☪ ✙CAPÍTULO 38✙ ☪
Sentado en la cama de la habitación que ahora compartía con Yoongi, cierto pelinegro de hermoso rostro se encontraba secando su cabello perezosamente cuando interrumpieron en esta.
Aquellos hermosos ojos azul-violeta observaron primero el rostro de su abogado, seguido el contenido en sus manos para luego volver arriba.
—No voy a ponerme eso, ni siquiera entiendo cómo conseguiste uno —expresó volviendo a observar el chaleco antibalas que Yoongi tenía entre sus manos.
—No saldrás de esta casa a menos que lo uses —anunció—. Y no importa cómo lo conseguí.
—Se supone que vamos a ir de encubiertos, cualquiera que me mire se dará cuenta de que estoy usando esa cosa —se burló dejando caer la toalla pequeña en la cama.
—Usarás ropa más grande y listo —resolvió dejando el chaleco sobre la cama, a su lado.
Minnie lo observó cómo si en cualquier momento este le fuera a saltar encima.
—No tengo ropa así —anuncio con simpleza.
Frunciendo el ceño, Yoongi se dirigió al armario y revisó el lado que le había cedido a Jimin, comprobando que efectivamente, el lugar estaba casi vacío con solo unos pocos jeans desgastados, camisetas manga corta y dos chaquetas.
Incluso los zapatos que tanto le gustaban al pelinegro no parecían dar más.
—Iremos de compras —anunció saliendo del clóset.
—No hay tiempo para eso~... —le recordó con tono cantarín, recostado relajadamente en la cama.
—Mañana entonces, ahora usarás mi ropa —ordenó observándolo detalladamente.
Jimin se veía demasiado bien con aquellos jeans negros ajustados que abrazaban sus muslos, marcando perfectamente su respingón trasero y caían ajustadamente sobre su cadera.
Incluso aquella camiseta blanca se ajustaba cerca de su pecho y la ligera chaqueta de cuero negro no ayudaba mucho, solo le hacía verse más sexy con su cabello negro revuelto.
Sin contar con su belleza natural, la cual había mejorado considerablemente con un poco de peso en él gracias a las comidas constantes, era mucha tentación para aquellos imbéciles.
—No puedes ir a un bar vestido con ropa de diseñador a conseguir drogas, te esquivarán a la primera —se rió Minnie—. Pregúntale a Tae y Kookie si no me crees —sonrió divertido.
—No le veo la gracia al asunto —espetó Min.
Suspirando, Minnie se levantó y fue al lado del terco hombre molesto.
Rodeando su cuello con sus brazos, Jimin se apoyó en él y comenzó a besar su mandíbula.
—Te estás preocupando mucho —expresó—. Esta tarde me hiciste hasta visitar a un médico y hacerme toda clase de exámenes de mierda en una clínica —le recordó—. Sabes que no me gustan esos lugares.
—Pero te mantuve entretenido cómo la primera vez —le recordó colocando sus manos sobre sus glúteos—. Y te gustó.
—Bueno sí, fue divertido y caliente —aceptó—. Pero hiciste hacerme exámenes inútiles —argumentó de igual manera.
—Eran para saber de tu diabetes de forma detalla —le recordó—. Ahora tienes un nuevo menú, pastillas, la maquinita esa portátil para medir tu diabetes y dosis de insulina nueva porque no te cuidaste antes.
—La salud cuesta dinero y no lo tenía —se encogió de hombros despreocupado—. Y volviendo a lo importante, ¿qué tal si no uso esa cosa pero me quedo a tu lado? —propuso.
—¿En verdad lo harás? —cuestionó alzando una ceja, obviamente sin creerle.
—Bueno, lo intentaré —aceptó—. Pero no puedes meterme nada en mi trasero, no puedo estar distraído —advirtió.
—Oh, ¿te refieres a este trasero? —preguntó apretando los glúteos entre sus manos—. Porque esto, es mío —le recordó.
—Mmh... Un chico posesivo —ronroneo con una sonrisa—. Lamento decirte, Romeo, que yo soy igual —anunció inclinando su rostro hacia adelante, ocultándose en el cuello ajeno.
