Día 5
Jimin nunca le prestó atención a las flores. Eran bonitas y las recibió de muchos objetivos a los que sedujo, intencionalmente o no. Todas morían al final, por lo que no se preocupaba por ellas. Él no entendía por qué le importaban a Yoongi. Jimin estaba atando un ramo con una cinta rosa mientras el mayor miraba una revista llena de diferentes tipos de flores. Las ventanas estaban abiertas, dejando entrar el aire fresco de la tarde. Los clientes entraban y salían. No era un periodo ocupado o lento, solo un momento cómodo en el medio.
—Jimin, ¿Phalaenopsis o Hibiscus Syriacus?
Jimin pensó demasiado para averiguar qué demonios eran esos. Miró hacia la revista, pero Yoongi estaba en el lado opuesto del mostrador, y Jimin no era un experto en leer letras pequeñas al revés.
—Para ser honesto, no sé qué son.
Los ojos de Yoongi se abrieron.
—¿No las conoces?
—Conozco a Hibiscus, pero no al resto.
Yoongi se quedó boquiabierto. Jimin nunca pensó que algún día se sentiría a la defensiva por no tener conocimiento de los tipos de flores.
—Hibiscus Syriacus es la flor de Corea del Sur.
Las mejillas de Jimin se calentaron.
—Oh.
Una risa tranquila salió de los labios de Yoongi y él levantó una mano para cubrir su boca. Jimin observó la mano, queriendo apartarla.
«Para para para para para para para, no puede g u s t a r t e un objetivo. Se está poniendo una máscara. Es un acto».
—Esta es una Phalaonopsis —dijo Yoongi, dándole la vuelta a la revista para que quedara frente a Jimin. Señaló una flor blanca alta que se inclinaba hacia un lado. Luego deslizó su dedo hacia otra flor blanca con rosa en el interior y un largo estilo amarillo—. Y esta es una Hibiscus Syriacus.
—Las dos son blancas —señaló tontamente.
—Lo son en estas imágenes, pero también pueden venir en otros colores. Personalmente me gusta la Phalaeonpsis rosa claro, pero pueden ser rosa oscuro, amarillo, rojo... —De repente, Yoongi sacudió la cabeza dándole la vuelta la revista—. Lo siento, probablemente no te importe.
—No, por favor, me gusta escucharte hablar de esto.
El florista se detuvo.
—¿Te gusta escucharme hablar sobre flores?
Jimin asintió. Rápidamente terminó de atar el ramo mientras decía—: Pareces estar realmente interesado en las flores. Por favor continúa, Yoongi, te escucho.
Terminó con la cinta y dirigió toda su atención a Yoongi. No estaba mintiendo cuando dijo que le gustaba escuchar a Yoongi hablar sobre flores. Sonaba apasionado. No sabía que alguien podía ser así, pero tampoco sabía que alguien pudiera ser tan inocente y hermoso. Jimin apoyó los codos contra el mostrador y puso la barbilla en su palma mientras Yoongi hablaba. En algún lugar en el fondo de su mente, se dio cuenta de que debería alentar a Yoongi a hablar sobre cosas más productivas para la misión, pero lo ignoró.
Aprendió sobre flores, dónde viven y cuáles son sus nombres científicos. Aprendió sobre las flores tropicales y las del bosque, y cómo estas interactúan. Se enteró de que Yoongi tomó clases de botánica en la universidad antes de que abandonara y se convirtiera en florista. Aprendió que a Yoongi le encantan las flores de cerezo, y que fue a un festival una vez en Japón, pero nunca volvió a ir; sin embargo, estaba ahorrando para ir de nuevo. Aprendió cosas sobre Yoongi que a la organización no le importaba, pero a él sí.
Los clientes iban y venían. Yoongi se detenía cuando entraban, pero una vez que se salían, él continuaba hablando. En algún momento, Jimin tuvo que detener a Yoongi a regañadientes para entregar los ramos restantes antes de que terminara su turno. Los labios de Yoongi se convirtieron en un puchero una vez que se dio cuenta de la hora que era. Una hora antes del cierre. Jimin quería besar el puchero de sus labios.
Antes de que el menor tuviera la oportunidad de gritarse a sí mismo por pensar así, Yoongi preguntó—: ¿Te gustaría ir a cenar conmigo una vez que regreses?
