☪ ✙CAPÍTULO 34✙ ☪
Jimin despertó sintiéndose una mierda, totalmente una jodida e insignificante popo de perro.
Una peor que aplastada por la rueda de una bicicleta, así de mal.
Su dolor de cabeza era horrible, le molestaba tanto como una justa resaca luego de haber pasado una fabulosa noche llena de alcohol y sexo, pero lamentablemente esa no era la razón por la cual le dolía, no.
Aquella cosa extraña que había hecho Hoseok otra vez al poseer su cuerpo le había dejado terriblemente débil, sin contar que ya había estado sufriendo las consecuencias de no haberse inyectado la maldita insulina.
Insulina.
Yoongi.
Mierda.
Quejándose, Jimin giró sobre su costado volviéndose una pequeña bolita y apretó con fuerza sus ojos, tratando de ignorar firmemente los susurros del más allá que lo acosaban en busca de su atención.
Pero también, en ese momento prefería concentrarse más en aquellos gritos de auxilio al horrible y desagradable dolor que había su pecho, como si lo aplastara una gran roca o lo apuñalaran con una daga lentamente, cosa que sintiera el corte, como se deslizaba el filo hundiéndose y cortando el órgano.
¿Qué clase de dolor endemoniado era ese que envolvía su alma? Casi parecía ser peor a los constantes gritos en pena de las almas.
¿Y qué decía eso?
—¿Ya estás despierto? —preguntó alguien a su alrededor.
Minnie se volvió a quejar.
—Mátenme —rogó tomando las mantas y subiéndolas hasta su cabeza.
—No necesitas a nadie para eso, tú mismo estuviste a punto de hacerlo —regañó Jungkook con el ceño fruncido, quitándole las mantas de la cabeza—. ¿Por qué no te inyectaste tu insulina? ¿Qué no sabes que puedes llegar a morir por ello? —cuestionó con notorio reproche.
—No Kookie, no quiero regaños cuando mi cabeza me está matando —rogó colocando esta vez una almohada sobre ella.
—Pues me escucharás quieras o no —advirtió quitándole la almohada, ignorando el berrinche de Jimin en la cama—. Tienes suerte de haber llegado hasta mi departamento, Minnie, te desmayaste fuera de mi puerta y el encargado me llamó.
—Si, bueno, al menos llegue ¿no? —bufó sentándose en la cama.
Por un momento, el repentino mareo que sintió tras el cambio de posición quedó eclipsado con el dolor en sus nalgas, el cual lamentablemente le hizo recordar al desgraciado de Min Yoongi, lo que solo empeoró su humor.
—Aquí, ten —indicó Jungkook, entregándole un vaso de zumo y luego una pastilla.
Murmurando un gracias, se tomó la pastilla y se bebió todo el zumo de una sola vez.
—Cuando llegué, lo primero que me imaginé fue que consumiste alcohol hasta ahogarte, pero olías limpio, y luego comencé a reconocer tus síntomas —exclamó.
—¿Vas a seguir? —se quejó dejando el vaso sobre la pequeña mesita al lado de la cama antes de agarrar su cabeza entre sus manos, jalando ligeramente de su largo cabello.
—Semi inconsciente comenzaste a murmurar cosas, hasta que finalmente entendí lo que necesitabas. ¿Por qué no me dijiste que eras diabético? —cuestionó—. Dios Jimin, viviste conmigo luego de la muerte de Jennie y nunca me lo dijiste —frunció el ceño.
—Porque no me lo preguntaste —resopló—. ¿Y dónde me conseguiste insulina? —preguntó curioso.
—Te lleve al hospital, un médico te revisó y te iba a dejar internado, pero despertaste y comenzaste a gritar mientras te agarrabas la cabeza —recordó—. Al final te agarré y te traje de nuevo a mi departamento—explicó—. ¿Por qué comenzaste a gritar?
—No lo recuerdo —suspiro observándole—. Pero si me llevaste al hospital, seguramente fue por todas las almas que rondan por ahí, ya es una molestia cuando estoy bien, enfermo y débil es un infierno.
