Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

☪ ✙CAPÍTULO 6✙ ☪


Encerrado en su habitación, recostado de espalda sobre su cama, Hoseok pensaba en las palabras de Jimin mientras contemplaba el techo como si este le fuera a dar todas las respuestas hasta la misma existencia del universo.

Muy dentro de él, el significado de cada carta que había escogido le había acompañado durante el resto del día, sin importar lo que estuviera pensando o haciendo, ahí estaba, girando en su mente, dándose vuelta, sacudiéndose y volviendo a él.

Y aunque también era verdad que la lectura de cartas de su amigo le dejaron un sentimiento extraño, no podía dejar de pensar en ellas.

Para poder tomar sus propias decisiones, debía de demostrarle a su hermano que podía confiar en él.

Tal y como le había dicho Minnie, debía de moverse, tener fuerza de voluntad y aprovechar las oportunidades que se le presentaban.

Y él tenía una oportunidad para demostrarle a Yoongi que podía confiar otra vez. Una, que seguramente no sería del agrado de su hermano precisamente.

Pero si él iba a una fiesta y volvía sano y a salvo, su hermano mayor tendría que aceptar el hecho de que él realmente había cambiado para bien y que se podía confiar en él, permitiéndole tomar sus propias decisiones.

Confiando en él otra vez.

Aunque tal vez ir a una fiesta a escondidas no sería exactamente la mejor forma para demostrar aquello, era lo único que se le ocurría de momento.

—Un paso a la vez —murmuró sentándose en su cama.

Levantándose, salió de su habitación en busca de su hermano.

Primero que nada tenía que averiguar dónde se encontraba el Min mayor para idear un plan por dónde salir.

El despacho de Yoongi estaba cerca de la entrada y este siempre mantenía una de las dobles puertas abiertas, teniendo así una vista sobre quienes se paseaban en el pasillo, entraban y salían de la casa, a menos que estuviera un invitado que entonces ambas puertas estaban unidas.

Frunciendo levemente sus labios al contemplar el despacho vacío, salió y buscó a su mayordomo MinJu, él debía de saber dónde se encontraba su hermano mayor.

—Hey, MinJu —llamó cuando vio al hombre mayor pasar cerca de las escaleras.

—Señor —pronunció deteniéndose, observándole.

—¿Sabes dónde está mi hermano? —preguntó.

—El señor Min se encuentra actualmente en su habitación privada con la señorita Ryujin y el señorito Jeonghan —respondió.

—Oh... —musito arrugando su nariz al entender lo que significaba aquello—. ¿Entro recién?

—Hace una hora, señor —respondió revisando su reloj de muñeca—. ¿Desea algo más, señor?

—No, gracias —respondió permitiendo que se retirara mientras él volvía a subir las escaleras hasta su habitación.

Cerrando las puertas detrás de él, se dirigió hacia su ventana y la abrió fingiendo que admiraba el anochecer, cuando en realidad, estaba verificando si Yoongi había dejado guardias alrededor de la casa.

Luego de no haber encontrado nada extraño más que los mismos sirvientes que se aseguraban de que la casa y jardín estuvieran limpios y presentables, volvió a entrar.

Al menos, tenía tiempo.

Cada vez que Yoongi se metía en aquella habitación con sus dos amantes o sumisos, o como les llamase, por lo general, lo veía solo en la mañana siguiente.

Solo una vez había sentido la curiosidad sobre lo que había detrás de aquella puerta negra a la cual se le había denegado permiso y agradecía que aquella habitación, estuviera insonorizada.

Él realmente no iba a decirle a su hermano sobre cómo llevar su estilo de vida sexual o una relación estable, cada uno tenía sus propios gustos y si a Yoongi le gustaba tener dos parejas y ser algo rudo cuando... Estuviera en pleno acto, ya no era su asunto.

Aunque debió de imaginárselo con lo controlador que era su hermano.

