No podia negar que se sentía nervioso, cada vez que estaba junto al azabache se sentía de esa manera, y esa tarde no era la excepción, sobre todo cuando Giyu lo beso, el característico sonrojo que siempre adornaba sus mejillas se hizo presente.

Ambos se encontraban en el departamento que Giyu compartía con los hermanos Shinazugawa, y es que la repentina lluvia que se había hecho presente esa tarde los había hecho buscar refugió,y el lugar más cercano para los dos habia sido el departamento, antes de que Tanjiro pudiera decir algo, Giyu lo beso una vez más en las mejillas, estando cerca de el le susurro despacio—, dejare ropa para ti en mi cama, tu ropa esta algo mojada.

Tanjiro asintió, cuando el azabache regreso con un cambio de ropa entre sus manos, Tanjiro no perdió tiempo en ir a la habitación de el azabache y cambiarse.

Giyu terminaba de preparar una taza de té para Tanjiro, cuando llegaron al departamento pudo sentir lo fría que estaba la delicada piel de el peliburdeo cuando beso sus mejillas, lo que menos quería era que el menor pudiera pescar un resfriado, asi que con la taza en manos se dirigió a su habitación, al entrar pudo ver a Tanjiro sentado frente a la ventana contemplando la lluvia, Giyu mordió su labio inferior al ver la silueta de el peliburdeo, verlo con aquella camisa algunas tallas mas grandes y las piernas descubiertas habia sido como ver el paraíso.

Cuando Tanjiro se dio cuenta de la presencia de el azabache le sonrió, palmeo la cama para que Giyu se acercarse, cuando el azabache tomo asiento junto a el, un suspiró se hizo presente.

— Giyu- san, ¿que has hecho conmigo?— el azabache miro a su lindo chico, dejando la humeante tasa en el pequeño mueble junto a la cama tomo el mentón de el peliburdeo juntando sus labios en un suave beso, Tanjiro suspiro al sentir la lengua de el azabache delinear sus labios.

El beso comenzó a subir de intensidad, con cuidado Giyu recostó a Tanjiro, el peliburdeo llevo sus manos a la espalda de el azabache, Giyu no perdió oportunidad de colar su mano por debajo de la camisa, pudo sentir como el chico temblaba al sentir las caricias en su piel.

Desabotonando la camisa, Giyu llevo sus besos hasta el cuello y pecho de el peliburdeo, Tanjiro jadeo al sentir como el azabache besaba y solucionaba su piel.

Cuando el azabache estaba por ir más allá de simples besos y caricias, el sonido de la puerta junto a las voces de Sanemi y Genia lo hicieron parar, al ver a Tanjiro, sonrió, su adorado solecito cubría su rostro en un intento de ocultar su vergüenza.