VI
Las veces que había visto a Christopher fueron pocas, al menos tres veces más, pero, joder, yo estaba completamente decidido de que él no sólo me gustaba, sino que, me tenía enamorado.
Su cumpleaños y los míos fueon sencillos. Nada de amigos, como siempre.
Un mes después, en febrero, nos invitaron a uno de los eventos.
Ahora con quince años ya no me parecía tan molesto, es más, me gustaba porque me veía más grande.
Estaba emocionado por ver a Christopher, y esperaba que él también lo esté.
Llegamos y por primera vez saludé a todos con una notable alegría, uno por uno con una sonrisa amplia.
—Oh, mira, cariño, llegó Daphne, Damian, Chris —me giré a la entrada—. Y... ¿Quién es ella?
Una chica de cabello castaño ondulado, vestido rojo con escote, labios también rojos, zapatos... también rojos, de piel clara y maquillaje natural sujetaba a Christopher de la mano.
Será... ¿Será su novia?
Se acercaron a nosotros.
Todos se saludaron entre sí y ya era momento de que Chris me saludara a mí.
—Hola, pequeño Erick —sonrió—. Qué grande que estás.
—Hola, Chris —saludé. Al parecer no íbamos a chocar mejillas.
—¿Y quién es esta muchacha tan bonita? -dijo papá.
—Es mi nuera. Mira qué guapa que es —dijo Daphne, sujetando a la chica—. Se llama Emily.
—Oh, wow —dije por lo bajo y con sarcasmo, y al parecer ninguno me escuchó.
O eso creí.
—¿Qué dices, Erick? —preguntó Chris sin quitarle el ojo a su novia.
—N-No dije nada.
—Está bien —se volteó hacia mí he hizo su expresión tan única. Me ruboricé.
—Vamos, chicos —dijo Damian y su familia se marchó con él.
—Qué hermosa que es la novia de Chris —habló mamá.
—Y tan joven —agregó papá.
—Ambos lo son. Chris tiene diecisiete y la chica dieciseis.
—¿Y qué hay de ti, hijo? Ya tienes quince.
—No quiero estar en una relación -dije con algo de tristeza en mi voz. Decepcionado por algo que no debía causarme nada—. Me voy a sentar.
Y eso hice, me quedé sentado durante toda la noche mirando a la feliz pareja reirse entre ellos, bailar, y... hacer cosas de novios, como darse besos en la mejilla.
—El amor es un asco.
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