Capítulo 3
Hace unos 3 días que la castaña estaba en la casa de Clint.
Ahora Laura y Wanda, hacen la comida mientras que los niños aún no llegan de la escuela y Clint viene de regreso del cuartel con Nat.
—Entonces ya tus últimos días ¿Cómo te las pasaste?— Dijo Laura algo ansiosa.
—Muy bien a decir verdad, me gusta la tranquilidad del lugar, los niños son un amor, además de que me tratan como si fuera de la familia.— Le contesto la castaña mientras acababa de cortar las verdura
—Me alegra que estés bien, los niños te quiten mucho en especial con Nathaniel él te ama.
—Sabes ma' para mí es ver a Pietro en él, se parece mucho a cuando éramos bebés.—Le dedicó una mirada triste.
Además que decirle de esa manera a Laura era algo especial, el primer día que llegó los niños le dijeron abiertamente que le podrían llamar hermano o hermana y que a sus padres también. Ellos sabían lo que Pietro había hecho por su padre, entonces ellos lo querían considerar familia, puesto que eso hace la familia, así que cuando le hicieron la propuesta a Wanda no se pudo negar.
—Oh cariño ya no te pongas triste, a ¿él le gustaría verte así?— Ella negó con cabeza. —Entonces mañana es tu cumpleaños y la vas a pasar con nosotros todo va a estar bien. Mírate cariño, eres tan joven, tienes una vida por delante, vas a tener muchas sueños y metas por cumplir que a él le gustaría que las hicieras.
—Ya te he dicho que me encantan tus palabras.
—Es un don que tiene toda madre para hablar y actuar en el momento indicado. Lo sabrás cuando seas madre.
La castaña se soltó de la que ahora quería como una madre y esta se retiró para seguir en lo suyo.
Por su parte la castaña se quedó pensando imaginado un mundo con hijos, sus ojos se iluminaron era algo que ella realmente deseaba de niña, pero tras las circunstancias en las que se encuentra no sabe si va a ser una buena madre.
Pero aún así ella se empezó a imaginar cómo sería su hija, porque claro le encantaría tener una niña y sería castaña como ella, con una gran sonrisa como la de su hermano y sus ojos serían azules como los de él...
La bruja se detuvo al ver que se empezaba a idealizar con el rubio teniendo una hija a la cual llamarían Sandy sin saber si esto puede a ser verdad. Así que decidió dejar de soñar despierta justo a tiempo cuando era nombrada por Laura.
—Ya están listas esas verduras.— Comentó Laura.
—Listas para ser cocidas.— Tomó el plato y se lo paso.
—Espero y sea suficiente y les guste que a veces los niños se ponen muy caprichosos.
—Les va a encantar, huele muy bien.
—Opino lo mismo.—La castaña al no reconocer la voz de esa persona se cubrió ella y la que ahora mira como su madre en una burbuja escarlata.
Pero al ver a esa persona salio corriendo y rompiendo la burbuja a para abrazarla en la sala de la casa
—Oye no te vengo a atacar.— Contestó la pelirroja dejándose abrazar.
—Por Dios Nat que buen susto me das.
—¡BUUU!— Alguien gritó a su lado y está por el susto tomó al chico con sus poderes del cuello.
—¡¿POR DIOS SAM QUE TE PASA!?— Le gritó enojada mientras lo soltaba.
—Fue divertido mientras duró.— Dijo tomando su cuello.
—¿Y qué haces tú aquí?— Le comentó la castaña al observar bien que su compañero de travesuras había llegado.
—Bueno...— Fue callado por Clint que entraba con unas maletas.
—Son como la uña y la mugre no se separan.— Dejó las maletas en la sala y camino hacia ellos.
—¿Sam con Nat?— La castaña los miró confundida.
—¡Oh por Dios, Wanda está mujer nunca saldría conmigo!— Contestó Sam y Nat solo soltó una leve risa.
—¿Entonces quién es tu uña?
—Yo.— Dirigió su mirada la puerta y quedó atónita al verlo con esa chaqueta negra pues lo hacía lucir muy bien y el a ella.
—¿¡PORQUÉ A ÉL NO LO MATAS?! Y ¡ESO FUE RACISTA!— Gritó Sam muy molesto Nat y Laura se murmuraban algo y luego rieron un poco y Clint solo las miro confundido.
—Porque si atacaban no sería a mi primero, te daban a ti. Y me daban tiempo de pensar.
—Sam ya supéralo.— Dijo Nat mientras tomaba sus cosas para subir.
—Es que no puedo, sigue siendo racista.— Dijo él para sentarse en el sillón ya fastidiado.