—¿En verdad crees que me creeré ese cuento de que puedes ver a fantasmas? —cuestionó cruzando los brazos sobre su pecho.
—Almas —corrigió—. Y no puedo verlas exactamente, solo escucharlas y hablar con ellas —explicó—. Por eso el estúpido de Yoongi me mantenía a su lado, para mantenerme en contacto con Hobi.
Y hablando de su espiritual amigo... ¿Dónde estaba?
—Hablando de ese idiota, ¿por qué te dejó solo en esa condición? —gruñó Jungkook.
—Porque el idiota creyó que me drogaba —bufó—. Ya no importa, que se pudra y pide pipí de gato —expresó desinteresado—. ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo? —preguntó cambiando de tema.
—Te encontré ayer cerca de las dos —respondió.
—¿Y qué hora es? —preguntó—. Ya me está dando hambre —hizo un puchero.
—Pasaste un día entero fuera de combate, ya son las seis de la tarde, por supuesto que vas a tener hambre —suspiró—. Ven, vamos a la cocina, pedí algo de comida de camino aquí.
—Por favor, dime que tienes algo dulce ahí, se me antojo un pastel de chocolate o un helado —murmuró levantándose, siguiéndolo.
—Solo hay comida saludable —respondió—. El médico me advirtió que no te has estado cuidado como deberías con tu diabetes —regañó—. Por Dios, tienes incluso tatuajes en tu cuerpo. El doctor me quería asesinar.
—Si bueno, es algo difícil alimentarse bien cuando vives al día a día —bostezó—. Con los tatuajes no hay problema, investigamos con el tipo que me los hizo, no soy taaan idiota —frunció sus labios—. Aunque ahora perdí mi bolsito con mis jeringas e insulina, tengo que ver como consigo más —suspiro sentándose en el banquillo de la isla.
Hizo una mueca de dolor cuando su trasero entró en contacto con la firme superficie.
Estúpido Yoongi.
—Vamos a comer a tu sala —pidió levantándose y dirigiéndose al sofá, dejándose caer en este soltó un suspiro de alivio ante la suave superficie.
—Así que eso era lo que en verdad guardabas en ese pequeño bolso que nunca soltabas —comprendió siguiéndolo con la comida.
—Si, ahora tendré que conseguir más de todo. Ni siquiera tuve la fuerza para sacar mis cosas por lo que tendrás que ir por ellas en algún momento, Kookie —resopló comenzando a comer.
—Minnie... ¿Ese idiota abusó de ti en su casa? —preguntó suavemente el detective, sin iniciar su comida.
Jimin frunció el ceño y contempló la piel expuesta de sus piernas debido a los pantalones cortos que tenía puesto en ese momento.
Seguramente Jungkook le había cambiado su ropa por una más cómoda y contempló las marcas que dejó Min en su cuerpo.
Marcas que ya estaban suaves.
Marcas que resultaron ser una mentira.
—Nada que no fuera consensuado —respondió con desinterés—. Así que no pienses mucho en ello ni intentes hacerte el super héroe.
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó el detective, dejando de comer mientras le observaba con el ceño fruncido.
—Ahora no Kookie, comamos primero y luego te explico sobre tu complejo de héroe —pidió.
—Yo no tengo complejo de héroe —gruñó recordando su conversación con Taehyung y su estúpida excusa de ser siempre un héroe para dejarlo.
—¿Toqué un un botón sensible? —preguntó Minnie antes de llenarse la boca con comida.
Jungkook observó al lindo pelinegro con aspecto enfermo y luego contempló su comida.
—Hace un tiempo estuve saliendo con Taehyung, fue antes de conocerte —comenzó—. Cuando todavía éramos policías, algo salió mal y Tae resultó herido en su pierna. Fue internado en el hospital, estuve a su lado durante la operación, me mantuve con él cada maldito día de recuperación durante todo un mes, y al final, terminó conmigo sin decirme nada y se fue —contó.
