Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20. Oviposition.

Hi~ Mis bonitos lectores, estamos cerrando la segunda columnas de promp y el otro capítulo ya damos inicio al gran arco final, así que acá se empiezan a hacer más evidentes los villanos y por ende, la presencia de Dino que se ha mantenido tan omnipotente, empieza a aterrizarse y esto parte justamente hoy.

✩ Advertencias: Abuso sexual, ¿qué se entiende por abuso sexual? Cualquier tipo de contacto sexual con una persona que no da su consentimiento. Acá no tenemos nada explicito, es una escena de toques sin consentimiento que no alcanza a ser muy fuerte porque no tengo estómago para eso ni quiero escribir eso acá, pero se pide discresión y responsabilidad con estos temas de lectura, más considerando todo el canon de BF, seamos coherentes como fandom. Muchas gracias por leer, ¡espero que les guste!

Hay manos encima de él.

Ojos verdes observándolo, son de un verde diamantino e indiferente, no es el jade deslumbrante de Ash al que le escribe versos mentales y canciones de alma, este le da asco, se halla aplacado por una gruesa capa de lujuria y codicia.

Una boca está presionando su cuello con una sonrisa de navaja, si presiona más fuerte, ¿acaso podrá cortarlo?

Un tirón de cabello.

Las muñecas adormecidas e inmovilizadas en una cama rota.

Está desnudo y expuesto, se ha transformado en una sirena.

Brazos que lo envuelven con posesión y obsesión para luego lastimarlo, no lo dejan hablar, empujan su cara contra el colchón hacia abajo, quiere gritar, pero lo único que sale de su propia tráquea son una serie de musarañas, su boca besándole la nuca como si fuese un cigarro encendido, quemándole desde la punta de los cabellos hasta el cuello desnudo, sus dientes lamiendo su piel, el hedor a magia negra entremezclada al alma de quién hace mucho se fue, esas mismas palmas hurgando su cadera, repasando sus escamas para arrancarlas una por una con rabia, como si fuesen desechables, le duele un infierno, es una tortura a piel abierta y sangre coagulada.

Pero Eiji se niega a llorar al frente de Dino Golzine o no se lo perdonaría.

Quiere suplicarle que se detenga.

Duele.

Ayuda.

Ash.

—Ash no nos acompañará esta noche. —Intenta negar con la cabeza cuando Dino se sube arriba de él, empujándolo contra la cama como si fuese una especie de camilla de fuerza, no respira, entiende que su pecho sube y baja porque está respirando, pero no se siente así—. He deseado conocerte mucho antes, quería ver qué clase de persona domesticó a mi preciada bestia.

—Él no es de tu propiedad. —Apenas alcanza a jadear, los dedos de Dino se hunden en sus hombros con sadismo, es casi como si intentara abrirle la delgada capa que tiene por piel con las uñas, aunque claro que no debería sorprenderle, está hablando con un inmortal, con una fuerza que desconoce.

—Todavía puedes responderme. —Se burla con una sonrisa carente de diversión—. Eres más fuerte de lo que creí, tal vez te subestimé demasiado.

—¿Cómo...? —Pero entonces, Dino acomoda un dedo contra su boca y puff, no puede hablar más.

—Es de mala educación interrumpir. —Ve a sus escamas desprenderse para dejar una capa huesuda y blanquecina a su alrededor, es del mismo color cascarón de huevo que los ojos de Hua-Lung, tiene muchas ganas de vomitar—. ¿Qué clase de anfitrión eres? Se supone que las sirenas son acogedoras.

—¿Qué?

—Cierto, no eres una sirena. —Le jala del cabello con un tirón tan rudo que teme le arranque carne de la nuca, la fuerza física de Dino es discordante a su apariencia avejentada, probablemente eso lo ayude a mantenerse bajo el perfil de una leyenda—. Pero sigues siendo bastante grosero para ser un jovencito, ¿acaso no te enseñaron nada en esa patética isla?, ¿cómo se llama?, ¿Izumo?, ¿Gizmo?

—¡Mhm!

—¡Contéstame cuando te hablo! —Y entonces lo golpea con tanta fuerza contra la cama que sangra.

—¡Mhm! ¡Mhm! —Lo repite una y otra vez, golpeando y golpeando, pero su boca es una mordaza.

—Claro, no puedes hablar.

—¡Ah! —Y con un simple guiño siente que el aire pasa por sus pulmones otra vez—. Estoy soñando.

—Bravo, debo darte crédito por darte cuenta. —Eiji desea luchar, sin embargo lo único que consigue es hacerse un ovillo contra sí mismo, aferrándose a la sábana siendo un costal de carne abierta, piel quemada y escamas marchitas, trepida, busca alcanzar la sábana para cubrir su desnudez, se profesa asqueado ante la mirada de Dino—. Estoy visitando uno de tus sueños, has muerto dos veces, ¿acaso pensaste que sería sin coste? —Las palabras de Max golpean en la superficie de su mente igual que una marejada furiosa y carmesí, de repente se siente hundido.

—No.

—Todo lo que pasa aquí es real o al menos, el dolor.

—Se siente real. —Gimotea paralizado—. ¿Por qué estás acá?

