Capítulo #27
BRIAN
Lola se disculpó una vez más, que ella pensará que yo la cambiaría por otra chica me molestaba un poco. Pensé que después de tanto tiempo Lola ya sabría que no lo haría, no me gustaba que fuera tan insegura a veces.
Yo siempre trataba de que no lo fuera, en cada oportunidad que tenía le decía lo hermosa que era, no solamente por cómo se veía pero también por su calidad como persona.
Le mostraba todo mi cariño y hablaba con ella para saber cómo le había ido en su día, quería que siguiéramos siendo cercanos y la conexión permaneciera.
Creía que la comunicación era importante en nuestra relación,
eso y la confianza.
Últimamente no la podía ver seguido y parecía que a Lola le costaba expresarse, tal vez se guardaba las cosas porque no quería que yo me preocupara de más.
Sabía que su intención era buena pero tendríamos que trabajar en eso, me partiría el corazón dejar ir a alguien como ella y por eso me esforzaría en hacer las cosas bien.
—Lola, por ti soy capaz de todo —la abracé fuerte y cerré los ojos, debía de transmitirle cuanto la quería.
No era por ser negativo después de todo lo que había dicho pero también debía de ser realista, había una pequeña posibilidad de que alguno de los dos decidiera acabar con la relación por alguna razón. Nunca se podía saber.
Todos los días me preparaba para el momento en el que ella me confesaría que no podría seguir con lo nuestro, sea por las fiestas, las giras, la gente y mi vida como músico.
Ese era uno de mis miedos pero también una motivación para no defraudarla.
Lola se separó lo suficiente para besarme, sus labios eran tan suaves y dulces. Podría decir que era adicto a ellos.
Acaricie su espalda y tome su cara para no darle oportunidad de separarse, la intensidad del beso subía y Lola no dejaba de pasar sus dedos por mi cabello.
Me levante con Lola en mis brazos y la puse en la cama sin interrumpir nuestro beso, me estaba acomodando encima de ella hasta que recordé que Mick había estado aquí la noche anterior.
—Brian, ¿qué pasa? —me preguntó confundida y le ayude a levantarse.
—Debemos de quemar esas sabanas de inmediato—señale la cama y ella no tardó en entender por qué lo decía.
—Tienes razón —desvío la mirada y sacudió el cuerpo—. Ugh, al menos no logramos taparnos y envolvernos en ellas.
—Tendré que cambiarlas por las que use anoche.
Lola estaba a punto de decir algo pero fue interrumpida por el teléfono, fui a la sala para contestar y escuchar a un Andy con voz ronca.
Me contó cómo había ido a visitar a los demás solamente para confirmar que no estaban en condiciones para trabajar y que por eso nos daría el día libre.
Mientras que escuchaba a Andy quejarse pero luego pedir disculpas por tomar tanto, Lola vino hacia mí para darme un beso en la mejilla y tomar las sabanas del sillón, por la puerta veía como arreglaba la cama.
Unos minutos después me despedí de Andy y me sentí mal por los chicos porque no trabajaríamos y ellos tendrían que soportar su resaca.
Pero por suerte yo me sentía bien y aprovecharía el día para estar con Lola.
Regresé a la habitación y Lola ya había acabado de arreglar la cama y me esperaba sentaba en ella.
—Brian, creo que ya quedó claro que eres muy guapo y espero que no por eso pienses andar por la casa en bóxer todo el tiempo —confesó mostrando una sonrisa.
—No te preocupes, preciosa —le cerré un ojo y me acerque a ella—. De hecho, me vestiré en un momento para que salgamos —recargue mi manos en la cama para que Lola quedará en medio de mis brazos y así deshacer cualquier distancia entre nosotros.
—No era una queja, solamente lo decía para que evitarás hacerlo cuando haya visitas —rodeó mi cuello con sus brazos—. Es que no sé si lo notaste pero esa chica no sabia disimular y vi que te echaba el ojo —me reí al verla hacer una mueca.
—Estaré en bóxer cuando sea la situación adecuada, por ejemplo, como la de hace unos momentos antes de ser interrumpidos por Andy —a Lola se le pusieron las mejillas rosas y sonreí por su reacción—. Eh, ¿qué te parece? —le pregunte levantado una ceja.
—Supongo que está bien —empezó a reír nerviosa y siguió hablando para ocultarlo—. Así que, ¿no irás al estudio hoy?
—No, este día seré solamente para ti —la bese nuevamente antes de ir a arreglarme.
******
En la comida le tuve que confesar a Lola que iríamos de gira por el país y sabiendo que a veces era sensible, pensé que lo tomaría mal y lloraría.