—Si sabes que tiene un hijo, ¿no? —preguntó Jimin sin dejar su comida.
—¿Lo conoces?
—Solo lo vi un breve momento por accidente, era igual a él —respondió—. ¿Así que te dejó por una mujer?
—No, me dejó porque su hermana y el marido de esta murieron en un accidente dejando atrás a un niño de un año sin más parientes que él —explicó tensando su mandíbula—. Me dijo, que no quería arrastrarme con él cuando su vida había dado un giro tan grande. Le dije que yo habría estado dispuesto a hacerlo por él y entonces sacó esa cosa de complejo de héroe —refunfuño.
—Bueno, tiene razón —coincidió el pelinegro terminando su comida.
—¿Qué quieres decir? —gruño observándolo.
—Arriesgas mucho por personas que conoces e incluso por las que no conoces —indicó—. Un rasgo bueno para un policía o un detective, pero... —negó—. Me tomaste a mí, un chico que apenas y si conocías y me trajiste a tu hogar, te quedaste conmigo y me ayudaste con el proceso para dejar las drogas, ¿cómo crees que me sentí estando aquí contigo?
—¿Bien? —respondió de pronto inseguro.
—En algún momento, pero siempre estuve pensando en que te mantenías a mi lado solo por compasión, porque me tenías pena —explicó—. No era bueno en ese entonces, no lo soy en este momento, y tú comenzaste a mostrar interés en mí. Te quiero Kookie, pero nunca te vi más que un molesto hermano —expresó horrorosamente honesto.
Vaya... Que desagradable y liviano se sentía.
—Lo sé —suspiró Jeon, recargándose en respaldar del sofá—. Siempre lo supe.
—Ahora, si Taehyung estaba tan enamorado de ti como tú lo estabas de él, ¿en verdad creerías que querría que abandonaras todo por lo que habías trabajado por él? ¿Solo porque su vida estaba cayendo en picada? —cuestionó—. Tú en su lugar, habrías hecho lo mismo, ¿no?
Jungkook se quedó en silencio.
—Taehyung podría haberte conocido muy bien, pero la mente es el peor enemigo de uno —arrugó su nariz—. Las dudas comenzaron a atormentarlo y seguramente pensó que después te podrías arrepentir o luego tal vez se comenzó a preguntar si lo hacías realmente porque lo querías o por ese maldito buen lado tuyo que insiste en ayudar a todos sin importar lo que te pasa a ti mismo —expresó.
—¿Por qué pensaría algo así? —preguntó frustrado.
—Porque así eres tú. Porque así es la mente humana. Porque así de idiotas somos. ¿Qué más da? —suspiro Minnie—. Si estuvieras saliendo con alguien tan bueno que arriesga todo y no le importa lastimarse por los demás, ¿no te preguntarías a ti mismo si está contigo porque en verdad te ama o por esa maldita necesidad de ayudar a todos? —cuestionó.
—No lo sé, tal vez... No quiero pensar en ello —suspiro con pesadez.
—Si... La palabra con A es una perra, ¿no? —resopló recargándose también en el respaldar del sofá, observando el techo de la habitación.
—¿La palabra con A? —preguntó juntando sus cejas—. ¿Es que acaso tú y Yoongi...? ¿En serio? —exclamó sorprendido.
—Ni lo menciones, ya me rompieron mi corazoncito, pero estoy en la fase de negación —chasqueó su lengua—. Pero no hablemos de mí, tu vida suena más interesante en este momento. ¿Qué vas a hacer con Taehyung entonces?
—No lo sé —respondió permitiéndole el cambio de tema.
—¿Sabes? A pesar de todo él me cae bien, pero no se lo digas —sonrió ladino—. Me gusta burlarme de él, es entretenido.
—Tú solo quieres deshacerte de mí —bufó.
—También —sonrió—. Tal vez las cartas te pueden dar algunas respuestas —anunció Jimin levantándose—. ¿Todavía están por aquí el antiguo par que tenía antes? —preguntó y Jungkook asintió en silencio—. Perfecto, espérame aquí, iré por mis cartas y te las leeré en agradecimiento.
