Capítulo 1
La dama de los Galadhrim se encontraba descansando en una silla ubicada en su habitación, todo parecía ir mejorando, las sombras habían abandonado Tierra Media y esta comenzaba a florecer pero algo la inquietaba, escucho la puerta de su habitación abrirse y a su esposo aparecer detrás de esta.
-¿Qué sucede vanimelda*?-Dijo Celeborn aproximándose a donde se encontraba su esposa
- La sombra ha abandonado Arda pero ¿no regresará? Y si lo hace ¿qué haremos para detenerla?, no resistiremos de nuevo a su ataque, no ahora-respondió La Dama Blanca con preocupación
-Tienes razón, el mal no abandonara estas tierras hasta que el anillo de poder sea destruido, es lo único que sujeta el mal a este mundo, pero dime amada mía ¿Qué podemos hacer nosotros contra eso? - respondió Celeborn
-Pedir ayuda, es verdad que los Istari tienen la misión de proteger Arda, pero si la obscuridad regresa será mucho más fuerte que la última vez, eso te lo aseguro mi rey-respondió la Dama Blanca con una sonrisa triste
- ¿Pretendes pedir ayuda a los valar?- cuestionó su esposo con una cara de asombro
-Pues... si, ellos entenderán la situación y harán algo al respecto, solo es cuestión de esperar amado mío, platicare con ellos y les hare mi petición, si ellos acceden tendremos ventaja contra el enemigo ¿no lo crees?-
-Por supuesto que si querida, espero que escuchen y entiendan nuestra situación-dijo Celeborn tomando la mano de su esposa.
-Entonces esta noche me comunicare con ellos a través de Irmo, creo que podemos llegar a un acuerdo-contesto
***
El día concluyó y Galadriel hizo lo que tenía acordado con su esposo, fue algo difícil platicar y llegar a un acuerdo con los valar, después de todo no era tan fácil convencerlos a todos, al principio unos se opusieron a la idea de ayudarlos pues a su perspectiva tenían suficiente con los Istari que cuidaban de Arda, pero gracias a que Manwë y Varda estuvieron de acuerdo desde un principio los 12 valar restantes aceptaron.
La Dama de los Galadhrim estaba muy agradecida por la ayuda que los Valar le brindarían a todos los habitantes de Tierra Media, ellos le dijeron que la ayuda llegaría en el momento adecuado pero debían de cuidar de aquel regalo ya que vale más que todos los anillos de poder incluyendo al único, y si no lo cuidaban como se había acordado aquello que una vez les pertenecería les sería devuelto pues era su mejor creación.
Lady Galadriel acepto aquel trato sin saber la manera en que los ayudarían, el tiempo paso tan rápido que la Dama Blanca no se percató de ello, un día recibió una noticia que impacto a los reyes de Lothlórien, los soberanos esperaban a otro heredero.
De aquel embarazo nació una hermosa bebe de nombre Elwing con cabellos tan hermosos que a veces parecían ríos de plata y otras tomaba el color oro de los cabellos de su madre, de ojos azules tan hermosos que parecían creación del propio Ulmo, pestañas largas y gruesas, labios de color carmín y con unas mejillas levemente sonrojadas.
***
El tiempo siempre sigue su curso y aunque para los elfos a veces solo es un pestañeo eso no significa que no esté pasando. Elwing ya aparentaba 4 años humanos y su belleza aumentaba cada vez más, todo indicaba que ella era diferente a cualquier elfo de la Tierra Media, su piel irradiaba luz de una manera que parecía ser una estrella; sus ojos cada vez se parecían más a las aguas del reino de Ulmo. Pero eso no fue lo que alerto a los soberanos del Bosque de Plata sino las extraordinarias cosas que su hija podía hacer, eso fue el comienzo de todo, ahí entendieron que aquella pequeña de cabellos rubios era la ayuda que necesitaban para detener las fuerzas de Sauron y librar la Tierra Media de las sombras que la mantienen presa, Elwing era la ventaja que tenían contra el mal y tenían que prepararla para lo que se enfrentaría en un futuro. Galadriel y Celeborn entrenaron y ayudaron a su hija a superar cada obstáculo que se le ponía en frente cada vez que descubría algo nuevo de su don, pero Elwing siempre estuvo oculta, ajena al mundo, pocos sabían de su existencia y a veces la soledad trae consigo debilidad.
Traducciones:
Vanimelda* - Hermosa mía
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