Yoongi tensó su agarre en aquellas perfectas nalgas que llenaban sus manos y respiro profundamente mientras sentía aquellos apetitosos labios lamer y succionar en su cuello, provocándole un exquisito escalofrío a su cuerpo.
—Lindo, ahora estás marcado —anunció Minnie alejándose con una arrogante sonrisa orgullosa.
—¿Llamas a eso marca? —se burló y lo tiro otra vez entre sus brazos, colocando su boca sobre el pálido cuello mordió, lamió y succionó repetidas veces con intensidad, mostrándole cómo hacerlo.
Minnie tenía sus manos apretando con fuerza cada uno de sus brazos, aferrándose a él mientras soltaba pequeños gemidos al sentir aquella boca hacer un exquisito recorrido hasta llegar bajo su oreja.
—Eres mío —gruñó Yoongi en su oído, con tono bajo y excitante mientras mordía el lóbulo de su oreja.
—Oh joderrr —exclamó apoyándose totalmente en el cuerpo del contrario—. Estoy empezando a odiar como me afectas —lloriqueó.
Ahora era Yoongi quien sonreía orgulloso, arrogante y muy satisfecho.
—Maldito —se quejó intentando restregar su cadera en la contraria.
—Lenguaje —le recordó separándose—. No me gustaría castigarte cuando esto —golpeo su trasero—, está recién recuperándose de nuestra sesión de un momento atrás.
—Te mueres por volver a nalguear mi trasero, ¿no? —le sonrió burlonamente satisfecho—. Lo sé, es perfecto —declaró dándose una nalgada a sí mismo, estremeciéndose ante el escozor y perfecto sonido.
—Mm... ¿Alguien se ha puesto arrogante? —se burló Min.
—Por favor bebé, siempre lo he sido —se carcajeo alejándose.
Observando al pelinegro moverse en la habitación con movimientos sensuales, Yoongi se encontró sonriendo divertido.
Sí, Jimin podría ser molesto, infantil, arrogante, un gánster cruzado con un twink... Pero era su problema, y el de nadie más.
—¿Qué haces? —preguntó observando como preparaba la jeringa con la nueva dosis de insulina.
—Siento que será una noche agitada y después se me olvidará —explicó levantando su camiseta para luego enterrar la aguja de la jeringa en su plano abdomen, empujando el líquido en su interior.
—¿Es el único lugar donde te puedes inyectar? —preguntó interesado.
—Uh nop, también lo hago en mis muslos o brazos —respondió encogiéndose de hombros antes de arrojar la jeringa al tarro de basura.
Al menos ya no tenía que usar la misma más de una vez solo para ahorrar dinero.
—Bien, de ahora en adelante lo haré yo —decidió Yoongi.
Jimin le observó y luego rodó sus ojos mientras suspiraba exageradamente.
—Como usted quiera, oh gran Maestro.
—Te estás ganando un castigo, mascota —advirtió Min.
—Wouff, digo, sí, señor —se burló.
Yoongi se dio media vuelta antes de que Jimin pudiera vislumbrar la casi sonrisa en su rostro, si Minnie lo veía, no iba a dejar de bromear al respecto y aunque había accedido a no jugar completamente en la vida de sumido y dominante, él seguía siendo un hombre que le gustaba tener el control en todo.
—Vamos, ya es hora —anunció saliendo de su habitación.
En seguida, Jimin estuvo a su lado, sonriéndole mientras se subía al auto con él.
Unas calles antes de llegar al sector rojo, tres hombres hablaban organizando un plan maestro que Jimin fingía escuchar atentamente moviendo su cabeza de forma afirmativa en los momentos oportunos, cuando en realidad le entraba por un oído y le salía por el otro con bastante facilidad.
Era aburrido, sinceramente, muchas palabras no interesantes, reglas que no obedecería y por supuesto el famoso plan que consistía básicamente, muy resumido, en encontrar a los hermanos Chen y atraparlos.
Buaj, aburriiiidooo.
Todo eso ya lo sabía, pero Jungkook y Taehyung estaban exagerando todo al ser unos detectives y esas cosas para nada interesantes.
