresuró a abrirle la puerta – Volvamos al dúplex – Sui subió al coche, y permaneció muy callada – ¿Estaban celebrando algo? Se veían bastante animados – Decidió hablar para romper el abrumador silencio.
– Logramos cerrar un trato, para resolver parte del desastre de la venta de acciones de la textilera de Osaka – Respondió Sui, en poco tiempo la noticia sería de dominio público así que no vio necesario ocultarle la información a Byakuya.
– Que bueno – Se había sentido nostálgico mientras la observaba cenando con los rusos y los demás invitados, parecían divertirse, en cambio las pocas veces que habían salido, Sui permanecía muy seria o las cosas terminaban de manera catastrófica, como lo que ocurrió en el cumpleaños de su abuelo, Ginrei. Nuevamente el silencio – A partir de mañana volveré a trabajar en las oficinas de mi familia, es probable que acompañe a mi padre y mi abuelo en sus reuniones de trabajo – Decidió tantear el terreno, ¿Podría decirle que tal vez en un mes sería nombrado oficialmente el nuevo líder de los Kuchiki?
– Creo que tenemos una reunión programada para el fin de semana – Sui abrió su bolso y revisó su agenda – No imaginé que Kuchiki Ginrei–sama también vendría, tendré que elegir con más cuidado los refrigerios que serviremos.
– ¿Pensabas servir algo simple para mi padre? –Dijo Byakuya, mostrando una espontánea sonrisa. Disfrutaba tanto que a Sui no le agradara su padre, al menos compartían eso en común.
– Pensaba enviar por unos snacks y café moka que preparan en un café francés cercano a la central de los Shihôn, si mal no recuerdo a Soujun–sama le gusta lo que preparan allí – Sui no tenía idea del efecto que sus palabras estaban causando en Byakuya.
– ¿Un café francés? Creí que mi padre odiaba lo relacionado a Francia – Dijo bastante consternado.
– No me dio esa impresión – Sui intentó recordar el día en que Soujun la citó en un café, varios meses atrás, y no recordaba nada que indicara que le disgustara durante su breve estadía en el café, incluso reservó un segmento para estar a solas, lo que indicaba que no debía ser la primera vez que Soujun iba a ese lugar. Por alguna razón recordó la mirada que tenía Soujun ese día, lucía melancólico mientras bebía su café, igual que Byakuya mientras la observaba cenando con los rusos. Sui empezó a sentir curiosidad, pero no se atrevía a preguntarle a su "esposo falso" que estaba haciendo en ese restaurante, solo.
– Mi padre puede ser un gran farsante, cuando se lo propone – La expresión melancólica volvió al rostro de Byakuya. Otra vez, silencio. Estacionó el coche y le fastidió un poco que Sui no esperara a que le abriera la puerta, había esperado que Tsukishima lo hiciera el día anterior, entonces, ¿Por qué parecía tener tanta prisa por llegar al dúplex? Lo más probable era que al llegar ella se encerrara en su habitación, como siempre. Mientras esperaban el elevador le tomó de la mano, Sui lo miró con una mezcla de sorpresa y desconcierto… ¿Por qué se sorprendía, si no era la primera vez que le tomaba de la mano? Permanecieron en silencio, tomados de la mano en el elevador y en el camino al dúplex, era tarde así que el lugar estaba muy silencioso.
Estaban en el recibidor cuando Byakuya se inclinó para besarla. En realidad Sui no se lo esperaba. Por un momento pensó que la besaría en la frente o en la mejilla, pues había pasado tiempo desde la última vez que se habían besado en los labios… que sensación más cálida… que suaves… pensó mientras entraba en la cuenta que había cerrado los ojos… espantada abrió los ojos y se arrimó lo más que pudo a la pared, rompiendo el contacto. Byakuya disimuló su desconcierto, la besó en la frente antes de desearle buenas noches y dejarla allí para ir al estudio, se sentía confundido pues por un momento le dio la impresión de que era correspondido… Deseaba que Sui le preguntara que estaba haciendo en ese restaurante, pero ella no preguntó, de haberlo hecho se habría enterado que él estuvo horas esperando que saliera de la Compañía Shihôn, que al verla salir con Yoruichi las siguió hasta llegar al restaurante de comida japonesa… Sui era demasiado impredecible, así que decidió que por el momento era mejor no decirle nada, aún tenía un mes para intentar explorar y comprender los sentimientos de su elusiva esposa.
