Capítulo 4
Capítulo 4
Me removí un poco inquieta en mi silla al sentir que alguien me observaba, no cometería el mismo error dos veces por lo cual decidí ignorarlo, la mayoría ya casi terminaban su cena y yo aún tenía gran parte de ella, los nervios me estaban matando y sinceramente no quería quedarme a solas con el futuro rey del bosque negro, solo bastarían unos minutos para que él se diera cuenta de que algo no está bien conmigo y soy un completo desastre, Salí de mi ensoñación cuando Elrond se levantó de la mesa con la excusa de tener unos asuntos pendientes, esta podría ser mi escapatoria de la caminata con el príncipe, rápidamente me levante de mi asiento llamando la atención de todos- Mi señor, ¿podría hablar con usted de un tema?-
Elrond asiente lentamente y ofrezco una disculpa por abandonar la mesa tan repentinamente, mientras lo hago no puedo dejar pasar desapercibida la mirada de reproche de Arwen, sé que ella quería que platicara con el Príncipe Legolas pero mi nerviosismo es más grande y me niego rotundamente a asistir, por otra parte los gemelos no hacen nada y no es que me sorprenda pero desde que yo era pequeña me percate de que ellos nunca se enteran de nada por estar constantemente jugando y esa era la razón por la que cuando venía de visita pasaba la mayor parte de mi estadía con ellos; evito a toda costa no mirar al príncipe Legolas pero me es inevitable y solo puedo ver en su rostro una combinación de decepción y enfado, lo sé por la manera en la que sus cejas se unen más y aquel brillo que tenía en su mirada unos minutos atrás ha desaparecido por completo. Trato de dejar de pensar en eso pero me es imposible y me siento una total cobarde por no afrontar una caminata y exigirles libertad a mis padres, sigo a Elrond un poco cabizbaja y llegamos a uno de los tantos jardines que con los que cuenta Rivendell, lo miro un poco confundida ya que esperaba que nos encamináramos directamente a su estudio y no a un jardín, pero solo recibo de su parte una sonrisa muy familiar para mí ya que recibía una cada vez que yo ingeniaba un poderoso plan para no ser castigada por mis padres cuando hacia una travesura.
-Estas acostumbrada a salirte siempre con la tuya – soltó con diversión mientras su vista se posaba al paisaje que se podía observar desde una altura como esa, faltaban unas horas para que el atardecer llegara pero el cielo ya tenía unos pequeños toques rosados y naranjas, los rayos de sol cruzaban por todo el valle y las cascadas parecían desprender pequeños diamantes en vez de gotas de agua, el viento era cálido y transmitía una paz increíble que cualquiera dudaría que la maldad aun habitaba en la Tierra Media, pero ese no era lo mejor del paisaje, lo mejor de todo era el olor que desprendían las miles de flores que existían en todo el reino que se unía perfectamente con el olor del pasto húmedo por la brisa que desprendían las cascadas, sin duda me encantaba este lugar.
-No entiendo a qué te refieres- conteste y realmente no sabía a qué se refería aunque tenía la ligera sospecha de que había descubierto mi plan pero no me delataría sola, aprendí eso cuando una vez por accidente rompí uno de sus jarrones favoritos y nadie sabía quién era el responsable hasta que se me ocurrió hablar y terminaron descubriéndome; aparte la mirada de su rostro y observe con detenimiento una de las cascadas eliminando por completo el contacto visual que yo aún mantenía.
-A tu plan para escabullirte de algún compromiso tuyo, te conozco desde que llegaste a este mundo, contribuí con tu crianza y prácticamente es como si yo también fuera tu padre, logro reconocer cuando no tienes nada de qué hablar conmigo- cerré los ojos con fuerza por sentirme descubierta y no ser más cuidadosa con mi comportamiento, una carcajada sale de sus labios y siento como coloca una mano en mi hombro y la otra en mi barbilla para girarme hacia su dirección, yo aún tengo los ojos cerrados y me niego a abrirlos por temor a recibir una reprimenda por interferir con sus planes como monarca pero me tranquilizo cuando recibo una suave caricia en mi mejilla y un beso en la frente – Abre los ojos Elwing, no te voy a regañar- un poco dudosa para encontrarme con sus ojos grises mirándome detenidamente transmitiéndome todo el cariño con el que siempre me cuido desde niña, no puedo evitar sonreír al ser tan afortunada por tener una familia como esta y el corresponde mi sonrisa –Deberías de ser menos obvia pequeña- susurra con tono divertido en mi oído y yo suelto una carcajada
-Solo me sentí un poco aturdida y quería salir de ahí- en ese momento viene a mi mente unos hermosos ojos azules e inevitablemente mis mejillas se tiñen de un tono rojizo
-Entonces pretendes hacerme creer que tu salida de urgencia para hablar de un tema conmigo de debe a que estabas un poco aturdida- veo como su sonrisa se torna un poco irónica y niega con la cabeza – Pues si- mis cejas se fruncen un poco y mi sonrisa por unos segundos se convierte en una mueca que trato de eliminar inmediatamente- No será que tu necesidad tan repentina de hablar conmigo es a causa de nuestro invitado ¿verdad?- me quedo estática por un momento para a continuación negar rápidamente mientras soltaba una risa nerviosa –No para nada, solo quería preguntarte si mis padres no me han mandado una carta, hace mucho que no recibo una- al terminar mi frase pude notar como un aura de tristeza invadía su rostro y me rodeara con sus brazos repentinamente –Me temo que no querida pero te aseguro que pronto te llegara una, si ya no tienes nada de qué hablar conmigo y te has liberado del nerviosismo que te causa nuestro invitado voy a resolver algunos asuntos- me limito a hacer un movimiento de aprobación con mi cabeza y regresar mi vista al paisaje que minutos antes admiraba pero esta vez ya no lo veo tan hermoso como antes y no es porque perdiera belleza si no que la tristeza que ahora está presente en mí no deja que aprecie las cosas como realmente son, a veces pienso que mis padres no me quieren de la manera en la que yo lo hago, creo que es porque les recuerdo a ella pero en el fondo sé que es por algo que yo hice y no logro recordar que, quizá debí ser hija de Elrond y no de Galadriel después de todo ya estoy acostumbrada a que mis padres se olviden de mí.