—Minnie, ¿entendiste? —preguntó Kookie, logrando que toda la atención recayera sobre él.
—Claro —respondió con una sonrisa inocente.
—¿Qué debes de hacer? —cuestionó Taehyung, alzando una ceja.
Jimin pensó rápido, ¿cuál era la parte más aburrida y menos peligrosa que seguramente le habrían dado?
—Quedarme al lado de Yoongi —anunció entrelazando uno de sus brazos con los de su abogado—. Y avisar si veo a uno de los chicos.
Ambos detectives asintieron satisfechos, demasiados distraídos como para percatarse del brillo en sus ojos.
—Ni pienses que no me di cuenta de que no escuchaste nada —advirtió Min en su oído.
El pelinegro lo observó lo más inocente que pudo.
—Pero si yo escuché —aseguró—. Que saliera por el otro oído no es mi culpa —expresó inocente.
Yoongi negó con su cabeza y trasladó su brazo a la delgada cintura de Minnie en un estrecho agarre.
—Si vas con ellos, yo voy contigo —advirtió con simpleza y comenzó a caminar—. No te perderé de vista esta noche, no sucederá otra vez.
Jimin le observó y lentamente asintió entendiendo el significado de sus palabras.
"Aún se siente culpable por mi muerte, ¿no?" preguntó Hoseok estando cerca de ellos, como siempre.
"Eres su hermano Hobi, te hizo una promesa que cree que rompió" le recordó Jimin.
"Pero no fue su culpa, es mía por no escucharle, por no haber podido ser más fuerte" expresó decaído.
"Eso no lo sabes, pero esta noche averiguaremos toda la verdad" prometió.
"No hagas nada peligroso por favor, no creo que mi hermano lo resista" pidió preocupado.
"Tu hermano me conoce bastante bien, Hobi, sabe que estoy planeando algo y no piensa dejar mi lado" prometió.
"¿Nada peligroso?" preguntó inseguro.
"No mucho, mejor ve a ver dónde están esos idiotas y si se encuentran armados, eso ayudaría" pidió.
La presencia de Hobi desapareció poco antes de entrar en un concurrido sector rojo, observando el casino que era la principal atracción, Minnie contempló a Yoongi.
—¿Qué ocurrió con el imbécil de culo arrogante llamado Namjoon? —preguntó curioso.
—Todavía no hablo con él —respondió con simpleza y Jimin no presionó al respecto.
Había sido desde ese momento después de todo que Yoongi se volvió sensible al tema de su salud.
—¿Y entonces? —preguntó en general—. ¿En cuál bar nos divertiremos primero?
—¿Qué tal ese? —señaló Jungkook.
"No están en ese" advirtió Hoseok volviendo a su lado. "Están en ese llamado Apolo"
—No, no están ahí —negó el joven pelinegro—. Vamos al de la otra noche, al Apolo —anunció encabezando el camino con su abogado siguiéndole de cerca.
—Espera, ¿por qué vamos a ir al bar de aquella noche? —cuestionó Jungkook—. Es mejor si nos separamos y buscamos en otros.
—Nah, están ahí —anunció.
—¿Cómo lo sabes? —cuestionó el detective Kim.
—Hoseok me lo dijo —respondió logrando que este frunciera el ceño mientras los otros dos le seguían en silencio.
Si Taehyung comenzó a quejarse al respecto, a Minnie no le interesaba, aunque si tenía curiosidad por la rápida forma en que Jungkook había logrado callarlo.
Tal parecía que no había sido el único que había dado una oportunidad, eh.
Entrando al bar, ambas parejas se dividieron luego de comprobar que los dispositivos de comunicación que Jungkook había repartido funcionaran.
Siendo un pequeño audífono que iba en su oído, pasaba desapercibido perfectamente.
—Ven, vamos a bailar —anunció tirando de Yoongi a la pista—. Y deja esa cara larga, hasta una piedra es más expresiva que tú en este momento —se burló.
—Es mi cara habitual —respondió en su oído, colocando sus manos en la cintura de Jimin cuando este se dio vuelta y apegó su espalda y trasero a su cuerpo.