—Oye Nat tu cuarto ya no es tu cuarto pero quédate ahí.— Gritó el dueño de la casa y está bajo con una cara de sorpresa al ver que el que era su cuarto ahora es de la castaña.
—Eso no es justo.— Reclamó ella.
—Lo es porque es mi hija y hijo por eso además mientras te quedas con ella ya después terminaré el tuyo.
—Sabes Clint deberías de dejar de hacer cuartos no vaya a ser que un día perdamos el cuartel y nos vengamos a vivir aquí contigo.— El nombrado se quedó en shock al escuchar las palabras del capitán.
—Gracias Steve se lo he dicho mucho, pero no me entiende.— Dijo su esposa ya algo molesta por la situación en la que se encontraban.
—No es para tanto, además no creo que eso pase, y si es asi pues que tantos seriamos.— Comentó Clint un tanto despreocupado.
—Ni lo creas Barton eso no pasara, aquí no.— Comentó su señora enojada mientras se ponía a cocinar.
—Gracias Steve.— Dijo él molesto y fue tras su señora.
—Cuando quieras Clint.— Dijo Steve feliz.
—Nunca entenderá el sarcasmo, ¿verdad?— Dijo Sam poniéndose de pie.
—Será una buena pregunta.— La castaña tomó la palabra mientras tomaba el lugar de Sam.
—¿Qué?— Comentó Steve mientras se sentaba a su lado.
—No, no lo hará.— Le volvió a responder la castaña y Sam río por debajo y continuo para subir por las escaleras.
—Buscaré un lugar en donde dormir.— Comentó este llegando a mitad de escaleras pero se detuvo al escuchar a Clint.
—Vete al cuarto de Cooper, él se pude quedar con Lili.— Sam solo asintió y siguió subiendo.— Bueno nosotros iremos a la orilla por los niños. Ya quedó todo listo solo falta esperar a que lleguemos para comer.— Siguió hablando mientras salían de la casa.
—No tardamos mucho.— Comentó la señora Barton y salió de la casa dejando a una parejita algo incómoda.
—Y qué te parece si ¿salimos al río?— Dijo él para hacer ruido.
—Me parece.
La castaña tomó su celular y salieron al patio donde a lejos se podía ver el pequeño río.
—¿Y qué tal las pequeñas vacaciones?— Dijo el mientras caminaba a lado de Wanda.
—Bien, las disfrute, aunque al principio fue extraño pero esta es una cultura a la que aún no me acostumbro del todo.
—¿Aunque ya pasó un año?
—Aunque ya haya pasado un año.
—Si, es verdad. Te entiendo, para mí también fue difícil y lo es aún pero trato de esforzarme.
—Así es capitán siga esforzándose.— Comentó con risa y salió corriendo la castaña corriendo a lo poco que faltaba del lago.
—¡OYE VEN AQUÍ!— Igual que ella salió corriendo el capitán pero, estaba más que claro que la alcanzó.
Wanda quedó más que sorprendida al ver que Steve la tomaba de la cadera y le daba vueltas.
—Basta Steve, me voy a marear.— Steve al ver que ya eran demasiadas vueltas y la chica le empezaba a encajar las uñas en su brazo, decidió bajarla pero al soltarla la chica se enredó con sus pies haciéndola tropezar.
Pero gracias a Steve que no perdía los sentidos pudo tomarla del brazo y sujetarla como si de ella le diera la vida.
—Gracias.— Dijo algo apenada.
—No pasa nada, fue mi culpa.— Los dos se miraron a los ojos y ella pudo sentir como sus mejillas se volvían rojizas y por su parte él se sentía el hombre más afortunado del mundo por tenerla a ella a su lado como amiga y quizás en un futuro como algo más.
Sin saber que alguien más escuchaba aquello que decía de él en su mente y no es porque ella quisiera si no que se podría decir que su conexión aumentaba.
—Lo siento, será mejor que entramos a casa ya han de haber llegado.— Dijo algo apenada mientras se separaba de él.
—Si, claro.— Dijo feliz y volvieron a la casa Barton.
El transcurso fue silencioso, pero no incómodo.
Cuando entraron a la casa ya todos estaban en un lugar de la mesa muy sospechosos para ser verdad.
—Pensé que no llegarían.— Dijo Cooper mientas Lila hacia un faceplam con su mando derecha.
—Es que no los vimos y pensamos que salieron.— Dijo ella después de bajar su mano de la cara.
—Si solo fuimos por el rió.— Dijo Steve y se sentó en la mesa y la chica quedó de pie sola con la mirada de todos en ella.