—Estoy cansado de jugar al gato y al ratón con mi adorado lince. —La última escama retumba contra las tablas muertas del piso, es un sonido metálico, gira igual que lo haría una moneda antes de caer, hace un eco explosivo y cuando logra mirar abajo, no solo se encuentra con la cola abierta empapada de sangre, sino que ahora tiene a sus dos piernas, es humano y está desnudo ante Golzine lo que lo hace desear encogerse igual que un animalito herido—. Vas a buscar su debilidad mortal.

—¿Qué?

—Me escuchaste. —Dino se desliza entre sus muslos y teme—. A estas alturas ya debes comprender que toda criatura maldita tiene una debilidad mortal. —Incluso un inmortal, pero evita decirle esto, ¿no? Qué conveniente, si Eiji no estuviese muerto de terror le rebatiría—. Quiero que me la traigas.

—Sino has podido averiguarla tú, ¿qué te hace pensar que yo podría?

—Porque él te ama. —Lanza un jadeo lastimado cuando sus dedos presionan sus piernas, se relame la boca con lentitud y está clara la amenaza implícita—. Podría tomar otra forma de chantaje mucho más... —Sus dedos ascienden y ascienden por sus muslos, Eiji tira de las cuerdas encima de su cabeza en vano, va a terminar rompiéndose si sigue, pero quiere llorar e irse, desearía poder dejar su cuerpo para escapar—. Mucho más física, pero si lo chantajeo de esa manera él me odiará.

—Él ya te odia.

—Obedéceme y sé inteligente.

—No seré la razón por la que maten a Ash.

—No quiero matarlo, ¿quién te habló de matarlo? —Se ríe—. Quiero darle el mundo entero.

—¿Consumando su maldición?

—Haciéndolo inmortal. —Entonces piensa en esos jades mirándolo directamente al alma perdiendo su brillo progresivamente hasta quedarse tan vacíos como los de Dino a través de la noche, le hace el corazón trizas en miles de pedazos considerar eso y aunque continúa jodidamente asustado jamás de los jamases se atrevería a traicionar o a sacrificar a Ash por su propia seguridad.

—Convirtiéndolo en un monstruo. —Y de repente, recupera algo de su control corporal y consigue encogerse contra sí mismo, debe permanecer conectado por muy desagradable que sea, sino no va a escapar—. Igual que tú.

—¿Crees que soy un monstruo? —Golzine se mira entretenido—. Curioso viniendo de alguien vulgar y sucio, tu madre ni siquiera te quiso.

—No haré nada de lo que quieras, así que adelante si anhelas intentar algo más. —Progresivamente respira, intenta no mirar el techo porque tiene la sensación de que si se enfoca en otra cosa además de los ojos de Dino se irá, fingirá que es otra persona incluso en el sueño y su cuerpo, Ash y su alma misma quedarán desprotegidos, a merced de este dolor visceral—. Una vida inmortal es una tortura.

—¿Qué sabes tú de eso? —Lo ha irritado, lo asegura cuando una sensación huesuda y casi fantasmal sale de la cama para recubrir su piel, consiguiendo que hayan únicamente escalofríos en cada poro, vena, pedazo y órgano, lo tiene debajo de los huesos—. Ni siquiera sabes quién eres.

—Sé que Ash no estaba bien con usted y eso es suficiente. —Entonces una cachetada adormece su mejilla y puede jurar que le ha arrancado la mitad de la cara.

—Ya me aburrí de las negociaciones y no me queda mucho tiempo para perder acá.

—¿Por qué no se metió directamente en los sueños de Ash, entonces? —Pero eso lo hace enfurecer más y ¿acaso no ha aprendido nada? Va a terminar cortándole la lengua si no se calla—. No puede. —Pero las palabras ni siquiera pasan por su boca para que sean marcadas, es como si su mente se encargase de pronunciarlas en voz alta y la sensación de tener a Dino invadiendo su intimidad de la manera en que lo hace es...

—Conseguirás su debilidad, me estoy intentando portar como un caballero al pedírtelo, no seré tan piadoso en nuestro siguiente encuentro si llegas con las manos vacías y te aseguro que el dolor será real, ¿quieres saber por lo que ha pasado Ash? Me aseguraré de someterte a algo mucho peor, viste sus recuerdos, probablemente te haces una idea, a menos que quieras una demostración. —Baja en sus piernas, baja y baja.

—¡No!

—No cometas el mismo error que tu madre.

Eiji.

Perdóname.

—¡Mamá!

Despierta de golpe llorando con un grito ahogado, su pecho sube y baja demasiado rápido, sus ojos intentan adaptarse a la oscuridad para que recuerde dónde está, un peso en su mitad inferior incita que grite otra vez y llore como un niñito a punto de ser devorado por un predador, pero no es Dino, es solo la capa de Aslan, probablemente sigue planeando el viaje con Max en la estancia, pretenden irse lo antes posible y está de acuerdo. Parpadea un par de veces, su visión se aclara paulatinamente, sus pulmones se ralentizan con lentitud, aunque no consigue deshacer la sensación de temblor que se extiende a través de todo su cuerpo igual que una anguila viscosa al menos se calma.