Jimin parpadeó mientras un rubor cubría las mejillas de de Yoongi.
—No... no de forma romántica, yo... ni siquiera sé si eres gay. No es que sea... yo no... Dios mío. —Se pellizcó el puente de la nariz. Jimin no pudo dejar de sonreír por lo lindo que era—. Hablé toda la noche y no te dejé decir nada, así que me gustaría que cenáramos juntos y tener la oportunidad de escucharte hablar.
—Sí.
—¿De verdad...?
Él asintió.
—Sí, por supuesto. Me gusta hablar contigo.
La sonrisa en la cara de Yoongi era más brillante que el sol.
—Gracias. Um, te veré cuando vuelvas.
Jimin permaneció mirando a Yoongi por más tiempo del necesario. Pronto, se fue y pasó la mayor parte de la hora en su scooter, asustado por lo mucho que le gustaba Min Yoongi.
✿*゚¨゚✎
El sol se estaba poniendo para cuando Yoongi cerró la puerta de la floristería, y luego estaban caminando hacia un restaurante que le gustaba a Yoongi. Era silencioso entre ellos. Los autos pasaban volando junto a ellos por la carretera. El sol continuaba hundiéndose bajo el horizonte. Cuando Jimin miró a Yoongi por primera vez desde que salieron de la tienda, inhaló bruscamente.
Yoongi era etéreo. Sus profundos ojos castaños brillaban a la luz del sol. Su cara estaba iluminada. Si él fuera poeta, ya habría escrito millones de sonetos sobre Yoongi. Sus labios regordetes y su nariz de botón... Todo sobre él merecía ser comparado con las cosas más hermosas. Yoongi era la cosa más hermosa.
Cuando Yoongi lo miró, él no se dio la vuelta.
—¿Por qué me miras así? —preguntó Yoongi con una pequeña y confusa sonrisa.
—Eres hermoso.
Yoongi se quedó boquiabierto mientras un rubor se extendía lentamente por su cara y su cuello, hacia su suéter. Una sonrisa floreció en su rostro tan brillante como el sonrojo.
—Gracias —dijo en voz baja, sus ojos enfocándose en el suelo.
«Esta noche puede ser un secreto», decidió Jimin. «Namjoon, la organización... No tienen que saber cuántas reglas estoy infringiendo en este momento».
✿*゚¨゚✎
—Pruébalo, Jiminie, es realmente bueno —alentó Yoongi desde el otro lado de la mesa—. Tienen el mejor bibimbap que he comido.
El restaurante en el que estaban sentados era pequeño, relativamente vacío, y al parecer tenían el mejor bibimbap de la historia, según Min Yoongi. El restaurante estaba vacío, aparte de algunas otras personas a las que Jimin apenas prestó atención cuando entraron.
Era extraño estar en una misión pero mentalmente no estarlo. Se supone que debería escanear sus alrededores, mirar a cada persona, cada acción, escuchar cada palabra. Pero aquí, con Yoongi, era como si todo se ahogara. Estaba relajado, y no sabía si eso era algo bueno o malo.
«Es sólo una noche».
Probó el bibimbap. Tan pronto como esta tocó su lengua, él cerró los ojos y gimió.
—Wow, esto es bueno —dijo cuando tragó.
Yoongi lo miró con una expresión en blanco. Jimin tomó un sorbo de su agua antes de probar otro bocado, Yoongi lo observó todo el tiempo. Pasaron unos momentos hasta que el florista salió de su trance y tomó otra porción de su comida.
—Crecí aquí en Busan.
Las cejas de Yoongi se levantaron.
—¿Has estado aquí toda tu vida?
—En su mayor parte. Viajo mucho con amigos, así que...
«Viajo mucho porque soy un asesino», corrigió en su cabeza.
—¿Dónde has estado? —preguntó Yoongi, y la expresión de Jimin se iluminó.
Le contó a Yoongi sobre Gangnam, Seúl y la isla Jeju. Mencionó el paisaje y lo que hizo, dejando de lado las partes que se relacionaban con su trabajo. Le dijo sobre Tailandia y Grecia, los únicos países en los que había estado fuera de Corea. Habló sobre el clima, las personas que conoció y cómo todo era tan diferente en comparación con Corea, incluso el aire. Mientras tanto, Yoongi escuchaba atentamente, con fascinación en sus ojos.
