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Capítulo 2

Muchos años después en Rivendell...

El sol aún no estaba haciendo su aparición cuando en Rivendell ya se escuchaba el alboroto y risas resultado de cuando los hijos de Elrond y Elwing estaban juntos. Elwing creció en los bosques de Lothlórien pero también lo hizo en Rivendell, Elwing era como una hermana para los hijos de Elrond, crecieron juntos y ese sentimiento de protección siempre estuvo presente en ellos, pero en algunas ocasiones los hermanos se juegan bromas y ellos no eran la excepción.

-¡¡¡ELWING!!!! TE VOY A MATAR- era lo que gritaba una muy enojada Arwen mientras corría por los pasillos en busca de la culpable de que su vestido favorito terminara con manchas de pintura

-¡NO! Arwen fue un accidente- Elwing trataba de escapar de la furia de la princesa de Rivendell todos sabían que no había una persona más pacífica y amigable que Lady Undomiel pero cuando se metían con sus vestidos era un poco vengativa

-¡NO! Arwen no te atre... - pero Elwing no termino de hablar cuando ya se encontraba mojada y enfrente de ella se encontraban dos gemelos con una gran sonrisa en su rostro acompañados de su hermana pequeña que no podía aguantar las carcajadas que le provocaba su venganza.

-Arwen aún es muy temprano y ya estoy mojada-le reprocho Elwing con cara de perrito

-Es tu culpa Elwing no tenías porque manchar mi vestido favorito, ahora ya no lo podre usar hoy-

-Hay no seas exagerada Arwen tienes miles de vestidos que usar- contesto un sonriente Elladan

-Es verdad Arwen, Elladan tiene razón y será mejor que te cambies Elwing hoy llegan los invitados del concilio y no creo que a mi padre le agrade verte con pintura en las manos y mojada- contesto Elrohir sonriendo de oreja a oreja

- Esta bien, pero no te salvaras tan fácil de mi Arwen Undomiel-contesto una Elwing con una sonrisa complice

Las cosas por el momento marchaban bien o por lo menos era lo que todos creían, en la tierra aun perduraba un poco de paz pero últimamente las cosas estaban cambiando radicalmente, ya no era tan seguro salir a tierras salvajes pues la amenaza de encontrarte con orcos siempre estaba presente, sin mencionar que corría el rumor de que los espectros del anillo estaban de regreso, Elwing tenía la corazonada de que aquel concilio que se llevaría en unos días no era con fines de alianzas entre los pueblos de la tierra media, necesitaba respuestas y se aseguraría de encontrarlas.

***

Elwing se encontraba leyendo en uno de los jardines de Rivendell algo que amaba con devoción era leer libros de aventura, si no podía conocer el mundo explorándolo al menos lo haría por medio de libros y mapas, su libro era muy interesante, hace unos años un hobbit muy simpático llego de visita a Rivendel y ella entablo una amistad muy fructífera con él, el cual le recomendaba y prestaba muchos libros como el que leía en ese momento, pero sinceramente su mente no se encontraba en aquel libro, muy en el fondo estaba aterrada por todo lo que podría ser causa de aquel concilio, aterrada de que todas esas tardes en las que se quedo horas practicando con su madre no fueran suficientes para enfrentar lo que viniera en camino y deseó que todo eso solo fuera su imaginación y aquel concilio solo fuera algo amistoso.

-¿No te cansas de leer?, cada vez que te veo te encuentras sumergida en un libro- Exclamo Lindir con una sonrisa en el rostro- Mi señor Elrond te está buscando algunos invitados del concilio han llegado y es necesario que hables con el antes de presentarte ante ellos

-Por supuesto, en un momento estoy allá- Lindir asiente dejando de nuevo a Elwing sola, tenía que admitir que el hecho de que Elrond quisiera hablar con ella le ponía los pelos de punta aunque fuera muy optimista una charla con el significaba que recibiría algún regaño o en el peor de los casos y lo que más le preocupaba, una mala noticia.

Elwing no se dio cuenta que ya había llegado a su destino cuando se encontró enfrente de la habitación en donde la mayoría de las veces sus sobrinos y ella recibían un pequeño regaño resultado de las travesuras que causaban, toco débilmente la puerta de madera con sus nudillos y escucho un Adelante como respuesta.

-Buenos días, ¿me llamabas?- Saludo Elwing con cara de nerviosismo, por su parte Elrond la recibió con un abrazo y un beso en la mejilla.

-Así es querida, como sabes en unos días se llevara a cabo un concilio, como te imaginaras no es por temas amistosos solamente, el fin de este concilio es unir a todos los pueblos libres de la tierra media en contra de un solo enemigo-

-Sauron ¿no es así?, pero ¿a qué viene todo esto? Sauron no tiene armas en contra de nosotros, es por eso que se mantiene oculto- completo Elwing

-Te equivocas, esa es la verdadera razón de este concilio, el anillo único ha sido encontrado, Sauron mando a sus ciervos a encontrarlo, después de todo todos esos rumores parecen ser ciertos, Aragorn fue en busca del portador del anillo, no tardaran mucho en llegar, Arwen irá a su encuentro- contesto el señor de Rivendell

-Eso significa que yo voy a...- Elwing no termino la frase pues fue interrumpida por el Señor de Rivendell

-Ni lo sueñes, sabes que tú eres como mi hija y no te expondré a un peligro como ese, veremos la decisión que surja del concilio pero si algo sale mal tendrás tu oportunidad, ahora ve a arreglarte, en unas horas llegaran nuestros invitados, ya es tiempo de que hables con más personas- finalizo con una sonrisa triste

-Está bien, ¿tú crees que sea buena idea decirles quién soy? -

-Creo que es momento de que el mundo te conozca, no es bueno estar oculto siempre- Respondió Elrond con una sonrisa triste

En ese momento Lindir irrumpe en la habitación y con voz agitada exclama - ¡Los elfos del Bosque han llegado mi señor!-

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