Bajando nuevamente para comer su cena sin la compañía de su hermano, Hoseok volvió a su habitación, tomó una rápida ducha y se cambió de ropa, entonces espero al momento perfecto.

Saliendo por la puerta trasera, se encontró de frente con su mayordomo MinJu.

—Eh... Hola —sonrió incómodo, nervioso.

—¿Señor? —pronunció arqueando una ceja.

—Yo no voy a hacer nada malo, solo quiero ir tranquilamente a una fiesta y volver —se explicó apresuradamente—. Por favor, MinJu, quiero demostrarle a Yoongi que puede confiar en mí. Prometo no beber ni consumir nada extraño, solo es ir y volver para que mi hermano vea que he cambiado.

—No creo que esta sea la mejor forma, señor —expresó.

—Lo sé, pero es la única que se me ocurre. Por favor, no le digas —rogó juntando sus manos.

—Es mi deber hacerlo —anuncio y la expresión de Hoseok decayó—. Aunque no puedo informarle precisamente en este momento o el señor Min se molestara por interrumpir.

El menor le observó curioso.

—Una hora —declaró MinJu revisando su reloj—. Le daré una hora para que llegue, se divierta un poco, sanamente —destacó—, y vuelva. Si no está en casa a la una exacta, le avisaré a su hermano.

—¡Hecho! —exclamó alegre—. Un taxi me está esperando afuera así que no te preocupes mucho —anuncio antes de retirarse apresuradamente de la casa antes de que su mayordomo cambiara de parecer.

Observando al joven retirarse de la propiedad, MinJu subió al segundo piso y camino por el pasillo hasta detenerse frente a aquella puerta negra.

Alzando su mano, golpeó tres veces y luego presionó un interruptor al lado de la puerta.

Retrocediendo un paso, esperó pacientemente hasta que la puerta fue abierta, mostrando a Min Yoongi utilizando nada más que unos pantalones desabrochados y sus pies descalzos.

—MinJu —pronunció cruzando los brazos sobre su desnudo pecho, remarcando los suaves músculos de sus brazos.

No porque fuera un abogado significaba que no cuidara de su cuerpo.

—El joven Hoseok se ha ido a una fiesta, quiere demostrarle que puede confiar en él y ha prometido volver en una hora —anunció.

Suspirando, Yoongi pasó su mano por su rubio cabello.

—Llama a Kang, que ponga a un hombre vigilándolo a la distancia y que solo interrumpa si Hoseok se ve en problemas, no antes. Si en una hora no está en casa, me avisas para ir a buscarlo personalmente —ordenó.

—Sí, señor —asintió retirándose.

Volviendo a cerrar la puerta, Yoongi contempló a sus dos sumisos y a pesar de la excitante posición en la que estaban ambos, él no mostro expresión alguna en su rostro.

Hoseok observaba a su alrededor y se preguntaba seriamente, cómo alguna vez había disfrutado de aquellas fiestas.

El lugar estaba infestado de personas que a penas era capaz de caminar entre la multitud, todos perdidos en su propio mundo, estando solas o acompañadas, no importaba mientras se estuvieran divirtiendo.

Algunos bailaban tanto dentro de la pista como arriba de la barra solo en ropa interior, otros bebían hasta prácticamente perder el conocimiento mientras que otros simplemente hacían estupideces producto del alcohol y tal vez otras sustancias en las cuales no estaba interesado.

Desde luego que tampoco faltaban aquellos que, en vez de bailar, en realidad estaban teniendo sexo con ropa, como también, estaban aquellos que tenían relaciones ya sea en una parte oscura o en los mismos baños.

Hoseok había evitado entrar nuevamente en el baño luego de escuchar los ruidosos gemidos provenientes de un cubículo individual y se había apresurado a escapar con una risita.

Alguna vez él realmente había disfrutado de todo eso, pero ahora...

Mientras todos parecían estar en éxtasis y euforia, un estado despreocupado donde lo único que les importaba era divertirse, él estaba observando todo con otros ojos.

