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Eran las 11:50 de la noche en Magnolia, sólo faltaban 10 minutos para el comienzo del nuevo año. En la casa de los Heartfilia no era una hogar tan grande como algunos rumores decían, pero tampoco tan pobre, era simple y con calor familiar donde allí festejaban celebraciones entre los miembros Heartfilia. No obstante, una rubia no muy animada en la fiesta no hablaba, no disfrutaba, no comía, ni mucho menos tomaba, sólo estaba sentada en una silla de madera con rosas de diferentes tamaños llamadas sobre el asiento.

Su mirada era un poco vacía, viendo como su familia disfrutaba con algunos vecinos. Aunque realmente ella lo único que quería era una cena familiar al cual hablaran cosas sobre el año que había culminado  y acostarse finalmente juntos frente a la chimenea abrazados como una familia. Sin embargo, eso nunca pudo ser posible. Todos los años era la misma fiesta la cual llegó a disfrutarla por un llano tiempo; no eran muy animados que digamos. Ella se limitó a subir las escaleras del recibo para dirigirse a su habitación y cerrar la puerta automáticamente, había optado no escuchar el ruido de las risas, y un poco de música clásica que invadía el lugar.

Lo único que se oía en aquella habitación era el viento frió que avisaba que muy pronto llegaría el año nuevo. Durante el ruido, se sentó en una mecedora cercana a su ventana principal y con el paso de los minutos comenzó a adormecerse.  

Eran minutos los que habían pasado, el sonido de los aplausos en la primera planta la habían despertado. Sus ojos chocolate se dirigieron hasta el reloj que marcaba las 11:56 de la noche. Levantándose de la mecedora, abrió la ventana y se asomó sin despegar la mirada hacia el hermoso cielo estrellado que brindaba la noche. Se notó más el brisa fresca y algunos niños jugando con pólvoras no muy riesgosas. 

Ante tan hermoso espectáculo, fijó sus ojos es una estrella que resaltaba. Se veía mucho más brillante, era hermosa. Le recordaba a él. Tenía un color característico ante el resto blanquecinas que se veían desde la distancia.

— Dime, estrella. Tú que eres la más hermosa en el cielo y resaltas más, ¿qué tengo que hacer para que mi familia lo acepte tal y cómo es? — Comentó la rubia melancólica. — Quiero que este año nuevo me concedas un deseo. Te pido que pueda estar cerca de la persona que amo. Que me ame verdaderamente. — Avergonzada, la sangre comenzó a subir hacia sus blancas mejillas tornándolas de un color carmesí suave.  — Por cierto quiero que a mis amigos le des bendiciones y deseos también, al igual que mi familia. Además... Te pondré un nombre y esa será la forma en que te llamaré siempre al verte. 

Se quedó pensativa unos segundos. Su corazón latía con cierto frenesí, millones de emociones estaban dentro de ella. Sentía cómo poco a poco algo le atraía, captaba su atención completa.

— Brilhante Natsu. Eres tan hermosa como él; es perfecto.

Después de lo dicho, la estrella desde hasta la actualidad aparece cada noche para cumplirle sus más preciados deseos, no importa para hacia quien o qué sea esos deseos, se cumplirían. La estrella formó una promesa con Lucy, la que reconoció con un enorme corazón.

12:00 pm. 1 de enero del nuevo año.

Empezaron a salir de varias casas y diferentes plazas unos hermosos fuegos artificiales de colores variados. La rubia se había exaltado, estaba desprevenida. Miró el reloj, ya era año nuevo. Debía bajar para abrazar y felicitar a su familia, vecinos y amigos. Se giró despegando sus manos del barandal, no sin antes echarle un último vistazo a la estrella. Antes de irse, de sus labios salió — Bienvenida y feliz año nuevo Brilhante Natsu.

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N/A: He decido subir nuevamente esta historia que concluí hace 4 años porque, marcó parte de mi vida en Wattpad y fue una de las mejores historia que creé acerca de FT. (Y logré terminarxd) Sin embargo, la comencé a editar para una mejor lectura y presentación.

Gracias por el apoyo que le dieron en su tiempo y, si llega ser posible, el actual. Buena lectura.