***
POV. Legolas
No puedo concentrarme tanto en mi platillo pero el hambre es más fuerte que yo y provoca que no me olvide de el por completo, aun no puedo dejar de observar a la Princesa Elwing ya que me trae mucha curiosidad. Lord Elrond se levanta de su asiento para ir a cumplir con sus deberes pero me sorprendo cuando escucho la voz de la princesa diciéndole que quiere hablar con él para posteriormente abandonar la mesa también, me molesta un poco su actitud ya que teníamos una caminata pendiente y ella se ha olvidado por completo de eso aunque toda este tiempo estuvo muy nerviosa y puede ser que su objetivo sea no asistir a esa caminata, se me ocurre un plan, sé que se esconderá y evitara a toda costa toparse conmigo pero puede que si la espero afuera del despacho de Lord Elrond no tenga otra opción que asistir, levanto la mirada hacia los gemelos y estos están jugando y riendo entre ellos mientras que Arwen sonríe ante las ocurrencias de sus hermanos, me aclaro la garganta llamando la atención de los tres- Si me disculpan el viaje fue largo y me encuentro ligeramente cansado, ¿podría ya retirarme a mi habitación?- Arwen sonríe pícaramente mientras asiente con la cabeza, por otro lado los gemelos lucen un poco molestos -¿Qué hoy es el día en el que todos abandonan la mesa?- espeta con un tono enojado Elrohir
-No le hagas caso Legolas tu ve a descansar, yo me encargo de estos dos- dice Arwen sonriendo- Por cierto Legolas que te vaya bien en tu caminata- suelta con un tono pícaro e inmediatamente mis mejillas adoptan un sonrojo muy notorio por lo que decido abandonar el comedor rápidamente.
Camino apresurado por los pasillos buscando a la Princesa Elwing pero no logro encontrarla, también fui a buscar a Lord Elrond a su estudio pero tampoco está, me estoy cansando de esto y solo hace que mi enojo suba un poco más, por favor yo nunca le he rogado a ninguna chica a tener una caminata conmigo es decir quien se resistiría a una. Mientras mi enojo va aumentando logro distinguir a Lord Elrond salir de uno de los jardines, cuando me ve sonríe ampliamente para acercarse a mí y palmear mi hombro –No te preocupes ya no tendrás que buscarla ella está ahí- para cuando yo voy a contestarle me percato de que ya se ha ido así que decido encaminarme al jardín para enfrentarla.
***
POV. Elwing
Trato de eliminar este sentimiento de tristeza, no es como si esta fuera la primera ocasión, mi vista se posa en un ave que se está sobre uno de los árboles, aunque está un poco lejos gracias a la vista que poseemos los elfos puedo verlo perfectamente, es de color azul con blanco y me encanta la forma en la que el color blanco se mezcla con el azul creando una degradación de este, sus alas son lo más hermoso de este ejemplar ya que parece que cada pluma tiene un tono diferente, pero lo que lo hace ver más elegante son esas pequeñas manchas que tiene detrás de su cabeza que se unen con una línea hacia sus ojos pareciendo que esta delineado para después terminar en su pico que es del mismo tono de azul de sus plumas, no puedo evitar pensar en alguien de ojos azules e inmediatamente me sonrojo dejando escapar una pequeña risa.
-Tenemos una caminata pendiente- Susurra alguien en mi oído provocando que me exalte y de media vuelta para enfrentar al dueño de aquella voz aunque se perfectamente a quien se trata. Quedo en medio de el barandal del jardín y el firme cuerpo del príncipe Legolas lo que provoca que el tono rojo en mis mejillas aumente más – ¿Por qué intentaste escapar?- siento como el da un paso hacia delante estando más cerca aún yo intento separarme pero me es imposible ya que el barandal esta detrás de mi –Yo... yo no intentaba huir- mi voz suena un poco temblorosa y espero que el no lo notara – Entonces porque abandonaste de esa manera la mesa, si yo no te vengo a buscar me estarías evitando- su voz se escucha firme y molesta, no deseo que se moleste conmigo por lo que decido decir la verdad –Esta bien ¡si! Si hui de ti pero es porque me pongo muy nerviosa, yo nunca había ...- dejo de hablar cuando siento su mano en mi cintura mientras que su otra mano pasa un rizo rebelde detrás de mi oreja para posteriormente sentir como se inclina hacia mí y su aliento choca en mi cuello causando inmediatamente una corriente eléctrica por mi espina dorsal, mi vello se erizó al sentir el cálido contacto de su mano que ahora se encuentra en mi mejilla, por inercia cierro los ojos dejándome llevar por las sensaciones que Legolas causa en mi cuerpo, puedo sentir un leve cosquilleo en la boca del estómago y mi corazón latiendo más de lo normal, aunque lo creía imposible mi corazón se acelera más cuando Legolas roza mi oreja con sus labios para susurrar con voz ronca "'¿Yo te pongo nerviosa?".
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