—Estás a salvo. —Se dice a sí mismo, sus rodillas crepitan hasta que puede hacerse una bola debajo de la capa de Ash, la cual cambia de forma a una especie de iglú reconfortante—. Estás a salvo, Eiji. —Musita a sí mismo y extraña mucho a Ibe, él solía consolarlo cuando despertaba llamando a papá y a mamá, él era quien le besaba la frente y se quedaba a su lado hasta el alba.

Recuerda una conversación especialmente significativa que tuvo con su tutor luego de una pesadilla gatillada por el horror de la incertidumbre, un idiota en Izumo lo vio en su forma de sirena y a pesar de ser un secreto a voces en el pueblo, se burló, llamándolo con un sinfín de etiquetas que él acabó interiorizando, la que particularmente le quedó grabada fue: «estás dañado por eso te dejaron acá».

Y claro, para un niño escuchar eso sí era terrible, nadie le daba una explicación coherente y el idiota lo escupió con tanta crueldad que en ese momento fue irrefutable, fue una verdad completamente inalterable de la que nunca se podría librar.

—Lo estoy. —Recuerda el sonido de su propio miedo cayendo en gotitas hacia su nariz mientras Ibe lo miraba con esa ternura paternal que tanta falta le ha hecho y le limpiaba las mejillas—. No puede ser normal que sea el único de mi especie, ¿acaso ninguna sirena amó antes a un humano?

—Lo hicieron, pero no acabó bien.

—¡¿Ves?! Incluso tu hermano lo sabe, estoy dañado. —Shunichi apretó la mandíbula muy fuerte al escuchar aquello, no se llevaba bien con su familiar y esperaba que jamás fuese un papá porque iba a ser terrible (lo que fue comprobado con la llegada de Akira)—. Me iré a vivir al mar.

—Te dará frío en el mar. —Lo dijo con un tono burlesco que lo incitó a inflar las mejillas—. ¿Dónde dormirás?

—Me llevaré mi cama entonces.

—Pero tu cama se mojará.

—La dejaré al sol y así lo haré con todas mis otras cosas para que no se arruinen, en el océano nadie me va a decir lo terrible que es ser yo, es frustrante que todo el mundo te ataque por quién eres, yo no me siento mal siendo yo, ¿por qué es un problema? —E hizo una pregunta que ni siquiera en esa adultez consideraría, porque ya tendría asumida esas etiquetas como una segunda piel, recién ahora se las está quitando y mandándolas al diablo, pero le ha costado—. ¿Por qué debo sentirme mal por ser yo?, ¿solo porque a los demás les molesta?

—No eres un problema, si al resto no le gusta cómo eres que se vayan al carajo.

—¡Ibe-san! —Y en ese tiempo era más joven y grosero, menos recto—. ¡Dijiste la palabra prohibida!

—Ups, se me salió la grosería. —Pero siempre fue papá—. Mi punto es que no estás dañado Ei-chan. Los humanos tienden a atacar eso que es diferente porque temen, seguramente también crecerás temiéndote a ti mismo sino hago bien mi trabajo, pero aún si eso llega a ser así, aún si todo el mundo se empeña en hacerte sentir dañado o tú mismo lo haces, recuerda que no hay nada malo en ti. —Un beso le fue presionado encima de la frente—. Que eres amado, especial y valioso.

—Y entonces... —Eiji apretó su sábana muy pero muy fuerte—. ¿Por qué me dejaron?

—Porque tomaron las decisiones equivocadas, se arrepentirían si supieran lo maravilloso que eres.

—¿Me cantas una canción? No quiero irme a dormir todavía.

Y él lo hacía. Vuelve a pensar en todas esas preguntas que hizo luego de morir considerando a mamá y se ríe, porque sin duda Eiji ha dicho: ¿Estás orgulloso de mí? ¿Te molesta que haya usado tu túnica para construir una carpa? Me gusta cuando me peinas, tus manos son suavecitas y siempre huelen agradable, tu cocina es deliciosa, por favor arrópame y léeme un cuento antes de dormir.

Te amo, Ibe-san.

Eres el mejor.

Pero él ya no está ahora para presionarle besos en la cabeza y envolverlo entre sus brazos mientras lo arrulla, así que se siente roto por este momento, especialmente ahora, luego de haber estado tan magullado, desnudo y humillado entre las sábanas ensangrentadas de Dino mientras lo tocaba como se le daba la gana y él no podía hacer nada. Y de repente llora, Eiji jamás ha temido por ser abusado sexual, física o psicológicamente porque Izumo dentro de todo era seguro. Pero ahora... Eso se sintió como una violación mental, es como si Golzine hubiera traspasado las puertas de su refugio, el lugar interno que se esforzó para convertir suyo, ese que no estaba dañado y era su hogar, Dino vio todo y lo manoseó, dejándolo como un caparazón hueco, llorando y queriendo hacerse pipi del miedo al pensar que si se le place puede entrar en sus sueños a abusarlo y será real.

¿No se supone que la magia debería ser mágica?

—¿Eiji? —La mano de Aslan aprieta la suya consiguiendo que se sobresalte aún reticente por el roce, todavía puede oler la podredumbre en el aliento de Dino y las palmas fantasmas paseándose por su cuerpo, eran viscosas y escurrían igual que brea—. ¿Cariño, estás bien? —De alguna manera terminó desayunando en la mesa con los demás, se siente ínfimo, insignificante y manchado, como si todos supieran lo que acaba de pasar, como si vieran todavía las huellas de Golzine en su cuerpo con algún polvo fosforescente.