—Eso es increíble —dijo Yoongi una vez que había terminado—. Eso es... Eres genial, Jimin.
Jimin quedó en blanco. Nunca pensó que escucharía a Yoongi decir eso. Nunca pensó que escucharía a nadie decir eso.
—Gracias, Yoongs.
—¿Yoongs?
—Me llamaste Jiminie antes —justificó.
—Oh, tienes razón. Espero que no te importe el apodo —dijo Yoongi, tratando de esconderse detrás de su taza mientras la llevaba a sus labios.
—No lo hace —aseguró, sonriendo—. Es lindo. Tú eres lindo.
Una pequeña risa escapó de Yoongi, quien agachó la cabeza, todavía escondiéndose detrás de su vaso.
—Jimin.
El mencionado no podía dejar de sonreír, incluso después de que Yoongi dejó su vaso y continuó comiendo.
—¿Qué más te gusta aparte de las flores y los suéteres felpudos?
—Calcetines felpudos —respondió Yoongi.
Jimin puso los ojos en blanco.
—Gracioso.
—Me gusta... —Se calló y no dijo nada durante varios segundos, mirando la mesa con las cejas levantadas—. No lo sé.
—¿Tipo de helado favorito? El mío es el de menta con chispas de chocolate.
Yoongi arrugó la nariz de forma adorable.
—Menta con chispas de chocolate es como poner chicle en un helado.
Jimin levantó las cejas.
—Eso no es cierto, y estoy ofendido.
El florista sonrió y se encogió de hombros.
—Es verdad. A mí me gusta el helado de fresa con malvaviscos. Los malvaviscos pequeños, no los grandes.
—¿Cómo tomas tu café?
Yoongi se tomó un momento para pensar.
—Depende del día. A veces me gusta con leche y canela, pero a veces lo quiero con leche y azúcar.
—Nunca lo he probado con canela, tomo el mío negro.
Los ojos de Yoongi se ensancharon.
—Negro. No puedo beberlo así, es demasiado amargo.
—¿Golosina favorita?
—Pepero —respondió Yoongi sin dudarlo—. Específicamente el de chocolate, ¿y tú?
—Pepero —repitió Jimin—. El de almendras. ¿Qué...?
—Mi turno de preguntar —interrumpió Yoongi—. ¿Pastel o cupcakes?
—Cupcakes.
—Pastel.
—¿Animal favorito?
Yoongi sonrió.
—Kumamon.
—¿Y... qué es eso?
La sonrisa se desvaneció.
—¿No conoces a Kumamon? —Cuando Jimin sacudió la cabeza, el mayor sacó su teléfono y comenzó a tocarlo. Pronto le estaba mostrando a Jimin un lindo oso negro que se ruborizaba.
—¿Ese es Kumamon?
Yoongi asintió.
—Es la cosa más linda de todas.
Cuando Yoongi bloqueó su teléfono, Jimin pensó: «Tú eres la cosa más linda de todas, no ese oso».
—Tengo tantas cosas de Kumamon. Mochilas, peluches, sudaderas...
Jimin levantó las cejas.
—¿Eres un fanboy de Kumamon?
Él rió y Jimin se derritió ante el sonido.
—Supongo que sí. ¿Cuál es tu animal favorito?
—Pandas.
El florista asintió con aprobación.
—Los pandas son lindos. ¿Comida favorita?
—Kimchijjigae. ¿El tuyo?
—Japchae. ¿Cuándo es tu cumpleaños?
—13 de octubre.
—9 de marzo.
Hubo una pausa entre ambos.
—No sé qué más preguntar —confesó Jimin antes de darle otro bocado a su comida abandonada.
Yoongi miró su plato como si hubiera olvidado que estaba comiendo.
—¿Qué te gusta hacer como hobby? —preguntó antes de tomar otro bocado.
Jimin ya no tiene pasatiempos. Él lee libros, y eso es todo.
—Leo —dice encogiéndose de hombros—. Estoy más centrado en los trabajos de la universidad.
—Leer es bueno. También me gusta leer, pero sobre todo libros acerca de flores.
Jimin sonrió.
—No esperaba menos.