Pero reacciono bien, me dijo que estaba orgullosa y contenta por nosotros, quizás el helado ayudo un poquito.
En todo caso, nos las pasábamos genial y no había tiempo para pensar en cómo serían los próximos días, quería disfrutar cada segundo con ella.
Pagué la cuenta y salimos del restaurante, estábamos llenos y decidimos ir al parque que estaba al lado.
Todavía era temprano para regresar a casa, el cielo ahora empezaba a tener un color anaranjado, sentía que el día había pasado rápido y tal vez estaba en lo cierto.
Lo único que me molestaba fue que había gastado una parte de él en cama pero pues, quién iba a saber que los chicos despertarían con una resaca tremenda.
No quería pensar en ellos y el trabajo, debía de aprovechar el momento con Lola y despeje mi mente para darle toda mi atención.
Lola me contaba de Archie y de la chica con la que salía, al parecer iban en serio y ella estaba feliz de que su amigo estuviera con una chica tan buena como Helen.
—¿Y ya le preguntaste si le gusta nuestra música? —le pregunte tomándola de la mano para cruzar la calle.
—En realidad no le pregunte porque ella me lo dijo directamente —me soltó la mano al llegar al otro lado y entrelazó su brazo con el mío—. Alguien le contó que estamos juntos y me pidió que te mandara saludos —me sonrió y entramos al parque.
Lola y yo iniciamos nuestra caminata y observábamos nuestro alrededor.
Las ardillas merodeaban por el pasto, algunas personas hacían picnic, otros corrían y jugaban por ahí o platicaban en las bancas.
—Vaya, pues supongo que pronto debería pasar a la tienda a visitarlos y saludarla personalmente —bajé un poco la cabeza para evitar pegarme con la rama de un árbol.
—Seguramente a Helen le dará algo si te ve y Archie se pondrá celoso —Lola empezó a reírse, me encantaba escucharla hacerlo.
Caminamos varios metros y llegamos al área central del parque donde estaba un lago, en medio se encontraban dos ángeles que echaban agua desde sus copas.
Aparte de las bancas que había alrededor para poder observar la fuente y respirar aire fresco, también había una zona de descanso con mesitas y un puesto de comida y dulces.
Pero otra cosa me llamó la atención y tenía que ir a verla mejor, en lo que Lola estaba distraída acariciando a un perrito peludo y platicando con la dueña, yo me aleje para comprarle algo.
En la esquina había un carrito decorado con muchas flores y en la parte superior tenía un letrero con el nombre de la florería a la que pertenecían, el chico encargado leía un cómic y bostezaba como un león pero dejo de hacerlo cuando me acerqué a él.
—Hola —se guardó el cómic en el bolsillo del saco—. Buenas tardes, ¿cuál te gustaría llevar? —me preguntó con una sonrisa y señaló con entusiasmo los distintos ramos y flores que tenía.
Eran demasiadas y había un montón de ramos distintos, no sabía cuál elegir pero decidí llevar uno que fuera colorido. En lo que le daba el dinero, volteé hacia dónde estaba Lola y ella todavía seguía sin darse cuenta de mi ausencia.
— Disculpa —regresé mi mirada al chico que ahora me daba el ramo—. No quiero faltarte el respeto ni nada pero tu novia es hermosa —confesó.
—Sí, lo sé —vimos como Lola sonreía y separaba al perrito de sus brazos e intercambiaba algunas palabras con la dueña, era tiempo de regresar—. Y oye, gracias por las flores —me despedí y el chico alzó su pulgar.
Me acerqué a Lola con el ramo en la espalda mientras que ella veía a la chica alejarse con su perrito.
—¿No es ese el cachorro más bonito que has visto? —me preguntó Lola sin despegar los ojos de él.
—Sí, el más bonito —Lola giró y nos quedamos de frente.
—¿Qué tienes ahí? —preguntó moviendo la cabeza para poder ver lo que escondía.
—Adivina —yo giraba en un intento de evitar que lograra ver las flores.
—¿Es un perrito? —preguntó dando unos saltitos, no podía contenerse la emoción—. Pero no creo porque no te lo aguantarías en una mano —se quedó pensando por unos segundos y yo no sabía si ofenderme de que dudará de la fuerza que tenía en el brazo—. Ah, ya sé, ¿es una bolsa llena de chocolates? —preguntó después de haber mirado el puesto de dulces.
—No, pero te podría comprar unos si quieres —me reí al verla asentir rápidamente con la cabeza—. Bueno, te conseguí esto —le mostré el ramo de flores y ella se cubrió la boca de lo sorprendida que estaba—. No parecerán tan hermosas ya que ahora las tendrás y con tu belleza eclipsas la suya —Lola volteó los ojos y se rió de mi comentario—. Que sabemos que es verdad.