—Sí, solo dormí poco.

—¡Ah! ¡Porque Ash se quedó trabajando toda la noche con Max! —Sing lo acusa, ensartando tocino en una torreja para apuntarlo—. Eso es bastante desconsiderado.

—Estoy de acuerdo con el mocoso. —Yut-Lung Lee alza su taza de té hacia sus labios, el vapor levita entre sus pestañas, dándole ese aspecto de belleza sobrenatural que tanto lo caracteriza—. ¿Acaso eres un novio basura? ¿Ni siquiera pudiste avisarle que no te irías a acostar?

—Se nos fue el tiempo trazando una ruta segura. —Ash gruñe, tensando su agarre entre los soportes del tenedor y la mano de Eiji—. Quería irme a acostar con él, pero el viejo trabaja lento.

—¡Oye! —La espuma del café salta en la barba recién afeitada de Max—. Gracias a este viejo vamos a poder irnos mañana a través de una ruta segura hacia las sirenas.

—Creí que el mapa no era exacto.

—Ni lo es, deja un atisbo de dónde podrían estar las sirenas, pero nada es muy certero. —Yue gruñe contra la taza, evitando soltar un sinfín de maldiciones entre las agradables burbujas del jazmín con esencia de hadas rosadas, son sus favoritas porque son más dulces que las amarillas—. Luego de un punto tendremos que confiar en los instintos de Eiji para llegar al lugar correcto.

—¿Cómo una brújula humana? —Shorter golpea el ala de su chistera para darle énfasis a su duda.

—Exacto. —Y Eiji quiere vomitar—. Aunque es probable que Dino Golzine nos siga.

Dino Golzine.

Se para de la mesa.

Va al baño.

Vomita.

El mestizo se aferra a la taza del baño para volcar hasta las tripas, el ácido le escurre por la boca y la nariz y por muy asqueroso que sea esto, se siente aliviado de sacar esa pesadilla, expulsar a Golzine de su organismo y poder limpiarse y seguir, pero las piernas le tiemblan, Aslan está acariciándole la espalda con una mueca de obvia preocupación, todo duele, no porque antes no lo hiciera, sino que ahora es más consciente del daño, la podredumbre y el malestar al que su pareja ha estado sometido ante ese cerdo, ¿acaso el psicópata se metía a sus sueños para abusarlo si se resistía al acto?, ¿acaso incluso ahí lo atormentaba? Y corta el hilo o va a vomitar otra vez.

—Estoy bien. —Le miente y es terrible haciéndolo—. Solo estoy enfermo, algo debió caerme mal en el estómago, comimos muchas porquerías con los chicos.

—¡Ah! —Sing salta acusatoriamente de la mesa, la torreja de tocino se ha transparentado gracias a la grasa, luciendo mil veces menos apetitosa—. ¡No usaron protección!

—¿Qué? —Tanto Ash como Eiji parpadean al unísono—. ¿Protección?

—Obvio, Shorter dice que sino usas protección tendrás bebés. —Todos miran al aludido, quien está encogido en ese delgado chaleco deseando que la tierra se lo trague—. ¡Tendremos huevitos! —Eiji está a punto de refutar, pero esos jades relumbran con mucha ilusión e inocencia ante la afirmación y eso lo hace sentir culpable por destruir sus fantasías. ¿Dónde están esos 200 puntos de IQ?

—¿Eso es verdad? —Le cuestiona tomando sus manos con una expresión tan adorable que le derrite el corazón, esa de mejillas ruborizadas, boca levemente curvada en su sonrisa tan soleada que logra despertar a su galaxia de pecas y de ojos líquidos—. ¿Por eso te sientes mal?

—Nosotros ni siquiera lo hemos hecho. —Y por mucho que disfrute de esa fantasía compartida sigue demasiado horrorizado para dejarse adentrar—. Además, los tritones no tienen crías, son machos.

—¡Pero...!

—Y yo soy un mestizo. —Se vuelve a defender—. No quedaría embarazado.

—¡Shorter me dijo que se podía! Qué si había amor suficiente podía haber un bebé. —Y aunque esa declaración es extraordinariamente imprecisa y un tanto mentirosa, es lo suficiente para suavizar el iris purpúreo de Yut-Lung Lee—. Y si hay un bebé, hay una familia.

Oh Sing.

—No siempre. —Shorter lo anima, revolviéndole los cabellos, cepillándolos una y otra vez para que los picos ennegrecidos se queden quietos en lugar de danzar con la brisa—. No siempre pasa.

—No siempre pero debería pasar. —Yue añade—. Y si Eiji llegase a tener crías serían las más amadas en la faz de la tierra.

—Yut-Lung... —Ash se ve conmovido por su repentina muestra de vulnerabilidad—. Gracias.

—¿Qué me miras así? —Pero a juzgar por su mueca de asco visceral pensaron en cosas contrarias—. No te estaba alabando como papá, estaba hablando de mi potencial de tío, esas criaturas serán las más afortunadas por tenerme, no les faltaría nada, las criaría a mi imagen y semejanza.