—No seas mentiroso amorcito, porque he visto este rostro consumido en la pasión del sexo —ronroneo alzando sus brazos para llevarlos hacia atrás, rodeando el cuello de su acompañante.
—Lastimosamente, solo tú lo logras —gruñó en su oído, besando su cuello mientras se restregaba imitando los movimientos sensuales de Jimin.
—Aww, que lindo, me dijiste algo cursi —sonrió inclinando su cabeza hacia atrás y abriendo su boca.
Sin esperar otra invitación, Min juntó sus bocas en un beso dominante, posesivo y excitante. Minnie gimió cuando Yoongi comenzó a succionar su lengua y aquellas manos grandes se internaron bajo su camiseta.
Sip, definitivamente el abogado sabía cómo marcar su territorio.
Separándose solo por la molesta voz de Jungkook en su oído, ambos se observaron fijamente con su respiración acelerada.
—Eso fue caliente —dijo un tonto imbécil colocándose detrás de Minnie para formar un trío.
—Piérdete —espetó Min, y el extraño desapareció inmediatamente—. Vamos por algo de beber antes de que te folle aquí mismo.
—Santa mierda del señor Jesús, no des ideas excitantes porque te sigo el juego —se quejó comenzando a caminar.
—¿Idea excitante? ¿Follarte en medio de una pista de baile? —preguntó divertido—. ¿Qué otra cosa tu mente perversa piensa que es excitante? —cuestionó entretenido.
—Uhm, bueno, la otra vez soñé que me follabas contra tu impecable escritorio usando nada más que mis bototos mientras tú estabas completamente vestido, tenía mis ojos vendados incluso y me decías cosas sucias mientras me empujabas una y otra vez —respondió pasando su lengua por sus labios.
—Bueno, eso se puede arreglar llegando a casa —anunció con una sonrisa que provocó escalofríos placenteros en Jimin.
Oh sí, eso definitivamente iba a ocurrir.
"Minnie, están aquí, salieron de una puerta extraña que parece una pared" avisó Hoseok.
—Ya están aquí —anunció logrando que Yoongi lo acorralara contra el mesón de la barra, encerrándolo con su cuerpo.
—Dos botellas de agua —pidió Min y luego apretó el aparato en su oído repitiendo lo que Jimin le había dicho.
Mientras se concentraba en besar el cuello de Yoongi, Minnie observaba sobre su hombro buscando con la mirada.
—Están dirigiéndose a la salida trasera —informó.
Yoongi inmediatamente traspasó la información a sus acompañantes.
"Ustedes síganlos y nosotros los atraparemos desde afuera" ordenó Jungkook alto y claro.
—No te separes de mí —ordenó Yoongi mientras le entregaba una botella de agua y comenzaban a caminar rodeando la pista.
Hoseok queriendo ser de ayuda, les informó de cada movimiento de aquellos dos hermanos e incluso les ayudó a evitar los guardias que parecían estar ayudando a los imbéciles a escapar.
"Allí, de esa pared salieron" indicó Hoseok cuando pasaron por al lado de ella.
"Bien, se lo diré a los chicos después" prometió esquivando un cuerpo hasta que finalmente, lograron llegar a la salida de emergencia por la cual los chicos cruzaron solo unos segundos atrás.
—Oh no, no escaparás, perra —gruñó Jimin interponiéndose entre la mujer que corría en dirección contraria de Taehyung.
El otro hermano, yacía en el suelo con Jungkook sobre él.
—Jimin —exclamó Yoongi cuando se alejó sorpresivamente y saltó sobre la chica.
Ambos rodaron por el suelo hasta chocar contra la pared. Levantándose rápidamente, Minnie se sentó a horcajadas sobre ella y tomó el péndulo que había escondido en el bolsillo de su chaqueta.
Escuchó el grito de Yoongi, pero lo ignoró sabiendo que era algo que tenía que hacer.
Empujándolo en el pecho de la gritona mujer, Minnie cerró sus ojos y se concentró.
Entonces... Lo vio.
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