Zenitsu veía a Uzui, el peliblanco acariciaba su pierna mientras el rubio desayunaba, llevaban una semana despertando juntos después de pasar las noches entre besos y caricias.

—¿Y bien?— el rubio sonrió, negó mientras se ponía de pie dejando de lado la camisa del peliblanco corriendo al baño, Uzui negó yendo detrás de el.

Al entrar al baño miró cada detalle en el cuerpo del rubio, desde sus perfectas piernas y caderas, hasta el pequeño tatuaje en su espalda baja, se acercó a Zenitsu tocando suavemente sus mejillas, el rubio mordió su labio esperando más de Uzui.

Se miraban en silencio, el sonrojo del rubio era encantador a sus ojos, embelesado no dudo en besarlo de nuevo, un suave gemido es la respuesta a su beso, el vaivén de sus cuerpos lo acompañan, las suaves embestidas acompañadas de pequeños te quiero es todo lo que necesitan en ese momento, porque puede ser que se quieran, puede ser que no quieran dejarse y puede ser que quieran permanecer juntos el resto de sus vidas.