—Cállate, Brian —tomó el ramo y se le quedo viendo a las flores por unos segundos—. Son muy lindas, ¡gracias! —me abrazó poniendo sus brazos en mis hombros y así evitar aplastar el ramo—. Solamente tú puedes sacar flores de la nada.
No sabía cómo no había visto al chico y su carrito lleno de flores, mire hacia el lugar donde estaba pero ya no se encontraba ahí.
Seguí buscando con la mirada hasta que pude localizarlo, iba de regreso por el camino para salir del parque y mientras lo hacía le ofrecía a la gente flores o los saludaba.
—Sí, aparte de ser músico también soy mago —me separe un poco de ella para poder verla—. Me sé tantos trucos, ya los verás —le cerré un ojo.
—Eres un bobo —se sonrojó y escondió su cara en mi cuello.
—Pero aún así me quieres —ella asomo nuevamente la cara y aproveché para robarle un beso.
Nos separamos y la tome de la mano para irnos aunque antes de hacerlo pasamos al puesto de dulces.
Tenían una amplia variedad de chocolates, lo que hizo que Lola se tomará varios minutos en pensar cuál llevarse y la señora solo la observaba con una sonrisa, no sabía si le hacía gracia la escena o si trataba de controlarse y no gritarle porque se estaba poniendo impaciente.
Para evitar estar más tiempo ahí y que la señora perdiera la paciencia, le propuse a Lola comprarle todos.
Ella rogó que no lo hiciera pero en sus ojos podía ver que me decía otra cosa, sabía que el chocolate era su debilidad y hasta se le iluminaba la mirada cuando los veía.
******
Regresamos a casa con una bolsa llena de chocolates, considere en quizás investigar algún ejercicio para el brazo porque al llegar no lo podía sentir.
Puse música en lo que Lola pasaba las flores a un florero si es que encontraba uno y la espere varios minutos en el sillón.
—¡Cha-chaan! —puso las flores en el centro de la mesita y dejo algunos chocolates al lado.
—Honestamente no recuerdo haberlo comprado —la mire confundido al escucharla reír.
—Yo también tengo un talento como el tuyo, al parecer soy adivina —se sentó a mi lado—. Lo compre hoy junto con otras cositas.
—Quién lo diría, un mago y una adivina —pase mi brazos por sus hombros y la acerque a mi—. Gracias, hermosa —le di un beso en la mejilla y ella se sonrojó.
Nos quitamos los zapatos y platicamos cómodamente por un buen rato.
El disco había terminado y el cielo ya no era de color anaranjado. Prendí la lámpara para iluminar la sala y regrese al sillón.
—Te voy a extrañar —Lola se acurrucó en mi pecho y me abrazo.
—Yo también pero verás que el tiempo pasará volando y cuando menos te lo esperes, estaremos juntos como en este momento —apoye mi cabeza en la suya, trataba de creerme lo que le decía a ella.
Entonces Lola me miró y sabía qué necesitaba, sus ojos brillaban y yo me perdía en ellos.
Ella se acercó y me beso, puse mi manos en su cintura para hacer que se sentará en mi regazo y tenerla lo más cerca posible.
Me separe de sus labios para dirigirme a mi nuevo objetivo que era su cuello.
Tuve que parar por un momento cuando Lola dejó escapar un gemido y seguido de eso se rió un poco avergonzaba pero en un segundo volvió a juntar nuestros labios.
Sus dedos jugaban con los botones de mi camisa que logró quitarme y yo sentía que era incomodo estar en el sillón.
Me levante sujetándola de los muslos y ella había enrollado su piernas en mí para que fuera más fácil cargarla.
Llegamos a la habitación que solamente era iluminada por la luna y la lámpara, no me tome el tiempo para cerrar la puerta porque me encargue de acomodar a Lola sobre la cama.
Con cuidado de no aplastarla me puse encima de ella, nuestras respiraciones eran aceleradas y el beso era feroz.
Regresé a su cuello y Lola me quitó el cinturón y por unos segundos dudó en bajarme el cierre.
—Brian, esta es la situación adecuada —apenas y pude escucharla regresé a verla.
—Sabes que estaba bromeando cuando dije eso —me iba a separar de ella pero me detuvo agarrándome del brazo.
—No lo digo únicamente por lo que pasó hace horas pero, sabes, por lo de aquella noche en la que te emborrachaste y...
Desvió la mirada y levemente la tome del mentón para que siguiera hablando.
—Esta vez, quiero hacer esto contigo —se sonrojó con su confesión y creo que a mí pasó lo mismo.
—Lola, espero que no sea porque creas que me debes algo o sientas presión de hacerlo —pase mi mano por su cabello, debía de asegurarme que no era ninguna de esas cosas.
—Estoy segura de que quiero esto, quién mejor que tú y en este momento —acaricio mi mejilla y me sonrió.
—Lola, antes necesito decirte que yo te querría igual de demasiado sin necesidad de esto.
No dijo nada, en cambio me besó y eso me dio a entender que quería que siguiera. Me tomó por sorpresa cuando Lola tímidamente se levantó para que cambiáramos de lugar.
Me senté y veía cada uno de sus movimientos, me sonreía como si estuviera ansiosa.
Se sentó en mí y quede en medio de sus piernas, no tarde en empezar a acariciarlas y ella en juntar nuestros labios.
Luego la agarre de la cintura para acercarla más a mí y de ahí subí mis manos a sus pechos que tome para empezar a masajear.
Y es que sentía que no tenía suficiente con este beso aunque fuese tan apasionado y sentía su lengua bailar con la mía.
Pase mi mano por su espalda y me topé con el cierre de su vestido que baje para quitárselo.
Lola ahora estaba en su ropa interior y detuve el beso para poder observarla.
—¿Me permite usted? —le pregunte al localizar el seguro de su sujetador y ella asintió, se lo desabroche y no pude evitar decir algo—. Lola, cada centímetro de tu cuerpo es hermoso.
Ella rió tímidamente y la llene de besos. Le bese toda la cara, le bese la frente, la nariz, las mejillas.
Seguí mi camino por su cuello y ella dejó caer su cabeza, escucharla gemir me volvía loco y no espere más en ir a sus pechos.
Si sentirlos encima de la tela fue asombroso, ahora sin ese obstáculo era mucho mejor.
Ella me acariciaba el cabello mientras que yo los besaba y me sentía aún más excitado cuando ella empezó a moverse sobre mi.
Al sentir su roce y con el calor del momento estaba seguro que perdería la cabeza en cualquier momento.
Fui recorriendo su pecho y su cuello para regresar a sus labios, me tuve que detener para volver a ponerme encima de ella.
Pero antes de seguir nos tape con la sabana, me iba a quitar el bóxer pero algo pasó por mi mente y Lola lo pudo notar.
—No te preocupes, he estado tomando las pastillas —me dijo y no me dio tiempo para poder responderle.
Lola me ayudó a bajarme el bóxer y me sentí aliviado una vez que me deshice de él. Y yo le quite la última prenda que tenía y la tire al piso, le separe las piernas para acomodarme en medio y ataque sus labios una vez más.
Luego introduje mis dedos en ella, ver la reacción de Lola y el efecto que causaba en ella me ponía al cien.
Duré así por unos minutos hasta que decidí que ya era hora y me metí en ella lentamente.
Lola suspiró y me fui moviendo poco a poco, ella pasaba sus manos por mi espalda y bese su cuello, puede que le haya dejado una marca.
Aumente el ritmo y ella gemía en mi oído, quizás ese sería mi nuevo sonido favorito.
Levante la cara para verla con los ojos cerrados y su pecho subía y bajaba. Y sí, esa quizás sería mi imagen favorita y que no podría sacarme de la cabeza fácilmente.
Se sentía tan bien y verla disfrutar tanto como yo era lo mejor.
Ella me pidió que acelerará y le obedecí, me encantaba escuchar su voz y como le faltaba el aire al hablar. Y me pasaba igual, me costaba respirar y sentía que nos acercábamos.
Ambos sudábamos y nos quemábamos, sentía sus manos empujarme para que entrará más en ella y yo le apretaba los pechos.
Y seguí embistiéndola hasta que pude sentir que se iba a liberar, junte mi frente con la suya y ambos llegamos al éxtasis.
Nos quedamos quietos sin decir nada, lo único que se escuchaba eran nuestras respiraciones.
Nunca pensé que me sentiría de esta forma con alguien y creía que nada podría superar esto. No encontraría el amor que tengo con ella en ninguna otra persona.
******
Ya habían pasado varias horas y ahora ella dormía a mi lado. Me había puesto el bóxer de nuevo y Lola tenía puesta una de mis playeras.
Le acaricie el cabello, se veía tan hermosa y no podía creer que ella fuera real. El tiempo que pasábamos juntos era increíble y siempre sentía que mi lugar era junto a ella.
Lola abrió los ojos y me sonrió, en momentos como este a veces pensaba que ella era de otro mundo.
La abrace y ella puso su cabeza en mi pecho, le di un beso en la frente y cerré los ojos para volver a dormir.
Quisiera tenerla en mi brazos siempre, protegerla de todo y todos, estar con ella aquí y nunca tener que irme de su lado.
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