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Colgó el teléfono y emitió un sonoro bufido. Había estado algo tensa durante toda la semana pero ese día parecía un volcán a punto a hacer erupción.
– ¿Qué ocurre Sui? La semana pasada no estabas tan preocupada por la reunión de hoy – Comentó Yoruichi quien ya no estaba segura si bromearle o no por su repentino cambio de estado de ánimo.
– Solo procuro que todo esté a la altura, Yoruichi–sama – Sui empezó a enviar un mensaje de texto, los encargados del refrigerio acababan de indicar que hubo una confusión con el envío de pedidos y el suyo terminó en la dirección equivocada así que tratarían de enviarles otro pero demoraría un poco más.
– Pero si solo tardarán unos minutos podemos enviar por café, o tu puedes servir algo, tu café es buenísimo, Sui – Yoruichi trató de darle ideas a su ya estresada asistente, pero no lo logró, Sui la miró con una expresión tan seria para luego volver a enviar mensajes por su móvil. Se había enterado de primera fuente que sería el mismo Kuchiki Ginrei quien iría a la reunión, pero no podía contarle a su jefa pues esta empezaría a hacer preguntas, así que todo tenía que salir perfecto o dejaba de llamarse Sui Feng.
– Creo que es hora de ir a la sala de juntas, Yoruichi–sama – Comentó poniéndose de pie, mirando con cierto odio su móvil, como si fuera culpable del error que cometieron en el service de refrigerios, definitivamente después de ese día cambiarían de proveedor, eso era seguro.
– Sui, todo saldrá bien, eres una excelente asistente – Le dijo Yoruichi antes de ponerse de pie y dirigirse a la sala de juntas. Sui la siguió, secretamente agradecida por la confianza. Los Kuchiki llegaron cinco minutos antes de lo programado, y como era de esperarse, la expresión de Yoruichi fue de asombro al ver al mismísimo Kuchiki Ginrei acompañado de su hijo y asistente Kuchiki Soujun y su nieto Kuchiki Byakuya con su pelirrojo asistente, Abarai Renji. Literalmente era un grupo de Kuchikis.
– Disculpa que viniera sin avisar, querida – Se excusó Kuchiki Ginrei – Estoy pensando seriamente en el retiro así que tengo que poner al día todos los asuntos familiares para que no ocurran sorpresas más adelante.
– Comprendo – Yoruichi hizo un intento por disimular su sorpresa – No sabía que estaba pensando en retirarse, siempre se oyen rumores pero son solo eso, rumores – Comentó mientras les invitaba a tomar asiento.
– Ya estoy demasiado viejo y cansado, es hora de dejarle el trabajo duro a los jóvenes – Bromeó mientras Sui miraba con cara de desconcierto a Byakuya… ¿Acaso eso significaba que el sucesor de Ginrei podría ser él?
– Bueno, tenemos varios temas que tratar, sobre todo lo referente a las navieras y los tratados con las aduanas para futuras importaciones – Yoruichi cambió el tono de la conversación por uno más formal, dando por iniciada la reunión – Por favor revisen los resúmenes que les está entregando mi asistente – De inmediato Sui empezó a entregar las carpetas notando que por unos segundos, pero solo por unos segundos, Byakuya le había mirado fijamente y con demasiada intensidad, causando que su corazón empezara a latir como loco, respiro tratando de calmarse pero al no conseguirlo optó por salir a preparar café, al menos tenía una excusa para eludir las miradas de su "esposo falso" por unos minutos.
– ¿Necesita ayuda? – Preguntó Renji y Sui se sobresaltó, para luego mirarlo con cara de asesina en serie.
– ¿Qué haces aquí, Abarai? – La voz de Sui fue tan fría y cortante como un afilado cuchillo, Renji tragó saliva, le había seguido por orden de su jefe.