—¡Jamás te acercarás a mis crías! —Ash gruñe, mostrando sus colmillos y envolviendo el corsé del japonés con su cola engrifada—. No dejaré que estén bajo tu mala influencia.

—¿Mala influencia? Por favor, tenerme en su vida es lo mejor que les puede pasar. —El chirrido que los tacones provocan contra las tablas le eriza la piel, Yue se levanta de la mesa en una marcha tan elegante que casi parece que flota alrededor de la estancia—. Es un trato justo tenerme en sus vidas.

—¿Cómo puede ser un trato justo?

—Es simple, yo recibo el amor incondicional de Eiji y de sus cachorros y ellos reciben mis problemas mentales y mi maldición, maravilloso ¿no?

—¡No!

—Nadie pidió tu opinión de todas maneras, ¿quién te crees?

—¡El padre de esas futuras crías!

—Bla, bla, bla, qué posesivo. —Yut-Lung se inclina ante Ash, la rosa acomodada en su oreja no tarda en alzarse para abofetear al lince con sus pétalos en una contienda—. Eso es bandera roja, Lynx.

—Deberíamos hacer un baby shower. —Bones declara mientras Yut-Lung y Ash siguen enfrascados en su discusión homicida—. Cuando terminemos de buscar a las sirenas haremos una fiesta.

—¡Esa es una grandiosa idea! —Sing aplaude emocionado, corriendo hacia el resto de la tripulación con un vigor propio de la juventud—. Vayamos pensando en los nombres de los huevitos.

—¿Acaso nadie me escuchó? ¡No tendremos huevos!

Pero todos lo ignoran y es lo mejor, Eiji prefiere mil veces que se hayan enfrascado en aquello antes que explicarles la visita de Dino.

Huye al jardín, a pesar de la escasez en la estancia desde que llegaron este sitio captó su atención por la gran cantidad de flores, espera que su corsé se anime para imitar las que toca, no lo hace, probablemente sigue más afectado de lo que quiere ver. No se echará a morir por esto, no puede y aunque lo entiende, en un lugar de él se siente jodidamente roto y expuesto, con muchas ganas de llorar, esta transgresión fue algo más que física, fue espiritual y se siente muy sucio, como si tuviese que reencarnar de nuevo para volver a estar bien y la peor parte es que si él se siente de esta manera con tan poquito... ¿Qué le queda a Ash?

—No sabía que las sirenas pusieran huevos en las flores. —Eiji frunce el ceño ante el comentario de Shorter, estaba listo para acomodarse entre las dalias iridiscentes y el riachuelo que cambia de color según el estímulo que refleje cuando lo interrumpió, dejándolo con las piernas flectadas al aire.

—Me pregunto por qué no le gustarás a Yue si eres tan encantador. —Gruñe amurrado, Wong toca su pecho como si el golpe le hubiese llegado al corazón, ambos toman asiento ante aquel agradable río artificial, algunos peces con las formas más inimaginables y las combinaciones más extravagantes posibles saltan apenas el mestizo extiende su mano, pidiéndoles ser acariciados.

—No sabía que podías hacer eso. —Le dice pero los ojos del mestizo se encuentran encandilados en las acuarelas de pavos reales que van dejando y a pesar de semejante diversidad, no ve ningún tipo de pez plátano, cree seriamente que Ash le estaba agarrando el pelo o Salinger es un mentiroso.

—Ibe-san no me dejaba tener mascotas cuando era niño. —Musita, los peces se arremolinan entre sus manos y hace cosquillas, las ondas líquidas lo ayudan a sentirse más conectado y renovado tras semejante pesadilla, no quiere siquiera pensar en su nombre—. Eso nunca me detuvo.

—Eras rebelde.

—¿Era? —Se burla, alzando una ceja.

—Cierto, tuviste la osadía de beber veneno como si fuese alcohol, la última vez que yo lo hice acabé en coma por varios días, Nadia fue quien me logró reanimar con un encantamiento perdido.

—¿Bebiste del veneno de alguien más? —Shorter niega con una sonrisa tímida, se quita la chistera, dejando a la vista esos relucientes cabellos púrpuras del color de las dalias.

—No, intenté pasarme de listo con un bartender y esas fueron las consecuencias. —No le sorprende de alguna manera—. No le cuentes a Sing.

—Oh, iba a ir corriendo a contarle a Sing.

—Claro, Yue te pegó lo chismoso. —Que lo llame por el apodo capta su atención, Eiji alza el mentón de los pececillos para enfocarse en su acompañante quien tiene las mejillas rojas y regordetas, le da un aspecto adorablemente infantil, no de casanovas y apuesta que así a Yut-Lung también le gustaría mucho más que esa fachada mujeriega.

—¿Deja que lo llames así?

—Me amenazó con cortarme las pelotas si lo hacía, pero eso no me ha detenido. —Y Eiji se ríe entre dientes, volviéndose consciente de la falta que le hacía solo relajarse y charlar—. Creo que lo amo.

—¿Cómo puedes saberlo tan fácil? —La escarcha recubre las plantas en forma de fuegos artificiales alrededor del paisaje, los peces patalean en el riachuelo, exigiendo por atención, cambiando el color con la mera finalidad de ser admirados y mimados, los peces son criaturas narcisistas.

