Sanemi apenas si podía mantener los ojos abiertos, agradecía que Iguro lo llevase a su departamento, moría por tirarse en su cama y dormir hasta el medio día.

Al entrar a su pequeño y acogedor hogar, no dudo en dejar a medio pasillo su camisa y saco, sonrió al ver que su hermano menor aun dormía, cuando estaba por cerrar los ojos el sonido de la puerta lo hizo salir de su habitación, al salir pudo ver a Tomioka tambaleandose, evitó decirle algo de momento, sus horas de sueño eran más importante que molestar al azabache.

Los suaves toques en su mejilla lo hicieron abrir los ojos, con un quejido tomó la mano que lo tocaba retirandola de su rostro, la risita que se escucho basto para hacerlo despertar por fin.

—Buenos días Nemi.
—Mocoso.
—El desayuno está listo.
— Iré enseguida.

El menor salió de la habitación, Sanemi se puso de pie para ir hasta la sala, ahí vio que su hermano ponía un plato más.

— Iré a despertar a Tomioka-san.
— Déjalo tuvo una noche agitada.

El menor vio a su hermano mientras asentía, en medio de el desayuno busco el momento para informarle a su hermano mayor algo que tal vez le molestaría.

—Nemi.
— ¿Qué pasa Genya?
— Verás, hoy por la tarde, vendrán unos amigos, tenemos un trabajo y de verdad es importante hacerlo.
— Esta bien, sólo espero que no les moleste que Tomioka y yo estemos aquí, hoy es nuestro día de descanso.

Genya negó, los hermanos siguieron con su desayuno sin decir nada más, el resto de la mañana Sanemi se dedicó a dormir, para cuando el reloj marcaba las cinco de la tarde el timbre le dejo saber que los amigos se su hermano habían llegado.

Así que sólo para verificar que los mocosos no hicieran nada malo en su hogar, Sanemi se dirigió a la sala, se sorprendió al ver una cabellera conocida cruzar por su puerta, de inmediato una sonrisa malvada se hizo presente en su rostro.

Genya que miraba a su hermano se preocupó al verlo susurrar cosas sin sentido mientras veía a su amigo y la puerta de la habitación de Tomioka con insistencia, haciendo sentir incómodo al de cabellos burdeos.

— Perdón Tanjiro,al parecer mi hermano aun esta cansado, ven pasa, esperemos a los demás.

Tanjiro asintió, apesar de el extraño momento le dedicó una cálida sonrisa al mayor en cuanto Sanemi lo miro de nuevo.