Capítulo #8
LOLA
Pasaron los días y trataba de estar todo el tiempo que podía con Brian ya que a veces estaba muy ocupado grabando.
A veces nos veíamos y a veces no, cuando tocaban en algún club siempre iba con Pepper a verlos.
Mis días favoritos eran en los que Brian y yo nos organizábamos e íbamos al parque para hacer un picnic.
Y no me importaba que llegara unos minutos tarde en algunas ocasiones, me ponía contenta verlo tan emocionado cuando me contaba cómo les iba en la grabación y lo que se le aproximaba a la banda.
Y hoy era uno de esos días.
Ya habíamos guardado los trastes en la canasta y ahora solo estábamos acostados sobre el mantel rojo con blanco.
—Ya tenemos fecha de lanzamiento, el sencillo saldrá en una semana.
—¡Ay! Ya quiero escucharlo, estoy muy emocionada y orgullosa de ustedes.
Miré a Brian y noté que en todo este rato tenía su vista en mi.
Tenía una sonrisa en su cara.
—Sí, ahorita solo estamos puliendo algunos detalles y cada vez que ponen una canción me da un escalofrío.
Brian dirigió su vista al cielo y se quedó así por unos segundos.
El color de sus ojos se veía aún más claro, eran tan hermosos, se veían tranquilos y puros.
—Han de sentirse muy nerviosos, aunque yo sé que todo saldrá bien.
Puse en mi mano en la suya y él la agarro y luego la llevo a su boca para darle un beso.
—Me han pasado muchas cosas maravillosas últimamente pero hay una en especial que no podrá superar a las demás.
—¿Y cuál es esa?
—Cuando puse mis ojos en ti por primera vez, yo estaba buscado unos discos que no podía encontrar en ninguna tienda. Había recorrido muchas calles y ya estaba cansado, me iba a rendir pero camine un poco más y te vi por el cristal.
Sentía que me latía fuerte el corazón al escuchar la confesión de Brian.
—No estaba seguro de entrar al principio aunque aún necesitaba hacerlo para buscar los discos.
Y al final lo hice porque sabía que si no lo hacía me arrepentiría, y al menos quería hacer que pudieras notarme.
Brian hizo una pausa para analizar mi cara que ahora la sentía caliente y seguramente mis mejillas tenían un color rosado.
—Nunca se me cruzo por la cabeza que tú y yo platicaríamos y que resultaras ser muy simpática o que yo me atrevería a invitarte a verme tocar, o que saldríamos y ni mucho menos que estuviéramos aquí como estamos ahora.
Por un momento pensé que se me saldría el corazón del pecho.
—Y también debería agregar que no esperaba ser atacado pero valió la pena porque así pude hablarte y poder conocerte más.
Se le escapo una risa y a mí también de solo recordarlo a él y el punto que tenía en la frente.
Después de platicar de ese día y reírnos nos miramos y nos quedamos en silencio.
—Creo que eres como mi amuleto de la suerte, Lola.
Puede que todo haya pasado tan rápido pero había algo en mí que solo quería estar cerca de él.
Me gustaba cuando Brian me sorprendía en la tienda con chocolates y flores, o cuando me esperaba al acabar de trabajar para acompañarme a casa.
O cuando tomábamos té en mi jardín y él tocaba su guitarra y me dedicaba canciones.
O cuando hacíamos competencias para ver quién dibujaba mejor, un día teníamos que dibujar una flor en una hora y lo qué él hizo fue un retrato de mi con miles de flores alrededor.
—Brian, me siento muy feliz cuando estamos juntos.
Al decírselo creo que vi un brillo en sus ojos, uno diferente.
—Parece que hoy aparte de ser día de picnic también es de confesiones —dijo sonriendo.
Se levanto y ahora estaba sentado, hice lo mismo que él.
—Lola, lo he estado pensado y estoy seguro de que me gustas demasiado.
—Brian, yo siento lo mismo.
Sentí que se me revolvía el estomago.
Tal vez eran las mariposas de las que habla la gente cuando sabes que estás con alguien muy especial.
También tenía muchas cosquillas en el cuerpo.
Y creo que lo mismo le pasaba a él.
—¿Quieres ser mi novia?
Mí corazón latía como nunca.
—Sí.
Acto seguido Brian se acercó lentamente, estábamos muy cerca, podía sentir su respiración en mi cara y tal vez él escuchaba el latido de mi corazón que se me saldría del pecho en cualquier momento.
Puso sus labios en los míos, fue tímido al principio pero después puso más presión.
Creo que me morí y fui al cielo.
Lo bese de vuelta y puse mis manos en su cabeza, mis dedos empezaron a jugar con su cabello.
Él me acarició la mejilla y luego el cuello, llego hasta mi cintura y la agarro, sentía como me jalaba más a él.
Nos separamos porque en algún punto él logró que me sentara en su regazo y escuchamos a alguien que pasaba por nuestro lado toser muy fuerte.
Respiramos y Brian puso su frente con la mía.
—Creo que este es el mejor día —y soltó un suspiro.
—Tengo que confesar algo.
—¿Qué?
—Creo que eres él mejor besando.
Las mejillas de Brian se enrojecieron.
—Y que tú eres mi Stones favorito.
Brian se rió con mi confesión y me dio otro beso.
Nos levantamos y recogimos las cosas y nos fuimos agarrados de la mano del parque.
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