¿Cómo regresar ahora? Con su celular muerto y siendo bastante noche a casi una hora y media de camino ¿Qué debería hacer? ¿caminar hasta llegar al departamento? ¿dormir en algún hotel? No tenía dinero para eso, de hecho, ni siquiera tenía dinero para pagar un taxi, estaba varado en medio de la noche frente a un edificio viejo en una calle un poco oscura y con hambre, ah, y con sus maletas cargando y su planta con su roca. No era el mejor escenario de todos.

Miró al hombre a su lado, el desconocido que durmió en su hombro estaba buscando algo entre sus cosas.

—Buena siesta ¿verdad?— sonrió sin saber que más decir. El hombre apenas lo miró. —Un poco cara, pero buena...

El hombre no respondió. Bien, era incomodo...

Demasiado silencio.

—Oye...— intentó volver a hablar pero fue interrumpido.

—No encuentro mi celular.— Dijo el hombre dejando el bolso en el suelo para revisar más a fondo. —Mi cartera...— Revisó en sus bolsillos. —No está...

Oh, mierda.

Seokmin alzó las manos.

—¡Yo no lo tengo! ¡Si lo tuviera ya habría llamado a un taxi! ¡Y soy pésimo mintiendo!

El hombre lo miró de reojo.

—Si lo hubieras tomado tú no estarías aquí.— dijo él moviendo todo de lugar y despues suspiró. —Tengo todo menos mi celular... ¿podrías prestarme el tuyo para hacer una llamada?

Seokmin apretó los labios. Estaba preguntándose por que este tipo actuaba con tanta calma despues de haber perdido su celular, pero dejó esos pensamientos cuando recordó cuando él había azotado el suyo contra la pared. No era nadie para juzgar.

Llevó una mano a su bolsillo.

—Es que... hay un problema...— Sacó el aparato dañado por completo. —Tuvo un accidente esta tarde y ahora no puedo usarlo...

El hombre suspiró con fuerza llevándose ambas manos al rostro.

—Ambos estamos varados aquí.— suspiró el tipo como si fuera culpa de Seokmin. —¿Cómo lo rompiste de esa forma? ¿le pasaste un camión encima?

—¡Al menos yo no lo perdí!— Se quejó.

—Pero está roto ¿Cómo piensas usarlo? Ninguno puede llamar un taxi.

—Existen los teléfonos públicos.

—Yo no veo ninguno por aquí.

—¡Eso es porque está demasiado oscuro! A puesto que si caminamos lo suficiente encontraremos uno.

El hombre miró a Seokmin como si fuera una idea estúpida y despues suspiró.

—Si hay que caminar entonces lo más fácil será comprar uno de repuesto en alguna tienda.

Oh.

—No puedo comprar uno de repuesto, no tengo dinero.

—Ah, mal por ti.

Y el tipo comenzó a caminar dejando a Seokmin allí.

Dejándolo solo, en medio de la noche.

—¡Es...Espera!— Lo llamó caminando con prisa arrastrando sus cosas. —¡Cuando compres el celular ¿podría usarlo?!

—No te conozco. No caminaré con un desconocido en medio de la noche.

—Pero... ¡Pero caminar solo en medio de la noche no es mejor opción! ¡Hay desconocidos más desconocidos haya afuera!— comenzó a correr notando que el hombre no se detenía. —¡Yo también estoy solo! ¡Me arriesgo igual que tu!

—Mejor no nos arriesguemos y vamos separados.

—¡¿en serio prefieres ir solo que ir con el desconocido en el que te recargarte para dormir?!... ¡Si fuera una mala persona te habría quitado! ¡Y...Y... ¡¿Qué clase de desconocido peligroso carga un cactus y maletas?

El hombre por fin se detuvo girando para verlo.

—Podrías llevar un cadáver allí.

—¡No! ¡llevo...!— Seokmin se apresuró a abrir su maleta. —¡Ropa interior y mi cepillo de dientes! ¡Mi pijama...!

Las cosas cayeron al suelo junto con la maleta, el hombre se giró de golpe y lo ayudó a levantarlas.

—¡No hagas eso aquí! ¿Estás loco? Está bien, no llevas un cadáver.

—¿Entonces si podemos ir juntos?— el tipo no lo miró, continuó ayudándolo en silencio. —Me llamo Seokmin. Ya no somos tan desconocidos.

Silencio, y despues un suspiro.

—Me llamo Joshua.— Y Joshua le entregó a Seokmin el colgante que había estado dentro de la maleta. Despues se puso de pie. —Vamos.

Seokmin miró el colgante, el pequeño tuvo alargado de metal le causó un escalofrió, sin embargo se levantó del suelo y sacudió su ropa para seguir al tipo.