Se sobresaltó cuando el teléfono de Yoongi, que estaba sobre la mesa, comenzó a vibrar. El rubio suspiró y miró la pantalla de su teléfono, frunciendo sus labios mientras leía el mensaje. Jimin tomó un sorbo de su bebida, mirando a Yoongi.
—Hoseok me está diciendo que debería ir al bar en el que está para que podamos hacer karoake. —Yoongi frunció el ceño—. ¿Por qué está en un bar?
El teléfono empezó a sonar fuerte. Yoongi suspiró y llevó el teléfono a su oreja, dándole a Jimin una mirada de disculpa.
—Hobi, ¿por qué estás en un bar? ¿Una celebración? ¿Entonces por qué necesitas que vaya? —Los ojos de Yoongi se abrieron—. No, él no está... —Yoongi rápidamente miró a Jimin antes de mirar hacia otro lado—. No sabes lo que estás diciendo... Bien.
Yoongi miró a Jimin otra vez, quien tenía un fideo colgando de su boca. El menor rápidamente absorbió, avergonzado cuando Yoongi le sonrió y esperó a que tragara.
—¿Quieres ir a cantar karaoke en un bar con Hoseok? Está bien si no quieres.
—Nunca he ido a un karoake.
Las cejas de Yoongi se levantaron y dijo en el teléfono—: Hobi, estaremos allí pronto.
✿*゚¨゚✎
El bar estaba lleno de gente. No era sorprendente teniendo en cuenta que era una noche de sábado. La sala estaba débilmente iluminada, y una canción de Epik High sonaba en toda la sala. Ya había alguien en el escenario, una mujer de unos 20 años que se balanceaba demasiado para estar sobria. Yoongi agarró de la muñeca a Jimin y lo guió suavemente a través de la multitud hacia una mesa donde Hoseok estaba sentado solo con otras dos sillas. Cuando Hoseok los vio, se puso de pie, casi derribando su asiento.
—¡Yoongi! ¡Jimin! —gritó, sonriendo alegremente—. ¡Me alegra que hayan venido!
—¿Cuántas bebidas has tomado ya? —preguntó Yoongi mientras se sentaban. Jimin ignoró la decepción que sintió cuando Yoongi soltó su muñeca.
—No... no tantos —dijo, agitando una mano, cayendo de nuevo en su silla. Yoongi le lanzó a Jimin una mirada exasperada, y el asesino no pudo evitar reírse.
—No tantos —se burló Yoongi mientras Hoseok tomaba otro sorbo de su bebida—. Probablemente ya ha tenido 10 de esos.
—Deberíamos conseguir algunos —sugirió Jimin.
—¿Bebes?
Jimin asintió.
—Soy un buen bebedor... más de lo que me gustaría admitir. ¿Y tú?
—También lo soy. —Jimin no pudo ocultar el shock en su rostro. Yoongi se rió—. Lo sé, no pensarías que soy un gran bebedor, pero me encanta el soju, incluso los que tienen sabor, aunque saben un poco como jugo. ¿Debería tomar una botella?
Ante el asentimiento de Jimin, Yoongi sonrió. Se levantó, pero antes de irse, pasó una mano por el brazo de Jimin. Él se marchó antes de que Jimin pudiera comprender qué demonios había sido eso.
—Me emborracho fácilmente —confesó Hoseok, arrastrando las palabras ligeramente.
—Puedo verlo. —Jimin miró a la chica en el escenario, la canción estaba por terminar—. Deberías subir.
Hoseok sonrió.
—¿Quieres verme bailar allá arriba?
Jimin intentó no reírse.
—Por supuesto.
El hombre se inclinó hacia adelante, con una sonrisa aún en su rostro.
—Soy bueno con los bailes eróticos.
—Dale a Yoongi un baile erótico —sugirió.
Ante eso, Hoseok hizo una mueca y se inclinó hacia atrás en su silla.
—La última vez que hice eso, me apartó y me echó de su tienda durante 2 días.
Jimin no pudo evitar la risa que salió de él. Se disculpó con Hoseok mientras la risa seguía burbujeando por dentro. Hoseok le puso mala cara y se quejó de que no era gracioso.
Yoongi volvió con una botella de soju y dos vasos. Lo puso todo sobre la mesa y miró con curiosidad a Hoseok, luego a Jimin. Agitó una mano y dijo—: Hoseok está siendo un borracho gracioso.