—Están dentro del clóset, en los cajones de abajo —indicó mientras seguía contemplando el techo.
Cuando Minnie volvió a su lado, tenía entre sus manos una desgastada bolsa de trapo de color rojo. Sentándose en el otro extremo del sofá, dejó un espacio entre ellos que ocupó al estirar una manta roja sobre el cojín.
—No preguntaré sobre tus dudas porque ya sé lo que quieres saber —anunció mientras revolvía las viejas cartas usadas antes de dejarlas sobre la manta—. Divide el mazo en dos y escoge tres cartas.
Observándolo curioso, Jungkook se acomodó e hizo lo que le ordenó bajo unos atentos ojos azul-violeta.
—Los amantes habla de parejas, relación, unión —anunció.
—Ya empezamos mal —suspiro el detective Jeon.
—Esto puede indicar que se avecinan decisiones difíciles e importantes que tomar, incluso dolorosas. Estás en una encrucijada y tienes dos caminos con diferentes futuros presentándose ante ti y solo uno de ellos será el correcto, el que te haga feliz —expresó—. El peso emocional de una revelación reciente se levantará pronto y llegaras a una resolución.
En silencio, Jungkook dio vuelta la siguiente carta.
—El Sota de Espadas podría referirse al cambio por tu parte —anunció—. Ay mira que verdad. Dice que puedes tender ir hacia lo terco y obstinado, pero eres inteligente y tienes una predilección de identificar el núcleo de los problemas y evaluar con precisión tu propia postura sobre ellos —sonrió Minnie—. Solo dilo, soy genial con las cartas, ¿no?
—¿Qué más ves? —preguntó cuando Jimin se quedó callado observando la carta.
—Te prepararás para tomar muchas decisiones importantes y confiar en la razón y tu juicio para superar estas dificultades —anunció acariciando la carta—. Los eventos de tu pasado están guiándote a moverte. El momento de forjar tu propio camino está a tu alcance gracias a noticias inesperadas, y tu palabra clave para todo ello es adaptación —expresó—. Totalmente cierto, ¿no?
—La última —anuncio dándole vuelta, observando al pelinegro de forma tranquila.
—El Rey de Copas hace referencia a alguna otra persona que te ayudará a alcanzar tus metas, no dudes, que sus intenciones son puras —sonrió ladino—. Una preocupación del pasado volverá a ti y si necesitas ayuda, puede que sea una buena idea buscarla. Toma su consejo con el fin de lograr un estado de paz.
—Es terrible —anunció sorpresivamente.
—¿Qué cosa? —preguntó Minnie volviendo a tomar sus cartas.
—Cada vez que haces eso con las cartas, se siente como si vieras a través del alma —expresó de forma pensativa—. Dame un consejo sobre Taehyung, ¿qué debo hacer?
—Creo que se lo estás pidiendo a la persona incorrecta, etapa de negación ¿recuerdas? —dijo acomodándose para observar el techo al igual que el detective.
—Pero eres mi amigo y el único que sabe todo en este momento —suspiro.
—Seré horrible, terrible, escalofriantemente honesto y te diré que te preguntes, ¿qué es lo que sientes? ¿Qué es lo que quieres? ¿Aún lo amas? ¿Los quieres en tu vida? Contestando esas preguntas, creo que podrás tomar una decisión, pero las personas cambian y no te esperarán el resto de tu vida —expresó y arrugó su nariz—. Agh, mi momento de sabiduría ha acabado empeorando mi dolor de cabeza ¿y luego se preguntan que por qué no pienso? —refunfuño—. Me iré a dormir.
—Minnie —llamó observándolo cuando se levantó.
—¿Qué?
—No me cae bien Yoongi, me desagrada, pero hazte esas mismas preguntas mientras estás con tu almohada —aconsejó.
El joven pelinegro le observó con seriedad y luego asintió lentamente, retirándose a la habitación.
Un día de mierda total.
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