– K–kuchiki–sama me ordenó que le ayudara, su–supuso que salió por los refrigerios – Renji tuvo que admitir que esa faceta espeluznante de Sui en verdad daba miedo.
– Entiendo – Sui respiró hondo, Abarai no tenía la culpa del desastre de los refrigerios, sería mejor moderarse un poco. Apenas hubo terminado de preparar los cafés Renji se encargó de llevar y acomodar las tazas de todos los Kuchiki, dejando a Sui la simple tarea de llevar el café de su jefa. La reunión siguió estrictamente el protocolo, Kuchiki Soujun fue quien tomó la palabra la mayoría de veces, todo indicaba que Kuchiki Ginrei estaba más en calidad de veedor y Byakuya… bueno, aún no estaba del todo segura de que hacía él allí exactamente. A mitad de reunión salió nuevamente de la sala de juntas, esta vez ya no le sorprendió que Renji la siguiera para apoyarla como al inicio de la reunión – Agradezco tu ayuda, Abarai, pero creo que puedo arreglármelas, después de todo son nuestros invitados.
– Sui–san – Renji dudó un instante antes de continuar, la mirada fría de Sui en verdad daba miedo – Kuchiki–sama me pidió que me encargara de lo referente a los Kuchiki porque… dijo que no le parecía correcto que su esposa sirviera a su padre y abuelo – De inmediato las mejillas de Sui tomaron un tono carmesí. Miró nerviosa alrededor y agradeció que no hubiera nadie cerca, Abarai acababa de decir "esposa" y "Kuchiki" en la misma oración.
– Se supone que es un secreto – Murmuró en voz baja, las puertas del pequeño salón contiguo a la sala de juntas se abrieron y un grupo de seis personas entraron a pasos raudos con bandejas, mejane y los esperados refrigerios. No tardaron los cinco minutos que indicaron, y la mirada severa de Sui lo decía todo – Abarai, puede volver a la sala de juntas, yo me encargo del resto – Apenas terminó de hablar Renji se escabulló hacia la sala de juntos, allí ardería el mismísimo infierno. Dos minutos después los refrigerios eran servidos. Aunque había que admitir que todo estuvo delicioso la expresión de pánico en el personal del service lo decía todo. La reunión terminó cerca a mediodía, hubo puntos de conflicto sobre los logros obtenidos en Inglaterra y por los retrasos en las negociaciones con China, Kuchiki Ginrei pidió disculpas por ello, habían delegado las negociaciones en su sobrino Kusaka pero no había sido capaz de dar la talla, Soujun se comprometió a arreglar el asunto, pues inicialmente debió ser él quien se encargara de todo. Cuando Yoruichi mencionó que la familia Senjumaru también estaba interesada en el tema el ambiente se tensó un poco. Era más que sabido que los Kuchiki llevaban años tratando de hacerse con las acciones de varias empresas de los Shihôn, más que una alianza deseaban tomar el liderazgo de las textileras, pero los Shiôn habían preferido negociar con los Senjumaru primero y luego con los rusos de Baikal.
– Ya que se ha hecho mención de la familia Senjumaru, quisiera recordarle que los Kuchiki siempre estamos dispuestos a negociar con los Shihôn y de alguna forma los conflictos internos entre los Shihôn y los Louisenbarn estuvieron a punto de poner en riesgo los sólidos vínculos que han mantenido nuestras familias, por generaciones – Comentó Soujun. Un breve silencio envolvió la sala, sin querer, Ginrei había evocado recuerdos no muy gratos a la memoria de Yoruichi. Yamamoto se había ofrecido de mediador para solucionar aquel asunto pero un accidente impidió que se concretara la reunión.
– Acepto toda la responsabilidad por eso – Yoruichi se puso de pie e hizo una reverencia, en señal de disculpa, aunque aquello le pareció completamente injusto, Sui acompañó a su jefa. Las cosas no se habían dado como Soujun indicaba, la decisión irresponsable la había tomado Cang Du, con claras intenciones de perjudicar las ya debilitadas relaciones entre los Shihôn y los Kuchiki. Sui recordó las palabras que Byakuya dijera días atrás: "Mi padre puede ser un gran farsante, cuando se lo propone".