—Quiere que le dé un baile erótico —le dijo Hoseok a Yoongi. Las cejas del rubio se levantaron y volteó para enfrentar a Jimin.
—Le dije que fuera a cantar, él quería bailar para mí —explicó con una carcajada—. Vamos, Hobi, canta Girl's Generation.
—Tengo que terminar esto primero. —Hoseok levantó su copa y agitó el licor.
Yoongi estaba extrañamente tranquilo mientras vertía el soju en los vasos. Jimin levantó su vaso y lo golpeó contra el de Yoongi.
—Por mi primera noche en un karaoke —dijo Jimin con una sonrisa.
El rubio sonrió lentamente.
—Por tu primera noche en un karaoke —repitió.
Jimin miró hacia otro ladó mientras tomaba su trago. Cuando se dio vuelta, encontró a Yoongi sirviendo otra vez.
—Tomas rápido —le dijo Jimin.
Yoongi sólo le sonrió y le dio otro trago.
✿*゚¨゚✎
Jimin estaba un poco borracho.
«Ligeramente. Sólo un poco borracho». Se repetía mientras se dirigía hacia el escenario con Yoongi aferrado a su brazo.
Él no sabía cuántos tragos había tomado, y no sabía por qué aceptó subir ahí. En realidad, sí, sí lo hacía, era porque él y Yoongi estaban hablando y dejó escapar que solía cantar en primaria, antes de que lo tomaran, y el florista se entusiasmó y le rogó que cantara allí. Jimin se negó, pero Yoongi insistió, diciendo que era injusto que otras personas hayan escuchado la voz de Jimin, pero que él no lo hubiera hecho. Su labio inferior sobresalió y comenzó a lloriquear, aferrándose al brazo de Jimin, suplicando con brillantes y hermosos ojos. Jimin tenía miedo de agarrar la cara de Yoongi y besarlo si no aceptaba y se apartaba a tiempo.
Así que estuvo de acuerdo, pero cuando Jimin se puso de pie, alejándose de Yoongi, el hombre se levantó de un salto y volvió a agarrarlo del brazo.
—No quiero dejarte ir —se quejó—. Iré contigo, puedo rapear.
Jimin no tuvo tiempo suficiente para sorprenderse. Yoongi ya lo estaba arrastrando al escenario. Pidió Flower Road de Big Bang y Jimin casi se ahogó.
—¿Te gusta Big Bang? ¿Puedes rapear? —le preguntó a Yoongi mientras agarraba el micrófono.
Yoongi le sonrió con los ojos entrecerrados y sus mejillas rosas por el alcohol.
—¿Conoces esta canción?
Jimin asintió. Yoongi se inclinó hacia el asesino y cerró los ojos.
—Bien bien.
La canción comenzó, y Yoongi seguía inclinado hacia Jimin, con los ojos cerrados. Jimin envolvió un brazo alrededor de su cintura y el florista suspiró alegremente. Jimin miró hacia el bar, a las siluetas oscuras. Mientras cantaba la primera parte de la canción, sintió los ojos de Yoongi sobre él. Miró hacia abajo para encontrarse con sus ojos, hermosos y brillantes por las luces del escenario. Su voz quedó atrapada en su garganta y él dejó de cantar. Yoongi lo miró fijamente, mientras su lengua se deslizaba sobre su labio lentamente. Jimin quería besarlo.
Yoongi llevó el micrófono a su boca, golpeando accidentalmente su mejilla. Él resopló y miró el micrófono, sacando una risa sin aliento de Jimin. Yoongi miró a Jimin mientras corregía la posición del micrófono.
—Tu risa es bonita —dijo en el micrófono.
Jimin rió de nuevo, tapándose la boca con la mano. Yoongi le sonrió y comenzó a rapear. Jimin apoyó su cabeza en el hombro de Yoongi y escuchó su voz.
La voz de Yoongi era celestial. Jimin cerró los ojos, escuchando el timbre sedoso y profundo. Eso es todo lo que podía oír. La música y la gente se ahogaron, y él se enfocó en la suave voz que giraba a su alrededor. Estaba tan concentrado que casi se pierde su parte.
—Si te vas a ir, lo comprenderé —cantó, sacando la cabeza del hombro de Yoongi. Sintió los dedos de Yoongi en su mandíbula y lo dejó voltear su cara para que puedan mirarse el uno al otro—. Esparciré flores en el camino al que escojas ir. Si me extrañas, vuelve a mí. Y cuando vuelvas, ámame.
Los dedos de Yoongi dejaron su cara para poner el micrófono entre los dos. Cuando Yoongi intentó cantar, palabra clave: intentó, Jimin sonrió y luchó contra la risa que burbujeaba en su estómago.
—¡Descansa un rato a lo largo del sendero de flores!
Jimin agachó la cabeza y se rió, cerrando los ojos. Sintió la mano de Yoongi deslizándose por su brazo hasta su mano, enlazando sus dedos. Yoongi terminó perdiendo la segunda parte, pero continuó mientras balanceaba sus manos unidas. Cuando Jimin logró dejar de reírse y mirar a Yoongi, él lo miraba con ojos brillantes.
Cuando surgió la parte del rap, Yoongi se detuvo y miró a Jimin.
—Rapea Jiminie —murmuró.
Jimin intentó rapear, sólo por Yoongi. Terminó con Yoongi riendo en el cuello de Jimin mientras este intentaba terminar el verso de T.O.P. Ociosamente, envolvió su brazo alrededor de Yoongi y pasó una mano por su espalda.
Una vez que llegaron al coro de nuevo, Yoongi se retiró, sus ojos estaban llorosos por reírse. Jimin levantó el micrófono para que ambos pudieran cantar a todo pulmón, enfocados en nada más que en el otro.
Cuando la canción había terminado y los dos finalmente regresan a la Tierra, escucharon los gritos de la multitud. Jimin sonrió alegremente a Yoongi, quien a su vez sonreía a la multitud. Jimin tomó la mano del mayor y lo guió de vuelta a su mesa, donde Hoseok les sonreía con los ojos entrecerrados y un teléfono en las manos.
—Puede que esté borracho como el infierno —dijo con aire de disgusto—, pero al menos estoy lo suficientemente sobrio como para captar lo que sea que fue eso en video.
—¿Qué quieres decir con "lo que sea que fue eso"? —preguntó Jimin, sentándose. Cuando Yoongi intentó ir a su propio asiento, tiró de su mano para que la florista cayera en su regazo. Jimin envolvió sus brazos alrededor de su estómago y apoyó su barbilla en el hombro del mayor. Hoseok levantó las cejas y señaló la cámara del teléfono hacia ellos.
—Deja de ser tonto, Seokie —se quejó Yoongi. Él deslizó una mano hacia arriba y abajo por el pecho de Jimin. —. Estamos normales, y sobrios. ¿Cierto, Jiminie?
—Cierto —aceptó Jimin—. Ya que estamos completamente sobrios, deberíamos obtener más soju.
—Sí —celebró Yoongi—. Eres tan inteligente, Jiminie, wow.
Jimin miró la botella a través de la mesa. Si quería conseguirla, tendría que ponerse de pie, o hacer que Hoseok se lo diera. Él frunció el ceño.
—Hoseok, ¿puedes–
—No.
—Seokie —se quejó Yoongi.
Hoseok sacudió la cabeza. Levantó de nuevo su teléfono y apuntó hacia ellos. Jimin sonrió y pellizcó las mejillas de Yoongi, lo que hizo reír al florista. Finalmente, Yoongi se inclinó sobre la mesa y tomó la botella. La abrió y bebió el resto de soju en la botella. Jimin gimió.
—Yoongi —resopló—. No guardaste nada para mí.
Yoongi sólo le sonrió antes de tapar la botella. Se dio vuelta en el regazo de Jimin, con las piernas a cada lado, por lo que estaba a horcajadas sobre el menor. Yoongi se inclinó hacia adelante, apoyando su frente en la de Jimin.
—¿Qué estás haciendo? —murmuró Jimin.
Las manos de Yoongi se deslizaron debajo de la camisa de Jimin y recorrieron su estómago.
—No sé —dijo en una risa sin aliento.
—¡Yoongi! —gritó Hoseok—. Deja de acosar a nuestro repartidor.
Yoongi suspiró. Su aliento olía a soju. Jimin se inclinó hacia delante, haciendo que sus labios apenas rozaran.
—Jimin. —Las uñas de Yoongi bajaron por su pecho.