—Fue algo así como electricidad cuando lo conocí. —Le explica, apoyando sus manos contra el pasto y extendiendo sus botas hacia los bordes rocosos del camino líquido, el agua parece plata derretida y es precioso—. ¿Nunca te ha pasado?

—Sí. —Ni siquiera se percató de cuándo respondió, sin embargo, su rostro ya se encuentra rojo y el corazón se le ha caído—. En ese entonces no creo haberme enamorado... —Recuerda el vergonzoso título en su libro de vida y sopla inconscientemente, maldiciendo el sentido del humor de Neptuno, el universo o cualquiera de los dioses de Izumo—. Pero desde que vi esos ojos supe que nunca sería lo mismo para mí, que no podría dejarlo solo, porque él se miraba tan solo.

—¿Por eso te acercaste?

—Sí. —Musita, encogiéndose en su camisa—. Quería que Ash estuviera menos solo, me vi reflejado en él, siendo tratado igual que una bestia cuando solo estaba asustado, sé lo doloroso que es aquello y acá estamos. —Se encoge de hombros, dándole una sonrisa de medialuna a Wong.

—Acá estamos. —Balbucea, metiendo su mano en el estanque con la intención de agasajar a un pez, no obstante, le dan la espalda y huyen—. Nunca me gustó el sushi vivo. —Brama ofendido.

—Shorter... —El nombrado alza una ceja, no trae sus lentes de sol, no sobre los ojos, se han quedado alrededor de la chistera—. ¿Qué fue lo que viste en Yue y te gustó? —No es que desconfíe o presente algún favoritismo por sus amigos, pero ese villano receloso es especial, despierta la sobreprotección que tanto le criticaba a Ibe y no sabía que tenía.

—¿Has visto el porte de su cintura? Qué ganas de... —Entonces Eiji le tira agua a la cara, ofendido—. ¡Era broma!

—Pues no me gustó tu broma.

—Tú y Sing no son divertidos, ambos lo quieren más a él que a mí. —De repente, Shorter esboza un puchero y eso le relaja el corazón, sus dedos vuelven a hundirse en el estanque, una pintura brillante de peces se forma a su alrededor, nadando como si Eiji se hubiese convertido en el nuevo eje de su rotación—. Esta es la parte donde me contradices. —Le susurra, espabilándolo.

—¡Cierto! —Acomoda su mano sobre el chaleco del alquimista—. Los queremos por igual. —Mierda, al parecer Yue le contagió esa terrible forma de reconfortar.

—Gracias, eso se sintió sumamente genuino.

—¡No es mi culpa! —Gimotea y los peces le arrojan agua a Shorter en la cara, defendiendo al nuevo Dios de su mundo—. Y estás evitando mi pregunta.

—Chico listo. —Le sonríe con coquetería, acomodándose el cabello mojado para atrás, quitándose ese miserable chaleco sin mangas y quedando con el torso desnudo—. Supongo que sería fácil darte una explicación cursi sobre que sentí un tirón de amor verdadero o algo así, pero la primera vez que vi a Yut-Lung él me amenazó con cortarme la garganta sino lo liberaba de su prisión en el Fish Bone y eso me hizo pensar: «wow, sí que tiene cojones para amenazarme, me gusta». Y mi corazón latió rápido, más rápido de lo que alguna vez había hecho, no he podido sacármelo de la cabeza.

—Shorter.

—Y sí, sé que la pasó mal con sus hermanos, tengo las grandes líneas del clan Lee, vi a los fantasmas durante el ritual con la estrella, él parece haber tenido una vida jodido y solo... —Shorter se detiene, sus mejillas han enrojecido creando un contraste de caramelo curioso y lindo—. Quiero que deje de vivir cosas jodidas, quiero cuidarlo, quiero cuidar su corazón.

—¿Qué tal si no te quiere dar su corazón?

—Entonces yo le daré el mío, no me importaría darle mi corazón con tal de que él tenga uno. —Eiji se derrite en esas palabras, por fin sonríe, sabiendo que pase lo que pase, su amigo estará en buenas manos—. Esto es tonto.

—No lo es. —Lo aterriza—. Creo que si le mostraras ese lado tuyo a Yue le gustarías.

—¡Lo intento! —Shorter se deja caer encima del pasto de golpe—. Pero me pongo todo menso tras verlo y acabo dándole la imagen equivocada, debe pensar que soy todo un casanovas.

—¿No lo eres?

—¿Por qué también piensas eso?

—Me pediste un beso la primera vez que nos conocimos. —Le recuerda—. Y cuando no te lo di tuve que darte un día entero de mi vida.

—Ah. —Lo medita—. Bien, tal vez es parte del personaje, no monto todo este show visual para nada. —La atención del mestizo salta de inmediato a la chistera y al chaleco con grabados brillantes, a ese cabello del color del lujo y la finura, hacia los piercings que impresionan desprender un espectáculo propio de pirotecnia, a los pantalones abombados y los músculos tonificados—. ¿Cómo decirlo? El verdadero Shorter Wong no es tan entretenido, es un poco inseguro y ansioso, se siente tan culpable por Nadia, es mucho más grato fingir ser un estafador hasta convertirse en uno a ser estafado, eso no es agradable, eso es deprimente, él no me va a querer así.