– Es suficiente, Yoruichi – Kuchiki Ginrei decidió dar por terminado aquel bochornoso y desagradable momento – No es esto a lo que nos referíamos, sólo esperamos ser tomados en cuenta para futuras alianzas e incluso podemos hacer de intermediarios, si lo solicitan lo haremos de buena fe.
– En nombre de los Shihôn, estamos agradecidos por ello – Yoruichi volvió a tomar asiento, Sui permaneció de pie para completar el retiro de equipos audiovisuales, una vez más Abarai se ofreció diligentemente a ayudarle. Concluida la reunión, por mero protocolo, Sui les acompañó hasta el elevador principal y solo hasta que las puertas del elevador se cerraron pudo respirar hondo para luego oprimir los puños, Kuchiki Soujun… era de lo peor, sabía lo que había ocurrido y aun así obligó a Yoruichi a disculparse… la decisión de negociar con los rusos fue suya no de Yoruichi, es más, tuvo que lidiar con su jefa para convencerla pues tras los acuerdos con Senjumaru, nada indicaba que corrieran riesgo financiero a corto plazo… no podía decirle que Kuchiki Soujun con el mero fin de molestarla le había la noticia de la venta de las acciones de la textilera de Osaka por parte de los Louisenbarn… los Kuchiki eran personas despreciables, bueno, después de todo solo eran un grupo de engreídos aristócratas.
En el estacionamiento del edificio de la compañía Shihón, algo inesperado estaba por suceder. Byakuya también estaba en desacuerdo con la actitud de su padre, pero dada la presencia de Ginrei tuvo que permanecer en silencio. Le pidió a Abarai que escoltara a su abuelo pues deseaba conversar con su padre. Ginrei no era tonto, pero esta vez decidió que si Byakuya se convertiría en su sucesor debía ser capaz de solucionar aquel tema así que se adelantó con Abarai, en el lujoso coche, el chofer esperaba presto a abrirle la puerta.
– ¿Qué sucede, Byakuya? – Preguntó Soujun, había vuelto a su estado relajado y sereno.
– Recuerdo haberte mencionado que Yamamoto–sama iba a intentar remediar el incidente de las textileras de Osaka, pero por el accidente de Shihôn Yoruichi la reunión no llegó a realizarse – La voz y expresión de Byakuya eran extremadamente frías.
– Así fue – Soujun decidió zanjar el asunto – Pero ni los Shihôn ni los Louisenbarn reconocieron públicamente el hecho y los Kuchiki quedamos bastante expuestos después del incidente, creo que merecíamos al menos una disculpa.
– Los Shihôn no sabían nada del tema de las acciones, fue obra de los Louisenbarn, y lo sabías o al menos debiste sospecharlo tras la reacción de Sui en el restaurante de comida china – Byakuya parecía indignado.
– Entonces es eso, no estás molesto porque obligué a Shihôn Yoruichi a disculparse, es por su asistente, ella decidió seguir a su jefa, yo no tengo que ver con ese tema – Soujun seguía pensando que Sui tenía algún tipo de relación con Tsukishima a espaldas de su hijo, aunque también estaba la posibilidad de que Byakuya tuviera una aventura con Senjumaru durante su viaje a Europa, el tema era algo confuso para él.
– No tenías derecho a exigir una disculpa – Byakuya decidió tomar el control de la conversación – Fue Sui quien me sugirió no comprar las acciones de la textilera de Osaka, también fue ella quien decidió negociar con los rusos pues si hubiera negociado con los Kuchiki hubiéramos terminado con algunas pérdidas en lugar de los rusos, y solo para terminar, está será la última vez que haces que la futura señora Kuchiki se incline ante ti, en un futuro serás tú quien deba hacerle reverencias – No esperó que Soujun replicara, de inmediato se dio media vuelta y camino directo a su coche. Abarai se acercó a su jefe a pasos rápidos, no pudo evitar pasar por alto la expresión desencajada en el rostro de Kuchiki Soujun.
Saludos
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