Antes de que algo más pudiera suceder, Hoseok agarró a Yoongi por la cintura y levantó al florista del regazo de Jimin. Yoongi gimió.
—Seokie —se quejó.
—Estás demasiado borracho —resopló Hoseok, pareciendo más sobrio. Él puso a Yoongi en sus pies—. Vas a hacer algo y luego te arrepentirás por no ir lento, Yoongi. Iré a buscar un taxi.
Se sentía como si hubieran pasado unos minutos cuando de repente estaban sentados uno junto al otro en un taxi. Él estaba a lado de la ventana, la pierna derecha de Yoongi descansaba sobre su pierna izquierda, y sus manos continuaban unidas. Hoseok se sentó en el asiento del pasajero, diciendo algo que Jimin no se molestó en escuchar. Liberó la mano de Yoongi, lo que hizo que le dedicara un puchero antes de comenzar a jugar con los dedos del rubio.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó Yoongi, apoyando su cabeza en la de Jimin.
—Tus manos son bonitas —comentó Jimin.
Yoongi retiró su mano para comenzar a jugar con los dedos de Jimin en cambio. Pasó un dedo sobre el dorso de la mano de Jimin, y luego movió su meñique.
—Tus manos son tan pequeñas —murmuró.
—Eres malo.
—Eres lindo.
—No lo soy.
—Lo eres.
Jimin resopló.
—No pensarías eso si me conocieras.
—Pero lo hago —se quejó Yoongi, frotando su mejilla contra el cabello de Jimin.
—Soy un asesino, ¿sabes? —admitió Jimin, mirando a Yoongi jugar con sus dedos.
Yoongi se rió.
—Nadie tan adorable como tú puede matar a alguien.
Jimin dejó que el silencio cayera entre ellos. Pronto, demasiado pronto, el taxi se detuvo y los dos salieron del auto. La ventanilla del lado del pasajero se deslizó hacia abajo y Hoseok gritó—: ¿Estarán bien por su cuenta?
Yoongi le enseñó un pulgar a Hoseok y tomó la mano de Jimin, guiándolo hacia el interior del complejo de apartamentos. Jimin apenas se enfocó en nada, dejando que Yoongi lo guiara sin pensarlo dos veces. Su cerebro empañado en alcohol no registró las alarmas resonando en su cabeza, recordándole que esto estaba definitivamente en contra de las reglas y que Yoongi podría matarlo.
Pero en ese momento, en su estado de embriaguez, no pensó en eso. Pensó en la mano de Yoongi envuelta alrededor de la suya. Incluso cuando llegaron a la puerta del apartamento de Yoongi, sus manos no se desconectaron. El florista usó la otra mano para clavar las llaves en la cerradura. Tomó un par de intentos, pero Yoongi logró hacerlo. La puerta se abrió, y el rubio tiró de Jimin hacia adentro. Él perdió el equilibro y cayó en el pecho de Yoongi. Inmediatamente, los brazos del mayor lo envolvieron.
—¿Estás bien? —dijo Yoongi, mirándolo. Su aliento olía a soju.
Jimin asintió. Ninguno de los dos se alejó. Se quedaron allí, con la puerta aún abierta.
—¿Vamos a dormir así? —preguntó Yoongi.
Jimin se rió. Él se alejo, sus movimientos eran lentos. Yoongi cerró la puerta mientras se quitaba los zapatos, casi cayendo en el proceso. Yoongi tomó de nuevo la mano de Jimin y lo guió por el pasillo hacia una habitación.
—¿Tu habitación? —adivinó Jimin, abriendo la puerta.
—Habitación de huéspedes —corrigió Yoongi, su mano soltándose para descansar sobre la espalda baja de Jimin.
Jimin frunció el ceño.
—¿Por qué no puedo quedarme contigo?
Yoongi frotó su mano en la espalda de Jimin.
—Estamos... estamos borrachos, y no quiero ir rápido.
Él sacudió la cabeza
—Estamos sobrios.
—Definitivamente no estamos sobrios. Vamos, duerme, Jimin, te despertaré por la mañana.
Alfinal, fue Yoongi quien llevó a Jimin a la cama y lo metió debajo de lasmantas. Jimin se quedó dormido antes de que la puerta se cerrara.
༄Anjhely
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