—¿Qué tengo un bicho en la cara?— Dijo algo incómoda.
—No cariño pero ya sabes que todos aquí son raros.— Dijo Laura.
—Si eso me quedó muy en claro.— Tomó asiento la castaña entre Steve y Clint pero este último solo los miro raro mientras comíamos.
Nat y Sam les contaban que tanto había pasado en el complejo y Steve le contó que fue todos los días con Pietro a verlo y ayudaba con la terapia de todos los días cuando Wanda no estuvo.
La castaña se alegró al escuchar aquello pues pensó que no los querían en ese lugar después de todo lo que pasó.
Ese día en la tarde Wanda ayudaba a los niños a hacer su tarea, Natasha y Laura hacían algo de merienda por no decir también que veían que les faltaba para preparar toda la comida de mañana en la mini fiesta al estilo Barton.
Por su parte los caballeros estaban afuera haciendo algo interesante.
Pronto se hicieron presentes los sollozos del más pequeño de la familia.
—Wanda querida, podrías ver qué le pasa al pequeño, los niños pueden solos.— Comenta Laura mientras salía con un delantal sucio de la cocina.
—Claro, no tardo.— Esto último lo dijo más alegre ya que quería como hermanos que a la que a veces nombraba mamá.
La chica se paró del piso de la sala y caminó hacia el cuarto de Lila que era donde estaban los tres hermanos mientras que los invitados invadían la habitación de los niños.
Al llegar pudo sentir como su pequeño hermano se levantó por una pesadilla, pues llegó a la conclusión que mientras más pequeños demuestran más sus sentimientos sin saber cómo lo hacían.
La bruja tomó al bebé y mientras se movía despacio de un lado a otro empezó a hablarle.
-Hola pequeño ¿Cómo estas?- La bruja seguía meciendo al niño.— Ya cariño no llores, calma ¿Quieres que te cuente una historia?— Él parecía bajar su llanto para poner atención.— Bien tomaré eso como un sí. Hace muchos años existían dos hermanos, que eran inseparables, eran felices en su pequeña familia de 4, en su amado pueblo que casi siempre hacía frío y en sus montañas la capa blanca que las cubría casi todo el año era la vista más hermosa que podían ver en la mañanas al levantarse en su gran castillo. Su reina, su madre, siempre les enseñó buenos modales a los chicos y a hablar siempre con lealtad, pero sobre todo, sin importar lo que pasará tenían que ser fieles a ellos mismos, a lo que eran, a lo que representaban y a su ideal. Cuando los dos eran lo suficientemente grandes, los hermanos tenían que viajar a otro lugar para poder hacer relaciones con otros reinos. Lo que la pequeña hermana no sabía es que se terminaría enamorado de aquel príncipe de la nueva región. Lo malo es que no sabía si era correspondida por el príncipe de ojos azules tan azules como el mar.— Miró al pequeño que ahora podía llamar como hermano parecía que se había quedado dormido otra vez.
La chica sintió una mirada en la puerta y giro la cabeza y lo vio recostado en el marco de ésta.
-Bonita historia.— Dijo en su misma posición.
—Emm... Gracias.— Dijo nerviosa.
—¿Te la inventaste o es de algún lugar?— Ella no sabía que decir pues era SU historia, a como ella lo veía.
—La escuché por algún lugar.— Le dijo tratando de parecer calmada.
—Pues se escucha muy bien, ojalá y los príncipes se puedan hacer pareja.— Dijo algo serio.
—Pues la verdad no lo creo, escuché que él ya está comprometido con una princesa de otra región.— Trató de evitar el tema y puso al niño en la cuna.
—Que mal que pasara eso me imagino que él si está enamorado de ella, la chica de las montañas.—Dijo caminando hacia ella quedando frente a frente.
—¿Tu crees?— Dijo ella con una sonrisa nerviosa. Él por su parte le devolvió la sonrisa y continuo:
—Eso creo.— Le dijo él muy seguro.
-Pues seguirá siendo un misterio.— Camino a la puerta con la cabeza cabizbaja pero con una sonrisa y entonces sintió una fuerte conexión por todo su cuerpo.
Salió corriendo de ahí no quería saber más.
Al llegar a la sala con los niños la miraron extraño.
—¿Y Nathaniel?—Pregunta Lili mientras dejaba su lápiz en la mesa y Laura y Nat la veían.
—Lo volví a dormir.— Su nueva mamá la miró preocupada.— No use magia.— Ella aún no quitaba su cara de preocupación.— Si se despierta vas y me levantas y lo duermo ¡SIN MAGIA!— la señora Barton sonrió satisfecha y volvió a hacer los postres.
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