—Yo creo que si te llega a querer será porque te conocerá tal como eres. —Shorter tensa párpados y suelta todo el aire de sus pulmones en un suspiro gris, deja ir la tormenta que yace en su interior.

—¿Entonces no tendremos huevitos?

—No cambies de tema.

—No lo hago. —Sonríe, más recompuesto—. Solo quiero saber si debo prepararme para ser tío.

—No tienes. —Gruñe—. Solo tuve una pesadilla. —Y algo en sus palabras atrapa el interés de Wong lo suficiente para que se levante del pasto siempre verde y lo mire con extremada preocupación.

—¿Es Dino Golzine?

—¿Cómo...?

—Él puede hacer eso.

—Dijo que no podía meterse en los sueños de Ash. —No lo dijo técnicamente, aunque lo insinuó.

—Porque Ash y Yut-Lung están malditos, no puedes poner magia sobre magia, no de esa manera al menos. —Le alivia de sobremanera escuchar eso, así al menos Ash podía escapar hacia los sueños.

—¿Es porque soy humano?

—Y porque has estado demasiado expuesto a la muerte. —Oh—. Te pasa lo mismo que a Max.

—¿La muerte es magia negra?

—No. —Le explica con paciencia, tensando sus puños entre las hebras del jardín, balanceándose en las dalias amarillas de fidelidad—. Pero volver de ella está prohibido, mientras más vuelvas más vas a ser vulnerable.

—Ya veo. —Suspira resignado.

—Deberías hablar con Ash.

—Sí, lo haré. —Y es la verdad, no ha tenido otra intención a pesar del efecto que pueda tener—. No solo merece saberlo pese a las extorsiones de Dino, sino que no decírselo puede romper la confianza y eso es peor, a mí me gustaría saber esto si fuera la situación inversa, aunque debo confesarte que me da un poco de miedo que tenga una reacción impulsiva.

—¿Ash Lynx? ¿El hombre que quemó mi tienda entera porque perdió a su sirenito ahí? ¿Impulsivo? Claro que no.

—Shorter. —Advierte.

—Tranquilo, cuando decidas contárselo entre todos lo someteremos y lo amarraremos al barco para que no haga alguna estupidez, para eso somos amigos. —Y eso sí lo deja ligeramente más calmado, hasta los pececillos en el estanque impresionan más vibrantes y vivaces tras estas palabras.

—Gracias. —Se levanta—. Y si te sirve de algo, creo que Yue enloquecerá si conoce al verdadero tú.

—¿La versión deprimente, llena de ansiedad y culpa?

—Esa misma. —Se ríe sin intención de burlarse—. No le pidas a Yue que te dé una oportunidad si tú mismo no te la das.

—Mira quién habla.

—Por eso estamos trabajando en eso, ¿no?

—Sí. —Shorter permite que lo ayude a levantarse—. Me gusta más esa actitud.

Al regresar a la morada es oficial, mañana zarparán hacia aguas muertas con la esperanza de atajar a las sirenas, a Blanca o cualquier cosa que le dé pistas de quién diablos es y logre cumplir la cantidad suficiente de deseos para arreglar mágicamente la vida de todos, se escucha demasiado idílico como para ser verdad, aunque supone que por eso mismo las sirenas se escondieron, hace poco averiguó que la guerra donde estuvo involucrado su padre y el hermanastro de Sing se asocia a eso.

De cualquier manera, Eiji aprovecha las distracciones para irse a despedir del mar en su otra forma, no ha podido pasar mucho tiempo en el agua y la extraña, deja caer prenda por prenda, sus piernas se sienten envueltas por una calidez chispeante apenas tocan el mar y se transforma, esas escamas iridiscentes lo reciben con un brillo sublime mientras el cielo pasa a ser un entintado con toques de perla y una explosión anaranjada. Es una pequeña separación del océano donde se zambulle, donde cae, cae y cae más allá. Su cola impresiona de un vibrante azul rey, los cristales brillante se extienden hacia su cintura, forjando un cinturón de diamantina a su alrededor, incluso sus orejas cambian y él extrañó estar en esta forma, porque a pesar de los problemas que le ha causado ser un mestizo, de lo mucho que ha aprendido sobre lo diferente y las etiquetas, Eiji ama esta conexión con el mar.

Así que se hunde.

Se hunde.

Se hunde.

Cae.

Y salé a la superficie siendo diferente, no sabe si es el efecto de haber confrontado a Dino en primera vez, si es la magia acumulada, las experiencias golpeándolo de una, o nada de lo anterior porque no tiene la menor idea con su madre, el punto es que cuando su cabeza rompe contra la superficie, sus manos se aferran a los costados rocosos de ese torrente, deslizándose como si fuesen las manecillas de una silla o de un elegante jarrón, el mundo es diferente junto a él, los colores lucen más brillantes, las flores son un arcoíris de significado y el agua le canta solo para él, es hermoso, es un país de solo maravillas. Sin embargo, más hermoso que la gracilidad de la naturaleza es quién tiene posado ante él, con ese cabello de oro salpicando desde los bordes de su afilada mandíbula hacia unos ojos jades que deberían resultarle sobrenaturales por su belleza y son los más humanos que ha contemplado, se ha puesto una camiseta blanca suelta junto a su capa principesca envuelta en su cintura.