Él ya sabía lo que era estar en ese mundo, perdido y sin ninguna preocupación en la vida, y aunque lo había disfrutado... No quería volver a caer en el.

Le había costado salir de ese oscuro hoyo sin fondo, era una lucha constante y una en la cual no quería volver a caer por más tentadora que fuera.

Solo quería demostrarle a su hermano que había cambiado y seguir adelante.

Eso era todo.

Su celular vibró en su bolsillo trasero de su pantalón y Hoseok lo sacó, contemplando la alarma que había colocado al llegar avisándole que ya tenía que irse si quería llegar a tiempo a casa.

Observando a su alrededor, Hoseok sonrió satisfecho.

Él realmente lo había hecho.

Había ido a una fiesta, había bailado un poco, bebido uno o dos tragos y había conversado un poco con desconocidos, tal vez había hasta coqueteado con una que otra chica si lo admitía.

Alegre con su logro, le envió un mensaje a su mayordomo avisándole que ya iba en camino y luego salió del ruidoso bar, dejando atrás el calor de los cuerpos, el aroma a alcohol y sudor.

Ansioso por compartir su logro, el joven peligris llamó a la única persona que le entendería y felicitaría a diferencia de su hermano.

Soy Minnie, deja tu mensaje después del tono.

—Oh, Jimin...

Nah, es mentira estoy aquí —rió el pelinegro—. ¿Qué pasa Hoooobi? ¿Tu hermano está molestándote otra vez? —preguntó.

—Idiota, realmente pensé que... —bufó—. Olvida a mi hermano, te quiero contar otra cosa —volvió a sonreír.

¿Tuviste sexo?

—No realmente, he ido a una fiesta y solo bebí dos cervezas —anuncio con orgullo.

—¡Genial! Ese es un gran logro, J-hope —felicito Jimin feliz por el menor—. Pero ten cuidado, no te quedes mucho tiempo por esos lugares, son demasiada tentación —aconsejó.

—¡Lo sé! Y no te preocupes, ahora mismo iré a casa y le restregaré mi logro a mi hermano —rió feliz—. Aunque tal vez me regañe un poco por salir a escondidas, al menos con esto verá que he cambiado —sonrió satisfecho.

Ahí me avisas, y si me invitas a un desayuno yo mismo podría ir a darle unos cuantos golpes a tu hermano hasta que entre en razón y te felicite —bromeó.

—Hecho. Voy a conseguir un taxi, te veo mañana —se despidió cortando la llamada.

Metiendo las manos en los bolsillos de su chaqueta, Hoseok caminó por las calles aún transitadas. Deteniéndose, el joven peligris revisó sus bolsillos cuando sintió que algo faltaba.

Su billetera no estaba.

—Oh, joder —exclamó volviendo rápidamente al club.

Caminando entre las personas, Hoseok se acercó a la barra donde había estado sentado y observó con preocupación el lugar ahora ocupado.

Maldición. Ahora tendría que llamar a su hermano para que fuera por él.

—¡Hey! ¡Amigo! —llamó el hombre que estaba atendiendo detrás de la barra.

Volteando a verlo, Hoseok alcanzó a estirar sus manos para atrapar su billetera. Revisándola, encontró sus tarjetas, dinero y... El número de alguien.

Observando nuevamente al hombre, este le cerró un ojo y siguió atendiendo a los clientes que exigían su atención.

Vaya, eso había sido inesperado.

—¿Hobi? —exclamó una conocida voz femenina agarrándole del antebrazo.

—Ling. Kyung —pronunció al contemplar ambos amigos—. Hey, tiempo que no los veía —sonrió tal vez un poco incómodo.

—Claro que no, en la universidad apenas te vemos y ya no andas por estos lados —bufó su amiga.

—Rayos, aquí no podemos hablar bien —dijo Kyung, tomando la mano de ambos chicos antes de arrastrarlos a un lugar más alejado, abriendo una puerta los llevó a un silencioso pasillo donde la música se escuchaba apenas.

—Uhm... ¿Dónde estamos? —preguntó Hoseok.

—Bienvenido a la zona vip —sonrió Ling.

—¿Estás bien? —preguntó al verla un tanto ansiosa.

Posando sus ojos en su otro amigo, percibió como los ojos de este estaban un poco rojos.

Uh... De pronto no tenía un buen presentimiento.

—Yo en realidad, ya me iba —pronunció tirando de su mano cuando los tres se detuvieron frente a una puerta.

—Vamos Hobi, diviértete con nosotros como en los viejos tiempo —exclamó Kyung abriendo la puerta, revelando a otros jóvenes en el interior de la habitación.

A pesar de las luces parpadeantes con tonos oscuros como el rojo y azul, Hobi era capaz de observar muy bien lo que estaba ocurriendo.

El panorama del Interior era tan conocido, y estaba tan mal... Que Hoseok no podía evitar mirar.

Un grupo de chicos de diferentes edades estaba parado en el centro frente a una mesa, aspirando por la nariz un conocido polvo blanco. Otros estaban sentados en el suelo formando un círculo mientras aspiraban el humo de una pipa que muy seguramente contenía marihuana.

Así mismo, había otro pequeño grupo sentado en los sofás con sus cuerpos relajados mientras una jeringa permanecía aún inyectada en el interior de su brazo.

Cada uno de ellos, perdidos en su propio mundo, muy fondo en aquel oscuro lugar

—Vamos Hobi, ven con nosotros —susurro Ling en su oído, apresando uno de sus brazos y restregando sus pechos en este.

—No... Y-yo... Debo de irme —pronunció luchando contra la tentación.

Y aunque sabía que no debía, se estaba volviendo difícil no mirar.

Su piel hormigueaba recorriendo cada para de su cuerpo mientras sentía el intenso y oscuro deseo despertar en él.

Una lucha pronto se estaba llevando a cabo en su interior, una del buen contra el mal.

—Solíamos divertirnos tanto —gimió su amiga, besando su mandíbula mientras una mano se deslizaba por su pecho hacia abajo—. Solo míralos, mira a Kyung, sé que tú también quieres.

Hoseok trago e intentó alejar sus ojos de su amigo, pero estos cagaron hacia el nuevamente y lo observó reír algo embobado luego de haber aspirado a través de su nariz un polvo blanco que había alineado sobre la mesa.

—Sólo una vez... Una probadita y te irás luego —intentó convencer su amiga—. Vamos cariño, yo sé que lo extrañas —ronroneo.

Hoseok observó a su amiga y luego el interior de la habitación, relamió de pronto sus secos labios e intentó tomar una decisión.

La decisión correcta.

—Tengo algo nuevo que te hará volar, podemos probarlo juntos y luego divertirnos nosotros solos en otro lugar —prometió colocando finalmente su mano sobre la entrepierna de Hoseok.

El peligris gimió y cerró sus ojos brevemente mientras giraba su rostro y capturaba los labios de Ling.

Estaba mal. Él lo sabía. Tenía que irse de ahí y volver a casa.

En casa estaba a salvo.

Había luchado tanto por salir de ese profundo hoyo, de esa temible oscuridad que lo envolvía como para volver a caer en lo mismo.

Él tenía que luchar. Tenía que demostrarle a su hermano que había cambiado, pero...

¿Por qué todo parecía tan difícil?

—Y-yo... —balbuceo rompiendo el beso.

—Vamos cariño, ¿qué dices?

—Yo... —volvió a pronunciar, sus ojos vagando por la habitación.

Ling sonrió y se apretó más al cuerpo de Hoseok.

—Te gustará —prometió en un sensual susurro  y Hoseok suspiró.




__________________________________________

Chan chan chaaaaaaan! 

Qué creen que pasará mis copitos? Lo logrará nuestro pequeño Hobi? o no? Y Yoongi? Jimin? Qué pasará con ellos? kdjgskdgs

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro