Capítulo #24
LOLA
Estábamos Pepper, la tía Alice y yo en la sala, los chicos tocarían la nueva canción en Ready, Set, Shine! con Rory Smith.
Brian me había dicho que entrarían por la puerta principal y que habría mucho alboroto con las fans, aparte de que antes de ir al show, pasarían gran parte del tiempo en una conferencia de prensa.
En la semana ambos habíamos estado ocupados, pero sobre todo él, estuvo grabando y ensayando por horas.
Yo no quería que tuviera más estrés y que tampoco se sintiera preocupado por nosotras en este día, por eso le había dicho que no iríamos con ellos.
Brian no estaba contento del todo cuando se lo dije, pero lo acabe convenciendo al mencionarle que seguramente habría más ocasiones en las que podríamos acompañarlos.
—Y me estás contando que, ¿el chico del que está obsesionada Pepper y el que tiene ojitos lindos la escribieron?
—Sí tía, la escribió mi novio John Lennon —le dio un beso a un cojín al que le había pegado una foto de él—. Y Paul McCartney, el otro novio de Lola.
—Pepper, no digas babosadas —le aventé una gomita desde el sillón mientras un tono rosa aparecía en mis mejillas.
—Por cierto, dígale que no sea envidiosa, estuvo con ellos y no me aviso.
—Ya te dije que todo fue de imprevisto.
Al siguiente día le conté todo a Pepper, corrió por toda la casa gritándole a los cuatro vientos su por amor John, en pocas palabras, hizo lo que haría en un día común.
Pero ya que lo había conocido y él sabía de su existencia, todo era un nuevo nivel.
—Tía, es que debería de ver cómo se le mueve el cabello al tocar la guitarra y al cantar tan bonito —se apretó las mejillas al imaginárselo y luego volvió a abrazar el cojín.
No sé cuentas veces tuve que rehacer el momento en donde John se despide y le manda saludos, fue divertido imitar su acento pero después de hacerlo todo un día, me empecé a irritar.
—Esto me hace recordar a mi Walt Williams, me traía embobada y no dejaba de pensar en él, así como ustedes con esos chicos —se le quedo mirando a la televisión, como si se estuviera transportando a cuando solo era una muchacha—. Iría a todas las noches de baile con mis amigas para verlo tocar.
Mi tía Alice tenía algo por los músicos, en toda mi vida no sé cuántas historias me ha contado ya de ella y los romances que ha tenido.
Mike Ford, el tecladista que la conoció en un bar y en toda la noche le dedico canciones de amor así como de desamor.
Manuel Santos, el guitarrista que la conquisto un verano cuando fue a pasarlo en la costa, comprobó que en el mar la vida es más sabrosa y buena.
David Gunn, el baterista que conoció en una feria y que con tremendos brazos fornidos, le pudo ganar varios peluches al usar toda su fuerza en un martillo que enviaría a una bola de metal hasta lo más alto para tocar la campana.
Pero su favorito sería siempre Walt, tocaba saxofón en una banda de jazz, se pondría hasta adelante del escenario al hacer su solo e intercambiaría miradas con ella, le tomó un tiempo armarse de valor para acercársele para hablarle e invitarla a tomar una copa.
—Al principio era tímido pero conforme pasaba la noche y entrábamos en confianza, Walt resultó ser todo un personaje —ahora la tía Alice miraba al cielo y sonreía—. Fue el hombre más encantador y amoroso que conocí, el buen Walt.
Él y mi tía salieron por un buen tiempo, meses después de haberse conocido, le propuso matrimonio y no perdieron tiempo en organizar la boda.
Aunque todos les decían que eran muy jóvenes para casarse y que todo había sido tan acelerado, ellos lo hicieron de todas maneras, se amaban y querían estar juntos.
Lamentablemente, un año después de haberse casado, Walt sufrió un ataque al corazón, regresaba de un tour.
Al bajar del carro con un ramo de flores para su esposa que lo esperaba ansiosa en casa, de repente cayó al piso, nadie pudo salvarlo y ya era tarde cuando la ambulancia llego.
—Lo amé y lo seguiré haciendo, era el hombre de mi vida —la tía Alice nos volteó a ver y notó como se nos empezaban a poner rojos los ojos, ella se rió de nuestra reacción—. Pero chicas, ya me han escuchado antes hablar de él, no es para que se pongan así.
—Es que él era un gran hombre y es triste que nunca lo pudimos conocer —me limpié el ojo que amenazaba con dejar caer una lágrima.
—Sí, Walt se fue muy pronto pero sé que algún día nos volveremos a juntar y para mí eso es suficiente, ya le lloré y ahora sólo queda recordar con cariño todos los momentos que compartimos y agradecer todo lo que aprendí de él.
—Ay, tía Alice, nunca falla en inspirarnos cuando habla de él —le contestó Pepper sonándose la nariz.
—Es Walt, es un efecto que tenía en la gente —nos sonrío y la imitamos, verdaderamente lo hacía.
Devolvimos la atención hacia la televisión cuando Rory anunció a los invitados que tendría en el show y quienes serian el acto musical, en ese momento salieron los chicos saludando y de fondo se oían a todos los fans gritar y chiflar.
—Todos se ven guapos pero Brian —la tía Alice me sonrió con complicidad.
—Tía Alice, recuerde que está saliendo con su sobrina y debería recordar que el día en que se conocieron ella dijo haber visto un ángel —puso sus manos en su boca para evitar carcajearse.
—Ya, ya —me cerró un ojo—. Entonces quería mencionar la suerte que tenemos al verlo en persona seguido.
—Pero apuesto a que no veremos lo que ella ve, ese rayo de luz que a Brian le sale alrededor y ni escucharemos un canto celestial —dijo burlándose Pepper que usaba a John de escudo para evitar las gomitas que le aventaba.
—Es simple, nuestra pequeña Lola está enamorada.
—Y ya que lo pensamos bien, tal vez Brian es cupido y se flecho a él mismo justo cuando la vio —se tocaba la barbilla y me observaba—. La pregunta es, ¿lo hizo por accidente o...
Y sin aviso previo, me le aventé a Pepper, antes de eso, ella se había acostado de lado en la alfombra y recargaba su cabeza en una de sus manos.
Y al llegar yo, ahora Pepper estaba boca abajo y yo estaba sentada cómodamente encima de su espalda.
—¿Qué dices? —tenía la cara sobre la de John así que no se le podía entender lo que decía—. A ver, dilo otra vez —quite mi mano de su cabeza para que la pudiera voltear y escucharla mejor.
—Tía Alice, ¿por qué Lola es tan salvaje? —le preguntó mientras que intentaba tomar aire.
—Son las hormonas —volteé los ojos al escucharlas burlarse y mejor decidí liberarla de mi peso y regrese al sillón.
Rory estaba en el escenario y una mujer lo acompañaba, su cabello era castaño y un moño adornaba su cabello sujetado, tenía un vestido azul y tacones rojos, se veía radiante.
Rory se le quedo viendo como un bobo por unos segundos hasta que seguramente alguien de producción le hizo señas para que siguiera hablando.
—Y a continuación, para nuestro público femenino, tendremos una pequeña muestra de lo más reciente de Pretty And Young que ha colaborado con nosotros. Una compañía que marca tendencia, y que hará que varias de las chicas de nuestro elenco luzcan bellas en el sketch de hoy. Los dejo con Beth Bond —ella sonreía y no dejaba de ver hacia la cámara—. Y a sus maravillosas modelos.
Rory se retiró y la cámara se alejó para dar una vista más amplia del escenario, entonces vimos la pasarela donde a un lado se encontraba una fila de chicas.
Beth presenta a la primera chica y ella se pone en marcha, se separa de las demás y sube los escalones para empezar a modelar el primer atuendo mientras que Beth lo explica ágilmente y transmite la seguridad con lo que lo hace.
Beth describía el atuendo perfectamente, le ponía algo de emoción pero tampoco tanta, como si lo estuviera platicando con una de sus amigas, tenía que vender su producto y pensé que la manera en que lo hacía era buena.
—Esa mujer parece una muñeca, no se le mueve ningún cabello y apenas parpadea —comentó Pepper sin despegar su vista de la televisión.
—Así es como se tienen que ver las que pertenecen a ese ambiente —la tía Alice se levantó del sillón con su taza de té en la mano—. Solamente no se obsesionen con ellas, eh, que las dos son guapísimas —nos dijo antes de irse a la cocina.
Todas esas chicas lindas y Brian en el mismo lugar, ya me estaba arrepintiendo de haberme quedado.
—Esa chica tiene piernas tan largas, y esos tacones que carga —Pepper se había acomodado como había estado antes, pero más cerca de la televisión para ver mejor—. Hubiese pagado por verla usarlos por primera vez, seguro que era como un venado recién nacido.
En los shows conocían a chicas como yo y no tenía tantos problemas con eso, aunque claro que también algunas se veían mejor, pero en este caso, esas eran modelos y parecían ser perfectas.
Fácilmente Brian podía conocer a una de ellas y si tenía la suerte de que la chica sea tan linda como lo es por fuera, alguien ahí haría mal tercio, tal vez yo.
—Mira Lola, ese es el peinado que han pedido mucho en el salón —la tía Alice se sentó a mi lado y con la mano en la que tenía una galleta, señaló hacia la televisión a la modelo que aparecía en la pasarela—. A ver si a la próxima que vayas conmigo al trabajo lo puedas hacer para que lo practiques.
No pude escuchar lo que mi tía me había dicho, también ignore el peinado y el atuendo de la modelo que avanzaba en la pasarela.
—Lola, ¿qué hace ella ahí? —la expresión de Pepper cambio y ahora estaba seria pero a la vez confundida como yo.
—¿Qué pasa? —la tía Alice se llevó la galleta a la boca después de preguntar.
Pamela llego hasta el final de la pasarela y le mandaba besos a la cámara, acto seguido miró hacia a un lado escenario y cerró un ojo, segundos después se puso al lado de Beth y sonreía con las demás modelos.
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