—Aslan. —Y de pronto siente que debe decirlo, que debe confesarle nuevamente lo perdidamente enamorado que se encuentra y que esos sentimientos jamás desaparecerán, pero el nombrado luce completamente pasmado, ha apoyado uno de sus zapatos en los bordes del roquerío mientras toma su mentón con suma suavidad.

—Él te contactó. —Lo mira con esos ojos de esmeralda brillando bajo el sol del atardecer, lo dice en un tono inseguro y apagado, aunque eso no mengua su belleza, no debe ser posible hacerlo.

—Lo hizo. —Eiji no vacila, su cola se ondea en movimientos trémulos entre la plata líquida, inclusive sus escamas se ven mucho más feroces y vivaces bajo el lienzo del amor—. Me dijo que quería que averiguara tu debilidad, que todos los malditos e inmortales tenían una, pero no le dije nada, aunque no sé nada tampoco necesito hacerlo, nunca te pondré en peligro.

—¿Quieres saber cuál es mi debilidad?

—No. —No vacila, porque muy dentro de él sabe que si se mantiene con Ash las cosas solo saldrán bien y que él hará lo posible para mantenerlo a salvo, se hará fuerte, enfrentará al mismísimo Dino Golzine, al destino, a las sirenas, a quien sea necesario con tal de salvaguardarlo.

—Pero ya la sabes. —Dice Ash en una risa, inclinándose aún más, sus cabellos caen hacia sus orejas, el candor del atardecer broncea esa palidez angelical para darle un toque mucho más juvenil, eso le presiona el corazón, su capa cae contra la arena tras dejar de ondear en la brisa—. Eres mi debilidad, Eiji Okumura.

—¿Qué?

—Eres mi única y gran debilidad, Eiji Okumura. —Repite.

—Aslan. —Llama su nombre y suena y sabe más dulce que cualquier caramelo que haya probado en su vida, su cola mengua en el agua, el cielo llora estrellas, las palabras se atascan en su corazón ante esos relumbrantes jades que lo atraparon y lo hundieron en el amor desde Izumo—. Eso no es cierto, no me conoces desde tu nacimiento. —Dice aludiendo al origen de la maldición.

—Tal vez. —La expresión devota de Ash le hiere, con sus ojos completamente abiertos y tiernos, tan tiernos como los besos que suele darle, con su boca fruncida en una de esas encantadoras sonrisas, sus mejillas sonrosadas y sus pestañas hilando cada sentimiento y mirada—. Pero esa es la cuestión, mi maldición me impedía amar porque amar me hace débil, mientras más te amo menos tiempo me queda.

—Eso es horrible.

—No lo es. —Ash se arrodilla y el corazón de Eiji se detiene abruptamente—. Me haces más humano, gracias.

—¿Por qué lo haces sonar como una despedida?

—Porque si Dino fue a tus sueños significa que nos encontró y no tardará en hacer otro movimiento, así que puedes contarle para que te deje en paz, no quiero que salgas lastimado.

—No permitiré que te toque. —Eiji sostiene sus manos con fuerza y da un coletazo poderoso que es capaz de alzar un tsunami—. No dejaré que te vuelva a poner una sola mano encima.

—Pero...

—A veces se te olvida algo tan importante. —El mestizo niega, atrayéndolo, paseando su dedo bajo el mentón del lince con gracia—. Así como tú quieres proteger mi vida, yo daría mi vida por proteger la tuya, Aslan. Salimos de esta juntos o nos hundimos juntos, así de simple, si tú te atreves a contarle tu debilidad o a hacerte el héroe iré tras de ti y le contaré la mía.

—¡Eres un irracional! —Aunque quiere gimotear no puede, la ternura y conmoción en su cara se lo impiden, le duele que se la muestre, porque significa que nunca nadie le dijo esto antes. La atención del mestizo es atrapada por la muñeca bajo esa camiseta transparentada por la humedad.

—Mi alma siempre estará contigo. —Musita—. Me gusta esa frase, deberíamos usarla para nosotros en lugar de dársela a una maldición.

—Eres un idiota. —Y Aslan se ríe, inclinándose hacia el agua para acunar las mejillas del japonés, de esa manera consigue juntar sus frentes y besar sus labios—. Te amo tanto.

—Y yo a ti. —Le corresponde, presionando sus párpados y bebiendo del momento, pidiéndole que les obsequien segundos extras en ese minuto—. No estás solo, Ash. Estoy a tu lado. Mi alma siempre estará contigo.

Les dije que tanto morirse tenía consecuencias en esta cosa y justamente se empiezan a ver, siento que tenemos la nada misma de promps para meter toda la información que falta, pero ya mañana tenemos uno de los puntos más importante en la trama, ¿por qué? hacen aparición de cierta manera dos personajes fundamentales para que gire el arco final, así que me siento expectante de estos capítulos, espero que les guste y esta es como la escena más fuerte que tenemos porque es un au de fantasía cute, no un ensayo de PTSD o trauma. Mil gracias por leer.

¡See ya!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro